En cierta ocasión, hace ya mucho tiempo, vi un fantasma. Y luego, cuatro años después, vi otro. El primer fantasma era amable, incluso olía bien. A nardos. Era el espíritu de Beatriz Obregón; gracias a ella encontré las Lágrimas de Shiva, un fabuloso collar que había estado perdido durante setenta años. El segundo fantasma fue mucho menos amable. Daba miedo y, desde luego, no olía precisamente a nardos. Tuve un desagradable encuentro con él en la Mansión Kraken, poco después de oír hablar por primera vez del Círculo Escarlata, una oscura y siniestra secta tan antigua como el tiempo. Eso ocurrió en el verano de 1973, cuatro años después de mi estancia en Villa Candelaria, el hogar de mis tíos y mis primas, los Obregón. ASÍ COMIENZA LA CONTINUACIÓN DE LAS LÁGRIMAS DE SHIVA. ¡TE APASIONARÁ!
El detective de la policía Harry Lyon es un perfeccionista al que le agradan los trajes impecablemente cortados, su piso inmaculadamente limpio y sus casos de homicidio extremadamente claros, pero Connie Gulliver, su compañera, le convida a abrazar el caos: una extraña profecía le anuncia su propia muerte y una pesadilla surreal viene a sustituir el antiguo orden por un acoso de extrañas sorpresas y peligros inimaginables. Un viento de terror lo envuelve y se comunica al lector, a quien Dean R. Koontz, el maestro indiscutido en estos temas, lleva por senderos de emoción insuperable.
Paris 1915. Una tarde lluviosa, un pintor gravemente enfermo, por primera vez sintió que sus trazos salían desde su alma; sintiéndose morir, no dejaba de pensar en el tiempo que se le agotaba, y pintó su obra maestra como ofrenda al tiempo, suplicándole que le permitiera vivir para ver su creación terminada. Conmovido por la belleza de la pintura y la humildad del viejo pintor, el tiempo lloró por no poder detenerse; y el regalo que no pudo darle al artista, por no tener el poder de engañar a la muerte, se lo dio a la pintura. Con su último aliento, el pintor dio la pincelada final, sin saber que el mismo tiempo que se le agotaba, era quien le estaba inspirando. “Aquél que pueda sentir la belleza de este cuadro con el alma, podrá también volver al día y al lugar donde se concibió”...
En la conservadora comunidad de Oceandrive hay un grupo de mujeres que se reúnen en torno a la iglesia de Upper Room a contar los chismes del pueblo: tres jóvenes, Nadia, Luke y Aubrey se enredan en un triángulo amoroso.
Cuando llegó a Córdoba capital para estudiar en la universidad, Camila Sosa Villada fue una noche, muerta de miedo, a espiar a las travestis del Parque Sarmiento y encontró su primer lugar de pertenencia en el mundo. «Las malas» es un rito de iniciación, un cuento de hadas y de terror, un retrato de grupo, un manifiesto explosivo, una visita guiada a la imaginación de su autora y una crónica distinta de todas. En su ADN convergen las dos facetas trans que más repelen y aterran a la buena sociedad: la furia travesti y la fiesta de ser travesti. En su voz literaria conviven Marguerite Duras, Wislawa Szymborska y Carson McCullers, con tonada cordobesa. «Las malas» es esa clase de libro que, en cuanto terminamos de leer, queremos que lo lea el mundo entero.
Muchas historias de adolescentes suelen hablar de sus primeros (des)amores. Esta no necesariamente. Las malas compañías podría resumirse como las andanzas de un joven a principios de los años noventa que, más allá de las alegrías y diversiones con sus amigos, se siente vulnerable y confundido al redescubrir su mundo. Así, los primeros encuentros con chicas y las primeras fiestas de la secundaria se entrelazan con las tardes de deporte en el barrio, las interminables caminatas nocturnas, las fugas del salón de clases y la adicción a lo que quizá marcó a toda una generación: los videojuegos. El hilo conductor de escenas no es más que el rock: otra droga que en ciertos momentos proporciona serenidad al protagonista y en otros lo lleva a actuar de manera impulsiva. Tras escuchar y leer todas las canciones que pasan por su cabeza, sus lectores contemporáneos y melómanos no podrán evitar hacerse una pregunta esencial: ¿Fueron los años noventa mejores que los ochenta? La respuesta podría estar en un clásico tema de R.E.M.: «Hey kids, rock and roll/ nobody tells you where to go, baby…». La música está incluida en el libro.
«Alguien puede llegar a la política por muchos motivos. Unos más legítimos, otros menos. También por error, por desidia. O por no saber decir que no». Román Sabaté entra al mundo de la política casi por casualidad, pero es allí donde se sella su destino. La permanente tensión entre la necesidad de trabajo de un joven de provincia y las ocultas intenciones del político que lo ha elegido como secretario privado es lo que mueve los hilos de esta novela: dos hombres en conflicto en una historia en la que hasta la paternidad está en juego. Magia, doble discurso o crimen, todo vale. Las maldiciones desnuda la verdad de la llamada «nueva política», basada en un pragmatismo absoluto que esconde la inescrupulosidad del engaño y la ambición sin límites. Claudia Piñeiro ha escrito una novela certera, conmovedora y actual, que pone el foco en las perversiones de los gobernantes, pero que también les hace lugar a las historias de lealtad y amor más verdaderas.
Carlo, que adoraba ver trenes, decide usarlos ahora como escondite; Hannah, que desde que se han llevado a su hermano, dedica las noches a contar estrellas; Émeline, que no quiere llevar la estrella amarilla cosida en el abrigo; David, huido del gueto de Varsovia con su violín. Las historias de cuatro muchachitos que, en una Europa destrozada por leyes racistas, viven en carne propia el horror de la deportación.
Teresa tiene en mente dos conseguir una plaza fija en el GREA —Grupo de emergencias de Andalucía— y a Julio —el mejor amigo de su hermano y único chico del que ha estado enamorada desde… desde que tenía pañales, si eso es posible—. Pero el destino es caprichoso y está lleno de sorpresas que te golpean con fuerza en un estrecho pasillo, y te dejan sin aliento, cambiándolo todo.Joon es un médico militar que aterriza en Granada para mejorar sus intervenciones durante situaciones de emergencia. Lo que no esperaba era toparse con ella en un pasillo oscuro, ni que lo dejara sin aliento el verde de sus ojos. Tampoco esperaba que no solo fuese a quedar deslumbrado por Granada sino también por esa mujer fuerte y decidida que parece no tenerle miedo… a casi nada.¿Tendrá ese encuentro, más parecido a la sacudida de un terremoto, futuro? ¿O será tan solo un destello fugaz?
Diversas personas relacionadas con una revista literaria de Nueva York reciben una misteriosa carta en la que se les amenaza de muerte. En ella, su autor les anuncia que tienen el plazo de tres días para descubrir en qué le ofendieron o, de lo contrario, pagarán su agravio con su propia vida. Paralelamente, alguien empieza a limpiar las calles de mendigos. El modus operandi es extraño: las víctimas aparecen desnudas, con la cabeza afeitada y sin que presenten rastro alguno de violencia. A medida que las investigaciones avanzan, la policía comienza a sospechar que quizá ambos casos tengan una extraña relación y que los empleados de la revista no le estén contando toda la verdad. Es posible, incluso, que la venganza que alguien está llevando a cabo no sea del todo injustificada.
«Las manos pequeñas» se encuadra en esa selecta nómina a la que pertenecen «Los chicos terribles de Cocteau» o «El señor de las moscas» de William Golding, retratos sin complacencias de la infancia, conmovedores e inquietantes por igual, tan bruscos como líricos, a imagen y semejanza de esa etapa de la vida que Sartre denominó «la edad de la violencia». Marina, de siete años, recién ingresada en un orfanato tras la muerte accidental de sus padres, se convertirá para todas sus compañeras en la admirada y la excluida, en la pauta que permitirá medir la vida que no se ha tenido y en el final del paraíso de la ingenuidad. Como en la vida, el dolor de amar lo que no se comprende se solapa al sufrimiento de no pertenecer al grupo, hasta que la imaginación crea estrategias para sobreponerse a la realidad e inventa el juego. Un juego que sólo podrá ser jugado seriamente, con la violencia con la que sólo se juega en la infancia.
¿Cuál es el peso de la familia en nuestras vidas, y cuál es el peso del dinero en nuestras vidas? ¿Qué sucede cuando una madre decide no cuidar de su hija, y qué sucede cuando una hija decide no cuidar de su madre? ¿Habríamos sido diferentes de haber nacido en otro lugar, en otro tiempo, en otro cuerpo? En esta novela hay dos mujeres; María, que a finales de la década de los sesenta deja su vida en una ciudad del sur para trabajar en Madrid, y Alicia, que nace más de treinta años después y repite su camino por motivos diferentes. Sabemos lo que las separa, pero… ¿Qué las une? ¿Qué les pertenece, qué han perdido? «Las maravillas» es una novela sobre el dinero. Una novela sobre la falta de dinero: sobre la manera en la que nos define el dinero que no tenemos. Es también una novela sobre cuidados, responsabilidades y expectativas; sobre la precariedad que no responde a la crisis sino a la clase, y sobre quienes —qué voces, en qué circunstancias— contarán las historias que nos permitan conocer nuestros orígenes y nuestro pasado. «Las maravillas» recorre las últimas décadas de la historia de España: desde el final de la dictadura hasta el estallido feminista, contado desde la periferia de una gran ciudad y en las voces —y en los cuerpos— de quienes no pueden manifestarse porque tienen que trabajar. En «Las maravillas», a su manera una novela de aprendizaje, hay también pisos compartidos, líneas lentas del transporte público, raciones en bares con platos salpicados de aceite. Y de nuevo: la falta de dinero. Sobre eso trata esta novela deslumbrante, que ya antes de su publicación sedujo a algunos de los destacados editores internacionales y se encuentra en proceso de traducción al inglés, italiano, portugués, griego y neerlandés. «Muy raramente coinciden el talento natural, la disciplina lingüística y la conmoción vital. Ese es el caso de Elena Medel, una de las grandes jóvenes poetas de nuestra lengua, cuya primera novela despliega una historia de intimidades crudas, asperezas sutiles y luminosa tristeza, que trabaja a partir de la conciencia de clase con fuerza moral, precisión estilística y honestidad narrativa». (Andrés Neuman). «Nació madura. La madurez y la complejidad de sus primeros poemarios daban miedo. Y envidia… Da la impresión de que, pese a su juventud, Elena lo ha leído todo y lo ha interiorizado todo con inteligencia. Transformando sus fuentes en algo original. Medel es una escritora que mantiene los ojos abiertos». (Marta Sanz).
Es casi imposible no concebir el futuro como una proyección ampliada del presente. Eso vale para Verne, pero aún más para Emilio Salgari, para quien el año 2000 significaba el punto de convergencia de todos los futuros posibles, la época en que éstos se cristalizarían en una especie de destino inevitable. Visto hoy, ese futuro se presenta como un abanico de posibilidades que año a año se va estrechando cada vez más, hasta quedar reducido a lo que definitivamente es. Las maravillas del 2000 se publicó por primera vez en 1907, pero puede presumirse que fue escrita en 1903, dado que en ella se brinda con champagne por nuestra resurrección en el 2003. Dos hombres, dispuestos a conocer el futuro, ingieren una poción que los mantendrá dormidos durante cien años. Al despertar (han dejado instrucciones precisas para que ello ocurra) conocerán las maravillas y los peligros del tercer milenio.
Con la publicación de «LAS MARAVILLOSAS NUBES», quinta novela de Françoise Sagan, y la primero editada en España, el lector de habla española podrá juzgar por fin sobre uno de los fenómenos literarios más sorprendentes de nuestros días. Las obras de esta célebre novelista francesa, breves, ligeras, hechas de pequeñas pinceladas y de sutiles sugerencias, que reflejan de un modo inimitable ciertos aspectos de una sociedad moderna, amoral y aburrida, han conquistado desde «BUENOS DIAS, TRISTEZA» hasta «LAS MARAVILLOSAS NUBES», el incondicional favor de todos los públicos. Duramente criticada y ensalzada sin medida, la Sagan ha conseguido que la publicación de sus novelas se produzca siempre dentro de un clima de expectación y apasionamiento.
El tiempo se detiene, los pitidos de los coches dejan de sonar para ellos, Kendra y Gael forman un atasco en hora punta en Madrid. En ese momento las mariposas los asaltan y se remueven en sus estómagos, por primera vez, para los dos. Arrancan los motores. ¿Quién es ese dios vikingo que la ha dejado sin habla?Kendra no podrá parar de sonreír pensando en su encuentro y en esos atrayentes ojos, olvidándose de Jon, su amigo y recién bautizado novio. Y el vikingo aparecerá, se colará en su vida poniendo todo patas arriba y a su fidelidad cuesta abajo. Sí juntos se ríen a carcajadas, si flotan cada vez que se miran y sus tripas se convierten en centrífugadoras cuando se tocan, ¿por qué no se lanzan? Tranquilos, para eso estoy yo… Habrá que darles un empujoncito.
Anna y Sergio se conocen de manera fortuita en unas vacaciones de verano y se sienten atraidos desde el primer momento. Pero todo se trunca cuando Sergio comete un grave error y no se vuelven a ver hasta cuatro años después, cuando se reencuentran en una circunstancia muy complicada emocionalmente para Anna y una de sus amigas .Volverse a ver provoca que los sentimientos vuelvan a aflorar de manera inmediata y las mariposas que revoloteaban a sus anchas por su estomago hacia cuatro años, resuciten animadas, aunque ambos se nieguen a admitir lo evidente. El acoso de un desconocido y el accidente de moto de Sergio, hacen que ambos se replanteen lo que sienten.Pero la vida da tantas vueltas… ¿será verdad eso de que las mariposas nunca mienten?
Los niños juegan con carne. Los edificios supuran dolor. El silencio devora las calles, salvo por ese cántico, esa letanía incomprensible que recorre las hileras de vehículos abandonados y se cuela en las entrañas abiertas del subsuelo. La ciudad ha cambiado.Él también lo ha hecho. Su raída bufanda oculta las llagas de su expresión descompuesta. Su corazón ha dejado de latir. Pero en su pecho, aún hay algo que emite un zumbido acompasado, estremecedor. Piensa en su hermana, en su madre, en aquella secta...... Y en la venganza.
En 'Las mañanas del café Rostand' Ismaíl Kadaré evoca el café en el que tantas horas pasó desde su primer encuentro con París al principio de los años setenta, gracias a que el régimen comunista, que imponía su dictadura en su Albania natal, tuvo a bien el permitirle salir del país unos días para trasladarse a la capital francesa a petición de su editor. Kadaré nos cuenta las primeras sensaciones que sintió al verse en París y la relación especial que desde entonces mantuvo con esta ciudad que años después le acogió permanentemente cuando pudo dejar su país. Durante años, cada mañana, aún hoy en día, ha pasado las horas escribiendo sobre una de las mesas del café Rostand, frente a los jardines de Luxemburgo. Por las páginas de 'Las mañanas del café Rostand' pasan los recuerdos de sus vivencias en Tirana y Moscú, sus amigos de juventud en una Albania opresiva y gris, sus primeras lecturas de 'Macbeth', su pasión por las tragedias griegas, la libertad que vive intensamente en sus paseos por París, los escritores a los que tuvo ocasión de conocer, las 'cosas inexactas, por no llamarlas 'irresponsables'' que se le 'ocurrían normalmente en España...'. El café Rostand simboliza esa vieja tradición de los cafés franceses centroeuropeos y balcánicos, punto de encuentro del arte, la cultura, la literatura y lugar de debate de las cuestiones cotidianas. Refugio del escritor y lugar de inspiración, el café Rostand como hilo conductor permite a Kadaré evocar los cimientos de su vida literaria, la de un escritor a caballo entre sus raíces y sus sueños.
Liarse con un hombre casado nunca es buena idea, sobre todo si lo haces en plena crisis de los treinta y convencida de que ahí fuera no hay nadie especial para ti. Pero eso es precisamente lo que hace Cris, desoyendo las advertencias de sus amigas. Para colmo de males, el reencuentro fortuito con su primer amor removerá antiguos sentimientos y le hará cuestionarse varios aspectos de su vida. ¿Logrará Cris sobreponerse a la peor crisis de los treinta jamás contada? Las medias naranjas no existen es una novela sobre el amor, la amistad y los impulsos que nos guían en nuestro camino. Habla sobre las dudas que todos tenemos, sobre el miedo, la nostalgia y la necesidad. Versa, en definitiva, sobre la vida y todo lo que trae consigo, desde un punto de vista humorístico y fresco pero no por ello carente de sentimiento.
¿Hay algo más absurdo que pillarte por tu mejor amigo? Sí: pillarte por tu mejor amigo y que este sea gay. Pero eso no será un obstáculo para la alocada, sexi y deslenguada Ire. Acostumbrada a conseguir todo lo que se propone, no tardará en pasar a la acción con un elaborado plan de acoso y derribo. El objetivo está claro, pero ¿se dará cuenta Óscar de las insinuaciones de su amiga? ¿Sobrevivirá su amistad al descabellado plan de Ire? ¿Logrará ella su propósito? Con Ire nunca se sabe... Al fin y al cabo, ¡sería el primer chico que se le resistiera! Ire, el personaje más querido de “Las medias naranjas no existen”, regresa para contarnos su propia historia de seducción imposible en esta disparatada comedia ¿romántica?...