«ESTOY EN BARCELONA. MIERDA. SIGO ESTANDO EN BARCELONA. ES MI CIUDAD PERO NO VUELVO A CASA». En la actual Barcelona varios personajes deambulan sin rumbo compartiendo las calles sin lustre de una ciudad que ha dejado de pertenecerles. Una serie de historias que se engarzan entre sí formando el dibujo de una Navidad de dudoso fulgor, con más sombras que luces.
A mediados de agosto de 1939, el protagonista de esta novela, el teniente Wallmoden, cumple con el deber de personarse en su antiguo regimiento para llevar a cabo unos ejercicios militares de rutina, y ni se imagina que de pronto se verá inmerso en la invasión de Polonia. De esa experiencia, que Wallmoden comparte con el autor, surgirán las páginas más realistas e impactantes de Marte en Aries. A pesar de haberse escrito en 1941, este libro no apareció hasta 1947, ya que Goebbels prohibió su publicación al juzgar que no hacía honor al heroísmo alemán y ponía de manifiesto la resistencia de los agredidos. Pero también la intriga, el amor, la irrupción de elementos sobrenaturales que apuntan a la trascendencia y desafían los límites de la realidad ocupan un lugar destacado, pues «quizá los relatos más auténticos sean aquellos que no son ni del todo fantásticos ni del todo lógicos». Voluntad y destino se entrelazan y se imponen, porque la vida, aunque sea rodeada de guerra, nunca detiene su curso.
Martina tiene un sueño, un sueño que es el de muchas otras jóvenes que viajan a la meca del cine en Estados Unidos. Tiene que luchar con los prejuicios de una profesión que no ve con buenos ojos su familia, una familia que ha prosperado a partir de la miseria. Martina, Fuerza y Coraje es una historia de superación y perseverancia.
Una trama llena de situaciones límite, una escritura cultivada y puntillosa y unos personajes descritos con simpatía y vigor realzan el valor de esta novela. Por sus obligaciones como mujer de un pastor unitario, Elizabeth Gaskell hubo de conocer de primera mano las condiciones de vida de los obreros de Manchester y las consecuencias de la revolución Industrial. En un ambiente de tensión social, agravado por la pobreza y el desempleo, se inscribe la peripecia de una muchacha que coquetea con el apuesto hijo del patrono y desprecia al pretendiente que daría su vida por ella.
Friedrich Schiller, animado por su característico espíritu romántico, escribió «María Estuardo» en el año 1800, uno de los pocos textos clásicos donde las protagonistas son mujeres. Es una tragedia en cinco actos que narra el enfrentamiento entre dos mujeres poderosas: María Estuardo, católica y Reina de Escocia e Isabel Tudor, protestante y Reina de Inglaterra. El conflicto se desata cuando María, legítima heredera, reclama el derecho al trono de Inglaterra ocupado por su prima Isabel que ha sido declarada bastarda. Isabel reacciona acusándola de conspirar contra la corona y la mantiene cautiva, durante diecinueve años, en el Castillo de Fotheringhay. El juicio a la Reina de Escocia y su condena a muerte, son el eje de la historia en la que ambas mujeres expondrán todas sus rivalidades femeninas, políticas y religiosas, desnudando las intrigas, la ambición y las miserias del poder en un feroz y apasionado combate. La verdad histórica asegura que las dos reinas nunca llegaron a encontrarse cara a cara pero la imaginación de Schiller, se atrevió a enfrentarlas en una dramática y memorable escena del tercer acto de su «María Estuardo», un clásico universal siempre vigente.
La deslucida corte de Don Juan en Estoril, el luminoso Madrid de la Gran Vía, las barriadas siempre inacabables del desarrollismo franquista constituyen los escenarios de esta historia de lealtades y traiciones, de afectos escondidos e inevitables dolores. Es la España de finales de los sesenta, y la pequeña María sueña con formar parte de una familia que no es la suya. ¿Por qué el ser humano no tiene derecho a elegir a sus propios padres? Ésta es la pregunta que parece planear sobre la peculiar peripecia de la niña protagonista, y a esa pregunta no tardan en unirse muchas otras: ¿existe la felicidad?, ¿todas las personas tienen un secreto que ocultar?, ¿por qué las ilusiones parecen destinadas a convertirse en desilusiones? La historia de María es, ¿cómo no?, una historia de aprendizaje, de iniciación a la vida, pero también una historia de gente que vive en las afueras de la sociedad. De estafadores irresistibles, de idealistas jubilosos, de perdedores sin remedio: ése es el mundo en el que la pequeña María se adentra.
María es una mujer cuyo defecto de nacimiento fue usado por sus hermanos para despojarla de su herencia; donde el principal objetivo estaba enfocado en el dinero y la desaparición de ésta, lo que no imaginaron fue como un alma caritativa y la pasión de servicio por los demás surgiría de las más adversas condiciones. Al ser entregada en condiciones de esclavitud a un prostíbulo de Lovaina, jamás sospecharon que este cambio en su vida causaría tantos efectos positivos en las vidas de otros.
Cualquier lector de la historia de Roma conoce la tenaz resistencia que, a través de los siglos, mantuvo el pueblo judío contra los invasores romanos. De todas las gestas entre ambos combatientes, la más heroica y la más sangrienta tuvo lugar en Masada. Capitaneados por un pescador de Galilea llamado Eleazar ben Yair, unos cientos de judíos mal armados y, en muchos casos, divididos entre ellos, se refugiaron en una fortaleza que mandara construir Herodes y desde ahí enfrentaron a las casi siempre invencibles legiones romanas. Las consecuencias fueron atroces y despiadadas. En medio de esta barbarie y del fanatismo, surge una increíble historia de amor entre el general Flavio Silva, jefe de las tropas romanas y una bella prisionera judía. Sin embargo, la tragedia que se abatirá sobre Masada, hundirá también a los protagonistas de ese amor imposible. Con una extraordinaria amenidad y con una gran fuerza narrativa Ernest K. Gann nos convierte en espectadores del drama y nos deja entrar en una gesta extrañamente dramática, de las muchas que tuvieron lugar durante el poderoso imperio romano.
A Tasia le han destrozado la vida su marido y los canallas que han arruinado a medio país. Está tan cabreada que ha pasado de soñar con su chalecito adosado o su negocio de belleza –ambos embargados– a fantasear con el mejor método para cargarse a los responsables de su desgracia. Tasia se consuela con otras mujeres que, como ella, soportan sobre los hombros las miserias de los últimos años a base de humor negro y albergan quimeras parecidas a las suyas. Lo que comienza como un juego de complicidades se desborda cuando el destino pone entre sus manos la capacidad de hacer realidad sus fantasías.
Enfatizando el carácter tradicional de su obra, Enrique López Albújar llamó a ‘Matalaché’ «novela retaguardista», en evidente oposición al vanguardismo en boga durante la década de los 20. El tema del amor, ese loco amor que rebasa las lindes de la razón y los prejuicios raciales y sociales —sentimiento compartido por María Luz, joven heredera de un rico hacendado, y el esclavo mulato José Manuel— es abordado con una prosa imaginativa, colorida, envolvente, que capta en la entrelínea el clima de efervescencia social imperante en vísperas de la independencia política del Perú. El peligro cierto de un desenlace trágico, su angustiante inminencia, atrapa a los personajes en una tensa atmósfera a través de la que se manifiestan las fuerzas encontradas de lo nuevo y lo antiguo, de renovación y caducidad, de vida y de muerte. Por sus valores temáticos y estilísticos, ‘Matalaché’ logró desde su primera publicación en 1928 un lugar de privilegio entre las grandes novelas de amores contrariados, captando esa permanencia y actualidad de que únicamente gozan los clásicos.
Matar cabrones es la novela póstuma de Fernando Mansilla, artista por excelencia de la escena independiente sevillana. A su legado en música, teatro y literatura, añade esta brutal novela en la que estaba trabajando en el momento de su fallecimiento. Una escena salvaje y violenta ocurre en un local en una calle en el centro de Sevilla. El dedo índice del protagonista aprieta el gatillo para acabar con dos indeseables que estaban a punto de torturar a un hombre maniatado en una silla. Pero ¿por qué lo torturaban? ¿De dónde salió su salvador? ¿Quiénes son los responsables de las desapariciones de personas sin hogar en la ciudad en los últimos meses? Las respuestas a estas preguntas se irán desvelando a lo largo de Matar cabrones, donde Fernando Mansilla vuelve a retratar de manera magistral a los excluidos de la sociedad.
En la agonía de la primavera argentina de 2016, Bárbara, luego de su viaje a Madrid, descubriría las verdades de su áspera travesía por una vida colmada de mentiras y engaño. Revelaría lo que por años ocultaron sus padres y sería, al fin, libre. Pero esa misma noche es brutalmente asesinada. Claro que ella no era cualquier mujer. Hija del entonces ministro de seguridad de la provincia de Córdoba, el asesinato, convulsionará la ciudad serrana transformándola en un vaivén de oscuros lazos sanguíneos e historias del pasado que regresarán sacudiendo las esferas de la política y policía. ¿Quién mató a Bárbara Cativelli? Muchos candidatos se apuntan, pero todos observan con una sombría indiferencia ocultando las miserias de sus actos pasados. La navidad golpea a las puertas y la demencia de los implicados hará que decidan cualquier acción oscura con tal de no celebrarla detrás de las rejas de una prisión.
En esta novela hay veranos, cigarrillos, piscinas, hospitales, caballos, azulejos, cemento, arena, cartas, plantas, fuego, vacaciones, amores, mentiras, verdades, vergüenzas… y también alcohol, que lo impregna todo, estropeándolo y deformándolo. Porque el padre es alcohólico. Y ella, la hija de un alcohólico. Pero ¿qué más hay detrás de ese hombre que vendía materiales de construcción y fabricaba muebles reciclando palés? A pesar de haber vivido en la misma casa durante muchos años, padre e hija apenas tienen trato. No se hablan ni se tocan, pero las miradas, los olores y los sonidos les sirven de vínculo. Y el silencio, eso que no se quiere y no se puede decir, es más un campo de batalla que una fortaleza. En su primera novela, Eider Rodríguez ha recogido los fragmentos de un padre para reconstruir, desde diferentes perspectivas y con un estilo brutal y descarnado, el relato de una familia, de una época y de un lugar, sacando a la luz los cauces subterráneos por los que circulan el amor y la vida dentro de los estrechos márgenes del entorno familiar.
Jordi Sierra i Fabra, viajero impenitente, escribió estos cuentos crueles después de ver en los cinco continentes la miseria y la degradación de muchos niños y niñas. Dieciocho historias reales, duras, pero que reflejan lo mucho que queda por hacer para conseguir que la condición humana venza al egoísmo de una sociedad implacable para con los menores.
Matriarcadia es el relato de una sociedad utópica en la que sólo existen mujeres, quienes gobiernan una sociedad ordenada y pacífica sin varones desde hace dos mil años. Su apacible vida se ve alterada por la expedición de tres hombres de muy diferente carácter: un romántico soñador; un orgulloso joven adinerado, acostumbrado a dominar a las mujeres, y el narrador, abierto a comprender el nuevo mundo por descubrir. Los tres tienen la oportunidad de conocer una nueva civilización, y acogerán las costumbres de esta de muy diferente grado. Así, desde el punto de vista de un hombre, la activista feminista Charlotte Perkins Gilman pone en evidencia la rigidez de la sociedad americana en la que ella vive en contraste con una imaginaria cuya correcta marcha demuestra que la mujer, la feminidad y la maternidad pueden cumplir un papel muy distinto en la educación, el amor y la vida cotidiana.
Maurice, escrita entre 1913 y 1914, y publicada en 1971, después de la muerte de su autor, cuenta la difícil adolescencia y juventud de un londinense perteneciente a la burguesía acomodada —cuyo nombre da título a la novela— que descubre de manera imprevista que sus sentimientos no son heterosexuales, sino que van dirigidos a individuos de su propio sexo. La obra está dedicada a «tiempos mejores», o sea, a una época más dichosa que pudiera contempla r sin hostilidad las claves íntimas que laten en sus páginas. La dedicatoria encierra así la intención de un libro delicado y sutil que su autor no se atrevió a publicar en vida, por temor a chocar con el pu ritanismo que imperó en la sociedad británica.
Tras años de ausencia, Mauricio, un dentista con ideales pero sin carácter, regresa a Barcelona. Un encuentro casual le llevará a participar en la campaña del partido socialista y a entablar una estrecha relación con dos mujeres: Clotilde, que trata de encontrar el equilibrio entre sus ilusiones y la prosaica realidad, y la conmovedora Porritos, que le revelará los aspectos más oscuros de su mundo. Como trasfondo, una Barcelona ilusionada por los Juegos Olímpicos del 92 y mucho desencanto político.
«Mazurca para dos muertos» toma su título de un asesinato y una venganza, sucesos que no son sino dos puntos de referencia en el vasto hilo conductor de la obra, que se erige en un extenso retablo de unas vidas señaladas por la sexualidad, la barbarie y la violencia física, bajo la recurrencia cíclica de temas que, como la lluvia o el eje de carro, aluden a la continuidad inmutable del tiempo. El soporte principal de la novela es el finísimo e infalible oído de C. J. C., su sentido de la sonoridad (en lo armonioso tanto como en lo estridente y terrible) y de la rotunda música verbal, que impone cada pasaje como una realidad irrefutable en virtud de su contundencia expresiva. La guerra civil, irrumpiendo en primer plano en el centro del libro, sitúa en una perspectiva histórica este recitativo de una maestría técnica y expresiva indeclinable, que llega al máximo refinamiento y a la magia tribal desde una estética que no elude enfrentarse a lo fatal o bárbaro. «Mazurca para dos muertos», que obtuvo el Premio Nacional de Literatura, es una de las obras maestras de su autor y ya actualmente un clásico mayor de la literatura de todos los tiempos en nuestra lengua.
«Nadie piensa nunca que pueda ir a encontrarse con una muerta entre los brazos y que ya no verá más su rostro cuyo nombre recuerda». Esto es lo que ocurre al narrador, Víctor Francés, guionista de televisión y «negro» o «escritor fantasma», encargado de redactar los discursos de la gente importante e ignorante. Recientemente divorciado, es invitado a cenar a su casa por Marta Téllez, mujer casada cuyo marido está de viaje y madre de un niño de dos años. Tras la cena galante, el hombre y la mujer pasan al dormitorio donde, «aún medio vestidos y medio desvestidos», ella empieza a sentirse mal hasta que agoniza y muere en una escena sobrecogedora. Esa infidelidad no consumada se convierte así en una especie de «encantamiento», con problemas bien reales e inmediatos: qué hacer con el cadáver, avisar o no avisar, qué hacer respecto al marido, qué hacer con el niño dormido, qué diferencia hay entre la vida y la muerte. Una intensa narración sobre asuntos que nos atañen a todos: sobre el ocultamiento, los hechos y las intenciones; sobre el actuar sin saber y la voluntad que casi nunca se cumple; sobre la negación de las personas que una vez quisimos y el olvido y la indecisión; sobre la despedida, y también sobre el engaño, que quizá «es nuestra condición natural, y en realidad no debería dolernos tanto».
Obi Okonkwo, el nieto del protagonista de Todo se desmorona, regresa a Lagos lleno de ideas y nobles principios tras estudiar en Gran Bretaña. Pero pronto severá forzado a moderar sus valores morales y sucumbir a las presiones de la sociedad corrupta de su país. Obi Okonkwo es un joven idealista que, gracias a los privilegios de haberse formado en Inglaterra, regresa a Nigeria para trabajar en la administración pública. Sin embargo, se encuentra con un gobierno que opera con maniobras sucias y sobornos. Cuando —para disgusto de sus padres— se enamora de la muchacha equivocada, se sumerge en un caos emocional y económico. El dinero fácil es ahora irrechazable, y Obi cae en una trampa de la que le resultará muy difícil escapar.