El planeta secreto. Ningún ser humano había estado jamás en el planeta escondido de Arisia. Una misteriosa barrera en el espacio devolvía a hombres y naves… Por fin pudo llegar el increíble Samms de la Patrulla Galáctica, quien regresó con el Lente, ese extraño artefacto que confiere poderes que nadie ha poseído…
¡TERROR DEL ESPACIO! Los piratas de Boskone asaltaban libremente, amenazando toda la estructura de la civilización interestelar, dirigidos por un «Supercientífico»… Sus flotas derrotaban aún a los poderosos cruceros espaciales de la Patrulla Galáctica. Cuando Kim Kinnison, de la Patrulla, descubrió la base secreta boskoniana, ¡era inexpugnable! Sólo un hombre podría penetrar sus defensas… ¡si deseaba luchar contra un millón de probabilidades, con una! Kinnison lo hizo… ¡con el futuro del Universo civilizado sobre sus hombros!
En algún lugar entre las galaxias se oculta el corazón de Boskonia, un ejército de piratas y fueras de ley obsesionados con la conquista de la Civilización. ¿Pero dónde? Las bases del enemigo salpican el universo protegidas por gigantescos escudos mentales que evitan cualquier infiltración. Las mentes más brillantes de la Patrulla Galáctica lo han intentado todo, pero ahora depende del agente Kinnison que la Civilización pueda infiltrarse en la base boskonia, localizar el núcleo de las fuerzas enemigas y aplastarlas para siempre.
GUERRERO… MAGO DE LA TELEPATÍA… ¡ESPÍA INTERPLANETARIO! Kim Kinnison era el hombre Número Uno de su época. A él le tocó la misión increíble de infiltrarse en el círculo más íntimo del planeta Boskone. Esa tarea mortal consistía en volverse un ciudadano leal boskoniano en todo gesto, pensamiento y acción. Tenía que abrirse camino, a través de las filas de una organización enemiga tan «extranjera», hasta los rangos superiores del poder… ¡hasta que él mismo fuera quien dictara las órdenes que destruirían a su propia civilización!
Empezaba a parecer que nadie podría impedir la destrucción del universo. Porque una inteligencia extraña estaba dirigiendo la destrucción de toda la civilización desde las heladas profundidades del espacio. Kim Kinnison de la Patrulla era uno de los pocos hombres que conocían lo cerca que estaba el final. Y en el último plan desesperado para salvar toda la vida, sabía que tenía que usar a sus hijos como cebo para los malignos poderes del planeta Ploor.
El hombre había liberado la fabulosa energía atómica mucho tiempo atrás… mucho antes de encontrarse en condiciones de dominarla. De hecho, aún no podía contarse con un verdadero gobierno sobre ella, con un mando que probablemente nunca sería perfecto. Era cierto que todos, salvo una insignificante fracción del uno por ciento de los pequeños torbellinos nucleares perdidos, eran servidores perfectos de la humanidad. Pero a intervalos, y por algún motivo desconocido, alguno de ellos se incendiaba como una estrella nova y se convertía en un monstruo espantoso, salvaje, enorme y destructor, dotado de voluntad y de autonomía propias. Ello representaba un peligro constante, una amenaza que no parecía tener fin… hasta que Neal Cloud, una de las víctimas de aquella errante amenaza del espacio, se lanzó a la aventura de acabar con los vórtices criminales, embarcándose rumbo a las estrellas y entablando una lucha a vida o muerte para salvar a la galaxia de perecer incendiada.
Dos sistemas estelares de los Mundos Síndicos han caído presas de una misteriosa flota de buques de guerra, una flota controlada completamente por inteligencia artificial, que ahora está dirigiendose al espacio de la Alianza. Los buques de guerra no son un misterio para Geary. Fueron desarrollados por su gobierno para garantizar la seguridad, pero no funcionó. Si los síndicos conocieran la verdad, la guerra con la Alianza se reanudaría con fuerza. A medida que el gobierno intenta ocultar la existencia de la A.I., los buques de guerra, y su papel en su creación, Geary los persigue, pisando una delgada línea entre el motín y la obediencia. Pero pronto queda claro que su flota no es rival para la potencia de fuego de la armada pilotada por máquinas. Con la ayuda de la especie de alienígena Bailarines, Geary ha rastreado el A.I. a su base secreta en el sistema de estrellas del supuestamente mítico Unity Alternativo donde su flota, la última esperanza del futuro de la Alianza, terminará con el conflicto a toda costa. . . A Glenn L. Sparks, un viejo amigo que vivió una vida muy buena y dejó un mundo mejor por haber estado aquí. Nunca hay tiempo suficiente.
La Tierra se ha convertido en un mundo ideal en el que las nuevas tecnologías facilitan al máximo la vida de sus habitantes. Sin embargo, existen agrupaciones clandestinas de jóvenes descontentos con alguno de esos avances tecnológicos porque creen que elimina la capacidad de elección en la vida de las personas: a los dieciocho años se les injerta un chip para dar respuesta a cualquier duda, planteamiento o deseo que tenga su poseedor, eligiendo por él la mejor opción. Atena tiene diecisiete años, se acerca su edad límite y tiene dudas sobre el beneficio de perder su libertad para elegir. Se pone entonces en contacto con uno de esos grupos de jóvenes y es así como conoce a Dereck. Entre los dos comienza a emerger una fuerte atracción que les hace tomar una problemática decisión.
Historias de un super héroe fuera de lo común. Los Caídos fue una serie regular que se publicó en la página web NGC 3660. Constó de 54 números semanales, y su temática es de superhéroes en un entorno futurista. Los protagonistas son Los Caídos, una organización formada por antiguos superhéroes que perdieron sus poderes y, en muchos casos, a sus seres queridos e incluso su identidad. Al caer ellos, el crimen se apodera de Ernépolis I, la ciudad en la que viven. Pero para contraatacar, deciden crear una organización de muchos hombres que fingen ser uno solo: una silueta negra, con gabardina y sombrero, sólo conocida como El Caído. Desde el punto de vista ciudadano, El Caído es invencible, incluso inmortal. Los enemigos de la ciudad le temen como a una leyenda urbana y le creen un monstruo. Todo ello es parte de un engaño para proteger a la ciudad sin que ella misma sepa que está siendo protegida.
El Alto Imperio ha regido por más de dos mil años en la Rama Alpha de la Galaxia. La Marca del Término, su provincia más joven, es el escudo que lo protege desde hace tres siglos. Una cuna se fingió entre las brumas de esa frontera salvaje. Allí, Edorhá descubrirá que su pasado es un enigma y su futuro un desafío, que el Antiguo Arte está grabado en su sangre y que, matar y morir, no significan para ella lo que deberían. Loba Gris te contará el despertar de una heroína a pesar suyo, porque el heroísmo nace en las estrellas, crece en la mirada de los otros. El libro te llevará tras la jornada de un ángel que no cree en los ángeles. Recorrerás con ella el espacio y conocerás los mundos de un imperio que tiene su historia, su geografía y sus culturas. Amenazado por enemigos y por conspiradores, territorio de sombríos secretos.
Las trece Familias Reales Nefilim, juraron bajo anatema, jamás revelar la verdad que habían ocultado a sus descendientes. Siglos después, ese pacto es el precio que los suyos deberán de pagar. Las trece Matriarcas de las Familias Reales Nefilim han desaparecido y con ello se ha desatado una serie de asesinatos de sus Herederas. El mal que ocultaron en el pasado está cada vez más cerca y podría significar el final de su especie. Evan Windercost huía del dolor y la pérdida, buscando un refugio lejos de todo, queriendo despertar de sus pesadillas. Brit Nekrásov llegó para refugiarse y buscar ayuda. Confundida tras la masacre que presenció en la residencia de su abuela. John Falkenhorst buscaba respuestas y el camino correcto para vengar la muerte de su padre. Cory Dunkelheit fue enviado contra su voluntad, exiliado, dejando atrás su vida llena de vicios y libertinaje. Lodd, el instituto para Nefilim más estricto es su actual residencia. Los cuatro Nefilim se encontrarán con misterios y secretos que jamás tuvieron que haber salido a la luz. De asesinatos y traiciones hay quienes no podrán huir, menos si aquel viejo enemigo no es sólo un mito como algunos pensaban…
Recopilación de diecisiete relatos de Carlos Sáiz Cidoncha, el «buen doctor» y maestro de la ciencia ficción española. Los títulos de los relatos son: El demonio de la Antártida El ermitaño del diablo El hechicero El pozo pintado Encuentro en las profundidades La Calle Larga La caverna del sueño Lágrimas verdes de Leng Los fantasmas defensores de la Tierra Los horribles terrestres Los horrores del castillo de Magson Ludwig el Perro Nadie se fija en el barman Pánico en el observatorio Secuestro aéreo Una y sólo una … y resucitó al tercer día
Lo mejor de los relatos de Edmons Hamilton, autor de Ciencia Ficción Pulp, como su mujer Leight Brackett. Sentido de la maravilla en estado puro, como dicen los ´connoisseurs´.
Por primera vez reunidos en un solo volumen las 29 mejores historias cortas del mayor especialista del género en este tipo de relatos breves. La antología definitiva de las historias humorísticas, épicas, o terriblemente serias que muestran la riqueza de ideas y la habilidad sin par de BROWN. Un libro imprescindible para aficionados y coleccionistas.
En esta antología se recogen tres de las mejores narraciones del maestro indiscutido de la ciencia ficción exótica y aventurosa, entre ellas «El último castillo», ganadora del premio Hugo. Para quienes ya conocen a Jack Vance a través de su ciclo Durdane («El hombre sin rostro», Ciencia Ficción 21; «Los valerosos hombres libres», Ciencia Ficción 29), esta selección no hará sino confirmarles la pericia de uno de los escritores que mejor ha sabido evocar en sus relatos ese clima de irreductible estrañeza, de ajenidad total, que debería caracterizar toda buena obra del género y que sin embargo tan pocos autores consiguen crear de forma convincente. Para quienes toman contacto por primera vez con este narrador insólito, estos relatos constituirán la introducción más adecuada a uno de los autores fundamentales de la ciencia ficción y fantasía contemporáneas.
En esta antología se recogen tres de las mejores narraciones —elegidas por el propio Vance— del maestro indiscutido de la ciencia ficción exótica y aventurosa: «El retiro de Ullward», «La estación Abercombrie» y «Rumfuddle». Para quienes ya conocen a Jack Vance a través de su ciclo Durdane («El hombre sin rostro», Ciencia Ficción 21; «Los valerosos hombres libres», Ciencia Ficción 29) y de nuestra antología previa de relatos suyos («Lo mejor de Jack Vance», Libro Amigo 516), esta selección no hará sino confirmarles la pericia de uno de los escritores que mejor ha sabido evocar en sus relatos ese clima de irreductible estrañeza, de ajenidad total, que debería caracterizar toda buena obra del género y que sin embargo tan pocos autores consiguen crear de forma convincente. Para quienes toman contacto por primera vez con este narrador insólito (de ha insinuado la posibilidad de que sea un extraterrestre infiltrado), estos relatos constituirán la introducción más adecuada a uno de los autores fundamentales de la ciencia ficción y fantasía contemporáneas.
Hernán Varela despierta en una clínica de Santiago. Todo lo que le rodea es normal salvo una pequeña ventana que se abre en el muro, y que luego desaparece sin dejar rastro. De esta manera comienza la acción de «Los Altísimos», la primera obra chilena de ciencia ficción, que lo es no solo por apoyarse en los campos contemporáneos del género, sino por reflejar, mediante un ágil y eficiente diálogo, y un sentido preciso de lo irreal, lo que podría ser un mundo organizado y dirigido por la inteligencia de las máquinas y el poder ignoto de otra inteligencia: la de los Altísimos. ¿Por qué Hernán Varela, simple empleado de Acomsa, se transforma en «X»? ¿Dónde se encuentra el lejano o cercano Cronn? ¿Quién guiara a «X» por el alucinante mundo de los nueve círculos? ¿Qué acechan los Vigías? ¿Y los Técnicos, de impasible y hieráticos rostros? ¿Qué cuidan con tanto sigilo los Máximos? Todas estas preguntas remontarán hasta la pregunta definitiva: ¿Quiénes son los Altísimos?
El astropuerto de Planetópolis quedó atrás. Se elevó rápido el Dungflier en las alturas, como un ágil mosquito de metal que buscara despegarse del suelo lo más pronto posible. Aparentemente, era uno de tantos vuelos rutinarios, destinado a limpiar de desperdicios nucleares cualquier punto del espacio. En realidad, también había algo de eso en su viaje, porque para ello eran lo que eran. Sin embargo, en aquel caso había una novedad a bordo.
—No me gusta esto —declaró el oficial Rand, del Servicio Interplanetario de Aprovisionamiento, moviendo la cabeza con aire sombrío. El piloto Rexton, del Food Container Z-20, de la flotilla proveedora de suministros espaciales, se volvió hacia su compañero de vuelo. —¿Por qué dices eso? —indagó.
El hombre que llevaba en la mano derecha una pequeña caja de herramientas se cruzó en el corredor con otro que estaba limpiando los metales de una puerta. Hubo un cruce de miradas entre los dos. El primero, apenas sin detenerse y en voz baja, dijo: —Preparado, Brooke. Todo está listo; ya sabes lo que tienes que hacer apenas oigas la contraseña. —Bien, señor —contestó el segundo.