Del ensimismamiento solipsista al asombro primigenio ante el mundo que nos rodea, de éste a la curiosidad práctica y, finalmente, a las primeras formas de pensamiento racional y de rebeldía: recurriendo a las fases del desarrollo infantil, F. M. Cornford propone una iluminadora metáfora que describe las etapas de la aparición de la filosofía. Pero la madurez del pensamiento, la edad adulta, se alcanzaría, desde la perspectiva de Cornford, cuando los griegos no sólo se preguntan por el «cómo» sino que indagan en el «porqué», cuando pasan del descubrimiento y el estudio de la naturaleza al cuestionamiento de la vida humana en sociedad, del bien y el mal, de virtudes, medios y fines. Ese paso, de proporciones y consecuencias colosales, lo daría Sócrates en la Atenas del siglo V a. C. y de ahí que su sombra se proyecte inmensa, delimitando un «antes» y un «después», en la historia de la filosofía: a un lado los «presocráticos», al otro, los discípulos de Sócrates: Platón, Aristóteles… y cuantos seguimos bebiendo en su legado. Así, con precisión y claridad, perfilando los rasgos de cada autor con envidiable concisión, F. M. Cornford revisa en este breve clásico de la divulgación filosófica la evolución del pensamiento griego, desde los albores de la razón —la ciencia jonia— hasta los sistemas filosóficos de aliento totalizador de Platón y Aristóteles. Cornford pergeña una genealogía viva que se ramifica a partir de un tronco común, tomando a Sócrates como punto de inflexión y referente último que alumbra la tradición en la que todavía hoy pensamos.
Irónico, mordaz y sin tapujos. Con este estilo directo, AntiMoa combate la manipulación de la historia de España que venimos padeciendo desde determinados sectores ajenos a la historia misma, y que hundiendo sur raíces en el franquismo llega hasta la actualidad gracias a las obras de Pío Moa y otros, publicitados por los artículos y opiniones de toda una cohorte de autores y periodistas. AntiMoa desvela el porqué de la manipulación y al servicio de quién está; y a las fidelidades históricas contrapone los actuales conocimientos sobre la II República y la Guerra Civil española, datos resultantes de la investigación de los historiadores españoles y extranjeros más relevantes.
Pocos medicamentos existen que superen en influencia social a la píldora que, desde mediados del siglo veinte, ha ayudado a redefinir el significado de la anticoncepción y de la sexualidad. Este libro estudia cómo se introdujo, se usó y se explicó, entre 1960 y 1980, en dos países sometidos a sendas dictaduras, pero ambos con una fuerte influencia católica. Para ello examina, desde la historia social y cultural y la historia de género, los discursos, los debates y las prácticas generados de forma simultánea en el mercado farmacéutico, la profesión médica, los medios de comunicación y entre las mujeres usuarias, y lo hace de manera comparada entre ambos mundos. Se adentra así en una fascinante indagación sobre la memoria y sobre las ideologías y jerarquías construidas sobre la desigualdad social de las mujeres, a la vez que reivindica la agencia de estas sobre su cuerpo.
En esta primera parte de su historia completa del pueblo judío (la segunda es Guerras de los judíos) Josefo hace una recopilación histórica completa del devenir del pueblo hebreo desde la creación del mundo hasta la época de Nerón. Divide su narración en veinte libros, cada uno de ellos estructurado en capítulos temáticos que cubren bien un período determinado o un hecho concreto: Los diez primeros libros siguen el relato histórico del Antiguo Testamento. Van desde la creación del mundo, pasando por las épocas de los patriarcas, jueces, y reyes de Israel, hasta la caída y destrucción de Jerusalén, la cautividad de los judíos en Babilonia, y la caída de Babilonia en manos de Medos y Persas. Aunque en este caso los acontecimientos que narra Josefo son bien conocidos a través del relato bíblico, lo importante son los hechos y detalles que Josefo añade sacados de la tradición judía, y que no figuran en el texto de la Biblia. Cubre los años del 0 al 539 a. C. aprox. El libro once abarca el período arranca en el primer año de Ciro y abarca desde reconstrucción del Templo en Jerusalén hasta a la época de Alejandro Magno. A partir de aquí el relato de Josefo se vuelve mucho más interesante y valioso desde el punto de vista histórico, en tanto que narra hechos y detalles de un período de la historia judía no registrados en el texto bíblico. Años 540 a 329 a. C. aprox. Los libros del doce al diecisiete van desde la muerte de Alejandro Magno, pasando por el período de los Macabeos y la conquista y dominación romana, hasta Censo de Quirino. Años 340 a. C al 6 d. C. aprox. Y finalmente, los libros del dieciocho al veinte, cubren la época de los emperadores romanos Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, de los tetrarcas Herodes y Filipo, del gobernador romano Poncio Pilatos, de Agripa y Festo. Son los más interesantes desde el punto de vista cristiano, puesto que son los que contienen propiamente el testimonio histórico de Josefo referente a Juan el Bautista, a Jesús, a los apóstoles y los orígenes del cristianismo. Veamos algunos ejemplos: En el Libro XVIII, Capítulo 3.3, dice acerca de Jesús: Por aquel tiempo existió un hombre sabio, llamado Jesús, si es lícito llamarlo hombre, porque realizó grandes milagros y fue maestro de aquellos hombres que aceptan con placer la verdad. Atrajo a muchos judíos y muchos gentiles. Era el Cristo. Delatado por los principales de los judíos, Pilatos lo condenó a la crucifixión. Aquellos que antes lo habían amado no dejaron de hacerlo, porque se les apareció al tercer día resucitado; los profetas habían anunciado éste y mil otros hechos maravillosos acerca de él. Desde entonces hasta la actualidad existe la agrupación de los cristianos. En el Capítulo 5.2 de ese mismo libro cuenta la historia y ejecución de Juan el Bautista: Algunos judíos creyeron que el ejército de Herodes había perecido por la ira de Dios, sufriendo el condigno castigo por haber muerto a Juan, llamado el Bautista. Herodes lo hizo matar, a pesar de ser un hombre justo que predicaba la práctica de la virtud, incitando a vivir con justicia mutua y con piedad hacia Dios, para así poder recibir el bautismo& fue encarcelado y enviado a la fortaleza de Maquero, de la que hemos hablado antes, y allí fue muerto. Y en el Libro XX Capítulo 9.1, se menciona de nuevo a Jesús al relatar la muerte de Jacobo su hermano: Siendo Anán de este carácter, aprovechándose de la oportunidad, pues Festo había fallecido y Albino todavía estaba en camino, reunió el sanedrín. Llamó a juicio al hermano de Jesús que se llamó Cristo, su nombre era Jacobo, y con él hizo comparecer a varios otros. Los acusó de ser infractores a la ley y los condenó a ser apedreados Aunque el llamado Testimonio Flaviano ha sido muy debatido y cuestionado por los críticos del cristianismo, alegando razones filológicas para afirmar que no era texto original de Josefo sino que fue introducido posteriormente, lo cierto es que figura en todos los códices o manuscritos que se conocen del texto de Josefo. Y las más recientes investigaciones filológicas al respecto hacen que cada vez sean más los eruditos que se suman a considerarlo como auténtico. La antigua edición publicada en traducción del sacerdote valenciano Juan Martín Cordero (1531-1584), aunque era, sin duda, una obra magistral de traducción, debido a la antigüedad de su vocabulario y formas gramaticales, dificultaba mucho su lectura y comprensión a los lectores del Siglo XXI. El valor especial y particular de la presente edición de Antigüedades de los Judíos, aparte de ofrecer una versión íntegra del texto en un español actualizado, consiste en las extensas introducciones del Dr. Alfonso Ropero, destinadas a informar al lector sobre el valor y debate histórico de la obra y a explicarle de que manera estudiarla y sacar un mejor partido de la misma; en los centenares de notas explicativas y aclaratorias a pie de página; y de manera especial en el extenso índice analítico de personajes, hechos y temas, incluido al final, que hacen de la misma una obra de referencia del más alto nivel.
De Malraux recoge Bryce Echenique el término «antimemorias» para calificar lo que no solo es un «Permiso para vivir», sino también un permiso para contar múltiples peripecias vitales por orden de azar y a su manera y cómo la educación ha sido siempre muy poca cosa para alguien que se empeña en aprender únicamente a costa suya. ¿Cómo transcurrirá la vida de un hombre que, desde niño, prefirió siempre jugar la primera mitad de un partido de fútbol en un equipo y la segunda en el otro? El resultado es un escritor que se apresura a reírse de todo ante el temor de que todo le haga llorar y que entre dos angustias opta siempre por el humor en su afán de relativizar el dramatismo de la finitud humana y de trascenderlo por vía de la paradoja. Como Martín Romaña, personaje de una de sus más conocidas novelas, estas «antimemorias» nos dicen constantemente hasta qué punto su autor es un solitario que ha vivido en excelente compañía y que el infierno son los demás, pero también el paraíso. Cualquier sistema es, para Bryce Echenique, una camisa de fuerza cuando se insiste en él de una manera total y carente de humor. La vida es contradictoria, multilateral, diversa, divertida, trágica y con momentos de belleza terrible para quien, empachado de ironía, va de un lugar a otro y de afecto en afecto como un náufrago de boya en boya. «Permiso para vivir» es obra de un entreverador de lo lúdico y lo profundo. Una y otra vez lo cómico anula de un modo inocuo la grandeza y la dignidad, colocándonos sobre el terreno seguro de la realidad. Pero su autor recurre también a lo grotesco cuando destruye los órdenes existentes, haciéndonos perder pie, y sabe muy bien que el precio de la lucidez es el desasosiego, y el pago de la honradez un permanente desajuste agravado por el desarraigo de sentir como latinoamericano y tener gustos europeos. Pero aun esto lo desmitifica un autor para el cual lo fácil es contar una tormenta en alta mar y el verdadero desafío consiste en saber contarnos una tempestad en una copa de vino. Tal cosa solo es posible cuando se ejerce un individualismo feroz y se trata a todas las tribus con igual ironía. Cuando el desclasamiento de una vida que transcurre en mundos a menudo opuestos obliga a observar e imaginar. «Permiso para vivir» es un libro que está contra la confidencia y a favor de la confesión. Solo esta le permite demoler pirámides hasta reducirlas a los miserables escombros que constituyen una vida humana. Su autor afirma que nosotros somos las Justines de Lawrence Durrell y de este mundo cuando nos parecemos «a esos seres consagrados a dar toda una serie de caricaturas y máscaras salvajes de sí mismos. Esto es muy común entre la gente solitaria, entre esa gente que siente que su verdadera persona jamás hallará correspondencia alguna en otra persona». Y así, sin querer queriendo, como cuenta Bryce Echenique que empezó este libro tan despiadado como lleno de humor y ternura, logra darnos toda una imagen de su vida sentimental e intelectual en la que sin solución de continuidad se suceden países, personajes y acontecimientos en un desorden temporal tan rico y variado como los vaivenes de una memoria desacralizadora.
Si para algunos es apenas un depósito de sombras —el desván donde van a parar los desechos de lo vivido—, para Alfredo Bryce Echenique la memoria es un riquísimo manantial en el que habitan hechos y personajes que la magia de su pluma trae de regreso a la vida. «Permiso para sentir», segunda parte de sus Antimemorias —la primera se titula «Permiso para vivir»—, es, como la primera, una conmovedora evocación de episodios escogidos de la trayectoria vital y artística de nuestro gran escritor. Estos recuerdos, recientes o lejanos, hermosos o ingratos, plenos siempre de esa mezcla de sabiduría e ironía bryceanas, no se detienen en la anécdota, sino que ahondan en el lado humano de sus protagonistas y se proyectan, además, como un haz de luz sobre nuestra época. Esto último es particularmente notable en aquellas páginas sobre el Perú contemporáneo, en las que emprende un tierno y a la vez incisivo, e incluso, por momentos, feroz, pero siempre lúcido y honesto, ajuste de cuentas con su propio país. Si hay algún escritor que desde sus obras, como desde una ventana, se ponga a conversar con el lector, ese es, sin duda alguna, Alfredo Bryce Echenique. Su humor, su bondad esencial, su peculiar pesimismo —que bien puede ser una forma de optimismo— crean una atmósfera íntima que su magnífica prosa no hace sino acentuar. Conjunción de literatura y vida, «Permiso para sentir» es un libro que tiene como destino inmediato el corazón de sus lectores, de los muchísimos lectores que tiene este extraordinario escritor.
Tercera y última entrega de las antimemorias de Bryce Echenique, y el libro con el que ha decidido cerrar su carrera literaria. Después de pedir permiso para vivir y para sentir, ahora Alfredo Bryce Echenique pide permiso para retirarse. Esta es la tercera y última entrega de «Antimemorias», un libro «hecho de retazos y momentos de una vida dedicada a la literatura, la amistad y el amor», que supone su despedida como escritor tras más de cinco décadas construyendo una obra literaria admirada e imperecedera. Dividido en cinco partes, de sus páginas emergen las emotivas y tragicómicas evocaciones de sus andanzas: la infancia en Perú, el entorno escolar y familiar, el padre aventurero y la madre sensible y lectora; el traslado a París en la década de los sesenta con el propósito de ser escritor, el descubrimiento de la libertad y el paso por otras ciudades europeas como Barcelona; los grandes amigos, como Julio Ramón Ribeyro; los encuentros con figuras como García Márquez; los lances amorosos; las copas; los achaques y arrebatos melancólicos; las lecturas… Y Stendhal, siempre Stendhal como proa. Con su habitual capacidad para contar historias, el autor repasa por última vez su pasado. Una coda imprescindible para quienes disfrutaron de las anteriores entregas de las «Antimemorias», y para quienes gozaron igualmente con sus novelas y cuentos. Ya octogenario, Bryce sigue en plena forma, amando, bebiendo y escribiendo con el inimitable tono cercano, nostálgico y tremendamente irónico con el que nos ha ido hablando de las cosas de la vida.
Las muchas vidas de un testigo privilegiado de la historia del siglo XX. Fue corresponsal de Radio España Independiente (la Pirenaica) desde España y durante la invasión de Praga, de 1962 a 1973; articulista en Mundo Obrero, Realidad, Información Española, Hora de Madrid ; testigo directo del 25 de abril en Portugal, donde envió crónicas desde la cárcel de Caxias y forjó una amistad hasta la muerte con Saramago; fue consejero cultural de la Embajada cubana en España de 1963 a 1967 y, tras el triunfo de la revolución castrista, viajó a menudo al país, que conoce bien y cuyo régimen siempre ha apoyado, aunque con matices. Pasó un mes en Corea del Norte, como miembro del partido comunista español, fundó el periódico Liberación, de corta vida, y trabajó en una historia sobre ETA que nunca pudo publicarse. Miguel Delibes, Alfonso Sastre, Juan Goytisolo, José Luis Sampedro, José Saramago, Caballero Bonald, Jorge Semprún, Rafael Sánchez Ferlosio, José Hierro, Luis María Anson, Alfonso Guerra, Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, Rafael Alberti, Manuel Vázquez Montalbán, Mario Vargas Llosa…Todos ellos asoman en estas páginas, que son también testimonio emocionado de una época que parece quedar muy atrás pero sin la cual sería imposible entender el presente.
Los antioxidantes son nuestra principal defensa contra las enfermedades y en Antioxidantes naturales se ven completamente cuáles de ellos están en los alimentos que solemos comer diariamente y cuáles de ellos deberían ingerirse, además de en nuestra dieta, en una serie de suplementos para mejorar nuestra salud y, sobre todo, mantenernos a partir de la mediana edad en unos niveles bajos de riesgo de padecer enfermedades como el Alzheimer el cáncer de ovario, el de próstata o el de estómago, que aparecen frecuentemente con el paso de los años sin tener que recurrir a los tratamientos químicos que son, en algunos casos, ineficaces. Los autores Jack Challem y Melissa Block nos ofrecen un completo catálogo de los numerosos antioxidantes que hay presentes en los alimentos y nos explican contra qué enfermedades son más efectivos. Conoceremos que el licopeno, presente en el tomate, y que la genisteína, presente en la soja, pueden ayudarnos a combatir ciertos tipos de cáncer, o que las células cancerígenas de una clase de cáncer de ovario resisten menos un componente de los arándanos que la quimioterapia. También nos enseñarán que se puede tener una salud envidiable de forma natural, sencilla y barata con aliados como la coenzima Q10 y la vitamina. No es necesario recurrir a complejos y caros tratamientos con fármacos, una buena salud se puede lograr comiendo de un modo equilibrado y teniendo en cuenta los alimentos que más nos van a proteger del paso de los años y de las enfermedades asociadas a este.
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Cuando uno ha nacido y crecido rodeado de corridas, capeas y encierros de toros por todas partes puede creer que esta costumbre bárbara es algo natural, pero llega un momento en que se experimenta una revelación. Manuel Vicent también fue en su niñez y juventud uno de tantos españoles que gozó de la fiesta nacional hasta que un día descubrió su miseria. «Cuando uno vuelve al lugar de aquellos juegos taurinos que le hicieron tan feliz y contempla a otros niños embruteciéndose con el mismo juego, de pronto, a uno se le abren los ojos y se le presenta con toda nitidez la crueldad humana —dice Manuel Vicent en el prólogo a este alegato antitaurino—. La mirada se transforma y el estómago sufre un vuelco y entonces se inicia una lenta conversión». Nadie tiene derecho a gozar haciendo sufrir a los animales. Nadie tiene derecho a convertir en espectáculo festivo y moral la muerte de un toro. En este principio se basa esta Antitauromaquia, que no es un arte de torear al revés, sino una apuesta por no tarear a nada ni a nadie y salvarse de la crueldad. Ilustraciones de OPS.
De Zhöu Göngdàn a Galileo, de Burke a Evo Morales, de Lord Byron a Angela Merkel... 130 oradores toman la palabra. Las voces aquí reunidas de políticos profesionales y dirigentes, también ciudadanos, científicos y escritores dan buena cuenta de la variedad retórica y argumental de los discursos políticos y de su influencia cambiante sobre la vida pública. Si en los siglos XIX y XX vive su apogeo gracias a la extensión de la imprenta y la prensa y la aparición de un amplio público lector, en nuestras audiovisuales culturas masivas y mediáticas, la figura del elocuente orador ha sido desplazada por la del eficaz comunicador; el discurso político y la verbalización de argumentos más o menos complejos ha dado paso a nuevas y simplificadas formas de comunicación, basadas en la preeminencia publicitaria de la imagen y del carácter telegráfico e inmediato del mensaje político: así el tuit, el canutazo televisivo o la consigna mediática. Sin ceñirse exclusivamente a nuestra contemporaneidad y a nuestro mundo occidental, su editor, Antonio Rivera, ha compilado una completa y representativa selección de discursos –muchos vertidos por vez primera al castellano–, procedentes de todas las épocas y latitudes, con la voluntad de conformar e ilustrar, al hilo de los grandes temas y acontecimientos, no solo una historia del discurso político, sino “una historia del mundo”. Discursos improvisados o pensados, leídos brillantemente o a duras penas, escritos por sus oradores o por talentosos “negros” y pronunciados ante una multitud organizada o espontánea, ante políticos en un debate parlamentario, ante un juez, ante periodistas frente a una cámara de televisión o un micrófono de radio, en un acto fúnebre o conmemorativo, etc., muestran la heterogeneidad de voces y escenarios que componen esta antología, en la que los interesados en la filosofía, la política, la historia o la evolución del pensamiento encontrarán una fuente inmejorable.
Antonio Caso (1883-1946), al finalizar sus estudios en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, se consagró a la filosofía. Fue profesor en la Escuela Nacional Preparatoria y catedrático fundador de los cursos de filosofía en la Escuela de Altos Estudios de la Universidad Nacional de México, labor que desempeñó durante treinta y cinco años. Formó parte del grupo creador del Ateneo de la Juventud que renovó el ambiente intelectual de México en las postrimerías del porfirismo, proclamándose en contra del positivismo y adhiriéndose a las doctrinas anti-intelectualistas. Posteriormente, Antonio Caso continuó animando la actividad filosófica hasta lograr conseguirle una posición prominente dentro de la cultura mexicana. El presente volumen de la Biblioteca del Estudiante Universitario, con prólogo de Samuel Ramos, es una antología del pensamiento filosófico de Antonio Caso y, como tal, trata de ofrecer un panorama general de su obra. Para ello, Rosa Krauze de Kolteniuk seleccionó aquellos fragmentos que se encuentran íntimamente relacionados con los diversos temas que Caso trató, como por ejemplo aquellos que competen a la filosofía y sus problemas, la estética, la filosofía de la historia y de la educación y sus tratados sociológicos.
Las lecciones de Kant tienen muchas veces la virtud de iluminar aspectos oscuros, controvertidos, del «corpus» critico que finalmente entregó a la imprenta, en la justa medida en que constituyen buena parte de su paciente, laboriosa y —también— vacilante génesis. Es el caso de las que impartió en el semestre de invierno del curso 72-73, conocidas como «Antropología Collins» por el nombre de su transcriptor más temprano, y que propician una cierta lectura de la compleja doctrina kantiana de las facultades, para la que es de la mayor importancia la distinción entre el análisis crítico-trascendental de sus límites y alcance, por un lado, y el estudio pragmático-antropológico, por otro, del uso que el hombre puede de hacer de ellas en el mundo, con el que tal vez desarrolle lo que en principio son —tanto y a la vez tan poco— meras potencialidades. «La ciencia del hombre (“anthropologia”) guarda semejanza con la fisiología del sentido externo en la medida en que en ambas los fundamentos del conocimiento proceden de la observación y la experiencia. Nada parece más interesante para el hombre que esta ciencia, y no obstante ninguna otra se encuentra más desatendida. La culpa recae probablemente en la dificultad de tal clase de observaciones, como también en la curiosa ilusión que nos lleva a creer que conocemos aquello con lo que estamos habituados a tratar. [...] Otra causa bien puede ser la siguiente: que presumimos que no vamos a encontrar nada demasiado halagüeño una vez que hayamos emprendido el difícil descenso a los infiernos que es el conocimiento de sí mismo. (“Antropología Collins, § 1. Prolegómenos”)»
Las representaciones sociales asignan al cuerpo una posición determinada en el seno del simbolismo general de una sociedad. Ahora bien, ¿qué es lo que hace del cuerpo un tema privilegiado de prácticas, discursos e imaginarios en las sociedades modernas? David Le Breton, tomando el cuerpo como hilo conductor, nos proporciona una perspectiva antropológica de la modernidad. Antropología del cuerpo, antropología del presente, este libro vale de la etnología y de la historia para apreciar desde un ángulo insólito la lógica social y cultural que se encuentra en el corazón de la medicina moderna y en los ritos sociales, así como en la preocupación actual por la salud, la apariencia y el bienestar corporal.
La antropología kantiana, más que en la diversidad y relatividad de las culturas, se centra en los rasgos específicos de la especie humana, si bien para «ensanchar el volumen de la antropología» se recomiende viajar o al menos leer libros de viajes y prestar atención a las obras literarias y a las biografías, pues aunque en ellas la ficción invente y acuse ciertos rasgos, viene a ser un extracto de la observación de lo que los hombres hacen debido a personas de inteligencia penetrante. En la primera parte se estudian sucesivamente las facultades intelectuales, conocimiento y sensibilidad, y las dependientes de la afectividad, las pasiones. En la segunda se describen los caracteres y su reflejo fisionómico en rasgos y gestos, terminando con observaciones en torno al carácter de la especie, de las razas y de los pueblos. La traducción de la presente edición se debe a José Gaos.
Antropología estructural es una compilación de textos de Claude Lévi-Strauss que abordan cuestiones relevantes del método de la Antropología Social. Está compuesta por diecisiete textos, con un breve prefacio escrito por él mismo donde explica que de los más de cien textos que escribió a lo largo de 30 años antes de la publicación del libro, en este libro se encuentran sólo aquellos que le parecieron «menos indignos de existir». Contiene adicionalmente el texto íntegro de la clase inaugural dictada por Lévi-Strauss con motivo de la inauguración de la Cátedra de Antropología Social del Colegio de Francia. En esta obra, Claude Lévi-Strauss expone y lleva a la práctica el método estructural a cuyo desarrollo va íntimamente unido su nombre. Al abordar los grandes problemas de la antropología social de las reglas del parentesco y del matrimonio a la prohibición del incesto y la exogamia, pasando por los ritos y prácticas de la magia, el texto analiza los problemas metodológicos que plantea el estructuralismo, y define e ilustra la ambición del autor respecto a plantear un verdadero análisis científico de los fenómenos humanos sin traicionarlos, es decir, sin hacerles perder nada de su riqueza ni de los sutiles matices derivados de su diversidad. De ahí que, junto a aspectos de la realidad social tan complejos que el observador debe contentarse con describirlos, haya otros que el análisis estructural logra alcanzar y cuya regularidad pone de manifiesto. De este modo, la etnografía ayudada por la historia, la lingüística, la sociología, la psicología y el psicoanálisis contribuye a introducir métodos rigurosos al amparo de los cuales quizás un día las ciencias humanas logren la categoría de ciencias de pleno derecho. La obra es considerada como un clásico de la Antropología Social y el apartado Magia y religión el tratado de referencia para el estudio de los mitos, leyendas y su interpretación.
El estudio del hombre ha sido un problema central para la filosofía de todos los tiempos. Incluso, en ocasiones, ha sobrepasado la serenidad para anunciarse con acentos patéticos, pero nunca como ahora ha cautivado la atención de los pensadores de las escuelas más significativas. En la interpretación del comportamiento humano, desde sus manifestaciones más elementales hasta las que son consecuencia del intelecto, el pensamiento de Ernst Cassirer cobra su mayor originalidad y alcanza su máxima capacidad de penetración. Así en esta Antropología filosófica demuestra cómo los problemas fundamentales de la cultura revisten un interés general al relacionar a la humanidad (símbolo, respuesta, mundo de espacio y tiempo, hechos e ideales) con sus creaciones más íntimas.
Como es bien conocido, los escritos jurídico-políticos de Kant son bastante tardíos. «Teoría y práctica» es el primero en aparecer y no lo hace hasta 1793. «La paz perpetua» data de 1795, y la «Doctrina del derecho» no ve la luz hasta 1797. Sin embargo, la reflexión kantiana en torno a estas cuestiones aflora mucho antes. El pensamiento político de Kant nace indisolublemente unido a su filosofía de la historia, y ello tiene lugar en sus «Lecciones de Antropología», en esa segunda parte de ellas que versa sobre la característica del ser humano. Allí es donde poco a poco irán cobrando cuerpo las premisas fundamentales de su filosofía del derecho. Debe hacerse notar que se ofrece aquí un texto kantiano inédito aún en alemán (pues todavía no ha sido publicado el tomo correspondiente de la edición preparada por la Academia), siendo la primera vez que una traducción española se adelanta en este sentido.
Las sociedades occidentales están en proceso de transformación. A los cambios en los sistemas productivos, los desarrollos tecnológicos y el creciente peso de lo financiero se suman las tensiones sociales, la aparición de nuevos actores políticos y el regreso de la geoestrategia. El libro traza un mapa esencial para entender las fuerzas que están definiendo nuestra época y comprender las dimensiones del giro conservador emprendido.
La obra contiene un recorrido por el futuro que nos espera, un resumen de las transformaciones en las que estamos inmersos y de la orientación política que las anima, así como un avance de las consecuencias que producirán. Incluye un análisis de la recomposición del poder, y de las resistencias que se adivinan. Pero además de una radiografía de nuestro tiempo, incluye una propuesta para distinguir izquierda de derecha en ese nuevo entorno, y de las posibilidades de acción que se abren en él. El texto es una guía para el siglo XXI.