La narradora descubre paulatinamente que su realidad es una mera reducción de la vida y el amor un sueño irrealizable en el que siempre traicionamos o nos traicionan. Quizá sea El mismo mar de todos los veranos la primera novela amoral que produce la literatura española en muchos años, o al menos la primera novela escrita al margen de los valores de la moral judeocristiana que continúan rigiendo nuestra sociedad. Los personajes de Esther Tusquets no proponen otra norma de conducta que la conquista imposible, por otra parte de la felicidad.
Tres son los personajes que juegan al juego del amor, que exploran los laberínticos vericuetos del deseo, que se sumergen en los gozos transgresores del erotismo, que intentan vencer sus mezquindades y egoísmos, que tratan de huir del hastío, de la vacuidad y de sus miedos: a la soledad, a la vejez, a no ser amados. Tres son los vértices del triángulo: Elia, una treintañera rica, guapa y aburrida, en busca del placer de los sentidos; Ricardo, un poeta snob y ambicioso, y la joven e ingenua Clara. Esta hermosa novela, escrita con una prosa lírica y de gran calado, fue galardonada con el Premio Ciudad de Barcelona.
Esther Tusquets se reveló en 1978, con El mismo mar de todos los veranos, como una notable narradora, de una inteligencia poco frecuente en el uso de las modernas técnicas narrativas y una escritura sutil, espléndidamente elaborada, de un refinado lirismo. Era aquella la primera obra de una trilogía que continuó con El amor es un juego solitario, y concluye en Varada tras el último naufragio. Cada una de estas novelas puede leerse por separado, y con total independencia de las otras, pero todas obedecen a un mismo propósito, la exploración del tema del amor, despojado de condicionamientos morales o religiosos, y en toda su complejidad; un sentimiento que tanto puede ser exaltación dionisíaca como culto a la belleza, con una terrible y sabia conciencia de su fugacidad, pero también de que «cuando nos deja, la muerte nos alcanza». En Varada tras el último naufragio, la cegadora telaraña de ese amor, en sus distintos estadios de excitación y fatiga, envuelve a dos parejas, Elia y Jorge, Eva y Pablo, todos ellos en una edad crítica de la vida, los cuarenta años, que suele presentarse con la necesidad imperiosa de apurar los últimos goces, o volver a vivir nuevos amores con la intensidad de los primeros. Y allí también está Clara, una adolescente que entra a la vida, vertiginoso vértice de todos los triángulos.
Madrid, un Madrid singular, vuelve a ser el escenario de la también singular narrativa de Esther García Llovet. En esta ocasión el protagonista es un humorista apodado Castor, famoso por sus monólogos televisivos. La vida de Castor está regida por la suerte y el azar. Y tirando del hilo del azar conoce a su doble, un camarero llamado Julio. Son como dos gotas de agua, y a Castor se le ocurre que Julio puede sustituirlo en algunos saraos, porque él detesta los saraos. Pero, claro, la cosa no tarda en complicarse, y en dar pie a una trepidante, enloquecida, sucesión de acontecimientos. Y, así, en esta novela tan concisa como contundente tienen cabida una fuga, un secuestro, una pareja de humoristas —uno gitano y otro argentino—, una discoteca en mitad del desierto de Almería, una estafa, una estafadora a punto de convertirse en asesina, unos chinos que invierten en inmobiliarias y en televisión, un crucero por el Danubio y hasta un ovni. Un «noir» surreal, una comedia estrambótica, terrorífica y castiza. Una novela vibrante, que no da tregua al lector. Una nueva muestra del inmenso y reconcentrado talento de Esther García Llovet, una de las voces más originales, secretas (cada vez menos) e imprescindibles de la actual literatura española.
Se ha dicho muchas veces que «El gran Gatsby» es una novela perfecta, lástima que no cuente un poco más de Gatsby. Pero en el original que Fitzgerald presentó a la editorial había más de Gatsby. También tenía otro título: «Trimalción» (Fitzgerald quería que su novela fuera el equivalente norteamericano del «Ulises» de Joyce). La leyenda dice que «El gran Gatsby» se convirtió en una novela perfecta luego de pasar por las manos santas de Maxwell Perkins, su editor. Pero en «Trimalción» se puede ver a Gatsby tal como lo veía Fitzgerald: más crudo, más épico, más noble, más estúpido. Solo por eso vale la pena sumergirse de cabeza en este libro.
En 1892 Benito Pérez Galdós publica Tristana. Perteneciente a su última etapa narrativa, esta novela fue recibida en su momento de forma polémica debido al tema que trata: la situación de la mujer a finales del siglo XIX.
Tristana es la historia del fracaso del intento de liberación de su protagonista. La joven, sometida a la esclavitud por parte de su tutor —que dispone de ella a su antojo, considerándola de su propiedad—, uncida al yugo social, que impide a la mujer desarrollar sus capacidades intelectuales, reservándole el papel de comparsa del hombre, limitada por la inútil educación recibida de su madre y posteriormente de don Lope, y poseedora de un carácter soñador e idealista, está abocada a la absoluta derrota en sus intentos emancipadores.
Una locutora de radio que en su juventud fue famosa, cuando está al borde de la ruina es contratada por el propietario de la Cadena de Ondas Ibéricas para hacer una nueva emisión nocturna que llevará el nombre de «Tristeza de amor», y en la que la protagonista realizará reportajes sentimentales de gran éxito. Sobre la base de esta situación y de media docena de sugestivos personajes —Carlota Núñez, el guionista Ceferino Reyes, el millonario Ribera, el hermético Walter, Catalina, la pianista soviética—, el autor urde una interesantísima trama que describe por dentro el mundo de la radio. La habilidad narrativa de Eduardo Mallorquí, espléndido conocedor de los medios audiovisuales españoles e hispanoamericanos, consigue en esta novela una red de intrigas y pasiones que cautivará al lector.
Tristán o el pesimismo fue escrita en 1906, en cuya portada consta, junto a la firma del autor, la descripción “novela de costumbres”. Diestro en esto, los retratos y escenarios costumbristas, Palacio Valdés es un arquitecto de novelas naturalista, estilo derivado del realismo literario de finales del siglo XIX, en el que desarrolla la formación de carácter del hombre a través de planteamientos filosóficos y cristianos, mostrando una mano certera en la creación de personajes femeninos, algo así como Flauvert con Bovary, perteneciente también al realismo. En esta novela, para el estudio de caracteres y situaciones, Palacio Valdés coloca frente a frente a dos hombres, Reynoso y Tristán de naturaleza tan distinta como el agua y la gasolina. Dos contrastes rodeados de secundarios (muy estupendamente trazados) que crean una trama de enredos sociales, caricaturas o retratos de fina y sutil ironía sobre la “alta” sociedad ( y burguesía) del cambio de siglo anterior, en la España de los intelectuales de cafés y cafetines, de la Restauración, y la corrupción del régimen parlamentario que la caracterizó, algo de lo que el autor rasca migajas en este historial folletinesco. Tristán, influenciado por un pesimismo de época, decide saldar los excesos de su misantropía llevando su delirio hasta el límite. Mientras, Reynoso se ve obligado a tomar una importante decisión, para lo que ha de enfrentarse a su propio código ético, lejos de convenciones morales sociales o religiosas. Clara y Elena, respectivamente, serán las víctimas o beneficiarias de las resoluciones de ambos personajes, tan antagónicos. Tristán o el pesimismo era la obra preferida de Palacio Valdés, según sus manifestaciones. En ella podemos deleitarnos de buenas dosis de humor que se manifiestan a través de personajes como Gustavo Núñez o el feo Barragán, por no hablar de la ridícula prima de Tristán, Araceli, adolescente aspirante a marquesa de pitiminí, orgásmica con el postín de las habituales reuniones de saloncitos particulares, “Aquel día rebosaba de distinción y de elegancia el gabinete y el saloncito contiguo de la bella esposa de Reynoso. Una duquesa, tres condesas, una marquesa, y dos vizcondesas; además, las de Domínguez y las de Mínguez, emparentadas con lo más elevado e inaccesible de la aristocracia española. Araceli estaba en sus glorias. Empezaba a perdonar a Elena su oscura estirpe en gracia a los muchos títulos que ya acudían a sus martes”.
1940, Marsella, una puerta hacia la libertad. Millares de personas que huyen del fascismo alemán, personas de todas partes de Europa, luchan por conseguir visados, sellos, certificados para poder abandonar el continente. Sus caminos se cruzan en su carrera de oficina en oficina. Durante un breve período, las vidas ajenas están unidas por esperanzas, pasiones, deseos. Los recuerdos están grabados a fuego: para el narrador, los de un doloroso amor por aquella mujer que buscaba las huellas de su esposo muerto. «Si esta novela se ha convertido en la más hermosa de Anna Seghers, se debe sin duda a la terrible singularidad de la situación histórico-política elegida». Heinrich Boll «Su prosa es de una intensidad casi mágica». «Neue Zürcher Zeitung»
En Cartas desde mi molino, Daudet descubre su corazón; nos aporta sucesivamente alegría, tristeza, emoción, odio… No le falta espontaneidad ni frescura, ni esa agudeza irónica cuando aborda ciertos temas. Además, Daudet no inventa nada: recoge algunos episodios de la vida, saca a relucir algunas anécdotas que ha presenciado o que le han contado, intenta deformar lo menos posible la realidad. Hace revivir para nosotros su Provenza natal, el pueblo provenzal con su alma, su imaginación desbordante, sus espejismos, sus malicias, sus alegrías y sus penas.
La protagonista de Boulder se gana la vida como cocinera en un viejo barco mercante. Es la situación perfecta: soledad, una cabina, el océano, algún puerto en el que conocer mujeres y horas para encarar el vacío, para sentir la fuerza de la provisionalidad. Hasta que un día una de ellas consigue que abandone el mar, acceda a vivir entre cuatro paredes y se implique en la gestación asistida y en la educación de un hijo. ¿Qué ha hecho la maternidad con la mujer que en su día conoció en un bar de la Patagonia? ¿Qué hará ella, animal enjaulado en una casa unifamiliar de Reikiavik?Todo ha cambiado excepto su apodo, Boulder: esas enormes piedras aisladas en medio del paisaje, expuestas a todo sin que nadie sepa de dónde vienen ni porque están ahí. Después de la exitosa Permafrost, esta es la segunda novela del tríptico donde Baltasar explora la voz, la vida y el cuerpo de tres mujeres.
La protagonista de Mamut es una chica arcaica atrapada en la vida moderna. Su hábitat es la ciudad, donde trabaja para vivir. Quiere ser madre, y esto la obliga a acercarse a los hombres ¿Cómo resistir el hormiguero humano si tienes instinto de cazador solitario? Un día abandona la ciudad, cambia de entorno y se convierte en la dueña de una casa completamente aislada. Allí solo están el pastor, la soledad y bestias que te alimentan o te amenazan. El instinto trabaja, la conciencia se altera y se gesta una transformación. Esta no es una novela más sobre la huida al campo, esto es una bomba de relojería sobre las llagas de la sociedad contemporánea, una narración in crescendo que aúlla a merced de esta novelista salvaje que es Eva Baltasar.
A principios del siglo XX, Andrei Biely ideó un tríptico monumental al que bautizó Oriente u Occidente. La primera parte de ese tríptico es el libro que el lector tiene entre las manos, La paloma de plata : el espejismo de Oriente, una inmersión en la Rusia profunda, el mundo de las sectas y el misticismo salvaje.
«¡Después de esto uno puede realmente morir! Es nuestra única alegría desde Gogol». Serguei Esenin.
«La literatura rusa moderna no ha producido nada más grande». Nikolái Berdiaiev.
«¿Por qué la palabra resplandeciente de genio suena como un título cuando se habla de Biely? Biely podría haber sido un profeta. Su demencia de loco está iluminada por una sabiduría de dios». Ilya Ehrenburg.
«Andrei Biely fue un poeta de primera fila y el prosista aún más admirable de las Sinfonías , La paloma de plata y Petersburgo , novelas que, antes de la Revolución, produjeron un cambio radical en el gusto de sus contemporáneos y de las que surgió la primera prosa soviética». Borís Pasternak.
«Mis grandes obras maestras de la novela del siglo XX son, en este orden, Ulises de Joyce, La metamorfosis de Kafka, Petersburgo de Biely y la primera mitad del cuento de hadas de Proust En busca del tiempo perdido ». Vladimir Nabokov.
Las experiencias sexuales, laborales y familiares de un empleado de la Western Union sirven de hilo conductor a una ficción autobiográfica de la que surge con inusitada fuerza la crítica mirada de Miller hacia el mundo y los hombres que le rodean, sus disquisiciones filosóficas y su poderoso canto a la individualidad. Convencido de que el futuro de la literatura estaba en lo autobiográfico, Miller dio un paso decisivo en la evolución de la literatura con su personal modo de enfocar el arte narrativo.
Considerada por buena parte de la crítica como la mejor de sus obras, en su primera novela se sitúa Henry Miller en la estela de Walt Whitman y Thoreau para crear un monólogo en el que el autor hace un inolvidable repaso de su estancia en París en los primeros años de la década de 1930, centrada tanto en sus experiencias sexuales como en sus juicios sobre el comportamiento humano.
El ataque del grupo terrorista Hamás del 7 de octubre de 2023 a Israel, tomó por sorpresa a muchos. Sara, después de un desengaño amoroso, decidió ir a trabajar durante sus vacaciones, a una escuela de la UNRWA. Refugiada en el campamento de Jabalia, no puede marcharse sin su hermano Pablo, quien desapareció un poco antes del ataque, tras la promesa de una entrevista con el líder de la organización terrorista. Tiene, además, la responsabilidad de llevar a cinco hermanos huérfanos hasta la ciudad de Ráfah, donde la tía de los pequeños se hará cargo de ellos. En su camino se cruzarán las ansias de poder de Jamal, con la intrigante presencia de Hamza. Su huida mientras los bombardeos destrozan y aniquilan todo lo que les rodea, es la historia de muchos en Palestina. La voz que pocos se atreven a elevar y, sin embargo, la resistencia de la población civil ante la masacre continúa.
Durante un crepúsculo veraniego, en un Sur de Estados Unidos asolado por la Depresión, empieza a correr la voz de que un muchacho negro ha abusado de una blanca. De inmediato las temibles fuerzas de la opinión pública y el interés político alientan los miedos y las frustraciones personales de una pequeña comunidad sureña para dar forma a la determinación de una multitud enfervorizada. Erskine Caldwell presenta el linchamiento de Sonny Clark desde muchos puntos de vista. El autor reserva algunos de los pasajes con más fuerza para los pocos que tienen en su mano la vida del muchacho, pero dejan escapar la posibilidad de salvarlo: gente como el sheriff Jeff McCurtain, que no hace nada para dispersar a la masa; Harvey Glenn, que encuentra a Clark escondido y lo entrega a sus perseguidores, y Katy Barlow, que no retira la falsa acusación contra el muchacho hasta que es demasiado tarde. «Transmite mejor que cualquier otro texto que haya leído la esencia de una comunidad obsesionada por los prejuicios raciales y esclavizada por ellos». Margaret Marshall, The Nation
Durante un vuelo con turbulencias, una mujer conversa con el hombre que va sentado a su lado en el avión; ese hombre regresa a casa con noticias trágicas que también han impactado en otro extraño. Un piloto conoce una noche a una periodista cuya vida sufre ligeros cambios antes de dirigirse al aeropuerto. Cada uno de esos viajes, encadenados, nos abre la puerta a otros personajes, a otras vidas, a otros mundos. En los trayectos de Londres a Madrid, de Dakar a Sao Paulo, a Toronto, a Delhi o a Doha, sea para visitar a amantes, a hermanos, a padres ancianos o a nadie en absoluto, los doce protagonistas de esta obra experimentan toda la gama de las emociones humanas, desde la soledad hasta el amor y, aunque a veces no lo saben, interactúan con los demás de un modo fugaz, decisivo y electrizante.
Un cubano exiliado se atrinchera, armado hasta los dientes, en su taller de carpintería para impedir que este le sea embargado. Mientras espera la llegada de la policía se dirige, a través de Facetime, a todo el que quiera escucharlo para explicar las razones por las que piensa enfrentarse a las autoridades. Su relato, un drama que no renuncia al humor, se entrelaza con el de tres de sus amigos (un crítico de arte, un buscavidas y una psicóloga argentina) para ofrecer un fresco de la reciente historia política y cultural del continente americano y de la vida contemporánea de una comunidad latina a orillas del río Hudson. Una novela sobre naufragios colectivos y personales y cómo sobrevivir (o no) a ellos.
Mientras Lucía viaja a Buenos Aires atravesando la vastedad de la geografía argentina, recuerda su infancia en un pueblo de provincias, su colegio de pago en el que ella era la niña pobre… Un día a Lucía le picó una araña venenosa. Sus amigas consiguieron llevarla hasta una curandera que, además de salvarle la vida, le lanzó un terrible sortilegio. Al cumplir los dieciocho años, Lucía deja el pueblo para marcharse a la gran ciudad y allí conoce a Pedro, un periodista de tercera que se enamora de ella. Pero Lucía no tarda mucho en abandonarlo y desaparecer sin dejar rastro.