Ernesto Mallo nos sumerge en un mundo en el que conviven el asesinato y la impunidad del poder con una tormenta de pasiones amorosas, en un paisaje dominado por una jauría de asesinos a sueldo. La narrativa argentina, así como la cinematografía, se ha ocupado extensamente de la sangrienta dictadura de Videla. Sin embargo, no ha tratado en la misma medida el periodo inmediatamente anterior. Aquella etapa fue el caldo de cultivo en el que se coció lo que luego sería el terrorismo de Estado a gran escala. Bajo el nombre de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), un grupo parapolicial se encarnizó con todo aquel que osara oponerse a los designios del hombre fuerte del país: José López Rega, apodado el Brujo por su afición a la magia negra. En esta precuela de la serie del detective Perro Lascano, encontramos a un detective joven, aunque ya investigador de fuste. Para apartarlo de la investigación, los mandos policiales le encargan aclarar el suicidio de un anciano alemán. Esa misión lo arrojará directamente a las fauces de los sicarios, en un territorio donde no puede contar con nadie ni confiar en nadie. En el transcurso de su investigación, Lascano conocerá a Marisa, con quien vivirá una épica historia de amor.
Lascano, el Perro, un comisario de policía trastornado por la reciente muerte de su mujer, recibe un aviso: han aparecido dos cadáveres cerca del Riachuelo. Pero en el lugar del crimen descubrirá un tercer cuerpo que no tiene las características de los «fusilados» de la época, el de un prestamista judío del Barrio del Once. Investigar el caso no será fácil para Lascano... En esta novela policiaca, con el marco histórico de la dictadura y violencia política que vivió Argentina en los años 1970, policías, militares, jóvenes en la clandestinidad y miembros de la clase alta componen una trama en la que el juego de los personajes, la riqueza de las descripciones y los diálogos alcanzan una memorable potencia narrativa. Ernesto Mallo exhibe un dominio admirable de la mejor tradición policiaca al tratar este tema que conoció de primera mano, manteniendo de forma magistral el suspense en una historia compleja, ajustada al milímetro y que no da respiro al lector.
EL fin de la dictadura y el advenimiento de la democracia. Asesinos y ladrones, policías y militares se siguen cruzando en un teatro en donde buenos y malos redefinen sus roles en el país que se viene. El "Perro" Lascano se recupera de las heridas que recibió en un enfrentamiento con el grupo de tareas del mayor Giribaldi. Lo perdió todo: su casa, su trabajo como comisario de la Federal y a Eva, el amor de su vida, que debió exiliarse. Decidido a partir en su busca, acepta un "trabajo" que le proveerá el dinero necesario para encarar el viaje: tiene que dar con el "Topo" Miranda, un delincuente a la antigua que robó dinero "negro" de un banco. En esta nueva historia de su saga, el comisario Lascano deberá enfrentarse con policías mezclados en el negocio de la droga, se encontrará frente a frente con el temible Giribaldi y establecerá una relación íntima con el ladrón que persigue.
Lo que no lograron asesinos y sicarios lo consiguen oscuros burócratas: quitar a Lascano de en medio mediante un retiro forzado de la policía. Pero la tranquilidad no es para El Perro: una millonaria lo contrata para encontrar a su nieta perdida. Las pistas lo conducen al submundo de la trata de mujeres para la prostitución. Este ámbito desolado, donde convergen los políticos más corruptos y los más despiadados criminales, pondrá a prueba la sagacidad y el ingenio del personaje que hace de cada caso una cuestión de honor. La tercera aventura del Perro Lascano está basada en una profunda investigación realizada por el autor, que pone al descubierto la red de complicidades que han permitido que la trata se haya convertido en el segundo negocio ilegal más importante del mundo.
Un inesperado giro del destino ha hecho súbitamente rico al Perro Lascano: el comisario ha recuperado el amor de Eva y se ha jubilado de su puesto en la policía. Su vida se ha vuelto previsible, tranquila y segura. Pero, siendo desde siempre un hombre de acción, el Perro no sabe aburrirse. Por eso, cuando un criminal que agoniza en un hospital penitenciario dice saber quién asesinó a los padres de Lascano cuando este era solo un niño, el excomisario se embarca de inmediato en una obsesiva persecución entre Buenos Aires y Barcelona, poniendo así en peligro cuanto ama, para despejar la incógnita que lo ha acompañado toda la vida. Pero la verdad que le aguarda será muy distinta de cuanto hubiera podido imaginar. Intenso, emocionante y conmovedor, el último caso del ya mítico investigador creado por el argentino Ernesto Mallo es mucho más que una novela policiaca. Se trata de un relato certero y desnudo sobre la condición humana, construido como un preciso mecanismo de relojería que, a la vez que tensa y pone en guardia todos los sentidos del lector, fascinado y temeroso por lo que pueda acontecer a continuación, lo empuja inevitablemente a volver la página y dejarse arrastrar de lleno por la inigualable potencia de lo narrado.
Ingresado en El Hogar, una residencia geriátrica de lujo, el comisario Lascano se encuentra en sus horas más bajas: allí mismo acaba de cometerse un crimen del que resulta ser el principal sospechoso y que ni él mismo, debido a sus cada vez más frecuentes fallos de memoria, está seguro de no haber perpetrado. Aun así, Lascano siente la llamada del deber y acepta colaborar con la policía en una investigación que bien podría llevarlo a la cárcel. Sin embargo, la búsqueda del culpable irá revelando que no son pocos aquellos con motivos más que sobrados para haber eliminado a la víctima… Por esta novela —logrado homenaje a los clásicos del «whodunnit»— desfila una singular galería de personajes que se interrogan sobre la vejez, la política, la justicia o la falta de ella, y las relaciones entre poder y dinero. También la amistad, el deseo y los amores perdidos están presentes en este particular universo donde los recuerdos y la imaginación se entremezclan constantemente para alumbrar esa ficción que llamamos memoria: nunca recordamos las cosas como fueron, las recordamos como somos.
Un conocido político y empresario aparece muerto semidesnudo en el interior de su coche en un arrabal donde reinan la prostitución y la droga. Todo apunta a que ha fallecido de un ataque al corazón después de haber mantenido relaciones íntimas con una persona desconocida. Sin embargo, el comisario Montalbano no se fía, y armado con su natural olfato para los comportamientos extraños, se propone descubrir la trama sexual y política que se esconde tras el presunto crimen. Montalbano tiene cuarenta y cinco años, conserva una novia en Génova y es comisario de policía del pequeño pueblo de Vigàta, en Sicilia, que si bien no se encuentra en ningún mapa de este mundo es más real que la vida misma. Fiel amigo de sus amigos, amante de la buena mesa y sabedor de que la tierra ha girado y girará muchas veces en torno al sol, Montalbano es el compendio vivo de las antiquísimas culturas mediterráneas.
Diversas tramas surcan las páginas de este libro. Un robo absurdo en un supermercado, el encarcelamiento un tanto estrambótico de un capo de la mafia, un asesinato cometido durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, a pesar de la firme determinación con que Montalbano —el melancólico investigador siciliano— afronta la resolución de estos casos, su auténtica pasión es descifrar el contenido simbólico que encierran. «Todo crimen conlleva un mensaje, la cuestión es conocer el código de quien lo ha escrito», le recuerda un excéntrico sacerdote al comisario. Los gestos, los detalles, las apariencias cobran un papel relevante, y el lenguaje se convierte en un instrumento clave para entender la realidad. Unas pocas pinceladas, unas breves palabras le bastan a Andrea Camilleri para dibujar un profundo retrato de cualquier personaje. Su especial destreza en obtener la complicidad del lector, dejando sutiles huellas que sirven de potencial punto de encuentro, no es ajena al extraordinario éxito que ha cosechado con la serie de novelas del comisario Montalbano, verdadero héroe popular en Italia.
El comisario Salvo Montalbano debe investigar el asesinato de un comerciante jubilado, cuya amante, una joven tunecina desaparecida tras el crimen, es objeto de todas las sospechas. Sin embargo, las pesquisas guían a Montalbano hacia el turbio mundo de los servicios secretos y su sucia guerra contra el terrorismo internacional. La razón de Estado se ve sometida a su implacable instinto de justicia, «quijotesco» según uno de los agentes secretos. Al mismo tiempo, la trama nos reserva sorpresas inusitadas, como un Montalbano profundamente conmovido por el destino del hijo de la joven acusada hasta el punto de proponerle matrimonio a su tan paciente como lejana compañera Livia.
Un mes con Montalbano consta de treinta casos que Montalbano debe resolver, cada uno de los cuales nos revela una faceta diferente de este policía tan peculiar. El abanico de delitos es amplio. Premeditados, pasionales, financieros, mafiosos, políticos, y han sido cometidos por todo tipo de sujetos, jóvenes o adultos, hombres o mujeres, ignorantes o cultos. Algunos ocurrieron al inicio de su carrera, cuando Salvo aún creía en el poder de la justicia por encima de todo, otros demuestran que, en ocasiones, la inteligencia humana no es suficiente para comprender los móviles de un crimen. Una fina ironía y, sorpren_dentemente, una gran capacidad de compasión pueden ser igual de importantes para llegar a la verdad. Enmarcada sin duda en la tradición de la gran narrativa siciliana, la escritura de Camilleri es también un homenaje a Sicilia, a su gente dura, terca, de pocas palabras, pero a la vez apasionada y con un gran amor por su tierra. Ellos son los habitantes de Vigàta y Camilleri los retrata como sólo un siciliano de pura cepa puede hacerlo.
Los lectores que disfrutan con cada libro de Salvo Montalbano, el entrañable personaje creado por Andrea Camilleri, encontrarán en esta ocasión una serie de relatos en los que el peculiar comisario siciliano, sabio intérprete del arte de vivir, se supera a sí mismo. Una palabra fuera de tono, un gesto descontrolado, un detalle incongruente, detectados con una percepción más que aguda en la cadena de absurdos de la vida cotidiana, son suficientes para poner en movimiento la máquina de su investigación, en la cual Montalbano se emplea con esa mezcla de perspicacia y coraje que todos quisiéramos poseer. Así pues, los crímenes y criminales que se someterán al infalible escrutinio de Montalbano son tan heterogéneos y extraños como esa vieja pareja de actores que interpreta un fúnebre libreto en la intimidad de su dormitorio, aquel juez torturado por la idea de que su estado de ánimo influya en la ecuanimidad de sus fallos, o esa esposa cuya fidelidad es sometida a votación popular mediante carteles colgados en los muros de su pueblo. Y para coronar esta divertida colección, en el relato que da título al libro encontramos a Montalbano a punto de celebrar la Nochevieja, sumergido en un fuerte ataque de melancolía después de la enésima «discrepancia» con Livia, su eterna novia genovesa. La única luz de esa jornada oscura podrían ser los inenarrables arancini de Adelina, su asistenta, única persona en este mundo capaz de transformar estas croquetas sicilianas en un auténtico manjar de los dioses. Sin embargo, para poder acceder a este festín, Montalbano habrá de demostrar antes la inocencia de uno de los hijos de Adelina.
La aparente paz siciliana se ve truncada por el asesinato de una extraña. Una joven hermosa, mujer de un médico boloñés, aparece muerta en el chalet de ambos. Pocas pertenencias la acompañaban en la escena del crimen, aparte de un misterioso violín guardado en su estuche. Su bolsa de joyas se ha esfumado y todas las miradas se centran en un pariente desequilibrado que ha desaparecido la misma noche del crimen. Montalbano, con su parsimonia habitual, inicia la investigación. No cree a nadie, no se fía de nadie. Tras la muerte de un sospechoso, sus superiores dan por cerrado el caso, pero él, ni hablar. Transitando los límites de la legalidad, como es su costumbre, Montalbano ha de relacionarse y pactar con los elementos más indeseables y abyectos del hampa, iniciando un viaje a lo más oscuro del alma humana, en el fondo, su territorio predilecto.
Poseedor de las mejores virtudes del hombre mediterráneo, el comisario Montalbano ha sabido ganarse la simpatía de numerosos lectores con su especial sabiduría para disfrutar de los pequeños placeres y sobrellevar con elegancia el paso del tiempo, sin dejar de lado esa aguda percepción de la realidad, aderezada con la dosis exacta de cinismo, que le permite revelar la cara oculta de las cosas. Toda una filosofía de vida que Andrea Camilleri ha llevado a su máxima expresión con esta novela del inefable inspector siciliano. Nos reencontramos así con los entrañables personajes que pueblan la imaginaria localidad de Vigàta, en Sicilia: desde Livia, la novia genovesa de Montalbano, hasta Ingrid, su sensual amiga sueca, pasando por el voluntarioso Catarella y Mimì Augello, el fiel subcomisario. En esta ocasión el inspector tiene que emplearse a fondo para resolver dos casos que parecen no tener nada en común: el asesinato de un joven y la desaparición de un matrimonio de ancianos durante una excursión a Tindari. Tras profundas reflexiones bajo un añoso árbol, descubre la pista que lo conducirá hasta una siniestra organización con la que más le valdría no haberse topado.
En este libro de Andrea Camilleri, seis irresistibles narraciones nos devuelven el universo del comisario Montalbano en toda su riqueza y esplendor, para deleite de los lectores adictos a su particular manera de entender la vida. A plena luz del despiadado sol siciliano, con un humor no exento del realismo más implacable, surge un caudal de sentimientos irrefrenables: el odio que provoca una venganza cuyas consecuencias han de durar décadas en «Mejor la oscuridad»; o los resquemores que despierta en todo el cuerpo de policía de Vigàta el comportamiento aparentemente ingenuo, pero cargado de miradas salvajes, de la joven Grazia Giangrasso, en «Herido de muerte». Y para arropar al comisario en su ardua tarea, no faltan los elementos de siempre: los desencuentros telefónicos con su novia Livia, las entrañables broncas con Mimì Augello, la perplejidad que siempre consigue producirle Catarella, el inefable telefonista de la comisaría. En esta ocasión, a los personajes conocidos se añaden otros nuevos, como el formal y distante comandante Verruso, antítesis de un Montalbano que descubrirá, con sorpresa y admiración, la dignidad y valentía con las que su nuevo aliado custodia un terrible secreto. Como es habitual en él, Montalbano aprovecha la resolución de los casos para exponer el contraluz de las cosas, de los acontecimientos y circunstancias que rodean los hechos, como si éstos fueran consecuencia de una condición colectiva, de otros dramas y otros padecimientos largamente sufridos, que escapan al control del individuo. Y todas esas dudas, miedos, tentaciones y contradicciones no hacen más que subrayar, si cabe, la profunda dimensión humana que ha hecho de este personaje el favorito de millones de lectores en todo el mundo.
El otoño ha regresado a Vigàta con algunas sorpresas. Mientras Mimì Augello, el brazo derecho del comisario Montalbano, ha tirado la toalla y está a punto de casarse, don Salvo aguanta la enésima reprimenda de Livia por haber estropeado el suéter que le regaló. Pero, como la vida hay que vivirla, Montalbano ya está de nuevo husmeando en un caso extraño, tan anómalo como que el cadáver aún no ha aparecido. La curiosidad irrefrenable del comisario y su innato sentido de la sospecha lo inducen a investigar la desaparición de un financiero y su ayudante, que han desvalijado a medio pueblo y alrededores. La incógnita podría explicarse como una vulgar fuga con el botín sustraído a las numerosas almas crédulas de la euforia de la bolsa, pero otra bastante más atroz parece imponerse. En cualquier caso, a estos enigmas se aboca Montalbano con esa falta de prejuicios y esa lógica tan particular que tanta admiración despierta. En la medida en que su habilidad y su afán de justicia le permitan llegar hasta la verdad, podrá entonces decirse «que el olor de la noche había cambiado: era un perfume fresco y ligero, un perfume de hierba tierna, de verbena y albahaca».
Casi al límite del agotamiento, mientras nada en el mar con la furia de quien quiere liberarse de una noche de pensamientos obsesivos, el comisario Salvo Montalbano se topa, literalmente, con la investigación más difícil de cuantas ha llevado a cabo hasta la fecha. En efecto, su hallazgo de un cadáver medio descompuesto, con unos profundos cortes en las muñecas y los tobillos, desencadenará una serie de reacciones que harán que se sienta más aislado y superado por las circunstancias que nunca. La realidad política, la actitud de la policía hacia los inmigrantes, todo conspira contra su natural deseo de que se haga justicia con el cadáver anónimo, destinado si no, como tantos casos de clandestinos ahogados, a ser archivado sin más trámite y a perderse en un anonimato que, de un modo extrañamente macabro, parece armonizar con la acuciante sensación de soledad que padece Montalbano. Sin embargo, la iniquidad sacude por fin al comisario, borra del mapa cualquier intención de abandonar su profesión y lo empuja hacia el arriesgado camino de una doble investigación sobre unos delitos aparentemente independientes y solo equiparables por la infame violencia que se adivina. Dos misterios que, a pesar de estar destinados a confluir en un punto determinado, se niegan a hacerlo, conformando un enigma inquietante que desbarata una y otra vez el rompecabezas. Al final del camino, la verdad que aguarda a Montalbano es de esas cuyo horror inconmensurable transforma para siempre a una persona, incluso a alguien tan curtido en mil batallas como Salvo Montalbano.
En esta novela de su famoso personaje, Andrea Camilleri ha dejado traslucir, con la profunda dimensión humana que lo caracteriza, su enfado con un mundo que le disgusta, pero también con quienes se acomodan, entre falsamente resignados y ocultamente satisfechos, a una realidad que casi siempre está sujeta a la voluntad del hombre.
Reflejo de tres épocas muy diferentes en la vida del comisario Salvo Montalbano, los relatos que componen esta nueva entrega del famoso personaje creado por Andrea Camilleri —uno de los autores más leídos de Italia en los últimos años— ofrecen una cara desconocida de Montalbano que deleitará a los iniciados y sorprenderá a aquellos lectores que se acerquen por primera vez al irresistible universo del seductor sabueso siciliano. Si el primer relato nos presenta un caso insólito en el que la interpretación de la Cábala resulta decisiva para esclarecer la muerte violenta de una serie de animales de todo tipo y tamaño, el tercero, un extraño secuestro exprés que no termina de convencer a Montalbano, nos plantea la nueva realidad de la mafia, moderna y actualizada, que se enfrenta a unos policías obligados a salir a fumar a la calle para cumplir con la ley antitabaco. Y entre ambos, el relato que da título al libro, un viaje al pasado para conocer al joven subcomisario Montalbano mientras espera con ansiedad un próximo ascenso. Harto de un paisaje de montaña acartonado, Salvo sueña con una casita a la orilla del mar, con el olor del salitre al amanecer y el rumor de las olas que rompen… Cuando su sueño se hace realidad, el flamante comisario se lanza a la carretera, loco de alegría, deseoso de llegar a Vigàta y conocer a sus nuevos compañeros. Y como presagio de lo que será su dilatada carrera, ya desde el primer caso se le plantea el dilema entre seguir sus corazonadas o atenerse estrictamente a las normas que marca la ley.
Salvo Montalbano se encuentra postrado en cama, convaleciente de las heridas recibidas en su último caso. El comisario se siente confuso, el peso de los años lo abruma y una melancolía desgarradora lo lleva a cuestionarse cuál es el sentido último de la justicia y la «ley», a la cual él ha dedicado toda su carrera. En tal estado se encuentra Montalbano cuando se le informa del secuestro de la joven Susanna Mistretta, y si bien las pesquisas son asunto del comisario Minutolo, algo le hace saltar de la cama. Quizá sea la necesidad de probarse a sí mismo que aún conserva toda su capacidad de reacción, o tal vez las insólitas circunstancias del secuestro, dado que la familia de la joven había perdido toda su fortuna años atrás de forma repentina y misteriosa. Al final, ambos motivos resultan cruciales, pues ese nuevo distanciamiento, ese escepticismo, es lo que llevará al comisario a considerar aspectos de la investigación que cualquier otro pasaría por alto. En ese contexto tan nuevo como difícil de asimilar, la resolución del caso pondrá a prueba sus verdaderos valores, sus miedos y sus creencias.
Tal vez porque Salvo Montalbano siente más que nunca la onerosa carga del tiempo sobre sus hombros, el lector asiduo del comisario siciliano lo encontrará más maduro y reflexivo que nunca, aunque no por ello menos dispuesto a desenmascarar la impostura y las trampas con que intentan confundirlo, y, naturalmente, sin renunciar un ápice a su acostumbrada alergia a los mandos superiores y al juez de turno. El nuevo caso de Montalbano, uno de los más turbios a los que se ha enfrentado, arranca con la desaparición de Angelo Pardo, un solitario y enigmático representante de productos farmacéuticos. El posterior hallazgo de su cadáver en circunstancias no precisamente decorosas plantea una cadena de interrogantes sobre el móvil del crimen, por lo que Montalbano centra su atención en las mujeres más cercanas a Angelo: su hermana Michela, una solterona que bajo sus ropas anchas esconde una voluptuosidad que turba a nuestro comisario; y su amante Elena, la joven y bellísima esposa de un viejo profesor. Sus historias se contradicen y Montalbano, que sospecha que ambas ocultan algo, se esfuerza en sacar agua clara de todo ello. Puesta a prueba por enésima vez su fidelidad a Livia, en esta novena entrega Salvo Montalbano se acerca como nunca a la psicología femenina, al tiempo que se rebela contra las primeras manifestaciones del paso del tiempo.
Un calor asfixiante arrasa Sicilia como una llamarada; durante el día el aire se vuelve irrespirable, las piedras queman y ni siquiera un baño en el mar ofrece algo más que alivio momentáneo. Con la ciudad sumida en un letargo incandescente, Salvo aguarda la llegada de Livia, que viene con unos amigos a pasar las vacaciones en una solitaria casita frente a la playa. Pero el idílico plan se tuerce cuando, oculto en los sótanos de la casa, aparece un baúl con un cadáver dentro.
El macabro hallazgo desata los instintos investigadores del comisario, que muy pronto se ve envuelto en una maraña criminal de múltiples facetas que involucra a políticos, banqueros y empresarios, todos bajo la omnipresente tutela de la mafia. Y como si la canícula no fuera suficiente para causar estragos en el comportamiento de los personajes, la presencia casi mágica de una bellísima veinteañera hace flaquear la proverbial lucidez del propio Montalbano, hasta el punto de tentarlo a dar ese paso trascendental que había evitado hasta el momento.
Una nueva aventura de Salvo Montalbano, en la que el inimitable comisario sigue haciendo gala de ese vitalismo socarrón y melancólico mientras se asoma a los abismos más profundos del alma humana.