Mi nombre es Ariana, de la casa de la Estrella Negra. Era una princesa heredera, ahora soy una vagabunda, una paria. Me han humillado, me han traicionado, me han robado lo que me pertenece. Todo. Pero no estoy aquí para quejarme, sino para vengarme, para verter la sangre de mis enemigos y recuperar lo que es mío. Lo juro por Madre Noche.
Es La Casa de la Troya (1915) uno de los grandes best-sellers del siglo XX, pues ronda el centenar de ediciones, ha sido traducida a diversos idiomas, llevada con éxito al teatro en varias ocasiones y al cine en cinco, y hasta convertida en Zarzuela. Y no es de extrañar porque esta novela cuenta con los ingredientes necesarios para atraer al gran público: intriga, tensión, una historia perfectamente estructurada, unos personajes cabalmente perfilados, un retrato fiel de la España de finales del siglo XIX con aquella sociedad de clases perfectamente diferenciadas, y la espectacular descripción tanto de una interesante ciudad universitaria de provincias (nada menos que Santiago de Compostela) como de su afamada universidad y su característico ambiente estudiantil.. La Casa de la Troya recoge los tópicos propios del ambiente universitario de aquella rancia España. Pero —lo que es más importante— genera otros nuevos que serán, precisamente, los más característicos de las décadas posteriores a su publicación. De modo que no es que la novela se pareciera (que se parecía) a aquella sociedad que retrataba, sino que además, lo que no se parecía acabó por parecerse. Tan notable fue su influencia en la realidad española de entonces que ni las estudiantinas ni las tunas de mitad del siglo XX hubieran sido como fueron sin esta singular narración. Y, por supuesto, en tal contexto, y como hilo conductor, una historia de amor con problemas y enemigos: la del joven madrileño (Gerardo Roquer) al que su padre lo había alejado del pernicioso ambiente de la Villa y Corte mandándolo a Santiago para terminar allí sus estudios de leyes, de un lado, y la de la muchacha bien y de buena clase, de provincias (Carmiña Castro Retén), modelo de belleza, bondad y buenas formas, de otro. Gerardo aterrizará en este ambiente compostelano yendo a parar a la posada de la viuda de un Capitán de Carabineros, conocida como la Casa de la Troya: —¿Dónde para usted este año? —En la posada de la Troya. —¿En casa de doña Generosa? ¡Arrenegote demo! Usted era el único que faltaba allí. Y es que 'viven allí los puntos más traviesos de la Universidad. Verdaderos estudiantes de la tuna, ¿sabes? Todos rapaces de buenas familias, no vayas a creer; pero unos paveros, siempre dispuestos a divertirse y a jugársela al Sol. Ya verás. ¡Te hay cada volante!... ' Pero no, la casa de la Troya no debe su nombre a doña Generosa, sino a la calle en que estaba y sigue estando ubicada, pues 'aquí tenemos una afición loca a la elipsis, y cuando se trata de nombrar cualquier vía de la ciudad abreviamos usando simplemente su nombre'. Gerardo enseguida se prendará, como todos, de la belleza de Carmiña a quien intentará seducir para entretener su transitorio alejamiento del atractivo y depravado ambiente madrileño. Claro, que la muchacha marcará perfectamente las distancias justas para forjar en Gerardo un impetuoso amor que le cambiará de vida y mentalidad y hasta le hará apartarse de las juergas estudiantiles. Será entonces cuando harán su aparición los otros enemigos de ese amor, los verdaderos enemigos: los malvados Maragotas, que querrán a la muchacha y a su fortuna para su Octavio, empleando para ello todos los ardides necesarios, secuestro de la doncella incluido. Quizá la fuerza narrativa oculta de esta novela estriba, precisamente, en ser un trasunto de historias y personajes reales, pues el propio Pérez Lugín era madrileño y estudió leyes en Santiago. Y la misma Carmiña hunde sus raíces en Carmen Carballeira, antigua novia de Lugín, que se hizo monja y vivió muchos años en el Convento de la Enseñanza. Tanto éxito y tanta influencia, tuvieron su reflejo en un sonoro premio de la Real Academia Española. Y es que la novela está impregnada de mucha realidad, demasiada realidad.
Huérfana a los diecinueve años, Lily Bart es acogida por una tía en el seno de uno de los más antiguos clanes de la sociedad neoyorquina. Diez años después, aún no se ha casado, y ni su exigua renta personal ni la generosidad condicional de su protectora han hecho nada para favorecer su independencia. Empujada al mercado del matrimonio irá extraviándose y descendiendo a un mundo de feroces convenciones secretamente regido por la manipulación, el desafecto, el engaño y el chantaje.
Cuando Alemania invadió Polonia, los bombarderos Stuka arrasaron Varsovia. Jan y Antonina Zabinski, guardianes del zoo, horrorizados ante el racismo nazi, consiguieron ayudar a más de trescientas personas —miembros de la Resistencia y refugiados judíos— a huir del gueto de Varsovia. Sin embargo, el relato de su hazaña se perdió en la vorágine de la historia. Irónicamente, las jaulas vacías del zoo sirvieron para ocultar docenas de personas condenadas a una muerte segura. Otras se agazaparon en los escondrijos de la casa. Jan dirigió una célula de saboteadores y su hijo menor arriesgó la vida buscando comida para los «invitados», así como para una serie de excéntricas criaturas que también vivieron en la casa, incluidos un tejón, varios linces y unos cuantos cachorros de hiena. Por este motivo el zoo pasó a conocerse como «la Casa de la Buena Estrella». Pero la historia que nos cuenta Diane Ackerman va más allá de unos cuantos personajes pintorescos.
En la escarpada majestuosidad que ofrecen los acantilados; en marine, inglaterra, se encuentra “Villa Helen”, una mansión victoriana llena de recuerdos y secretos, heredada a Joseph Wright por sus ancestros. Allí vive con su esposa Megan y sus hijas: Kathy, Wilma y Bernice. Todo parece estar bien hasta que llega un intruso que atormenta el corazón de Megan Wright y la hace sucumbir a las más bajas pasiones. Dentro de sus paredes se gesta una lucha entre el bien y el mal. La codicia, la lujuria y la traición arrastraran a todos a un abismo más profundo que el del acantilado. Los habitantes tendrán que luchar por su vida y serán presas del terror. Una novela que despierta en el lector la insaciable curiosidad de saber más….al abrir el libro, sus personajes cobran fuerza y quedan atrapados en las páginas de la historia para siempre. La casa del acantilado te llevará a pensar que: “Entre lo real y lo paranormal solo existe una fina linea”
Lisa, Callum, Y Ted. A Lisa le gustaban sus dos vecinos rancheros en el momento en que se cambió de Nueva York a Albany por un cambio laboral a la casita de la colina que le habían ofrecido, que ambos habían querido y no habían conseguido que les vendieran, ni la casa ni el terreno para sus ranchos. Y ahí estaba ella, en la casita, miraba a un lado y estaba el rancho de su vecino Callum, miraba a otro y ahí estaba el rancho de su vecino Ted. A los dos les gustaba Lisa. Uno era introvertido y otro demasiado extrovertido, sobre todo con las chicas, y ninguno quería comprometerse, tener novia y mucho menos casarse, todo lo que ansiaba Lisa a sus veintisiete años. Así que eso suponía un problema para los tres…
Las acción transcurre en el Sur de los Estados Unidos para mostrarnos, con su habitual sagacidad narrativa, la tragedia de toda una sociedad personificada en Grady Dumbar, el último descendiente de una familia de hacendados, quien contempla, indiferente a todo y cínicamente inmerso en sus vicios, el hundimiento de sus propiedades. Su fracaso es el fracaso de todos porque él es el centro sobre el cual giran todos los habitantes de la casa.
El bufete del señor Haslitt recibe una carta desde Francia de una de sus clientas -Betty Harlowe- solicitando consejo porque ha sido acusada de asesinato por un pariente -Boris Wabersky-, un más que probable chantajista necesitado de dinero. Preocupado por la suerte de su clienta, el señor Haslitt envía a su joven socio Jim Frobisher a Dijón. Pero, ¿se ha cometido un asesinato?, ¿está Wabersky en lo cierto con sus acusaciones, o se trata de un vil chantajista?, ¿es de fiar la compañera de Betty, Ann Upcott?, ¿qué relación tiene ésta con Jim?, ¿es Betty tan inocente como aparenta? Afortunadamente el inspector Hanaud de la Sûreté de París es requerido en Dijón para resolver el caso, utilizando la tapadera de otro asunto no menos intrincado: una plaga de cartas anónimas sobre Dijón que ya han causado varias muertes. Publicada en 1924, catorce años después del gran hito que supuso para la literatura de detectives El misterio de la Villa Rosa, la casa de la flecha es la mejor novela de la serie -cinco novelas largas, una novela corta y un cuento- que su autor, A. E. W. Mason, dedicó al inspector Gabriel Hanaud y que ahora presentamos por primera vez traducida al castellano
Buenos Aires, 1861. Durante un viaje a Bolivia, el poderoso hombre de negocios Manuel de Medina fallece en extrañas circunstancias. La causa oficial de la muerte es una apoplejía, pero numerosos indicios apuntan en una dirección muy diferente: asesinato. La vida de su sobrino Gabriel está a punto de dar un giro radical, cuando los rumores que pesan sobre el fallecido van cobrando forma durante la investigación del caso. Por si un homicidio no fuera suficiente, todo parece indicar que la muerte de tía Maggie, ocurrida años atrás, tampoco fue accidental. Cádiz, 1846. Manuel de Medina conoce a Margareth O´Neal, una viuda de pelo rojo y extraordinaria belleza. Él es un emigrante adinerado, que regresa temporalmente a su tierra. Ella una irlandesa demasiado liberal e independiente para la sociedad española de la época. Pocos apuestan por un buen final a la apasionada historia de amor que surge entre ambos. La casa de la Gobernaora narra una historia generacional en dos momentos y lugares distintos. De Jerez de la Frontera a la capital porteña, del puerto de la Boca al de Santa María, ambas líneas temporales se complementan y arrojan diferente luz sobre unos acontecimientos mucho más ligados entre sí de lo que parece. ¿Es posible que el amor que Manuel sintió por Maggie fuera tan solo una ficción impuesta por pura convención social? ¿O acaso la realidad fue más compleja? ¿Están ambas muertes relacionadas?
Nueva Escocia, inicios del siglo xx. Dora Rare es la primera mujer en su familia después de cinco generaciones de hijos varones. Muy pronto Marie Babineau, la vieja partera de la zona, verá en ella signos de un don especial, y con el tiempo la muchacha irá entrando en el mundo de la anciana y de las mujeres; un mundo de embarazos no siempre deseados, remedios antiguos y oraciones, infusiones y milagros… La primera vez que Dora siente el palpitar de un recién nacido en sus brazos sabe que la fuerza de la vida la ha arrastrado sin remedio, y ya no tiene elección. De la mano de Marie aprenderá los secretos y los peligros de este oficio maravilloso. La construcción de un nuevo centro de maternidad, en el que se promete a las mujeres dar a luz sin dolor y en unas condiciones modernas e higiénicas, será un cambio para todo el mundo. Acusada de brujería y señalada por los hombres de su comunidad, Dora deberá emplear todas sus fuerzas para proteger la sabiduría que las mujeres han llevado siempre consigo. La casa de la luna es un inolvidable relato sobre la lucha de las mujeres por mantener el control sobre sus propios cuerpos, y un canto para que custodien la llama de lo ancestral en un mundo cada vez más deshumanizado.
Roma, verano del año 9 d.C. La ciudad despide con respeto a Antonia, hija, esposa y madre de prestigiosos políticos y una de sus más ilustres benefactoras mientras que Marcela, hija del jurista Labeón, llora a quien ha sido su protectora desde la infancia. Pero el duelo pronto torna en escándalo. El testamento de Antonia, muy alejado de lo que se espera de una matrona de su posición, destapa un entramado oculto desde hace décadas de mentiras, traiciones y crímenes. La ejemplar Casa de la Pietas, epicentro de la vida social romana y sustento propagandístico de la moral impuesta por el Principado de Augusto, oculta una verdad insoportable. Marcela luchará por defender la última voluntad y el honor de Antonia y de su propia familia con la ayuda de sus fieles Paulo y Aulo Sentio, y de las sacerdotisas y devotas de Bona Dea, enfrentándose a todos aquellos que han conducido a Antonia a su repentino y trágico final.
Anya, escritora de libros de misterio, va a escribir su siguiente novela sobre un asesinato múltiple, que tuvo lugar diez años atrás en la vieja casa del arroyo, la cual acaba de heredar de su abuela. Para ello, decide trasladarse al pueblo y a la casa que tantos recuerdos le trae. Ayudada en su investigación por el ya jubilado inspector Navarro, quien se encargó del caso, y por Mateo, el nieto de su vecina, irá descubriendo los secretos que se ocultan a su alrededor. Pero alguien no quiere que la verdad salga a la luz, y para evitarlo, hará todo lo necesario.
Sofía, Angélica, Julia y Sara son cuatro viejas amigas que compartieron los mejores veranos de su niñez. Tras años sin verse, Angélica decide que es momento de retomar el contacto. Tiene algo importante que comunicar y organiza una velada en la casa del pueblo de su infancia. Sin embargo, llegada la fecha, ella es la única que no acude a la cita.
Julia Márquez, extrañada por la ausencia de su amiga, decide cerciorarse de que se encuentra bien, pero parece que se haya esfumado después del fin de semana del reencuentro. Las circunstancias la forzarán a adentrarse en una investigación junto a su amigo, Héctor Mendoza, inspector de la Policía Nacional, que les llevará a descubrir un aterrador hallazgo.
Tras la muerte de su madre, Robert Carson vuelve a casa diecisiete años después, dispuesto a recuperar lo que dejó atrás. Cansado de una existencia inestable y repleta de excesos, se propone enmendar su vida, encauzarla de una vez por todas regresando al único lugar que alguna vez sintió como seguro: Salmo, su pueblo natal. Allí se reencontrará con su pasado, con su hermana Carol y su viejo amigo Johnny, pero también con los terrores y supersticiones de la infancia. ¿Qué fue del resto del grupo de amigos? ¿Qué ocultan realmente las paredes de la Casa de las Cruces? Robert sabe que ese siniestro lugar, con el que todos ellos estuvieron involucrados tiempo atrás, parece proyectar una ancestral y oscura maldición sobre todos los habitantes de Salmo. Incluido él mismo.Después de su deslumbrante opera prima, la inquietante Tide Haven, David Chevalier regresa con una extraordinaria novela, cuya trama y personajes harán las delicias del lector ávido de emociones fuertes e imborrables.'Como si un Edgar Allan Poe de nuestra era se hubiera reunido con el equipo de guionistas de Mentes Criminales y True Detective...'. José María Aranzana, Libros y Literatura
«¿Para qué saber de letras? Para salir de esta ignorancia. Para no ser lo que era antes y lo que era mi madre. Que está todo en saber de letras, está todo en esos papeles que lee la señora Casta». Valencia 1854: Casta More, la esposa de un diputado nacional, cacique de Almería, es encerrada por su esposo en la Casa de las Desamparadas de Valencia, dirigida por las singular Madre Micaela, una mujer de alta cuna decidida a sacar de la calle a las mujeres de mal vivir, enseñándoles un oficio. Nadie, ni siquiera la propia Casta, sabe qué motivos ha tenido realmente su marido para enviarla allí. A través de la narración de la vida en la casa, de la correspondencia de la protagonista con Carolina Coronado y del folletín por entregas “Azucena” que Casta escribe y publica, el lector irá descubriendo su tragedia personal y de esta lectura emergerá una visión tan descarnada como intensa, de la (efectivamente desamparada) condición femenina de la época.
«La casa de las dos Palmas» es el último duelo a muerte entre el poeta y el contador de historias, que no son de personas, sino un sola y que habitan en los más hondo de Manuel Mejía Vallejo. A veces, el poeta coge la guitarra y se sienta en el corredor del viejo caserón levantado en la montaña, junto a los farallones, para darle albergue a una familia condenada a vivir bajo una maldición. Y la historia se eleva y hay que celebrar el poderío de la luna llena y oír hablar a un hombre con los árboles del monte. Una familia signada por un hado funesto. Un padre autoritario y tenaz. Un grupo que se debate entre su sino y sus respectivas individualidades. Un país que apenas deja su carácter rural para entrar a una modernidad que no siempre se presenta signada por el progreso y el bienestar. La casa de las dos palmas relata la vida de la excéntrica estirpe de los Herreros «monstruosos», excesivos, sentenciosos, corajudos, contradictorios, crueles y tiernos, obsesionados hasta más allá de la muerte por sus delirios y sus ilusiones.
En noviembre de 1890, el invierno de Londres no da tregua. Sherlock Holmes y el doctor Watson están tomando el té junto a la chimenea cuando un caballero evidentemente nervioso irrumpe en el 221B de Baker Street. Tras contarle a Holmes una desconcertante historia acerca de un individuo que le ha estado siguiendo las últimas semanas, le suplica que le ayude. Intrigados por lo que les narra ese hombre, Holmes y Watson se sumergen en una serie de extraños y siniestros eventos, que abarcan desde las calles mal iluminadas de Londres hasta los bulliciosos bajos fondos de Boston. Mientras investigan el caso, se topan con una contraseña susurrada: «La casa de la seda» no es solo un misterio, también el enemigo más peligroso al que Holmes se haya enfrentado jamás; y una conspiración que amenaza con desgarrar el tejido de la sociedad en la que viven…
El pasado vuelve al presente en Baden-Baden. La protagonista, Adela Ulloa, se refugia en este rincón de la Selva Negra buscando un paréntesis que suponga un bálsamo en su vida. Allí conocerá la historia de amor que vivieron en 1864 la baronesa Chloris Von Friedman y su amante, el zar Alejandro II. Una historia de amor que se convertirá en el desencadenante de toda una serie de desgracias. Entre las bambalinas opera una organización secreta internacional que basa sus pilares fundamentales en las doctrinas de Vladímir Ilich Uliánov, alias Lenin, y que pronto se regirá por el fanatismo más radical.
Julia Banister abandona Menorca y viaja a Inglaterra acompañada de la señora Stringle para conocer al vizconde de Middlegreen, con quien debe contraer matrimonio. Julia se hospeda en Cunderley, la mansión de Lord Chandler y tío de su prometido, mientras espera la llegada de este último. Allí, la extraña mujer que cuida de Lady Chandler y la propia condesa lograrán inquietarla, sobre todo cuando descubra la historia de las flores muertas. Michael Tash vio truncada su carrera política cuando su padre se arruinó y agradece a Lord Chandler haberlo contratado como administrador de Cunderley. Amigo desde la juventud del vizconde de Middlegreen, se siente atado a la lealtad al comprender que se está enamorando de Julia. Pero cuando sus sentimientos lo superen, tendrá que tomar una drástica decisión.
Adriana era una joven universitaria dotada de una extrema sensibilidad. El 07 de febrero de 1991, al regresar a casa tras una noche premiada de diversión, sufrió un grave accidente de circulación a la altura del Masjid o Mezquita Mayor de la capital, cerca del Tanatorio de la M-30. Permaneció ingresada cuatro años en estado de coma en el Hospital Doce de Octubre de Madrid, período durante el cual, frente a la pasividad de su cuerpo y a la alteración de su conciencia, ideó una obra de teatro desarrollada en el interior de su mente. La protagonista, una joven morisca llamada María Luisa, era asesinada en 1521 en la Casa de las Fuentes de la alquería de Askudar, la misma casa del pueblo granadino, Escúzar, donde su madre se crió. Pronto descubrió que los personajes habían cobrado vida propia y que, en realidad, había dejado de ser el lápiz que escribía esta historia para convertirse en observadora de excepción de un episodio ocurrido en la Granada del siglo XVI. Cuando despertó del coma, sólo retenía en su memoria el recuerdo de la Casa de las Fuentes, aunque para entonces María Luisa se había introducido ya en su interior.