Cuando el padre de Ryan Ferrier murió, su testamento fue una sorpresa. Le había dejado la mitad de sus prósperos viñedos a ella, y a otra mitad a un francés llamado Alain de Beaunes, a quien la joven ni siquiera conocía, con la condición de que si ellos no se casaban, ninguno heredaría.
Por el bien del negocio, Ryan pensó que no podía negarse, por lo que se casaron sin que existiera el más mínimo afecto entre ellos. Pero el hecho de que ella no fuera una esposa complaciente, no era una buena razón para que su marido criticara su inocente relación con David Haward. Además, Alain era muy amigo de la seductora Vivianne Couvrier.
¿Por qué se había comprometido Luc con una mujer tan poco atractiva como Katrina? Desde niños, Katrina y Luc Massey eran amigos inseparables. Pero de pronto su amistad sufrió un cambio radical, porque la mimada hermana menor de Katrina le insinuó a esta que iba a casarse con Luc. Él, que al parecer estaba ajeno al asunto, decidió darle una lección comprometiéndose con Katrina. ¿Podría Katrina salir de aquella situación sin que resultaran heridos sus propios sentimientos?
Louisa no deseaba casarse con Frank porque le consideraba aburrido, y tampoco quería seguir viviendo con su desagradable madrastra. Así que, cuando terminó sus estudios de enfermera, aceptó sin más lo que parecía ser un buen empleo, que la llevaría a Noruega. Pero Claudia Savage, su paciente, le causaba continuos problemas, agravados por la actitud displicente y la falta de cooperación de Simón, el hermano de Claudia. ¿Por qué se empeñaba en molestarle continuamente cuando ella sólo tenía buenas intenciones?
Bon gré, mal gré… ¡Nos guste o no! El ancestral y arrogante lema de Lucien hacía eco en la mente de Cherry, cuando ella pasó a formar parte del Jet-Set y se vio acosada por un duque mujeriego. Cherry tembló en su angelical inocencia. Lucien despertó en ella emociones desconocidas que la inducían a responder con ardor a sus caricias.
Sadie había sido siempre contenta y feliz en su tranquila y monótona vida en una pequeña aldea de Dorset, y sólo deseaba que las cosas continuaran de esa manera. Ella no podía creer que todo se desvaneciera durante la noche y que tuviera que partir de su amado hogar. A la undécima hora fue rescatada por el señor Oliver Trenham quien la llevó a su casa y le ofreció un trabajo como su ama de llaves. Pero Sadie no había tomado en cuenta que se podía enamorar de Oliver…
Pese a que Prudence era una joven romántica, aceptó un matrimonio sin amor. Después de la disolución de su compromiso, Prudence aceptó con entusiasmo la oferta de trabajo en Holanda del Dr. Benedict Vinke. Parecía la oportunidad perfecta de empezar una nueva vida. Pero no estaba preparada para el efecto que Benedict y su joven hija, Sibella, tendrían en sus emociones. ¿Cuándo iba a dejar de actuar como una tonta, se preguntaba enfadada, y recordar que sólo era su empleada?
Jenny se quedó abatida después de la ruptura de su compromiso sentimental con Max. ¿Cómo iba a abandonarse a los sentimientos que surgieron en ella cuando conoció a Jack? Pero él era un hombre decidido y no estaba acostumbrado a recibir un no como respuesta. Jenny tendría que emplear todas sus fuerzas para luchar contra él.
Marisa y su joven hermano, Tony, estaban solos en el mundo. La vida no era fácil para ellos pero las cosas se complicaron más cuando Tony se metió en serios problemas. Entonces apareció Cesare Gianelli y ofreció su ayuda a la muchacha a cambio de que se casara con él.
Armel no sólo le había quitado la libertad, le había robado el corazón.
Ross había ansiado conocer el desierto del que su padre tanto le había hablado, pero no esperaba verse envuelta en una aventura en la que peligraría su vida.
Sólo un hombre sería capaz de darle la libertad pero él se negaba a dejarla escapar de sus redes.
Cuando Sarah llegó a España para pasar unas vacaciones con su abuela, no pensaba en tener un romance. Ya tenía bastante problemas en decidir qué hacer con Jamie, su novio de la adolescencia, con quien todos esperaban que se casara. Pero Carlos Hastings no era el tipo de hombre a quien se podía ignorar. Y éste mostró un gran interés por Sarah. ¿Cuáles eran sus intenciones para con la chica? El viaje por tren, hacia el norte de España, proporionaría algunas respuestas.
Clotilde Collins había trabajado con el doctor James Trackery en el ocupado hospital de St. Alma en Londres por tres años, pero nunca había considerado su relación como nada más que sólidamente profesional. Luego la tragedia la golpeó y James pasó a tomar parte de su mundo destrozado, ofreciéndole su indudable apoyo y ayuda. ¡Qué fácil sería enamorarse de él! Excepto que él estaba comprometido con otra mujer…
Amaba desesperadamente a su marido, pero… Deborah Farley había conocido, casi por azar, al profesor Beaufort. Él era el hermano de la señora Burns, a cuyos niños ella cuidaba. Durante unas maravillosas vacaciones en Portugal, le pidió que se casara con él. No era un matrimonio por amor, por supuesto, pero su hija Eleanor necesitaba una madre. Deborah aceptó y todo habría funcionado perfectamente si no se hubiera enamorado de él. ¿Conseguiría que su matrimonio fuera un éxito, a pesar de la detestable indiferencia de él?
Lady Morva Eden accedió, presionada por su familia, a casarse con el nuevo Conde de Howgill. De esta manera conversaría la ancestral casa de la familia y obtendría un empleo para su hermano que había perdido el título de nobleza. El conde de Howgill, un astuto millonario canadiense, con buena visión para los negocios, planeaba convertir la propiedad en un centro turístico lucrativo. ¿Qué pensaría Morva de esto?
Nadie puede vencerte, Joanna, excepto tú misma. Después del accidente parecía imposible que Joanna Lake volviera a caminar, mucho menos que jugara golf profesional de nuevo, más Reid Armstrong no lo creía así. Podía ser manipulador y arrogante, pero era el único que confiaba en su recuperación. —¡No sólo volverás a caminar, sino que jugarás golf y ganarás! —le aseguró Reid con firmeza—. Serás la primera mujer que diseñe un campo de golf para campeonatos. Reid le había infundido confianza, pero era su marcado interés lo que desconcertaba a Joanna.
Phoebe aceptó la proposición del doctor George Pritchard porque era una actitud lógica. Él no le ofreció amor, sólo comprensión y amistad y a ello eso le pareció suficiente. Phoebe se dijo que tampoco le amaba, por eso no podía comprender los terribles celos que la asaltaron cuando la hermosa holandesa Corina reapareció en la vida de George, ¡dispuesta a continuar lo que obviamente fue una amistad muy estrecha!
¡Era un hombre con un carácter insoportable, y arrogante! Y más tarde el encuentro con Julio van Tacx sólo confirmó la primera impresión que Josephine tenía de él. Nada en Julio se adecuaba a su imagen de marido ideal. Él perturbó, en gran medida, la tranquila vida de Josephine, tanto en casa como en el hospital. ¡Después se marchó, de vuelta a Holanda, con un alegre «Tot Ziens»! Josephine tuvo que admitir que le echaba de menos, incluso su insoportable forma de ser. Pero se sintió mejor cuando se enteró de que Tot Ziens significaba: «Nos estaremos viendo». La pregunta era ¿cuándo?
Viena era encantadora, tal como Cordelia lo había imaginado. ¡No podía decir lo mismo del tío de su pupila, el doctor Charles Trescombe! Él la consideraba una chica sosa, aunque sensata. Ella lo miraba con lástima… aún era joven y atractivo, pero estaba absorto en sus libros y en su trabajo y para Cordelia eso era digno de compasión. Fue tonto enamorarse de él, pero cuando Charles le sonrió, pensó en la mágica posibilidad de que él también la amara.
El atractivo profesor Van der Wagema, aunque era un hombre muy educado, siempre estaba de mal humor y poseía la capacidad de hacer enfurecer a Julia, la enfermera jefe del pabellón de mujeres del hospital. Ésta nunca habría sospechado que detrás de tanta seriedad se escondería un hombre amable y simpático, capaz de enamorarla y hacerla romper con su prometido.
Despertar en un hospital después de un accidente automovilístico, fue para Lilia algo bastante horrible, sobre todo cuando descubrió que había perdido la memoria. Pero se sintió aún peor cuando Maurice Dane se presentó como su marido. Las cosas no tenían sentido para ella. ¿Cómo había podido casarse con aquel hombre? Ella se sentía muy diferente, sin embargo, como no tenía otra alternativa tuvo que aceptar todo lo que le decían acerca de su vida y de sus sentimientos...
Anna se dio cuenta, cuando dejó a su prometido en California para un trabajo temporal en Winsconsin, de que podría encontrar otro hombre. No se había preocupado por ello, segura de la solidez de su compromiso con Rich. Su encuentro inesperado con el ardiente arqueólogo Colin Davies la hizo cambiar de opinión. No sólo la obligó a revalorar sus sentimientos hacia Rich, sino que le hizo sentir que la necesitaba desesperadamente. Aquello era un asunto de vida o muerte...