Cuando se produce un incendio, todo lo que hace Gael Peterson es arriesgar su vida por los demás, simplemente no creía que también arriesgaría su corazón. Con la vida que siempre anheló y las mujeres a sus pies, Gael se encuentra condenado a un amor repentino, pero que será para él durante años. Muy diferente a Meg Sanders, quien ha cerrado su corazón desde que se dio cuenta de que su madre la dejó a ella y al padre, para vivir una vida de amores. Temerosa de lastimar al amoroso e irresistible Gael y a sí misma, Meg hace una propuesta para tener solo lo físico, pero al ver que los sentimientos cambian y que Gael está más entregado de lo que debería ... Ella se escapa. ¿Y ahora? ¿Podrá Meg olvidar esta pasión que causó con un simple beso o Gael mostrará que vale la pena arriesgarse por un amor?
David Peterson vivió tanto en el infierno que casi olvidó cómo era estar en el paraíso. Simplemente no sabía que este lugar estaba en una hacienda típica con la nada típica Jennifer Dunnes, la mujer a cargo de su cielo. Cuando todo lo que David quiere es tranquilidad, se encuentra con una mujer que instiga todos sus sentimientos. Condenado por una vida solitaria debido a años en el ejército, se ve obligado a luchar por su sobriedad para no arriesgar la vida de la mujer de la que se ha enamorado locamente. De lo contrario, Jennifer, quién nunca tuvo un hombre en su vida, cree que David es el hombre adecuado y que nunca la lastimaría. Él puede ser tu primero y el último. Pero, ¿qué hacer si el hombre que te importa está perdido en la guerra? Sin dolor y sin intriga. Solo el amor entre ellos hará de sus vidas un paraíso eterno.
Liz Miller solo tenía una opción en mente cuando voló a Seattle: esconderse. Simplemente no esperaba que en esta ciudad encontrara una segunda familia y con ella, Noah Peterson. Chocarse con el pasado no estaba en los planes de Liz, ni enamorarse de Noah. Descubrir la verdad sobre la persona que amas no estaba en los planes de Noah. No se había planeado nada, ir juntos a Colorado, estar atrapados en una cabaña en medio de una tormenta y Liz contar quién era realmente. ¿Es un secreto capaz de destruir un amor o encender aún más esa llama? ¿Liz finalmente no necesita escapar y esconder un sentimiento? Sin mentiras y con verdades, una vez más el sentimiento de estar en juego.
Esta es la historia de Los Pincheira, un grupo que, a caballo, asaltaba fincas y provocaba cuantiosos robos. Unos de los clanes más famosos de bandoleros que aterrorizaron a la Región del Maule en la década de 1820.
Hace quinientos años, en una noche aciaga, tres magos llevaron a cabo una acción desesperada, en la que sacrificaron todos para preservar la única esperanza de bondad en el hermoso país de Alasea, condenado a desaparecer. Ahora, en el aniversario de aquella ominosa noche, una muchacha recupera el poder perdido. Pero antes de que logre siquiera darse cuenta del terrible don que alberga, el Señor de las Tinieblas envía unas bestias aladas para capturarla y apoderarse de la magia embrionaria que posee.
Mientras huye de los esbirros del mal, Elena encuentra unos aliados inesperados. De este modo, se crea un grupo de perseguidos y malditos, de proscritos y forajidos, que se enfrentarán a las fuerzas de la oscuridad para salvar lo que queda de un imperio que en tiempos pasados fue glorioso.
Elena luce la marca de la bruja en la mano, una mancha de color carmesí que implica la posesión de un poder sobrecogedor. Y solo una mujer que controle la magia de la sangre será capaz de enfrentarse a los secuaces del Señor de las Tinieblas. Pero Elena todavía no domina por completo sus poderes. Protegida por un guerrero sin edad y una banda de renegados, parte en busca de una ciudad perdida en la que, según las profecías, se encuentra un libro que contiene la clave para derrotar al Señor de las Tinieblas. Sy-wen, una joven perteneciente a un clan que habita en el océano y que está en contacto con los terribles dragones marinos, posee otra clase de poder. Pero Sy-wen está unida por lazos antiquísimos a la tierra firme, que no conoce, a un hombre que no ha visto nunca… y a una leyenda que duerme enterrada bajo las piedras de A’loa Glen y que está a punto de despertar. Cuando Elena y Sy-wen coincidan en A’loa Glen, procedentes de la tierra y el mar, ¿a qué llevará su poder desencadenado?, ¿a un futuro de libertad o a una eternidad bajo el yugo del Señor de las Tinieblas?
La joven bruja Elena tiene en sus manos la tremenda energía de la magia de la sangre y también el destino de Alasea. El destino de este fabuloso reino depende de que Elena logre recuperar el Diario Ensangrentado. Al parecer, solo dominando los secretos que hay en sus páginas logrará vencer la magia maligna del Señor de las Tinieblas. Sin embargo, el Diario se encuentra oculto en A’loa Glen, una ciudad legendaria que pertenece a Shorkan, lugarteniente del Señor oscuro, y a su aterrador ejército. Con la ayuda de sus aliados, entre la que se encuentra la habitante del océano Sy-wen y su gran dragón. Elena prepara una invasión desesperada de A’loa Glen. La acompaña el guerrero manco Er’ril, que sabe cómo abrir la protección del Diario Ensangrentado. Pero lo que Elena ignora es que Er’ril es el hermano del temible Shorkan. ¿Continuará siendo su protector o escogerá el camino de la traición?
Tras el fallecimiento de su padre, su única familia, Claire descubre que está arruinada y no tiene ni el techo que la cobija. Ante su precaria situación, decide marchar a Londres para vender las pocas posesiones que le quedan y buscar un trabajo con el que mantenerse. La llegada de unos parientes, de los que desconocía su existencia y que desean hacerse cargo de ella, le supone un inesperado golpe de suerte; aunque pronto comprenderá que se ha equivocado y tiene que huir. Julian, veterano de la guerra contra Napoleón, es un hombre marcado por su pasado y desengañado del amor, que vive aislado de la sociedad y volcado en sus experimentos agrícolas. Un problema familiar le obliga a ir a Londres, y es allí donde el destino decide unir las vidas de ambos. Pero innumerables obstáculos y peligros les aguardan en su camino hacia la felicidad, poniendo a prueba la fuerza de sus sentimientos. ¿Lograrán superarlos?
Gregory Rawson, tras cinco años al servicio de la Corona británica, decide abandonar para dedicarse a su negocio naviero. Antes de aceptar su dimisión le piden que realice un último trabajo: investigar a Nathan Sawford, un amigo de la infancia del que se sospecha que colabora con una red de espías que vende información al gobierno turco, potencial enemigo del Reino Unido en el conflicto surgido a raíz de la independencia griega. Adele Catesby es una solterona poco agraciada que se encuentra en Londres visitando a su hermana Celeste, esposa de Nathan. Una noche en la que se celebra un baile en casa de los Sawford, Gregory la escucha cantar y se siente cautivado por su prodigiosa voz. Desde ese momento, no puede apartarla de su mente e intenta desvelar su identidad.
Kenneth se siente afortunado. Ha encontrado a la familia que nunca supo que tenía, su futuro en el Foreign Office se le presenta brillante y recibe la noticia de que su abuelo materno, Laird de Dolmuck, acaba de fallecer y le ha nombrado heredero. Ante esta inesperada situación, viaja a las Highlands para vender las posesiones y regresar a Londres. Guarda penosos recuerdos de aquel lugar, del que huyó a los dieciséis años, y no desea permanecer más tiempo del necesario. Briana siempre ha estado enamorada de Kenneth. Tenía once años cuando se marchó de Dolmuck y no ha podido olvidarle. Al reencontrarse, él descubre que la niña por la que sentía un fraternal cariño y a la que, en broma, le prometió que sería su esposa, es una viuda con una hija, y aquellos castos sentimientos comienzan a cambiar. Pero la herencia es un regalo envenenado, y Kenneth pronto averigua que existen muchas razones para querer ver muerto al nuevo laird.
La historia comienza con Adélaïde Fouque, hija de campesinos acomodados, que vive en una ciudad de la región de Provenza llamada Plassans (trasunto de Aix-en-Provence y de Lorgues). Adélaïde se casa con un jardinero empleado de la familia, Rougon, con quien tiene un hijo, Pierre. Viuda muy joven, se convierte (ante la incredulidad y el rechazo de la sociedad de su entorno) en la amante de un cazador furtivo y contrabandista, Macquart, con el que tendrá dos hijos bastardos, Úrsula y Antonio. A la muerte de su amante, Adélaïde caerá en una especie de abandono y locura. El hijo mayor de Adélaïde, Pierre, que va a personificar la ambición y el ansia de poder, reniega de su condición de campesino y se convierte en un pequeño comerciante burgués gracias al matrimonio interesado con Felicidad Puech. Ambos conspirarán para hacerse con el poder en Plassans con ocasión del golpe de Estado de Napoleón III que acaba con la I República francesa e instaura el llamado II Imperio. De la hija bastarda, Úrsula, se cuenta poco en la novela: se casa con un carpintero, Mouret, y la pareja vive en Marsella. Un hijo de Úrsula, Silvère, regresará a Plassans, vivirá con su abuela Adélaïde y será el héroe de una emotiva historia de amor con Miette, una campesina pobre y sin familia. Los dos muchachos idealistas morirán defendiendo la república contra los soldados de Napoleón III. Esta historia entre Silvère y Miette será un oasis de pureza e inocencia entre personajes dominados por pasiones egoístas. El hijo menor de Adélaïde, Antonio, vuelve a Plassans después de haber hecho el servicio miliar e intenta en vano que su hermanastro mayor, Pierre, le entregue el dinero que le corresponde. Por esa enemistad se convierte en fervoroso e interesado republicano, aunque al final de la novela, por dinero, traiciona su causa y contribuye al triunfo de Pierre. Antonio es perezoso, vago y, sobre todo, alcohólico como lo había sido su padre. En la novela intervienen también los tres hijos del matrimonio Pierre Rougon y Adélaïde Puech: Eugenio, conspirador en París a favor de Napoleón III; Pascal, médico y científico, que vive en Plassans ajeno a las ambiciones familiares, y Aristide, resentido y maniobrero, que, ya en París, será el protagonista principal de la siguiente novela de la serie «La jauría».
En la primera obra de esta serie, «La fortuna de los Rougon», Pierre Rougon dedica toda su vida a conseguir una posición social relevante, sin importarle en absoluto la utilización de los medios que fuesen para conseguir su propósito. «La jauría» continúa esa novela con su hijo Arístide, recién cambiado de apellido por el de «Saccard». Aristide llega a París con el propósito de formar un enorme patrimonio, siguiendo el carácter ambicioso de la familia, como podemos observar si lo comparamos con el anterior volumen. El «Segundo Imperio» quiere borrar cualquier recuerdo del viejo París para construir una ciudad que represente los nuevos ideales y con ello la nueva sociedad; una sociedad especuladora que solo se interesa en llenarse los bolsillos de riqueza para codearse entre los más ricos y poderosos y para mostrar un lujo escandaloso que supere a los demás. Aristide Saccard persigue el dinero, pero a diferencia del resto de esa sociedad, lo hace por el motivo en sí de tenerlo, por pura ambición hacia la riqueza. Este muchacho se desenvuelve en una sociedad comercial en la que el dinero es el núcleo, hasta el punto de que la utilización de maniobras y artilugios para conseguir un trato se convierte en algo fundamental para él, llegando al punto de olvidarse de otros asuntos quizás más importantes. Paralelamente, su hermosa y joven esposa sufre continuamente el aburrimiento de su vida, ya que la riqueza causa en ella una situación de hastío producida por la posesión de todo aquello que le causa placer y que el dinero puede comprar, por lo que se enfrasca en la búsqueda de alguna experiencia que la llene de gozo y que detenga su desgana. Luego de buscar aquellas cosas que le puedan seguir causando placer, encuentra una que le intriga y produce en ella una situación de placer por la vida que creía perdida: conoce al hijo que su marido tuvo con su primera mujer con el cual mantiene una íntima amistad llegando al extremo de mantener una relación incestuosa. El desenlace de esta historia atroz consiste en el descubrimiento de Arístide del engaño de su mujer con su hijo. A pesar del sentimiento de burla que le produce, Arístide aprovecha la situación, haciendo la vista gorda, para sacar provecho de dicha posición inmoral, siguiendo el mismo camino que su padre, Pierre Rougon, en la primera obra de los Rougon-Macquart, cuando ensució sus manos con la sangre de los republicanos muertos sólo para conseguir la supremacía en Plassans. Estas dos acciones de inmoralidad causarán en la sociedad del momento un revuelto por esas nuevas formas de visión de la realidad lo que llevará a caracterizar esta obra dentro del movimiento naturalista.
Émile Zola, fundador del naturalismo, compuso con «El vientre de París» la tercera novela del ciclo Rougon-Macquart, que escribió entre 1871 y 1893, con el que erigió un sorprendente y completo relato de la vida francesa, especialmente de la parisina, durante el Segundo Imperio. «El vientre de París» puede definirse como un gran bodegón. Al retablo costumbrista del París del XIX que Zola fue desgranando en las dos primeras novelas de este ciclo, une en ésta la pintura de uno de esos cuadros donde se exhiben carnes, verduras y pescados con una riqueza lujuriante de hambre satisfecha. La novela transcurre en el Mercado Central de París, recién inaugurado en la época en que acontecen los hechos como parte de las reformas destinadas a cambiar París entero, para borrar de sus calles el recuerdo de las revueltas republicanas. Pero el Mercado no es sólo el teatro donde se desarrolla un episodio más de la saga Rougon-Macquart, sino un personaje más que, enorme, marca con su pulso de bestia fabulosa el ritmo de la vida de los Macquart.
La figura de Émile Zola (1840-1902), célebre por su defensa de los derechos humanos en el «asunto Dreyfus», ha pasado a la historia de la literatura no sólo como el fundador y teórico del naturalismo, sino también como un vigoroso narrador del clima social y político de su época. Los Rougon-Macquart es como —indica su subtítulo— la HISTORIA NATURAL Y SOCIAL DE UNA FAMILIA BAJO EL SEGUNDO IMPERIO; esto es, el período que transcurre entre la coronación de Napoleón III en 1852 y su destronamiento tras la guerra franco-prusiana de 1871. Los componentes de ese amplio grupo familiar, determinado por los rasgos fisiológicos de su tronco común, «salen históricamente del pueblo, irradian por toda la sociedad contemporánea, ascienden a todas las posiciones, gracias a ese impulso esencialmente moderno que reciben las clases bajas en marcha a través del cuerpo social, y narran así el Segundo Imperio, con ayuda de sus dramas individuales, desde la celada del golpe de Estado hasta la traición de Sedán». Tras «La fortuna de los Rougon», «La jauría» y «El vientre de París», «LA CONQUISTA DE PLASSANS» es la cuarta novela de la serie; al igual que las demás piezas de ese vasto fresco, puede leerse de forma independiente.
«La culpa del abate Mouret», aunque poco conocida, es una de las mejores novelas del padre del Naturalismo. Lejos de responder al dictado de la etiqueta normativa al uso, que define ese movimiento literario como una mera y complacida exposición de la abyección humana, esta novela recupera explícitamente, más aún que otras, una gozosa y fructífera filiación de la escritura zoliana con el espíritu «naturalista» primigenio del siglo XVIII. El resultado es una obra maestra en la que ese apelativo literario cobra todo su sentido. No menos anclada que las demás novelas del autor en los parámetros sociohistóricos de su tiempo, «La culpa del abate Mouret» presenta una reflexión sólida y crítica sobre ciertos aspectos de sociología religiosa, en particular sobre la figura del sacerdote, el celibato y los seminarios en el último tercio del siglo XIX. Pero el genio de Zola crea también un gran conflicto íntimo del cuerpo y el alma que tiñe el relato de vibrante dramatismo. Y, sobre todo, como ya señaló en su día el gran poeta Mallarmé, en opinión desgraciadamente poco valorada, dota a la narración de un vuelo metafórico que la convierte en un gran poema.
Sexto volumen de la serie Rougon-Macquart que fue publicado inicialmente, en forma de folletín, en el periódico «Le Siècle» desde el 25 de enero hasta el 11 de marzo de 1876. En este libro, según sus propias palabras, Zola penetra en las «costumbres políticas» del Segundo Imperio. Los personajes están cerca del poder: ministros, diputados, altos funcionarios. La acción se extiende desde 1856 hasta 1861.
Émile Zola (1840-1902), alcanzó en 1877notoriedad con La taberna. Por primera vez en cincuenta años serelegaba a un segundo plano al Victor Hugo de Los miserables, y porprimera vez, también, un escritor se inspiraba para su obra en el mundo obrero. La taberna cumple con el primordialobjetivo de Zola, «dar al lector un fragmento de la vida humana», fragmento enel que el alcoholismo, la haraganería, la promiscuidad, la vergüenza y lamuerte sirven para presentar a su protagonista como la heroína de una «moral enacción».
«La taberna» es el más casto de mis libros. Con frecuencia he debido tocar de otra manera plagas espantosas. Y la sola forma en que lo hice ha causado estremecimiento. Se han irritado contra las palabras. Mi crimen consiste en haber tenido la curiosidad literaria de reunir y hacer fluir en un molde bien trabajado el lenguaje popular. ¡Ah, la forma, he ahí el gran crimen! Sin embargo, existen diccionarios de este lenguaje y hay escritores que lo estudian y gozan con su vigor y con lo imprevisto de la fuerza de sus imágenes. Además, constituye un regalo para los gramáticos investigadores. Pero no importa, nadie ha entrevisto que mi deseo consiste en hacer un trabajo puramente filológico, que a mi parecer es de gran interés histórico y social. ÉMILE ZOLA
Hélène Grandjean vive en París, con su hija Jeanne. Su esposo murió poco después de su llegada a la capital. Héléne es una mujer muy guapa que suscita la admiración de los hombres pero a ella lo único que le importa es su hija, una niña de frágil salud. Una noche en que Jeanne enferma Hélène pide ayuda a su vecino, el doctor Deberle quien salvará posiblemente a la chica de esta noche de angustia, pero se llevará en su corazón la imagen de Hélène. París va a ser el testigo de este amor imposible… Es una novela «menor» en el ciclo de Rougon, un paréntesis después de «La Taberna» (un gran escándalo) y antes de «Nana». Aquí, el protagonista es París. La novela está compuesta por cinco partes que finalizan con una descripción de la gran ciudad, que devuelve al personaje que lo mira su propio estado de ánimo.
Cuando Zola escribe «Nana» (1880) es ya famoso. El éxito que alcanza con «La taberna» (1877) eclipsa incluso los éxitos del rey supremo, Víctor Hugo, el viejo veterano aureolado por el prestigio del destierro y de la lucha infatigable contra la farsa y el oropel de tramoya del Segundo Imperio. «Nana» es precisamente una gigantesca simbolización y una parodia de ese Segundo Imperio y de su farsa. Un ataque implacable a su mundo. De cuatro o cinco generaciones de borrachos, de una sangre viciada por una larga herencia de embriaguez y miseria, surge zumbando una «mosca de oro», Nana. Crecida en la calle, criada en el arroyo parisiense, planta de estercolero y fermento del pueblo que corrompe y desbarata «entre sus muslos de nieve» al París burgués y aristócrata. Naná es fuerza de la naturaleza y arma destructora. Una mosca resplandeciente como el sol, libadora de muerte, que entra por los ventanales de los palacios del poder y envenena a los hombres.