Waldo, notorio cineasta que conoció la gloria, los premios y el aplauso de crítica y público, permanece ahora postrado en una silla de ruedas por los achaques de su avanzada edad. Sin embargo, su libido sigue incólume, y su mujer, Zee –india casada con un pakistaní y con dos hijas, a la que sedujo durante un rodaje y se trajo a Londres–, accede a sus peticiones de desnudarse ante él y mostrarle sus partes íntimas.El tercer vértice del triángulo en el centro de esta novela lo ocupa Eddie, crítico de cine, admirador de Waldo y ahora amante de Zee ante las narices del viejo director. Este espía a la pareja, documenta sus sospechas y maquina su venganza con la ocasional ayuda de Anita, actriz y amiga, dispuesta a indagar en el turbulento y truculento pasado de Eddie…Kureishi explora en esta novela breve las desdichas de la vejez y la decrepitud física, los sórdidos conflictos matrimoniales y sexuales y los mecanismos secretos de la creatividad artística. Y lo hace dando rienda suelta a su humor canalla y a las pinceladas pornográficas y escatológicas. Resultado: una novela contundente y salvaje, que maneja con ejemplar equilibrio la mezcla de las situaciones descacharrantes con el desgarrador patetismo de los personajes. Carcajadas y desolación como ingredientes de una indagación visceral en las miserias y quimeras de la vida contemporánea, a través de un triángulo amoroso que rebosa lujuria, odio, resentimiento, mezquindades, desenfreno, procacidades y otros excesos. Una tragicomedia negrísima y feroz que no va a dejar a ningún lector indiferente.
«Nada en el domingo», publicada originariamente en 1988, es la historia de una noche madrileña, casi tan alucinante como la noche dublinesa de Stephen Dedalus y Leopold Bloom: un aquelarre en el que el protagonista se ve a sí mismo como un tétrico bufón y se autodenomina Grock, para acabar comprendiendo que es uno más, que es casi todos, que casi todos los hombres son Grock. Los paraísos artificiales de Baudelaire muestran aquí cruel y crudamente su envés, en la amanecida que deslíe y destiñe las luces repintadas de una vigilia febril. La constante inventiva estilística de Umbral sirve con singular energía y desgarro a una visión descarnada y vivacísima de la esencial soledad humana.
Alexandria Marzano-Lesnevich es una joven estudiante de derecho que trabaja en un despacho especializado en representar a condenados a muerte cuando oye hablar de uno de sus clientes, Ricky Langley, un pedófilo convicto y confeso. Hasta entonces había estado en contra de la pena de muerte, pero en ese momento sus convicciones empiezan a tambalearse. Asombrada por su reacción, se verá obligada a afrontar los duros recuerdos de su niñez. A medida que investiga sobre el caso Langley, su familiaridad con algunos de los hechos la llena de desasosiego y la lleva a desenterrar los oscuros secretos familiares que están condicionando su percepción del mismo. A medio camino entre las memorias y el «true crime», «Nada más real que un cuerpo» es un libro que quita el aliento y que nos hace comprender que en cualquier investigación criminal −en cualquier reconstrucción de un hecho delictivo− es muy difícil distinguir lo real de las conjeturas y que, por tanto, impartir justicia −y perdonar− resulta mucho más complicado de lo que podamos imaginar.
Finalista del Premio Booker (2012) y del Premio Nacional del Libro en la categoría de mejor autor (2012). Nada más llegar con su familia a una casa en las colinas con vistas a Niza, Joe descubre el cuerpo de una chica en la piscina. Pero Kitty Finch está viva, sale del agua desnuda con las uñas pintadas de verde y se presenta como botánica… ¿Qué hace ahí? ¿Qué quiere de ellos? Y ¿por qué la esposa de Joe le permite quedarse? Nadando a casa es un libro subversivo y trepidante, una mirada implacable sobre el insidioso efecto de la depresión en personas aparentemente estables y distinguidas. Con una estructura muy ajustada, la historia se desarrolla en una casa de veraneo a lo largo de una semana en la que un grupo de atractivos e imperfectos turistas en la Riviera son llevados al límite. Con un humor mordaz, la novela capta la atención del lector de inmediato, sobrellevando su lado tenebroso con ligereza.
Ambientada en Dublín, en el año previo a la Pascua de 1916, el momento crucial del levantamiento de los irlandeses contra el gobierno británico; «Nadan dos chicos» cuenta la historia de amor de dos muchachos. Jim es un estudiante ingenuo y reservado, el hijo pequeño de Mr. Mack, un presuntuoso aspirante a tendero. Doyler, un diamante en bruto, es hijo de un viejo compañero de armas de Mr. Mack. Doyler podría haber tenido la misma vida que Jim pero sus padres le obligaron a trabajar mientras ideas blasfemas, socialistas y revolucionarias, bullían en su cabeza. El padre de Jim está seguro de que el futuro le sonríe. Su hijo mayor está luchando en el ejército y tiene planes ambiciosos para Jim y sus negocios. Pero Mr. Mack no alcanza a ver que el paisaje está cambiando, ni se da cuenta de la creciente amistad entre su hijo y Doyler. Junto al acantilado donde suelen ir los hombres a bañarse, los dos chicos se encuentran día tras día. Allí sellan un pacto: Doyler enseñará a Jim a nadar y en el trancurso de un año alcanzarán a nado, atravesando la bahía, el distante faro de Muglins Rock, y reclamarán la isla para sí.
En plena crisis de pareja, la narradora de esta novela vuelve al episodio que marcó el final abrupto de su adolescencia y de los años más felices de su familia: la muerte inesperada de su madre en un desconocido Uruguay de finales de la década de los sesenta, cuando nada, aparentemente, turbaba una vida que transcurría entre fiestas elegantes al aire libre, días en la playa o animadas celebraciones. Obsesionada por aquel final, la protagonista regresa, muchos años después, al reencuentro con amigas de la infancia, con las mujeres que conocieron a su padre, fascinante y seductor, y con aquellos que puedan contarle por qué ella y su hermano tuvieron que partir para España apresuradamente tras el fallecimiento de la madre.
Nada que perdonar oscila entre la autobiografía y la crónica patibularia de las ciudades que han enmarcado las experiencias vitales de un autodidacta de origen proletario.
Del « Infiernavit » de Iztacalco que marcó su infancia y adolescencia entre páginas de libros, desempleo y ambientes rufianescos, a la glamorosa ciudad de París donde vivió algunos años aferrado a trabajos ocasionales como jornalero.
Este libro narra las experiencias que convirtieron a J. M. Servín en un escritor que expresa como pocos la voz de los excluidos. Sobre todas las cosas, son testimonios picarescos de aprendizaje sostenido en la literatura de alguien que escribe, no sin ironía, por la pura necesidad de contar cómo se ve la vida al límite .
Sophie nunca se ha sentido tan protegida y feliz como en su amistad con Morgana. Estas jóvenes, a quienes el destino reúne en el convulsionado Chile de principios de los 70, descubren que es mucho lo que comparten, pero que por sobre todo las hermana su sensibilidad por el arte y la poesía. Juntas forman un núcleo con códigos propios, que sienten indestructible. También están profundamente vinculadas por un mismo amor, Diego, el padre de Sophie. Sin embargo, la pasión fulminante entre él y Morgana traspasará la frontera de lo prohibido, quebrando el único ámbito de estabilidad de su hija. Casi treinta años después, los eventos del 11 de septiembre de 2001 remecen a una Sophie ya consagrada como artista plástica. A su mente regresa otro 11 de septiembre, ese que truncó la vida de su familia, de la cual ella nunca más quiso saber. Ahora, por primera vez, se arriesgará a abrir un pequeño espacio a ese pasado que bloqueó en un intento por recuperar lo perdido.
¿Existe alguna manera de trascendernos, de vencer nuestra condición de seres mortales, quizá a través de la pasión? Esa es la pregunta que guía e intriga al lector en «Nada se acaba». El matrimonio de Elisabeth y Nate hace aguas. Llevan casados más de una década y viven bajo el mismo techo, pero durante los últimos años han llevado vidas separadas. En su naufragio conyugal se embarcan en constantes aventuras sentimentales de las que suelen volver maltrechos, hasta que de repente algo cambia: el suicidio del último amante de Elisabeth y la relación entre Nate y Lesje, una paleontóloga que solo se siente cómoda entre fósiles de dinosaurios, van a crear un nuevo triángulo amoroso que rompe el peculiar equilibrio de la pareja. A lo largo de estas páginas llenas de sabiduría desfilan adultos que al final del día no son más que niños en busca de protección. Su desconcierto y su rabia son en el fondo universales, pues duele comprender que no somos más que una mota de polvo en la historia del universo: por mucho que hagamos, nada se acaba y la vida sigue sin pedir permiso. Finalmente, entre tantas dudas, un destello de luz se abre paso: tal vez la entrega amorosa pueda llevarnos hacia el futuro y ser un antídoto contra la muerte y el olvido. Tal vez…
Después de encontrar a su madre muerta en misteriosas circunstancias, Delphine de Vigan se convierte en una sagaz detective dispuesta a reconstruir la vida de la desaparecida. Los cientos de fotografías tomadas durante años, la crónica del abuelo de Delphine, registrada en cintas de casete, las vacaciones de la familia filmadas en súper ocho o las conversaciones mantenidas por la escritora con sus hermanos son los materiales de los que se nutre la memoria. Nos hallamos ante una espléndida y sobrecogedora crónica familiar, pero también ante una reflexión sobre la «verdad» de la escritura, porque son muchas las versiones de una misma historia y narrar implica elegir una de esas versiones y una manera de contarla. Y esta elección a veces es dolorosa, porque en el viaje de la cronista al pasado de su familia irán aflorando los secretos más oscuros.
Esta relampagueante narración tiene lugar en un congal de la frontera, un antro de última categoría donde los viejos sólo miran y recuerdan, los hombres son asalariados y desempleados que gritan y desean y se embriagan, y las mujeres, prostitutas que los hacen beber y bailar y disfrutar de sus cuerpos. A veces acuden clientes que vienen del otro lado del río, pero básicamente se trata de un mundo ensimismado, penúltimo de los círculos del infierno sobre la tierra. A esta especie de arrabal de una Babilonia del subdesarrollo —cuyos personajes se mueren de borrachos antes de que advenga la verdadera muerte— llega una pareja de una belleza y sensualidad y hermandad extraordinarias. El resultado es un vuelco inusitado —de hecho inefable— del pequeño averno asfixiante, una intrusión prodigiosa de la belleza en el horror.
Para Annie O’Sullivan, agente inmobiliaria de Clayton Falls, en la isla de Vancouver, el último cliente del día está a punto de convertirse en su peor pesadilla. Tras la afable sonrisa de aquel hombre, sin embargo, se esconde un psicópata que destrozará su vida. Annie despertará atada en una cabaña en el bosque, lugar en el que permanecerá retenida durante más de un año. Allí deberá aprender a convivir con su enemigo, un ser repugnante y obsesivo cuyos maltratos dejarán una indeleble huella en todo su ser. Ya libre, en su intento por volver a convertirse en una persona normal, superar sus miedos y dejar de dormir por las noches encerrada en el interior de un armario, Annie irá desgranando ante su psiquiatra la terrible experiencia que se vio obligada a sufrir, reviviendo así aquel largo año que pasó encerrada. Pero el desgaste físico y psicológico a los que se vio expuestos, el doloroso descubrimiento de los motivos por los que el Animal decidió secuestrarla, quizá supongan pruebas demasiado duras como para poder recobrar la cordura.
Desde las mansardas de una mansión rural inglesa que casi amenaza ruina, la joven Frances espía a sus vecinos, en la planta inferior: Cara, una mujer a quien le gusta hablar de su triste pasado, y Peter, su encantador marido, una pareja que trata de disfrutar al máximo de la vida. Corre 1969 y los tres han sido contratados para realizar un informe del estado de la mansión y un inventario de sus objetos artísticos para su nuevo (y rico) propietario norteamericano. Unos treinta años después, Frances, enferma y quizá a punto de morir, recibe las visitas del vicario del pueblo. Poco a poco, y de sorpresa en sorpresa, el lector se enterará de los trágicos sucesos que tuvieron lugar aquel tórrido verano.
Aunque su nombre ha quedado ligado a la historia como gran poeta dramático, Friedrich Schiller escribió en la década de 1780 una serie de narraciones que consolidaron su fama y su polifacético talento literario. En este volumen se reúnen todas ellas, en un breve pero riquísimo recorrido que parte de los años del Sturm und Drang y llega al Clasicismo de Weimar.
Quien hubiese sabido que trabajar en una tienda lujosa por departamentos seria tan nocivo para la salud? En esta epopeya burlesca el personaje central obtiene un trabajo de dependiente a tiempo parcial durante la epoca navidena del 1989, sin sospechar lo ajeno que le resultaria, la manera toxica en que le saldria a flote lo peor de su personalidad y como, sin saberlo, resolveria un crimen espeluznante.
En pleno siglo XIX, surge por fín un clérigo que vive con el pueblo, no del pueblo. Un hombre grande, curvéo, canudo, facciones y fisonomía arábiga y largas barbas. Ese clérigo se llama «Nazarín». Personaje principal, materializado en la literatura por Benito Pérez Galdós. Desidió entregarse en cuerpo y alma a socorrer al más necesitado, ése fue su más grande error. Por su benevolencia, fue víctima del engaño innumerables veces; por su caridad con los demás fue encarcelado puesto que víctima de las leyes terrenales sucumbieron sus anhelos de servir al pueblo de Dios. No perdió nunca la oportunidad de aconsejar a los que consideró fuera de la fé. Por otra parte, Trujillo fue visto por algunos como el enviado, el elegido, Nazarín también.