Culminación de la fecunda etapa creadora de juventud de E. M. Forster, «Regreso a Howards End» fue saludada por la crítica desde el momento mismo de su publicación, como una obra maestra por la elegante precisión de su prosa y la agudeza del estudio psicológico de sus principales personajes. Indagación sobre la capacidad del ser humano para establecer relaciones armónicas con su vida interior y el medio exterior, así como reflexión en torno a la posibilidad de salvación personal en una sociedad sumida en una profunda crisis, la compleja red de relaciones que une a las hermanas Helen y Margaret Schlegel (representantes del mundo liberal de la cultura y el pensamiento) con la familia Wilcox (exponente de la industria y del dinero, del pragmatismo y de la acción) crea las condiciones para la conciliación de actitudes antagónicas y aparentemente irreconciliables.
LA HERENCIA DE TRES MUJERES. LA OPORTUNIDAD DE VOLVER A EMPEZAR. Corre la década de los sesenta y Maite, una joven de la aristocracia barcelonesa, decide romper con las convenciones de la época y empieza una nueva vida en París. Huye de un pasado turbulento y de un destino que la persigue. Años después, Teresa, su hija, regresa a París, su ciudad natal, acompañada de la pequeña Lucía, una niña de especial sensibilidad. Allí trata de poner palabras a los silencios y secretos de una familia que siempre permaneció en las sombras. Regreso a París se adentra en los destinos entrelazados de tres mujeres de una misma familia, con un pasado común de hijas únicas, padres ausentes, huidas forzosas y búsqueda de la libertad.
Emma vivía de manera automática. No se sentía cómoda con la existencia que llevaba. Siempre siguió fielmente la ruta que la sociedad le marcaba. ¿Quién no se ha replanteado el camino escogido o que le han empujado a escoger? Una serie de circunstancias la impulsan a regresar al pueblo de su infancia, lo que supone un reencuentro con antiguas amistades y consigo misma. Nuestra protagonista, en su propio viaje interior, descubrirá un secreto relacionado con el pasado de su abuela que le aportará coraje para vivir la vida que realmente quiere.
El pensamiento que me ha guiado al escribir este libro ha sido daros a conocer la vida de algunas de las mujeres que más han honrado nuestro sexo y las de aquellas que han adquirido por sus crímenes una fatal celebridad. Me hubiera bastado para esto haber entresacado de las biografías más o menos extensas que de ellas nos han dejado diferentes escritores algunos apuntes exactos e imparciales, pero estos apuntes tenían forzosamente que haber sido áridos y descarnados, porque la verdad desnuda es siempre severa. He preferido, pues, adornarla con las galas de la novela o leyenda; sin separarme un punto de la verdad histórica y de las biografías más autorizadas, os haré conocer también a los personajes que han acompañado a esas mujeres célebres en el trascurso de su vida.
Heinrich von Kleist, que se veía sobre todo como dramaturgo, escribió sin embargo en su corta vida algunos relatos considerados unánimemente ejemplos culminantes de la prosa alemana. Son narraciones de una intensidad insuperable en las que algo, muchas veces incluso algo muy puro —como la honradez, la inocencia o el deseo—, pone en marcha una maquinaria infernal. Y da pie a situaciones extraordinarias, situaciones límite, que someten a los personajes a grandes pruebas, muestran al hombre en la catástrofe, al mundo como un desorden frenético en el que no hay nada a que agarrarse y en el que no sirven ni la ley, ni la autoridad, ni la jerarquía, que más bien se ponen al servicio del caos. El ser humano aparece así como un enigma lleno de paradojas, como un ser a la vez angelical y diabólico. Son textos de una violencia y de un furor enormes, escritos con un estilo dramático que tensa las posibilidades del lenguaje y que recorren con libertad toda la gama de los sentimientos humanos.
Alejandra Omaña nació en Cúcuta y tiene 24 años. Inició su carrera periodística hace 6 años en revista SoHo con artículos y crónicas acerca del contrabando, el narcotráfico y el sicariato en la frontera. Fue directora de la Fiesta del Libro de Cúcuta durante 3 años al mismo tiempo que dirigía la emisora de la zona de tolerancia de la ciudad. Hace dos años está radicada en Bogotá, luego de amenazas que la hicieron salir de Cúcuta, tras un artículo que publicó, donde hablaba de las costumbres cucuteñas relacionadas con la ilegalidad. Desde su llegada ha trabajado como editora independiente de contenidos y ficción para editorial Alfaguara y para Random House después de la fusión. En enero se estrenó una crónica en la que cuenta su experiencia haciendo su primer video porno, que apoya su discurso de defensa de la libertad sexual femenina. Esta, su primera novela, se desarrolla en la frontera. Este es un libro de relatos e imágenes escritas, de situaciones que no debieron suceder. Son memorias desnudas de un ambiente permeado por la ilegalidad y desigualdad. Cada detalle es cierto. Cada frase está pensada con honestidad, por eso la escritura es tan simple y quizás descarnada, porque los hechos sucedieron así, sin más adornos. Esta obra debe leerse como ficción, de lo contario, serían historias desgraciadas pasadas por alto.
Por mucho que nos escondamos tras enormes bloques de hormigón, siguen presentes en nuestro mundo tecnológico. Fernando Mansilla, con su inconfundible voz narrativa, nos muestra cómo nos parecemos a ellos, cómo nos influyen de un modo feroz, continuo y, a menudo, determinante. Unos relatos que, al más puro estilo Lou Reed, te llevarán por el lado más salvaje. No olvides que, a pesar de todo, el ser humano también forma parte de esta fauna. Relatos faunescos es una colección de historias donde los animales están siempre presentes, ya sea porque son los protagonistas del relato, porque el animal es la clave para el desenlace o, simplemente, porque el protagonista se parece o actúa como un animal. Así, cada relato está basado en un animal en concreto: la dorada, la mosca, el camello… Un libro donde Fernando Mansilla no solo muestra su virtuosismo a la hora de escribir, sino su amor por el lado salvaje de la vida.
…Isidro Moreno no es autor monotemático. Su hábil pluma es capaz de abordar desde asuntos domésticos hasta futuristas pasando por escenas históricas a las que da su particular visión. Es capaz de captar siempre la atención del lector, desde la primera línea, con una muy cuidada prosa no exenta de un personal y fino humor. Su obra destila muchas veces la comicidad del absurdo que bebe de las fuentes de nuestros clásicos de mediados del pasado siglo. Rafael Olivares Seguí …El primer relato que Isidro envió a nuestra querida Cincuenta palabras fue “Ausencias”. Quedó finalista aquel mes y poco más tarde saldría publicado en nuestra primera antología de relatos. Veréis, cuando uno recibe un relato de alguien nuevo, a menudo sucede una de dos cosas: pensar en secreto que no se le echará de menos si no regresa o, por el contrario, desear que produzca más, muchas más historias. A la vista está que Isidro cayó en la segunda categoría. Alejandro Garaizar. (Creador de: «Cincuenta Palabras») …Quien tenga la oportunidad de tener este libro en sus manos podrá comprobar que estas casi doscientas historias sorprenden y se salen de lo común, aunque provengan de lo cotidiano; el aderezo de lirismo, intensidad y recovecos las vuelve originales, unas perlas creativas que abarcan multitud de temas, con sorpresa final asegurada. Ángel Saiz Mora
Mientras espera a que la atiendan en un estanco al que ha entrado para comprarle tabaco a su marido, Valeria Cossati, la protagonista de esta novela, cediendo a un impulso irrefrenable, le pide al dependiente un cuaderno de tapas negras que ha visto en el escaparate. A pesar de que al principio el estanquero le advierte de que ese día, por ser domingo, tiene prohibido vender nada que no sea tabaco, al final accede a su petición. Unos días después, Valeria comienza a escribir un diario en ese cuaderno. En las entradas de su diario, que abarca unos siete meses y que escribe a escondidas de su familia en los pocos ratos libres que le dejan sus tareas domésticas y su trabajo en una oficina, la protagonista va dejando constancia, sobre todo, de los sinsabores de su vida familiar: la difícil relación que mantiene con sus hijos, especialmente con su hija, Mirella, una muchacha independiente que está enamorada de un hombre bastante mayor que ella y que tiene claro que no quiere llevar la vida que ha llevado su madre; la atonía que preside la relación con su marido, Michele; los sacrificios que constantemente tiene que hacer por los miembros de su familia; sus apuros económicos… El cuaderno prohibido, novela ambientada en la Roma de los años cincuenta del siglo pasado, es, ante todo, el ejercicio de introspección descarnado de una mujer de mediana edad, gracias al cual cobra conciencia de que está encerrada en una jaula cuya puerta solo ella puede abrir.
En este libro inolvidable relata la verídica epopeya de Gladys Aylward, misionera en China y fundadora de centros benéficos en la región de Yang Cheng en cuya cárcel dominó un motín, y convirtió al mandarín al cristianismo. Al producirse la sangrienta invasión japonesa, Gladys organizó la huida de gran número de huérfanos chinos, a los que arrastró consigo en un terrible éxodo que dañó seriamente su salud. Tras una estancia en Inglaterra, partió de nuevo para Hong-Kong y Formosa donde, sostenida por la gratitud de muchos de los que ella rescató siendo niños, prosiguió su trabajo una de las más admirables mujeres de esta generación.
Fue llevada al cine en 1958 por Mark Robson, protagonizada por Ingrid Bergman y Curd Jürgens.
HAY algo fascinante y misterioso en este extraño libro, algo que provoca a la vez admiración y asombro: cómo una sencilla ¿sencilla? historia de amor, de frustración y muerte puede encerrar tanta belleza, tanto interés, tanta melancolía. Quizá porque en sus personajes, atrapados entre un amor casi fantástico y una amistad no menos fantasmal, condenados a soportar la carga de «una amistad más patética que un gran amor», reconocemos la adolescencia perdida, la sorprendente fatalidad de las cosas, el hundimiento de los misterios. Como ha dicho Gabriel García Márquez, este libro poético y cruel es uno de esos libros que no se debe dejar caer en el olvido.
La súbita irrupción del infierno en un día de verano. Represalia es la cruda descripción del horror desencadenado por el ataque aéreo a una ciudad alemana en julio de 1944, el relato preciso de lo que ocurre durante sesenta y nueve minutos en el interior de los aviones atacantes y en los refugios antiaéreos o en los sótanos enterrados bajo los escombros, la crónica de lo que pasa en las calles bajo una lluvia de bombas. Represalia se publicó por primera vez en 1956, y se dio de bruces con la incomprensión de la crítica y de los lectores: el libro avivaba recuerdos en una época en que los alemanes preferían concentrarse en el presente y el futuro del país. Pero la obra se reeditó en 1999 y desde entonces está considerada una de las mejores novelas sobre esa locura que es la guerra.
¿Qué tiene que suceder para que nos veamos obligados a redefinir nuestra idea de la infancia? La aparición de treinta y dos niños violentos de procedencia desconocida trastoca por completo la vida de San Cristóbal, una pequeña ciudad tropical encajonada entre la selva y el río. Veinte años después, uno de sus protagonistas redacta esta República luminosa, una crónica tejida de hechos, pruebas y rumores sobre cómo la ciudad se vio obligada a reformular no solo su idea del orden y la violencia sino hasta la misma civilización durante aquel año y medio en que, hasta su muerte, los niños tomaron la ciudad.
Tensa y angustiosa, con la nitidez del Conrad de El corazón de las tinieblas, Barba suma aquí, a su habitual audacia narrativa y su talento para las situaciones ambiguas, la dimensión de una fábula metafísica y oscura que tiene el aliento de los grandes relatos.
«Respira» es la cruda confesión de la joven Charlène Boher, que a los 17 años fue acusada de asesinar a su gran amiga. Desde su celda, desvelará con total frialdad las razones de su «locura», de su adolescencia torturada, tan llena de vacío afectivo y conflictos no resueltos. El fuerte vínculo que se establece entre estas dos compañeras de clase las lleva, poco a poco, a un descubrimiento terrible de sus verdaderas personalidades. Una atracción sincera y una amistad que acaban mezclándose con el lado oscuro de las dos jóvenes: celos, humillaciones, obsesión y crueldad se barajan como desencadenantes de un crimen que «obliga» a Charlène a enfrentarse, hasta el fondo, con su locura. Esta primera novela de la joven autora Anne-Sophie Brasme, que escribió con 16 años, engulle al lector desde el comienzo y le introduce en ese laberinto de la obsesión que, desafortunadamente, ha acogido a algunos jóvenes de nuestro siglo XXI.
Considerada por la revista «TIME» una de las cien mejores novelas de todos los tiempos, la comprensión de «Retorno a Brideshead» requiere ciertas claves interpretativas, algunas de ellas proporcionadas por Evelyn Waugh en el prefacio de la obra, que ofrece «a una generación de lectores jóvenes más bien como un recuerdo de la segunda guerra mundial que de los años veinte o treinta, en los que aparentemente se desarrolla la historia». Escrito el libro en los años 1943/44, con ocasión de una convalecencia que alejó al autor de los frentes de la batalla, el rechazo psicológico de restricciones y privaciones se traducirá en el sibaritismo de los protagonistas y su entorno. Asimismo, el marco de referencia, una impresionante mansión nobiliaria en la campiña inglesa, obedecía a la oposición al abandono, deterioro y maltrato de estos monumentos, cuya continuidad se hallaba entonces seriamente comprometida. Faltan, empero referencias explicativas de la elección del tema central o de la estancia en Oxford con que se inicia la trama. El argumento axial, la manifestación de la gracia divina (arrepentimiento final de Lord Marchmain, adiós definitivo de Julia a Charles o, la «llamita rojiza» ante el sagrario, causante de que el agnóstico Charles Ryder acabe por parecer «mucho más contento que de costumbre»), guarda, sin duda, estrecha relación con la conversión al catolicismo del propio Evelyn Waugh. Resonancias autobiográficas poseen también los años en Oxford, universidad en la que Waugh se licencia en Historia Moderna, precisamente en la Facultad en la que se inscribe Charles Ryder. En cuanto a la ambigua amistad de Sebastian Flyte y Charles Ryder, es de resaltar la valoración que de la misma hace Cara, la mundana y experimentada amante de Lord Marchmain. En este terreno, las trayectorias de ambos amigos no sólo resultarán divergentes sino opuestas. Por último, subrayemos que la extraordinaria novela ha sido argumento de una de las mejores y más logradas series televisivas inglesas, con actores y ambientaciones de excepcional calidad.
Considerada una de las mejores novelas de Henry James, El retrato de una dama —una «historia sencilla»— gira en torno a la joven y atractiva Isabel Archer, quien se ve obligada a trasladarse a Inglaterra desde su Estados Unidos natal. Una vez allí, establece distintas relaciones con otros americanos trasplantados, así como con la sociedad británica. La belleza y distinción de las que hace gala no pasan inadvertidas y son varios y de distinta laya los que la pretenden. Su elección final la llevará, paradójicamente, a poner de manifiesto toda su grandeza. Dos épocas distintas, dos formas diferentes de narrar el mundo, dos personas con un talento fuera de lo común. Esta edición de Retrato de una dama, que se publica en conjunto con el estreno de su versión cinematográfica, quiere celebrar el encuentro de Henry James, uno de los escritores más emblemáticos de la literatura anglosajona, con la joven realizadora que, sin ninguna duda, más impacto ha causado en los últimos años por la profundidad de su lenguaje visual y la originalidad de sus imágenes. Jane Campion, que saltó a la notoriedad con la adaptación de la novela de Janet Frame, Un ángel en mi mesa, y se consagró definitivamente con la tan polémica memorable El piano, se ha impuesto a sí misma el desafío más importante de su carrera: transformar en luz y movimiento nada menos que Retrato de una dama, obra maestra de la narrativa de todos los tiempos y lectura imprescindible para todos aquellos que aprecian el arte de novelar. La solidez de su estructura, la aparente sencillez del relato, los perfiles nítidos y precisos de los personajes, la suntuosidad de sus descripciones y, quizá lo más importante, esa inquietante tensión soterrada que acompaña al lector durante toda la historia hacen de esta novela un auténtico monumento a la escritura. Versión cinematográfica de 1996 de Jane Campion con el siguiente reparto: Nicole Kidman, John Malkovich, Barbara Hershey, Mary-Louise Parker, Martin Donovan, Shelley Winters, Christian Bale, Richard E. Grant, Viggo Mortensen, John Gielgud, Valentina Cervi, Shelley Duvall.
Narrada en la voz de una joven mujer, Retrato en sepia es una magnífica novela histórica, situada a finales del siglo XIX en Chile, y el retrato de una portentosa saga familiar en la que reencontramos algunos personajes de Hija de la fortuna y de La casa de los espíritus , novelas cumbres en la obra de Isabel Allende.
El tema principal es la memoria y los secretos de familia. La protagonista, Aurora del Valle, sufre un trauma brutal que determina su carácter y borra de su mente los primeros cinco años de su vida. Criada por su ambiciosa abuela, Paulina del Valle, crece en un ambiente privilegiado, libre de muchas de las limitaciones que oprimen a las mujeres de su época, pero atormentada por horribles pesadillas. Cuando debe afrontar la traición del hombre que ama y la soledad, decide explorar el misterio de su pasado.
Una obra de extraordinaria dimensión humana que eleva la narrativa de la autora a cotas de perfección literaria.
El encuentro con antiguos compañeros de estudios, veinticinco años después de acabar el bachillerato, despierta en el juez de instrucción Ernst Sebastian recuerdos que creía borrados para siempre. Entre los que no acuden a la cita está Franz Adler, el alumno más prometedor de la clase, el poeta, el que suscitaba la admiración de profesores y estudiantes. Una vez en casa, Sebastian no puede impedir rememorar su amistad con Adler y mientras las imágenes se agolpan frenéticamente en su cabeza, decide escribir lo que se revelará como la historia de una culpa largamente silenciada. Reunión de bachilleres, que data de 1928, narra cómo un grupo de jóvenes puede empujar al más brillante de sus miembros a un cruel proceso de autodestrucción, al tiempo que constituye un fidedigno retrato de una generación a la que le tocó vivir entre dos épocas, al final del imperio austríaco.
Quizá se equivocó quien dijo que todas las familias felices se parecen, porque incluso la charla cordial de una familia reunida alrededor de la mesa revela el malestar de quien come y calla, la angustia de quien habla demasiado, y el vacío que deja ese plato puesto para alguien que nunca acudirá a la cena. Pearl, una mujer de ochenta y cinco años, no quiere caminar hacia la muerte sin recordar antes los momentos importantes de su vida, empezando por aquella noche de domingo de 1944 en que su marido puso cuatro trapos en una maleta y le contó que se iba, sin explicar dónde, sin decir si y cuándo volvería. A la mañana siguiente, faltaba alguien en la mesa del desayuno, pero la mujer no se atrevió a contar la verdad a sus hijos; lo que hizo fue aprender a disimular, educando a Cody, Jenny y Ezra como mejor supo, pero olvidándose a menudo de regalarles caricias y buenas palabras. Los años fueron pasando, y ahora Cody es un hombre obsesionado por acumular afecto y dinero que no le pertenecen y Jenny busca una felicidad improbable en los hombres que la acompañan. Ezra es el único que parece disfrutar de la vida entre las cuatro paredes de su restaurante: es allí donde la familia se reúne, pero siempre hay un sitio vacío a la espera de que alguien llegue o vuelva… Alrededor de ese vacío, de ese plato abandonado, Anne Tyler ha construido un mundo donde cada lector encontrará su propia historia.
“El doctor Guevara, médico, como yo, asmático, como yo, revolucionario, como nosotros, utilizado, engañado, envuelto en la trampa de su propia soberbia... ¿Y sabes qué es lo peor de todo? Que lo sabíamos, que sabíamos que era un pelotudo al que Fidel, el comandante de los sueños, había traicionado, y sin embargo seguíamos esforzándonos por repetir su carrera...” Así rememora sus años de militancia Pablo Estévez, un comunista argentino afincado en España, que recibe al hijo de un antiguo camarada y se ve obligado a repasar ante él los verdaderos móviles que se agazapaban tras aquellos ideales por los que ambos lucharon. Amargo y desengañado, Estévez empieza evocando la frase profética del alcalde de París a los manifestantes del Mayo del 68 -«¡Idiotas! ¡Si dentro de diez años todos seréis notarios!»- y va desgranando los pasos de su propia aventura dentro de aquella gran ilusión colectiva que tenía que conducirle, a lomos de un caballo blanco (eso soñaba), hasta la definitiva marcha triunfal... Con una mirada lúcida e implacable, Horacio Vázquez-Rial lleva a cabo en Revolución un apasionante v apasionado ajuste de cuentas con los tópicos y consignas de la izquierda, que modelaron en todo el mundo a varias generaciones de jóvenes contestatarios.