Con su directo y vigoroso estilo literario, Erskine Caldwell narra en esta novela el adverso destino de la familia Crockett. Desde la muerte de Alice, sus cinco hijos, el viudo, Chism, y el abuelo, blancos pobres del sur, malviven en un pequeño pueblo. Todos echan de menos a la madre, que con bondad y energía mantenía la unidad dentro del hogar y sabía dar certeros consejos a sus hijos. Pero, sin ella, no les van bien las cosas. Solo dos trabajan y aportan algún dinero: Ross, joven abogado, que no vive con ellos, y Vickie, camarera en un café. El padre solo piensa en ir a cazar zarigüeyas con sus perros, y el abuelo, el más sensato, es demasiado viejo para trabajar. Dorisse, casada con un hombre guapo y jugador que la maltrata, y los dos pequeños, Jane y Jarvis, completan la familia. En este mundo desesperanzado, la historia se centra en Chism, ocioso y deshonesto, y en sus tres hermosas hijas que sufrirán violencia y humillaciones hasta derivar en una tragedia. Pero de esta, como catarsis depuradora, surgirá la posibilidad de regeneración.
Bajo la apariencia de una vida normal, Ella Black esconde un rasgo de carácter inquietante: en su interior anida un impulso destructor —al que llama Bella, contracción de Bad Ella— que se apodera de sus actos y causa estragos en su día a día. Sin embargo, esta batalla íntima no es su único secreto: tras verse forzada por sus padres a un precipitado e inexplicable viaje a Brasil, descubrirá que su existencia se cimenta sobre un engaño. Disgustada y confundida, Ella se lanza a una búsqueda desesperada que la conducirá al lugar más insospechado, las favelas de Río de Janeiro, con el propósito de desvelar las verdades y mentiras que, como dos fuerzas contrapuestas, iluminan y ensombrecen lo más hondo de sí misma. En este relato trepidante, que se desarrolla en escenarios casi cinematográficos y con un ritmo vertiginoso, Emily Barr —autora del aclamado éxito de ventas El último recuerdo de Flora Banks— indaga en la convulsa psique de una joven que lucha por conocer su identidad y liberarse de las ataduras que coartan su personalidad.
En 1952, cuando Annie Ernaux tenía doce años, su padre quiso matar a su madre un domingo de junio, a primera hora de la tarde. Años después, esa escena se le presenta a la autora tan diáfanamente cruel como el día en que la vivió. Como en tantas otras familias, sus padres, que se odian entre sí, adoran en cambio a la niña, por lo que, mientras pasan los días y el olvido invade el hogar, el recuerdo de aquel domingo parece convertirse en un mal sueño. Sin embargo esa escena cambió para siempre a la autora: aquella niña y su familia «habían dejado de ser gente decente», y todo había pasado a ser vergonzoso. Annie Ernaux recorre desde los códigos de conducta y las normas sociales que imperaban en su entorno, hasta las noticias del momento, las expresiones más usadas o el temor que infundían las grandes ciudades, para calibrar con exactitud hasta qué punto lo ocurrido la hicieron sentirse indigna.
Del autor del bestseller «La niña alemana» , nos llega esta conmovedora novela en la que cuatro generaciones de mujeres experimentan amores, pérdidas, guerras y esperanzas, en una historia que comienza con el surgimiento del nazismo en Alemania, pasa por la Revolución cubana, y se extiende hasta la caída del Muro de Berlín.
Berlín, 1931 : Ally Keller está sola y asustada cuando da a luz a una hija mestiza a la que nombra Lilith. Mientras los nazis ascienden al poder, Ally sabe que debe proteger a su bebé de la ideología de la raza aria promovida por Hitler, y pone en marcha un plan desesperado para enviar a su hija a un lugar seguro al otro lado del océano.
La Habana, 1958 : Ya adulta, Lilith conserva pocos recuerdos de su madre o de su infancia en Alemania. La emociona el futuro con Martín, un piloto cubano con fuertes lazos con el gobierno de Batista, por lo que, al estallar la Revolución, Lilith y su hija recién nacida, Nadine, se encuentran en una encrucijada.
Berlín, 1988 : Como científica en Berlín, Nadine ha pasado toda su vida evitando la verdad sobre la historia de su propia familia. Es su hija Luna quien la anima a indagar sobre las decisiones que tomaron su madre y su abuela para asegurar la supervivencia de sus hijas. Le corresponderá a Luna aceptar una traición desconcertante que cambiará todo lo que creía saber sobre el pasado de su familia.
Separadas por el tiempo, pero unidas por el sacrificio, cuatro mujeres se embarcan en viajes de autodescubrimiento y se convierten en testimonios vivientes del poder del amor materno.
La Vida tiene muchas historias. ¿Dónde están los límites? ¿Qué somos, quienes somos? ¿Somos lo que queremos ser? ¿Te gusta tu vida? Es posible que aquí encuentres respuestas, pero también, que te formules algunas preguntas. Cada persona tiene una historia, y es única. ¿Crees en el destino? Varios personajes que reflejan distintas vivencias se presentan en la primera parte del libro para confluir todos en un final lleno de sorpresas,asombroso e inesperado.
Cuando todavía era un niño, Ilyas les fue arrebatado a sus padres por las tropas coloniales alemanas; tras años de ausencia y de batalla contra su propio pueblo, regresa a la ciudad de su infancia, donde sus padres han desaparecido y su hermana Afiya ha sido dada en adopción. Otro joven regresa al mismo tiempo: a Hamza no lo robaron para que combatiera, sino que lo vendieron. Con tan solo sus ropas a la espalda, se limita a buscar trabajo y seguridad… y el amor de la hermosa Afiya. Apenas acaba de comenzar el siglo XX y alemanes, británicos, franceses y demás países se han repartido el continente africano. A medida que estos jóvenes supervivientes intentan rehacer sus vidas, la sombra de una nueva guerra en otro continente amenaza con llevárselos de nuevo.
Dos extraños se encuentran en un tren que viene de todas las estaciones y se dirige a varios sitios a la vez. Es el año 2024, y dos mil vagones forman la serpiente metálica de este enorme trasto. Y de un país a otro, Martín y Ángel, que al comienzo desviaban las miradas, se convierten en interlocutores, y saborean el vino de cada región que atraviesan. Y los alcoholes desatan las lenguas, y los relatos se enlazan en este viaje con destino inesperado, en este cuento oriental y ásperamente contemporáneo que atraviesa la Europa del futuro próximo, y también la del cercano pasado. Ambos son oriundos de España. Martín tuvo amores con una magrebí, y Angel se vio mezclado con un grupo extremista. El temor, el recuerdo dolorido y también la ilusión viajan a bordo. Y cuando en el finito infinito del tren las paralelas de sus vidas acaben por cruzarse, quizá nos desvelen cómo era la vida antes de marzo, de 'aquel marzo'. Manuel Gutiérrez Aragón, uno de los cineastas mayores de nuestro país, nos descubre en esta novela que también es un magnífico escritor.
En Belleville, un suburbio parisino lleno de inmigrantes ilegales y miseria, sobrevive Momo, un niño musulmán huérfano, acogido por doña Rosa, una anciana judía superviviente de Auschwitz, junto con otros hijos de prostitutas. Momo nos cuenta en primera persona aspectos de su vida, entremezclados con pensamientos y reflexiones sobre su mundo, la soledad, el miedo, los afectos... hasta llegar a un final que nos conmueve y nos confirma la hondura humana de la obra. Todo ello escrito con un lenguaje muy directo donde se mezclan el humor, la ingenuidad y la ternura.
Apenas cumplida la mayoría de edad, Fátima y Rocío se suicidan. Aparecen muertas en el coche del padre de Fátima, en el interior del garaje. Han elegido la muerte dulce de la intoxicación con monóxido de carbono. Amigas del alma y vecinas desde la infancia, han vivido mimetizadas, compartiendo experiencias, inquietudes, amores, hasta desembocar en el destino elegido e igualmente compartido.
Dos voces responden a los interrogantes que provocan estas muertes: mientras una voz juvenil en segunda persona va esbozando en sucesivos intermedios de la trama la experiencia y el ánimo que mueven a las chicas al suicidio, un narrador externo desarrolla la historia del hallazgo de los cuerpos, del cataclismo que desata en las familias, de la implicación de la realidad escolar en los sucesos y de la investigación policial. Con el encaje de ambas voces se compone el mapa completo de la tragedia desencadenante del suicidio de las jóvenes.
La vida cuando era frágil está narrada desde una mirada aguda, sensible e inteligente, donde la autora se hace a un lado y no pretende brillar. No intenta hacer uso y abuso del recurso. No se limita ni se excede. No elige hacer giros ni artilugios literarios demasiado estridentes, solo nos toma de la mano y nos acompaña a transitar por el dolor que las protagonistas no supieron —no ¿quisieron?— o no pudieron superar, con la particularidad de hacernos sentir —por momentos— víctimas y, al mismo tiempo, victimarios, y forzándonos a mirar y mirarlas de frente.
A mirarnos. A dejar de taparnos los ojos y desnudarnos frente al espejo de nuestros propios prejuicios para, entre otras cosas, saber cuál es el precio que —aún hoy y de la manera más brutal— muchas mujeres nos sentimos ¿obligadas? a pagar en nombre de nuestra tan vapuleada libertad.
Un crítico de hoteles espía por error una escena extraña en la habitación contigua: una pareja vecina interpreta sin ganas un curioso ritual erótico, dirigida por una mujer que da muchas órdenes pero pocas respuestas. Intrigado y decidido a encontrar a esa enigmática mujer, se embarca en una travesía de final incierto. De ciudad en ciudad, de hotel en hotel, de alcoba en alcoba, acabará descubriendo que en el fondo todas las persecuciones son huidas disfrazadas. Con esta novela Javier Montes confirma la calidad de una de las voces más personales de su generación, caracterizada por su humor esquivo, su talento para las atmósferas ambiguas, su gusto por las fábulas y las máscaras, y su pulso para retorcer una historia trepidante, en la tradición del mejor suspense, hasta convertirla en una parábola tenebrosa de muchas lecturas posibles.
Un novela de personajes que nos habla de la destrucción de la familia, de nuestras debilidades, de la cobardía que nos impide acercarnos al otro, para amarlo o respetarlo o comprenderlo.
Cuando la universidad fusionó el departamento de lingüística con el de inglés, el profesor Desmond Bates se acogió a la jubilación anticipada, pero no la disfruta. Añora la rutina fecunda del año académico y ha perdido el interés por la investigación. El tardío éxito profesional de su mujer, Winifred, cobra cada vez mayor pujanza y reduce al marido al papel de acompañante y «amo de casa», al mismo tiempo que el aspecto rejuvenecido de la cónyuge torna más incómoda la conciencia de la edad que les separa. Sólo interrumpen la monotonía de la vida cotidiana de Desmond los fatigosos viajes a Londres para comprobar el estado de su padre, un anciano de ochenta y nueve años, antiguo músico de una orquesta de baile, que tercamente se niega a mudarse de la casa que evidentemente no le ofrece condiciones de seguridad. Pero estos descontentos no son nada comparados con la congoja de la pérdida auditiva, que es una fuente constante de fricción doméstica y de dificultad social. El profesor observa que en la imaginación popular, la ceguera es trágica y la sordera es por el contrario cómica, aunque para el sordo no sea plato de gusto. Por culpa de su sordera, Desmond Bates se ve enredado sin darse cuenta en las redes de una joven cuya conducta caprichosa e imprevisible amenaza con desestabilizar completamente su vida de jubilado. Alternativamente divertida y conmovedora, La vida en sordina es un brillante relato de los esfuerzos de un hombre por asumir la sordera y la muerte, la vejez y la mortalidad, la comedia y la tragedia de la existencia humana.
Durante la Guerra de los Seis Días, Orah está con Avram e Ilan en un hospital de Jerusalén. En ese ambiente de aislamiento nace una amistad que dará lugar al matrimonio de Orah e Ilian y al nacimiento de Adam y Ofer. Ahora, Ofer, con 20 años, acepta participar en una operación militar especial. Orah acompaña a su hijo hasta el campamento y luego toma una decisión: mientras esté en combate cruzará a pie el territorio de Israel, pues mientras camine ningún soldado israelí se presentará en su casa para anunciarle la muerte de su hijo.
Bledi Terziu, un reportero de la crónica negra sin trabajo y abandonado por su pareja, se desespera en la soledad de su recién instalado apartamento en el centro de Tirana cuando es visitado por una joven gitana. De resultas de sus escarceos, de forma accidental aunque no inocente, la muchacha muere y, entre el inútil intento de ocultación del crimen y la confusa desesperación por no ser culpable y considerarse sin embargo responsable, nuestro hombre reconstruye su pasado oscuro y miserable, por los vericuetos de la Tirana opresiva del régimen comunista y la corrupta e insensata de la transición, hasta llegar al año 2004, plenamente instalada la nueva sociedad liberal, con todo el brillo de sus luces y la oscuridad de sus lacras. Sin ahorrar perversidades ni negruras, Kongoli adopta por primera vez aquí una visión burlesca, no trágica, de su mundo y sus individuos, y nos ofrece, como otras veces, un cuadro del dolor y el desconcierto humano individual, siempre compasivo, en este caso los de un pobre diablo vapuleado por los vientos que soplan, víctima de su propio desatino.
La vida es sueño está fuertemente vinculada al sentido dramático del hombre del siglo XVII que descubre no ser el centro del universo y se da cuenta de que todo es efímero y fugaz. El tiempo pasa rápido, las cosas mutan constantemente y nada dura. Al mismo tiempo siente profundo apego a las riquezas de la vida y los placeres materiales.
El protagonista de la obra es Segismundo que, desde su nacimiento, está condenado a un destino terrible. Encerrado por su padre en una torre, allí habitó desde joven, conociendo únicamente a una persona, su carcelero. En este momento, el rey Basilio percibe que tal vez haya cometido un error con esa actitud y decide sacarlo de la prisión y decide probarlo para ver si sirve como posible heredero. Atemorizado porque, en caso de demostrar absoluta incapacidad de gobernar, sería retirado dolorosamente al lugar de donde vino después de haber vivido con las comodidades de la realeza.
Para que su hijo no acabe desilusionado, Basilio prepara una estratagema: el carcelero deberá administrar a Segismundo una droga muy fuerte que lo hará dormir profundamente y después despertar como un príncipe en un lujoso cuarto del palacio real. Al despertar Segismundo y, después de haber experimentado una vida totalmente diferente, es despertado otra vez en la mazmorra donde pasará el resto de su vida. Ese retorno a la desgracia, se debe al hecho de haber vivido acciones condenables al experimentar el poder en la posición de príncipe heredero del trono. Presenciando el dolor e infelicidad del príncipe, el carcelero Clotaldo lo convence de que todo lo presenciado, las bellas ropas, los cortesanos, los regalos, no pasó de un mero sueño. Asegura que, incluso en el sueño, él debería haber honrado a su padre y haber practicado buenas acciones.
Siguiendo la moral barroca, Calderón de la Barca muestra que, sueño o realidad, la vida es pasajera y efímera, por eso el ser humano debe ser bondadoso porque nada se pierde. El dramaturgo concluye su obra con un monólogo acertado que da origen al título: ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
La nueva novela del gran autor israelí, ganador del Man Booker International y firme candidato al premio Nobel
Número 1 en la lista de los libros más vendidos en Italia e Israel
«Una novela magnífica y revolucionaria». Politiken (Dinamarca). «Tuvya Bruk fue mi abuelo. Vera es mi abuela. Rafael, Rafi, Erre, es, como se sabe, mi padre, y Nina… Nina no está aquí. No está, Nina. Pero esa fue siempre su exclusivísima aportación a la familia», anota Guili, la narradora de La vida juega conmigo, en su cuaderno. Pero con motivo de la fi esta del noventa cumpleaños de Vera, Nina regresa: ha tomado tres aviones que la han llevado desde el Ártico hasta el kibutz para encontrarse con su madre, su hija Guili y la veneración intacta de Rafi, el hombre a quien, muy a su pesar, todavía le tiemblan las piernas en su presencia. En esta ocasión, Nina no va a huir: quiere que su madre le cuente al fin qué sucedió en Yugoslavia durante la «primera parte» de su vida. Entonces Vera era una joven judía croata perdidamente enamorada del hijo de unos campesinos serbios sin tierras, Milosh, encarcelado bajo la acusación de ser un espía estalinista. ¿Por qué Vera fue deportada al campo de reeducación en la isla de Goli Otok y ella tuvo que quedarse sola cuando tenía seis años?
La vida perra de Juanita Narboni es una de las mejores novelas de la lengua castellana del siglo XX. Una novela que además, admite una lectura marica, bollera e incluso trans. Porque Juanita es mucha Juanita y todas podemos ser Juanita. Juanita (y Vázquez) son los testigos del fin de una época: la progresiva “marroquización” de Tánger y la diáspora de las familias judías, que se llevan sus negocios y su lenguaje (la yaquetía: una mezcla de hebreo, árabe y castellano). Juanita quejándose de su hermana: la otra, la moderna, la guarra. Juanita hablando una fecunda e irrepetible mezcla de castellano del sur, yaquetía, francés e inglés gibraltareño. Arrastrando sus frustraciones sexuales, deslenguada y procaz. Juanita y su fiel criada Hamruch, aguantando sus manías y sus borracheras. Quejándose de su Adolfito, que la dejó abandonada por Pepe el Bombero
Carmina tiene ochenta y siete años, siempre ha sido soltera y muy independiente. A pesar de su edad sigue viviendo sola, aunque su frágil memoria cada vez se lo pone más difícil. Adora a sus sobrinas, pero no quiere ni oír hablar ni de vivir con ellas, ni de ir a ninguna residencia ni nada que no sea seguir fumando más de la cuenta, tomando sus copitas de Pedro Ximénez mientras habla con su pez besucón y haciendo su santa voluntad. Consciente del tiempo que le queda, quiere dejar todos sus asuntos, los materiales y los otros, bien ordenados y dejar contada, al fin, la historia de su primer y gran amor que la empujó a cruzar España, embarcarse en la recuperación de un valiosísimo cuadro expoliado en la Segunda Guerra Mundial y entablar relación con el nazi Léon Degrelle. Una historia que sus queridas sobrinas jamás se hubieran imaginado y que les revelará la verdadera vida privada de Carmina Massot.
Verónica tarda, Verónica se demora inexplicablemente y el libro sigue hasta que ella regrese o hasta que Julián esté seguro de que ya no volverá. Hacia el final, Julián quiere escribir y no ser escrito, pero esperar es dejarse escribir: esperar es seguir una constante deriva de imágenes. Entonces la historia comienza mucho antes de esa noche última, tal vez una tarde de 1984, con la escena de un niño mirando televisión. Y termina con las inevitables conjeturas sobre la vida de Daniela, la hija de Verónica, a los veinte, a los veinticinco, a los treinta años, cuando ha pasado mucho tiempo desde que su padrastro le contaba historias sobre los árboles. ¿Por qué leer y escribir libros en un mundo a punto de quebrarse? Esta pregunta ronda cada página de La vida privada de los árboles, una novela que confirma a Alejandro Zambra como uno de los escritores más interesantes de las nuevas generaciones.
Continúa el rotundo éxito mundial de la primera novela de Alfonso Cañizares con esta tercera edición de «La vida que te di», donde los sentimientos cotidianos mantienen un lugar preponderante, conjugados con pasajes entrañablemente simpáticos de la mano de sus personajes, dejando el espacio justo para el narrador.
Las vidas y acontecimientos individuales de una pareja que comienzan a cuajar unidas, en torno a la cocina y la enología. Dos caminos separados convergentes en el arte más agradecido de la comida.
Una historia comenzada y terminada en un mismo punto; aunque cerrando un círculo enriquecedor que provocará sucesivas reflexiones en el lector, aún al agotar sus páginas.
Finalmente queda demostrado cómo «el camino» es más importante que la meta trazada; ya que, si no se disfruta del trayecto... ¡¿Para qué sirve la vida?!
Quizá para gastarla de la mejor manera posible o para regalarla envuelta de nosotros mismos. No hay mejor obsequio que regalar el más deseado tesoro la vida, gastándola con el ser elegido para ello.