«Una «delicatessen» literaria, un libro de culto». «Tagesangeizaer» «Una historia policíaca y de amor divertida, irónica, maravillosa y compleja». «Hannoversche Zeitung» ¿Por qué es más doloroso amar que matar?, dirá el protagonista de esta parodia, homenaje a la literatura «pulp» americana de los años 1930 y 1940. Willem Hold, un prófugo de la justicia alemana, regresa a Frankfurt después de diez años con el encargo de asesinar a un importante hombre de negocios. Nada más aterrizar su avión, se ve envuelto en la muerte del crítico literario más famoso de Alemania, precisamente en plena Feria del Libro de Frankfurt. Ladrón, impostor y hombre violento, la vida de Willen parece cambiar cuando conoce en el avión a la prostituta Lou, pero realmente será el expolicía Carl Feuerbach quien se encargue de frenar la espiral de violencia en la que vive Willen. «Frankfurt blues» es una suculenta historia de gángsters con un alto grado de diversión y un increíble potencial adictivo.
Frankie y la boda es el relato de las ilusiones y decepción de una niña de doce años ante la boda de su hermano mayor, un finísimo análisis de la crisis de la entrada a la pubertad, aguzada en este caso hasta la exasperación por la idea del matrimonio de quien, después de haber sido para ella un compañero, se ha convertido sucesivamente en un soldado, destacado en un puesto lejano e iniciado en un sistema de intereses propio, y en un hombre que, al casarse, va a entrar definitivamente en la esfera de los mayores.
Franny se enfrenta al problema de los farsantes y la falsedad. El hecho mismo de que sea actriz profesional la obliga a plantearse la distinción entre autenticidad y falsedad y a vérselas con la vanidad y el egoísmo casi a diario, e incluso su intento de renuncia a su profesión está abocado al fracaso si pretende mantenerse fiel a sí misma.
¿Por qué Fran o Francesca? Bueno, eso mismo me preguntan a menudo. Me llamo Francesca, pero prefiero que me llamen Fran, me siento más cómoda. Sin embargo, la dualidad de mi nombre va más allá. Aunque quizá para descubrirlo tengas que leer mi historia…. Te prometo que se te pasará rápido, es amena, tierna, divertida y tiene alguna que otra sorpresa. Para todos aquellos que alguna vez hayan tenido que cambiar sus vidas drásticamente, abandonar su lugar de nacimiento para emprender una nueva vida lejos de él, para los que se enamoraron por primera vez y quieren rememorar todos y cada uno de esos sentimientos...no dejéis de leer mi historia.
Berlín, 1929. Karl Chindler se ha mudado, y Leopold decide ir a ver a su hermano para echar un vistazo al piso nuevo y llevar unas flores a su cuñada. Allí se encuentra a Franziska Scheler, un amor de juventud, y la acompaña a su casa al finalizar la velada. Ella está ahora divorciada, y vive con su hijo. Le invita a tomar el té una tarde, pero después se comporta como alguien que se ha aventurado en exceso en un primer arranque y que luego retrocede despacio para retirarse a posiciones seguras. Él solo tiene un deseo: verla todos los días. Pero han de ser cautos, pues Franziska teme que, si ella lleva una mala vida, su exmarido pueda quitarle al niño.
Fray Cadfael, que en su juventud fue a las Cruzadas y vivió multitud de aventuras, vive ahora retirado en la abadía benedictina de Shrewsbury, cerca de Gales. Gran conocedor de las plantas y sus propiedades, y experto en la preparación de remedios con las mismas, es el encargado del herbario y del huerto. Hombre inteligente, observador y dotado de un gran sentido común, tendrá que utilizar todas estas cualidades para resolver los casos que se le presentan. El ambicioso prior Roberto decide hacerse con las reliquias de Santa Winifreda, que reposan en el pequeño pueblo galés de Gwytherin, pese a la oposición de los habitantes del mismo. Es entonces cuando se produce un terrible crimen y la experiencia mundana de fray Cadfael adquiere una importancia vital a la hora de resolver el misterio. La primera historia de la apasionante serie sobre fray Cadfael, el monje detective, creada por la escritora británica Ellis Peters.
FrayCadfael, que en su juventud fue a las Cruzadas y vivió multitud de aventuras, vive ahora retirado en la abadía benedictina de Shrewsbury, cerca de Gales. Gran conocedor de las plantas y sus propiedades, y experto en la preparación de remedios con las mismas, es el encargado del herbario y del huerto. Hombre inteligente, observador y dotado de un gran sentido común, tendrá que utilizar todas estas cualidades para resolver los casos que se le presentan. En 1138, en el transcurso de la guerra civil inglesa, el rey Enrique toma la fortaleza de Shrewsbury. No habrá clemencia con los vencidos: el rey ordena ahorcar a todos los defensores. Entre tantas muertes sólo fray Cadfael es capaz de detectar un cadáver que no encaja con los demás; se encuentra entre los ajusticiados, pero no ha muerto a consecuencia del decreto real. Ha sido asesinado.
Inglaterra, 1138. El país acaba de salir de una cruenta guerra civil. El abad de Shrewsbury es suspendido temporalmente. Eso le impide ratificar un importante acuerdo de permuta de tierras con un rico hacendado, Gervasio Bonel. Ese insignificante detalle se vuelve de vital importancia cuando Bonel es asesinado con un fuerte veneno elaborado por Fray Cadfael con fines medicinales. Éste hará del esclarecimiento del crimen casi una cuestión de honor.
Como cada año, en barca, en carro y a pie, gentes de toda condición acudían a Shrewsbury. A la gran feria de San Pedro llegaban en alborozado tropel mercaderes de Flandes, de Alemania y aún de Francia. Sin embargo, aquel año se produjo un tumulto en el recinto ferial, y poco después apareció el cadáver de un famoso comerciante. Una vez más, fray Cadfael deberá esclarecer un luctuoso suceso. Y dispone de poco tiempo, porque la vida de una hermosa joven está en peligro.
En la abadía de Shrewsbury se están haciendo los preparativos para una gran boda. Un noble maduro va a contraer matrimonio con una joven doncella en un enlace que ella no desea. De todas formas, la boda no llega a celebrarse, ya que se comete un asesinato. Todos los ojos miran en la misma dirección, excepto los de fray Cadfael, que se empeñan en ver los hechos desde una perspectiva diferente.
En esta ocasión llega al monasterio otro monje de un monasterio cercano buscando a dos hermanos que estaban bajo su cuidado y que desaparecieron durante uno de los asaltos que se produjeron en la ciudad debido a la guerra que hay en el país. Los dos hermanos iban acompañados de una monja que era la encargada del cuidado de la chica y todos empiezan a temerse lo peor cuando la monja aparece muerta en un regato que se había congelado. Fray Cadfael intentará resolver el asesinato y además tendrá que localizar a los dos hermanos que parecen haberse separado en algún lugar. Para encontrar solución a estos misterios fray Cadfael contará con la ayuda de su amigo Hugo Berengario y de un misterioso visitante.
En el monasterio todo transcurre con tranquilidad hasta que durante los oficios religiosos un joven irrumpe en la iglesia interrumpiendo los oficios y causando un gran asombro. A este joven lo persiguen un grupo de exaltados que lo acusan de horribles crímenes que parece increíble que pudiese haber realizado. Por extraño que parezca fray Cadfael le cree y se dedica a intentar descubrir la verdad para intentar demostrar que es inocente a riesgo de su propia vida.
En el otoño de 1140, el monasterio benedictino de Shrewsbury se ve conmocionado por la llegada de un nuevo novicio cuyo extraño comportamiento parece consecuencia de una posesión demoníaca. De manera paralela se descubre el cadáver misteriosamente carbonizado de un alto jerarca eclesiástico. Se trata de dos hechos sin aparente conexión entre sí —aunque tal vez siniestra y dolorosamente relacionados—, que fray Cadfael intentará resolver con su inteligencia y su sagacidad habituales.
Continúa la guerra civil. En la batalla de Lincoln es hecho prisionero, junto al rey Esteban, el gobernador de Shropshire, jefe directo de Hugo Berengario. Se decide un intercambio: el gobernador por un señor galés, capturado durante un ataque a un convento de monjas. Pero, antes del intercambio, uno de los dos prisioneros muere; fray Cadfael no tarda en entrar en sospechas de que no se trata de una muerte del todo natural. Por supuesto, sobre él recae la obligación de demostrarlo y encontrar al asesino.
Los peregrinos vienen desde muy lejos para celebrar el cuarto aniversario del traslado de las reliquias de santa Winifreda a la abadía benedictina de Shrewsbury. En la lejana Winchester, un caballero, partidario de la emperatriz Matilde ha sido asesinado… Un acontecimiento sin aparente relación con los que buscan curaciones milagrosas por intermedio de la santa. Sin embargo, algunos extraños personajes de la muchedumbre llaman la atención de Cadfael… A medida que se desarrolla el relato, resulta evidente que el asesinato de Winchester es mucho menos remoto de lo que parecía.
En el año 1141, Inglaterra se debate todavía en la contienda civil causada por la disputa por el trono entre el rey Esteban y la emperatriz Matilde. Las consecuencias de la guerra afectan también, de forma irreparable, a la abadía de Hyde Meade, que queda totalmente destruida. Sus monjes se han dispersado por todas partes. Dos de ellos buscan refugio en Shrewsbury: fray Humilis, que ha abandonado su proyectada boda y ha entrado en religión tras graves lesiones sufridas en la cruzada y el taciturno Fidelis, su leal servidor. Todo va bien hasta que Nicolás, el antiguo escudero de Humilis, decide cortejar a la doncella anteriormente prometida a su señor y acude a pedir la bendición de éste. Entonces, la latente tragedia se convierte en realidad: sólo el infatigable fray Cadfael podrá distinguir entre el inocente y el culpable… e identificar a unas víctimas condenadas de antemano por las exigencias del honor, el amor y el destino.
Natividad del señor, año de 1141. El abad Radulfo regresa de Londres, trayendo consigo a un sacerdote para el beneficio vacante de la Santa Cruz (conocida también como la Barbacana); un hombre de gran prestancia, erudición y disciplina, aunque carente de humildad y capacidad de comunicación con los demás. Cuando le descubren ahogado en el estanque del molino, la sospecha se extiende en distintas direcciones; particularmente, hacia un joven que acompañaba al sacerdote, que había sido enviado a trabajar en el huerto de fray Cadfael y que estaba claro que carecía de vocación sacerdotal. Es más, pronto se atrae la amistad de una joven tan hermosa como temible.
A la muerte de su esposo, la joven viuda Judit Perle cede una de sus propiedades, una casa en el barrio de la Barbacana, a la abadía de Shrewsbury. Sólo pide a cambio que, cada año, el día en que se conmemora la traslación de los restos de Santa Winifreda, se le entregue una rosa blanca. Una viuda joven y rica tiene que despertar forzosamente el interés de muchos potenciales pretendientes; sobre todo, si revertiera a ella la casa de la Barbacana por incumplimiento del pacto por parte de la abadía. Y hay alguien dispuesto a conseguirlo: en el verano de 1142, la rosa aparece violentamente destrozada y su portador, un joven monje, asesinado. Los sospechosos son casi tantos como los pretendientes. Fray Cadfael, con un profundo conocimiento de los seres humanos, sabrá separar la virtud de la maldad y resolver un caso desconcertante, uno de los más difíciles de su prolongada actividad como monje y detective.
Toda Inglaterra está asolada por la guerra civil, en 1142. Al tiempo, en la abadía de San Pedro y San Pablo se desencadenan unos acontecimientos no menos trascendentes que las contiendas del exterior. A la muerte de Ricardo Ludel, su hijo de diez años, alumno de la abadía y también de nombre Ricardo, se convierte en el nuevo señor de Eyton. Dionísia, su temible abuela, trata de imponerle un matrimonio de conveniencia, pero él se resiste. Mientras tanto, el ermitaño Cutredo se ha establecido en el bosque de Eyton; su joven compañero, Jacinto, se hace amigo de Ricardo. Pero la llegada del Santo varón ha coincidido con un serie de desventuras para los monjes, que temen la ira divina… Fray Cadfael tiene que abandonar su apacible huerto y echar mano de su vasta experiencia para perseguir y dar alcance a un despiadado asesino.
Los rigores del invierno han llegado temprano a Shrewsbury. Una fuerte nevada daña los tejados de la hospedería de la abadía de san Pedro y San Pablo; los monjes se ven obligados a reparar aquéllos antes de que el perjuicio sea mayor. Las difíciles condiciones de trabajo tienen gravísimas consecuencias para fray Aluino, que resbala y cae desde el tejado. Sus heridas son tan importantes que pide la última confesión. Una confesión que sólo oyen el abad y fray Cadfael, y que resulta ser una inicua historia de pecados de difícil perdón, por parte de Dios y por parte del hombre. Pero fray Aluino no muere; al restablecerse, decide hacer un viaje de expiación en la única compañía de fray Cadfael. El arduo viaje lleno de tensiones físicas y emocionales, conduce a usa serie de atroces descubrimientos: amantes contrariados, engaño y traición, venganza... y asesinato.