Tarántula es una novela atípica dentro de la prosa narrativa. Escrita entre los años 1965 y 1966, aunque no publicada hasta 1971, el autor despliega una enorme capacidad para abrumar con el uso de metáforas y juegos de palabras que, como una auténtica catarata de imágenes, se ciernen sobre el lector impulsándolo a buscar conexiones entre ellas o servir de semilla, o sugerencia, hacia otras apenas insinuadas. Una novela que, en su momento, sembró el desconcierto entre admiradores y críticos y que ahora se puede disfrutar en edición bilingüe.
Cinco obras: las diminutas (por extensión: representadas deberían durar un minuto, con ese propósito fueron concebidas) «El arrebato del deportista en su asunción al cielo» y «El misterio en mitad de la vida ordinaria»; tensas como la cuerda de un piano y más breves que un cortometraje, «La habitación blanca», en la que los papeles de los doctores y de los pacientes se confunden y despistan al lector; «Valparaíso», la crítica a los medios de comunicación y sus fórmulas despiadadas para chupar el tuétano de quienes enfocan con sus objetivos; y «Sangre de amor engañado», quizá la mejor de todas, en la que tres familiares de un enfermo se plantean si ayudar a morir a ese hombre, sumido ya en un estado vegetativo. «La habitación blanca» se estrenó en el American Repertory Theatre en Cambridge, Massachussets, en abril de 1986 y se publicó en «American Theatre» en septiembre de 1986. «El arrebato del deportista en su asunción al cielo» fue estrenada en abril de 1990 por el American Repertory Theatre, en un festival de obras de teatro de un minuto. Se publicó por primera vez en «The Quarterly», vol. 15, 1990. «Valparaíso» se estrenó en el American Repertory Theatre el 29 de enero de 1999 y fue publicada, también en 1999, por la editorial Scribner. «El misterio en mitad de la vida ordinaria» fue escrita para una velada de teatro benéfica en el American Repertory Theatre y publicada en la revista «Zoetrope», vol. 4, 2000. «Sangre de amor engañado» se publicó en enero de 2006 en la editorial Scribner y fue estrenada el 27 de abril de 2006 en el Steppenwolf Theatre Company de Chicago.
Este volumen.contiene dos obras de teatro de los hermanos Manuel y Juan Zapata Olivella, destacados médicos colombianos, escritores y artistas como otros miembros de su talentosa familia: el drama de «Caronte liberado», inspirado en la antigua leyenda, con el severo estilo clásico, y una divertida comedia, «La bruja de Pontezuela». Dos producciones que enriquecen —sin duda alguna— la literatura colombiana.
Poco más de veinte años de escritura le valieron a Antón Chéjov (1860-1904) un lugar revolucionario en la historia del teatro occidental. «La gaviota, Tío Vania, Las tres hermanas» o «El jardín de los cerezos», cambiaron los rumbos del realismo, abrieron las puertas a muchas de las principales poéticas del teatro moderno y sentaron las bases tanto de la expresión minimalista como de un realismo no naturalista que propició las mezclas con otras estéticas. En una carta a Grigorovich del 9 de octubre de 1888 Chéjov escribía: «Sigo sin tener posición política, religiosa o filosófica firme. Cambio todos los meses; por eso estoy obligado a atenerme a contar cómo mis héroes aman, se casan, hacen hijos, mueren y hablan». Así de simple, así de complejo.
Las siete obras del gran dramaturgo sueco reunidas en este volumen corresponden a su periodo de madurez, a la época en que abandono la ortodoxia naturalista para construir una nueva realidad en la que el sueño se entrelaza con la vigilia, iluminando las zonas mas inexploradas de la mente humana.
'Te dejé en Lisboa'es un conjunto de relatos de Emma Cotro, una escritora que lo es desde siempre, por eso este no será el último libro con el que nos deleite una autora con una gran experiencia vital y con una pluma elegante, de la sencillez con la que se escriben los grandes libros. A Emma Cotro se le amontonan los cuentos porque tiene muchas cosas que decir, y en este volumen nos encontramos con relatos de todo tipo, a manera de antología personal.
Una novela desbordante, llena de historias y personajes malditos más allá del tiempo. Escondida entre riscos lejanos, en algún remoto lugar de las Guillerías transitado por cazadores de lobos, bandoleros, emboscados, carlistas, hechiceras, maquis, pilotos de rally, fantasmas, bestias y demonios, la masía Clavell se agarra al suelo como una garrapata. Es una casa, sobre todo, habitada por mujeres, y donde un solo día contiene siglos de recuerdos. Los de Joana, que para encontrar marido hizo un pacto que inauguró una progenie aparentemente maldita. Los de Bernadeta, a quien le faltan las pestañas y, de tanta agua de tomillo que le vertieron en los ojos cuando era una niña, acabó por ver lo que no debía. Los de Margarida, que en vez de un corazón entero tiene uno de tres cuartos, rabioso. O los de Blanca, que nació sin lengua, con la boca como un nido vacío, y no habla, solo observa. Estas mujeres, y más, hoy preparan una fiesta.
Tejas Verdes, el diario de un campo de concentración en Chile, escrito en 1974, ha sido traducido al inglés, sueco, holandés, danés, noruego, alemán, portugués, húngaro e italiano. Constituye un documento espeluznante sobre la represión en Chile, bajo la Junta Militar.
Esta colección de ficciones, ensayos y crónicas puede entenderse como una fervorosa defensa de la creación literaria, o como un llamado a desobedecer las reglas del juego, o como el resultado de una obsesiva (y compulsiva) reflexión en torno de las palabras. O como todo eso a la vez, o como nada de eso, porque, como anuncia su título, este extravagante y delicioso libro apunta en múltiples direcciones, se resiste a ser una sola cosa.
Cuando Nuria, que trabaja de dibujante en una revista satírica, se queda sin empleo a causa de los recortes, se enfrenta a las avispas que duermen en la infancia. Una llamada telefónica es el aguijón que lo desencadena todo. Su verdadero padre, del que ella y su hermano Raúl perdieron el rastro hace años, ha reaparecido. Y está en la UCI. Su infancia luminosa con él, los encontronazos con su madre, su miedo a las avispas, un terror que Nuria conjura dibujándolas obsesivamente, emergen con fuerza, en contraste con su vida presente, insegura y precaria. Nuria va a descubrir por fin la historia oculta de su progenitor, los motivos por los que la abandonó, y tal vez entender muchas cosas, y darse una segunda oportunidad cuando plante cara a los últimos avisperos del jardín.
Dalia Gutmann nos tiene acostumbrados a hacernos reír, y no es que haya renunciado a ello. Lo vuelve a hacer en Tengo algo para decir, pero a la manera que lo hizo en Entregada al ridículo. Se anima sin vergüenza al relato biográfico, confesional, reflexivo. Dalia se anima sin vergüenza al relato biográfico, confesional, reflexivo, y muestra el revés de la calza, el agujerito de la remera con la que duerme, los mocos y las lágrimas. La pareja, la familia, la maternidad, el miedo a morir, las pérdidas, las ganas, la vocación: todo pasa por su tamiz. Con el estilo directo libre que le es propio. Es una mujer en sus 40, adulta y madura, que repasa su vida y cuenta por primera vez -sin perder el humor y la ironía que ya son su marca personal- miedos y dolores que no le conocíamos. Franca y revoltosa, fiel a sí misma. Dalia.
«Siempre que leemos un buen poema, por muy acostumbrados que estemos a leer poesía, sentimos esa tensión; podemos aprender a disfrutarla.» Este libro no es un manual, pero logra que el lector, de un modo natural, sutil y un tanto inesperado, descubra y aprenda a emplear sus propios recursos para abordar un poema (y se libere de ciertas trabas). Tampoco es una historia de la poesía, pero en él lo contemporáneo se conecta con una larga tradición que abarca diversas disciplinas artísticas, de modo que vemos con nuevos ojos tanto lo antiguo como lo moderno. ¿Qué ocurre cuando el sentido se abre, cuando conviven la precisión y la imprecisión, cuando irrumpe lo prosaico? ¿Cómo participan la ironía, la debilidad temática, las repeticiones, las imágenes o los símbolos en la construcción del sentido? Mariano Peyrou nos invita a disfrutar de la tensión de explorar un territorio extraño, a entregarnos a la fascinación que genera esa extrañeza y a encontrar un espacio desde el que leer, mirar y pensar de forma diferente. En el camino, una cuidada selección de poemas (de Baudelaire, Dickinson, Eliot, Stevens, Parra, Szymborska o Ullán, pero también de Shakespeare, Góngora o Blake) ilustra las distintas dimensiones exploradas. Pero los poemas, conectados con numerosos ejemplos provenientes de otras disciplinas (Duchamp, El Veronés, Beethoven, Stravinski, Darwin o Freud también están en estas páginas), son sobre todo el terreno ideal para que el lector se deleite estrenando su nueva mirada.
Este libro comienza asegurando que la primera grabación de voz que se conoce es la de Walt Whitman recitando, en el año 1890, su poema America. Antes de esa fecha, y sin registros sonoros disponibles, no tenemos ni idea de cómo sonaba el habla. Si oyéramos hoy a un romano del siglo I decir rosae quizá oiríamos algo parecido al rugido de un tigre o el sonido de una máquina. Y es que todas las cosas tienen su «línea año cero», el lugar más allá del cual lo inventamos todo: ahí comienza la ficción. Y este libro termina desplegando toda una teoría alternativa acerca de qué es un producto artístico y qué es una máquina y un organismo, produciendo así nuevas acepciones a los conceptos «natural» y «artificial». Entre medias, y por un camino tejido con una personalísima red de metáforas que aúnan lo poético y lo científico, veremos pasar cosas como una aeronáutica interpretación del Ángel de la Historia benjaminiano, o el porqué de la identidad de Occidente forjada en la idea del viaje y en la construcción de «el otro», o páginas que arrojarán nueva luz a las artes contemporáneas especialmente al apropiacionismo, o sabremos qué significa hoy la fragmentación y el ruido en la comunicación. De un disco de New Order al caballo que Nietzsche abrazó en Turín, del cine de Chris Marker a Lady Gaga, de las teorías de sistemas complejos a los Durmientes de Efeso, de la mitología del romanticismo a la no menos imposible mitología pop, o del porqué del reciente colapso económico mundial al «Blues del Bosón de Higgs» que cantó Nick Cave, todo viene en este libro a resignificar nuestra cotidianidad. Teoría general de la basura fundamenta su principio en que no elaboramos artes y ciencias a través de la excelencia sino utilizando la basura pasada, los residuos que sin querer nos dejaron otros. Un libro que plantea una muy original ontología y epistemología de nuestra contemporaneidad: en los residuos de nuestro presente se hallan los genes culturales del futuro próximo.
«Teorías» reúne distintos estudios y reflexiones del pensador y escritor Macedonio Fernández (1874-1952) que revelan al gran filósofo argentino del siglo XX. Su aporte indiscutible a la filosofía latinoamericana ha sido valorizado en las últimas décadas por múltiples estudios nacionales e internacionales. La severidad y la profusión de los diferentes enfoques, la originalidad de las arriesgadas meditaciones y los encuadres teóricos propuestos por Macedonio, permiten suponer que la falta de metodología y el desprecio del saber académico, atribuidos en tantas oportunidades a un mítico y exótico Macedonio, fue solo una manera de menospreciar al autor de una auténtica revolución ideológica, que a través de las variadas teorías agrupadas en este libro prefigura su verdadera dimensión en el ámbito mayor de la historia del pensamiento latinoamericano. Un filósofo que, como sostuvo Arturo Roig, aunque ajeno a cualquier academia, «fue un conocedor actualizado del saber filosófico de los grandes centros mundiales». Macedonio expone sus trabajos sobre la crítica de la eudemonología, las teorías del valor-esfuerzo, del Estado, la salud, el arte, la novela y la humorística en los que propone una filosofía que por indagar desde sus propias inquietudes no merece denominarse escuetamente autóctona sino creativa.
La pareja de Elisa y Reno tiene los días contados: mientras se esfuerzan por seguir juntos, crece la fuerza que los conduce a la separación. Dos adolescentes sueñan con hacer un viaje en auto, pero al terminar el colegio todo lo sólido se desvanece. Un hombre recorre la casa que habitó veinte años atrás y se lo relata en vivo a su exmujer. Tomás acaba de ser padre, Erica está divorciada, y la atracción que sienten entre ellos parece salvarlos del fin del mundo. Escritos con un estilo propio y despojado, los relatos de Francisco Bitar son directos y emocionales y tienen el poder de transitar por lugares profundos, a veces desoladores. Sus personajes, treintañeros a los que les cuesta madurar, pierden el equilibrio de sus vidas y lo restablecen con lo que encuentran a mano. En Teoría y práctica, Bitar expresa con tono poético conflictos que erosionan la individualidad, el amor, la amistad y la vida cotidiana. Los derroteros de una generación pero también el tiempo errático de la autonomía están narrados desde el corazón de los hechos.
Esta novela es un brillante e implacable retrato generacional que sigue a un grupo de amigos en su peripecia vital por la Cataluña franquista, la disidencia francesa, la modernización de España y el declive físico y mental de todos y cada uno de sus miembros. Un viaje resumido a través de imágenes fugaces y saturado de estimulantes lisérgicos, tertulias parisinas, tabernas barcelonesas, viajes ampurdaneses, coros eslavos, visitas a Jünger… todo sazonado con la mirada lúcida y el humor característico de un escritor imprescindible para entender a toda una generación de intelectuales y literatos. La filosofía, la muerte, la paternidad, la frivolidad y la locura son solo algunos de los temas de una novela que, en cierto sentido, cierra un ciclo en la obra de su autor.
Las nociones de terrorismo, modernidad, burguesía y democracia conviven pacíficamente en el tránsito de los siglos XVIII a XIX. El primer acusado en la Historia de terrorista , esto es, de ser un agente o partidario del régimen del terror (según reza el diccionario de la Academia Francesa de 1798, que inagura el término), no fue ni un anarquista, ni un comunista, ni un neonazi, ni un abertzale, ni un yihadista, sino el neonato Estado liberal francés, la primera democracia moderna de Europa.
Con esto muy presente y con España hecha un barrizal tras la invasión napoleónica, en 1816 un grupo de españoles urdió un plan para convertir su Reino, aburrida cocinilla de Dios, en Estado, flamante máquina humana. Entre ellos había algún prohombre de la resistencia contra los franceses y algún líder de la guerrilla, pero la mayoría eran militares degradados sin más muda de ropa que el uniforme, exguerrilleros vueltos mendigos, sastras cuyas confecciones eran censuradas por la Iglesia y poetas cansados de neoclasicismo y por ello ninguneados en las imprentas ilustradas.
El plan no consistía ni en un pronuncionamiento, ni en un motín popular, ni en una conjura palaciega, ni en una revolución a la francesa. Lo que la historiografía dio en llamar "la Conspiración del Triángulo" constituyó una infrecuente experiencia de rebelión en la que desclasados de diversos escalones de la jerarquía social se aliaron y hasta invirtieron sus roles de clase, género y raza. Cristina Morales narra en Terroristas modernos el forjamiento de esas alianzas políticas inesperadas, la intrahistoria de esa subversión, y traslada los profusos conflictos de la trama al estilo literario, problematizando el lenguaje y el sustento ideológico del lector.
El rescate de un importante título en la bibiliografía de uno de los más grandes escritores franceses de este siglo. André Gide se sirvió de este mito griego para analizar en profundidad los objetivos últimos del comportamiento humano e intentar dar respuesta a los grandes interrogantes. «Me resulta reconfortante pensar que después de mí, gracias a mí, los hombres se reconocerán más afortunados, mejores y más libres». Teseo, anciano y sabio, con actitud serena ante su destino, ¿no es acaso André Gide, llegada la hora del balance? La audacia de Teseo le llevó a actuar por el bien de los hombres. Huyó de las trampas del Laberinto. Fundó Atenas, capital de las ideas. Y, sobre todo, fue en todo momento una persona clarividente.
Desde los primeros intentos por rescatar a la literatura medieval del olvido y el desprecio de los hombres del Renacimiento, François Villon (François de Montcorbier, 1431-1463) fue considerado el único gran poeta francés de esa época incierta. Poeta truhán, «habitué» de las tabernas, pedigüeño sin suerte en diversas cortes, asesino y místico, amigo de las prostitutas, suscitó más que otros las simpatías de los escritores románticos. Y hasta principios de este siglo fue su leyenda la que prevaleció por sobre el conocimiento de su obra, difícil e involuntariamente obscura, enclavada en su tiempo histórico y su itinerario personal (hombres que conoció, personajes del París de mediados del siglo XV, secretos que apenas se dejan adivinar, ya que buena parte de la obra de Villon fue escrita para goce de sus cómplices, por lo que está sembrada de alusiones obscuras y sugestiones). Durante el siglo XX el interés despertado por la Edad Media impulsó al estudio crítico de sus textos por parte de muchos investigadores (en la Argentina, Rubén Abel Reches ha logrado, sin duda, la mejor versión española de los «Testamentos»).
El 25 de agosto de 1968 tuvo lugar en Chicago la Convención del Partido Demócrata. Cinco mil personas entre anarquistas, pacifistas, hippies, comunistas, exponentes de la nueva Izquierda, radicales, militantes negros, llegaron a la ciudad y se acamparon en el Lincoln Park. Junto a Ginsberg estaban Norman Mailer, William Burroughs, Jean Genet. La respuesta de las Fuerzas Armadas, inmediata, masiva y violenta hizo historia. Soldados, agentes de policía, detectives del FBI, un total de 24.000 hombres se lanzaron en una despiadada caza al hombre. Aunque un informe oficial estableció que la violencia fue provocada por las fuerzas del orden, los organizadores de las protestas de Chicago fueron procesados y condenados. Delante de los jueces desfilaron las personalidades más representativas de la nueva cultura norteamericana: entre ellos por supuesto estaba Allen Ginsberg. Durante el interrogatorio y el contrainterrogatorio, el autor de Aullido salmodió y recitó sus poemas, indiferente a toda clase de burlas por parte de la corte y determinado a explicar las razones profundas de aquellas protestas. Testimonio en Chicago recoge las actas del interrogatorio con un prólogo de Fernanda Pivano y la crónica de la comparecencia de Ginsberg delante de los jueces que se publicó en The New York Review of Books en 1970 firmada por Jason Epstein, editor, escritor, periodista y co-fundador de la revista.