Unas divertidísimas vacaciones en Isla Mauricio sirven para que Mauro y Cris se conozcan gracias a sus pequeños terremotos, Kike y Toño.
Ninguno espera nada más que pasar unos días de relax bañándose en playas de finas arenas y disfrutando del ocio que un lugar tan idílico ofrece.
Una sola conversación, solo una, los lleva a pensar que su encuentro pueda desembocar en una de esas preciosas casualidades que se presumen en las redes.
La despedida no es fácil y más cuando se han vivido momentos tan especiales, envueltos en risas, sin separarse ni un minuto. Cris no derrocha paciencia, pero eso a Mauro no le importa… Ella se ha convertido en su impaciente favorita.
Si crees que su vuelta a España será una más, te equivocas, porque esta historia te hará suspirar con sus vertiginosos giros mientras lloras, ríes y sueñas en la piel de sus protagonistas.
Maggie vive en una isla y regenta una casa de huéspedes...Maggie tiene un huerto y casi siempre va descalza...Maggie no quiere recordar por qué está allí; duele demasiado...Maggie ha renunciado al amor y es complicado explicar los motivos...hasta que conoce a Alejandro...y la calma da paso a una tormenta de sensaciones...y a la posibilidad de que tal vez sí se puede empezar de nuevo.
Audrey Prymar, es una mujer organizada y segura que, a sus 24 años, ha ascendido rápidamente en la escala empresarial. Ha sido la mano derecha de muchos empresarios famosos. Sin embargo, las cosas cambian en su vida cuando se traslada a Nueva York y asume su nuevo puesto como mano derecha de Ethan Sheffield, el jefe de Sheffield & Black. Ethan es cualquier cosa menos un hombre sencillo, por lo que su relación empresarial y personal a menudo es bastante difícil. Pero Audrey y Ethan desarrollan sentimientos prohibidos el uno por el otro, que les será imposible de ignorar.
Versión romántica de la novela El secreto de Ivanova, sin escenas de sexo explícito. ¿Es posible enamorarse de dos personas al mismo tiempo? ¿Enamorarse de verdad? La vida de Lucía da un giro inesperado cuando debe asistir con Carlos a un viaje de trabajo en Rusia, su país natal. Allí descubrirá a una Lucía muy diferente de la que ella misma pensaba ser. Y a un Carlos, también muy distinto a lo que imaginaba al principio. En apenas una semana, ambos vivirán pasión, dudas, culpabilidad y celos. Una llama incontenible se encenderá en su interior. Una llama que podría consumirles a ambos. Los dos quedan ahora unidos por un secreto. Un pacto que han jurado no romper.
Julieta es alocada, pero muy responsable. A la entrevista que le consiguió Víctor, su cuñado, acude dispuesta a hacerse con el trabajo de secretaria que ofrecen en una importante empresa de una red social. Con lo que no contaba ella era con un jefe a quien se había propuesto sacar de quicio. Lorenzo Andrade, un hombre acostumbrado a que sus empleados sigan sus directrices a rajatabla y quien disfruta de la soltería a sus casi cuarenta años. Su nueva secretaria es descarada, le cabrea, le vuelve loco, pero consigue sacarle la sonrisa y más de una carcajada como nadie. Una comedia romántica en la que no faltan las locuras de Julieta y donde su secreto podría cambiarlo todo.
Julieta vuelve con más fuerzas que nunca porque las injusticias se pagan y la verdad solo tiene un camino, aunque con ello haya tenido que perder cuanto tenia y le hizo conocer la felicidad. Ahora vuelve no solo con más fuerzas, sino con decisión, con una nueva oportunidad laboral en un empleo que apuesta por ella. ¿Podrá recuperar todo aquello que vuelva a hacerla feliz? ¿Conseguirá arrancar de su corazón a ese hombre que la hizo vibrar y temblar a partes iguales? Conoce el desenlace de la historia de Julieta en esta entrega que esperamos no te deje indiferente
La vida de Laura Green siempre ha sido perfecta; la chica más deseada y popular de la escuela, ahora con una brillante carrera como publicista y a punto de casarse son Claude, su novio de la preparatoria. Pero la perfección deja caer su fachada cuando se reencuentra con Thomas Sharp, un ex compañero de escuela. Sharp, cierta vez un nerd débil del cual todos se burlaban, ahora es el CEO más codiciado, de cuerpo escultural, sonrisa asesina y una actitud tan dominante como magnética. Y también es el nuevo jefe de Laura, La atracción entre ellos pronto se torna insoportable, hasta el punto en que Laura se cuestione si realmente es feliz con su prometido. Pero no solo eso; Thomas Sharp recuerda a Laura y está dispuesto a vengarse de la chica que se burlaba de él con una serie de irresistibles juegos sexuales.
Por alguna razón, mi nuevo jefe se ha empeñado en atraparme
¿Pobre inocente yo?
Solo soy una talentosa, querida y pequeña espina clavada en su costado. Está bien, son mis palabras, no las suyas, pero él no puede despedirme a menos que renuncie, larga historia. Por lo que él tiene un gran problema, porque yo ni siquiera podía renunciar a mascar chicle, y mucho menos renunciar al trabajo de mis sueños.
Así que pensé que tenía todo bajo control. Podría sobrevivir al nuevo jefe, junto con sus helados ojos de ensueño. Incluso podría soportar compartir una oficina con el despiadado Sr. Rompecorazones.
Súper Fácil.
Pero luego, estando borracha, hice el desafío que lo cambió todo. Le dije que podía hacer vender una entrevista con un idiota arrogante como él. ¿Su respuesta? Pruébalo. Si fallo, él consigue lo que quiere y renuncio. Si tengo éxito, él retrocede para siempre.
Incluso si veo que hay más en él con cada entrevista, el plan sigue siendo simple. Clavar la historia, seguir odiando al jefe y finalmente sacarlo de mi espalda. Al menos parecía simple hasta que estábamos comiendo pizza barata y viendo comedias románticas juntos en su cama.
¿Cuál era ese plan de nuevo? ¿Escribir la historia, atrapar al jefe y luego ponerme de espaldas?
Romance de oficina de enemigos a amantes de larga duración con bondad de combustión lenta que hace reír a carcajadas. El jefe no puede permitirse el lujo de enamorarse de su empleada inteligente y de voluntad fuerte, pero el destino tiene otros planes.
Stella Sweeney lleva una vida muy normal en Dublín con su marido y sus dos hijos. Un día, en medio de un atasco en la carretera, intenta hacer una buena obra para mejorar su karma... Pero lo que consigue es provocar un accidente que dejará su coche hecho añicos y que, de paso, le cambiará la vida. A partir de entonces, los acontecimientos más inesperados y extraordinarios se suceden y llevarán a Stella muy, muy lejos de su antigua existencia, hasta convertir a esa mujer tan corriente en una superestrella. Y todo de la mano de un médico muy atractivo. ¿Ha sido el azar, el destino o el karma? Por primera vez en la vida de Stella, la verdadera felicidad está a su alcance. Pero ¿está preparada para atraparla?
CICLO Mike Palabras:
1. La muerte y Olivia Pinker
2. Valle Bisonte
3. La muerte escribe un poema
4. Pastos sangrientos
5. Cuando aparece Palabras
6. Oskiteha
7. Una polka para la muerte
8. Jonesburg
9. El cobarde
10. Los jinetes negros
11. Miguel Segovia
12. Evelina Ward
Cuando alcanzó la cima de la colina, Jorge Dreyer contuvo a su enorme alazán y se volvió para contemplar el coche que todavía ascendía por el rojizo camino. Su apuesta silueta se destacaba contra el azul profundo del cielo; revoloteaba un rubio mechón en torno a su frente acariciada por el viento. El caballo alzaba la cabeza y olfateaba el aroma intenso que llegaba del valle. Olor a vegetación florida, a bosque y prado, a animales en libertad, a mieses verdeantes que se agitaban como un océano de riqueza. La vida vibraba en la atmósfera. Era una tarde de primavera.
El jinete salió del macizo color pizarra claro de los mezquites y condujo a su bayo talud arriba para ponerlo al trote largo cuando estuvo en el camino. A su derecha, más allá de la extensión de arbustos de retorcido tronco y exuberante follaje que acababa de atravesar, estaba el desierto rojizo y pedregoso; a su izquierda se elevaba un cantil por cuyo borde asomaban, en contraste, las copas verdes de los pinos mezcladas a las más descoloridas de los cedros y también a las de algunos robles y nogales silvestres.
Eran muchos los hombres ataviados con chaparreras, pantalones de pana o de burda tela rayada, camisas de lana, pañuelos de vivos colores y grandes sombreros, pero solo uno despertaba su interés y, casi, su admiración. Le conocía perfectamente: su nombre era Bronco O’Leary y trabajaba como vaquero en el rancho «Dos Círculos». Estaba en el pueblo desde mucho antes que él soñase siquiera en abandonar Frisco y lanzarse a aquella formidable, amena y estúpida vida. En realidad, había vivido allí desde la infancia, si es que aquel extraño pueblo existía ya entonces, hecho sobre el cual Tomasito carecía de información.
Cada gota originaba un círculo que iba creciendo, creciendo, hasta difuminarse, de una parte, en la inmensidad —inmensidad relativa— del lago y, de otra, deshacerse en mil ondas contra la cercana orilla.
Una rama se quebró con seco chasquido. Jason Greene, viéndola caer al agua, se preguntó por qué causa se habría roto. ¿Por el viento? No, puesto que la suave brisa estival no poseía la fuerza necesaria. ¿Por los años, que la habían corrompido lenta y oscuramente? Quizá. Desde luego, no por una causa humana ni siquiera animal.
Brian, alto, enjuto, de piel casi cobriza, rostro anguloso y ojos grises, frotó con la manga, en un gesto maquinal, un objeto brillante prendido sobre su camisa. Aquel objeto no podía parecer más que una estrella de «sheriff», y eso era precisamente. Brian Carey, a pesar de su juventud, representaba a la Ley en la población y el distrito de Río Breve, Nuevo México.
Jonesburg, situado al pie de la vertiente oriental de la sierra de San Bernardino, era un pueblo ganadero y nada más. «Palabras», que conocía el Sudoeste en general y California en particular mucho mejor que la palma de su mano derecha, sabía esto, como también parecía saberlo De Cabrera, por cuya razón ni uno ni otro experimentaron la menor sorpresa al asentar el pie sobre los tablones de pino que, pretensiosamente, se alineaban junto a los carriles oficiando de andén.
Cinco figuras destacaban, amenazadoras, contra el fulgurante azul del cielo. Desde la galera que, grande y pesada, recorría la llanura parda arrastrada por bueyes lentos, calmosos, apáticos, un hombre y una mujer las contemplaban. Sabían que aquellas figuras eran las de cinco merodeadores indios, hombres cobrizos y semidesnudos, montados en pequeños «mustangs»; la peor clase de bandidos que se podía encontrar entre el Maine y California.
Wilm era el «sheriff» de Los Árboles, California, y gustaba de comportarse como un hombre de acción que fuese al mismo tiempo un pensador profundo, aunque lo cierto era que no poseía ninguna de las dos cualidades. Se le podía definir como un hombre de mucha ambición y poca voluntad, pero la apariencia exterior de rudeza y energía con la que se había revestido a sí mismo desconcertaba a los malos observadores.
Parecía imposible que en aquella inmensa llanura pedregosa de color amarillo rojizo pudiesen existir seres vivos. Estaba hecha para calcinarse lentamente, año tras año y siglo tras siglo, bajo el ígneo globo solar, para adormecerse —si es que las llanuras pueden adormecerse— en el letargo que su atmósfera pesada y ardiente, tan azul y tan monótona, provocaba, para sufrir, inalterable, la sucesión de días y noches siempre iguales, siempre vacíos.