Escritos entre 1907 y 1910, los catorce cuentos trágicos que componen Palabras y sangre son aún más desagarrados e hirientes que los de El piloto ciego, como si pretendiesen despertar al mundo para evitar la primera gran guerra que sacudiría Europa sólo cuatro años después. Con su peculiar estilo para mezclar lo fantástico con lo real, y obsesionado por la «perversa o enferma» psicología humana, el gran autor italiano utiliza la palabra para gritar contra la angustiosa realidad a la que se siente condenado. Maestro de Dino Buzzati, ensalzado y admirado por Borges, Palabras y sangre es una de las grandes obras de un Papini que, sin miedo ni esperanza, entiende la vida como «el esfuerzo y el dolor que, a través del misterio, conducen hacia la nada». Sarcástico y brutal, lo que proporciona a la obra una extraña belleza poética, por estas narraciones desfilan personajes que se intercambian las almas, un asesino que harto de burlar a la Justicia decide condenarse a sí mismo, un suicida que se tira al Ródano «sin ninguna razón» o un pintor capaz de reflejar en el lienzo el rostro que tendrán en el futuro los modelos que retrata. Historias simbólicas y filosóficas que crean un nuevo género literario en el que la palabra se convierte en un angustioso desasosiego, en una sangre de tinta que traspasa las fronteras de lo literario.
Obra fundamental para conocer un período (y unas maneras) cuyos ecos siguen resonando en nuestros días. Probablemente la única novela dadaísta. El antimanifiesto por excelencia. Un pequeño clásico universal. Esta novela es una de las evocaciones más sutiles e intensamente críticas que se hayan escrito sobre el irresistible encanto de la intelectualidad a principios del siglo XX. A caballo entre la sátira costumbrista y el más ácido revisionismo sobre la escena artística del momento. La visionaria y sentida recreación de aquel mundo, nos acompaña en este divertido testimonio de las intensas peripecias vanguardistas de una enloquecida Europa para sumirse en la reivindicación de la belleza, del placer extremo y de la creatividad sin ataduras ni convenciones. Duchamp, Breton, Aragon, pintores, escritores, profetas y otras luminarias del momento componen el elenco de personajes que pueblan las páginas de esta crónica de la vida social en los restaurantes, cenáculos y cabarés de moda de París.
«Reconozco que al principio, cuando Panza de burro solo había crecido unos capitulitos, pensé que sería una novela sencilla y hermosa que abriría un hachazo en esa tela de invernadero que parecía ocultar un imaginario y un mundo que debían ser mostrados. Más adelante, la grandeza del libro, la inteligencia y el salvajismo de Andrea, su pulso poético y su falta total de miedo hicieron trizas la rafia, y quedó a la vista una plantación intrincada, dolorosa, inmensa, nada sencilla. Hice la primera edición en un salón de Lisboa, y creo que fue allí cuando me di cuenta de que el libro era mucho más grande de lo que imaginé. También, y esto es importante, sentí envidia. Una envidia por la imposibilidad de escribir yo algo así». —Sabina Urraca, editora de Panza de burro
En Papeles de Recienvenido, Macedonio Fernández entrelaza metafísica, humor, teoría y novela. Desde la organización misma del libro cartas, salutaciones, discursos, capítulos sin continuidad donde el entrometimiento de lo insólito fracciona el discurso y la sucesión temporal, hasta convertir las ideas en objetos concretos construyendo un universo sin elementos sacados de la vida real. Para ello expone un proyecto literario que se aleje de todo aquello que implique descripción o imitación de las tramas cotidianas de la vida. Para lograr la perpetuidad de la obra de arte, Macedonio Fernández propone despojarse de los preceptos tradicionales de la literatura realista, como la coherencia en el lenguaje, desestabilizando el procedimiento artístico y la estabilidad intelectual.
Diez relatos de la autora de la triunfante novela «Las chicas», que se adentran en los resquicios más oscuros de las relaciones familiares, la sexualidad y la cultura de la fama. Una aspirante a actriz que trabaja como dependienta de una tienda de ropa descubre un modo alternativo de ganarse la vida vendiendo algo muy íntimo a través de internet; un padre acude al colegio de su hijo a recogerlo tras un incidente violento que puede costarle la expulsión; la niñera de la familia de un actor famoso trata de escabullirse de los paparazzis después de verse envuelta en un escándalo; una chica en rehabilitación se mete en chats de internet donde se intercambian fotos obscenas; un editor trabaja para un millonario que está escribiendo sus memorias; una reunión familiar navideña se ve envuelta en una creciente tensión por las sombras del pasado; un padre acude al estreno de la lamentable película de su hijo… Emma Cline retrata con brillantez situaciones cotidianas de personajes enfrentados a sus demonios, a situaciones que los superan, a realidades que no quisieran tener que afrontar… Estos relatos confirman a la autora como una voz imprescindible de la literatura estadounidense actual.
Djuna Barnes, a pesar de ser admirada por autores de la talla de James Joyce, T. S. Eliot, Carson McCullers o Anaïs Nin, cayó en el olvido al ser opacada por los hombres de su generación, «la generación perdida». Sin embargo, el paso del tiempo ha puesto de manifiesto no solo su imprescindible contribución a la literatura modernista, sino también al feminismo, la sexualidad y la moralidad de un país cambiante que Barnes tuvo que dejar atrás para lograr la libertad que tanto ansiaba en su vida y en su creación artística. Barnes desafió las convenciones literarias y sociales, como muestran los relatos de esta antología, muchos de los cuales tienen como protagonistas a distintas mujeres que encarnan un nuevo mundo femenino. Su estilo característico y el brillante ingenio para la metáfora que protagonizaron su obra a lo largo de su vida están ya presentes en estos relatos de juventud que retratan la bohemia de Greenwich Village de principios del siglo XX y que Barnes publicó por primera vez en distintas revistas y periódicos. En este libro pueden sentirse las ganas de vivir de una joven dispuesta a comerse al mundo, al mismo tiempo que lo observa con detenimiento desde una mentalidad de otro siglo, desde el futuro.
Un narrador constante y peligroso traza con virtuosa exactitud el retrato de su padre. Mientras lo hace, narra también las vicisitudes de su propia vida. El padre, militar de carrera, ha sido intendente de la ciudad natal en dos oportunidades, las dos bajo gobiernos de facto. El hijo, con vocación de escritor, ha crecido en los años difíciles, en esos años difíciles que en un país como el nuestro han llegado a ser décadas. En el presente —tiempo difícil también—, evoca sus disidencias con el padre, sus disputas, la ruptura de la relación entre ambos. Sobrevendrá luego la lenta reconciliación, el acercamiento íntimo ahondado por la enfermedad y por la intervención de un tercero en quien se conjugan la nueva amistad y la esperanza: el hijo del narrador, el nieto del «papá» del título.
«Comprendí que mi mente nunca conseguiría librarse de ti, que te desearía en tanto continuara respirando. Me trae sin cuidado escribirlo, querida Helga, soy un anciano sin nada que perder. Pronto se apagarán mis brasas cuando yazca con la boca abierta, llena de tierra. ¿Continuaré deseándote?»
Bjarni escribe su respuesta tardía a la carta que Helga, la mujer por la que sintió un amor imposible, ilícito y apasionado, le escribió en su juventud invitándole a dejar por ella a su esposa, su granja y su ciudad.
Desde la ventana de la habitación con vistas a la granja en la que vivía Helga con su marido, Bjarni encuentra fuerzas para explicarle los motivos de su rechazo y, mientras escribe, en su recuerdo renace todo un mundo rural, una vida sencilla dedicada al pastoreo y atenta a la poesía de la naturaleza en Islandia, pero sobre todo atormentada por el anhelo del cuerpo y la sensualidad de Helga.
Isabel es una anciana que le cuenta a Marta, su joven cuidadora, con reticencia y ataques de mal genio, algunos episodios de su pasado. En sus conversaciones la cuidadora descubre que Isabel ha tenido una vida llena de historias. Que sobrevivió a muchas calamidades en años difíciles, que tuvo que ejercer la prostitución y que conoció a muchos hombres. De todos ellos, Isabel guarda con especial cariño el recuerdo de un hombre, que fue delicado y atento con ella, y al que le devolvió el dinero con una nota: «Para que vuelvas hoy». Al día siguiente Isabel recibió un enorme ramo de flores con un mensaje: «Para Isabel, mi primer amor». Y para Isabel, ese hombre, del que nunca más supo, se convertirá en el amor de su vida. Por todo lo que Isabel le va contando, Marta reconoce en ese hombre a un personaje real, Marcos Ana, que escribió en sus memorias un capítulo de cómo, cumplidos los cuarenta, tuvo su primer encuentro con una mujer, tras 23 años encarcelado en el franquismo por motivos políticos. Marta le lleva el libro y lee con Isabel cómo vivió aquel hombre avergonzado ese único encuentro y la lección de dignidad de su comportamiento.
De la melancolía al paroxismo: en esta dirección se mueve Paraísos. Comienza con el velorio de un viejo en un pueblo de campo y crece hasta un robo ebrio y desbocado en Buenos Aires. La historia tiene una protagonista que cuenta la desolación y los highs de la droga como una experiencia neutra, sin acentos. Quienes leyeron «Opendoor» de Havilio encontrarán nuevamente a las dos mujeres enigmáticas de esa novela. Lejanas, una por su indiferente inercia, la otra por su desenfreno sin método. Pero ahora recorren otros mundos: un edificio tomado, la mansión de unos burgueses judíos, Plaza Italia, el zoológico, la costanera. Sin embargo, «Paraísos» no es una novela de climas urbanos. En el mundo de la más absoluta actualidad, la novela narra prescindiendo del costumbrismo. Todo pasa por la voz de la protagonista y todo se asordina.
Haciendo gala de una finísima ironía, Aira nos hace reflexionar en Parménides acerca de cuestiones como el porqué del deseo de escribir o cuál es el pago justo a dicho trabajo, planteando cuestiones fundamentales en torno a la creación y el reconocimiento profesional e intelectual.Parménides, prominente jerarca griego del siglo V a.C., contrata al escritor Perinola para que le ayude a escribir un libro. Un libro indefinido que tiene en mente desde hace ya tiempo pero que no se anima a redactar por desconocimiento técnico. La única pista que Perinola recibe del jerarca es que se obra versará «sobre la naturaleza» y reflejará sus ideas. Las motivaciones de Parménides son muy claras: quiere ver un texto firmado por él, que difunda sus ideas por otras tierras, más allá de su muerte, un libro que, en definitiva, aumente su prestigio y alimente su ego.La relación entre estas dos personas interesadas en la literatura se vuelve intensa e interdependiente. Y así pasan los años, mientras Perinola intenta escribir un libro que probablemente nunca llegará a existir.
Desde las junglas húmedas de Costa Rica hasta el fétido entorno de las zonas rebeldes del sur de Sudán, Carl Zimmer nos guía a través de un viaje por el universo de los parásitos, un mundo en el que habitamos sin ser conscientes. Nos descubre que no solo son las formas de vida más exitosas de la Tierra, sino que favorecen el desarrollo del sexo, dan forma a los ecosistemas y son el motor de la evolución. Zimmer muestra cuánto han evolucionado estos organismos y describe la aterradora facilidad con que pueden devorar a sus hospedadores e incluso controlar su conducta, como el siniestro Sacculina carcini, que se establece en un desafortunado cangrejo y devora todo menos aquello que su anfitrión necesita para llevarse comida a la boca, que será consumida por él; o la criatura unicelular Toxoplasma gondii, que puede invadir el cerebro humano e influir en su conducta para asegurarse su supervivencia. Para Zimmer, la humanidad en sí misma es una nueva clase de parásito que se aprovecha de todo el planeta. Por tanto, si vamos a alcanzar toda la sofisticación que caracteriza a estas formas de vida, si vamos a fomentar el florecimiento de la vida en toda su diversidad tal como hacen ellos, debemos aprender cómo convive la naturaleza consigo misma, entender las leyes que rigen el extraño mundo de las criaturas más peligrosas de la naturaleza.
Una revisión irónica de los días de aprendizaje literario del narrador en el París de los años setenta. Fundiendo magistralmente autobiografía, ficción y ensayo, nos va contando la aventura en la que se adentró cuando redactó su primer libro en una buhardilla de París cuya atípica casera era nada menos que Marguerite Duras. Y también se nos cuenta cómo el narrador quiso imitar literalmente la vida del joven Hemingway tal como éste relata en París era una fiesta.
Un español estudiante de economía, ingenuo y despistado, vaga por Londres sin interesarse mucho ni por las ciencias económicas ni por el aprendizaje del inglés; va conociendo a imprevisibles personajes extranjeros como él que llevan una vida entre bohemia y estudiosa, y entre todos componen un extravagante mosaico de tipos que no se dejan asimilar por el ambiente inglés, pero que tampoco se sabe muy bien adónde van. Deambulan por Londres como seres irreductiblemente exóticos, que están entre el humor, el desbarajuste, la picardía y la tragedia.
Ésta es la historia de Bobi y Bobi no es un niño cualquiera: ha nacido con unas robustas y orgullosas, enhiestas y casi fieras patas de perro. En casa duerme en el suelo, no lleva zapatos y es alimentado con carne cruda. En el colegio es objeto de burlas y agresiones físicas. Durante algún tiempo es convertido, incluso, en una dolorosa atracción de circo. Y sin embargo hay algo en Bobi, mitad perro, mitad humano que nunca termina de ser domesticado.
«Pedro Páramo» se publicó en 1955, dos años después de los relatos de «El llano en llamas». En el arranque de la novela, Juan Preciado promete a su madre en el lecho de muerte ir en busca de su padre, Pedro Páramo, un pequeño cacique pueblerino a quien no conoce. «El olvido en que nos tuvo cóbraselo caro» le dice ella, y Juan parte hacia Comala, un pueblo mítico que es el verdadero protagonista de estas páginas. Allí, envuelto en una tierra vieja que está sobre las brasas de la tierra, «en la mera boca del infierno», se encontrará con las voces de la memoria de personajes de ensueño, que irán tejiendo una historia de deseos y pasado, de muertos y visiones irreales, que abarca desde mediados del XIX a las revueltas cristeras de comienzos del XX. Anclada en terreno firme, la novela se dispara en múltiples direcciones rompiendo el tiempo, confundiendo realidad y alucinación, fundiendo violencia y lirismo con sus conversaciones entrecortadas. Entre espectros, la desolación de Comala hace realidad ese «valle de lágrimas» que compone la geografía universal del dolor, llena de ecos, violencia y aire envenenado. La presente edición ofrece al lector, además de la lectura de la novela en su forma original, la posibilidad de hacer una segunda lectura cronológica. Aunque es indiscutible que la alteración cronológica es la quintaesencia de este relato, su relectura ordenada en el tiempo puede ayudar a su comprensión y análisis.
Pedro Páramo se publicó en 1955, dos años después de los relatos de El llano en llamas.
En el arranque de la novela, Juan Preciado promete a su madre en el lecho de muerte ir en busca de su padre, Pedro Páramo, un pequeño cacique pueblerino a quien no conoce. «El olvido en que nos tuvo cóbraselo caro» le dice ella, y Juan parte hacia Comala, un pueblo mítico que es el verdadero protagonista de estas páginas. Allí, envuelto en una tierra vieja que está sobre las brasas de la tierra, «en la mera boca del infierno», se encontrará con las voces de la memoria de personajes de ensueño, que irán tejiendo una historia de deseos y pasado, de muertos y visiones irreales, que abarca desde mediados del XIX a las revueltas cristeras de comienzos del XX. Anclada en terreno firme, la novela se dispara en múltiples direcciones rompiendo el tiempo, confundiendo realidad y alucinación, fundiendo violencia y lirismo con sus conversaciones entrecortadas. Entre espectros, la desolación de Comala hace realidad ese «valle de lágrimas» que compone la geografía universal del dolor, llena de ecos, violencia y aire envenenado.
El libro más polémico del Premio Nobel de Literatura Günter Grass. «El recuerdo se asemeja a una cebolla que quisiera ser pelada para dejar al descubierto lo que, letra por letra, puede leerse en ella». «Pelando la cebolla» es un extraordinario ejercicio de memoria en el que Günter Grass se pregunta sin autocomplacencia y con absoluta sinceridad por los sucesos que marcaron los primeros años de su vida. Desde su niñez en Danzig, su incorporación a la Waffen SS, su trabajo como minero sobre los escombros de aquella Alemania de posguerra, hasta su exilio en París, donde escribirá a lo largo de dos durísimos años «El tambor de hojalata». Este libro es la narración de una vida intensa y es, a la vez, una honesta confesión en la que Günter Grass plantea cómo el no preguntar supone una forma de compromiso. Las páginas de «Pelando la cebolla» gozan de una frescura y fuerza genuinas que nos invitan a adentrarnos en la obra de un escritor que ya es uno de los clásicos indiscutidos de la literatura actual.
En Mariano José de Larra, considerado el primer gran periodista español, conviven una imbatible actitud crítica, heredada de los viejos ilustrados de nuestro país, y el apasionamiento romántico. Pocos aspectos de la realidad de la época se escapan a su mirada, y su afilada pluma se ejercita en el escarnio de errores políticos, de vicios privados, de pecados nacionales, de lacras sociales. Sus artículos son piezas modélicas por su desengañada ironía, por su profundidad, por la precisión y elegancia de su estilo, por el acierto en la elección de las anécdotas y por su pericia a la hora de relatarlas. Esta edición incluye una introducción que contextualiza la obra, un aparato de notas, una cronología y una bibliografía esencial, así como también varias propuestas de discusión y debate en torno a la lectura. Está al cuidado de Juan Cano Ballesta, catedrático emérito de la Universidad de Virginia (EE.UU.).