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Bolsilibros - Rodeo Extra 119. Hombres sin honor, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

LA caravana de carretas—veinte en total—, cargadas de municiones, pertrechos de boca y dinero para la paga de los soldados que combatían a los sudistas, se hallaba detenida en Solomon, junto a la ribera del río Kansas. Durante la madrugada, habían sostenido una ruda lucha con una nutrida guerrilla de sudistas filtrados audazmente en aquella parte de Kansas y tras una hora de intensa lucha, en la que tanto los carreros como el pequeño destacamento militar que los protegía, se había superado en la lucha contra una fuerza bastante más nutrida que la que ellos componían, habían puesto a las atacantes en franca huida.


Bolsilibros - Rodeo Extra 122. Plomo para ventajistas, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Una cortina de polvo rojizo semiocultaba el poblado de la alta montaña que, como un dogal, lo rodeaba. 
Dos jinetes detuvieron sus cabalgaduras y uno de ellos, echándose el sombrero hacia atrás, secóse la frente sudorosa con un sucio, pañuelo, diciendo: 
—Ése es Brawley. El pueblo minero de la frontera. Estoy rendido; podíamos descansar…


Bolsilibros - Rodeo Extra 125. Las cisternas de la muerte, de W. Martyn

Aventuras, Novela

NO era un soñador Ken Wally, no lo había sido nunca en su vida. Hijo del Oeste, descendía de los célebres Wally, una familia de pioneros de los que primeramente cruzaron el Arkansas tres cuartos de siglo atrás, devorados por el placer de aventuras y estimulados por el ansia de la colonización. Ken habíase destetado en un rancho junto a un nervioso mustang y con el revólver a la cintura a guisa de biberón, y este lastre hereditario se avenía mal con toda clase de influencias románticas. Él no poseía otro tesor


Bolsilibros - Rodeo Extra 129. Rancho diablo, de Anthony G. Murphy

Novela, Aventuras

Hay en Oregón un paraje agreste y bravío conocido por Harney Basen, en cuyas doce millas de longitud crecen herbosos campos, se alzan rojos monolitos de piedra viva y se encuentran lagos y bosques de mayor o menor extensión. En medio de este caprichoso y policromo paisaje, levantaba sus muros de adobes una siniestra construcción bautizada con el extraño nombre de Rancho Diablo. Los habitantes de Kalmath Falls no ignoraban que, desde hacía algún tiempo, este rancho no se dedicaba a la cría de astados ni a la de cualquiera otra especie de ganado, sino que era, pura y simplemente, una guarida de ladrones.Los hombres que componían el equipo no eran, pues, vaqueros, aunque vistieran la típica camisa de cuadros y los consabidos zahones de cuero resguardaran sus piernas. Para figurar en la nómina de Rancho Diablo no se precisaba saber lazar un novillo. Bastaba con manejar bien los revólveres y llegar precedido por algún hecho luctuoso.Los que formaban tan extraño equipo estaban sujetos a las órdenes de dos capitanes: Terry Blucson y Mirky Farlow.Terry Blucson era un tipo alto y muy moreno. Tenía el rostro largo y severo, la boca grande, de gruesos labios, y ojos negros bajo unas pobladas cejas. En lo físico, era un tipo casi perfecto, aunque muy pagado de sí mismo. Pero, moralmente, era una verdadera hiena. Sus sanguinarios instintos no sufrían siquiera parangón con los de las fieras que infectaban el desierto.


Bolsilibros - Rodeo Extra 131. El sangriento Pecos, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

EXISTEN tres ríos en el Oeste americano cuya historia está marcada y escrita con sangre, sobre todo durante la época que se denominó del salvaje Oeste. Los tres pueden ostentar por separado el título de río de los ladrones, porque los tres cobijaron a lo largo y ancho de su curso las bandas más poderosas, más sangrientas y más temibles de hombres fuera de la Ley.


Bolsilibros - Rodeo Extra 135. Duros de roer, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Milly Kint estaba asomada al ventanal de su habitación en el hotel del poblado Coss, en la parte oeste de Arkansas, no era un lugar muy importante, pero por estar situado en el centro de un dilatado vano falto de comunicaciones ferroviarias, ya que la línea más próxima se encontraba a veinte millas al Sur, era un poblado de paso para alcanzar la línea o dirigirse a Fort Smith, la ciudad más Importante de aquella parte de la región. Y quizá por esta razón, porque solía haber bastante movimiento de forasteros, habían levantado un hotel no muy amplio y confortable, pero que con relación al lugar podía ser considerado de primer orden. No daban mal de comer, había algunas habitaciones, las principales con vistas a la plaza, limpias, aunque reducidas, y se podía pernoctar en ellas sin miedo a ver turbado el sueño por la molestia de los parásitos. Cuando Milly, por razones del gobierno de su rancho, tenía necesidad de bajar al poblado a resolver asuntos que no podía confiar a nadie o no quería confiárselos, paraba un día o dos en el hotel, y luego volvía a su hacienda, a media docena de millas del pueblo.


Bolsilibros - Rodeo Extra 136. ¡Alacrán!, de Frank Spey

Novela, Aventuras

Entre los años 1866 y 1867, después de la guerra de Secesión, una oleada humana se desbordó por las fronteras de todos los estados de la Unión, extendiéndose por los territorios centrales con rumbo a las lejanas tierras del Oeste, a la sazón incultas y casi deshabitadas. La mayor parte de esta masa de emigración la constituían familias enteras de los estados del Sur arruinadas por la guerra, y entre ellas había soldados de los ejércitos confederados huidos de los campos de prisioneros yanquis, muchos jefes y oficiales del ejército derrotado, traficantes del Este, aventureros… gentes todas sin fortuna y sin hogar, lanzadas por la resaca de la guerra a la conquista de aquellas tierras violentas de aventuras. Entonces, sobre aquel inmenso territorio del Oeste abierto a la conquista, comenzó la historia grandiosa y turbulenta de la Colonización. Por senderos imposibles, descubriendo valles, atravesando ríos, cruzando montañas, desiertos y pantanos, aquella caravana de emigrantes ocupó las tierras vírgenes que hasta entonces sólo habían sido patrimonio de los hombres de piel roja. Y a su paso, surgieron ranchos y haciendas, se alzaron pueblos y ciudades, se poblaron de ganados las inmensas praderas, y sobre el espejismo deslumbrador de aquellas llanuras sin confines, el genio de una casta de conquistadores y de héroes, creó para las futuras generaciones la gran obra de la Colonización (una Civilización y una Epopeya) que el mundo había de contemplar luego con asombro.


Bolsilibros - Rodeo Extra 137. La tumba de Turner Joy, de W. Martyn

Aventuras, Novela

AQUELLA carta y aquel cuaderno escritos por la mano firme y valiente de Turner Joy eran los que ahora, a solas en el vagón camino de Nevada, Pat, más sereno de espíritu, pero más duro de voluntad y coraje, estaba repasando, nadie sabía cuántas veces, como si fuese su idea fija aprendérselo de memoria, para no olvidar ni el más mínimo detalle de su contenido.


Bolsilibros - Rurales de California 33. Retiro de pistolero, de Gordon Lumas

Aventuras, Novela

El jinete negro entró en Abilene tan despacio que el caballo más parecía arrastrarse que andar. La gente le miró al principio, porque todo su atuendo era negro, desde el sombrero de alas estrechas hasta las botas de media caña. Incluso el cinto canana y las fundas de los dos revólveres «44» eran de cuero negro finamente labrado por algún buen artesano mexicano.


Bolsilibros - Rurales de Texas 51. Un hombre acosado, de Anthony Schaer

Novela, Aventuras

Hasta entonces, Quemado había sido un pueblo sin complicaciones pese a su proximidad a la frontera y a la turbulenta y difícil ciudad de El Paso donde se daba cita toda la podredumbre que se extendía a todo lo largo de la divisoria entre México y la Unión.


Bolsilibros - Rurales de Texas 78. Camada de lobos, de Jan Hutton

Novela, Aventuras

Jan Hutton es el seudónimo de Ángel Rodríguez Illera LOS labios que besó Tom estaban fríos, no contestaron a su caricia. Pero no fue eso solamente. Jenny logró zafarse del abrazo, se separó de los brazos que ceñían su cintura y retrocedió con la rabia pintada en su rostro.


Bolsilibros - Rurales de Texas 95. Solo un rural, de Frank McFair

Novela, Aventuras

Seudónimo utilizado, junto con Russ Tryon, por el escritor español Francisco Cortés Rubio. Prolífico autor de más de cincuenta títulos de intriga y misterio en los años 70 y 80 publicados en novelas cortas por la editorial Andina.


Bolsilibros - Rurales de Texas 121. Entre lobos, de Henry Keystone

Novela, Aventuras

Seudónimo de Enrique Montoro Sagrista PETER Clinton apoyó su arrugada frente en los helados cristales de la ventana y miró hacia la calle principal de la población, donde la lluvia había convertido el polvo en sucio barro. El día anterior, Peter había cumplido sesenta años y por ello se consideraba un hombre afortunado.


Bolsilibros - Rurales de Texas 173. ¡Cuidado, rural!, de Cy Martin

Novela, Aventuras

Cy Martin es el pseudónimo del escritor José García Martínez


Bolsilibros - Rurales de Texas 223. Tres forajidos, de Fred Hercey

Novela, Aventuras

Fernando Orviso Herce, escribió con los seudónimos Alex Colins y Fred Hercey


Bolsilibros - Rurales de Texas 228. Un mal rural, de Fred Hercey

Novela, Aventuras

Fernando Orviso Herce, escribió con los seudónimos Alex Colins y Fred Hercey


Bolsilibros - Rurales de Texas 331. «Colt Dragoon», de Franklin Ingmar

Novela, Aventuras

Francisco José Ínigo Martín que escribió con los seudónimos Frank Hunter, Frank King, Frank Martin o Franklin Ingmar.


Bolsilibros - Rurales de Texas 332. En mil pedazos, de Frank Hunter

Novela, Aventuras

Francisco José Ínigo Martín que escribió con los seudónimos Frank Hunter, Frank King, Frank Martin o Franklin Ingmar.


Bolsilibros - Rurales de Texas 357. Un caballo, un colt y una mujer, de Adam Surray

Novela, Aventuras

Sinopsis no encontrada


Bolsilibros - Rurales de Texas 382. Cinco balazos certeros, de Duncan M. Cody

Novela, Aventuras

Antonio Vera Ramírez (n. 2 de julio de 1934 en Barcelona, Cataluña) es un prolífico escritor español conocido por su seudónimo Lou Carrigan que utilizó para escribir tanto novelas de aventuras, del oeste como de ciencia-ficción. Ha utilizad,o entre otros, los seudónimos de Angelo Antonioni, Crowley Farber, Mortimer Cody, Lou Flanagan, Anthony Hamilton, Sol Harrison, Anthony Michaels, Anthony W. Rawer, Angela Windsor y Giselle (muchos de ellos con variaciones de su propio nombre). En 1959 apareció su primer western:: Un hombre busca a otro hombre, y creó su seudónimo más afamado Lou Carrigan. Su producción supera las 1.000 novelas, de las cuales 500 pertenecen a la serie de la periodista y espía Brigitte Baby Montfort. León Klimovsky llevó al cine una novela suya con el título de No importa morir. Al menos otras cuatro películas están basadas en sus novelas. Su hermano Francisco Vera Ramírez, también escribió novelas como Ducan M. Cody y Mortimer Cody..