Tres mujeres marcadas por un naufragio. Galicia como escenario entre tremendista y surreal en una novela deslumbrante. La anciana Lucha está a punto de morir asesinada por su marido ante la mirada atónita de su nieta. El origen del rencor acumulado durante décadas se remonta a la madrugada del 2 de enero de 1921. La joven Lucha vivió el naufragio del vapor Santa Isabel en la bocana de la ría de Arousa, frente a la isla de Sálvora. Mientras los hombres celebraban la llegada del año nuevo, las mujeres se enfrentaban solas al rescate de los náufragos lanzándose al mar con sus dornas. Fueron consideradas heroínas, pero también se escucharon rumores acerca de comportamientos no tan épicos, en los que convivían la codicia y el pillaje. Aquella noche Lucha acudió a la playa vestida de novia: arrastraba su larga cabellera, y dejó que la confusión la condujese frente un náufrago desnudo pero tocado con un sombrero de copa. ¿Quién era? ¿Un músico inglés o la encarnación del diablo? ¿Por qué Lucha acabó desnuda como él? Lo que sucedió aquel día marcará su vida, la de su hija y también la de su nieta. La combinación de un hecho histórico de enorme repercusión en su día, con la ficción permite a Cristina Sánchez-Andrade hacer un singular recorrido por tres generaciones de mujeres de una pequeña comunidad pesquera llena de personajes memorables (como el enigmático hippie Stardust, o la mojigata Jesusa). Una vez más, la autora mezcla con pericia el realismo más crudo con el delirio surreal, convocando certeros aromas del tremendismo de Cela, el realismo mágico de Cunqueiro y el esperpento de Valle-Inclán. El resultado es una novela fascinante: una reflexión sobre la memoria en la que intervienen secretos y celos, la culpa colectiva y el deseo femenino; un desafío al lector, escrito con una destreza técnica y una prosa excepcional, capaz de crear un juego hipnótico que no concluye hasta la última página.
En las páginas de esta novela al lector le parecerá que se reencuentra con viejos conocidos, casi parientes muy cercanos cuya historia no sólo merece sino que conviene recordar: sus protagonistas son Concha, andaluza emigrada a Cataluña en los años 60, y su hija Paz. Tras un traumático divorcio que la deja prácticamente en la ruina, económica y también emocional al comprobar que su matrimonio había sido una farsa, Paz regresa a la antigua casa familiar, un lugar del que se fue para no volver. Estaba harta de ser «la catalana» durante los veranos en el pueblo de Sevilla de donde proceden y «la andaluza», el resto del año en su barrio de Barcelona. Vuelve con muchas cuentas pendientes y una amarga sensación de fracaso que cuadra muy bien con la crisis social y política del país. Paz nunca ha conocido los detalles de la historia de su madre, Concha, una mujer llena de energía y pasión, que va plantando cara a los reveses que se le van presentando: la decepción de su matrimonio, las terribles riadas del 1962, la dureza de los primeros años en Cataluña, la imposibilidad de realizarse a través de una historia de amor en la madurez, y la distancia cada vez mayor con su única hija, en la que proyecta todas sus ilusiones.
«Todo lo que amamos se convierte en una ficción. De las mías, la primera fue Japón». Con esta estimulante frase Amélie Nothomb abre La nostalgia feliz. Anuncia una nueva entrega de sus ficciones autobiográficas. En la novela la belga retoma el hilo de Ni de Eva ni de Adán, la narración de un idilio de juventud de su sosias literaria con Rinri.
Dieciséis años más tarde, Nothomb acepta la invitación de una televisión francesa de regresar a su país natal. Allí no sólo se reencontrará con Rinri, sino también con su niñera, Nishio-san. El Japón de Nothomb son sus orígenes y un Shangri-La literario. Un país al que pertenece pero que le es extranjero: o sea, un oxímoron, como también parece serlo el título de la novela. El lugar en el que nació, y en el que se crió durante sus primeros cinco años, pero en el que, como hija del embajador belga, crecería inmersa y traspasada por una peculiar mixtura cultural. Y esto dota a su vital y melancólica prosa de una descacharrante lucidez. «Lo que has vivido», escribe Nothomb en el delicioso arranque de su nueva novela, «te deja una melodía en el interior del pecho: ésa es la melodía que, a través del relato, nos esforzamos en escuchar».
Gocemos con esta nueva partitura, pues sin duda suena muy bien.
Jean Paul Sanz recorre la ciudad de México en busca de la noticia que aparecerá en la primera plana del periódico La Nota Roja. Todos los días este reportero se enfrenta con historias donde la corrupción, pobreza, violencia e injusticia son constantes que cobijan la vida de un ciego atropellado, un homicida prófugo, un indigente acusado de canibalismo, un paramédico criminal, un médico dedicado a la venta de órganos y un joven que cumple una condena injustamente. Jean Paul podría llegar al lugar de los hechos, tomar fotografías, enterarse de los acontecimientos, escribir un breve reporte y volver tranquilo a casa; sin embargo, decide acercarse a los involucrados con olfato de detective y escucharlos con aire de psicoanalista. Antonio Guadarrama se aleja por un momento del género que lo dio a conocer con novelas como Cóatl, Balam, Cuauhtli y Tezozómoc, para ofrecernos estas páginas que presentan una crítica a la sociedad mexicana actual, con un constante sentido del humor.
Otro complicado caso, que debe resolver nuestro inspector de policía: Joe Graven.
Son cinco las novelas que Dn. Fidel Prado escribió para "La novela Argos" de Editorial Moderna, que tenía su sede en Bilbao. Eran cuadernillos 21 X 15 cm. de 80 páginas.
Con profusión de gráficos interiores y presentación a doble columna.
Se empezó a publicar en 1940 y terminó en 1945. Debieron ser unos 40 números.
Cuando el “Santa Fe Limited» se detuvo en el apeadero de La Castañeda próximo a Las Vegas, resoplando como un enorme cetáceo al que una carrera loca y accidentada agotara sus enormes energías, Jake Sinclair que llevaba ya varias horas sin abandonar la ventanilla de su vagón deleitándose con la contemplación de lugares y paisajes casi borrados del diorama de sus recuerdos, en fuerza de una ausencia prolongada, lanzó un suspiro de honda satisfacción y se apeó diligentemente, ya que el pequeño hato de ropa que portaba no era obstáculo grande que le impidiese la libertad de sus movimientos.
Después de estirar los brazos para desentumecer sus atrofiados músculos y hacer unas cuantas flexiones de piernas con el mismo objeto, se dirigió resueltamente al pequeño despacho donde el jefe del apeadero fumaba flemáticamente:
—¿Me hace usted el favor de decirme cuándo llegará el tren ganadero A 2376, que salió de Chicago hace un montón de días?
Lambeth está situado en la orilla meridional de Támesis, entre Wetminster y Blackfiars y es un lugar bastante concurrido a causa de la proximidad del río, que ha dado margen a que muchas empresas y oficinas comerciales a las que afecta en gran parte el tráfico fluvial, se instalen en dicho sitio para estar más cerca de los muelles y a la vista de cuanto se relaciona con los negocios que tienen por válvula de expansión el famoso río londinense.
En el número 145, se elevaba un edificio de construcción algo anticuada, compuesto de tres pisos todos ellos dedicados a oficinas.
Al sur del Llano Estacado y algo al oeste del río Pecos, cuyas aguas engrosan el sucio cauce del Rio Grande, se extiende una enorme región casi desierta que limita en la parte baja con el gran Río y cuya fertilidad ribereña, es asombrosa.
En un espacio de quinientas millas en línea recta, es atravesada por un ferrocarril y los pocos pueblos o ciudades que toman vida en este punto del Estado de la Estrella Solitaria, lo hacen al amparo de la vía terrea, como temerosos de apartarse de su hipotética protección.
Durante mucho tiempo, la región ha permanecido casi desierta, debido en gran parte a que en ella encontraron seguro refugio todos los proscritos y forajidos de esta parte occidental de Texas, pero el genio audaz y aventurero del colono del Oeste, que nunca reconoció fronteras ni para el bien, ni para el mal, se fue adentrando en el corazón de la llanura, hasta hacerse dueño de la parte que más convino a sus intereses.
La Prensa de Londres es una de las mejor informadas del mundo. Sus redactores, todos ellos hombres dinámicos y atrevidos, que nunca vacilan en el cumplimiento de su deber, lo mismo asisten a un combate en la primera línea de fuego para lograr una información sensacional, que se desplazan al otro extremo del planeta, si allí les aguarda un reportaje o una interviú que sirva para dar al diario que representan el prestigio necesario y mucho más si este reportaje o interviú , sirve a la par para pisarle el terreno a un rival y restarle unos cuantos millares de lectores.
Por ello, no es de extrañar, que noticias y sucesos carentes de interés al parecer para muchos lectores, tengan cabida en las columnas de los grandes diarios londinenses, si con su publicación se ha servido la finalidad de informar a todos los clientes de cuanto sucede en el globo terráqueo, tenga la importancia que tenga. Así, sus redactores no dejan de acudir a las estaciones a enterarse de la llegada de los viajeros de cierta categoría social, para dar la noticia con rapidez, o visitan continuamente ministerios y centros oficiales a la caza del movimiento viajero de cuantos integran dichos departamentos, pues a veces, de un viaje de estos, al parecer inocente, surge con la noticia el verdadero motivo de tal desplazamiento.
La obscura noche de Londres se había agudizado con la lluvia torrencial que caía transversalmente. Las calles de los barrios extremos parecían canales al arrastrarse por ellas el agua de la lluvia, que se deslizaba en corriente impetuosa. Los faroles, azotados por el agua, apenas alumbraban, y un viento sudoeste lanzaba la lluvia contra los muros y los cristales de las ventanas de las casas y los escaparates, amenazando romperlos. Muy de tarde en tarde surgía, entre la lluvia, la sombra tenue de un policía embutido en su amplio impermeable, sobre el que se deslizaba el agua, cayendo a chorros.
EL hombre montado a caballo oyó un disparo al aproximarse a la cima de la loma redondeada, libre de maleza y coronada de majestuosos pinos y abetos. La detonación sólo sirvió para despertar en él la esperanza de que, quien lo había hecho, pudiera aliviar la monotonía del camino e indicarle, tal vez, el lugar en que se hallaba el campamento minero más cercano.
Un obstinado editor italiano, una novela sin publicar, una botella de vino blanco y la dirección de una cafetería Parisina, harán que Rebecca emprenda el viaje de su vida a la ciudad de las luces tras la estela de la autora, con un único objetivo; conseguir que firme con su editorial. Sin embargo son varias las incógnitas que viajarán con ella; ¿Qué quiere el guapo y perseverante editor? ¿Qué esconde entre líneas la preciosa novela? Y sobre todo… ¿Quién es Adrienne Faure-Dumont?
Este segundo volumen de La novela de Ferrara tal vez constituya el relato más depurado de Bassani. Elegante y elegíaca, Las gafas de oro narra la historia de Fadigati, un médico reputado que se instala felizmente en Ferrara hasta que el rechazo unánime de su homosexualidad lo condena al ostracismo en el mismo momento en que empieza la persecución de los judíos en Europa. La maestría estilística de Bassani transforma una sutil analogía en una metáfora de la deriva de la Italia fascista de los años treinta y de la inexorable barbarie humana.
En una pequeña ciudad de provincias, un infeliz empleado de banca tiene fama de ser el mejor poeta local, lo cual provoca envidias y enconadas rivalidades, y en medio de una tormenta de chismes provincianos la situación del protagonista se complica por las singulares relaciones que mantiene con su novia, que está muy enamorada de él, pero que no es un modelo de fidelidad.
“Sí. Creo que es una buena idea, Freddy. ¿Y el perfume? ¿Durwin o el inspector te dijeron algo sobre el perfume? No, puedo ver por tu mirada en blanco que no lo hicieron. Escucha, Freddy, y guarda este conocimiento en tu bendito cerebro, hijo mío. Es una pista, estoy seguro”, y Halliday relató de inmediato a su atento oyente los detalles sobre el extraño perfume que había impregnado la ropa del hombre muerto. "Y sir Charles odiaba los perfumes", concluyó enfáticamente; "ni siquiera le gustaba que Lillian o la señora Bolstreath los usaran, y ellas le obedecían". Un hombre envenenado, un insecto, un perfume e indicios de una banda secreta. Un joven se propone desvelar el misterio para poder casarse con su mujer amada.
Fergusson Wright Hume (1859 – 1932), conocido como Fergus Hume, fue un prolífico escritor inglés. Cuando tenía tres años su familia emigró a Nueva Zelanda. Estudió leyes y ejerció la abogacía. Aunque comenzó escribiendo obras de teatro fue con su novela The Mystery of a Hansom Cab (1886) con la que obtuvo un gran reconocimiento. Llegó a ser uno de los escritores de novelas de misterio con mayor éxito de ventas de la época victoriana.Tras el éxito de su primera novela y la publicación de otra, Professor Brankel's Secret (1886), volvió a Inglaterra en 1888. Escribió más de 100 novelas y relatos cortos.
La obra narrativa de Bertolt Brecht (1898-1956) se entrecruza a partir de los años treinta con el resto de su labor creativa, animada por los mismos objetivos que guiaron su producción teatral y poética. «La novela de cuatro cuartos», aparecida en 1934 durante el exilio del autor en Dinamarca, lejos de ser una simple versión en prosa de la «Opera de cuatro cuartos», estrenada en Berlín durante 1928, constituye la obra narrativa de mayor aliento de Brecht. En ella la historia de la imparable ascensión del delincuente Maceath hasta llegar a convertirse en un respetable hombre de negocios de la «city» londinense se enriquece con nuevas y audaces perspectivas…
Año 1187, Hattin (Tierra Santa): tras derrotar a la flor y nata del ejército cristiano, el sultán Saladino arrebata a los francos la Vera Cruz, el leño en que se crucificó a Cristo, que siempre había acompañado a los cristianos en sus combates. El caballero hospitalario Morgennes recupera la consciencia entre los caídos en el campo de batalla. Tras ser torturado por los sarracenos, acepta renegar de su fe y convertirse al islam. Condenado por lo suyos, a modo de redención, parte en busca de la Vera Cruz con la esperanza de que esta dé ánimos a los francos y salvar así Jerusalén. Cuenta en su decisión con el apoyo del sobrino de Saladino, así como con el de una bella y misteriosa mujer de nombre Casiopea, un mercader de reliquias y un joven templario. Su aventura parece destinada al fracaso, pero una fuerza invisible lo acompaña, lo protege y lo guía.
Una fascinante aventura épica en el siglo XII de las grandes sagas. Cuando aún es un niño, el intrépido Morgennes es testigo del asesinato de toda su familia. Más tarde, tras pasar unos años en el Monasterio de Troyes, donde da muestras de gran inteligencia, parte con su amigo Chretien en busca de aventuras. En Bizancio, tras superar la iniciación, será armado caballero. Y ya en Jerusalén deberá volver a probarse a sí mismo enfrentándose al mundo de la memoria y al de los muertos, a las sombras y a los recuerdos… Una recreación histórica apasionante de los tiempos de la caballería, el honor y la devoción por la causa. Una historia muy intensa, que no decae en ningún momento: héroes caballerescos, búsqueda de reliquias, el contexto histórico de las cruzadas y los templarios, todo ello acompañado de grandes dosis de fantasía y acción sin límite.
Año 1188. El rey musulmán Saladino acaba de conquistar Tierra Santa. Los reyes de Francia e Inglaterra preparan sus tropas para empezar la tercera cruzada. La bella Casiopea, una intrépida muchacha que se encuentra en Constantinopla, recibe una carta de su madre en la que le anuncia la muerte de su padre y la insta a reunirse con ella. La joven aventurera inicia un viaje que tiene como único objetivo dar sepultura cristiana a su padre y devolverle el honor. Una novela épica que funde recreaciones históricas y fantasía en la lucha entre el bien y el mal, la fe y la traición, el amor y el odio.
Don Diego, tras una serie de reveses, malvende lo que tiene y huye de Jijona.
Lleva una vida desordenada, curiosa, libre y en su peregrinar es testigo de múltiples cadenas con que se atan o atan a las personas.
Al final regresa a Jijona.