Las Navidades de 2018 serán difíciles de olvidar para la familia Aguirre. No precisamente por los regalos recibidos ni por los villancicos coreados en amor y compañía junto al fuego. Miguel Aguirre, exitoso empresario que ha logrado amasar una fortuna a base de trabajo y buen hacer, guarda una sorpresa para sus hijos, que comunicará el mismo día 24, en Nochebuena. Sus tres hijos recibirán una noticia inesperada, que altera la estructura familiar que hasta entonces conocían, y que planea sombras nada halagüeñas sobre lo único que cohesiona al clan: la herencia del adinerado padre. En la mejor tradición de la novela policíaca, Carmen Gálvez nos ofrece un nuevo caso del infalible inspector Monsalve, en una trama perfectamente urdida en la que intervienen personajes de las anteriores novelas de la autora, como la carismática Jimena. Con el misterioso asesinato del cabeza de familia, Monsalve y su equipo de investigadores se enfrentarán a unos de sus casos más complicados, en el que la avaricia de los aspirantes al jugoso legado de Miguel Aguirre parece un móvil más que poderoso. Aunque, como sabe el veterano Monsalve, lo último que hay que hacer es guiarse por las apariencias. Por si fuera poco, la muerte de un traficante de cocaína de poca monta en las dependencias de uno de los hijos pone las cosas un poco más difíciles. ¿Casualidades? Monsalve no cree en ellas y hace bien.
El cuerpo sin vida de Sylvia Kaye aparece a las puertas de un pub de Woodstock, un pequeño y pacífico pueblo británico. El inspector Morse de la policía de Oxford —exalumno de la prestigiosa universidad local, apasionado de la música de Wagner, los crucigramas y las pintas de cerveza— está seguro de saber quién es la muchacha con la que Sylvia fue vista en una parada de autobús aquella fatídica noche y que parece tener la clave para resolver el asesinato. Pero el irreprimible sarcasmo y el exceso de confianza de Morse en sus dotes deductivas chocan de inmediato con la frialdad de la joven, dejando claro que descubrir la dolorosa verdad y actuar en consecuencia requerirá hasta el último átomo de la disciplina profesional del inspector…
Oxford como telón de fondo, unas historias sin fisuras y un elaborado desarrollo de los personajes son las tres inconfundibles señas de identidad que han convertido a Colin Dexter en uno de los exponentes contemporáneos más importantes del género, un verdadero maestro de la ficción policial clásica.
La bella Sylvia Kaye fue vista, junto a otra joven, haciendo dedo poco antes de que su cadáver fuera hallado en el estacionamiento de un pub en Woodstock, cerca de Oxford. Morse esta convencido de que la otra muchacha sabe mucho más de lo que ha dicho. Pero ella se niega a colaborar... Los complejos escenarios del homicidio, que ponen al descubierto las amigas de Sylvia y sus compañeros en Oxford, distraen la atención de Morse y su investigación. Comprender la dolorosa verdad y actuar sobre ella le exigirá al inspector poner a prueba toda su disciplina profesional...
Un nuevo caso para Morse, el mítico inspector de la policía de Oxford. Valerie Taylor, una alumna adolescente de la Roger Bacon Comprehensive School de Kidlington, al norte de Oxford, desaparece sin dejar rastro. Dos años más tarde, y poco después de que su caso vuelva a estar de actualidad gracias a un reportaje de «The Sunday Times» sobre personas desaparecidas, Ainley, el inspector encargado de la investigación, muere en un accidente de tráfico, y los padres de Valerie reciben una carta con matasellos de Londres, aparentemente escrita por su hija, en la que dice encontrarse bien. El inspector Morse y su ayudante, el sargento Lewis, serán asignados al caso. Morse, convencido de que Valerie está muerta, intentará averiguar qué ocurrió realmente el día de su desaparición: la chica había ido a casa a comer, y fue vista por última vez con su uniforme escolar y una bolsa cuando regresaba de nuevo al colegio…
Una dosis letal de cianuro pone fin a la vida de un hombre. Y a la vez es el punto de partida de un laberíntico caso para el inspector Morse. La víctima, un profesor sordo, acababa de ser asignado a un cómodo cargo universitario, y todo apunta a un nuevo crimen por rivalidad profesional en el turbio ambiente académico de Oxford. Pronto aflora un grupo de sospechosos. Y sólo un hombre de la sagacidad de Morse será capaz de averiguar tras cuál de los respetables profesores se oculta el alma de un asesino.
Por primera vez en su vida, el inspector Morse podría ser sospechoso de un crimen. Y eso por verse envuelto en una trampa que, en cierto modo, se ha buscado. Todo empezó con una fiesta en casa de unos amigos, unas copas de más y la proximidad de una atractiva mujer. Ahora tendrá que poner en juego toda su astucia y picardía, incluso sus conocimientos sobre mitología griega, para esclarecer un caso laberíntico. Y quizá lo consiga, una vez más, con la ayuda del fiel sargento Lewis y de innumerables jarras de la mejor cerveza.
El cuerpo sin vida de una mujer es rescatado de las aguas de un canal. Eso no tendría nada de insólito en la rutina del inspector Morse. Lo extraordinario es que el crimen se perpetró en junio de 1859, ciento treinta años atrás, y que el inspector se halla convaleciente en la cama de un hospital. Morse llega a la conclusión de que los dos hombres enviados al patíbulo eran inocentes, y con la ayuda de sus poderes deductivos —y de una bella bibliotecaria— reinvestiga el caso hasta demostrar su hipótesis.
Para Oxford, la llegada de veintisiete turistas norteamericanos no representa nada extraordinario… hasta encontrar a uno de ellos muerto en la habitación 310 del Hotel Randolph. Parece un súbito (y trágico) accidente. Sólo el Inspector Principal Morse parece no pasar por alto el robo simultáneo de una antigüedad con una joya incrustada de la cartera de la víctima… Luego, dos días después, sacan un cadáver desnudo y magullado del río Cherwell. ¿Una coincidencia? Quizás. Pero esta vez Morse está decidido a probar la conexión.
Una joven turista desaparece en un bosque sin dejar rastro. Cuando el inspector Morse se dispone a iniciar unas merecidas vacaciones en un pequeño pueblo costero, la noticia despierta su curiosidad. Dejándose guiar por su olfato, conduce a la policía local hasta unos restos humanos ocultos entre la maleza en el lugar más recóndito del bosque. Pero, para sorpresa de todos, el cadáver pertenece a un hombre. A lo largo de una tortuosa investigación, Morse descubrirá que hasta el rincón más apacible del mundo esconde horribles secretos.
Un hombre aparece muerto de una cuchillada en el vientre. Pasan los días, y la policía no encuentra el arma, no tiene sospechosos ni conoce el posible móvil. El inspector Morse se impacienta y asume personalmente la investigación. Pronto, una desconcertante información sobre el caso lo lleva a Oxford, en concreto a un antiguo empleado de la universidad que ha desaparecido poco después de producirse el robo de un cuchillo en un museo. Con el hallazgo de un segundo cadáver, se perfilan varios sospechosos, y Morse se ve en una encrucijada sin solución aparente. Colin Dexter logró una gran fama gracias al inspector Morse.
La aparición de los cadáveres mutilados de tres jóvenes obliga al inspector Mártin Evans jefe de la brigada criminal de Scotland Yard, a hacerse cargo del caso y a realizar una intrigante investigación criminal en busca de un asesino en serie. Mientras, recorrerá los ambientes mas lúgubres y caducos de la ciudad de Londres para resolver el enigma del Caso de Las Niñas de Harrow. Una auténtica novela negra desarrollada en una atmósfera asfixiante y gris, propia de las obras de este género. De acción trepidante, llena de intriga y repleta de interesantes reflexiones, que acercan al lector a sumirse en un ambiente oscuro, la más puro estilo de las novelas policiacas clásicas.
El Inspector Mártin Evans, Jefe de la Brigada Criminal de Scotland Yard, recibe una llamada de teléfono que le hace acudir al Cementerio católico de Chapel Hill, en Felsted, Condado de Essex, Inglaterra. Es allí, donde tras realizar un importante descubrimiento en la tumba de un aristócrata, arrancará una intrigante investigación que le llevará al castillo de Rockside, en Ocean Island, residencia de la familia del barón Richmon. A lo largo de sus pesquisas en busca del autor de estos hechos, Evans irá descubriendo las extrañas y tortuosas relaciones que mantienen entre ellos todos los miembros de la familia de la víctima. Una investigación criminal, cargada de aventura, intriga y misterio, y llena de riesgos, que pondrán en grave peligro su integridad. ¿Serías tú capaz de descubrir quién mató a Robert Richmon?
«Siéntate en una ladera tranquila al amanecer y toma una foto de un coche que recorrerá la autopista desierta proveniente del Sur». Órdenes sencillas para el inspector O, hasta que se da cuenta de que lo han arrastrado lejos, apartado de su rutina en un remolino de traiciones y muertes. Los líderes norcoreanos se entregan a una caza desesperada de cualquiera que sepa demasiado sobre una serie de secuestros y asesinatos cometidos décadas atrás. Un cadáver en un hotel de Pyongyang, el Koryo, un botón azul en el suelo de los servicios, un lago finlandés de un azul gélido... El inspector O descubre demasiado tarde que lo han enviado directo al infierno.
Incluso el vicario, mirando hacia abajo al cuerpo destrozado de Diana Wheeler, no pudo evocar una frase cristiana caritativa. Apenas había una persona en todo Amble Wickstead que no tuviese una buena razón para desearle la muerte. De todas maneras parecía bastante extraño que esta magnífica amazona muriera al caerse de su propio caballo … hasta que la autopsia reveló que tenía en su cuerpo una cantidad fatal de drogas. Era una adicta, era verdad, y una alcohólica, por lo que podría haber sido un accidente. El superintendente Paul Grainger, ese investigador de la verdad que es un erudito inexorable, encontró los suficientes motivos para matar que marearían a un detective menos perspicaz. Varios esposos, amantes, padres, rivales, víctimas y cazadores de fortunas se enredaron en su camino, y no fue hasta que el asesino golpeó de nuevo, y luego otra vez, que fue capaz de localizarlo. Esta emocionante novela policíaca se encontró entre los papeles de Fiona Sinclair después de que ella muriera trágicamente a finales de 1963
El terror se ha adueñado de la ciudad de Edimburgo. Dos muchachas han sido secuestradas y posteriormente estranguladas. Las sospechas de que se trata de un asesino en serie se confirman cuando desaparece una tercera chica. Entre los policías asignados al caso se encuentra el sargento John Rebus, un hombre con una vida personal desastrosa que intenta sobrevivir a sus vicios. A pesar de sus defectos, posiblemente sea el único policía capaz de desentrañar las claves de la investigación. La primera novela protagonizada por John Rebus, uno de los personajes más emblemáticos de la novela negra contemporánea.
Solo se trata de otro yonqui muerto. Su cadáver ha sido encontrado en una casa ocupada, pero lo extraño es que el lugar está ornamentado con parafernalia satánica: una estrella de cinco puntas dibujada en la pared y dos velas que se han consumido al lado de un cuerpo dispuesto como si hubiera sido crucificado. El inspector John Rebus, en contra de la opinión de todo el mundo, tiene claro que no ha sido una muerte accidental. Y es que ¿a quién le importa la sórdida muerte de un yonqui en Edimburgo, una ciudad volcada en atraer turistas y que le da la espalda al lado más oscuro de la vida? Segunda entrega de la serie Rebus, el Rankin más irónico y auténtico. Una lectura que corta el aliento y atrapa hasta la última página.
Durante una redada en un prostíbulo de Edimburgo, la policía descubre a Gregor Jack, un joven y popular diputado del Parlamento escocés, en compañía de una prostituta. El incidente no tarda en convertirse en escándalo y el político, buscando la protección de sus amigos, intenta defenderse y minimizar los daños que puedan haberse producido en su prometedora carrera. Sin embargo, al banal episodio se suma otro problema más grave: Elizabeth, la mujer de Gregor Jack, desaparece misteriosamente sin dejar rastro. Al inspector Rebus le resulta cada vez más evidente que ambos sucesos forman parte de un gran montaje orquestado para acabar con Jack; pero tiene que darse prisa en resolver el rompecabezas y encontrar al culpable, porque parece que quien está detrás de todo ello no tiene ningún inconveniente en recurrir al asesinato para lograr su objetivo.
Cuando un colega muy próximo a él es brutalmente atacado, el inspector John Rebus se ve inmerso en un complejo caso relacionado con un incendio en un hotel, un cadáver sin identificar y una noche de horror y muerte ya hace mucho tiempo olvidada. Perseguido por peligrosos fantasmas del pasado y obsesionado por conseguir descifrar los crípticos códigos utilizados por su colega para anotar detalles en su libreta, Rebus lucha contra el tiempo para reunir todas las piezas de un inquietante puzle, que nadie —acaso ni siquiera él mismo— querría ver completado.
En agosto de 1993, en pleno Festival de Edimburgo, un cadáver cruelmente torturado es hallado en las turísticas calles subterráneas de la ciudad. Los indicios apuntan a la autoría de un grupo de fanáticos sectarios y unionistas del Úlster. Pero las pesquisas del inspector John Rebus abrirán un abismo aún mayor. La mafia, la política, los terroristas y el mismo ejército quizás están detrás de un peligro no solo mayor, sino más descontrolado e impensable.
Pocos inviernos en Edimburgo han sido tan largos y fríos como este. Pero la temperatura no es lo único que deja helado al inspector John Rebus. De la nada, surgen una serie de extrañas incógnitas para las que Rebus no encuentra respuesta y todas ellas conducen a las altas esferas políticas de la ciudad y del país. Esta vez, el pesimismo teñido de sarcasmo del inspector Rebus puede estar más justificado que nunca. Esta vez, los culpables pueden encontrarse fuera del alcance de la justicia.