Ésta es una historia sobre la necesidad de escapar de los demás y de uno mismo, sobre el abandono, el amor y los machismos, sobre aquello que se dice, aquello que se insinúa y aquello que se calla, sobre la mentira y las diferentes violencias que enfrentamos. «No contar todo», novela de no ficción, presenta la saga de los Monge, al mismo tiempo que cuenta la historia del país que habitaron. El abuelo, Carlos Monge McKey, descendiente de irlandeses, finge su propia muerte, haciendo estallar la cantera de su cuñado. El padre, Carlos Monge Sánchez, rompe con su familia y con su propia historia para irse a Guerrero, donde, convertido en guerrillero, luchará al lado de Genaro Vázquez. El hijo, Emiliano Monge García, nacerá enfermo y vivirá sus primeros años hospitalizado, por lo que será considerado como el débil de su familia y por lo cual erigirá un mundo de ficciones que con los años se irá haciendo más y más complejo y del que después ya no podrá escapar, más que escapando de todo. «No contar todo» es la genealogía de una triple huida, el recordatorio de que una desbandada también puede ser una familia.
Los relatos de «Noctámbulos» presentan a un grupo de personajes reunidos en un espacio urbano común: la encrucijada. Pobladores de callejones, bares nocturnos y hoteles, oficinas, hospitales, hogares en donde la convivencia se hace difícil. La ausencia de voluntad y de firmes decisiones define su conducta, que los lleva hasta el borde del abismo donde parecen condenados a gravitar para siempre; un abismo poblado, de conflicto, de intensa vida. Con ecos de Chejov, Salinger y Carver, teñidas de amenidad, intriga y una violencia contenida y casi siempre a punto de estallar, estas historias dejan el rastro de la soledad, del fallido intento por alcanzarse, por comunicase, por encajar en el sistema; por ganar. Sin embargo, y en ocasiones rompiendo para emerger, asoma en ellas la auténtica pulsión de vivir, a menudo tan avasalladora que resulta mortífera. «Noctámbulos es una colección de cuentos con un tono y con un subterráneo hilo conductor que consigue una escritura limpia, seca y eficaz. Lo más destacable es la capacidad de Cristina Cerrada para dejar insinuado el contenido más hondo que se vislumbra en cada una de las historias» (declaración del jurado del IV Premio Casa de América).
NO DORMIR Y DIBUJAR Por lo que parece, las dos cosas tienen una relación. Hace años que trabajo de madrugada. Me acuesto tarde. Muy tarde. Para combatir el insomnio dibujo. Así nació este libro. Soy un dibujante compulsivo. Lo de hacer monigotes es el mayor acto de libertad que conozco. El más íntimo, directo y sincero. Ha valido la pena dormir poco. No deja de ser una pérdida de tiempo. Andreu
No era a esto a lo que veníamos es un libro sobre el terror de la normalidad. Sus personajes luchan por integrarse en un cosmos que legitime su existencia: el del amor romántico, el de la maternidad, el de la urbanización con piscina, el del trabajo asalariado, el de la familia tradicional. Una codiciada normalidad que, poco a poco, se irá convirtiendo en un territorio hostil y desasosegante, donde la vida es a menudo difícil de sostener. Después de su fulgurante debut con Historia de España contada a las niñas, María Bastarós vuelve a sorprendernos con estos relatos de atmósferas asfixiantes: el desierto de los Monegros, la erosión de las Bardenas, las carreteras abandonadas, los polígonos industriales… Espacios que marcan un camino hacia los márgenes o hacia el delirio, y donde los personajes y sus deseos se encuentran casi siempre con el reverso de lo que buscan.
Nada es tan malo, nada es tan bueno; toda experiencia es sincel que moldea nuestro carácter, nuestro temperamento, nuestra personalidad; éste cúmulo de conocimientos, hábitos y habilidades, nos permitirá tener nuestra propia percepción de la vida.
Hay fronteras que parece que solo se vayan a abrir con un conjuro. No son exactamente barreras, ni líneas rectas, ni cortan limpiamente. Tampoco son puertas que conducen a un mundo paralelo, sino lugares, situaciones y circunstancias muy reales, que condicionan y marcan el paso: bisagras entre unos mundos que desaparecen y otros que se afanan por sacar la cabeza. Puede ser que las tengamos aquí al lado, pero verlas, entender sus mecanismos y finalmente atravesarlas puede requerir toda una vida. Mila, la narradora de esta novela, creció a finales de los setenta en un barrio apartado y mal urbanizado, encajonado entre una autopista, un cementerio y un polígono industrial. Hija de payeses que tuvieron que cambiar el tractor por la cadena de montaje, en su léxico familiar más remoto destacan las palabras «portland», del cemento con que taparon la era de su casa, y «kennebec», de las patatas que plantaban en el huerto. Los padres no la llevaban de vacaciones ni a cenar fuera, pero la llevaban a ver a un curandero que un día le dijo que tenía un «don» que se iría manifestando con el tiempo.Ahora que espera un bebé, Mila intenta desentrañar los motivos de la extrañeza que la ha acompañado desde siempre, una cierta perplejidad hacia los propios orígenes. Enhebrando recuerdos, mide los límites y la fuerza de ese mundo heredado, rememora sus tentativas de apertura a Barcelona y a París y se pregunta qué ha pervivido de todo eso en ella y qué transmitirá a su hija. Con una prosa de tintineo cristalino y un punzante sentido del humor que oscila entre la ternura y la mala leche, Anna Ballbona ha escrito una inusitada novela de frontera, el autorretrato de una mujer que encuentra su voz –quizá aquel «don»– en el momento en que decide ponerse a hablar.
Un emocionante canto a la relación entre un padre y un hijo, a partir de la historia bíblica del sacrificio de Isaac.
Con No hay amor en la muerte Gustavo Martín Garzo regresa al universo de El lenguaje de las fuentes, que le valió el aplauso de la crítica más exigente y el temprano cariño de los lectores. En esta ocasión novela el sacrificio de Isaac. Bendecido por Dios con un hijo cuando se había resignado ya a la esterilidad, Abraham recibe la orden de sacrifi carlo como demostración de fe y devoción. Abraham se dispone a obedecer y en el último momento Dios le ordena que no mate a su hijo. Sacrificio fundacional para la religión judía y ejemplo supremo del temor a Dios, durante siglos esta parábola ha proyectado sombras inquietantes sobre su naturaleza y sobre las consecuencias en la futura vida de Isaac. Inquietudes que Martín Garzo recoge ahora para explorarlas con un estilo insólito, un fraseo hipnótico.
Mario, dependiente de una librería y recién despedido, pasa las ocho horas de su jornada no laboral en el metro. Ha encontrado en el suelo de un vagón un papel con algo escrito: la lista de la última compra que uno hace en la vida. Tiene que verlo Damián, aspirante a escritor en los ochenta, que decide solicitar la ayuda de Claudia, cuyo trabajo es suplantar a algunos autores en sus redes sociales. Hay una marca en el papel que le resulta familiar y… Aquí empieza la búsqueda que los llevará hasta Olvido, bibliotecaria cómplice; a Aurelio, comisario de policía letraherido, y a Ástrid Lehrer, personaje en busca de autor. Y mientras estos personajes «que no son capaces de separar el disfrute que les da la ficción del disfrute que les da hurgar en las vidas ajenas» se dedican a hacer de «detectives salvajes», Misha batalla con su identidad sexual; su M., Isolina, con el abandono a través de una malsana relación con la comida que comparte con Antonio y Bea, y Zhora, encerrado en su casa, se ha bajado del mundo. Muy cerca de él vive Mar, una anciana de 99 años, contrapunto de paz y comprensión en el que encuentran consuelo los perdidos. Incluido el lector. «No hay gacelas en Finlandia» es más que una novela: es, además, un puzle con toques de Valle pero a lo Burroughs pasado por Bolaño, que el lector ha de construir con la convicción de que la lectura es una sutil forma de violencia y de que todos, personajes, autor y lectores, somos trozos de papel en recipientes de vidrio.
No hay nadie en casa es un seductor híbrido de géneros, compuesto de artículos, de viñetas y ensayos, de relatos de lo vivido y de lo pensado, un vasto paseo por literaturas, vidas, ciudades e ideologías. Agudo, inteligente, conmovedor en ocasiones, se lee con la rapidez y avidez de las grandes novelas. Todo un mundo, familiar y extraño a la vez, se despliega en este libro pleno de iluminaciones, de perspectivas únicas sobre la literatura, la geopolítica, el Este y el Oeste. Porque Ugrešić es una escritora que no se pone límites ni se fija coordenadas; que explora todo el espectro y maneras de nuestro existir, y que tiene un ojo más que clínico para las paradojas, las falsas verdades, las realidades curiosas. Un ojo clínico y crítico que nunca falla al descubrir lo que ocultan los usos sociales y las costumbres, lo trágico, lo insólito, lo cómico de la cotidianeidad. «Ugrešić es como el Baudelaire de Walter Benjamin, el poeta transeúnte que se abandona a los caprichos de la multitud» (Nicole Rudick, Bookforum); «Una escritora a seguir, y a admirar» (Susan Sontag).
Un hombre se convierte en estatua en el momento en el que abraza a su perro por última vez; una mujer se asombra cuando su marido se hiende el cráneo al caer de su cama sobre una hacha; un niño se va junto a un puma «espléndido, beige y dorado», como salido de un cuadro surrealista, para encontrase con su padre… Entre la fábula y la pesadilla, estos veinticinco relatos fluyen en una atmósfera extraña y emocionante, que posiblemente constituye la parte más secreta de la obra de Agota Kristof, cuyos relatos, que transmiten una atmósfera extraña y perturbadora, han sido escritos a lo largo de los años desde su exilio en Suiza en 1956.
En esta edición, para celebrar el 50 aniversario del adiós de Boris Vian, varias generaciones de poetas, músicos, escritores y traductores han hecho que estos poemas de Vian cobren vida propia en nuestra lengua. Porque Vian inventa palabras para reírse de la muerte, con ironía y un especial sentido del humor, pero ese lenguaje que le es propio también es absolutamente universal, accesible, como lo demuestran en este libro todos y cada uno de sus adaptadores y traductores.
Alisado. Estigmatizado. “Domado”. Celebrado. Borrado. Gestionado. Apropiado. Siempre incomprendido. El pelo negro nunca es "sólo pelo". Este libro trata de por qué el cabello negro es importante y de cómo puede considerarse un modelo de descolonización. A lo largo de una serie de ensayos irónicos e informados, Emma Dabiri nos lleva desde el África precolonial, pasando por el Renacimiento de Harlem, el Poder Negro y hasta el actual Movimiento del Cabello Natural, las Guerras de Apropiación Cultural y más allá. Lo vemos todo, desde los capitalistas del cabello como Madam C.J. Walker a principios del siglo XX hasta el auge de Shea Moisture en la actualidad, desde la solidaridad y la amistad entre mujeres hasta el "tiempo de los negros", los académicos africanos olvidados y la dudosa procedencia de las trenzas de Kim Kardashian. El alcance del estilismo del pelo negro abarca desde la cultura pop hasta la cosmología, desde la prehistoria hasta el (afro)futurismo. Descubriendo sofisticados sistemas matemáticos indígenas en los peinados negros, junto a estilos que sirvieron como redes secretas de inteligencia que conducían a los africanos esclavizados a la libertad, “No me toques el pelo” demuestra que, lejos de ser sólo pelo, la cultura del peinado negro puede entenderse como una alegoría de la opresión negra y, en última instancia, de la liberación.
Un joven investigador universitario sobrevive en un Nueva York entre pisos compartidos y efímeras comunidades de migrantes. Una mujer desaparece de los asentamientos de colonización que la dictadura franquista levantó en las llanuras gallegas durante los años sesenta. En No queda nadie confluyen, a través del tiempo y del espacio, los caminos de estos dos personajes, proyectados contra un mapa de metrópolis extranjeras, pueblos inundados, comunas hippies y mundos quizás aún por venir.
Brais Lamela combina en No queda nadie el ensayo y la novela, lo real y lo ficticio, para mostrarnos un relato emocionante y delicado construido sobre el desarraigo, sobre los espacios que nos vemos obligados a compartir o abandonar. Y al fondo, la certidumbre esperanzadora de que hay formas de mantenerse a flote en los lugares intermedios.
A: Martín regresa a Bilbo para organizar una exposición fotográfica, después de años viajando y trabajando por todo el mundo. Rastreando en sus fotos, se da cuenta de que la misma mujer se ha colado en once fotografías sacadas en otras tantas ciudades. B: Nora es la atractiva voz de un programa de radio nocturno y la guardiana de oscuros secretos. Amores imposibles, casualidades inexplicables, licántropos y vampiros, ángeles que compran almas, magos, viajes y, sobre todo, cuentos, cuentos hermosos e imposibles que atrapan al lector y le invitan a soñar. Una trama maravillosa que embruja desde la primera línea y uno de los grandes éxitos de la literatura vasca de los últimos años.
¿Qué tiene que ver Avelino Armisén —un infeliz cuya masturbación tiene un poder letal— con el Boni, un joven botarate que pretende convertir los estertores de un moribundo en materia literaria? ¿Qué relación puede haber entre Silas —un paciente abandonado en un claustrofóbico y desierto hospital— y el Cuqui, un churretoso mocetón que no acaba de creerse que ha encontrado a la mujer de su vida en una atildada profesora universitaria? ¿Qué vínculo parece enlazar la macabra quiniela que organiza un hospital con enfermos terminales y la lírica representación de un digno músico callejero en un París indiferente a su derrota personal? Sólo la alquimia de una persona excepcional podía tejer un secreto hilo de Ariadna capaz de recorrer estos doce relatos. No ser no duele confirma la maestría de un autor capaz de crear, en pocas líneas, una seductora atmósfera de palabras y peripecias en las que todo lector, con cierta inquietud, acaba por reconocerse.
He aquí una recopilación de relatos de género capaz de ilustrar una premisa sencilla, aunque devastadora: la facilidad con la que una etiqueta se convierte en instrumento de opresión y violencia. Casi una treintena de historias sobre mujeres que aman, odian, lloran, ríen, juegan, viven y mueren. Con ellas quizá comprendas lo sencillo que es juzgar y sentenciar a aquellas cuyo único crimen es una búsqueda constante de su derecho más fundamental: la libertad. Un breve paseo por la historia de tres palabras que se han usado como arma para silenciar, someter y ejecutar a miles de mujeres. Una invitación para erradicar de nuestro vocabulario y nuestras mentes tan sexista y retrógrado repertorio.
UNA APASIONANTE NOVELA SOBRE LA AMISTAD, LA IDENTIDAD RACIAL Y LA LUCHA POR LA JUSTICIA . Jen y Riley son amigas desde la infancia y, aunque sus vidas tomaron caminos distintos, han logrado permanecer unidas como hermanas. Jen se casó muy joven y, tras varios años intentándolo, por fin se ha quedado embarazada. Riley, en cambio, siempre quiso ser periodista y en la actualidad está a un paso de convertirse en la primera presentadora negra del canal de noticias de Filadelfia, su ciudad natal. Sin embargo, este profundo vínculo se resquebraja cuando el esposo de Jen, un agente de policía, se ve envuelto en un tiroteo contra un adolescente negro que iba desarmado. En la recta final de su embarazo, Jen se siente inmersa en un pozo de incertidumbre donde han arrojado su futuro, la libertad de su marido y su amistad con Riley. Por su parte, cuando Riley debe cubrir la noticia del suceso, tendrá que lidiar con las emociones que le manan por el afecto hacia su amiga blanca y el devastador impacto y las terribles consecuencias que ha conllevado el incidente en la comunidad negra a la cual pertenece. Emotiva y honesta, esta sobrecogedora historia explora el racismo y cómo este impregna la vida de las personas en una sociedad profundamente dividida.
Si sumamos un niño de once años, un perro llamado Carl Sagan, un viaje por Estados Unidos y un iPod lleno de sonidos, el resultado es una aventura llena de descubrimientos y autoconocimiento. Una historia que rebosa felicidad, optimismo, determinación y corazón, para lectores de Wonder y Pax. Alex es un enamorado del cosmos y de las naves espaciales. Con solo once años, su sueño es emular a Carl Sagan y mandar su iPod al espacio, como su héroe mandó los discos de oro Sonidos de la Tierra a bordo de las naves Voyager en 1977. De Colorado a Nuevo México y de Las Vegas a L.A., Alex hará grabaciones de la Tierra, su tierra. En su viaje, sin rumbo fijo, se encontrará con gente perdida, divertida y excepcional que de alguna manera lo preparará para enfrentarse a la verdad sobre la muerte de su padre. Alex aprenderá que, a pesar de tener una madre problemática y un hermano casi siempre ausente, su familia está ahí para él, más de lo que pensaba. El objetivo de Alex era alcanzar el cosmos, pero su destino final será él mismo.
La austriaca Ingeborg Bachmann (Klagenfurt, Carintia 1926 – Roma 1973) destacó como poeta, ensayista y narradora (su novela «Malina» fue pronto traducida a numerosos idiomas). Su breve pero intensa obra poética estaba compuesta hasta ahora por los libros «El tiempo postergado» (Die gestundete Zeit, 1953), «Invocación a la Osa Mayor» (Anrufung der Grossen Bären, 1956) y un grupo de «Últimos poemas» recogidos en sus «Obras completas» en 1978. Pero el año 2000 se publicó en Múnich «No sé de ningún mundo mejor» (Ich weiß keine bessere Welt), una importante colección de textos que se habían mantenido inéditos por decisión de la familia, dado su carácter de inconclusos, pero que finalmente fueron dados a la luz teniendo en cuenta que su autora, aun sin haberlos corregido y revisado, no los destruyó, como hizo con otros borradores. Como escriben sus hermanos en el prólogo: «En estos versos las palabras hermosas han dejado su lugar al espanto, al dolor, a la cercanía de la muerte. Expresan el luto por la poesía perdida y los sufrimientos de los seres, siendo, al mismo tiempo, una crítica implacable de la sociedad».
Una familia rota por la Guerra Civil. Una historia de exilio, amor y pérdida en Costa Rica, Panamá, El Salvador y México. Un matrimonio envenenado por la decepción, un niño alcanzado por un rayo y una mujer que corre hacia el infierno. Éstos son algunos de los hechos narrados en No sólo el fuego, un libro sobre la memoria, tan necesaria a la hora de luchar contra el olvido y tan terrible a la hora de avivar el rencor, la sed de venganza, el odio. Y también una metáfora sobre las consecuencias del fracaso y del engaño, sobre el peso insufrible de las esperanzas perdidas.La familia, a la vez corriente y extraordinaria, que protagoniza esta obra reúne cuatro generaciones: Truman, un hijo de republicanos purgados por el franquismo; Samuel y Ruth, la pareja que viene de un pasado lleno de sueños y desemboca en un futuro sin salida; Marta, la joven enamorada de su verdugo, y Maceo, herido por una tormenta, obsesionado por el cielo y por los relatos que le cuenta Truman, llenos de viajes, secretos, tragedias. Todos ellos están cerca del límite en que cualquier cosa puede suceder, desde el perdón hasta el asesinato.