Sarah Holloway no está en su mejor momento. Se divorció hace unos meses después de pillar a su marido practicando sexo (sexo impetuoso) sobre la encimera de su cocina con una pelirroja. En el trabajo, su jefe no recuerda ni su nombre, y su perfecta familia solo hace que ella se sienta más desgraciada aún. Encima acaba de cumplir los treinta, ha engordado dos kilos y le ha salido una cana justo… ahí.
Pero, por culpa de un traje de hawaiana y unos malabares imaginarios, en la vida de Sarah se cruzará Michael Stearling.
Y Michael Stearling hará que todo su mundo se tambalee.
Inteligente, arrogante, desdeñoso y malicioso, Michael le pondrá las cosas muy difíciles a Sarah y ella tendrá ganas de estrangularlo cada vez que se encuentren. Y, aunque a Michael le gustan los desafíos, Sarah no piensa permitir que la trate como si fuera su juguetito.
Sin embargo, en la vida, como en las pelis, las cosas nunca son lo que parecen y Sarah y Michael descubrirán cuántas emociones pueden esconderse detrás de las sonrisas, de las discusiones, de los gemidos y, sobre todo, de los secretos.
Las calles de Manhattan, la ilusión, el sexo y el amor.
Bienvenida al Nueva York de tu propia película romántica.
Meisy Avery-Cotton, la princesa de Nueva York, tiene tres vidas. La primera, llena de eventos de la alta sociedad, la que su madre, Vivianne Avery-Cotton, la primera jueza mujer del Tribunal Supremo, le obliga a llevar, para demostrar que su familia es perfecta. La segunda, la que la prensa se empeña en mostrar, repleta de fiestas de niños ricos, irresponsabilidades y lujos, y en la que Meisy está completamente expuesta. Y la tercera, que odia tanto como las dos anteriores, la que Meisy se fuerza a vivir delante de sus amigas y la gente que la conoce, fingiendo que no le importa absolutamente nada.
Pero al final de este caleidoscopio de días y vidas, ¿dónde está la Meisy real? ¿Quién la conoce de verdad?
Reed West acaba de volver de su última misión con los Rangers para instalarse definitivamente en Nueva York. Debe hacerlo, sus motivos son demasiado importantes. Su amigo Bale le propone un trabajo: encargarse de la hija pequeña de los Avery-Cotton, la princesa de Nueva York.
Reed es directo, listo, presuntuoso y ha aprendido a tomarse la vida exactamente como viene. Meisy es rebelde, honesta e inteligente, pero ninguno de los dos imagina lo que el destino y la ciudad les tienen preparado.
Los cuentos de hadas están de vuelta, llenos de cosmopolitas rascacielos, música, las ganas más deliciosamente sexys y un amor sin límites.
Santiago Zapata emprende un viaje al Amazonas abatido por el desamor. Dos personajes serán decisivos en su travesía: Luis Infante, un profesor que llegó a la región en los años ochenta para enseñar en un colegio público, y Magdalena, una joven periodista que desde hace un tiempo investiga los efectos devastadores de la explotación ilegal de oro en la zona. Narrada desde la mirada del forastero que se sorprende con el choque constante entre la exuberancia de la selva y la fuerza arrasadora de la civilización, esta novela se adentra en el viaje interior de un hombre que debe redescubrir el mundo para encontrar su lugar en él.
Novela magistral en que se basó la mítica película «Centauros del desierto» («The Searchers», 1956), dirigida por John Ford y protagonizada por John Wayne. La trama de esta novela es sobradamente conocida: dos colonos blancos se imponen la incierta tarea de rescatar a un par de niñas raptadas por una partida comanche en una de las muchas incursiones que sus guerreros hacían en el territorio de Texas, ya incorporado a los Estados Unidos. Para Amos y Martin, protagonistas de «Centauros del desierto», la búsqueda se convierte en un fin en sí mismo, en algo que monopoliza sus vidas. Persiguen a los comanches casi más allá de toda esperanza lógica, porque, en opinión de Amos, un indio cuando huye «después de un tiempo piensa que debe desistir, y comienza a aflojar. Por lo visto, no concibe que exista una criatura que persista en una persecución hasta el final». Además de un impecable western realista de aventuras, «Centauros del desierto» es una excelente recreación de los años finales de la lucha fronteriza contra comanches y kiowas, narrada con esa precisión e intensidad en los detalles que caracterizan las historias de Alan Le May. Sólo resta decir que la novela es más cruda, extensa y seria que la película de John Ford. Un motivo más para disfrutarla.
Tras la buena acogida de «Indian Country», primer volumen de relatos de Dorothy M. Johnson y número uno de la colección FRONTERA, el catálogo de la colección se enriquece con esta nueva recopilación de historias de la autora de Montana. Mientras que en «Indian Country» predominan las historias sobre los indios norteamericanos y sus relaciones con los blancos, en «El árbol del ahorcado y otros relatos de la Frontera» tienen más presencia las historias que se hacen eco de otros mitos del Far West: forajidos, tahúres, saloons, vaqueros, predicadores, buscadores de oro, etc. Los relatos que componen el presente volumen fueron publicados por vez primera en revistas como «The Saturday Evening Post, Argosy, Collier’s» o «Cosmopolitan» en los años cincuenta, y, salvo una excepción —«La squaw de la manta», un relato de los comienzos de su carrera—, son posteriores a los reunidos en «Indian Country». Forman parte de esta recopilación relatos excelentes como «La hermana perdida», ganador del prestigioso Spur Award, «Diario de aventura» o «El regalo junto a la carreta». Pero, sin duda, la estrella del volumen es «El árbol del ahorcado», por calidad, por extensión y por la repercusión de la adaptación cinematográfica que realizó Delmer Daves en 1959, protagonizada por Gary Cooper, María Schell y Karl Malden. Como en «Indian Country», son relatos descarnados, en los que todo queda a la vista. Su lenguaje es contundente, irónico y duro, con frases cortas y afiladas, que consiguen evocar un mundo que se fue para siempre.
«Bajo cielos inmensos» evoca fiel y emocionadamente la era de los tramperos y los tratantes de pieles. La novela, eterna integrante de las diez mejores novelas western de todos los tiempos, nos cuenta la historia de Boone Caudill, un joven de diecisiete años que, harto de soportar a su padre, se escapa de la granja en la que vive, en Kentucky. Está fascinado por los relatos de su tío Zeb Calloway, un auténtico «mountain man» que había cazado búfalos, luchado contra los indios y viajado a los lejanos confines del país. Boone se encuentra en su huida con otro muchacho soñador, Jim Deakins, y ambos decidirán viajar hacia las regiones inexploradas que se extienden hacia el oeste. Más tarde, se enrolarán en la barcaza «Mandan» que, capitaneada por el traficante de pieles Jourdonnais y en compañía de un cazador llamado Dick Summers, pretende remontar el Missouri hasta llegar a la lejana y peligrosa tierra de los «pies negros» para comerciar con ellos. A partir de aquí, al lector le esperan cuatrocientas páginas de aventuras, descripciones de una naturaleza aún virgen y salvaje y maravillas que no conviene revelar aquí… «Bajo cielos inmensos» (The Big Sky) fue llevada a la gran pantalla por Howard Hawks en 1952 y se estrenó en España con el título de «Río de sangre».
«Cornetas al atardecer» se inicia en 1875, cuando Kern Shafter, un hombre culto, de honor y con un pasado misterioso, se apea del tren en la minúscula estación de un asentamiento situado en la frontera de Dakota. En el andén se encuentra con una joven que, como él, piensa tomar la diligencia que se dirige hacia el norte, a Fargo. Su destino final es el fuerte Abraham Lincoln. Desengañado de la vida civil y sus complicaciones, Shafter buscará refugio en la vida militar, que un día abandonó por un problema de honor. Pero el destino que ha elegido no resultará un camino de rosas, porque en el fuerte al que se dirige se acantonan en ese momento las tropas del Séptimo de Caballería a la espera de un inevitable choque con los sioux y sus aliados, choque que culminará en la batalla de Little Bighorn, de infausto recuerdo… «Cornetas al atardecer» apareció por entregas en el «Saturday Evening Post» en 1943 y fue llevada al cine en 1952 en una película dirigida por Roy Rowland.
El presente volumen reúne las dos mejores novelas de Elmore Leonard dedicadas al western, según los especialistas del género: «Hombre» (1961) y «Que viene Valdez» (1970). Ambas tienen mucho en común: el escenario crepuscular, la frontera sur, los apaches, las persecuciones… Un mundo lleno de mestizos, indios, anglos, mexicanos, negros, revolucionarios, bandoleros, cuatreros, domadores de caballos, médicos de pueblo, chicas de saloon, inmigrantes chinos… «Hombre» transcurre en la Arizona de 1884. Una diligencia se dispone a iniciar un viaje entre la ciudad de Sweetmary y la posta de Delgado. En ella viaja John Russell, secuestrado de niño por los apaches con los que pasó su infancia, la chica McLaren y un grupo de pasajeros. Los avatares que les deparará el camino pondrán a prueba su instinto de supervivencia. En «Que viene Valdez» seremos testigos de un enfrentamiento desigual y suicida entre un humilde alguacil, Valdez, y Frank Tanner, potentado del lugar, y su ejército de pistoleros a propósito de un abuso de poder intolerable. Una grandiosa novela de acción con un profundo trasfondo ético. «Hombre» fue llevada al cine en 1967 por Martin Ritt, con Paul Newman como protagonista, y «Que viene Valdez» en 1971 por Edwin Sherin, con Burt Lancaster.
La acción de «Shane» transcurre en Wyoming, en 1889. A la granja de los Starret llega un misterioso jinete. Está de paso, viste de oscuro y, aunque resulta sombrío, parece educado. Conquistados por su enigmático atractivo, el matrimonio de colonos invita al forastero a comer y pernoctar. El recién llegado pide que le llamen Shane y se muestra cortésmente evasivo sobre su pasado. Los Starret cuentan a su invitado que los colonos que ocupan aquellas tierras son acosados por Luke Fletcher, propietario de un extenso rancho, que quiere echarlos de sus tierras para incrementar su explotación ganadera. Inevitablemente, la amistad de Shane con los Starret le llevará a alinearse con ellos frente al pequeño ejército privado del ranchero. La edición se completa con cinco relatos, entre los que destacan “Cooter James”, “Ese caballo llamado Mark” y “Jacob”, historias narradas con un tono menos épico y trágico y con más humor y ternura. En el año 2007, la asociación de Escritores de Western Americanos, que agrupa a los principales autores del género, decidió que la mejor novela western escrita en el siglo XX era «Shane» (1949), la primera novela de Jack Schaefer, y la mejor película del género «Raíces profundas», la adaptación cinematográfica de esta novela que dirigió en 1953 George Stevens, con guion de A. B. Guthrie Jr., y protagonizada por Alan Ladd.
Durante la guerra civil norteamericana (1861-1865) entre los estados del norte y la Confederación (el Sur) surgieron, como en todas las guerras, grupos de soldados irregulares, bandas de guerrilleros que se dedicaban a atacar las vidas y propiedades de los simpatizantes del bando contrario. Entre los confederados alcanzó fama legendaria la unidad de caballería del jefe Quantrill, junto al que cabalgaron rebeldes como Frank y Jesse James. A medida que el Sur va perdiendo la guerra estas partidas van derivando hacia el bandidaje, y acaban dando lugar a lo más florido del pistolerismo clásico del western. Este ambiente histórico-legendario es el caldo de cultivo en el que se desenvuelve el personaje de Josey Wales. Cuando su familia es asesinada en una incursión de los «polainas rojas» (unionistas), Josey decide unirse a la partida sudista de Bill «el Sanguinario» Anderson. Una vez acabada la guerra, Josey no acepta el perdón del bando vencedor e inicia su carrera como «fuera de la ley». «El rebelde Josey Wales» —volumen que incluye las novelas «Huido a Texas» (1972) y «La ruta de venganza de Josey Wales» (1976), de Forrest Carter— recrea las hazañas y fechorías de este rebelde, bandido y fugitivo. La obra de Forrest Carter (Alabama, 1925 – Texas, 1979) se reduce a cuatro novelas: las dos mencionadas, otro western más titulado «Watch for Me on the Mountain» (1978), y una supuesta autobiografía novelada convertida en best-seller, «The Education of Little Tree» (1976), que narra la infancia huérfana del autor y su educación india impartida por su abuelo cheroqui. «El fuera de la ley» (1976), película dirigida y protagonizada por Clint Eastwood, es una adaptación de la novela «Huido a Texas», de Forrest Carter.
La novela narra las tentativas de los indios kiowas por rescatar a la joven protagonista, Rachel, de la familia de colonos con la que vive desde que la adoptaron cuando apenas era una niña, pues consideran que es una de los suyos. La primera parte describe con detalle los afanes y penalidades de los colonos para sacar adelante un rancho ganadero en la peligrosa frontera, así como lo que sentían las mujeres en aquellas tierras, su esfuerzo por mantener una vida civilizada, la rivalidad entre vecinas, los romances, y también la pasión culpable que Rachel siente por uno de sus hermanastros. El lector puede percibir el paisaje, el sonido casi permanente del viento, las grandes distancias vacías, la alegría de la llegada de la primavera, pero también el temor de los colonos ante la llegada de la «luna kiowa» que acompaña a la estación. Es entonces cuando los guerreros de las tribus cercanas salen en busca de botín, sangre y gloria. «The Unforgiven» («Los que no perdonan», 1957) se convirtió en película en 1960, dirigida por John Huston y protagonizada por Burt Lancaster y Audrey Hepburn.
«El pistolero» se adaptó al cine como «El último pistolero», protagonizada por John Wayne, y «Llegaron a Cordura» inspiró la película del mismo título protagonizada por Gary Cooper. Glendon Swarthout nació en Michigan en 1918. De joven se embarcó en un carguero para recorrer Sudamérica, desde donde enviaba crónicas a distintos periódicos. Fue profesor en la Universidad de Michigan y comenzó a escribir relatos para varias revistas. De aquellos años es su novela «Llegaron a Cordura». Escribió numerosas obras y recibió diversos reconocimientos por ellas, como el Spur Award en 1975 por «El pistolero». El presente volumen reúne las dos novelas western más populares de Swarthout: «El pistolero» (1975) y «Llegaron a Cordura» (1958). «El pistolero» narra el declive de la carrera de John Bernard Books, un afamado y legendario pistolero que decide retirarse a El Paso tras haberle sido diagnosticado un cáncer. La presencia de Books en la ciudad atrae a todo tipo de personajes: un periodista que pretende publicar un serial sobre él, viejos enemigos con cuentas pendientes, e incluso rivales pendencieros en busca de notoriedad. John Wayne interpretó a John Books en la versión cinematográfica de la novela dirigida en 1976 por Don Siegel; sería la última aparición de John Wayne en las pantallas. «Llegaron a Cordura» cuenta los avatares de una expedición organizada para internarse en México y capturar a Pancho Villa. A Tom Thorn, integrante del contingente, le han encomendado que seleccione soldados que se distingan por su valor. Elige a cinco en un ataque a un rancho y trata de llegar con ellos sanos y salvos a la ciudad de Cordura. En el trayecto saldrá a relucir el verdadero carácter de los elegidos. Esta novela inspiró una película protagonizada por Gary Cooper y Rita Hayworth.
«El rapto de Marah» es un pre-western magistralmente ambientado por Dale Van Every en la Guerra de Independencia y en la participación de los indios del Valle del Ohio en ella. Hombre de cine, ensayista, historiador y novelista, Dale Van Every (1896-1976) escribió el guión o la historia original de 35 películas, entre las que figuran «Hombres sin miedo», de John Ford, o «Capitanes intrépidos», de Victor Fleming. Van Every era un gran amante y experto en la historia de la Frontera americana durante el periodo revolucionario y en especial en los conflictos indios de la época, escenario histórico en el que se ambientan numerosas novelas que conforman un subgénero aparte, el pre-western. Escribió una monumental crónica de 1.500 páginas sobre la vida en la Frontera, así como diez novelas inspiradas en su mayoría, como «El rapto de Marah», en este fascinante escenario y periodo histórico. «El rapto de Marah» (1950), la novela más lograda de Van Every, narra el periplo de una caravana en la que viaja la joven Marah Blake desde Tidewater hasta una próspera hacienda en la lejana frontera donde la espera el potentado Colby Gower para casarse con ella. Colby ha contratado a dos de los mejores exploradores para que guíen y acompañen a la comitiva. Todo marcha según el plan previsto hasta que uno de los guías descubre huellas de un rastreador indio que parece acechar a la caravana. El desenlace de esta historia está inspirado en un buen número de casos reales que tuvieron lugar en todo el territorio de Norteamérica desde el siglo XVI hasta comienzos del XX, y en particular en el caso de la joven Mary Jemison de Pensilvania.
Solo en los últimos años se ha comenzado a dar al soldado de raza negra, al «buffalo soldier», el reconocimiento que merece por su papel en las guerras indias. Elmer Kelton, nacido en Andrews County, Texas, en 1926, fue un destacado autor de narrativa western perteneciente a la corriente historicista, aquella que prefiere un retrato realista del Oeste. Acreedor de numerosos premios literarios y admirado en particular por la mayoría de autores del género, nunca llegó a alcanzar la popularidad de mitos como Zane Grey, Louis L’Amour, Ernest Haycox o Larry McMurtry porque, a diferencia de estos, sus novelas apenas contaron con adaptaciones a la gran pantalla. Kelton desarrolla su narrativa inspirándose en los diferentes episodios que conformaron la historia del Estado de la Estrella Solitaria en el que nació. Así, en 1965 publica «Massacre at Goliad», primera novela de una tetralogía que recorre la historia de la república de Texas desde sus orígenes, y años después se centró en una popular serie de novelas dedicada al cuerpo de los Texas Rangers. La presente novela, «El Lobo y el Búfalo» (1980), protagonizada por un soldado de caballería de raza negra, narra los avatares de un regimiento de «soldados búfalo» con base en Fort Concho, Texas, en la época de las guerras contra los comanches. Los «soldados búfalo» eran tropas formadas por voluntarios negros, muchos de ellos esclavos liberados, que se alistaban como soldados de fortuna buscando un medio de vida. Gideon Ledbetter, nuestro esforzado protagonista, «mordió el polvo, sufrió maltratos y cabalgó hasta pelarse el trasero». Y como contrapunto, Kelton introduce a Caballo Gris, el Lobo, un guerrero comanche que lucha por la supervivencia de su pueblo.
Capturar a un escurridizo jefe indio, fugado a una tierra salvaje y sin ley, es casi una misión suicida que recuerda a la mítica película «La venganza de Ulzana». «Cuando comencé a escribir westerns también trabajaba como redactor publicitario, haciendo anuncios para Chevrolet. Tenía una familia que alimentar así que me levantaba a las 5 de la mañana y trabajaba dos horas antes de ir al trabajo. Hice cinco libros y treinta cuentos de esa manera». Así refiere Elmore Leonard (1925-2013), nacido en Detroit y considerado por muchos críticos el más grande autor de novela policiaca, sus comienzos como escritor. En la colección Frontera han aparecido hasta el momento tres volúmenes con obras de Elmore Leonard: las novelas «Hombre» y «Que viene Valdez» en uno, y los relatos western completos en otros dos, «El tren de las 3:10 a Yuma y otros relatos del Oeste» y «Los cautivos y otros relatos del Oeste». «Los cazarrecompensas» (1953), primera novela de Leonard, comienza cuando un joven e inexperto oficial de caballería, R.D. Bowers, y un explorador curtido en la contienda contra los apaches, Dave Flynn, son enviados a una misión casi suicida más allá de la frontera con México, atrapar al caudillo apache Soldado Viejo y traerlo a territorio estadounidense. Rastrear a un indio rebelde y escurridizo a través del infierno sofocante de una tierra salvaje y sin ley, guarida de apaches y cazadores de cabelleras blancos, es un reto de alto riesgo en el que un cazador puede acabar convertido en presa. Al poco de iniciada la búsqueda, los perseguidores se topan con una escena dantesca: tres carros quemados y los cadáveres de sus ocupantes con la cabellera arrancada… pero los demás rastros no apuntan al modus operandi de los indios.
«Mujer Búfalo» recoge los avatares cotidianos de una tribu sioux, desde su apogeo hasta su decadencia definitiva, tal como los vive Torbellino, hija del pueblo oglala. Huérfana a los diez años, Dorothy M. Johnson (1905-1984) tuvo que desempeñar numerosos empleos, incluido el de escritora «freelance» para publicaciones modestas. Fue alumna de H. G. Merriam, un profesor de inglés apasionado por la antropología que introdujo la escritura creativa en su programa de enseñanza y fundó la revista The Frontier: A Magazine of the Northwest para animar a sus alumnos a escribir. En ella también participaron otros destacados autores como A. B. Guthrie («Bajo cielos inmensos», Frontera n° 7). Tras escribir numerosas narraciones breves, Dorothy Johnson publicó dos novelas western: «All the Buffalo Returning», en 1979, y la presente «Mujer Búfalo», en 1977. Gran conocedora de la cultura indígena, Johnson llegó a ser nombrada hija predilecta de la tribu de los pies negros, y aunque sus relatos están siempre llenos de magia y sentido poético, el realismo del que hacen gala no permite maquillar la crueldad presente en muchas de sus historias. «Mujer Búfalo» nos hace partícipes de las luchas y preocupaciones diarias de Torbellino, una mujer oglala de la Nación Sioux que pobló las grandes llanuras norteamericanas: la vida doméstica, la relación de parentesco, el duelo y el trabajo de la recolección, tareas habitualmente femeninas. Pero también nos habla de otros acontecimientos relevantes para su pueblo, como la guerra contra los wasichus (el hombre blanco), las intrigas políticas, las expediciones de caza… Torbellino nace en la época de esplendor de los sioux y conocerá su decadencia, diezmadas las manadas de búfalos y confinado su pueblo en reservas, hasta su diáspora hacia las tierras de Canadá en busca de la libertad.
Donde las murallas caen, los muros se levantan. En una tierra llena de tradiciones un grito de libertad resuena por el suelo peninsular a lo largo y ancho de la frontera, ahora teñida por la sangre de los valientes. Tres hermanos serán leyenda, vivirán de acuerdo a sus principios hasta su último suspiro en medio del fuego de la guerra, en el centro del fragor de la batalla, hasta expulsar al invasor francés por el honor y la gloria de la noble tierra de Salamanca. En un tiempo difícil, donde sobrevivir es una cuestión de orgullo y necesidad, desafiarán al ejército más poderoso de la vieja Europa. Escribirán páginas memorables de una epopeya épica, que cambiará los destinos de los pueblos de Europa. Charros valientes de Castilla, voluntarios de una gran nación, cabalgan sin miedo en los tiempos de Wellington, Massena y Napoleón. Galopan por Dios, sus familias y la Patria sometida.
Un hombre, de origen hispano-argentino y radicado en Barcelona, reconstruye la historia de su familia a partir del arribo a Buenos Aires de su bisabuelo y el hijo de éste, abuelo del narrador, el año de 1880. Se trata de Roque Díaz Ouro, viudo de 35 años, y su hijo Ramón, de tan sólo cinco, oriundos de Galicia como tantos españoles llegados a la Argentina en torno del 1900, huyendo de la pobreza y el desamparo. A ellos se suma el alemán Hermann Frisch, Germán para los argentinos; eximio artista del bandoneón y un ferviente partidario del socialismo, estuvo presente en los dramáticos hechos de la Comuna de París, en 1871. Frisch es para Roque el mejor de los amigos y un segundo padre para Ramón, pero también una suerte de ángel guardián de los Díaz; así pues, su lugar en la memoria familiar es igualmente importante. Horacio Vázquez-Rial (Buenos Aires, 1947), hispano-argentino, es historiador, escritor y periodista. Reside desde 1974 en Barcelona, ciudad en que obtuvo el doctorado en Geografía e Historia. Ha publicado una serie de obras de ficción y ensayos, contándose entre éstos el libro La Guerra Civil española: una historia diferente (1996) y una biografía de Juan Domingo Perón (Perón. Tal vez la historia, 2005). Frontera sur, publicada originalmente en 1994, es la décima de sus novelas. En torno al mencionado trío protagónico, Vázquez-Rial construye una animada y cautivante saga familiar que transcurre entre las dos últimas décadas del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, y cuyo escenario privilegiado es la capital argentina. Tan privilegiado que la novela funciona también como el vivo retrato de un Buenos Aires que, por aquel entonces, sufría profundas transformaciones por iniciativa de un intendente admirador del París reestructurado por el barón Haussmann. A la planificación urbanística, con sus imponentes edificaciones y reformas viales, se añadían continuas mejoras debidas a la introducción de los avances técnicos del momento: el alumbrado eléctrico, los tranvías, el teléfono, el cine, etc. Buenos Aires se expandía y se revestía con los signos de la modernidad, contagiándose algunos de sus habitantes de la fiebre de los descubrimientos y las innovaciones (en cierto pasaje de la novela se asiste a la fallida experiencia de un aspirante al gremio de los inventores). Asimismo, resonaban en las calles de la ciudad los acentos de multitud de idiomas extranjeros, algunos de los cuales daban origen a un número importante de publicaciones estables. Eran en verdad riadas de portadores de esperanzas e ilusiones, los inmigrantes que impusieron a Buenos Aires un toque cosmopolita. Ahí afloran, en las páginas de Frontera sur, bares y hostales de mala muerte, reñideros de gallos, casinos clandestinos, los prostíbulos, algunos de ellos de una miseria atroz y otros de lujo (como el regentado por la bella Teresa, más conocida como «Piera»: uno de los personajes destacados de la novela); las asociaciones mafiosas, dedicadas entre otros turbios negocios a la trata de mujeres… El de la novela es, en buena parte, el Buenos Aires barriobajero, mas sin un patetismo o una sordidez abrumadores. También es el Buenos Aires de clase media y el de las fortunas incipientes, como la de los mismísimos Díaz. En efecto, merced a su esfuerzo y a una suerte envidiable, Roque Díaz Ouro se convierte más pronto que tarde en un próspero negociante, asumiendo a la vuelta de los años y aun sin pretenderlo un papel semejante al de un patriarca, rol en que reemplaza a quien hiciera para él –como para otros españoles recién llegados a la Argentina- de protector y benefactor. Esto, sin abandonar su profesión de fe socialista.Abundan las situaciones y sobre todo los diálogos, ágiles, naturales, muy vívidos. La galería de personajes es cuantiosa, un entrañable muestrario de inmigrantes en su mayoría. Sus historias oscilan entre el drama y la felicidad, el logro y la derrota. Algunos de ellos son todo un carácter. Así ocurre en el caso de la mencionada Teresa, tan querida por los Díaz; también en el de Frisch, cuyos amores resultan tan plenos como infortunados. Interesante personaje es Antonio Reyles, al que un ya crecido Ramón Díaz y su flamante esposa han conocido en Galicia –en viaje motivado por la nostalgia de la tierra natal y también, cómo no, por la búsqueda de las raíces familiares-. A poco de desembarcar en Buenos Aires, Reyles adquiere un plano de la ciudad en el que irá marcando los lugares y recorridos que conciernan a sus proyectos, y es que está resuelto a triunfar. Lo logra, en el margen mismo de la legalidad, moviéndose con suma destreza entre los intereses y los pistoleros de unos sectarismos políticos que son en sí mismos organizaciones delictivas. Aquí y allá surgen los nombres de connotados políticos argentinos de la época, pero el aderezo principal lo constituye la aparición de dos personajes históricos: Durruti, el famoso anarquista español, y Carlos Gardel. Acompañado por su banda, con la que ha asaltado un banco en Chile, Durruti prosigue en suelo argentino su campaña de atracos, convirtiéndose Antonio Reyles en un auxiliar circunstancial. El prócer del tango, por su parte, es un secundario de mayor relevancia, a cuya biografía dedica el narrador un merecido interés (su vida se entrelaza con la de los Díaz y la de Germán). En Frontera sur consta un individuo de estatura humana, vulnerable y nada irreprochable, desprovisto por tanto del aura legendaria que la posterioridad le ha conferido. La oscuridad que rodea sus orígenes ha generado una diversidad de teorías; Vázquez-Rial lo muestra nacido en Uruguay bajo el nombre de Carlos Escayola, quien adopta el apellido francés de un joven fallecido, Gardes, más tarde convertido en Gardel. En este ejercicio de memoria familiar, la ficción rinde honor al mito, el que reviste la forma de un fantasma que traba amistad con Roque Díaz y lo ayuda a hacer fortuna. Se trata, pues, de un elemento en cierto modo disonante en el contexto de una novela realista, pero que da cuenta de la determinación del memorialista/narrador de registrar la memoria familiar tal cual ha llegado hasta él. Honesta determinación y una legítima licencia por parte del autor, cabe decir. Lectura emotiva y gozosa.
FROZE es una compañía ubicada en una isla próxima a Noruega, que promete a sus clientes despojarles de los sentimientos que les atormentan, cuando éstos no pueden lidiar con ellos; sin embargo, tras esta máscara se esconde un secreto que es llevado a cabo por sus dirigentes en la Torre Central de FROZE. Ravn y su compañero Sander investigan la aparición de una serie de cádaveres que parecen estar relacionados con la isla de FROZE. Cuando consiguen infiltrarse en la isla como clientes que solo buscan librarse de sus sentimientos, Ravn se encuentra allí con Allie, su ex prometida a la que abandonó la noche antes de la boda, por motivos que ella desconoce. Allie al parecer ha ido a la isla para poder de una vez librarse de los sentimientos que la atan aún a Ravn y que le están destrozando el corazón; sin embargo, mientras Ravn y Allie discuten, Sander desaparece misteriosamente, lo que obligará a Ravn y a Allie a permanecer juntos, hasta que éste descubra lo ocurrido con Sander y pueda cerciorarse de que Allie no corre ningún tipo de peligro. Pronto su obligada unión se verá envuelta en una serie de aventuras extrañas y de personajes que se van cruzando con ellos a lo largo de la novela, en la que todos ellos tienen un papel fundamental. Así mismo entre Ravn y Allie aflorarán los sentimientos de amor y odio guardados durante mucho tiempo, los cuales combatirán por posicionarse en sus corazones, en medio de una tensión sexual entre ellos, que les llevará al límite de sus emociones.
La historia de tres generaciones de mujeres, sus complejas vidas, sus misterios, sus pecados, y al hombre que lo sabe todo sobre ellas y puede desvelar los más ocultos secretos. Lily Pierron es una legendaria madame que sabe que en la cálida Nueva Orleans se puede cometer cualquier pecado a cambio de un alto precio. Para ella, el precio es su hija Hope. Hope Pierron St. Germaine es la elegante y piadosa mujer de una acaudalado hotelero y la dedicada madre de Glory durante el día, pero por la noche sucumbe a las pasiones carnales que amenazan con destruirla. Glory St. Germaine ignora los vergonzosos secretos de su familia, pero sufre las consecuencias de una oscuridad cuya existencia desconoce. Obstinada y atolondrada, Glory encuentra el amor prohibido en el hombre que lo sabe todo sobre las Pierron.