Ethan Saunders, el que antaño fuera uno de los mejores espías del general George Washington, es ahora un ex capitán sin reputación ni dinero que ahoga sus penas de taberna en taberna en Filadelfia. Además, la acusación de traición por la que fue expulsado del ejército no solo le costó su buen nombre, sino que también significó el abandono de su prometida. Sin embargo, en este momento, el peor de su vida, su integridad y resuelta valentía le llevan a aceptar una investigación que le enfrentará al poder y al secretario del Tesoro: un antiguo enemigo y, también, el artífice en la oscuridad de un enorme engaño financiero; un hombre sin escrúpulos cuyos manejos sucios y métodos viles conducen a la violencia más feroz. Desde Filadelfia, Ethan, el patriota proscrito, inicia una lucha denodada, una valerosa cruzada contra la corrupción para evitar que Estados Unidos se convierta en una vulgar tierra para especuladores. «Una novela que te deja sin aliento. Una narración que te sumerge en una compleja trama protagonizada por un espía revolucionario y una mujer deslumbrante que se convierte en su aliada y su Némesis.»
Los recintos del tiempo principia con un joven matrimonio que se aproxima al punto de quiebre ante la mesa del desayuno. Se trata únicamente del primero de 102 capítulos redondos e intensos en los que una verdadera multitud de individuos de todas las edades y condiciones se encuentran y enfrentan con toda su violencia, sus obsesiones, sus heridas secretas y sus fracasos, pero también con todo su coraje, su pasión, su bondad y sus ansias de vivir. Es un despliegue colosal tanto de lo peor como de lo mejor del ser humano. El lenguaje de esta obra es transparente, directo y muy depurado. Sin embargo, su trama desafía toda cronología y demanda por parte del lector una lectura entregada y activa para establecer las conexiones que redimensionan los actos y los sentimientos de los personajes. Los recintos del tiempo es una novela muy ambiciosa y difícil de clasificar: constituye un intento por capturar el dinámico y evanescente significado de la existencia misma.
Cuando su abuelo muere, el joven narrador se da cuenta de la cantidad de cosas que no ha compartido con él. Decide entonces aprovechar al máximo el tiempo junto a su abuela. La visita a menudo y consigue espantar su soledad y hacerla reír. Pero un día, como si de una adolescente se tratara, la abuela se fuga de la residencia en la que vive. El narrador parte en su búsqueda y acabará uniéndose a ella en esa huida hacia la felicidad. Asistiremos así a un maravilloso viaje por los recuerdos de una vida, y veremos cómo éstos, junto al mágico azar, iluminan el presente y el futuro de nuestro protagonista.
La novela arranca con el regreso de Teresa Martín a Barcelona, tras no pisarla durante los últimos veinte años que distan de su precipitada partida. El salvoconducto que la ha conducido de vuelta a la ciudad condal, media vida después de su huida es una carta del puño y letra del que había sido su amor de juventud, Andrés, quién también dejó de forma abrupta Barcelona, unos meses antes de que ella misma lo hiciese empujada por la incapacidad de seguir habitando sobre el mismo escenario que les había visto fraguar su inolvidable historia de amor. Olvido, hermana menor de Andrés e íntima amiga de Teresa, también se dará cita en el encuentro para acabar de componer el puzle de los motivos que condujeron al primero a huir de la ciudad y de sus vidas sin mediar ninguna explicación, dejando a Teresa sumergida en el más absoluto e insondable estado de desaliento y dolor. Trascurridos los años, Teresa acudirá a la cita en busca de respuestas y con el temor de que no haya nadie esperándola en Plaza Catalunya a la hora acordada.
Los años y las generaciones han pasado sobre el pueblo de Ixtepec, que un día decide recordarse y nos cuenta su historia. Gestos, voces, anhelos, desengaños quedan intactos en el tiempo; sus pobladores son personajes sin futuro, recuerdos de sí mismos, solo vivientes en el proceso devastador de la memoria. En ese retroceder veloz hacia la muerte que constituye el porvenir, la evocación de lo ocurrido es finalmente irreal: la verdadera realidad es lo que no oculto. Con un arte maestro de sus propios recursos, Elena Garro ha escrito una novela que confía su eficacia a dos elementos, poesía e imaginación, raras veces empleados tan diestramente en la narrativa mexicana.
Desprendido de la geografía o la crónica inmediata, Ixtepec evoca los días petrificados que el estallido revolucionario vino a romper y substituyó por un orden de terror. En ese marco vemos surgir una galería extraordinaria de seres que cercan la tragedia de amor y desamor del general Francisco Rosas. Mientras se urde el juego de la muerte, otros son capaces de detener un tiempo que al fluir muestra y esconde a Julia y a Felipe Hurtado, fusila a Nicolás Moncada… Extraviado en lo real, en lo imposible, Francisco Rosas se hunde como en los planos de un espejo; Isabel permanece enterrada con su amor como recuerdo del porvenir mientras duren los siglos.
Una historia de superación de una mujer valiente y fuerte a la que la vida le dará una segunda oportunidad para ser feliz. Cuando te dejas llevar por las pasiones, no es fácil salir indemne de ellas. Novela finalista del VIII Premio Vergara de novela romántica. La vida de la pintora Paula Guevara cambia drásticamente cuando en junio de 1987 conoce a Víctor Sotero, un cantante y compositor por el que dejará su entorno y sus amistades. Pero la convivencia con él será un torbellino emocional marcado por sus adicciones y sus problemas personales. Diez años de altibajos y luchas, hasta que un accidente pondrá fin a su vida y Paula no solo tendrá que recuperarse de las secuelas físicas, también las anímicas. La muerte de Víctor ha sido un duro golpe, sin embargo, debe replantearse su propia existencia, quizá «volver a ser la de antes», como le dicen su madre y su hermana Abigail. Una idea que no quiere ni plantearse por mucho que las circunstancias la obliguen a regresar a su antiguo hogar. Por suerte, su hermana mayor, Graciela, está a su lado y la apoya. También Roberto, que no ha olvidado sus antiguos sentimientos por ella y que le planteará un inesperado reto profesional en el que se embarcará ilusionada, con ganas de retomar su futuro. Pero los recuerdos que creía sumergidos para siempre no la han abandonado; siguen emergiendo desde lo más profundo de su ser. Igual que las pasiones, de las que se sentía por fin a salvo.
Nick Lansing y Susy Branch son jóvenes, atractivos, brillantes: pagan «buenas cenas solo con buenos modales». Nick malvive de un menguante patrimonio familiar y de escribir artículos para una enciclopedia, aunque su ambición es ser novelista. Susy, hija de un padre derrochador ya fallecido, lleva desde los diecisiete años sabiendo «arreglárselas», y viviendo de prestado en las múltiples casas, en Nueva York y en Europa, de sus amigas millonarias. Ninguno de los dos tiene un centavo pero están enamorados y deciden casarse, con la condición de que se separarán amistosamente si en un futuro alguno de ellos encuentra «un partido mejor». Empiezan a celebrar su moderno pacto con una luna de miel en la villa que les deja un amigo en el lago de Como. No tardan, sin embargo, en surgir conflictos de «sensibilidad moral»: ¿se puede ser un parásito de una manera más lícita que otra? ¿Hay límites? ¿La moralidad puede ser sinónimo de arrogancia? ¿Hay vida y amor más allá del dinero y el lujo? Los reflejos de la luna (1922), publicada dos años después de que Edith Wharton ganara el Premio Pulitzer por La edad de la inocencia, plantea estos dilemas a través de una agitada trama de intrigas, humillaciones y malentendidos. Los personajes se verán envueltos en una comedia de enredo pero sin risas: la autora no se burla de ellos, pero los somete con exquisito rigor a dolorosos apuros, a las patéticas tribulaciones del no saber. Y el centro es siempre el temor a la soledad. Wharton aúna en esta novela su característica ironía y su talento para la crónica social de un modo realmente imponente. De ella Allan Dwan hizo en 1923 una adaptación cinematográfica, hoy perdida, en cuyo guión participó Francis Scott Fitzgerald.
¿Qué serías capaz de hacer por el amor y la amistad? A finales de los años 80, Miguel se encuentra sumido en el vacío por la pérdida de un amor. El casual encuentro con un viejo amigo de instituto hará que su existencia dé un giro de 180 grados, en el que la vida se encargará de descubrir todos sus secretos.
La princesa elfa Oonagh, se siente muy turbada cuando conoce al vikingo Hjalmar, como muestra de ello y para su vergüenza, sus puntiagudas orejas comienzan a ponerse rojas y a palpitar de emoción. Pero a pesar de que le parece escandalosamente atractivo, es un humano, y ella no puede olvidar sus obligaciones como heredera del trono de Gardaël.
Hjalmar se encuentra en la isla de los cuatro reinos mágicos, Selaön, invitado a la boda de su amigo Arud, con la princesa hechicera Lena. Su asombro es cada vez mayor, al conocer a los asombrosos seres que viven allí, hechiceros, elfos, hadas, ninfas... Pero la mayor sorpresa de todas, es cuando la ve a ella, entonces, su mundo se tambalea, y por fin entiende lo que han intentado explicarle sus amigos.
La bestia que tiene dentro lanza un rugido de posesión, para que no queden dudas de que la elfa es la elegida. Hjalmar siente, entonces, que ha encontrado la mitad de su alma, su andsfrende. Por fin.
La Reina de los Elfos, Eruwaedhiel, está muy enferma, por lo que la Gran Maestra de la Antigua Ley, Iollandahl, la lleva a la Montaña Mágica para que la intente curar el misterioso hechicero, que dirige aquel santuario. Cuando Apsel, Maestro de la Montaña Mágica ve a Eruwa, se siente retroceder en el tiempo, cuando la conoció y se enamoró locamente de ella. La entonces Princesa de los Elfos llegó a ser todo su mundo, y ella parecía corresponderle, hasta que ordenó que le asesinaran. Desde entonces ha imaginado muchas veces lo que haría, si alguna vez la vida la ponía de nuevo en su camino… Iollandahl al llegar al santuario y conocer a Baldar, el ayudante de Apsel, siente una instantánea antipatía por él. Se hace entonces la promesa de no tener ninguna relación con el enorme hechicero, pero no tiene en cuenta la voluntad del poderoso Baldar, que decide todo lo contrario…
Kaia, Princesa de las Hadas, se despierta por un dolor terrible, el peor que ha sentido nunca. Se gira para mirar su espalda, y ve que sus alas, delicadas y elegantes, de un color blanco azulado, han desaparecido. Donde antes se erguían orgullosas y desafiantes, solo queda un hueco lleno de sangre, que baja por su cuerpo empapando las sábanas. Carlson, el compañero que le ha sido destinado, cuando sabe dónde está, vuela a su lado, decidido a que recupere sus alas. Al fin y al cabo, las hadas sin alas no pueden vivir, y él no puede vivir sin su hada. Hadas, elfos, hechiceros y berserkers entre otros seres mágicos, serán los compañeros de viaje de la pareja, en la mágica Isla de los Cuatro Reinos de Selaön.
Una aventura de Vikingos, Hechiceras y otros seres mágicos en un mundo lleno de fantasía Zoydis está tan enamorada que cuando cree que su vikingo, Ingvarr, se ha cansado de ella, se le rompe el corazón. A pesar de todo, consigue rehacer su vida en Selaön donde logra lo que siempre había deseado, ser una Gran Hechicera. La mala suerte quiere que sea allí mismo donde el dios Odín manda como castigo a Ingvarr, en forma de ser milenario, para que sufra durante siglos una existencia vacía. Y tantos años después, el amor entre ambos sigue siendo tan fuerte, que ella le recuerda durante el día, y él durante las noches, que es cuando despierta su conciencia humana. Hasta que llega el momento de su reencuentro, cuando tiembla la tierra y el cielo, y el tiempo se detiene, esperando saber si su historia de amor tiene, finalmente, un final feliz.
Tras la toma de Francia por el ejército Nazi, la presión sobre la frontera con España se hace más ruda y salvaje. Con el único objetivo de apresar a fugitivos, expatriados o emigrantes que huyen de la barbarie. Mientras tanto, la estación Internacional de Canfranc se vuelve un punto estratégico , tanto económica como políticamente, para ambos gobiernos. Ciudadanos sin más interés que el de comer cada día se vuelven fichas del ajedrez de la noche a la mañana. ¿Quien será la Reina en esta partida por no perder la humanidad?, ¿sera Alexandre - jefe de la estación - un peón de las fichas blancas, o negras?, ¿o únicamente un espectador en esta partida por la vida?. Déjate acompañar por las montañas nevadas de Canfranc, de la mano de sus vecinos y vecinas, o si lo prefieres viaja solo en el entrañable seiscientos. Sea como sea, en Canfranc te espera un mundo de sensaciones, contradicciones y punzadas en el alma. Bienvenido a Los Relojes de Canfranc.
Los zulúes del lugar recuerdan una historia extraña sobre una mujer blanca que encarnó el espíritu de una de sus diosas legendarias, también de tez blanca, en los días de Dingaan. Aseguran que esta joven era extremadamente hermosa y valiente, y que ostentó un gran poder sobre la tierra. Comienza esta extraordinaria novela de aventuras, inédita en España, del famoso Henry Rider Haggard, autor de Las minas del Rey Salomón. A los ochenta años de su muerte, Haggard sigue siendo un representante imprescindible de la novela de aventuras y un referente inexcusable de lo que hoy se denomina proto-fantasía, debido a sus incursiones en lo sobrenatural. El mejor narrador de las aventuras africanas.
En este libro, los robots nos contarán historias alucinantes: episodios trágicos entre los robots y sus creadores, relatos que describen lo absurdo que puede ser el automatismo de un propósito, crónicas de una épica aventura por descubrir lo que se esconde debajo de sus capas de piel sintética y metal, narraciones siniestras sobre la desesperación de los días previos a una extinción inminente, e historias que podrían representar la última esperanza de una humanidad que lleva milenios sin existir. Daniel Centeno, con una imaginación brillante, nos guía a través de un mundo donde la humanidad ha desaparecido y los robots deben enfrentarse a su propia decadencia. Cada uno de los cinco cuentos que conforman esta colección nos conduce, poco a poco, dentro de una realidad desolada que, desprovista de vida, paradójicamente nos presenta las preguntas más humanas.
«Los rojos ganaron la guerra» supone la vuelta de Vizcaíno Casas al género que le dio prestigio y, sobre todo, popularidad entre sus lectores, que él define como de historia-ficción y en el que se integran varios de sus títulos de mayor éxito: «… y al tercer año, resucitó, Las autonosuyas, … y habitó entre nosotros». Esta vez, la ficción llega nada menos que a invertir el resultado final de la guerra civil (de cuya conclusión se cumplen ahora, justamente, los cincuenta años), de forma que el ejército popular o republicano o, más exactamente, rojo vence en la batalla del Ebro y tras otras afortunadas operaciones bélicas desfila victoriosamente por el paseo de la Castellana, que ya se llama avenida de Rusia. A partir de este momento, abril de 1939, y a lo largo de nueve apasionantes ficciones (que así se titulan los capítulos del libro), el cultivo mordaz, satírico, ingenioso de la ucronía permite a Vizcaíno Casas imaginar un conjunto de apasionantes sucesos en la España que se ha convertido en una Unión de Repúblicas Socialistas del Estado Español (URSEE) presidida por Dolores Ibárruri y al frente de cuyo gobierno aparecen, primero, el doctor Negrín y, más tarde, Santiago Carrillo. Por supuesto que muchos de tales hechos pudieron ocurrir en la realidad de haber sucedido lo que nunca pasó, pero también son numerosos los que tienen inmediata y clara trasposición al momento político que actualmente estamos viviendo. «Los rojos ganaron la guerra», libro de apasionante lectura, ha exigido de su autor un cuidado estudio de los principales personajes de nuestra historia contemporánea, muchos de los cuales hablan con su propia voz, y suyas son bastantes de las frases que se recogen en el texto, aunque, por supuesto, las pronunciasen en distinta ocasión. Además de una ironía constante, que provoca de continuo la sonrisa del lector, hay en «Los rojos ganaron la guerra» sugestivos temas de meditación acerca de cómo pudo cambiar el futuro de España (nuestro presente), y aun el de Europa, de haber sido otro el signo final de la guerra civil. Posiblemente desde… «y al tercer año, resucitó» no había vuelto con tanta fidelidad y brillantez Vizcaíno Casas a su género predilecto como con «Los rojos ganaron la guerra», que sin duda ha de convertirse en uno de sus más celebrados best-sellers.
La psicoterapeuta Sofia Zetterlund está tratando a dos pacientes especialmente difíciles: Samuel Bai, un niño soldado de Sierra Leona, y Victoria Bergman, una mujer de mediana edad con un profundo trauma infantil. Entre tanto, el cuerpo mutilado de un joven aparece en un parque del centro de Estocolmo. ¿Ha sufrido terribles abusos? ¿Quién es el joven de origen extranjero? En primera instancia, la policía le da poca prioridad al caso. Sin embargo, muy pronto tiene lugar otro asesinato de características similares que hace pensar que tal vez se trate de un asesino en serie. La inspectora Kihlberg y la terapeuta Zetterlund se verán formando equipo en la resolución de este y otros casos. A medida que su relación se estrecha, tendrán que enfrentarse a las mismas preguntas: ¿cómo es posible que en una persona afloren semejantes rasgos de inhumanidad?, ¿cuándo es la víctima la que se convierte en depredador?
La detective Jeanette Kihlberg está haciendo terribles esfuerzos para resolver los casos de asesinato de unos jóvenes inmigrantes. Sin embargo, la investigación es interrumpida cuando un exitoso hombre de negocios aparece brutalmente asesinado —a modo de ritual— en el centro de Estocolmo. Todo parece indicar que es un acto de venganza, pero ¿cuál es el sentido de esta venganza? La psicoterapeuta Sofia Zetterlund es arrastrada a enfrentarse al perfil del asesino. Paralelamente, hay un caso muy complejo que también mantiene ocupada a Jeanette: la desaparición de la misteriosa Victoria Bergman, una mujer con un pasado muy turbio. La investigación la llevará a una exclusiva escuela en Sigtuna y también a Dinamarca, donde parece residir parte del misterio.
Un automóvil calcinado. En su interior, los cuerpos de dos mujeres. Se trata de las principales sospechosas del caso del internado, donde Victoria Bergman pasó parte de su infancia. En uno de los domicilios de las sospechosas, la policía encuentra pruebas incriminatorias. El caso se retuerce sobre sí mismo para la inspectora Kihlberg, nada es lo que parece. Por su parte, Victoria Bergman, sigue luchando contra sus múltiples personalidades, solo la más fuerte podrá sobrevivir. Mientras su salud mental mejora, la terapeuta Zetterlund es capaz de facilitar a su amante, la inspectora Kihlberg, pistas para la búsqueda de los hombres que no solo han herido a Victoria de por vida, sino también a su hija Madeleine.
En Los rostros del agua se combinan temas tan interesantes como la enigmática existencia de estos en las tuberías de desagüe ubicadas en la ciudad de Alcoy (Alicante) y otras poblaciones. Tan graves como la tragedia de un joven acosado por un pederasta con dramáticas consecuencias, las cuales, una psicóloga que investiga la presencia de estas caras, pretende solucionar. Un argumento que entremezcla intriga, misterio y ciertos toques de ciencia ficción para culminar en un final impactante.