En el jardín de una casita roja, en la quieta campiña de los alrededores de Helsinki, una viejecita grácil está regando su arriate de violetas. Las golondrinas vuelan gorjeando, los moscardones zumban, un gato dormita en el prado. Pero el idilio solo es aparente: la vida tranquila de Linnea Ravaska, octogenaria viuda de un coronel, es emponzoñada por una banda de malhechores que llega regularmente cada mes de la capital para arrebatarle su escasa pensión.
El desnaturalizado nieto Kauko y sus dignos acólitos, Jari y Pera, no se contentan con despojarla sino que destrozan todo lo que encuentran a su paso, torturan al gato, golpean por puro placer, roban, ensucian, destruyen, sin que Linnea ose rebelarse, hasta el fatídico día en que decide no soportarlo más.
La guerra y la venganza del trío infernal podrían convertirse en una pesadilla digna de La naranja mecánica, la novela de Burgess que Kubrick llevó al cine, si Paasilinna, verdadero virtuoso de la comicidad, no prefiriese la vía de la farsa, el divertimento y la paradoja para expresar sus críticas a una sociedad cuyos males, hipocresías y problemas observa con toda lucidez.
Vejez olvidada, juventud marginada, choque generacional, desmoronamiento de las instituciones, droga, alcoholismo, sida: todo se divisa en filigrana en las rocambolescas peripecias de la simpática viejecita, que pasea armada con una Parabellum y una jeringuilla de venenos letales, siempre preparada para elegir la vía del suicidio para huir de las garras de sus esbirros. En la confrontación, sus verdaderas armas acabarán siendo el candor, una ingenua crueldad y su incansable defensa de la propia dignidad; la brutalidad de La naranja mecánica se convertirá en un alegre Arsénico por compasión con unos pellizcos de Kaurismäki: con sus mágicas dosis de humorismo y de invectiva genial, las pociones de Paasilinna son tan irresistibles como felizmente intoxicantes.
La joven Gadea desaparece el mismo día en el que, en la estación madrileña de Atocha, los trenes estallan. Es un 11 de marzo. Sus hermanas Estela y Malena la buscan denodadamente, temen que estuviera en uno de aquellos trenes. Y la busca también Judá, escritor frustrado, enamorado de ella hasta el tuétano. Pero pasan las horas, los días, y no hay noticias de Gadea. Durante esa angustiosa búsqueda, los diversos personajes que la trataron rememoran el tiempo pasado junto a ella, el modo en que influyó en sus vidas, y las circunstancias que propiciaron su internamiento en un lóbrego centro psiquiátrico; una decisión adoptada por Eneko, su padre, un hombre marcado por el fundamentalismo religioso, cuyas obsesiones gravitan sobre el clan familiar. Daniel Múgica, autor de títulos tan celebrados como 'Corazón negro', 'La ciudad de abajo', 'Uno se vuelve loco' o 'Bienvenido a la tormenta', sumerge al lector en una trama y unos personajes inolvidables. Dura, tierna, emotiva, lírica, 'La dulzura' es -además de un sentido tributo a las víctimas del terrorismo, de cualquier terrorismo- un periplo por lo mejor y lo peor del ser humano, cuya conclusión, como reza el fallo del Jurado del Premio Jaén de Novela 2017 del que resultó ganadora, revela cómo el amor, el impulso más fuerte de la naturaleza, puede salvarnos de la brutalidad del mundo actual.
Angélique Latham no es realmente duquesa, aunque tras perder a su madre cuando era muy pequeña, se ha criado en el majestuoso castillo de Belgrave junto a su padre, el duque de Westerfield, que siempre la quiso con locura. Pero ahora su padre ha muerto, y sus hermanastros han decidido desheredarla. Está sola en el mundo. A sus dieciocho años, Angélique es lista y muy hermosa, pero tiene mala suerte, pues, aunque consigue colocarse como niñera de una familia acomodada, un suceso desagradable e injusto la deja otra vez en la calle. Sin hogar, sin referencias ni contactos, viajará a París. Allí, después de rescatar a una joven de una situación horrible, tendrá la clave de su futuro. Un negocio insólito y una ocupación al borde del escándalo marcarán la inesperada vida de la hija de un duque.
Esto dijo el dragón: 'Todo en el universo se rige por la obediencia... todo menos una pequeña llama que arde en el interior del hombre'. Después del gran despliegue narrativo de Brilla, mar del Edén (Premio Nacional de la Crítica), Andrés Ibáñez se adentra con La duquesa ciervo en un mundo fantástico y medieval para contarnos la historia de Hjalmar, aprendiz de mago, y de su encuentro con la fascinante duquesa ciervo. Un mundo entero se despliega ante nuestros ojos, vivo hasta en los menores detalles: la populosa ciudad de Irundast, dominada por la Torre de los Magos donde viven la bella Aliso, el rey Urbán y el archimago Saamsar de Olden, y luego todo un orbe de esclavos y de inmensos imperios sin límites, de religiones fanáticas y antiguas leyendas. Las etapas del estudio de la magia, una gran historia de amor que fluctúa entre lo posible y lo imposible, un gran viaje a través del mundo, una selva donde se borra la diferencia entre sueño y vigilia, una guerra infinita por conquistar una ciudad que flota sobre las nubes, una sociedad donde los osos conviven con los hombres e innumerables historias secundarias componen un vasto fresco animado con la energía de las antiguas novelas de aventuras. Y sin embargo, este mundo de niebla y fantasía se parece dolorosamente al nuestro. Sus dragones y cadenas son los mismos que nosotros sufrimos hoy en día. La duquesa ciervo es una exploración interior en busca de los fantasmas que dominan nuestra psique y también una reflexión sobre el poder, la esclavitud y la libertad. Sobre la anterior novela de Andrés Ibáñez la crítica ha dicho: 'Una pieza maestra a la altura de Roberto Bolaño.' José María Pozuelo Yvancos, ABC Cultural 'Sin duda el gran acontecimiento literario español de 2014. Brilla, mar del Edén es una obra mayor de experiencia e iluminación, y no hay nada parecido en la historia reciente de la literatura española ni, creo, en la de cualquier época.' Ismael Belda, 'El paso del mulo', Revista de libros
Poco conocida en España, pero admirada fuera de nuestras fronteras, la duquesa de Sagan (1781-1839) fue una de las mujeres más respetadas y envidiadas de la época. Culta, inteligente y rica, la duquesa de Sagan supo saltarse las barreras de su tiempo ejerciendo, desde su salón literario, y también desde su alcoba, su influencia en todos los hombres en cuyas manos estaba el destino de Europa: desde el zar Alexander de Rusia o el rey Friedrich-Wilhelm de Prusia, hasta Talleyrand, Metternich e incluso el propio Lord Wellington o Napoleón Bonaparte. Intriga política, relaciones amorosas, amistades, confesiones y también asuntos bélicos destacan en la vida de la duquesa. Y a lo largo de la narración se introducen, además, otras dos historias paralelas: la de una muchacha, protegida de la propia duquesa y amiga de Metternich, genio del ajedrez, y la de un joven oficial prusiano. Es la de ellos, así, una historia que resume la vida de un siglo, el que significó el paso de la monarquía absolutista al Imperio napoleónico y el posterior liberalismo.
La duquesa Ferdinanda amaba organizar fiestas de máscaras ,en los salones de su palacio. Había un príncipe de nombre Wrob que era el futuro rey del trono de Arboleda ; y muy pronto se uniría en matrimonio con la princesa Laura, su prometida. Ferdinanda hace los preparativos para una gran fiesta en máscaras y se encuentran allí por primera vez. Esa noche saliò a dar un paseo por su jardín, de pronto ,la tierra se abrió y está desapareció sin dejar rastros.
Desde que Sarah conoció a James el cuñado de su hermana Brianna, se enamoró perdidamente, pero su amor no era correspondido, por lo que al ver su amor despreciado, toma una decisión drástica matando así cualquier posibilidad.
James por su parte conoce a Helen McBree de quién se enamora, luego de pensar que no volvería a amar a otra mujer que no fuera Brianna, su cuñada.
Sin pensarlo demasiado se casa con ella y así comienza lo que el piensa será un amor de esos que duran para siempre, conoce la felicidad y en víspera de su primer hijo, la vida le arrebata a la mujer que ama, sumiéndolo en la pena y el dolor.
Pero los caminos de James y Sarah se volverán a cruzar cuando ella decida tras la muerte de su esposo, dedicar su vida a Dios.
James ira por ella en un intento por resarcir el daño ocasionado en el pasado.
¿Lo hará por sentimiento de culpa? ¿Podrá salvar a Sarah de otra errada decisión?
Ambos descubrirán que hay que perderse para encontrarse.
Valentina Mackencie hija del laird Alexander Mackencie; siempre ha amado a un solo hombre y desde muy joven supo que su corazón y fidelidad le pertenecerían a él. Sin embargo, no sería fácil pues ese hombre es Sebastien Mackencie un guerrero con sangre gitana, cuyo lúgubre y doloroso pasado lo marcó de por vida volviéndolo un hombre frío lleno de odio y dolorosos secretos que cubrieron de temor su corazón.
Pero todo eso no le impidió enamorarse de Valentina. Ella querrá derribar las barreras y acercarse al hombre que ama. ¿Lo logrará? Él deberá luchar porque su pasado no mancille su futuro y poder entregar su corazón a quien siempre ha amado. ¿Estará a tiempo? ¿Podrán ser felices juntos? ¿Qué pasará cuando los enemigos surjan de entre las sombras y amenacen su amor?
Marian Mackencie, desde que tiene uso de razón ha tenido sueños extraños y la sensación de no pertenecer a ningún sitio. Al morir Esmeralda y Marcus quienes creía sus padres, descubrirá al fin el secreto que le ha sido ocultado durante toda su vida, quedando así dividida entre su amor prohibido y su deseo por regresar a su verdadero hogar, del que fue arrancada sin piedad siendo un bebe.
Eric Darglinton, condenado por sus padres a casarse sin amor con una rica heredera, pero decidido no acceder a un matrimonio igual de infeliz que el de ellos, romperá todo vínculo con su tierra y emprenderá el más arriesgado de los viajes en busca de la mujer que verdaderamente ha amado toda su vida.
Él será el próximo Duque de Darlington y ella una simple criada.
Dos mundos distintos, dos corazones que no entienden de clases sociales.
Gran olvidado dentro de los escritores británicos de la era victoriana —Dickens, Stoker, las hermanas Brontë…—, Anthony Trollope (1815-1882) se distinguió por su facilidad para articular historias y por su acierto a la hora de crear episodios y personajes.
En Lady Anna, la joven Josephine Murray se casa por interés con el conde Lovel, tan rico como depravado, tan sólo para saber al cabo de unos meses que él ya estaba casado con otra mujer en Italia en el momento de contraer nupcias con ella, por lo que ella no es la condesa Lovel, sino su querida, y la hija que espera será ilegítima. Comienzan entonces unos años de luchas judiciales y escarnio público en los que la condesa repudiada y su hija, lady Anna, únicamente reciben la ayuda de un sastre y su hijo, de la misma profesión, y ambos de ideología radical.
Meciéndose en una estudiada ambigüedad narrativa, Trollope escribe un intenso relato en el que plantea diversos puntos de vista al lector para que sea éste quien llegue a sus propias conclusiones, y en el que pone de manifiesto la difícil situación social y legal de las mujeres en el siglo XIX.
Lady Aurora FitzRoy, hija de los barones de Seagrave, se encuentra en Amesbury, Inglaterra, en 1819, cuando el truco de un misterioso mago la hace desaparecer en Stonehenge delante de su familia y amigos, y la envía sin querer hasta 2019.
Un viaje en el tiempo involuntario y sorprendente que la hace aparecer en un campo de golf de Salisbury. Allí conoce a un joven escocés y a su extraordinaria hermana, una fan de Jane Austen, que la acogerá en su casa de Bath, y empezará a vivir y a disfrutar de la mayor aventura de su vida.
Lady Aurora nos hace vivir un viaje en el tiempo. Una historia de magia, de encuentros, de amor y situaciones muy divertidas, donde una elegante y refinada dama del siglo XIX nos cuenta, muchas veces en primera persona, su prodigioso periplo por el siglo XXI.
Lady Barberina sintetiza la totalidad de virtudes, preocupaciones, motivos y matices que constituyen el taraceado característico de la narrativa de Henry James. Dentro de sus obras de corte trasatlántico, de esas obras que nos muestran los rapports entre ciudadanos norteamericanos y súbditos ingleses, Lady Barberina se aparta de la anécdota narrativa habitual y nos presenta el caso de un americano que regresará a su país tras desposar a una mujer inglesa. La estancia americana ha de conocer sus turbulencias, y ante todo le sirve a James para enhebrar una delicada obra de costumbres de honda riqueza significativa, en la que la delicadeza del humor y el vaivén de la prosa atienden al propósito mayor de mostrar las complejidades, las sutilezas y los códigos de la vida sentimental.
Lady Cora era muy joven cuando un extraño trató de acabar con su vida, ahora vive atormentada por las cicatrices que ese monstruo ha dejado en su rostro. Cada día evita los espejos y se recluye en su inmenso ducado, fingiendo que completamente sola también se puede ser feliz. El tiempo pasa y los deseos por ser amada se intensifican hasta tal punto que decide llevar a cabo un alocado plan, que pondrá a prueba la dureza de su corazón. Lady Cora se transforma en Lady C, la perfecta anfitriona de las mejores y más salvajes fiestas, nunca antes vistas en la anodina vida de Londres. Lady C solo tiene una norma para poder entrar, siempre y en todo momento los invitados han de portar una máscara que impida que sean reconocidos. ¿Después? Todo aquello que deseen está permitido. Lady C y lady Cora empiezan a distanciarse, a ser compañeras de un mismo cuerpo, que se mienten sin pudor alguno, sobre todo cuando el duque aparece en escena. Amor, lujuria, pasión y mucha intriga. ¿Es posible amar sin haber visto nunca su rostro? ¿Soportaría él tener a su lado a alguien imperfecto?
Era una noche mágica, ella brillaba con luz propia cuando fue presentada ante toda la sociedad londinense. Buscaba marido. Todos los jóvenes pidieron que anotase sus nombres en su cartilla de baile, pero hubo uno que hizo saltar su corazón de alegría. Sabía qué palabras usar, la tentó hasta que ella no pudo hacer otra cosa que lanzarse en sus brazos. Una sola noche, una noche mágica que se tornaría en su peor decisión. Fruto de esas largas horas de pasión el hijo de ambos se gesta ahora en las entrañas de lady Dianne. Una noticia feliz que debería hacer que el duque la convirtiera en su esposa, nada sucedió como esperaba. Lo que nunca creyó posible ahora es realidad. Lady Dianne lo ha perdido todo, al menos eso piensa cuando acude al entierro de su padre y se arrodilla ante su tumba. No hay en su joven mente solución alguna a su problema y su andar errante acaba llevándola al muelle. Allí encuentra Percy a la sirena más hermosa, una dama que llora y se plantea lanzarse a las negras aguas para acabar con su dolor. ¿Qué puede hacer más que proponerle que lo acompañe? El deseo, la necesidad, el dolor y un amor tan fuerte que los destruirá a ambos. ¿Renacerán fortalecidos de las cenizas? ¿Puede un pirata amarla como ella desea?
En su vida anterior, estuvo casada con el Príncipe Heredero desde muy joven y gobernó los seis palacios durante más de 10 años. Al final, sin embargo, se encontró con su fallecimiento por la traición de su hermana menor y un incendio quemó todo a cenizas. Renacido en el fuego con elegancia incomparable, el fénix respresenta nirvana. Agitando sus manos como si pudiera controlar las nubes y la lluvia, dentro del campamento del general, avanzando paso a paso; De los hombres en este mundo, ¿quién podría mover ese corazón oxidado? Al final del sueño, ¿quién se convertiría en su compañero de toda la vida?
En su vida anterior, estuvo casada con el Príncipe Heredero desde muy joven y gobernó los seis palacios durante más de 10 años. Al final, sin embargo, se encontró con su fallecimiento por la traición de su hermana menor y un incendio quemó todo a cenizas. Renacido en el fuego con elegancia incomparable, el fénix respresenta nirvana. Agitando sus manos como si pudiera controlar las nubes y la lluvia, dentro del campamento del general, avanzando paso a paso; De los hombres en este mundo, ¿quién podría mover ese corazón oxidado? Al final del sueño, ¿quién se convertiría en su compañero de toda la vida?
En su vida anterior, estuvo casada con el Príncipe Heredero desde muy joven y gobernó los seis palacios durante más de 10 años. Al final, sin embargo, se encontró con su fallecimiento por la traición de su hermana menor y un incendio quemó todo a cenizas. Renacido en el fuego con elegancia incomparable, el fénix respresenta nirvana. Agitando sus manos como si pudiera controlar las nubes y la lluvia, dentro del campamento del general, avanzando paso a paso; De los hombres en este mundo, ¿quién podría mover ese corazón oxidado? Al final del sueño, ¿quién se convertiría en su compañero de toda la vida?
En su vida anterior, estuvo casada con el Príncipe Heredero desde muy joven y gobernó los seis palacios durante más de 10 años. Al final, sin embargo, se encontró con su fallecimiento por la traición de su hermana menor y un incendio quemó todo a cenizas. Renacido en el fuego con elegancia incomparable, el fénix respresenta nirvana. Agitando sus manos como si pudiera controlar las nubes y la lluvia, dentro del campamento del general, avanzando paso a paso; De los hombres en este mundo, ¿quién podría mover ese corazón oxidado? Al final del sueño, ¿quién se convertiría en su compañero de toda la vida?
Lady Hope: Abandonada apenas unos días antes de su boda por su prometido que, con la ayuda y asentimiento de sus propios padres, la cambiaba por su propia hermana, Marian de Gremby dio un giro a su vida marchando a la propiedad que le hubieron dejado sus tíos alejándose de su familia, sus recuerdos e incluso de sí misma. En su nuevo hogar descubrirá qué es el amor y lo que éste puede lograr. Pero no todo será tan fácil. Habrá de luchar contra secretos, mentiras y engaños que la harán dudar de todos y todos y quizás renunciar a sus nuevos sueños y esperanzas. Aquiles, Marqués de Reidar y futuro duque de Chester, lo tenía todo: atractivo, fortuna, altas dosis de temeridad y seguridad en sí mismo que le reportaban la envidia y el respeto de sus congéneres masculinos y los suspiros y entregados brazos de cualquier dama que se propusiere. Sí, lo tenía todo, o eso creía. Solo una joven terca, cabezota y completamente ajena a su encanto le abrirá los ojos a la verdad. Le faltaba lo único que nunca hubo buscado y que, sin embargo, era lo único que deseaba; el amor de la única mujer destinada a ser su terca pareja.
La joven alzó el arma contra quien amaba dispuesta a terminar con su vida pues, la hermosa heredera de uno de los títulos más antiguos y prestigiosos de Londres, estaba convencida de que era él quien estaba tras los ataques que había sufrido. Cuchichean las más ancianas, protestan los jóvenes casaderos; la hermosa dama acaricia el gatillo sin despegar las pupilas del barón Petre. —Habrá de convencerme de su inocencia antes de que amanezca… —siseó ella sin un ápice de compasión en la voz. —No puedo aportar nada más que mi palabra. —¿Su palabra? ¿Le recuerdo su promesa? —Entonces era otro hombre… —Uno que juró estar dispuesto a todo por desenmascararme. Impostora, así me llamaba mientras trataba de alzarme las faldas —resumió Sunshine con una sonrisa ladina colgando de los labios. —No comprendí lo errado que estaba hasta que perderla se tornó realidad. «Su lengua es peligrosa…», pensó ella, acortando el espacio entre ambos. «Al igual que su sonrisa…» Lo deseaba y negarlo era absurdo. Cedió al impulso al envolver su cuello y besar sus labios, despacio, lista para alejarse a la más mínima señal de peligro. —No debería esforzarse tanto —susurró Eduard, recogiéndola entre sus brazos cuando ella perdió el pie y se aferró a su chaqueta, dejando caer el arma—. Todavía no está recuperada del todo… —Si es culpable seré yo la que le arranque la piel antes de… —Lo sé, preciosa —aseguró él, besando con dulzura su mejilla.