Sam Lawson es hijo de una pareja de famosos cirujanos plásticos. Sus padres han diseñado para él una carrera prometedora en la clínica familiar. Sin embargo, un incidente hace que se replantee la medicina y decide trasladarse a Siria como voluntario. En Damasco descubre no solo las consecuencias terribles de la guerra. El azar y la curiosidad lo llevan hasta la tienda de especias de Nour, una joven que lucha por sacar adelante a su familia y que le descubre los matices y secretos del cardamomo. Ese encuentro inesperado supone para ellos un nuevo comienzo, una nueva ilusión en medio del caos. Diana Al Azem recorre Damasco a través de los recuerdos familiares, una ciudad ahora desolada que en otro tiempo fue un lugar hermoso, lleno de luz, y construye gracias a un estilo lleno de resonancias una historia bella y cruel, la prueba de que a pesar de la vanidad de los hombres, del odio entre fronteras, del dolor y de la huida, siempre hay un sitio para la esperanza. Una historia de amor puro, un homenaje a los miles de refugiados que luchan cada día por sobrevivir.
En medio del paisaje salvaje de Alaska, el matrimonio formado por Irene y Gary va a la deriva. Para cumplir un viejo sueño de Gary deciden construir una cabaña en un remoto rincón de la isla. Irene sospecha que el plan de Gary es el primer paso para abandonarla y pronto comienza a sufrir extrañas jaquecas y le asaltan recuerdos de un trágico pasado familiar. Cuando el duro invierno llega sin previo aviso, la pareja se ve sometida a una tensión insólita. Su hija mayor, Rhoda, intenta ayudarles aunque ella misma está atravesando una crisis personal. «Caribou Island» cuenta una tragedia demoledora, una historia ambientada en una tierra hostil a la vez que grandiosa. La novela tira de ese hilo vital que es la comunión con el entorno y sitúa a los personajes en un auténtico paraje animado, pero ni siquiera la idílica alianza con la naturaleza ayuda a los personajes a escapar de una amenaza terrible y constante.
Carmen Formoso Lapido nació en La Coruña, y en esta ciudad pasó la mayor parte de su vida. Su historia está marcada por la época que le tocó vivir. En su juventud sufrió las consecuencias de ser mujer en el sistema social diseñado por la dictadura, al que nunca logró adaptarse. Su madurez coincide con el final del franquismo y la transición democrática. Cuando, por fin, puede sentirse libre, cuando puede exigir ser tratada en pie de igualdad con el sexo opuesto, ya han transcurrido más de cuarenta años de su vida. Carmen Formoso Lapido quiso dejar escrita su historia, y para ello diseñó un argumento con un esquema temporal inverso al de su propia vida. Ella es ´Mamita Carmen´, la sabia, la que conoce el destino y acepta como inevitable la infelicidad de su nieta, pero con la certeza de su biznieta habrá de recuperar la dignidad de ser mujer, de ser libre para elegir su propio camino. Ella es ´Carmela´, la angustiada mujer que intenta en vano ser libre en un mundo en el que solo a los hombres les está permitido elegir su destino. Y ella es ´Carmiña´, la afortunada, la mujer que podrá mirar de igual a igual a los hombres, inteligente y bella, será dueña de su propia existencia. Incluye Prólogo con todos los datos acerca de la Querella Criminal presentada por Carmen Formoso contra Camilo José Cela y Editorial Planeta, S.A. por los Delitos de Apropiación Indebida y Contra la Propiedad Intelectual.
Inés Palou narra en esta novela autobiográfica la experiencia carcelaria de Berta, su alter ego. Encarcelada por una estafa hecha por su jefe, ingresa en prisión y nos cuenta con un lenguaje sereno y cercano sus impresiones, relaciones, aconteceres y descripciones del mundo carcelario. En una de las prisiones conoce a Senta, nombre ficticio de un personaje real, una chica joven y guapa encarcelada por haber asesinado a su amante, una mujer madura. Berta se enamora de Senta y vive feliz hasta que las separan. Es una historia atormentada y dura, y además basada en la propia experiencia de la autora, que acabó suicidándose después de un peregrinaje descorazonador por varias prisiones por la geografía del Estado.
«No hay un tiempo más peligroso para el alma que éste». El carcelero tiene su carcelero y éste al suyo y así al infinito. Tú y yo somos los eslabones finales de una larga cadena de sumisiones. Así está ordenado el mundo, mi joven amigo. ¿Hay otra salida? Eso dice el protagonista de uno de los nueve cuentos que integran esta obra, por donde Carolina Grau transitará como presencia sutil, como persona, como fantasma y como enigma, trazando siempre un fino halo de misterio. Los lectores se preguntarán si lo que leen son hechos de la imaginación, fragmentos de sueños o terribles realidades que permanecieron ocultas. La realidad también son las palabras, aunque a veces sirven de aplazamiento entre un horror y el siguiente.
Ésta es la lección o el recordatorio de Carolina y otras despedidas. Aquí no hay grandes amores tormentosos, viajes de descubrimiento a tierras exóticas, ni oscuros crímenes por resolver, sino sentimientos de los que no hablamos. Lo que el lector encontrará en cada uno de estos relatos es una ventana a un mundo privado: tan ordinario y excéntrico como es cada una de nuestras vidas.
Carolina y otras despedidas es un libro de cuentos sobre la pérdida y el reencuentro, un inventario de experiencias de la separación y una reflexión en mosaico sobre lo irreparable.
Un adolescente y su padre viajan por la España de 1974. El coche, un Citroën Tiburón, es lo único que poseen. Su vida es una continua mudanza, pero todos los apartamentos por los que pasan tienen al menos una cosa en común: el estar situados en urbanizaciones costeras, desoladas e inhóspitas en los meses de temporada baja. Bien pronto, sin embargo, tendrán que alejarse del mar y eso impondrá a sus vidas un radical cambio de rumbo. «Antes», comentará el propio Felipe, «no sabíamos hacia dónde íbamos pero al menos sabíamos por dónde».
Acabas de cumplir ochenta y dos años. Has encogido seis centímetros, sólo pesas cuarenta y cinco kilos y sigues siendo bella, elegante y deseable. Hace cincuenta y ocho años que vivimos juntos y te amo más que nunca. Te escribo para comprender lo que he vivido, lo que hemos vivido juntos.'Este es el comienzo del carta a D., una larga carta de amor que el filósofo y periodista vienés escribió a su esposa poco después de descubrir que estaba enferma. Un testimonio conmovedor por su sensibilidad, ternura y lucidez, por su coherencia y honestidad. Gorz y su esposa se suicidaron en Francia en 2007.
He aquí el inicio de una carta que constituye la piedra de toque y la clave de la concepción del mundo más angustiosa y atrayente del presente siglo: «Hace poco me preguntaste por qué digo que te tengo miedo. Como de costumbre, no supe darte una respuesta, en parte precisamente por el miedo que te tengo, en parte porque para explicar los motivos de ese miedo necesito muchos pormenores que no puedo tener medianamente presentes cuando hablo. Y si intento aquí responderte por escrito, sólo será de un modo muy imperfecto, porque el miedo y sus secuelas me disminuyen frente a ti, incluso escribiendo, y porque la amplitud de la materia supera mi memoria y mi capacidad de raciocinio».
Cuando Lola Goizueta, una reconocida y atractiva ejecutiva, aparcó su brillante carrera, estaba convencida de que se merecía ese tiempo sabático para dedicarse, por una vez en la vida, a su familia, su marido y sus pequeños hijos. Su estancia en Los Emiratos Árabes le permitiría dedicarse en cuerpo y alma a lo que era realmente "importante". Sin embargo, la exótica Dubái, iba a ser el punto de partida de un viaje hacia lo desconocido: el amor sin límites, el deseo prohibido, el descenso a los infiernos y el resurgir de una nueva Lola.
Cartas desde Dubái es un adictivo relato de hasta las tres vidas distintas que le tocó vivir a la apasionada española en un mundo que le era completamente ajeno. Su protagonista se debatió siempre entre la defensa de sus derechos y a del amor de su vida, eso sí, sin renunciar a ser ella misma.
Berlín, 1989. Mientras cae el muro entre el Este y el Oeste, Miriam Winter cuida de su padre moribundo, Henryk. Cuando llama a alguien llamado Frieda, y Miriam descubre un tatuaje de Auschwitz escondido debajo de la correa de su reloj, la historia secreta de Henryk comienza a desmoronarse. Buscando más pistas sobre el pasado de su padre, Miriam encuentra un uniforme de reclusa del campo de mujeres de Ravensbrück escondido entre las cosas de su madre. Dentro de sus costuras hay docenas de cartas a Henryk escritas por Frieda. Las cartas revelan la inquietante verdad sobre las mujeres jóvenes con las que experimentaron en el campo de exterminio. Y en medio de sus historias de sacrificio y resistencia, Miriam reconstruye una historia de amor que ha estado escondida en el corazón de Henryk durante casi cincuenta años. Inspirada por estas mujeres extraordinarias, Miriam se esfuerza por romper los muros que ha construido a su alrededor. Porque incluso en los momentos más oscuros, la esperanza puede sobrevivir.
«Hay un lugar donde las cartas van a morir. Hay quien espera una carta toda la vida». Así comienza esta novela marcada por el azar, la espera y los secretos. Cada mañana Miguel, el cartero de un pequeño pueblo, pasa por delante de la ventana de Ricarda. Ella espera desde hace años una carta, pero cuando ésta finalmente llega, ya es demasiado tarde. Luís, su hijo, queda marcado por la imagen de una madre melancólica, siempre esperando noticias, y comienza a trabajar en el departamento de «cartas muertas», el lugar a donde van a parar las cartas que nunca llegaron a su destino. Allí encuentra las cartas perdidas de «Paula», cuyo nombre le atrae de forma misteriosa e inexplicable.
Carácter tiene tres protagonistas: un padre, una madre y un hijo. En cierto sentido, el resto de los personajes, por muy importantes que parezcan, sólo sirven para acentuar la granítica unidimensionalidad de esos tres. Esto le da a la narración un aire mítico; cada uno de los protagonistas es esencialmente incapaz de comunicarse con los otros: está atrapado en su propia naturaleza sin posibilidad de escape. No conozco otro relato cuyos personajes se sometan de forma tan brutal al yugo de la información retenida, tanto que la trama (una batalla sorda entre padre e hijo donde la madre, que en su día se negó a casarse, jamás abandona su mutismo) parece desarrollarse en una cápsula de silencio. El padre es un monstruo salido de la tragedia griega; la madre, una santa de proporciones casi aterradoras; y el hijo debe vencer al padre que intenta destruirlo (aunque tampoco esto es seguro al concluir la historia).
Dos personajes frágiles, aunque con determinación, se ven implicados en un conflicto en torno a una casa. Una mujer desempleada, vive sola en una casa heredada de sus padres, en ella creció y vivió hasta quedar sola, después de su divorcio… Su casa paterna es todo lo que tiene. Pero el municipio le había estado enviando cartas por demora en pago de unos impuestos territoriales por una suma de 500 dólares, que ella ignoró deliberadamente, lo que significó que su propiedad saliera a subasta. Massoud, antiguo piloto del ejército iraní, se traslada junto con su familia a Estados Unidos. Allí invierte sus últimos ahorros en comprar una casa en subasta, que en su día perteneció a Kathy Niccolo, quien quiere recuperarla a toda costa. Lo que empieza como un puro trámite legal se convierte en un asunto personal de terribles consecuencias.
Es abril de 1970 y la imponente casa de los Caicedo, ubicada en uno de los barrios más distinguidos de Bogotá, se prepara para celebrar el aniversario de boda de los patriarcas de la familia: Alma Santacruz y el magistrado Nacho Caicedo. El día y los festejos avanzan, al mismo tiempo que un desfile de variados personajes —que entran y salen del lugar— entrelazan sus historias y sellan sus destinos en la vida, el placer y la muerte. Con ritmo vertiginoso y prosa explosiva, Evelio Rosero regresa con una rocambolesca tragicomedia que destila dosis de humor negro y de drama, y hace un retrato lapidario de una sociedad acostumbrada a seguir de fiesta al ritmo de sus pasiones mientras se desata la catástrofe. Casa de furia es una historia que remueve cimientos y sumerge al lector en preguntas fundamentales sobre Colombia, la condición humana y el origen de la violencia.
Las raíces directas del teatro actual se encuentran en la obra de Henrik Ibsen (1828-1906), quien no sólo puso los cimientos de la escena moderna, sino que dio expresión a muchos de los problemas del mundo contemporáneo. El tema constante a lo largo de su teatro —la mujer como ser capaz de elegir libremente— llega a su cima en la Nora de Casa de muñecas y en la protagonista de Hedda Gabler. Si la primera fue causa del mayor escándalo en la historia del teatro occidental, la segunda ofrece el retrato de una compleja psicología femenina encarnada en su protagonista, una mujer capaz de sacrificar todo en aras de su independencia.
La acción de Casa de muñecas tiene como protagonista a Nora, una mujer que simula estúpida frivolidad pero que en verdad es inteligente y aguda. Nora se vio forzada años atrás a recurrir a una artimaña financiera para costear un viaje en salvaguarda de la salud de Helmer, su marido, al tiempo que su padre se hallaba moribundo. A medida que la tensión del conflicto va in crescendo, la monotonía burguesa de la protagonista se va convirtiendo en un nudo corredizo que va dejándola sin aire. Ante su impotencia, observa la imposición de todo un mundo de valores contradictorios que amenazan su idea de felicidad.
Casa de muñecas fue la primera obra dramática de Ibsen que causó sensación. En la actualidad es quizá su obra más famosa y su lectura es obligatoria en muchas escuelas y universidades. Cuando Casa de muñecas se publicó generó gran controversia, ya que critica fuertemente las normas matrimoniales del siglo XIX. Aunque Ibsen negó que su obra fuera feminista, es considerada por muchos críticos como la primera verdadera obra teatral feminista.
«Casa Desolada», dice Chesterton, representa el punto más alto de la madurez intelectual de Dickens, su obra central. Esther Summerson, abandonada al nacer por sus padres, es la protegida de John Jarndyce, un poderoso «gentleman» de buen corazón que lleva años pleiteando a causa de una herencia. Esther vive en la residencia de Jarndyce, «CASA DESOLADA», desde los dieciocho años, junto con Ada y Richard, primos adolescentes de John, huérfanos e indigentes a causa de la disputada herencia, a los que éste trata de orientar en la vida. La novela gira en torno a los avatares biográficos de Esther —cuyo relato en primera persona se intercala con el del narrador—, siempre luchando por encontrar su identidad, superar su origen y triunfar socialmente. «Leer» a veces resulta un término demasiado tradicional para la total entrega a que invita «Casa Desolada», como apuntó Harold Bloom.
Próspero médico de cabecera en Ámsterdam, Marc Schlosser ejerce su profesión con cierta dosis de cinismo. Su nutrida clientela valora especialmente el tiempo que dedica a las consultas, pero esta aparente generosidad esconde unas intenciones menos nobles, que Marc disimula con habilidad. Cuando uno de sus pacientes, el famoso actor Ralph Meier, lo invita a pasar unos días de verano junto a su familia, Marc acepta pese a las reticencias de Caroline, su esposa, molesta por la arrogante vulgaridad de Ralph y su actitud de seductor irresistible. Así, los Schlosser y los Meier, con sus respectivos hijos adolescentes, compartirán con un maduro director de Hollywood y su novia, cuarenta años más joven, una casa con piscina a pocos kilómetros de una playa mediterránea. Los días transcurren con apacible monotonía, entre comidas, paseos, largas conversaciones de sobremesa, excesos con el alcohol y flirteos más o menos inocentes, hasta que una noche se produce un grave incidente que interrumpirá las vacaciones y cambiará para siempre la relación entre las dos familias. Autor de gran renombre en los Países Bajos —su anterior novela, «La cena», fue Libro del Año y ganó el Premio del Público de ese país—, Herman Koch vuelve con otra estimulante historia de suspense donde una trama tejida a la perfección es el soporte para explorar sin ambages temas tan actuales como la ética profesional, la falsedad de las relaciones sociales o la difícil comunicación entre padres e hijos, así como los límites de la libertad sexual o el sentido de culpa en el seno de una sociedad permisiva y autocomplaciente. «Casa de verano con piscina» es una novela apasionante en la que nadie es del todo inocente. Herman Koch logra que el lector quede atrapado ante una incómoda encrucijada moral, que lo mantiene en vilo hasta la última página.