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La sonrisa vertical 90. Salvajes mimosas, de Dante Bertini

Novela, Erótico

Todo comienza cuando a Bigati le encargan la investigación rutinaria de un asesinato en casa de Enrique Izabi, traductor y escritor ocasional. Con el cuerpo de la víctima todavía debajo de la cama, el policía empieza a explorar armarios y cajones, donde encuentra cartas, poemas, fragmentos de un diario, dibujos, conversaciones y mensajes grabados en cintas y en el contestador, películas porno y otros retazos de vida que van revelándole —a él y al lector— la compleja trama de actividades sexuales, deseos y fantasmas de Enrique Izabi y sus amigos. Poco a poco vamos sabiendo que el dueño de la casa mantenía relaciones con Leandro, cuyo amante, un tal Campos, excompañero de celda, convertido en protagonista de películas porno, es un hombre superdotado sexualmente ante el cual sucumbe cualquiera que haya probado sus extraordinarios encantos. Incluso la tímida Mercedes, quien sólo podrá escapar a su atracción descubriendo los placeres del amor lésbico. Pero lo que todos ignoran es que, lentamente, esta densa trama de deseos les conducirá, casi a pesar suyo, a verse involucrados en el asesinato que Bigati investiga. Utilizando con agilidad y destreza todo este material dispar y variopinto, Bertini crea una insólita narración, a modo de desenfadado caleidoscopio, que conduce al lector hacia el fatal desenlace entre todo tipo de encuentros sexuales, de los que cada cual según sus apetencias podrá extraer su parcela de placer.


La sonrisa vertical 91. Tu nombre escrito en el agua, de Irene González Frei

Novela, Erótico

Sofía, una joven al parecer como tantas otras, vive en Madrid en el seno de un grupo de amigos que comparten inquietudes y amores. Tras el matrimonio con Santiago, cuyas relaciones sexuales se extreman en la violencia a medida que el tiempo va corroyendo el afecto y las apetencias, Sofía, desencantada y triste, encuentra un día a Marina. Entre las dos se establece instantáneamente una atracción singular, casi mágica. Emprenden un viaje por Italia con destino a Roma, donde a Marina le espera un trabajo en una organización internacional.


La sonrisa vertical 92. Me gustan sus cuernos, de Antonio Elio Brailovsky

Novela, Erótico

Recientes obras en una iglesia de Sevilla provocan el descubrimiento de un comprometedor legajo del siglo XVII, que contiene las declaraciones que, ante un tribunal de la Inquisición, realizaron varias mujeres sobre un seductor que decía llamarse Juan Tenorio. Un cura de la parroquia sevillana, alarmado por las amenazas anónimas que recibe desde que posee el extraño manuscrito, llama a la joven investigadora Laura para que lo estudie y descifre sus enigmas. Cada vez más intrigada y excitada, ésta, mediante la lectura apasionada de los testimonios de las poseídas por el demonio de Eros, va dando a conocer al lector desde la confesión de una mujer que asegura haber mantenido relaciones sexuales «muy satisfactorias» con el diablo hasta la de una embozada a quien Don Juan sedujo contándole la historia de un guerrero que se «enfrenta» a doce mujeres en una sola noche. Y es que, como gradualmente revelan las actas inquisitoriales, ese nuevo y misterioso Don Juan, en su afán seductor, es no sólo capaz de aparecer bajo distintas formas perversas, sino de encandilar a cualquiera con sus fascinantes dotes de narrador procaz. ¡Hasta las santas monjas de un convento afirman haberse entregado a él sin reservas! Y, mientras avanza la lectura a la vez gozosa y tensa de Laura, se va cerniendo sobre ella y el cura la amenaza de personas influyentes que, por razones que el lector irá poco a poco descubriendo, han decidido preservar a toda costa el aura mítica del que ellos creen ser el verdadero Don Juan. Y, mientras el peligro les acecha desde fuera, otro riesgo más sutil, más privado, empieza a atenazar a Laura y al cura en la intimidad de la sacristía…


La sonrisa vertical 93. El eros, de Alberto Bevilacqua

Erótico, Novela

El Eros es, el hilo rojo que permite al autor hilvanar los fragmentos de un mosaico de historias, reflexiones y episodios autobiográficos. En todos reinan figuras femeninas, algunas nítidamente presentes en la memoria, como la mítica Ada Vitali, que le inicia en el amor a los catorce años, otras evocadas, otra aun inventadas. Porque, como él afirma con emoción, «los hombres insisten en las viejas técnicas, en cambio, las mujeres…». En esta «aventura hecha de aventuras», el autor jamás olvida que tras todo gesto de amor hay un ser que sufre o goza. Solamente así el Eros adquiere sentido; de lo contrario todo se queda en simple gimnástica de cuerpos. Recibir lecciones de conducta de un libertino es una de las agradables sorpresas de este libro, como lo es la lectura de estas páginas intensas, sensuales y a veces dramáticas que no hacen sentir cuán difícil es apresar el misterio del Eros.


La sonrisa vertical 94. El necrófilo, de Gabrielle Wittkop

Novela, Erótico

Un anticuario, acostumbrado a vivir entre objetos vetustos, cuenta en forma de diario un año de sus sombríos encuentros con Henri, Suzanne, Teresa y otros muchos seres anónimos. Son jóvenes o viejos, fáciles de poseer o rebeldes. Pero todos tienen algo en común: la misma piel cetrina todavía algo tersa, el mismo color de cera, los mismos ojos entornados, los mismos labios mudos, el mismo olor a polilla y el mismo sexo glacial. Porque es a los muertos a quienes ama, a quienes desea. Goza de los encantos en putrefacción de cadáveres robados de sus sepulturas y adorados en la penumbra de una habitación cuyas cortinas permanecen siempre corridas. Pero no es un ser solitario, también se relaciona con otros necrófilos y comparte con ellos sus impresiones acerca de sus gustos y vivencias. Pero el suyo es un placer peligroso, un juego prohibido, maldito. Un día, durante un viaje a Nápoles, todo parece detenerse para él…


La sonrisa vertical 95. La solución salina, de Marco Vassi

Novela, Erótico

Vassi sondea en las ruinas de un mundo en extinción en el que sus personajes –y en particular el protagonista– aparecen como hermosos salvajes liberados de la locura que ensombrece una sociedad para él en descomposición. Se mueven en un mundo donde impera la sensualidad en estado puro y dejan que su cuerpo y sus instintos les conduzcan a donde quieran llevarles, mucho más allá de lo imaginable.


La sonrisa vertical 97. Cuerpos entretejidos, de Antonio Altarriba

Novela, Erótico

Estas cinco historias, entretejidas en la sensualidad de las telas al uso en el periodo en que se desarrollan, nos trasladan, envueltos en la fina seda, desde fabulosos y licenciosos palacios de Oriente, donde todo parece permitido, hasta, ceñidos en fibra sintética, la más actual y dura realidad virtual, donde el sexo se enmarca en la ficción programada. Entre un tiempo y otro, arropados en lino pasamos por los extraños y rudos rituales del África más profunda; envueltos en el suave terciopelo, por los perversos amores letales en la Italia del Renacimiento, y rodeados del vaporoso tul, por una exposición universal en un Estados Unidos decimonónico, donde la idea de progreso alienta los ánimos con la misma luz que enciende los cuerpos.


La sonrisa vertical 98. Querido Shera-Zaide, de El Djanina

Novela, Erótico

Contrariamente a la costumbre entre escritores de novelas eróticas, el misterioso autor de ésta, El Djanina, no tiene inconveniente en revelar su identidad: en realidad, es una mujer francesa, Janine Teisson, quien, probablemente para recrear con mayor eficacia la atmósfera de aquellas legendarias y voluptuosas cortes orientales, cuya tradición literaria ha alimentado la imaginación juvenil de medio mundo, ha querido ella misma entrar en el juego de su propia ficción. Quien lea Cher Hazad se lo agradecerá eternamente... De hecho, Cher Hazad, publicada en 1993, es la primera hoja de un díptico que El Djanina ha titulado Cuentos de la sultana y cuya segunda hoja lleva por título Aladín y la lanza maravillosa (1994). Porque, aquí, es una reina, la bella, caprichosa e insaciable Yasmina, y no el cruel rey Shahriyar de Las mil y una noches, la que, desengañada de los hombres, manda matar a los jóvenes con quienes ha pasado la noche. Y es un poeta músico de nombre Hazad —y no la encantadora Scheherazade—, conocedor de las mil sutilezas del amor, quien, tras contarle hermosas y sensuales historias, la ama, con los ojos vendados —«porque la vista capta tan sólo la superficie de los seres y alza entre ellos un velo engañoso que impide descubrirlos»—, como jamás nadie la había amado. «Debes saber, lector curioso», nos dice El Djanina, «que Hazad (...), cansado de una vida de placeres demasiado previsibles, abandonó hace meses la lejana ciudad en la que era célebre. En busca de aventuras, atravesó el desierto para alcanzar el extraño reino de Yasmina, verde perla que descansa sobre el oro infinito de las dunas, engastada entre montañas negras. Hazad sabía que sus habitantes eran más amantes de la música que ningún otro pueblo. Desde el primer momento, en el mesón, la gente le pidió que cantara unos versos y al día siguiente acudió el barrio entero para disfrutar de su música.» Pero ya su fama había llegado a oídos de la sultana y, «rompiendo aquel extasiado recogimiento, irrumpieron los guardias del palacio», llevándose a Hazad, quien, «con una soga al cuello, las manos atadas a la espalda, vestido con una saya de seda de araña, siempre vendado, todavía bajo el efecto de amargas pociones y escoltado por su verdugo sudoroso de odio, fue conducido por largos y fríos pasadizos y arrojado sin miramientos en el aposento de Yasmina». Y, a partir de aquí, cher lecteur, querido lector, comprenderá usted también por qué Yasmina no sólo no mandará matarlo al día siguiente, sino que ya no podrá prescindir de su cher Hazad...


La sonrisa vertical 99. El ama. Memorias de una dominadora, de Annick Foucault

Erótico, Novela

Annick Foucault no es otra que la propia Françoise Maîtresse, nombre bajo el cual se ha dado a conocer no sólo en París, donde ejerce, sino también en los ambientes «especializados» de toda Europa e incluso Estados Unidos. Dominadora en sus múltiples servicios, domina con igual destreza los servicios mediáticos, ya que emplea el Minitel para establecer sus contactos y el ordenador para sus encuentros con quienes exponen en vídeo sus propias particulares apetencias.Pero lo más curioso y, sobre todo, lo más novedoso de este libro no radica sólo en esta actualísima imagen de una humanidad atormentada por el deseo, sentada ante un ordenador para proyectar en su pantalla los propios impulsos incontenibles. Está también en las detalladas secuencias de los encuentros personales, en la minuciosa descripción de la parafernalia necesaria para alimentar todas las fantasías y, en particular, en la reflexión que Annick-Françoise hace de sus experiencias, no sólo acerca de sí misma, de sus propios gustos, sino de aquellos que acuden a ella en busca... del dolor libremente recibido, en ese punto en que la compasión pasa a ser crueldad, el deseo de castidad es lo obsceno, y los emblemas de Sade se mezclan a los de Sacher-Masoch.


La sonrisa vertical 101. Desnudarse era lo que ella no quería, de Adolf Muschg

Novela, Erótico

En este relato autobiográfico, Muschg nos introduce en el «alma erótica de una cultura para nosotros misteriosa, en la que la vergüenza no tiene nada que ver con la sexualidad... De hecho, como dice Muschg, la mojigatería no es sino una condición previa de la obscenidad.


La sonrisa vertical 103. La cinta de Escher, de Abel Pohulanik

Novela, Erótico

Un gigoló, un atractivo joven que cambia sexo por dinero en las calles de Barcelona, siente de pronto que su cinismo empieza a resquebrajarse. La inerte entrega de una clienta, Carelia M., que lo contrata cada domingo, va excitándole más allá de lo que le exige su trabajo de prostituto. Pero la atracción se convertirá en extrañeza y más tarde en terror cuando, la mañana en que arde el Liceo de Barcelona, los periódicos comunican la muerte de Carelia, con quien estuvo la noche anterior.


La sonrisa vertical 104. Hot line, de Francesca Mazzucato

Erótico, Novela

Lorena, una profesional del sexo, sabe decir las palabras adecuadas, conoce los trucos precisos para atizar el deseo y satisface al interlocutor de turno con intensidad variable pero siempre con la curiosidad de quien sabe transformar en conocimiento aquello que para la mayoría no es sino una experiencia escandalosa. Lorena ejerce su profesión con sorprendente alegría, teñida no obstante de cierta inquietud ante la constante llamada de lo desconocido. Las voces solitarias —a veces duras, a veces tiernas, a veces ávidas— que la acompañan en la noche provienen de los lugares más dispares: bares, cuartos a media luz, estaciones, centros comerciales, lugares anónimos, subterráneos y periféricos, que ella imagina envueltos en luces mortecinas. Estas voces, estos personajes en la sombra, van alternando experiencias comunes con otras mucho más extremas, crudas, casi peligrosas, en un coro fantasmal en el que los límites parecen confundirse. Un día, desobedeciendo las normas de la oficina para la que trabaja, siente la necesidad imperativa de conocer al portador de la seductora voz de un hombre. ¿Hasta dónde la llevará la pasión transgresora que Lorena empezará a sentir por el extraño Gabriele? ¿Qué papel habrá desempeñado el afecto morboso que ella siente por un padre siempre lejano en la elección de semejante profesión y en esa irresistible atracción suya por los lugares poblados de una humanidad marginal y marginada?


La sonrisa vertical 105. Bella de Candor y otros relatos chinos, de Anónimo

Novela, Erótico

Los tres relatos sorprenderán agradablemente al lector por la atmósfera de gozosa lujuria que transmiten, por el destacado papel que desempeñan las mujeres en estas lides y, por el detalle con que se narran los encuentros amorosos. Escritos a lo largo de la dinastía Ming (siglo XVII), aunque inspirados en textos y leyendas anteriores, los tres conocieron una gran popularidad en China, como lo corrobora su frecuente mención en las listas de libros proscritos por obscenidad. El primero de ellos, «Bella de Candor», narra la vida de una hermosa joven a la que su primer amante le regala unas píldoras mágicas que le permitirían recobrar la virginidad cuando ello lo desee, además de instruirla en el arte de alcanzar la inmortalidad mediante la práctica sexual; con la complicidad de Flor de Loto -fiel sirvienta tan lujuriosa como su ama-, planeará mil y una estrategias para conseguir a los hombres que anhela sin perder nunca su dignidad de gran señora. Muy distinta es «Historia de una mujer viciosa», donde la bella protagonista, ya anciana, toma la palabra para contar sus primeros pasos en el arte amatorio y posterior ardor con el que, hasta que no es descubierta por su marido, se entrega fatalmente a todos los hombres a los que tiene acceso en su encerrada vida de esposa. Por último, acercándose a un ambiente cortesano, «Biografía de la emperatriz Wu y del príncipe Idoine» describe la encendida pasión que unió a dos personas de edad y estrato social muy distintos: la madura y rica emperatriz Wu Zetian (que vivió en los años 625-705 y fue la única mujer gobernó China) y el joven sencillo pero culto Aocao, nombrado príncipe Idoine por la emperatriz. El secreto: un atributo muy especial que poseía Idoine y que sólo la emperatriz supo apreciar (y disfrutar) debidamente.


La sonrisa vertical 110. Autobiografía de una pulga, de Anónimo

Novela, Erótico

Ésta es la historia de una pulga, o mejor dicho, de todo lo que esa pulga ve desde el memorable día en que escogió para vivir la nívea pierna de Bella, una encantadora e inocente jovencita que acudía a la iglesia acompañada de su tía. Con la avidez de un voyeur, la pulga asistirá a la iniciación de Bella en el arte amatorio con su amigo Charlie. Pero, ay, sorprendidos por el cura confesor —el padre Ambrose—, éste ofrecerá a la joven, a modo de penitencia, la oportunidad de convertirse en la «elegida» para saciar los santos deseos del sacerdote. A partir de este encuentro de Bella con el padre Ambrose, la lascivia de la joven, de incipiente voluptuosidad, se desboca: decidida a disfrutar de esos placeres recién descubiertos, no parará hasta implicar a su tío. Fiel a Bella, la pulga seguirá las andanzas de tío, sobrina, y confesor, que de dedican a pervertir, juntos o separados, a cuantas personas se les antojan deseables, mientras, en un crescendo, se suceden las escenas más lúbricas y desaforadas de la literatura erótica.


La sonrisa vertical 114. Relaciones escandalosamente puras, de Francesca Mazzucato

Novela, Erótico

Exorcizar el pasado, dejar atrás una infancia llena de silencios y de oscuras complicidades, eso es lo que propone la joven Camilla cuando decide irse a vivir lejos de su familia, en un vulgar apartamento del extrarradio. En las galerías y los bares del metro busca una relación que la salve de sus recuerdos. Y la encuentra casi por casualidad, entre los múltiples cuerpos desconocidos a los que se entrega sin pudor, tal vez para expiar un pasado del que no es responsable. Su prolongada aventura con Gilbert, un atractivo -y a la vez inquietante- pintor luxemburgués, le permite descubrir el amor y la posibilidad de llegar al fin una vida normal. Sólo entonces puede Camilla enfrentarse de una vez por todas al pasado, a esos recuerdos que va registrando en el diario íntimo, a todo el miedo y la soledad que desde la infancia siempre la han acompañado. Sólo entonces consigue dar cuenta del violento episodio que selló su vida con insoportable, arrebatado y doloroso silencio.


La sonrisa vertical 115. Los perros seguido de Las aventuras singulares, de Hervé Guibert

Novela, Erótico

«Los perros» y «Las aventuras singulares» son dos propuestas eróticas en apariencia incompatibles, radicalmente distintas entre sí, pues ofrecen dos caras de un tema poco abordado por la literatura: el del deseo no colmado, que genera a su vez aún más deseo. Así, mientras en «Los perros» se describen escenas descarnadas destinadas a perdurar en la memoria del lector, «Las aventuras singulares» es un conjunto de nueve cuentos donde el sexo, por más que esté en el origen de cada «aventura», aparece veladamente.


La sonrisa vertical 116. Espera, ponte así, de Andreu Martín

Novela, Erótico

Un director de teatro ensaya con un grupo de actores una obra de Ibsen; falta poco para el estreno, y todo iría sobre ruedas si el azar no le hubiera llevado, unos días antes, a una habitación de hotel en compañía de la joven, atractiva e insolente actriz que, en la obra, interpreta a la Señora Linde. A partir de ese momento no puede quitarse de la cabeza lo que en principio parecía una simple aventura más. De repente, el imborrable recuerdo de esa experiencia se convierte día a día en una mortificante obsesión. Una y otra vez reproducirá, en la realidad o mentalmente, aquella inesperada pero intensa vivencia sexual. Esa obsesión modificará no sólo su relación con Laura, su mujer, sino también con actores y actrices que intervienen en la obra. En su huida hacia delante, mientras intenta sobreponerse a la cada vez más cautivante obsesión. El protagonista toma caminos que lo llevarán, lenta pero inexorablemente, a trastornar su vida laboral, matrimonial y sexual hasta límites que poco podía sospechar.


La sonrisa vertical 122. Satisfaction, de Alina Reyes

Novela, Erótico

La autora aborda en esta obra las fantasías y los mitos eróticos de la clase media estadounidense. Sus protagonistas, Babe y Bobby, son jóvenes, atractivos, y se aman. Babe da clases en la universidad y Bobby, un fanático de los Cadillac y de Elvis Presley, trabaja en un concesionario de coches. El matrimonio vive en el anodino World Village, forman lo que se denominaría una pareja feliz y, no obstante, su sexualidad acusa el paso de los años. La casi indiferencia a la que han llegado se termina una noche en que Babe se despierta y descubre que su marido está en el sótano de la casa, en compañía de una morena despampanante, «voluptuosa, entregada, del todo sumisa», a la que hace el amor sobre el capó del Cadillac rosa. Así se inicia esta novela en torno a las relaciones matrimoniales y a la obsesión erótica. Pues la morena en cuestión resulta ser una muñeca hinchable que no suscita precisamente la aversión de Babe, sino todo lo contrario.


La sonrisa vertical 123. Eso no, de Marcelo Birmajer

Novela, Erótico

En los seis relatos que componen este libro, el autor aborda en tono erótico algunos géneros narrativos clásicos: el relato detectivesco, el viaje en el tiempo propio de la ciencia ficción, la novela de terror, el diario íntimo, la novela de espías y el cuento tradicional. El volumen ofrece la particularidad de que todo él gira en torno a un tema sexual, estrechamente relacionado con... ese lugar donde la espalda pierde su nombre.


La sonrisa vertical 124. Amada de los dioses, de Javier Negrete

Novela, Erótico

Un tribunal ateniense se dispone a juzgar a Nerea, la extranjera, la cortesana, la bella desdeñosa. Mientras la voz del acusador retumba pidiendo su muerte, Nerea rememora... ¿Qué delitos ha cometido en realidad? Sus recuerdos se remontan a la lejana isla en que nació y creció, y donde atisbó por primera vez los misterios del sexo al ver al dios Pan fornicando con una mortal; desde ese momento, se sintió tocada por una extraña gracia. Poco después fue apresada por piratas y llevada a Corinto, donde, convertida en esclava, la sabia Mirrina le enseñó el arte de dar placer y la convirtió en una joven refinada. Pronto su fama se extendió por toda Grecia: sin duda era la amada de los dioses. Ya en Atenas, se codeó con Critias, Hipócrates, Aristófanes, y, sin embargo, quien le robó el corazón no fue otro que el hermoso Alcibíades, el traidor... Cuando la clepsidra que marca el tiempo anuncia que ha de hablar la defensa, Nerea apenas escucha: si, era cierto, había conocido el amor de Zeus, de Afrodita y de otros dioses... pero nadie supo nunca hasta qué punto era cruel ese amor inmortal.