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Bolsilibros - Salvaje Texas 205. El revolver es mi ley, de Donald Curtis

Aventuras, Novela

—ESE es Johnny Tucson. Con indiferencia, «Diamantes» Langstrom alzó un segundo la mirada. Vio pasar al hombre. Luego, estudió, con las cejas arqueadas, a sus dos oponentes. —Bueno, dejen a Tucson y atiendan a sus cartas — refunfuñó—. He dicho que cinco mil. ¿Aceptan, amigos? Los dos se miraron. Ni Tracy ni Clint Barrow parecían muy resueltos. Una voz angustiada llegó de detrás de ambos jugadores, como advirtiéndoles a tiempo: —¡No sigáis! ¡No, Tracy! ¡Clint, tú eres el mayor!… ¡Volved a vuestra razón! ¡Perdéis ya mucho! ¡No sigáis…!


Bolsilibros - Salvaje Texas 209. Con las armas en la mano, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Una reducida caravana avanzaba lentamente entre las altas hierbas al frente de la cual va un hombre fornido y de gran talla, aunque por efecto del paisaje que le rodea, no aparezca en toda su grandeza. 
La caravana parecía algo miserable, frágil y diminuta, avanzando en su lentitud por la pradera infinita como si quisiera contemplar a quienes por primera vez habían llevado a su pacífica vida el relinchar estridente de los ejes mal engrasados.


Bolsilibros - Salvaje Texas 210. El misterio de los Custer, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

El sheriff se alejó de Earle; pero, al marchar, iba pensando en que debía sentir vergüenza por todas las verdades que le había estado diciendo el amigo. Había dejado que robaran los pastos y hasta parte de los terrenos, que se habían anexionado otros ganaderos. Pero él no esperaba el regreso de Earle. Durante la guerra se había hablado mucho de Earle Costa. Fue un verdadero héroe. La Prensa en las dos partes contendientes se preocupó muchísimo de él. Hasta el enemigo reseñaba con respeto sus heroicidades.


Bolsilibros - Salvaje Texas 212. Una mujer y una horca, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Los dos hombres que hablaban así se habían detenido en una zona muy tupida de boscaje, en las inmediaciones del monte, llamado Gila Bend, El monte estaba situado al Norte del curso del río Gila, paralelo a la línea férrea del Sud Pacific y los poblados más próximos a caballo sobre el curso del río, eran Agua Caliente y Palomas.


Bolsilibros - Salvaje Texas 213. Soga rota, de Clark Carrados

Novela, Aventuras

Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.


Bolsilibros - Salvaje Texas 215. La vergüenza de los rurales, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Milton quedó pensativo. Era verdad que le había sorprendido le encargaran a él, habiendo tenientes y sargentos para una misión como esa. Y le habían hecho galopar muchas millas para ello, mientras que los destacados en Santone paseaban por la ciudad. La razón dada para ese servicio era que gozaba de la mejor fama y como el detenido era un asesino peligroso, había que escoger el jefe del grupo del traslado. Mientras pensaba en todo esto, pasaron unos minutos.


Bolsilibros - Salvaje Texas 232. Overland mail, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

La situación más angustiosa que Petrus Tydings había sufrido en su joven y dinámica vida la estaba saboreando agriamente en aquellos momentos. Era un instante crucial de su existencia en el que, como el acróbata que se balancea sobre una tirante cuerda manteniendo el equilibrio, lo mismo podía derrumbarse en el lado del mal que caer en el contrario.


Bolsilibros - Salvaje Texas 252. La ciudad amenazada, de Alf Regaldie

Novela, Aventuras

Alfonso Arizmendi Regaldie (San Cristóbal de la Laguna, Islas Canarias, (España), 1911 - Valencia (España) 2004), más conocido por el seudónimo Alf Regaldie formado con la abreviatura de su nombre y con su segundo apellido, de origen francés, aunque también utilizó el de Carlos de Monterroble. Aunque nació en la localidad canaria de San Cristóbal de la Laguna, durante la mayor parte de su vida residió en Valencia, por lo que se le puede considerar con toda justicia miembro de pleno derecho de la escuela de ciencia-ficción valenciana. Al igual que ocurrió con otros muchos contemporáneos suyos, tuvo la desgracia de verse atrapado en la vorágine de la Guerra Civil española, participando como combatiente en el bando republicano. lo que le acarreó, como es fácil suponer, serias dificultades una vez acabada la contienda, llegando a estar encarcelado por ello durante siete años.


Bolsilibros - Salvaje Texas 254. La heroína del valle del Salt, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Cerca de ocho meses duró la áspera e interminable jornada, camino de Arizona. Fueron casi tres mil millas de rodar por sendas polvorientas, por desfiladeros impresionantes, por praderas resecas o húmedas, según el terreno y los meses del año, dando La cara a los calores abrasadores, a las nieves flagelantes, y a toda clase de inclemencias, que la Naturaleza iba poniendo a su paso, como si tuviese interés en detener su marcha o retrasar su avance. Pero si bien sufrieron las penalidades propias de tales avatares, tuvieron suerte de no verse atacados por los indios. Cierto era que la caravana, en previsión de estas contingencias, la formaban un gran número de carretas y que una masa compacta de caravaneros decididos y valientes podían ser un serio obstáculo a los ataques de los salvajes. Colon, para hacer más ameno y menos pesado el viaje de su esposa, se había dedicado por el camino a relatarle los muchos episodios de sus andanzas por aquellas tierras que iban dejando a su espalda, y, después, los múltiples proyectos que bullían en su cabeza.


Bolsilibros - Salvaje Texas 266. Llegó la violencia, de Alf Regaldie

Aventuras, Novela

Un tanto astrosa, cubierto de polvo y de sudor y cargado con la silla de un caballo. Ese hombre corría intentando subir al vagón que estaba ya en marcha. El joven, al ver que le resultaba bastante difícil subir con su carga a cuestas, se desembarazó de la silla arrojándola dentro del departamento, al tiempo que gritaba con voz estentórea: —¡Cuidado! ¡Que ahí va eso! Cayó la silla en mitad del departamento, levantándose una verdadera polvareda. Tosió Wilson, y Thelma se apresuró a cubrirse el rostro con el velo que se había levantado.


Bolsilibros - Salvaje Texas 294. Forasteros en Coyote, de Cliff Bradley

Aventuras, Novela

El jinete se echó hacia atrás el astroso sombrero y oteó el panorama hacia el sudoeste. Vio una inmensidad de lomas onduladas color amarillo rojizo, donde crecían la salvia, el mezquite, las chollas y los “devil fingers” bajo un sol de cobre tan implacable como el mismo infierno. —Coyote...—repitió para sí—. Nunca he oído hablar de él. Y, por lo tanto, es probable que en él nada hayan oído nunca de mí. Tras semejante conclusión, tiró de las riendas de su cabalgadura y la metió por el largo y poco transitado sendero.


Bolsilibros - Salvaje Texas 300. Campamento infernal, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Casi de la noche a la mañana, Jelesburg se había convertido en un infierno en el que ni los propios demonios podían considerarse seguros. 
La llegada de los raíles del “Unión Pacific”, había sido la causa de aquella atmósfera venenosa y dramática, como lo había sido, pueblo a pueblo, desde que se iniciara el tendido en Omaha, buscando la costa del Pacífico.


Bolsilibros - Salvaje Texas 302. Muertos por ambición, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Bill Garnett, desmontó ante uno de los saloons de Butte, y amarró su hermoso caballo a una de las herraduras que al efecto había en la pared. Algunos hombres vestidos de diferentes formas miraban con suma atención, en particular al caballo. Sin hacer el menor caso de esta observación de que era objeto, entró en el local, que era más amplio de lo que podía imaginarse des del exterior. Se aproximó al mostrador con cierta dificultad por la gran multitud existente.


Bolsilibros - Salvaje Texas 307. La vuelta del yanqui, de Clark Carrados

Aventuras, Novela

Era como todos los saloons, pero resultaba completamente nuevo para él. No existía cuando se fue a la guerra. El saloon se llamaba “Grand Palace” y casi merecía el nombre. Era un local más de los muchos que había visto Zeke Kapteyn a lo largo de sus casi treinta años de vida, mas para Mulder Creek resultaba de un lujo casi insultante. Sin embargo, Mulder Creek había progresado notablemente en los seis años que Zeke faltaba de allí. Había nuevos edificios, se había construido un Ayuntamiento nuevo, el hotel tenía un aspecto flamante e incluso la oficina del sheriff y cárcel, tenían una apariencia infinitamente mejor que la que ofrecían seis años atrás.


Bolsilibros - Salvaje Texas 318. No merecían ni una bala, de Alf Regaldie

Aventuras, Novela

HOTEL Álamo de San Ángelo. Se había reclinado cómodamente hacia atrás y tenía las piernas estiradas y abiertas en compás, si bien, a pesar de ello, no molestaba a la gente que entraba y salía, dada la amplitud de la entrada. El lugar estaba en agradable sombra y el joven Adams se había echado el ala del sombrero sobre los ojos y mantenía éstos entornados. Adams vestía con sencillez y se observaba en él cierta negligencia, dando la impresión de que su situación económica era precaria o bien que no le preocupaba en absoluto la forma de vestir.


Bolsilibros - Salvaje Texas 326. Llegó un presidiario, de Alf Regaldie

Aventuras, Novela

A King Lewis, mayoral de la diligencia cuya estación terminal era Shafter, no le causó sorpresa alguna advertir la presencia del sheriff Terry Cardiff en el punto donde debía detenerse el carruaje. Se dirigió a su acompañante, el más que veterano Mark Lee, escolta de la diligencia y ayudante de King. —Parece que la curiosidad se ha despertado. —La gente es así. Un asco, un verdadero asco. Después de tal comentario, la voz de King dominó por encima de todos los ruidos, y con unos gritos y unos recios tirones de riendas, pudo imponerse al tronco de caballos y logró que el renqueante carruaje se detuviese.


Bolsilibros - Salvaje Texas 330. Pueblos fronterizos, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Una desvencijada carreta cuyas ruedas faltas de seguridad y de grasa chirriaban agriamente, bamboleando el averiado vehículo, avanzaba por la polvorienta senda bajo la caricia áspera del sol de media tarde. 
La carreta iba tirada por dos caballos, que a ciegas se podía afirmar que no eran animales de tiro. Se trataba de dos caballos bastante esbeltos y de finas líneas que nada acostumbrados a verse ligados a un vehículo, manifestaban ostensiblemente su protesta por aquel ultraje a su raza.


Bolsilibros - Salvaje Texas 367. El misterioso Fliot, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Jane salió a la puerta de la cabaña y se desperezó, estirando hacia, arriba sus bonitos brazos. Se, había levantado un tanto soñolienta, debido a que aquella noche, por culpa de su hermano Chester, había dormido la mitad de lo normal. Apenas si hacía un cuarto de hora que había empezado el sol y ya, según costumbre, ella se disponía a sus pequeñas reservas de animales. Dar de comer conejos, cuidar la cabra y poner pienso al caballo. Esta era su labor preliminar día a día, sin que nada variase una costumbre que ya era algo mecánico en ella. Lo había hecho en vida de su madre y cuando ésta falleció, hacía poco más de un año, la costumbre se había convertido en obligación tajante, toda vez que había quedado a su cargo la cabaña y, cuando la necesidad lo requería, el cuidado de su hermano Chester, dos años más joven que ella.


Bolsilibros - Salvaje Texas 376. Hasta que no quede uno, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Stanley es un poblado que se extiende en una planicie casi desierta, en la parte media del Oeste de Wyoming. A poca distancia del Green River, al que afluyen diversos pequeños ríos que forman como los ejes de una rueda en torno al poblado, éste casi es un hito en la llanura. Si se exceptúa otra pequeña aldea a unas veinte millas del primero, es preciso recorrer muchas millas a caballo para encontrar algún otro poblado con el que comunicarse.


Bolsilibros - Salvaje Texas 388. Al oeste del río maldito, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

El sargento Samuel Torphe, de los rurales de Texas, perteneciente a la División D, afincada en El Paso, miró al cielo aún casi negro, y apartó un poco la espesura del matorral en que se había refugiado. 
Esperaba impaciente, pero con la calma propia de los hombres adscritos a tan temido y prestigioso cuerpo de seguridad, a que el día empezase a romper. Tenía los minutos contados para ejecutar una extraña maniobra que solamente los iniciados en ella podían entender.