Hércules Poirot se enfrenta con unos criminales fuera de lo común. No son vulgares asesinos ni simples estafadores. Son líderes organizados a escala internacional, que mueven los hilos de cuanto sucede en el mundo. Se les conoce como “Los cuatro grandes” y el detective tendrá que descubrir su identidad antes de que sea demasiado tarde para la humanidad.
Poirot y Hastings conocen durante sus vacaciones a la señorita Buckley, una hermosa joven cuya vida dista de ser corriente.
Primero, un accidente en el que los frenos de su coche fallaron en una peligrosa curva y del que se salvó por muy poco. Después, una gigantesca piedra que casi la aplasta. Finalmente, una pintura al óleo que se desprende de la pared de su habitación y está a punto de matarla en la cama. Las sospechas sobre lo fortuito de tales accidentes se disipa en la mente de Poirot tras ver un agujero de bala en el sombrero de la señorita Buckley.
Así, Poirot se enfrentará a los misterios de un asesinato que no ha sido cometido.
Este libro nos ofrece un recopilatorio de doce relatos cortos que nada tienen que ver entre sí. A pesar del título en castellano, Poirot es el protagonista de las cuatro primeras historia, mientras que las demás se reparten entre los propios protagonistas, una de las cuales incluye a la famosísima Ms. Marple. Asesinatos, desapariciones e historias inexplicables en las que lo sobrenatural tiene bastante que decir.
Poirot y Hastings asisten a un espectáculo en el que Carlotta Adams realiza una perfecta imitación de personajes célebres, entre los que se destaca la famosa actriz de cine Jane Wilkinson. Casualmente se encuentran todos después en una fiesta y la famosa actriz pida a Poirot que la ayude a obtener el divorcio de su marido, lord Edgware. La gestión resulta innecesaria porque, a los pocos días, lord Edgware aparece asesinado con un estilete clavado en la nuca.
Nuevas muertes dificultan la investigación. Existen varios sospechosos…, pero todos tienen una coartada perfecta.
Durante una cena convocada en la casa de un veterano y afamado actor, se produce la muerte de un viejo párroco. El incidente no establece un indicio de asesinato de manera clara. Posteriormente, es la segunda muerte de uno de los invitados de aquella cena por envenenamiento la que conecta los dos casos.
Una joven enamorada de este maduro actor, dicho actor, un viejo mecenas y Poirot, se alían para resolver los crímenes.
El avión se acercaba ya al canal de la Mancha cuando la pasajera del asiento número doce, madame Giselle, inclinó la cabeza hacia adelante. Cualquiera hubiese dicho que se había quedado dormida. Cualquiera, menos el asesino que acababa de matarla. El pequeño dardo se clavó en el cuello de la víctima y el veneno surtió su efecto sin que ninguno de los demás pasajeros ni ningún miembro de la tripulación se diese cuenta de nada. El caso tendría todos los visos de lo insoluble si no fuera porque en el avión viajaba también Hércules Poirot.
Cuando Hércules Poirot recibe una carta en la que se le desafía a solucionar un crimen inminente, cree que se trata sólo de una broma de mal gusto. Pero, aun así, su intuición le hace temer lo peor… Y no se equivoca: Alice Ascher, una estanquera de Andover, es asesinada el día anunciado. Después de ella, el misterioso asesino amenaza a una segunda víctima, esta vez en Bexhill. Y luego, una tercera, en Churston.
Parece que las víctimas no guardan relación entre sí y que el diabólico criminal, que firma como A.B.C., las elige siguiendo un riguroso orden alfabético. El mejor detective de la historia está dispuesto a evitar que el misterioso asesino complete el abecedario…
El señor Shaitana es famoso como anfitrión de sus fiestas. Sin embargo, se trata de un hombre del que todos desconfían. Así, cuando expone a Poirot su teoría sobre el asesinato como forma de arte, el detective tiene sus reservas sobre aceptar la invitación para ver la colección privada de Shaitana. Convocado con otros tres criminólogos y cuatro supuestos asesinos, inician tras la cena una partida de bridge. Pero al final de la partida descubren que el anfitrión ha sido asesinado por uno de sus invitados…
Louise Leidner aseguraba que su vida corría peligro y todos pensaban que quería llamar la atención. Pero una tarde aparece asesinada. Hablando con unos y con otros, Hércules Poirot descubre que la "adorable" Louise era más odiada que amada. Todos en Tell Yarimjah son sospechosos. Para dar con el asesino, Poirot tendrá que afinar más que nunca su aguda inteligencia.
Durante unas placenteras vacaciones en Egipto, el detective Hércules Poirot coincide con Linnet y Simon, unos conocidos suyos que están de luna de miel en el país de los faraones.
El encanto de tan maravillosos días se rompe cuando una mañana, en el transcurso de un crucero por el Nilo, la bella Linnet aparece muerta de un disparo en la cabeza.
¿Será capaz Poirot de encontrar al asesino de la joven esposa? ¿Será capaz de discernir entre imaginación y realidad, aun estando a bordo la expareja de Simon, empeñada desde el mismo día de la boda en arruinar su matrimonio con la desafortunada Linnet?
El misterio está servido.
Tras sufrir un accidente en su propia casa, Emily Arundell redacta un nuevo testamento desheredando a sus sobrinos y escribe una carta a Hércules Poirot. El detective la recibirá dos meses después de la muerte, aparentemente natural, de la anciana e inmediatamente empieza a investigar. Poco a poco se irán revelando las intrigas que rodean el misterioso caso.
Cuatro relatos, a cual más interesante, protagonizados por el infalible Poirot.
Asesinato en Bardsley Mews : En la noche de Guy Fawkes, el estallido de los petardos oculta el sonido de un disparo y el cuerpo de Miss Allen aparece sin vida.
Un robo increíble : En una reunión de alta sociedad, desaparecen los planos de una nueva y secreta bomba.
El espejo del muerto : sir Gervas Chevenix-Gore, conocido como el último barón , ha muerto en circunstancias extrañas. Poirot deberá demostrar que no se trata de un suicidio.
Triángulo de Rodas : Un clásico triángulo amoroso deviene en un complejo asesinato.
La señora Boynton muere víctima de lo que parece un ataque al corazón y, con ello, hace a su familia el mejor de los regalos: la libertad. Todos tenían razones para desear su muerte, pero ¿alguno de ellos la mató? Hércules Poirot desvelará el misterio y demostrará una vez más que para ver la verdad hay que ser capaz de mirar más allá de las apariencias.
Es Nochebuena y la reunión familiar de los Lee se ve interrumpida por un estruendo seguido de un grito que proviene del piso de arriba. En una de las habitaciones, el cuerpo del despótico patriarca Simeon Lee descansa sobre un charco de sangre, con un corte en la garganta.
Cuando llega, Poirot se encuentra con una atmósfera de desconfianza y sospechas mutuas. Parece que todo el mundo tenía sus razones para odiar al anciano.
Todo empezó con un anónimo. Quien lo enviaba ya tenía planeado el primer crimen. Y previsto el segundo. E incluso el tercero, puesto que enviar a un inocente a la horca también es un crimen. La primera víctima, una anciana rica muere envenenada. La herencia parece ser el móvil del crimen. Pero también los celos pueden haber impulsado al homicida. En cualquiera de los dos casos, Elinor Carlisle constituye la culpable ideal. Sin embargo, para Hércules Poirot no está tan claro y decide proceder como abogado defensor, embarcándose en una investigación en la que todo el mundo miente.
El dentista es encontrado muerto, con un agujero de bala en su sien y un revólver en el suelo, cerca de su mano derecha. Poco después, un paciente aparece sin vida por una dosis letal de anestesia. Un caso evidente de suicidio y asesinato, pero ¿por qué un dentista cometería un crimen en medio de una jornada llena de citas? Un zapato de mujer parece ser la clave del misterio. Y solo Hércules Poirot podrá desentrañarlo.
Una playa estupenda y un hotel lujoso. Reina la paz, la alegría y la despreocupación. Sin embargo la naturaleza humana es la naturaleza humana. Caldo de cultivo en el que la codicia se agita, hierven las pasiones y los vapores de la maldad se filtran por todas partes, bajo el sol. Aquí la maldad parece concentrarse en Arlene, a la que todos desean. Mujer fatal, que acaso castigo por su carácter licencioso, aparece estrangulada junto al mar. Se trata de un asesinato, pero todos los posibles sospechosos tienen coartada. Sin embargo, el detective Hércules Poirot ve más allá de las apariencias. Se percata de que aquel es un crimen minuciosamente planeado y cronometrado…
Una joven acude a Hércules Poirot en busca de ayuda. Su padre, Amyas Crale, un famoso pintor, fue envenenado hace muchos años, y su madre, juzgada y condenada por este crimen murió en la cárcel. La muchacha fue enviada entonces a Canadá con unos parientes, quienes la educaron y cambiaron el nombre.
Hércules Poirot es invitado por su vecina, lady Angkatell a almolzar con ellos. Al llegar a la piscina, donde se va a tomar el aperitivo, a Poirot se le presenta una escena completa de asesinato que aparentemente acaba de ocurrir: John Christow, amigo de la familia, aparece asesinado, y a su lado su mujer sosteniendo una pistola en la mano. Poirot se enfrenta con la difícil tarea de averiguar si la señora Christow ha matado realmente a su marido o si por el contrario todo ha sido una trampa habilmente preparada.
Antes de retirarse definitivamente, el famoso detective Hércules Poirot decide resolver sus últimos doce casos a modo de las doce pruebas que el Hércules de la mitología griega tuvo que realizar. De este modo, acepta tan solo los casos que, aun siendo triviales, como la desaparición de un pekinés o las habladurías y cotilleos de un pequeño pueblo, hayan sido considerados como irresolubles y que, en cualquier caso, puedan encajar con cualquiera de los trabajos del mítico héroe griego.