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Bolsilibros - Kansas 443. Cheyenne, ciudad de intriga, de M. L. Estefanía

Aventuras, Relato

—¿Por qué ha armado tanto ruido la prensa con este juicio? ¿No se trata de un grupo vulgar de asesinos y atracadores? —No han detenido al jefe. Es lo que tratan de averiguar, pues se dice que es una personalidad de aquí… —¿De qué se les acusa? —No lo sé concretamente…, pero ha de ser de cometer atracos. —Me gustaría ver un juicio. No he visto ninguno. —Hablaré con mi padre.


Bolsilibros - Kansas 445. La sangre empuja, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Nelly Scott recibió la carta de su padre a altas horas de la noche, cuando acababa de regresar de una gran fiesta que, organizada por algunos ovejeros de la ciudad, había congregado en el gran salón de uno de los mejores hoteles de Boixe a lo más selecto de las mejores familias de los contornos. 
Generalmente, cuando terminaba la faena del esquileo de las ovejas y la lana era vendida, siempre en buenas condiciones, el éxito de su venta solía celebrarse de diversos modos, y uno de ellos consistía en organizar un magnífico baile de sociedad, en el que se reunían las muchachas más bellas y elegantes de los contornos y los muchachos más codiciados por su posición social. 
Muchos de los asistentes a la fiesta estaban ya comprometidos en matrimonio y el baile servía únicamente para proporcionar un alegre contacto entre las parejas. Otros, en cambio, aún no se habían decidido a comprometer su libertad y acudían al baile a otear el ambiente y a calibrar los méritos y la posición social de las muchachas aún sin compromiso, por si les interesaba comprometerse con ellas.


Bolsilibros - Kansas 484. El delator, de Fidel Prado

Novela, Aventuras

Había llovido torrencialmente durante muchos días y las pocas calles de Chichasha, poblado situado en el centro del Estado de Oklahoma, se habían embarrado de tal manera, que era imposible cruzarlas por los medios naturales sin exponerse a hundir los pies y parte de las piernas en el espeso fango que las cubría. En la calle principal, varios comerciantes, temerosos de no poder contar con clientela si el paso hasta sus establecimientos se veía así cortado, habían colocado sendos tablones a lo ancho de la calzada, para que oficiando como estrechos puentes, permitiese a la gente cruzar de uno a otro lado sin peligro de verse aprisionados por el barro.


Bolsilibros - Kansas 503. Demasiado ambicioso, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Las cataratas del cielo se habían desbordado fieramente, y el agua que caía de las nubes, más que lluvia, eran torrentes impetuosos que al batir con furia la corteza de la tierra, abrían hoyos de regular tamaño y formaban pequeñas lagunas y riachuelos, que corrían alocadamente buscando la salida natural hacia cauces más anchos. La senda que conducía desde Kimgusher a Guthrie se había convertido en un río de fluido lodo, que descendía en cuesta, formando enormes charcos y arrastrando la tierra debido al ímpetu de su descenso.


Bolsilibros - Kansas 505. Protagonista, un hombre, de Fidel Prado

Novela, Aventuras

Rod Wood llegó a su modesta cabaña cansado de la ruda tarea de atender su pequeña tierra, único patrimonio que poseía para su sostenimiento. Desde que muriera su padre, había peleado en solitario por defender aquel trozo de parcela, que unas veces parecía ofrecerle una adecuada compensación a sus esfuerzos y otras, a causa de las sequías, los tornados y demás inclemencias de la Naturaleza, se revolvía airada contra él y le negaba el fruto adecuado para mantenerse sin agobios.


Bolsilibros - Kansas 550. Ruta peligrosa, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

La diligencia procedente de Springfield con dirección a Sedalla rodaba a un trote vivo por la llanura, bordeando el Niangua River, a muy escasas millas del poblado llamado Buffalo. En el interior figuraba como viajero destacable Gene Segal, prestigioso colono de los alrededores del citado poblado y hombre muy conocido en toda la región por sus actividades como negociante en toda clase de granos y forraje para el ganado.


Bolsilibros - Kansas 562. Un alijo en Piedras Negras, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Sobre la amplia y reluciente mesa de despacho del gobernador de San Antonio había extendido un gran mapa del Estado, que cubría todo el tablero. Era un mapa moderno, bien señalizado, y capaz por sí solo de orientar al más despistado en conocer y localizar rutas. 
Inclinado sobre el mapa se encontraba el gobernador Dick Nabord, un hombre que ya excedía de los cincuenta años, pero que se conservaba fuerte, viril, emprendedor y enérgico. 
Había nacido en Texas, amaba su estado con el cariño enfático que todos los tejanos sienten por su patria chica, y era hombre que ansiaba ver libre de elementos perniciosos todo el territorio.


Bolsilibros - Kansas 577. Asociación de bribones, de Alf Regaldie

Novela, Aventuras

Alfonso Arizmendi Regaldie (San Cristóbal de la Laguna, Islas Canarias, (España), 1911 - Valencia (España) 2004), más conocido por el seudónimo Alf Regaldie formado con la abreviatura de su nombre y con su segundo apellido, de origen francés, aunque también utilizó el de Carlos de Monterroble. Aunque nació en la localidad canaria de San Cristóbal de la Laguna, durante la mayor parte de su vida residió en Valencia, por lo que se le puede considerar con toda justicia miembro de pleno derecho de la escuela de ciencia-ficción valenciana. Al igual que ocurrió con otros muchos contemporáneos suyos, tuvo la desgracia de verse atrapado en la vorágine de la Guerra Civil española, participando como combatiente en el bando republicano. lo que le acarreó, como es fácil suponer, serias dificultades una vez acabada la contienda, llegando a estar encarcelado por ello durante siete años.


Bolsilibros - Kansas 588. La larga sombra del ahorcado, de Clark Carrados

Aventuras, Novela

El ahorcado pendía del árbol que había casi en el centro de la plaza. Las manos caían, flácidas lo largo de los costados, y las puntas de sus botas apuntaban oblicuamente al suelo. Había sido un hombre joven y bien parecido. Ahora, la corrección de sus facciones había sido sustituida por la horrible mueca causada por la presión de la soga en su cuello.


Bolsilibros - Kansas 625. Ataque a la caravana, de Alf Regaldie

Aventuras, Novela

El empleado desapareció por una recia puerta. Y tardó en volver más de tres minutos. Le bastó un simple gesto para anunciar a Lane que Charles Spencer no tardaría en salir. Desapareció el empleado por otra puerta y salió el dueño de la compañía de transportes por la misma puerta que el empleado había usado anteriormente.


Bolsilibros - Kansas 642. Larry el astuto, de Alf Regaldie

Novela, Aventuras

Alfonso Arizmendi Regaldie (San Cristóbal de la Laguna, Islas Canarias, (España), 1911 - Valencia (España) 2004), más conocido por el seudónimo Alf Regaldie formado con la abreviatura de su nombre y con su segundo apellido, de origen francés, aunque también utilizó el de Carlos de Monterroble. Aunque nació en la localidad canaria de San Cristóbal de la Laguna, durante la mayor parte de su vida residió en Valencia, por lo que se le puede considerar con toda justicia miembro de pleno derecho de la escuela de ciencia-ficción valenciana. Al igual que ocurrió con otros muchos contemporáneos suyos, tuvo la desgracia de verse atrapado en la vorágine de la Guerra Civil española, participando como combatiente en el bando republicano. lo que le acarreó, como es fácil suponer, serias dificultades una vez acabada la contienda, llegando a estar encarcelado por ello durante siete años.


Bolsilibros - Kansas 673. Cinco años después, de Alex Colins

Novela, Aventuras

Fernando Alejandro Orviso Herce nació en Logroño en 1926, donde también falleció en 2007, a los 81 años.De la producción total de Fernando Orviso Herce, la mitad de los libros son historias de vaqueros e indios. De las novelas que se sintió menos satisfecho fueron las románticas, de las que solo escribió tres títulos. A partir de 1960 comenzó a escribir novelas policíacas y, ya de forma tardía, a partir de 1972, historias de terror. Orviso trabajó, sobre todo, para la editorial madrileña Rollán y, posteriormente, con la heredera de los fondos de ésta, Andina, que reeditó buena parte de los libros de Fred Hercey. También publicó con la poderosa Bruguera (un total de 82 títulos, como Alex Colins), y, de forma más esporádica, con las editoriales Toray y Castellana.


Bolsilibros - Kansas 692. Sedona, de Cliff Bradley

Aventuras, Novela

Aquélla era la tierra adonde Fred Colby siempre había deseado llegar. Y ahora que estaba en ella, sentía una punzada en el corazón. Porque le parecía imposible haber alcanzado su sueño y temía que en cualquier momento se desvaneciera. 
Sólo tres colores señoreaban el paisaje. Un azul muy intenso arriba en el alto cielos el verde de los árboles y el rojo; todas las gamas del rojo en una salvaje explosión de color. Como si todo el país estuviera bañado en sangre. Sedona...


Bolsilibros - Kansas 715. Viento, muerte y soledad, de Cliff Bradley

Aventuras, Novela

Jesús Navarro Carrión-Cervera, que tanto sus obras del Oeste como Cliff Bradley ó la femeninas como Jesús Navarro son de muy alta calidad. Sobriedad, elegancia en el estilo, en su sintaxis, argumentos sólidos y descripción de situaciones verosímiles, fácil lectura. Todo está muy bien logrado. Algunas de las obras de Jesús Navarro tienen pinceladas de sano humor dignas de figurar en una antología.


Bolsilibros - Kansas 750. La ley de los buitres, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Los mineros y cow-boys ya estaban acostumbrados a estos gritos y los incrementaban con sus comentarios más o menos cáusticos. Los locales se hallaban llenos de todos modos: con mujeres-reclamo y sin ellas. Los hombres vestían de variadas formas y las mujeres lo mismo. Sin embargo, en ellas abundaba la seda y los colores chillones.


Bolsilibros - Kansas 763. En un vagón de ferrocarril, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

—¡Dor! No marches. ¡Quiero hablar contigo! Puedes seguir bebiendo. Estás invitado. —Gracias, Mona. No bebo más. —¿Es posible? —exclamó el barman—. Es de suponer que no hablas en serio. —Te equivocas. Lo estoy haciendo así. ¡No bebo más! Un vasito al día, y ya está bien. —¿Al día? ¡No es posible!


Bolsilibros - Kansas 788. Camino de Lincoln, de Black Moran

Aventuras, Novela

Una muralla de rocas se alzaba ante ellos, cerrando el estrecho paso que tan ansiosamente habían buscado durante los últimos días.—¡Maldita sea! —gruñó Frank Weiden, golpeando con rabia el borrén de su silla—. Sólo nos faltaba esto.—Quizá encontremos algún hueco por el que pasar al otro lado —dijo Alan Gilliam, contemplando la estrecha garganta.—Lo dudo, Alan. Ese derrumbe ha arrojado tal cantidad de rocas sobre el paso que no va a ser posible cruzarlo.


Bolsilibros - Kansas 793. Confiesa un pistolero, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Marcial Antonio Lafuente Estefanía (n. 1903 en Toledo, Castilla la Nueva - f. 7 de agosto de 1984 en Madrid) fue un popular escritor español de unas 2.600 novelas del oeste, considerado el máximo representante del género en España.1 Además de publicar como M. L. Estefanía, utilizó seudónimos como Tony Spring, Arizona, Dan Lewis o Dan Luce y para firmar novelas rosas María Luisa Beorlegui y Cecilia de Iraluce. Las novelas publicadas bajo su nombre han sido escritas, o bien por él, o bien por sus hijos, Francisco o Federico, o por su nieto Federico, por lo que hoy es posible encontrar novelas 'inéditas' de Marcial Lafuente Estefanía.


Bolsilibros - Kansas 836. Pasiones en la frontera, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

En pocos minutos fue trasladado el moribundo hasta un lugar que estaba a una milla de distancia y que por esos caprichos de la naturaleza era de lo más extraño que pueda imaginarse. 
Una especie de galería se abría suavemente en el desierto de muchas yardas de longitud para al final, en una temperatura agradable, encontrar varias galerías más que daban salida por distintos sitios otra vez al desierto. 
Dentro y en virtud de la profundidad, había agua en abundancia.


Bolsilibros - Kansas 864. Jamás falla, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Una patrulla del ejército, a las órdenes del capitán Cowler, se detuvo a la puerta del local de Hull, en el pequeño pueblo fronterizo de Bisbee. Los vaqueros les contemplaban con curiosidad, al igual que los mineros de aquella zona. Para todos los vecinos de Bisbee era una tranquilidad saber que los militares estaban por las cercanías.