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La sonrisa perdida, de Marcelo Iván Quezada Andaur

Romántico, Juvenil, Novela

Si te dan a escoger entre tu mejor amigo y el posible amor de tu vida, ¿Qué escogerías? Aun cuando algunos discrepen con la siguiente frase, habrán escuchado en alguna parte como una especie de mito o leyenda que «nada es para siempre, excepto el amor». Era de noche y Amanda se encontraba sentada en un banco del paseo Gervasoni, un lugar tradicional de la ciudad de Valparaíso. Los días han sido complicados y ella está consciente que está por descubrir el nuevo punto de inflexión en su vida. Sus ojos estaban cerrados y por su mente pasaban ciertas ideas.


La sonrisa vertical 1. La insólita y gloriosa hazaña del Cipote de Archidona, de Camilo José Cela

Novela, Erótico

Durante un espectáculo musical, una pareja se embelesa hasta el punto que ella, enardecida, toma en sus manos el miembro viril de su novio con tanta gracia y donaire que las consecuencias les hicieron famosos, sobre todo al miembro viril…


La sonrisa vertical 4. Gamiani, de Alfred de Musset

Novela, Erótico

La leyenda dice que el poeta Alfred de Musset, en una plática de absenta con sus amigos, apostaba a que la literatura erótica no necesitaba de la vulgaridad ni del lenguaje soez para ser altamente calentante. Siendo muy joven, cumple con su promesa, entregándoles a sus amigos un trabajo nunca pensado para la imprenta. Pero al ser un clásico de la pornografía, pronto ya estaba editándose profusamente.


La sonrisa vertical 5. Grushenka, de Anónimo

Novela, Erótico

Grushenka, tres veces mujer está considerado, entre los aficionados a la literatura erótica, como uno de los libros más misteriosos de la historia del erotismo. Su origen constituye aún ahora un gran enigma para los estudiosos en la materia. No obstante, Grushenka se ha situado entre los clásicos del género.
Su supuesto autor, un anónimo ruso, habría escrito, en la segunda mitad del siglo XVIII, esta biografía de una sierva rusa a partir de unos documentos hallados por él en los archivos del Departamento de Policía de Moscú.
En la presentación de esta edición se describen los debates suscitados en Occidente en el momento de su publicación en Europa. Las aventuras eróticas de Grushenka están estrechamente vinculadas a su condición de sierva en la Rusia del siglo XVIII, así como a la trayectoria de su esfuerzo, primero por sobrevivir, luego por liberarse y, más tarde, por independizarse de la esclavitud. Su historia empieza en el momento en que un aristócrata sin escrúpulos la compra para el servicio de su esposa.
Tras suplantar a esta en la satisfacción de las necesidades sexuales de su amo, Grushenka, repudiada, emprende una serie de aventuras a cuál más peculiar: desde su paso por una tienda de modas, que no es más que la tapadera para un negocio mucho más lucrativo, hasta su empleo en un establecimiento de baños de vapor, donde debe satisfacer las caprichosas aficiones de clientes de ambos sexos, su vida es un continuo aprendizaje de las extrañezas sexuales y de la psicología de sus distintos amos.
Esta experiencia la coloca finalmente en situación de emplear toda la astucia de que es capaz para alcanzar por fin su autonomía: se convierte en dueña de uno de los más célebres prostíbulos de Moscú.


La sonrisa vertical 6. A los pies de Omphalos, de Henry Raynal

Novela, Erótico

Este es el relato de un escritor, quien, tras un lento y progresivo proceso de sumisión, pasa a ser el esclavo absoluto de la enigmática criada de su tio, hasta el punto de convertirse prácticamente en su perro fiel, al que ella pasea atado a una cadena. La narración se extiende a la reflexiones que su personaje, Luc, el escritor y víctima complacida, recoge en su bloc de notas, único acto, privado y secreto, de independencia en el que expresa toda la plenitud de su estudio.


La sonrisa vertical 12. El inglés descrito en un castillo cerrado, de André Pieyre de Mandiargues

Novela, Erótico

Es de agradecer que André Pieyre de Mandiargues asuma por fin la paternidad de «El inglés descrito en un castillo cerrado» que una misteriosa editora francesa publicó, con el seudónimo de Pierre Morion, en 1953 y que el autor dedicabaa la memoria de E.J. y a la Sociedad (Secreta) de los amigos de Aubrey Beardsley. No sólo reconoce finalmente este libro como suyo, sino que en la definitiva reedición francesa, añade un prólogo. Parodiando con distanciada elegancia las novelas francesas de los siglos XVIII y XIX, en la mejor tradición sadiana, Pieyre de Mandiargues quiere sugerir que la atracción sexual hacia los refinamientos del dolor y la crueldad es tan natural en el hombre sanamente constituido como la tendencia del conejo macho a devorar a sus pequeños (o como, en otros casos, la de la mantis religiosa a devorar al macho durante el apareamiento). Aporta, además nuevos elementos eróticos, que no aparecían entonces en aquellas obras, como son la desbordante fantasía en el vestir y el afrodisíaco placer de la comida. Sir Horatio Mountarse, un excéntrico lord inglés, decide un día secuestrase en un castillo donde no imperan más que los rituales del goce, más allá del Bien y del Mal. A este suntuoso y estrafalario santuario invita Sir Horatio, convertido ya en el diabólico Montcul, a su amigo, el narrador-voyeur de esta escalofriante experiencia. Este se deja, al principio, arrastrar por la sensualidad que envuelve la existencia de opulenta ociosidad de los extraños personajes de que se rodea Montcul. Sin embargo, al descubrir la verdad que rige la vida de su anfitrión, Eros es un dios negro, huye horrorizado del castillo en llamas.


La sonrisa vertical 15. Señorita Tacones Altos, de Anónimo

Novela, Erótico

Impreso por primera vez en forma privada en París, en 1931, Señorita Tacones Altos, cuyo autor sigue queriendo permanecer en el anonimato, narra la historia de un joven hermafrodita de dieciocho años, nacido en una familia inglesa de clase alta. A instancias de su hermanastra, el narrador cuenta cómo él, Dennis Evelyn Beryl, se convirtió en Denise, la “Señorita Tacones Altos” del título. Su padre soñaba con que un día Dennis fuera ministro, e incluso Primer Ministro. Sin embargo, a la muerte de éste, Dennis cae bajo la influencia de su hermanastra, Helen, quien descubre sutilmente sus secretas fantasías. Esta se las arregla para que Dennis sea enviado a un colegio de jovencitas durante dos años. Allí lo mantienen alejado de los espejos y lo convierten en una hermosa joven. A su regreso a la mansión familiar, lo visten con delicados rasos y sedas, lo cubren de joyas y lo calzan con zapatillas adornadas de hebillas de brillantes: pasa a ser un «fetichista del pie». Bajo la supervisión de Miss Priscilla, la vieja ama de llaves, nuestro(a) protagonista es iniciado así en los placeres exquisitos del látigo y las varillas de abedul —así como a someterse al ingenioso castigo de la caja de espejos—. Dennis acaba abandonándose totalmente a los caprichos de Helen y de sus aristócratas amigas. Con el tiempo, Dennis cae en la cuenta de cuán más placentera es su vida desde que es mujer y, por su propia voluntad, entrega su nombre, su fortuna y su vida a Helen, quien, como prueba final de su sumisión, le obliga a escribir estas memorias. Se trata de un libro insólito que, pese a lo aparentemente escabroso del caso, refleja una inmensa sensibilidad por la delicadeza con que se narran los hechos, y es sin duda una de las obras literarias que mejor describen esas naturales tendencias sexuales —que solemos rechazar y condenar en nuestras mentes inhibidas y abotargadas de prejuicios— que son el transexualismo, por una parte, y el fetichismo, por otra.


La sonrisa vertical 17. Venus en India, de Charles Devereaux

Novela, Erótico

El epígrafe que abre este relato revela ya mucho más que cualquier explicación tanto del prologuista como del editor : “Las cándidas memorias de un oficial del Ejército hindú, más aficionado a las artes del amor que a las de la guerra”. . . Cabría dudar de la autenticidad de estas memorias, dado que su autor se oculta tras el seudónimo de Charles Devereaux, capitán del Ejército británico destacado en la India. Sin embargo, la lectura de Venus en India, o aventuras amorosas en el Hindustán —para ser fieles a la edición original, publicada en Bruselas en 1889— no revela la típica novelita picante del último período victoriano, sino más bien una verdadera autobiografía erótica, descrita con sencillez y sinceridad y que supone a una persona culturalmente informada y preparada. Se trata, pues, como bien lo indica Ronald Pearsall en el prólogo, de una narración erótica, curiosa, exótica y divertida que, ya sea simple ficción, ya sea biografía auténtica, es de todos modos el reflejo de un aspecto de la realidad de una época, en un país cuyas costumbres el autor parece conocer a la perfección y un relato lleno de interés, ameno y, sin duda, de una insólita sensibilidad literaria en un oficial del Ejército, por muy decimonónico que sea.


La sonrisa vertical 23. Cruel Zelanda, de Jacques Serguine

Novela, Erótico

En pleno siglo XIX, la mujer de un oficial inglés, quien hasta entonces no ha vivido más que por y para los grandes principios morales que regían no sólo su vida, sino toda la sociedad victoriana, es raptada por una tribu de salvajes erotómanos de Nueva Zelanda. Dejamos al lector imaginar qué tesoros de astucia e invención deberán desplegar las mujeres, los hombres y los niños de la tribu para que Stella MacLeod vaya, poco a poco, abandonando sus pudorosos modales y disfrutando desinhibidamente de los variados y sorprendentes placeres que se le ofrecen. El editor francés Jean-Jacques Pauvert, quien publicó por primera vez en el mundo esta novela en 1978, asegura que «el autor, que jamás había publicado textos eróticos, podrá quizás ser reconocido por sus múltiples lectores habituales». Años más tarde, Jacques Serguine reconoció ser el autor.


La sonrisa vertical 27. Mi vida y mis amores I, de Frank Harris

Erótico, Novela

Cuando, en un mes de agosto neoyorquino, probablemente por los albores de los años veinte, Frank Harris se sentó a escribir sus memorias, no podía imaginar que Mi vida y mis amores se convertiría en un clásico de la literatura erótica. Porque Harris, en ellas, no se limitó, como en cambio lo hizo su inmediato predecesor, el autor anónimo de Mi vida secreta, al relato exclusivo de sus muy numerosas y notables aventuras sexuales. También hace, cual un Casanova del siglo veinte, la crónica inteligente e irónica de su época, por cierto bastante movida, llena de innovaciones y cambios sociales.


La sonrisa vertical 27. Mi vida y mis amores II, de Frank Harris

Erótico, Novela

«El primer volumen de mi autobiografía» comenta Frank Harrisen el prólogo a este segundo volumen de Mi vida y mis amores, «recibió ásperascríticas de uno a otro extremo del mundo de habla inglesa, especialmente porparte de supuestos hombres de letras y periodistas. A juzgar por el clamor, sehubiera dicho que les había sacado el pan de la boca». Sólo dos hombres salieron en su defensa:Bernard Shaw y R. Mencken, uno de los mejores críticos norteamericanos. Noobstante, Harris no ceja en su tarea de seguir contando la verdad y toda laverdad posible de su vida y de la de sus contemporáneos. Se define alegando: «Enla actualidad, todos aceptan que pintores y escultores deberían tener lalibertad de representar la figura humana desnuda, pero, cuando un escritorreclama semejante libertad, es boicoteado y deshonrado, sus libros sesecuestran y se queman, y puede considerarse afortunado si escapa a la multa yla prisión. Y, sin embargo, los pésimos resultados de esta política de avestruzson lo bastante claros y conocidos». «Los convertículos y las iglesias siemprepodrán manifestar su desaprobación, pero ¿Por qué habría de permitirlesconvertir sus prejuicios en ley y castigar a otros por no participar de suceguera?». El tiempo, afortunadamente, le está dando poco a poco la razón.


La sonrisa vertical 27. Mi vida y mis amores III, de Frank Harris

Erótico, Novela

En el momento en que Frank Harris inicia este tercer volumen de sus memorias, siguen sus tribulaciones con los tribunales neoyorquinos y londinenses, que condenan los dos primeros tomos en términos harto conocidos de todos los que también hemos vivido tiempos de inquisición cultural: «No sólo esta obra es obvia e indiscutiblemente obscena, impúdica, lasciva e indecente, sino que es cochambrosa, repelente y totalmente indignante», sentencia uno de los jueces… Los que, hoy, lean estos volúmenes, ante semejante agresión, no pueden por menos que sonreír…Este tercer volumen de Mi vida y mis amores cubre la década entre 1890 y 1900. Harris nos habla en él, por una parte, de las «sutiles intimidades» de su espíritu y, por otra, de sus «instintos y confusos deseos» —que, con la edad, se acentúan—, con el fin de que el lector conozca «mejor que a ningún otro que haya dado cuenta de si mismo en literatura». Curiosamente, es en este periodo precisamente, entre sus 35 y 45 años, cuando el «espíritu de Jesús» empieza a concebir el amor carnal, y sus desvaríos, como parte de ese amor, más metafísico y universal, que es el amor al prójimo.De hecho, Harris no hace aquí sino confirmar la célebre frase de Anatole France: «Todo gran artista y escritor es sensual, y lo es en la misma proporción de su genialidad».


La sonrisa vertical 27. Mi vida y mis amores IV, de Frank Harris

Erótico, Novela

Los volúmenes 4 y 5 de Mivida y mis amores van reunidos aquí en un único volumen. El cuarto tomo empieza en el momento en que Frank Harrisdecide súbitamente abandonar su agitada vida social, profesional y política enLondres para dedicarse plenamente a la literatura. Andaba ya complicando envarios asuntos penosos para él, y sólo le faltó un largo período de lluvias ynieblas durante el otoño de 1906 para que se trasladara a vivir en el climasuave y soleado de la Riviera italiana. La narración de este cuarto tomoparecerá al lector de los tres anteriores algo más caótico. De hecho, Harrisdesdeña aquí todo orden cronológico, recordando retazos de sus aventuraspasadas y algunos de sus viajes más recientes. La verdad es que el lectordetectará fácilmente el desánimo del autor ante los ataques continuos querecibe por la publicación de sus memorias.


La sonrisa vertical 28. La bestia rosa, de Francisco Umbral

Novela, Erótico

En un domingo, 21 de diciembre, Francisco Umbral se sentó a escribir un diario indiscreto, en el que nos revela su relaciones con Rimbaud. ¡No el poeta, ese endemoniado genio decimonónico francés, que, a lo diecinueve años, ya lo había escrito todo y se largó a Abisinia! La Rimbaud de Umbral es una niña «efeboandrógina, efeboacrática, efeboanarco», a quien, al parecer, conoció en la Bobia del Rastro —en un domingo precisamente— y que llevaba «las gafas de Ramoncín y un tiranosaurio en el hombro», mientras «trapicheaba en el material». Este es, pues, la verdadera historia de Paco y Rimbaud, el «carroza» sabio y cachondo y la niña snifadora de popper, libros y mitos que lo trae de cabeza. Pero, no nos engañemos, La bestia rosa no es la niña —ni tampoco él: son «los dos, reunidos en la cópula, un monstruo de dos espaldas».


La sonrisa vertical 30. Nueve semanas y media, de Elizabeth McNeill

Erótico, Novela

Esta es una historia de amor tan poco frecuente, tan apasionada, tan extrema y, a la vez, tan real, que el lector no podrá sino seguir, fascinado, su ritual desarrollo. Dos personas, cultas, civilizadas e independientes, se encuentran un día por casualidad en una calle de Nueva York, un domingo de mayo, a principios de los años setenta, y dan comienzo a una relación que pronto pasará a ser una experiencia sado-masoquista de insólita intensidad. Desde el inicio, establecen espontáneamente entre ellos estímulos sexuales que obedecen a un instintivo ritual de dominación y humillación, ritual que, por supuesto, es aceptado gozosamente, primero con sorpresa y luego con fruición auténtica, por la autora de esta estremecedora narración. Naturalmente, a medida que avanza la relación, la pareja emprende juegos cada vez más elaborados y sofisticados que, al cabo de nueve semanas y media, la conducen a ella al absoluto descontrol de su cuerpo y de su mente.


La sonrisa vertical 31. Amor & Tarot, de Esteban López

Novela, Erótico

Extraña historia de amor ésta, en la que el sexo, el placer y el afecto de uno, o de dos, debe pasar a ser poco a poco, inexorablemente, el sexo, el placer y el afecto de todos. Curiosos e insaciables, los protagonistas de esta novela parecen provenir todos de un pasado no muy lejano, de la llamada generación del 68. Es un canto al amor y al orgasmo, y, por lo tanto a la vida, quizás un sueño, en todo caso una fantasía inagotable y apetecible. La trama de relaciones sexuales, que teje el amor que une al autor a Olivia ―su mujer―, a Chantal y a Guy, se ciñe paradójicamente a la fatalidad del azar ―como en el Tarot : todo está escrito en las cartas, pero todo depende de cómo se combine―, que conduce a la certidumbre de que el erotismo es la única salida al tedio de lo cotidiano, previsible, soso y rutinario. De la pareja única y convencional, al trío y a la relación entre dos parejas; de ahí a la orgía comunitaria y, de ésta, al conocimiento privado y colectivo de las llamadas perversiones, hasta, por fin, la gran juerga universal que subvierte todo orden establecido, Amor & Tarot es una gozosa utopía, que, no obstante, se hace realidad, para el autor, mediante la escritura y, para el lector, mediante la lectura en todo momento cachonda y divertida.


La sonrisa vertical 34. El hombre sentado en el pasillo, de Marguerite Duras

Novela, Erótico

Con la mirada indiscreta de la cineasta que también es, a la vez distante y comprometida en la acción, Marguerite Duras se las ingenia para sosprender a ese hombre sentado en el pasillo oscuro y a esa mujer acostada al sol en sus desgarrados encuentros amorosos, que se desarrollan en un apoteósico escenario romántico. De esta incursión de voyeur, de «mirona» descarada, en la actividad sexual de una pareja a la que ve, cree ver o imagina, obtendremos una pequeña pero no menos soberbia obra maestra del género.


La sonrisa vertical 36. Duende Nocturno, de Arnaud Delacomté

Novela, Erótico

El narrador, Arnaud, se ve obligado a pasar largos meses internado en un sanatorio para tísicos de los Alpes franceses. Allí encuentra a una joven extraña, a la que llaman Noemia y que es enfermera auxiliar en el hospital. Se trata de una mujer de alta montaña, que ha permanecido prácticamente incontaminada del mundo llano y aún mucho más del de la ciudad, al estado casi bruto, por decirlo así, arraigada a los prejuicios y las tradiciones de sus antepasados. Arnaud se entrega, como todos los demás enfermos por cierto, a los paganos rituales que ese duende de los bosques ancestrales practica con gran seriedad y dedicación, pero también con la más sorprendente ingenuidad. Pero, poco a poco, las relaciones entre Arnaud y Noemia asumen rasgos francamente peculiares... y el amante gravemente enfermo emprende la transformación física, mental y sexual de Noemia. Más allá del erotismo evidente, más allá de los fantasmas que puede suscitar en nosotros, este relato posee las virtudes sacrílegas de un ritual en el que Eros juega al peligroso juego de la pasión y la muerte.


La sonrisa vertical 38. Opus pistorum, de Henry Miller

Novela, Erótico

Opus pistorum nos cuenta las andanzas eróticas de un personaje que recorre los excitantes ambientes parisinos en busca de sublimes experiencias sexuales. Las más exuberantes e inimaginables fantasías eróticas tienen cabida en estas páginas, escritas con un lenguaje muy expresivo y absolutamente procaz.


La sonrisa vertical 39. Cuentos inenarrables, de Aldo Coca

Novela, Erótico

«Todo el mundo sabe que la realidad supera muchas veces la ficción. Un porcentaje muy elevado de cuanto se narra en este libro corresponde a la realidad. Me inclino a pensar que este hecho añadirá más bien interés a estos Cuentos inenarrables», nos escribió en su momento su autor, Aldo Coca, pintor y poeta italiano, hijo adoptivo del escritor y poeta español José Miguel Velloso. Creímos conveniente comunicarlo igualmente a sus futuros lectores, no tanto con el ánimo de ponerles en guardia, sino sobre todo para que, en cada momento, puedan ir compartiendo con mayor fruición las situaciones que, de una forma u otra, el propio autor habrá vivido o que, de una forma u otra, otros le habrán sugerido. Así irán también adentrándose con creciente desinhibición y, por lo tanto, con mayor placer, en el universo sensual y erótico de los hombres homo o bisexuales en una gran ciudad, como es el caso de las Aventuras de Andrea —el joven y bello puto que «trabaja» la zona del Coliseo en Roma—, o en el campo, como ilustra la escalofriante historia de El pastorcillo.