Ésta es una historia real de agentes secretos donde conviven de un modo sorprendente el glamour y el espionaje, lo público y lo íntimo, París y Berlín. No es, sin embargo, una novela de acción al uso, la historia de una matahari cualquiera, sino el retrato prodigioso de una madre llena de contradicciones: comunista pero adicta a la ropa de alta costura; judía pero antitradicionalista; prosoviética pero admiradora de Inglaterra… Un texto sutil, una inmersión en la memoria y el pasado que despliega todo su potencial gracias a una protagonista cercana y escurridiza al mismo tiempo. Alice Kohlmann, la madre de la autora, más conocida como Litzy Friedmann, tuvo más personalidades que maridos, que fueron tres (uno de ellos el superespía británico Kim Philby). Fue precisamente este último quien le dio un lugar destacado en la Historia (se le considera «el mayor espía del siglo XX»); pero ella, por sí sola, fue un personaje igualmente fascinante. Años después de haber muerto su madre, Honigmann abordó el relato de su vida sin más armas que las del recuerdo. Frente al afán inquisitivo de nuestro tiempo, en el que cualquier reportaje nos promete «todas las claves», Un capítulo de mi vida reniega de esa pretensión inverosímil y voraz: en sus silencios está el secreto de su logro, tanto literario como moral.
Un hombre blanco se refugia en un hospital de leprosos del Congo central. Es Querry, casi sesenta años, barba entrecana y un arrugado traje tropical. Poco a poco, la selva y los personajes de su entorno —el doctor Colin, el padre Paul, el leproso Deo Gratias, el atormentado Rycker— nos irán desvelando el misterio de ese hombre callado, arquitecto católico y famoso, que busca la redención en tierra de misiones. Hasta la llegada del reportero Montagu Parkinson…
En el verano de 1976 una niña —perspicaz, observadora e intuitiva— está lista para dejar atrás la infancia. Su pequeño mundo familiar y suburbano, atravesado por las tensiones del esfuerzo diario y el resentimiento de las ilusiones perdidas, está dominado por una figura central y referente: su papá. Un padre apuesto, a la vez cómplice y ensimismado, que llegado el momento le exigirá una prueba de lealtad. Un comunista en calzoncillos es una novela sobre la infancia, pero también el retrato de una época, una clase y un país. La realidad política en Argentina, que hasta el momento llegaba asordinada a las casas del pueblo y al horizonte infantil, irrumpe en forma de censura, secretos y sospechas. Los grupos se abren en bandos y las familias se parten, la protagonista prueba el sabor de la soledad y por primera vez necesita preguntarse: ¿qué se puede decir?, ¿qué se debe callar? Así, el relato da en el blanco, en el punto justo donde se cruzan la intimidad y la vida social. Y mientras tanto la indómita memoria, que se vuelve tanto hacia el pasado lejano como hacia el presente de la escritora adulta, enciende y apaga los focos del recuerdo en esta novela, la más personal y entrañable de Claudia Piñeiro.
Un corazón sencillo era para Flaubert «la historia de una chica vieja y un loro». Un relato corto pero de una exigencia literaria enorme. El corazón sencillo es el de una chica que se convierte en criada y nunca cambia su condición. El loro Lulú, icono de nuestra cultura, juega un papel fundamental en el sentido de su vida.
Una historia de amor, basada en hechos reales.
Todos nosotros tenemos a alguien en nuestras vidas que nunca olvidamos. Alguien que marcó nuestros corazones como piel marcada con hierro en brasa y que, por más que el tiempo pasara, esa persona nunca sale de nuestras mentes. Siempre tan viva, siempre tan cerca y, al mismo tiempo, tan inalcanzable.
25 Años de soledad cuenta la historia de Harry Goulart un hombre que estuvo enamorado de su gran amor de infancia y que durante toda su vida creyó capaz de reconquistar el corazón de Bella Meirelles y se “lanzó” hacia una aventura que le pudo costar la vida.
Más que un libro, 25 Años de soledad es una historia basada en hechos verídicos, vividos por dos personas enamoradas y envueltas en tramas y maldades que ultrapasan la comprensión de la realidad, de lo aceptable, de lo admisible.
25 Años de soledad es un cuento de hadas de la era moderna y celebra encima de todo el amor que alienta, que acoje, que libera el alma de los enamorados y que nos hace creer que cuando se ama es posible ultrapasar la barrera del tiempo, de la distancia, de la envidia y de la codicia.
¿Será que el amor de los dos es tan fuerte que soportará el dolor y todo el sufrimiento que John Brown cause en sus vidas? ¿Será que Bella y Harry conseguirán vencer la trama de maldades y envidia que los acecha?
«Un descanso verdadero», una de las mejores obras de Amos Oz, narra el entrecruzamiento de dos destinos en apariencia opuestos: el de Yonatán Lifschitz, un joven israelí ansioso de abandonar el kibbutz en donde siempre ha vivido y dejar su estéril matrimonio para empezar lejos una nueva vida, y el de Azarías Gitlin, un extraño y solitario idealista de la diáspora que llega con el único sueño de establecerse en un lugar y que es acogido por la familia de Yonatán. Entre la vida claustrofóbica o acogedora del kibbutz, y el poder de atracción de lo desconocido, transcurre esta novela que nos habla de la polaridad de sentidos de una libertad plasmada en una tierra para el hombre cansado de vagar o proyectada en una huida para quien se siente atado a ella, una tierra donde la lucha es el único camino para el que nunca ha luchado, y el descanso el lugar para el que está cansado de luchar.
A principios de los años noventa llega a la Ruanda asolada por la guerra civil Bernard Valcourt, un reportero canadiense, para codirigir una nueva cadena de televisión financiada por el gobierno de su país. En el hotel donde se aloja conoce a Gentille, una hutu con el físico de una tutsi y de quien se enamora. El romanticismo y la historia de amor que surge entre ellos siguen en paralelo a los horrores de la limpieza étnica del país, donde los rumores matan y morir de sida es preferible a caer bajo el golpe de machete. «Un domingo en la piscina en Kigali» es mucho más que una simple novela de guerra o el relato de una masacre anunciada. Es el homenaje de Gil Courtemanche a todos las ruandeses, hutus o tutsis, que conoció y trató durante sus estancias en el País de las Mil Colinas. A medio camino entre el reportaje, el documento histórico y la ficción, los actos y palabras de sus protagonistas ilustran e iluminan mejor que cualquier politólogo o sociólogo la complejidad de un conflicto conmovedor del que se cumplen ahora diez años. Una denuncia de la pobreza, la apatía internacional y la ceguera de algunos medios de comunicación, a la vez que un convulsivo y estremecedor himno a la humanidad.
Durante el verano de 1968, un grupo de jóvenes que trabajan en una localidad turística aprovecha para ligar extranjeras y exhibirse con sus trofeos al tiempo que busca respuestas y reflexiona sobre su futuro entre hoteles, clubs, bares, chiringuitos, sombrillas de paja y un dromedario.
El 5 de febrero de cada año, Agatina ayuda a su abuela Ágata a elaborar la sabrosa receta de las cassatelle, un dulce irresistible en forma de seno en honor a la martirizada santa que lleva su nombre. Transmitida de generación en generación, esta receta, que simboliza toda la belleza de los senos femeninos, pero también su trágica fragilidad, es el regalo más preciado que Agatina recibe de su abuela y con ella, el delicioso relato evocador de la historia de dos linajes de familias sicilianas a lo largo del siglo XX.Agatina recuerda cómo su abuela no se cansaba de repetir que los senos, las minne, debían ser siempre iguales y pares, como la misma naturaleza. Es uno de los tantos proverbios que la abuela Ágata le transmitía a su nieta, entre el olor de la ricota y el perfume del chocolate, junto con los «ingredientes básicos» para hacer de ella toda una mujer. De Catania a Palermo, vemos desfilar por las páginas de esta novela varias generaciones de mujeres sicilianas, con una multitud de destinos entrecruzados.
Esposas sin maridos. Madres y hermanas. Mujeres que se debaten entre la vocación artística y las exigencias familiares. Científicas que han decidido dejar de teñirse el pelo y de ir por la vida disculpándose por cada paso que dan. Amor no consumado, vanidad y soledad. El poderoso universo ficcional de Margaret Drabble se concentra en estos cuentos que abarcan cuatro décadas de producción literaria. Una madre trabajadora que puede con todo y acaba sus enloquecidos días con una sonrisa. Una prestigiosa investigadora que acaba de recibir el Nobel por el descubrimiento del «gen de la vanidad». Una mujer que suspira aliviada cuando muere su esposo, y una romántica empedernida que busca el amor en los trenes. Trece relatos, la totalidad de la producción de Drabble en este género, que constituyen una muestra exquisita de la capacidad de ironía, lirismo y amplitud discursiva de una de las narradoras británicas más importantes del siglo XX.
En las desoladas estepas del Asia Central, vive Yediguéi, un ferroviario que, desde hace muchos años, trabaja como guardagujas en un insignificante y solitario apeadero. La muerte de un anciano que también llevaba largo tiempo habitando en esas tierras sirve para que Yediguéi pase revista a su vida desde la óptica de un hombre honesto y sencillo para quien el sistema comunista en el que ha desarrollado su existencia aparece como un orden social llevadero. Del universo vital de sus recuerdos, Yediguéi va extrayendo acontecimientos y episodios que conforman el único patrimonio de su memoria y de su presente: la Segunda Guerra Mundial, las tremendas dificultades de una posguerra durísima en los años del estalinismo, su afable trato con los niños a los que paseaba a lomos de un camello… El protagonista evoca también las tradiciones propias de la antigüedad kazaja. «Un día más largo que un siglo» es una novela muy humana que rebasa los límites de la revisión histórica para centrarse en la peripecia vital de unos seres cuya difícil y gris existencia parece una prolongación del duro e inhóspito paisaje de las estepas.
Para Ignacio Losada, los sucesivos y descacharrantes reencuentros con Carlos, su hermano mayor, un jugador ye-yé en las últimas, supondrán bastante más que el ejercicio de la piedad con alguien acosado, simultáneamente, por la sed metafísica y un ejército de matones; una transferencia de gestos y culpas le enfrentará a la fragilidad de sus entusiasmos y al presagio constante de la tragedia para depositarle bruscamente en los demasiado ciertos páramos de la edad adulta. Entre trepidantes aventuras en el bajo mundo barcelonés, reservados dudosos y tugurios, ardides, fugas y envites, bajo la invocación de Chester Winchester, el enano español que se suicidó en Las Vegas tras el logro de un imposible en la mítica del jugador, los dos hermanos rendirán tributo al azar y al cálculo, que han hecho de ellos lo que son y lo que serán en una ciudad por la que, en palabras de Alfonso Costafreda, «todo temor mío encuentra aquí su nombre». Una espléndida e inquietante novela en la que Francisco Casavella confirma plenamente las esperanzas suscitadas a raíz de la publicación de «El triunfo», su celebrada ópera prima.
Lucía Olmedo vive en Brezo, una localidad de la sierra de Madrid donde regenta un hotel rural, La Casona, que abrió con un exmarido Eladio. Una noche tranquila, llega al hotel un viajero con acento extranjero y aspecto humilde y cansado. Dice estar de paso haciendo un reportaje para un periódico de Belgrado sobre las montañas de la zona, los pueblos semiabandonados, los ríos, las obras de un ferrocarril que llegará hasta Francia y la gente que trabaja en ella. Su nombre es Salko Hamzic, y su acento lo sitúa en algún país del este. Cuando Lucía le pide su documento de identificación para poder registrarlo en el hotel, Salko le dice que no tiene ninguno, que ha perdido todos sus papeles, pero que al día siguiente irá a Madrid, a la embajada, y los traerá de vuelta consigo. Ante el desconcierto de la dueña del hotel, el turista le pide que confíe en él, que no tiene de qué preocuparse. Lucía siente una mezcla de atracción y confianza hacia ese hombre de aspecto descuidado y cuya identidad no puede comprobar, por ello, y a pesar de que serán los únicos habitantes, lo instala en la habitación 103 de La Casona.
Cuando un ser querido desaparece de nuestra vida, ¿cómo conciliar la necesidad de olvidar con el fuerte deseo de no hacerlo nunca?, ¿cómo conjugar el recuerdo y el olvido de la mejor manera posible?, ¿qué es lo que hace durar, a menudo incomprensiblemente, el amor de una pareja? Estas son las preguntas que se plantea una mujer de 43 años a lo largo de estas páginas mientras, con humor y vitalidad, repasa la singular personalidad del hombre con el que convivió dieciséis años, las anécdotas que rodearon su relación, los viajes, la adopción de su hija, la complicidad intelectual que se creó entre ambos... Una novela que es un singular tratado del duelo y un intento de reconstruir la presencia del ser desaparecido por medio de palabras y humor, las únicas armas que pueden ganarle la partida a la muerte.
Trata de las luchas y contradicciones internas que las personas tenemos entre los prudentes caminos de la razón, por una parte, y los apasionados impulsos de los instintos, por la otra.
De acuerdo con el título de la obra, este enfrentamiento se expone a través de las venturas y desventuras de un hombre muy enamorado. Tan enamorado está que se ve obligado a recurrir a una médico especialista en desprogramar drogadictos. Le pide que ponga en práctica con él los métodos duros y contundentes que ella aplica para que sus enfermos superen la adicción a la heroína o otras drogas. De esta manera, pretende él librarse del enamoramiento que es su destructiva droga particular. La historia, en la que participan cuatro personas, se desarrolla en el momento actual y en un ciudad respecto a la cual no se dan suficientes datos para ser identificada.
A esta obra se le concedió el premio Francisco Avellaneda del Gobierno Vasco a finales del año 1990. Sin embargo, el texto que ahora se presenta es una nueva versión realizada por el autor con posterioridad. Está dividida en dos partes, cada una de las cuales dura tres cuartos de hora. Tiene cuatro personajes, dos masculinos y dos femeninos.
Delicadeza y precisión, imaginación y vida. Charles Bertin escribió esta suerte de novela autobiográfica, este relato memorialístico emocionante, en estado de gracia, ofreciéndonos uno de los mejores textos de la literatura belga del siglo XX. Pocas novelas han narrado el «gran mundo» que puede encerrar un «pequeño jardín» como ésta. Jardín de la memoria, jardín de recodos y escondrijos en los que aún habita, más misteriosa y colorida que nunca, la infancia. Territorio en el que encontrarse de nuevo, volviendo la vista atrás, con la intimidad de una abuela, que es, sobre todo, compañera de aventuras, descubridora del mundo, cómplice en las primeras lecturas e incluso consoladora de tristezas; y también, al mismo tiempo una «pequeña dama» comprometida con su tiempo, con la vida de las demás mujeres, humilde y poderosa a la vez, una conciencia viva, un verdadero referente moral: es decir, una anciana con la misma energía que un niño. Para el pequeño Bertin pasar los dos meses de vacaciones con su abuela en Brujas supone, cada verano, la recompensa suprema a sus esfuerzos escolares. La abuela Thérèse-Augustine, frustrada por haber sido retirada del colegio demasiado joven por un padre que privilegió la formación de sus hijos varones, y siempre ávida de aprender, arrastra a su nieto a los inmensos territorios del saber y el amor a la existencia. Es ella, sin ninguna duda, quien da vida y puebla este jardín, quien comparte la infancia de su nieto para insuflarle su magia y su tesón. Delicado pero no blando, intimista pero no ensimismado, este doble retrato está construido con una ternura, valga la paradoja, «punzante». No hay aquí, gracias a una prosa ejemplar, digresiones gratuitas, melancolía de escaparate: todo lo que se dice en este libro es exacto y verdadero; y, además, bellísimo.
Una apasionante historia de amor, traición y secretos familiares entre los alegres e intelectuales salones parisinos de los «felices años veinte» y el austero Aragón rural de la época. Cariñena, 1927. A la muerte de su padre, víctima de un misterioso accidente, Rodolfo Montero debe regresar de París y tomar las riendas de los negocios vinícolas familiares. Le acompaña su joven y bonita esposa, Solange, a quien conoció en la capital francesa. El ambiente parisino, vibrante y bohemio, frecuentado por artistas y escritores, ha supuesto para Rodolfo una experiencia única y una época dulce sembrada de cálidas emociones. En tierras aragonesas, sin embargo, el frío arrecia y se cuela por las ventanas de la Casa de la Loma, la mansión de los Montero que ahora se revela ante los ojos de la feliz pareja como un caserón inhóspito que deben compartir con Dionisio, el hermano de Rodolfo. Por si eso fuera poco, la empresa se encuentra casi en la ruina, las viejas rencillas del pueblo resurgen con fuerza y las habladurías sobre la bella joven francesa no se hacen esperar. Abrumada por los cambios e incapaz de adaptarse a su nueva vida, Solange empieza a sentir una peligrosa simpatía por su cuñado, un hombre atormentado que necesita desesperadamente algo que le devuelva las ganas de vivir. Mientras, Rodolfo, pendiente de los negocios e intranquilo por ciertos secretos del pasado que se empeñan en regresar, no cae en la cuenta de que el amor, como las vides, debe cuidarse para que perdure.
Finalizada la guerra civil española, una mujer cuyo marido e hijo pertenecieron al bando republicano regresa a la ciudad de provincias en la que había transcurrido su vida hasta el final del conflicto. Sus hijas y su nieta de pocos años la acompañan. Como si de un fatal presagio se tratara, un fuerte aguacero recibe a ese grupo de mujeres, cansadas, débiles, derrotadas, en cuyas miradas late, sin embargo, toda la voluntad y el deseo de salir adelante de los supervivientes. Salvo la niña, todas han perdido mucho, quizá demasiado, con la guerra. En breve, los vencedores comenzarán a dejarles claro que tampoco podrán recuperar nada de cuanto aún creían poseer, desde la casa familiar, que les ha sido usurpada, hasta la belleza de sus sueños. La derrota no sólo ha sido total: debe ser continua. Premio de Novela Fernando Lara 2000
Tánger, la ciudad cosmopolita a la que artistas y escritores venidos de medio mundo dieron lustre, no solo alberga las historias extraordinarias que contribuyeron a forjar su leyenda. Una vez solventado de puertas hacia fuera el rito de las apariencias, al otro lado de los cerrojos crecen también los dramas comunes a la Humanidad. Isabel, desde su estado de coma en el hospital italiano de la ciudad, fruto de un accidente, nos cuenta el suyo propio. Es el de la difícil relación de muchos matrimonios durante la dictadura franquista, que se enquistó en buena parte de los hogares españoles, pero sobre todo de la que mantienen los colonos europeos con la población marroquí. Una relación que dista mucho de haberse superado en la actualidad y que mantienen viva los estereotipos que tan difícil hacen el acercamiento al Otro. Desde el silencio en que se halla postrada, Isabel vive un largo sueño en Tánger que la lleva a una revisión de toda su vida de mujer española en la hermosa ciudad mediterránea. Antonio Lozano, autor de novelas como 'El caso Sankara' o 'Las cenizas de Bagdad', logra aquí su obra más íntima y emotiva. Para ello bucea en el arcón de sus propios recuerdos de nacido en Tánger y extrae del mismo sensaciones, olores y sonidos que impregnan la trama de una novela memorable. 'Qué bello era el Tánger que vio nacer nuestro amor, con su playa deslumbrante, la algarabía del zoco chico, los dancing clubs en que me hacía volar sobre la pista, los restaurantes al aire libre, los salones de té. Éramos los españoles de Tánger, éramos algo en esa ciudad en la que los marroquíes ponían la nota exótica y nos hacían la vida más fácil. Estábamos rodeados de franceses, ingleses, italianos, y mientras en el mundo nuestro país era ninguneado, aquí nos tuteábamos con toda Europa.'
Ganus y Kathyanne Bazemore combaten con uñas y dientes un entorno de racismo incontestable y de sexualidad corrompida cuya fuerza los arrastrará a una espiral de depravación y sufrimiento. Con una prosa categórica y un desarrollo narrativo punzante y apasionado, Caldwell relata en una de sus novelas más desgarradoras la lucha trágica y desdichada de los hermanos mulatos del profundo Sur estadounidense de finales de los años cuarenta. El ansia sexual, la perversión y el desprecio de los distintos patrones que van pasando por sus vidas dan al traste una y otra vez con los intentos de supervivencia de los protagonistas, condenados a una existencia de deshonra y degradación.