No era fácil resistirse al contoneo de Yumi mientras limpiaba, cocinaba o planchaba, en compañía de Isaac, el Médico, los Van Van y Vienen, Orisas, Lucrecia, la que vive en España, me decía. Yo le contestaba que nunca había conocido a alguien que disfrutara tanto con el trabajo de la casa como ella. Una condena, el trabajo doméstico, opinaban con razón nuestras abuelas y madres, cargadas de críos, las sufridas amas de casa, sin vacaciones ni domingos, obligadas y sin paga. Ahora era una de ellas, aunque no lo pareciera.
En «La ciudad de Dios», E. L. Doctorow entrelaza recuerdos, acontecimientos históricos y reflexiones, todo ello proyectado sobre una idea central: la realidad contemporánea de Dios. El eje del relato es la desaparición de la gigantesca cruz de latón que pendía sobre el altar de St. Timothy’s, una iglesia episcopal de Manhattan, que reaparece a los pocos días en el tejado de una sinagoga en el otro extremo de la isla.
Durante milenios, el planeta Guna había sido gobernado por un férreo matriarcado. La ciencia había estado por entero a su servicio, pero, ahora, había adquirido tanto poder que había sido prohibida, pues ponía en peligro la estabilidad del orden femenino. En la Ciudad de Mahun, el símbolo sagrado de la diosa era el lirio de la trompa dorada, que presidía orgulloso el Templo, los Tribunales y la sede del gobierno. Era la Marca de las Matriarcas y las Ginarcas. Pero, en las calles, el lirio tenía otro significado: los pétalos secos de la flor producían una droga de fatal adicción, la 'vaina', cuyo uso era fomentado por el matriarcado para paralizar cualquier intento de rebelión social. Los secretos y los datos científicos, acumulados a los largo de los siglos, habían sido guardados en el Archivo secreto por Magon Nonpareil, el Archivista de la Ciudad. Éste era un hombre a quien guiaban una ambición y un sentimiento de culpabilidad obsesivos; un hombre que poseía la llave del Archivo prohibido y que tenía un herético plan revolucionario para acabar con el dominio de las mujeres y, para llevarlo a cabo, debía utilizar y manipular a Cal, un extraño personaje, un hijo de nadie, que vivía al día y que tomaba rahi y vaina para soportar la existencia.
Esta historia sucede en calles calientes, húmedas y oscuras, propicias para criminales y sicarios, tanto privados como a sueldo del Estado. La ciudad duerme intranquila, respira como una fiera peligrosa que no conviene despertar. Hay un clima de rencor concentrado, de deseos de venganza, una danza de malos espíritus que se ocultan entre las sombras. Siluetas furtivas que espían desde sus escondrijos con ojos fosforescentes. Seres dispuestos a matar por una chaqueta o un reloj, por cualquier botín mínimo que permita reducir el hambre constante. Hay odio en cada latido de estas calles sin alma. Se siente la presión insoportable de señales silenciosas que anuncian una revuelta sangrienta que puede y va a estallar en cualquier momento. Esta novela transcurre en Buenos Aires, pero podría desarrollarse en cualquier ciudad de Occidente en un futuro cercano: los efectos de la pandemia y de la recesión económica han arrojado a millones de personas a la pobreza, el poder y el dinero se concentran cada vez en menos manos, los gobiernos optan por la represión; Una escritura tajante y certera para una novela que trata de situaciones que no deberían darse. Con la ya conocida pericia narrativa que caracteriza su obra, Ernesto Mallo nos entrega una vibrante distopía en la que nadie es inocente y nada es lo que parece.
La niebla es tenue como la voz apagada de un confidente, envuelve, predispone una intimidad: nebulosos son los sueños, los anhelos de quienes se necesitan, de quienes quieren estar juntos. La niebla también hace avanzar a tientas, como el desencuentro de dos que quieren encontrarse, errantes, sin rumbo. En las dos nieblas están Victoria y Thomas, hallados y perdidos a la vez, sin dejar de querer reconocerse sin lo nebuloso, en medio de la luz. Thomas vive en los barrios bajos de Londres. Una tragedia marca su vida, y ya no le queda más nada que la oportunidad de un trabajo, en el puerto, para Lowe & Co. Allí, se esfuerza por no defraudar la confianza que le han dado hasta conocer cada detalle de la compañía, hasta transformarse en la mano derecha del dueño. Atrás ha quedado la vida llena de privaciones, cuando conoce a Victoria, la hija de un argentino que llegó a la neblinosa Londres en busca de un socio para exportar granos. Victoria, curiosa y vivaz, encuentra en Thomas lo que no sabía que buscaba. A la par de las alianzas de negocios, llegan las familiares. El padre de Victoria decide desposarla con James, hijo del fundador de Lowe & Co. Allí todo se vuelve turbio, confuso, como en medio de la niebla. Thomas se enfrenta a una traición hacia aquellos que lo albergaron o a la pérdida de la mujer con quien quiere estar. Victoria, a su vez, impedida de rechazar la decisión paterna, busca que la niebla los cobije, los enrede, les dé un espacio para que no quede todo perdido. Claudia Barzana nos trae una novela de madurez, en la que dos personas se ven envueltas en una tiniebla que se disipa pocas veces, en la que lo idílico es un suspiro, aunque para ese suspiro valga la pena esperar años.
Tras un cataclismo que acabó con las vidas de millones de personas, en el mundo se ha vuelto común ver los espíritus de los fallecidos. Los vivos y los fantasmas conviven de forma cotidiana. Aunque Verónica preferiría que los fantasmas pudieran descansar, se ha dado cuenta de que, por algún motivo, cada vez están más activos. Están ganando poder. Cuando Verónica y su amigo Kirk deciden investigar el porqué, realizan un siniestro descubrimiento: uno de los profesores del instituto al que va Verónica lleva realmente mal que su hija fallecida jamás haya reaparecido como fantasma. Y el cuerpo de Verónica le parece el recipiente perfecto para que lo posea el espíritu de su hija. Sería como devolverle la vida, así podrá volver a tenerla...
Para los grandes cazadores es todo un reto conseguir la mejor pieza. Los hermanos Astorga son grandes cazadores y han averiguado algo que puede convertirlos en multimillonarios. ¿Quién dice que los humanos son los únicos animales racionales de la Tierra? ¡Craso error! El profesor Bayard conoce la existencia de los lemurios. Sólo hay que llegar a las cumbres del Himalaya y ¡dar con ellos!
Más allá del boscaje se oía el murmullo de la corriente del Orinoco, el gigantesco río que con sus numerosos afluentes surca a un tiempo las das repúblicas de Colombia y Venezuela, alcanzando una longitud casi tan grande como el otro gigante que atraviesa todo el centro de la América del Sur, el famoso río de las Amazonas.
Bajo la ciudad más antigua de Occidente se esconden unas galerías secretas a las que solo unos pocos elegidos pueden acceder. A través de estos túneles construidos hace miles de años se accede a mundos muy diferentes a los que conocemos.
¿Te atreves a descubrirlos?
Para lectores de 9 a 99 años (a partir de 100 años o más, por favor, consulte con su médico).
En la Francia medieval, el duque Geoffroy de Charny ha hecho uso de su maléfica inteligencia para pergeñar un plan que le asegurará la gloria y el poder. Dominado por la ambición, se propone revivir el carácter milagroso del Santo Sudario, la perfecta excusa que justifique la construcción de una iglesia para su propio provecho. Mientras tanto, su hija Christine va a protagonizar junto al joven monje Aurelio una tormentosa historia de amor. Oponiéndose a los planes de su padre y dejando al desnudo la licenciosa vida de los conventos, Christine organiza una vuelta religiosa. Juntos fundan una ciudad tan perfecta como efímera, donde la libertad, el amor y el sexo luchan por encontrar un destino.
La Serena se alza sobre las aguas, protegida por los demonios que las habitan y que, durante el carnaval, salen de los canales y asisten a las fiestas que se celebran en su honor. Entre baile y baile, nace una conspiración. Algunas de las familias más poderosas de la Serena planean abrir las fronteras que, durante años, han mantenido la ciudad aislada del mundo. Es entonces cuando se cruzan los caminos de Baldizere Abaqua (un guapo y codiciado aristócrata de la Serena), Mirlo Yavuz (un paria descendiente de los imperiales que tiene un interés muy particular en los demonios que acechan la ciudad) y los mellizos Pelegrina y Ventura Malatesta (dos ladrones a los que un cliente misterioso ha hecho un encargo que podría cambiar el futuro de la ciudad para siempre). Juntos, y casi sin darse cuenta, tendrán que adentrarse en el laberinto de secretos que la Serena ha mantenido enterrados durante siglos… aunque hacerlo implique poner sus vidas y las de las personas que quieren en peligro. Una novela en la que la verdad se oculta tras una máscara; donde tus peores pesadillas aguardan entre luces de palacio o entre aguas traicioneras y donde el amor, la amistad, la familia y la traición se entrelazan de manera magistral para dar forma a un mundo oscuro y cautivador.
Una historia de desamor impresionante, conmovedora y dura. De manera sorprendente, la Guatemala más profunda surge allí, en medio de la gran metrópolis, como una reflexión de lo que significa ser contemporáneo.Nueva York es benevolente. Basta entregarse. Abandonarse sin resistencia a su corriente de movimiento perpetuo. Dejarse complacer por su oferta desaforada. En medio de su fulgor intenso, dejo de parecerme a mí mismo y eso... es el mejor amuleto contra la muerte. Nueva York, como toda mega ciudad, propicia y facilita. Es la gran meretriz que abre los apetitos. Un apartamento sin fronteras y una minúscula librería en East Village son los escenarios que proponen a Felipe dos caminos de descubrimiento: hacia una mujer insondable y hacia la historia de un indígena ixil cuya diferencia cultural lo desafía. En el laberinto de hallazgos, en los recovecos del deseo, él encontrará su propia salvación... y una razón para volver a Guatemala. Narrada con pericia, Carol Zardetto nos propone una compleja novela con un toque cosmopolita y multicultural.
Konig, el protagonista, se desplaza todas las mañanas a su trabajo en el depósito de cadáveres municipal de Nueva York, toda relación humana termina cuando el bisturí destroza los cuerpos de los cadáveres que examina, y considera que los afectos no pueden sobrevivir a la muerte. Tras cuarenta años de efectuar autopsias, él ha llegado a ser un escéptico. Sin embargo, una llamada telefónica pondrá a prueba sus convicciones. Su hija ha sido secuestrada. En el depósitole espera un montón de cuerpos, y uno de ellos puede ser el de su hija. A partir de ese momento se inicia una aventura fascinante.
Entre las dos exposiciones universales de Barcelona (1888 y 1929), con el telón de fondo de una ciudad tumultuosa, agitada y pintoresca, a un tiempo real y ficticia, Onofre Bouvila, inmigrante paupérrimo, repartidor de propaganda anarquista y vendedor ambulante de crecepelo, asciende a la cima del poder financiero y delictivo.
Un nuevo y singularísimo avatar de la novela picaresca y un brillante carrusel imaginativo de los mitos y fastos locales. Una fantasía satírica y lúdica cuyo sólido soporte realista inicial no excluye la fabulación libérrima.
Uno de los títulos más personales y atractivos de la novela española contemporánea.
‘La ciudad de los tísicos’, novela corta o «crónica poemática», pertenece a la primera etapa del proceso artístico de Abraham Valdelomar. Fue publicada en Lima, en doce entregas de la revista Variedades, entre el 24 de junio y el 16 de septiembre de 1911. Pese a la aún notoria influencia de Gabriele D’Annunzio, el autor da cuenta ya de su ímpetu experimental y vanguardista, de su exquisitez y sensualidad en la expresión, que serán una constante en su obra. De estructura fragmentada y corte esteticista, la novela establece un conmovedor contrapunto entre la Lima de comienzos del siglo XX —una ciudad plena de perfumes y requiebros pretenciosos, encorsetada en tradiciones forjadas en tiempos de la Colonia— y un pueblo, al que el narrador llama simplemente B., habitado por tuberculosos. En B., la inminencia de la muerte, lejos de sumir a sus residentes en el abandono o la desesperación, da origen a una atmósfera de dulce y refinada melancolía. Atisbamos así un mundo carnavalesco, farsesco, pero no por eso impostado; un mundo al revés, donde el amor se puede realizar de modo pleno, sin obstáculos, pues cada día puede ser, literalmente, el último.
Hollywood, Los Ángeles, 1927. Aparece el "cine parlante". Toda la nación y, con ella, el resto del mundo están pendientes de "la Meca del cine". Todos quieren ser estrellas de la gran pantalla. Sin embargo, muchos serán los llamados y pocos los elegidos... Stephen Meadows es un policía que deberá desentrañar un extraño caso, íntimamente relacionado con la industria cinematográfica, y que bordeará los límites de sí mismo y de la realidad. El 2 de agosto de 1927 aparece muerto, en un motel de los alrededores de Los Ángeles, el guionista de cine John Nowley Davies y, en apariencia, se ha suicidado. Lo extraño es que, algunos días más tarde, vuelve a aparecer muerto en el mismo sitio, en idénticas circunstancias... Novela donde se describen perfectamente los mejores años de Hollywood así como las grandezas y bajezas de la condición humana.
El 6 de octubre de 1474 un violento ataque a la comunidad de judíos conversos de Ciudad Real precipita que el arzobispo de Toledo, don Alonso de Carrillo y Acuña, envíe a la ciudad al licenciado Tomás de Cuenca, con atribuciones de juez delegado inquisidor. Mientras este investiga una posible herejía de los principales ciudadanos conversos, descubre, junto con el joven Hernán Pérez del Pulgar (años más tarde, héroe de la conquista de Granada), el intento del poderoso maestre de la Orden de Calatrava, don Rodrigo Téllez Girón, de apoderarse de la ciudad, cuyo señorío y rentas pertenecen al rey, como parte de una conspiración que podría cambiar el destino de Castilla. Los acontecimientos que se desencadenarán tras la muerte del rey Enrique IV, en medio de la guerra de sucesión al trono entre Juana de Castilla e Isabel de Trastámara, cambiarán para siempre la percepción del pragmático inquisidor sobre las relaciones de poder, la religión y las mujeres.
Tierras de Castilla, finales del siglo XII: Marcos, un joven a punto de prometerse con la joven a la que ama y ante el que se abre un futuro de paz y prosperidad, contempla cómo sus ilusiones y proyectos se desploman al verse convertido inesperadamente en un proscrito. La única oportunidad de Marcos se reduce a emprender un viaje a Tierra Santa para intentar expiar sus culpas. Pero al llegar a Jerusalén, la Ciudad del Rey Leproso, descubre que nada es como había pensado y que el mundo se halla a punto de experimentar un inesperado vuelco provocado por el sultán Saladino.
Una argentina vibración producida por un sonido metálico repercutió largamente en la amplia sala, sostenida por veinte columnas de madera, pintada con vivos colores y zócalos cubiertos de láminas de oro, e hizo estremecer a Lakon-tay.
Publicada en julio de 1950 en las páginas de «Startling Stories» (y posteriormente en volumen en 1951), la novela que hoy les ofrecemos tiene varios puntos a su favor muy importantes. El primero, que en 1965 su tema volvió a ser empleado de nuevo por uno de los más grandes del género, Robert A. Heinlein, en su novela «Los dominios de Farnham». Si ya conocen, por encima que sea, el argumento de la presente novela (que una ciudad de los tiempos de la Guerra Fría es enviada junto con todos sus habitantes al más lejano e inimaginable futuro a consecuencia de una detonación nuclear sobre la misma), verán que las semejanzas con la novela de Heinlein son más que unas pocas. Sin embargo, en la novela de Heinlein, como no podía ser menos, tratamos con auténticos individualistas: en la de Hamilton, por el contrario, los personajes deambulan en un conjunto casi unitario. Por otro lado, esta ciudad en el fin del mundo es tan parecida a la miniaturizada (por el terrible Brainiac 5) ciudad de Kandor, capital del mundo de Krypton, mundo natal de Superman, que no es extraño ver que el creador más conocido de la misma (dejando a un lado al que fuera otro mito de la ciencia ficción de los principios, Otto Binder, quien la crease en su primera aparición) sea el encargado de narrar algunas de sus más fascinantes aventuras del futuro. La novela, «space opera» del más puro estilo Hamilton, toca muchos temas y todos los toca muy bien. El desarrollo de la primera mitad de la obra, la supervivencia tras un ataque nuclear sobre una pequeña ciudad estadounidense, se lee con un interés creciente que, como es habitual en Hamilton, no deja de sorprendernos. En esta ocasión, no obstante, nuestro autor parece más contenido que nunca y sus aventuras, sin dejar de tener ese maravilloso toque de «sense of wonder» que siempre tuvieron, tienen también ese algo más que siempre esperamos y tan pocas veces obtenemos.