En esta colección de ensayos Felipe M. Marzoa analiza la idea de «revolución» dentro del pensamiento marxista. «Pues bien, que “hable de” las cosas de las que yo quería hablar aquí, no conozco otro pensamiento esencial que el de Marx, y, por consiguiente, en contexto como el que aquí se adopta […] yo estaba ineludiblemente obligado a ser marxista».
Los célebres escritos de Francis Bacon sobre temas que van desde la ira y la ambición, al matrimonio, la riqueza, la envidia, el imperio o la sabiduría, lo consagraron como uno de los padres fundadores del pensamiento científico moderno, con su rechazo de la superstición y su énfasis en las pruebas y la experimentación, la investigación y la argumentación racional.
«¿Por qué hay mentes? ¿Y cómo han llegado a aparecer?» En la que con toda seguridad se trata de una de las obras más importantes sobre la evolución de la mente que se haya escrito recientemente, Daniel Dennett intenta responder a estas dos preguntas. Por el camino el autor analizará qué nos asemeja y qué nos distancia del resto de habitantes de nuestro planeta, qué tipo de diseño ha seguido la naturaleza para construir una herramienta tan poderosa y compleja, y qué mecanismos nos permiten reflexionar sobre nuestras propias mentes. Todo ello armado con la habitual vis crítica, analítica y no exenta de humor que caracterizan al que sin duda es uno de los pensadores más importantes y peculiares de nuestro tiempo.
Baudrillard plantea la pérdida total de cualquier principio referencial: «estamos en la era de la simulación y la seducción es la única posibilidad de ir más allá de esta simulación. La seducción como la máxima expresión de lo femenino y la producción de lo masculino».
Swedenborg es uno de los más preclaros visionarios de la historia. Él fue el principal exponente en Occidente de la arcana teoría de las correspondencias, que se halla en la base del pensamiento analógico, según la cual todo en el orden natural y humano tiene una correspondencia con el orden espiritual. Mediante esta vía de conocimiento intuitivo a través de los símbolos mundanos le fue posible acceder a respuestas sobre la vida del más allá o la sede del alma. Swedenborg afirmó haber tenido una experiencia mística que lo dio el poder para visitar Cielo e Infierno como Fausto, más por gracia divina y no por pacto diabólico y contar a la humanidad los secretos de la vida después de la muerte.
Un autor de culto. Taurus recupera uno de los textos clave de la obra de E. M. Cioran. Estos aforismos, escritos en su etapa de madurez, condensan su pensamiento de manera tan lacónica como eficaz y coherente, y constituyen un hallazgo decisivo para cualquier amante de las paradojas y la ironía.
Tallados con precisión, hablan del tiempo, de Dios, de la religión, del silencio, de la muerte y del nacimiento, «una casualidad, un accidente risible». En ellos conviven una devastadora lucidez junto a un humor sin límites, y la lógica más aplastante junto al mayor contrasentido. Opuesto al optimismo y la autocomplacencia de un modo radical, Cioran no desalienta, tiene el talento de fortalecer.
En 1584, cuatro décadas después de la publicación de De Revolutionibus de Copérnico, Giordano Bruno propuso una nueva cosmología, una nueva metafísica y una nueva ontología acorde con la astronomía copernicana. Del infinito: el universo y los mundos sustituye el mundo ordenado y finito de Aristóteles por un universo homogéneo e infinito sin centro ni circunferencia limitadora, sin Dios creador trascendente, que pueda considerarse él mismo dotado de características divinas del infinito y que evoluciona en el tiempo y el espacio.
Escrita en La Habana en 1952, pero publicada de manera tardía en 1989, cuando la autora ya había regresado a España, «Delirio y destino» rememora, en clave de confesión iluminadora, a través de reflexiones históricas primero y de fragmentos intensos al cierre, una breve franja autobiográfica de la vida de María Zambrano, la que abarca desde 1929 hasta la proclamación de la Segunda República en 1931, corto pero fundacional período de tiempo en cuyo transcurso la filósofa cifra las raíces tanto de su biografía personal como de una entidad colectiva: la formada por todos aquellos coetáneos que, como ella, vivieron similares circunstancias y se vieron abocados, una vez concluida la guerra civil española, al desamparo, la soledad, la nostalgia y el exilio.
De los vínculos en general despliega el funcionamiento efectivo de los lazos dinámicos, más bien fuerzas vinculantes que vínculos completamente hechos, y alumbra el influjo del amor universal (amor de Cupido), en tanto fuerza inmanente que atraviesa todas las relaciones. De lo microfísico a lo macrosocial, el De vinculis puede servir como un potente texto-herramienta de filosofía política para pensar-intervenir las formas actuales del vínculo.
Aristóteles es, junto a Tomás de Aquino, uno de los máximos representantes del realismo, postura equidistante del idealismo y el empirismo gnoseológicos. Por un lado, su teoría del conocimiento es distinta del idealismo platónico —cree que todo conocimiento comienza con la experiencia— y del idealismo kantiano —afirma que el objeto de conocimiento es la substancia, la cosa en sí—. Por otro lado, su postura es distinta del empirismo —cree que, gracias a la acción del intelecto agente, podemos conocer no sólo los accidentes sino también las formas universales presentes en las cosas particulares—.
Publicado por vez primera en 1937, año de su llegada a París, es éste el cuarto ensayo de E. M. Cioran, escrito todavía en rumano, y el único por ahora entre los aparecidos en esa lengua que el autor, sólo muy recientemente (1986), ha autorizado traducir. Esta circunstancia suma al libro un interés añadido: el que se desprende de la confrontación entre el Cioran actual y el de los años treinta, lo que nos permite descubrir en qué medida sus obsesiones y sus pasiones siguen siendo las mismas y qué cambios ha producido en el pensamiento del autor el paso de los años. Una pasión mística en un mundo sin Dios. O, en palabras del propio Cioran, «la pasión de lo absoluto en un alma escéptica»: tal es la paradoja existencial sobre la que rondan en permanente asedio los aforismos reunidos en este volumen. Constantemente, la santidad y la mística aparecen en estas páginas como emblemas de una actitud vital situada en las antípodas del hombre moderno, quien ha convertido en sentimiento trágico esa indiferencia hacia el devenir humano a través de la cual santos y místicos se fundieron en la divinidad. El propio Cioran terminaría por deplorar su antiguo fervor por las santas y por la mística, «esa sensualidad trascendente», pero nunca ha abandonado su fascinación por ese atributo de la santidad, las lágrimas, que constituyen dentro de la obra entera de Cioran una «imagen clave», anunciada ya aquí como objeto de una «obsesión profunda y reveladora». Por otra parte —y no podía ser de otro modo— en este libro más que en ningún otro Cioran explaya su fascinación por España, por su paisaje y por su arte, por su tradición espiritual. «El mérito de España», escribe, «ha consistido no sólo en haber cultivado lo excesivo y lo insensato, sino también en haber demostrado que el vértigo es el clima normal del hombre que ha suprimido la distancia entre el cielo y la tierra».
¿Hasta qué punto cabe hablar de un discurso «interrumpido» en los comienzos de la especulación filosófica? ¿Hasta qué punto son aplicables las grandes categorías surgidas de los llamados presocráticos —y base indiscutida de la «razón» occidental— al mundo que las hereda y utiliza? ¿Hay acaso medios para recobrar lo viviente del pensamiento griego antiguo desde sus propios textos, sin enredarse en la maraña de erudición ideológicamente determinada que proyecta sobre el concepto de «cosmos» la idea convencional del mundo? Y si los primeros griegos están hablando de «otra cosa», de un logos físico poco a poco invadido por la psicología y la ética de un discurso político ¿cómo recobrar el contenido de los grandes conceptos acuñados por ellos? Lo único obvio es que el curso de los siglos ha ido construyendo una estructura edificante alrededor de esas nociones, gracias a la cual «logos» no es —como en Heráclito— lo ubicuo que se respira, sino razón organizadora subjetiva; gracias a la cual «nous» no es —como en Anaxágoras— pensamiento objetivo, sino facultad peculiar de la especie humana; gracias a la cual la «physis» no es —como en Antifón— lo libre, sino la buena madre naturaleza; gracias a la cual el orden cósmico no es ritmo —como en los pitagóricos— sino el mandato de leyes preexistentes.
El individuo no cesa de renacer nunca. Cambia para seguir siendo el mismo. Y puede llegar a sentir la tentación del abismo, o al menos la de desaparecer, la de ser alguien distinto o, a la inversa, multiplicarse. A veces ocurre que ya no deseamos comunicarnos, dejar nuestra impronta en el tiempo, ni siquiera participar en el presente; que no tenemos proyectos ni deseos, que preferimos ver la vida desde la orilla. Eso es la ausencia. La ausencia afecta a hombres y mujeres corrientes, llega hasta el fondo de sus seres y se apropia de ellos. Se trata de un estado particular que nos deja fuera del tejido social y en el que uno desaparece por un tiempo, pero que, paradójicamente, es necesario para seguir viviendo. Este libro del sociólogo David Le Breton es esencial para comprender por qué tanta gente siente esa «necesidad de ausencia», opuesta al estilo de vida occidental en donde se intenta controlar todo; un mundo marcado por las obligaciones, las exigencias, los compromisos, la apariencia, el estrés, y por la búsqueda frenética de sensaciones. Es ahí donde aparece el deseo de desconectar, de hacerse invisible, de ausentarse.
«Desconocida raíz común (Estudio sobre la teoría kantiana de lo bello)» pretende ser a la vez una interpretación del análisis kantiano del fenómeno «belleza» y una demostración del papel central que ese análisis desempeña en el conjunto de la obra de Kant.
Como se nos recuerda en el prefacio, hay quien ha llegado a definir la tradición filosófica europea como “una serie de acotaciones a Platón”, mientras que otros reconocen (con amargura) que “la escritura de la historia de la filosofía es platónica”. Tal es la importancia de Platón, que no es exagerado afirmar que no puede entenderse la historia del pensamiento (y por ende muchas de nuestras formas de concebir la realidad, la verdad o el alma) sin conocer las teorías del fundador de la Academia. El objetivo de este libro no es otro que el de acercar el pensamiento del gran filósofo ateniense a través de la exposición de sus principales doctrinas, poniendo especial empeño en iluminar las cuestiones fundamentales y más influyentes. Todo ello sin obviar las criticas y objeciones que se han planteado a sus teorías desde Aristóteles hasta nuestros días.
Con la obra de San Agustín (354 - 430) se inaugura el nuevo paradigma filosófico que caracterizará a la edad media. Sus textos constituyen un hito en la historia del pensamiento, cuyos ecos resuenan hasta nuestros días. Todo el periplo biográfico e intelectual del obispo de Hipona gira de forma casi obsesiva en torno a una cuestión filosófica de primera magnitud, con la que la filosofía pierde su inocencia primigenia: ¿cómo explicar la aterradora presencia del mal? La pregunta contiene un desafío imposible de soslayar, en la medida en que de su resolución depende la posibilidad de dotar de algún sentido a la existencia. Con sus respuestas, San Agustín moldeará de forma decisiva el pensamiento cristiano y la cultura de la Europa occidental; a partir de ellas, el pesimismo y la angustia adquirirán carta de naturaleza en la reflexión filosófica. Manuel Cruz (Director de la colección)
Descartes (1596 - 1650) señala un hito en la historia de la filosofía, puesto que abre la puerta de la modernidad filosófica al desplazar el centro de la reflexión hacia la conciencia pensante del hombre. Constituye, en este sentido, un primer paso en el camino que el pensamiento ilustrado culminará con la obra crítica de Kant. Descartes marca, además, toda la filosofía del siglo XVII en su empeño por otorgarle la solidez y la fiabilidad conceptual propias de la matemática y de la ciencia física. El célebre «cogito ergo sum» (pienso, luego existo) sitúa el fundamento del conocimiento en el sujeto reflexivo y lo arranca del dogma religioso aceptado acríticamente, que había definido gran parte del pensamiento medieval. Este libro examina la naturaleza y las implicaciones de tal novedoso enfoque.
Polémica y controvertida, la obra del gran teórico del poder que fue Nicolás Maquiavelo no deja a nadie indiferente. Poseedor de la inteligencia práctica más privilegiada de todo el Renacimiento, Maquiavelo reflexiona sobre la naturaleza humana en la acción política, poniendo el acento en los actos y no en las ideas justificadoras o en los principios morales. Su mirada nos coloca ante un espejo que muchos prefieren no mirar, si bien es cierto que líderes de todo el planeta guardan un ejemplar de El príncipe en su mesilla de noche. La importancia de su realismo político es enorme y su influencia no ha hecho más que aumentar con el paso del tiempo. La presente obra aborda los consejos que Maquiavelo proporciona a todos aquellos que aspiran a vencer en la contienda por el poder, un juego que, como la guerra y el amor, carece en apariencia de reglas.
Ortega y Gasset es, ante todo, un pensador de las humanidades que emprende su tarea armado de un vasto conocimiento y una apabullante cultura general.Gran parte del atractivo de sus obras radica en la convicción que transmite de que los asuntos intelectuales son también, y a la vez, temas políticos.Asimismo, está convencido de que para desarrollar una metafísica hay que hacer historia de alguna manera, pues aquella esconde, se quiera o no, un compromiso con una forma determinada de observar el transcurso histórico y el momento presente. La filosofía, en efecto, exige conciencia de sí y de cuanto rodea al sujeto pensante, su circunstancia.En este volumen se aborda la nueva sensibilidad planteada por Ortega en relación con los problemas a los que se enfrentó la sociedad de su tiempo. De ahí la racionalización que lleva a cabo de la actuación política, explicando las razones por las que España es como es. Desde la certeza de que la realidad puede ser mejor si somos capaces de preguntamos no solo por lo que son las cosas, sino por lo que podrían llegar a ser.
El filósofo, economista e historiador escocés David Hume (1711-1776) llevó hasta sus últimas consecuencias el proyecto empirista diseñado por John Locke y George Berkeley. La forma en que lo culmina implica clausurar por completo la posibilidad misma de la metafísica, entendida como el conjunto de teorías que pretende ir más allá de la experiencia. Pero Hume es más que el estadio último de una tradición, el pensador que despertó a Kant de su sueño dogmático o el precedente del positivismo lógico del siglo XX, como se muestra a lo largo de las páginas de este libro. En última instancia, en la medida en que nuestras sociedades occidentales encarnan muchos de los valores que defendió, Hume sigue siendo nuestro contemporáneo, de la misma manera que, en otro nivel, constituye una alternativa con la que confrontar otros modelos sociales.