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Biblioteca Clásica Gredos 34. Historia romana I, de Apiano

Ensayo, Historia

Nacido en Alejandría a finales del siglo I d. C., Apiano desempeñó varios cargos públicos de relieve y estuvo en contacto con los ámbitos de poder próximos al emperador de Roma, como era la norma entre los historiadores del mundo antiguo; optó por encauzar su sólida formación cultural e intensa vida política hacia la actividad literaria en la forma de crónica histórica. Su propósito era trazar una historia de Roma desde sus inicios, con la llegada del troyano Eneas a suelo itálico; la obra alcanza hasta la muerte de Sexto Pompeyo en el año 35 a. C. Se trata de sucesos ya distantes del historiador, que tuvo que confiar en fuentes escritas cuya identificación ha ocupado a la crítica. Su obra es un intento de historia universal, de los que tanto hubo en el periodo helenístico. Éste se distingue de los demás por la ordenación del material, que no se distribuye según criterios cronológicos, sino con arreglo a la etnografía: los diferentes libros tratan por separado la historia de diversas zonas del mundo conocido, tal como fueron entrando en contacto con Roma y sucumbiendo, aspecto éste que confiere unidad a toda la obra y entronca con el método clásico de Heródoto, cuyo enorme magisterio proporciona a Apiano una pauta para entender la historia de Roma.


Biblioteca Clásica Gredos 35. Discursos Políticos I, de Demóstenes

Ensayo, Ciencias sociales

Demóstenes (Atenas, 384 a. C.-Calauria, 322 a. C.) es uno de los grandes oradores de todos los tiempos (Cicerón escribió que era «el orador perfecto») y estuvo intensamente implicado en la política ateniense y griega. Vivió en el siglo IV a. C., tiempo de gran agitación política, de declive de la ciudad-estado ática y de creciente hegemonía macedonia, a la que se opuso con toda su energía y capacidad intelectual. Tras sus estudios de retórica, en los que se familiarizó con los oradores anteriores y sus recursos lingüísticos y argumentativos, así como con los del historiador Tucídides, Demóstenes trabajó un tiempo como logógrafo, o abogado en casos particulares, componiendo los llamados discursos privados, o forenses, de los que la tradición ha conservado muchos: más de cuarenta, si bien más de una docena parecen de otros autores. En este ámbito, sus discursos más famosos son los que afectan a asuntos personales del autor y los que discuten la herencia y la suerte de la familia del banquero Pasión. No tardó, sin embargo, en interesarse por la actividad política: en 354 a. C. ya pronunció sus primeros discursos en público en este ámbito, y dedicó años a oponerse a la expansión de Macedonia y su rey Filipo II. Demóstenes, que conservaba el ideal de Atenas desde la lectura de Tucídides y quería preservar la libertad de la ciudad, trató de pactar con Filipo que no atacara Grecia. El orador fue decisivo para que Atenas y Tebas tomaran armas contra Alejandro Magno en la batalla de Queronea, en la que cayeron ante el conquistador macedonio. Demóstenes se suicidó antes de que los soldados del sucesor de Alejandro, Antípatro, pudieran acabar con su vida. Sus mayores empeños fueron restablecer el espíritu público en Atenas y conservar la cultura griega ante la crisis de la ciudad-estado. Entre sus discursos políticos cabe mencionar, los iniciales de confrontación con Eubulo, el político más poderoso en la Atenas del momento. Después se centró por completo en la política exterior ateniense, en relación con Filipo II de Macedonia, al que veía como gran amenaza para todas las ciudades griegas. Contra él escribiría, a lo largo de muchos años, cuatro Filípicas, en las que exhortaba a sus conciudadanos a enfrentarse a él para proteger la independencia de Atenas. A raíz de la conquista de Olinto, ciudad de la Calcídica, por Filipo II, Demóstenes escribió las tres Olínticas, en las que reclamó que los atenienses apoyaran a su aliado, pero esta ayuda militar fue en vano. Demóstenes participó en una embajada para firmar un acuerdo con Filipo, y se mostró partidario de contemporizar con el macedonio, desde una perspectiva posibilista, reconociendo sus conquistas en la Hélade a cambio de evitar otras posteriores (razona su postura en Sobre la paz). En la Segunda y la Tercera Filípicas (considerada su mejor discurso), escritas a raíz del incumplimiento de la contención expansionista, Demóstenes se volvió resueltamente contra Filipo. Pero la mayoría de griegos veían en éste un garante de su seguridad. Abundó en esta línea en Sobre el Quersoneso. Demóstenes tomó el control de la política ateniense y se convirtió en el líder político más influyente de Atenas. La Cuarta Filípica es una declaración de guerra que condujo a una nueva derrota griega frente los macedonios: la de Queronea, aunque sirvió para demorar la conquista macedonia de parte de Grecia y de Bizancio. Demóstenes pronunció el discurso fúnebre por los atenienses muertos en la batalla. En Sobre la Corona, su discurso más famoso, escrito tras la muerte de Filipo y de su sucesión por su primogénito, Alejandro Magno, Demóstenes deplora la paz pactada con Macedonia y sus efectos, al tiempo que defiende su propia trayectoria política en favor de Atenas, frente al partido promacedonio de Esquines. La fama de Demóstenes perduró a través de los siglos. Los filólogos de la Biblioteca de Alejandría editaron los manuscritos de sus discursos, y los estudiantes de Roma los leyeron para formarse en retórica. En su honor, Cicerón tituló Filípicas sus discursos contra Marco Antonio. En la Edad Media y el Renacimiento fue el más leído de los oradores antiguos, y al cabo de los siglos influyó a los oradores de la Revolución Francesa y a los partidarios de la Constitución de los Estados Unidos.


Biblioteca Clásica Gredos 36. Agrícola - Germania - Diálogo sobre los oradores, de Cornelio Tácito

Ensayo, Historia

Agrícola es la primera obra de índole historiográfica de Tácito, tras su inicial cultivo de la retórica. Este estudio que dedica a su suegro, Julio Agrícola, aúna los géneros de la biografía y el tratado histórico: pues si la parte inicial consiste en una laudatoria semblanza de Agrícola, paradigma de virtus romana, el grueso de la obra está dedicado a sus logros militares y administrativos en Britania. El relato de estas actividades se enriquece con descripciones etnográficas y geográficas, y contiene varias denuncias más o menos veladas de la tiranía de Domiciano. La manifiesta simpatía de Tácito por los germanos y su conocimiento de este pueblo septentrional adversario de la grandeza de Roma se manifiesta en Germania, estudio etnográfico que, por la multitud de datos que ofrece, constituye el documento más valioso para su conocimiento. Una primera parte se ocupa de aspectos como la geografía física, las instituciones, la vida privada y el ejército; después se describen las peculiaridades de cada etnia por separado. Tácito concluye que los germanos, a pesar de su carácter primitivo y sus debilidades, aventajan a los romanos en valores que éstos han ido perdiendo, como la entrega y el compromiso con la patria. Por ello, además de un estudio serio, este breve escrito es una crítica indirecta a la sociedad de su tiempo. El Diálogo sobre los oradores refleja el interés que Tácito sintió por la oratoria en su juventud. De raigambre ciceroniana, consiste en el diálogo, situado en el año 75, entre Curiacio Materno, poeta, el orador y abogado Aper y Mesala, experto en retórica, acerca de la decadencia de este arte, que en la era imperial se había tornado muy inferior al de la República; al tiempo que se lamenta esta merma, se aducen posibles causas política e históricas.


Biblioteca Clásica Gredos 51. Tratados de Lógica (Órganon) I, de Aristóteles

Filosofía, Ensayo

Enel corpus de la obra aristotélica, la lógica constituye una categoría por símisma, una propedéutica a los otros cuatro grandes grupos (metafísica, cienciasnaturales, ética y política y retórica y poética): en efecto, no una categoríamás, sino la condición previa y necesaria para poder pensar estas categorías.Es imposible exagerar su influencia en la historia del pensamiento, puesto quedurante la Edad Media fue la parte más conocida de toda su obra, y modeló enbuena medida la reflexión europea en lo concerniente a lenguaje y pensamiento,conocimiento y error, significación y formalización del razonamiento. De las seis obras que componen el Órganon –título genéricode la lógica del Estagirita–, este primer volumen incluye tres: Categorías, que como indica el título,describe los principios conceptuales básicos, llamados predicamentos ocategorías (entidad, cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, situación,estado, acción, pasión), a partir de los cuales se construyen los juicios oproposiciones, así como cuestiones de enorme relevancia como la homonimia, lasinonimia y la paronimia; Tópicos,que analiza los esquemas formales y las funciones lógicas, basados en laspredicaciones accidentales, genéricas, propias y definitorias, análisiscompletado con un apéndice práctico con directivas para el ejerciciodialéctico; y Sobre las refutacionessofísticas, que se engarza con Tópicos,cuyos ocho libros sintetiza y del que puede formar un anexo teórico-prácticosobre los distintos tipos de sofismas (o silogismos que conducen al error) y suposible resolución.


Biblioteca Clásica Gredos 55. Vidas de los sofistas, de Filóstrato

Ensayo, Filosofía

Biografías de sofistas, escritas con intento retórico por Filóstrato, neosofista griego del siglo III d. de C. Fueron redactadas entre el año 228 y el 238 y dedicadas a Antonio Gordiano, el futuro emperador, mientras era cónsul en África. Las Vidas rememoran a los más célebres sofistas de la época del autor, y ofrecen una completa perspectiva de este movimiento intelectual. Estas biografías ponen de manifiesto el conocimiento no sólo de las vidas y las obras de los personajes tratados, sino de la sociedad en que vivían, y transmiten los gustos de la aristocracia grecoparlante bajo el imperio de Roma. Por ello arroja una luz muy esclarecedora sobre los siglos II y III, y nos permite conocer el movimiento llamado Segunda Sofística, florecimiento cultural y renacimiento de los ideales educativos de la Grecia clásica. Filóstrato, que creó dicha denominación en esta obra, incluye en el concepto a retóricos, maestros y otros profesionales de la palabra, incluso a juristas, pero no a filósofos.


Biblioteca Clásica Gredos 63. Tratados hipocráticos I, de Hipócrates de Cos

Ensayo, Salud y bienestar

El «Corpus Hippocraticum» es un conjunto de más de cincuenta tratados médicos de enorme importancia, pues constituyen los textos fundacionales de la ciencia médica europea y forman la primera biblioteca científica de Occidente. Casi todos se remontan a finales del siglo V y comienzos del IV a. C., la época en que vivieron Hipócrates y sus discípulos directos. No sabemos cuántos de estos escritos son del «Padre de la Medicina», pero todos muestran una orientación coherente e ilustrada, racional y profesional, que bien puede deberse al maestro de Cos. Más importante que la debatida cuestión de la autoría es comprender el alcance de esta medicina, su empeño humanitario y su afán metódico. Este corpus resulta esencial no sólo para la historia de la ciencia médica, sino para el conocimiento cabal de la cultura griega. Éste es el primer intento de verter al castellano todos estos tratados, y se ha hecho con el mayor rigor filológico: se ha partido de las ediciones más recientes y contrastadas de los textos griegos, se han anotado las versiones a fin de aclarar cualquier dificultad científica o lingüística y se han añadido introducciones a cada uno de los tratados, con lo cual se incorpora una explicación pormenorizada a la Introducción General, que sitúa el conjunto de los escritos en su contexto histórico. El primer volumen de los Tratados hipocráticos incluye los escritos «Juramento», «Ley», «Sobre la ciencia médica», «Sobre la medicina antigua», «Sobre el médico», «Sobre la decencia», «Aforismos», «Preceptos», «El pronóstico», «Sobre la dieta en las enfermedades agudas» y «Sobre la enfermedad sagrada».


Biblioteca Clásica Gredos 64. Discursos privados I, de Demóstenes

Ensayo, Ciencias sociales

Demóstenes (Atenas, 384 a. C.-Calauria, 322 a. C.) es uno de los grandes oradores de todos los tiempos (Cicerón escribió que era «el orador perfecto») y estuvo intensamente implicado en la política ateniense y griega. Vivió en el siglo IV a. C., tiempo de gran agitación política, de declive de la ciudad-estado ática y de creciente hegemonía macedonia, a la que se opuso con toda su energía y capacidad intelectual. La importancia de la oratoria en su tiempo era enorme, puesto que en la justicia ateniense lo decisivo era la habilidad de acusador y demandado en la presentación del caso (en Grecia era la parte, no su abogado o logógrafo, quien hablaba ante el jurado, si bien de costumbre su parlamento consistía en un discurso que le había escrito el segundo). Demóstenes brilló como nadie en este campo.  Tras sus estudios de retórica, en los que se familiarizó con los oradores anteriores y sus recursos lingüísticos y argumentativos, así como con los del historiador Tucídides, Demóstenes trabajó un tiempo como logógrafo, componiendo los llamados discursos privados, o forenses, de los que la tradición ha conservado muchos: más de cuarenta, si bien una docena parece de otros autores. En este ámbito, sus discursos más famosos son los que afectan a asuntos personales del autor y los que discuten la herencia y la suerte de la familia del banquero Pasión. En cuanto cumplió la mayoría de edad presentó una demanda contra sus tutores, que habían dilapidado el patrimonio familiar de su difunto padre, miembro de la clase mercantil enriquecido con el comercio de las armas, y que le había legado al morir (teniendo siete años) sus bienes en fideicomiso. Contra ellos pronunció cinco discursos: tres contra Afobos y dos contra Ontenor, y logró recuperar una parte de su herencia. Demóstenes se dedicó después a redactar discursos para su utilización en pleitos privados de terceras personas, y tuvo mucho éxito en su profesión. Los últimos discursos privados de Demóstenes anuncian ya su creciente interés por los asuntos públicos: Contra Androcio y Contra Leptino atacan a individuos que pretendían eliminar unas exenciones de impuestos. En Contra Timócrates y Contra Aristócrates denuncian situaciones de corrupción.


Biblioteca Clásica Gredos 65. Discursos privados II, de Demóstenes

Ensayo, Ciencias sociales

Demóstenes (Atenas, 384 a. C.-Calauria, 322 a. C.) es uno de los grandes oradores de todos los tiempos (Cicerón escribió que era «el orador perfecto») y estuvo intensamente implicado en la política ateniense y griega. Vivió en el siglo IV a. C., tiempo de gran agitación política, de declive de la ciudad-estado ática y de creciente hegemonía macedonia, a la que se opuso con toda su energía y capacidad intelectual. La importancia de la oratoria en su tiempo era enorme, puesto que en la justicia ateniense lo decisivo era la habilidad de acusador y demandado en la presentación del caso (en Grecia era la parte, no su abogado o logógrafo, quien hablaba ante el jurado, si bien de costumbre su parlamento consistía en un discurso que le había escrito el segundo). Demóstenes brilló como nadie en este campo.  Tras sus estudios de retórica, en los que se familiarizó con los oradores anteriores y sus recursos lingüísticos y argumentativos, así como con los del historiador Tucídides, Demóstenes trabajó un tiempo como logógrafo, componiendo los llamados discursos privados, o forenses, de los que la tradición ha conservado muchos: más de cuarenta, si bien una docena parece de otros autores. En este ámbito, sus discursos más famosos son los que afectan a asuntos personales del autor y los que discuten la herencia y la suerte de la familia del banquero Pasión. En cuanto cumplió la mayoría de edad presentó una demanda contra sus tutores, que habían dilapidado el patrimonio familiar de su difunto padre, miembro de la clase mercantil enriquecido con el comercio de las armas, y que le había legado al morir (teniendo siete años) sus bienes en fideicomiso. Contra ellos pronunció cinco discursos: tres contra Áfobo y dos contra Onétor, y logró recuperar una parte de su herencia. Demóstenes se dedicó después a redactar discursos para su utilización en pleitos privados de terceras personas, y tuvo mucho éxito en su profesión. Los últimos discursos privados de Demóstenes anuncian ya su creciente interés por los asuntos públicos: Contra Androcio y Contra Leptino atacan a individuos que pretendían eliminar unas exenciones de impuestos. En Contra Timócrates y Contra Aristócrates denuncian situaciones de corrupción.


Biblioteca Clásica Gredos 66. Historia de los animales Libros I-VIII, de Claudio Eliano

Ensayo, Otros

Aquejado de una credulidad excesiva o bien deseoso de hallar lo asombroso y lo bizarro, Claudio Eliano (siglos II-III d. C.) relata extravagancias como las de animales que se enamoran de humanos —una grajilla, un elefante, un áspid, una foca, ánsares…—, e incluso incurre en relatos de bestialismo y canibalismo abyectos; describe seres fabulosos que en la Edad Media se impondrían en la fantasía literaria y popular, como el unicornio y los grifos; compila supersticiones —remedios contra hechicerías, magia simpatética…— y hechos inverosímiles —los lobos cruzan los ríos mordiéndose la cola unos a otros en fila india, el gallo asusta al león y al basilisco, la zorra mata a las avispas para arrebatarles su miel…—. Tales descripciones, desprovistas por completo de cualquier valor científico, son el precio que el autor pagó al gusto de su época por lo curioso y lo exótico, que tuvieron su mejor acomodo en la literatura paradoxográfica, muy característica del período.


Biblioteca Clásica Gredos 67. Historia de los animales Libros IX-XVII, de Claudio Eliano

Ensayo, Ciencias naturales

Aquejado de una credulidad excesiva o bien deseoso de hallar lo asombroso y lo bizarro, Claudio Eliano (siglos II-III d. C.) relata extravagancias como las de animales que se enamoran de humanos —una grajilla, un elefante, un áspid, una foca, ánsares…—, e incluso incurre en relatos de bestialismo y canibalismo abyectos; describe seres fabulosos que en la Edad Media se impondrían en la fantasía literaria y popular, como el unicornio y los grifos; compila supersticiones —remedios contra hechicerías, magia simpatética…— y hechos inverosímiles —los lobos cruzan los ríos mordiéndose la cola unos a otros en fila india, el gallo asusta al león y al basilisco, la zorra mata a las avispas para arrebatarles su miel…—. Tales descripciones, desprovistas por completo de cualquier valor científico, son el precio que el autor pagó al gusto de su época por lo curioso y lo exótico, que tuvieron su mejor acomodo en la literatura paradoxográfica, muy característica del período.


Biblioteca Clásica Gredos 70. Constitución de los atenienses - Económicos, de Aristóteles & Pseudo-Aristóteles

Ensayo, Filosofía

La Constitución de los atenienses (de autoría dudosa para algunos estudiosos) forma, con la Política, la parte conservada de la obra aristotélica dedicada a la organización social de la pólis, teoría política que entronca con su pensamiento ético y metafísico. Aristóteles, discípulo de Platón y estudiante en la Academia, subraya la necesidad de estudiar la política según principios filosóficos, referidos a la naturaleza misma y a la verdad, y señala la insuficiencia de los simples empíricos que imitan las constituciones de lacedemonios, cretenses y otros pueblos. El gran tratado Constituciones, perdido en gran parte, era una enorme colección que pretendía recoger las legislaciones de ciento cincuenta y ocho ciudades griegas y extranjeras, compiladas por colaboradores del maestro de Estagira. Hemos conservado su primer libro, la Constitución de los atenienses, que se cree que compuso Aristóteles como modelo para los otros trabajos constitucionales del Liceo. En su primera parte expone la evolución del régimen político de Atenas desde una época anterior a Solón hasta el arcontado de Euclides y la restauración de la democracia (analiza, pues, la obra constitucional de Ión, Teseo, Dracón, Solón, Clístenes y Pericles); la segunda parte describe la organización del Estado ateniense en la época del autor: las instituciones del derecho positivo de Atenas en el siglo IV. Completa el volumen un texto falazmente atribuido a Aristóteles dedicado a la administración de la tierra y el patrimonio.


Biblioteca Clásica Gredos 72. Sobre la República, de Marco Tulio Cicerón

Ensayo, Filosofía

Este tratado, publicado en el año 51 a. C., se conserva hoy en sus tres primeros libros, de los seis originales, y en algunos fragmentos ulteriores, entre ellos su conclusión, «El sueño de Escipión» (del que Macrobio escribió un célebre comentario, aparecido en esta misma colección). «De re publica» trata de ciencia política, en un diálogo entre Escipión Emiliano y Lelio. Escipión pasa revista (como lo hicieron los griegos desde la República de Platón) a las tres formas típicas de gobierno —monarquía, aristocracia y democracia— y describe como forma de gobierno ideal (a semejanza de Polibio) la combinación de las tres, tal como se manifestó en la República romana. La evolución de ésta es analizada en el libro segundo, desde sus primeros tiempos hasta el logro de su equilibrio, «optima re publica», en el siglo II. En el libro tercero se sostiene que el estado no puede mantenerse sin justicia. En los fragmentos conservados de los restantes tres libros se trata de la educación (moral, física e intelectual), sobre el político ideal y su recompensa y se describe una visión de la vida celeste de las almas de los grades estadistas, en el referido «Sueño de Escipión», la parte más interesante de la obra desde el punto de vista literario. «Sobre la República» posee un gran interés para los historiadores. En él las ideas griegas del Estado ideal se encuentran con la sabiduría práctica romana. Aunque se trata de una obra filosófica, Cicerón no se abstiene de tratar problemas políticos que Roma afrontaba en aquel momento (con lo cual pone en práctica su precepto de acción necesaria). Hablaba a su tiempo al insistir en que todos los hombres tienen el deber de servir a su patria y que la moralidad privada se aplicaba a los asuntos públicos.


Biblioteca Clásica Gredos 73. Historia antigua de Roma Libros I-III, de Dionisio de Halicarnaso

Ensayo, Historia

Dionisio de Halicarnaso nació hacia 60 o 55 a. C. en esta ciudad de la costa de Asia Menor, pero su interés por la oratoria le llevó a trasladarse, en 30 a. C., a Roma, donde se dedicó a su enseñanza. Compaginó la labor pedagógica y la composición de su obra capital: «Historia antigua de Roma», o «Antigüedades romanas» («Romaike archaiologia»), en veinte libros. La Historia pretende ser una historia universal de Roma, de las que proliferaron en el periodo helenístico. Abarca desde antes de la fundación de Roma (752 a. C.) hasta el inicio de la Primera Guerra Púnica (264 a. C.); hoy conservamos poco más de la mitad de la obra, y sólo podemos leer de manera continuada hasta el 440 a. C. (fecha del fin del Decenvirato, donde finaliza el libro XI). El resto —del libro XII al XX— nos ha llegado de modo fragmentario y en resúmenes. Uno de los principales objetivos de Dionisio era didáctico: mostrar a sus compatriotas griegos el carácter de la fundación de Roma, y las razones de su expansión y desarrollo vertiginosos. También le interesaba subrayar los orígenes griegos de Roma —que según él no era una ciudad etrusca—, y la importancia de la virtud y la piedad tradicionales en la gestación de su hegemonía.


Biblioteca Clásica Gredos 74. Historia antigua de Roma Libros IV-VI, de Dionisio de Halicarnaso

Ensayo, Historia

En esta historia de Roma escrita por un griego admirador de lo romano y dirigida principalmente al público griego (al que quería convencer del origen y naturaleza griegos de Roma, o «helenidad romana», acaso para hacer más llevadera su sumisión), Dionisio combina la narración histórica con argumentos y comparaciones de carácter etnográfico y lingüístico —el latín sería en parte una lengua de origen griego—. En el repaso histórico, Dionisio sostiene que las instituciones y los fundamentos sociales, militares y políticos romanos tuvieron modelos espartanos y atenienses. Dionisio se basa en los analistas romanos, y nos ofrece con su obra un rico complemento a la historia de Tito Livio.


Biblioteca Clásica Gredos 83. Historia romana II Guerras civiles (Libros I-II), de Apiano

Ensayo, Historia

En el haber de la tarea de Apiano los estudiosos han destacado su acertada distribución de los heterogéneos materiales que maneja y su acceso a fuentes que no conoceríamos de no ser porque las conservó y mencionó en su «Historia», las cuales contienen datos e interpretaciones de suma relevancia para la historiografía política. Por añadidura, como griego de las provincias, Apiano aporta varios elementos de interés: un novedoso enfoque periférico del imperio, la inclusión de aspectos que un romano no consignaría por resultarle ajenos y la exposición de paralelismos entre instituciones romanas y griegas. Apiano se consideraba heredero de los historiadores clásicos: Heródoto, Tucídides y Jenofonte, pero no los plagia ni imita. Su lenguaje revela la imbricación de la cultura grecorromana; lejos de afectar un aticismo artificial, resulta claro y sin pretensiones, entiende el estilo como deliberado vehículo para la transmisión efectiva de informaciones.


Biblioteca Clásica Gredos 84. Historia romana III Guerras civiles (Libros III-V), de Apiano

Ensayo, Historia

Apiano carece del genio historiográfico creador de un Tucídides o un Polibio, pero la información que recopila y selecciona con tino es fundamental para conocer varios lances de la historia de Roma, de los que es el único testimonio o como mínimo el más importante: usó diversas fuentes de variado signo, según el episodio que se proponía relatar, muchas de las cuales se han perdido parcialmente o por completo. La «Historia» dedica cinco libros a las guerras civiles, y constituye nuestra única narración continua conservada del periodo que abarca desde los Gracos hasta Accio, lo que ha motivado el interés moderno por Apiano. Éste se interesa especialmente por las repercusiones de las guerras civiles en las provincias y la anexión de Egipto, y trata de dar a los variopintos hechos que refiere de un sentido unitario y global.


Biblioteca Clásica Gredos 86. Discursos Políticos II, de Demóstenes

Ensayo, Ciencias sociales

Demóstenes (Atenas, 384 a. C.-Calauria, 322 a. C.) es uno de los grandes oradores de todos los tiempos (Cicerón escribió que era «el orador perfecto») y estuvo intensamente implicado en la política ateniense y griega. Vivió en el siglo IV a. C., tiempo de gran agitación política, de declive de la ciudad-estado ática y de creciente hegemonía macedonia, a la que se opuso con toda su energía y capacidad intelectual.  Tras sus estudios de retórica, en los que se familiarizó con los oradores anteriores y sus recursos lingüísticos y argumentativos, así como con los del historiador Tucídides, Demóstenes trabajó un tiempo como logógrafo, o abogado en casos particulares, componiendo los llamados discursos privados, o forenses, de los que la tradición ha conservado muchos: más de cuarenta, si bien más de una docena parecen de otros autores. En este ámbito, sus discursos más famosos son los que afectan a asuntos personales del autor y los que discuten la herencia y la suerte de la familia del banquero Pasión. No tardó, sin embargo, en interesarse por la actividad política: en 354 a. C. ya pronunció sus primeros discursos en público en este ámbito, y dedicó años a oponerse a la expansión de Macedonia y su rey Filipo II. Demóstenes, que conservaba el ideal de Atenas desde la lectura de Tucídides y quería preservar la libertad de la ciudad, trató de pactar con Filipo que no atacara Grecia. El orador fue decisivo para que Atenas y Tebas tomaran armas contra Alejandro Magno en la batalla de Queronea, en la que cayeron ante el conquistador macedonio. Demóstenes se suicidó antes de que los soldados del sucesor de Alejandro, Antípatro, pudieran acabar con su vida. Sus mayores empeños fueron restablecer el espíritu público en Atenas y conservar la cultura griega ante la crisis de la ciudad-estado. Entre sus discursos políticos cabe mencionar, los iniciales de confrontación con Eubulo, el político más poderoso en la Atenas del momento. Después se centró por completo en la política exterior ateniense, en relación con Filipo II de Macedonia, al que veía como gran amenaza para todas las ciudades griegas. Contra él escribiría, a lo largo de muchos años, cuatro Filípicas, en las que exhortaba a sus conciudadanos a enfrentarse a él para proteger la independencia de Atenas. A raíz de la conquista de Olinto, ciudad de la Calcídica, por Filipo II, Demóstenes escribió las tres Olínticas, en las que reclamó que los atenienses apoyaran a su aliado, pero esta ayuda militar fue en vano.  Demóstenes participó en una embajada para firmar un acuerdo con Filipo, y se mostró partidario de contemporizar con el macedonio, desde una perspectiva posibilista, reconociendo sus conquistas en la Hélade a cambio de evitar otras posteriores (razona su postura en Sobre la paz). En la Segunda y la Tercera Filípicas (considerada su mejor discurso), escritas a raíz del incumplimiento de la contención expansionista, Demóstenes se volvió resueltamente contra Filipo. Pero la mayoría de griegos veían en éste un garante de su seguridad. Abundó en esta línea en Sobre el Quersoneso. Demóstenes tomó el control de la política ateniense y se convirtió en el líder político más influyente de Atenas. La Cuarta Filípica es una declaración de guerra que condujo a una nueva derrota griega frente los macedonios: la de Queronea, aunque sirvió para demorar la conquista macedonia de parte de Grecia y de Bizancio. Demóstenes pronunció el discurso fúnebre por los atenienses muertos en la batalla. En Sobre la Corona, su discurso más famoso, escrito tras la muerte de Filipo y de su sucesión por su primogénito, Alejandro Magno, Demóstenes deplora la paz pactada con Macedonia y sus efectos, al tiempo que defiende su propia trayectoria política en favor de Atenas, frente al partido promacedonio de Esquines. La fama de Demóstenes perduró a través de los siglos. Los filólogos de la Biblioteca de Alejandría editaron los manuscritos de sus discursos, y los estudiantes de Roma los leyeron para formarse en retórica. En su honor, Cicerón tituló Filípicas sus discursos contra Marco Antonio. En la Edad Media y el Renacimiento fue el más leído de los oradores antiguos, y al cabo de los siglos influyó a los oradores de la Revolución Francesa y a los partidarios de la Constitución de los Estados Unidos.


Biblioteca Clásica Gredos 87. Discursos Políticos III, de Demóstenes

Ensayo, Ciencias sociales

Demóstenes (Atenas, 384 a. C.-Calauria, 322 a. C.) es uno de los grandes oradores de todos los tiempos (Cicerón escribió que era «el orador perfecto») y estuvo intensamente implicado en la política ateniense y griega. Vivió en el siglo IV a. C., tiempo de gran agitación política, de declive de la ciudad-estado ática y de creciente hegemonía macedonia, a la que se opuso con toda su energía y capacidad intelectual.  Tras sus estudios de retórica, en los que se familiarizó con los oradores anteriores y sus recursos lingüísticos y argumentativos, así como con los del historiador Tucídides, Demóstenes trabajó un tiempo como logógrafo, o abogado en casos particulares, componiendo los llamados discursos privados, o forenses, de los que la tradición ha conservado muchos: más de cuarenta, si bien más de una docena parecen de otros autores. En este ámbito, sus discursos más famosos son los que afectan a asuntos personales del autor y los que discuten la herencia y la suerte de la familia del banquero Pasión. No tardó, sin embargo, en interesarse por la actividad política: en 354 a. C. ya pronunció sus primeros discursos en público en este ámbito, y dedicó años a oponerse a la expansión de Macedonia y su rey Filipo II. Demóstenes, que conservaba el ideal de Atenas desde la lectura de Tucídides y quería preservar la libertad de la ciudad, trató de pactar con Filipo que no atacara Grecia. El orador fue decisivo para que Atenas y Tebas tomaran armas contra Alejandro Magno en la batalla de Queronea, en la que cayeron ante el conquistador macedonio. Demóstenes se suicidó antes de que los soldados del sucesor de Alejandro, Antípatro, pudieran acabar con su vida. Sus mayores empeños fueron restablecer el espíritu público en Atenas y conservar la cultura griega ante la crisis de la ciudad-estado. Entre sus discursos políticos cabe mencionar, los iniciales de confrontación con Eubulo, el político más poderoso en la Atenas del momento. Después se centró por completo en la política exterior ateniense, en relación con Filipo II de Macedonia, al que veía como gran amenaza para todas las ciudades griegas. Contra él escribiría, a lo largo de muchos años, cuatro Filípicas, en las que exhortaba a sus conciudadanos a enfrentarse a él para proteger la independencia de Atenas. A raíz de la conquista de Olinto, ciudad de la Calcídica, por Filipo II, Demóstenes escribió las tres Olínticas, en las que reclamó que los atenienses apoyaran a su aliado, pero esta ayuda militar fue en vano.  Demóstenes participó en una embajada para firmar un acuerdo con Filipo, y se mostró partidario de contemporizar con el macedonio, desde una perspectiva posibilista, reconociendo sus conquistas en la Hélade a cambio de evitar otras posteriores (razona su postura en Sobre la paz). En la Segunda y la Tercera Filípicas (considerada su mejor discurso), escritas a raíz del incumplimiento de la contención expansionista, Demóstenes se volvió resueltamente contra Filipo. Pero la mayoría de griegos veían en éste un garante de su seguridad. Abundó en esta línea en Sobre el Quersoneso. Demóstenes tomó el control de la política ateniense y se convirtió en el líder político más influyente de Atenas. La Cuarta Filípica es una declaración de guerra que condujo a una nueva derrota griega frente los macedonios: la de Queronea, aunque sirvió para demorar la conquista macedonia de parte de Grecia y de Bizancio. Demóstenes pronunció el discurso fúnebre por los atenienses muertos en la batalla. En Sobre la Corona, su discurso más famoso, escrito tras la muerte de Filipo y de su sucesión por su primogénito, Alejandro Magno, Demóstenes deplora la paz pactada con Macedonia y sus efectos, al tiempo que defiende su propia trayectoria política en favor de Atenas, frente al partido promacedonio de Esquines. La fama de Demóstenes perduró a través de los siglos. Los filólogos de la Biblioteca de Alejandría editaron los manuscritos de sus discursos, y los estudiantes de Roma los leyeron para formarse en retórica. En su honor, Cicerón tituló Filípicas sus discursos contra Marco Antonio. En la Edad Media y el Renacimiento fue el más leído de los oradores antiguos, y al cabo de los siglos influyó a los oradores de la Revolución Francesa y a los partidarios de la Constitución de los Estados Unidos.


Biblioteca Clásica Gredos 89. Ética Nicomáquea - Ética Eudemia, de Aristóteles

Ensayo, Filosofía

Al margen de la obra teorética sobre cuestiones de ciencias naturales y de metafísica, Aristóteles escribió varios tratados de filosofía práctica, entre los que destacan sus dos éticas, que, lejos de consistir en un conjunto de normas para el correcto comportamiento, reflexionan a partir de la tradición filosófica acerca de qué es una vida humana plena y cómo se puede alcanzar. Se apartan, pues, de toda casuística moral, así como de los planteamientos propios de los modernos libros de autoayuda encaminados a obtener un estado de felicidad y de bienestar. Su propósito de realizar la excelencia humana consiste en mantener una actividad adecuada de las mejores facultades del hombre, y es en este contexto en el que se analizan virtudes como el coraje, la generosidad y la equidad, así como las tareas intelectuales del conocimiento y el juicio adecuado o sabiduría práctica, y las relaciones con los otros, especialmente la amistad (sin la cual la vida no merecería la pena). La parte divina del ser humano, dice Aristóteles, la que lo distingue de las bestias, es la razón, por eso todos los bienes materiales, morales y de amistad se valoran según si favorecen la actividad intelectual y la contemplación. Esta concepción acerca de la excelencia humana se complementa con la tesis aristotélica de que el hombre es un «animal político», es decir que necesita vivir en compañía de sus semejantes no sólo para satisfacer las necesidades materiales sino para compartir con ellos objetivos de índole social y moral, lo que engarza las «Éticas» con la «Política». El principal de estos escritos es la «Ética a Nicómaco», selección realizada por su hijo a partir de las notas que el autor utilizaba para sus lecciones en el Liceo. Esta obra aborda, por primera vez en la literatura universal, la ética como rama filosófica independiente.


Biblioteca Clásica Gredos 90. Tratados hipocráticos II, de Hipócrates de Cos

Ensayo, Salud y bienestar

El «Corpus Hippocraticum» es un conjunto de más de cincuenta tratados médicos de enorme importancia, pues constituyen los textos fundacionales de la ciencia médica europea y forman la primera biblioteca científica de Occidente. Casi todos se remontan a finales del siglo V y comienzos del IV a. C., la época en que vivieron Hipócrates y sus discípulos directos. No sabemos cuántos de estos escritos son del «Padre de la Medicina», pero todos muestran una orientación coherente e ilustrada, racional y profesional, que bien puede deberse al maestro de Cos. Más importante que la debatida cuestión de la autoría es comprender el alcance de esta medicina, su empeño humanitario y su afán metódico. Este corpus resulta esencial no sólo para la historia de la ciencia médica, sino para el conocimiento cabal de la cultura griega. Éste es el primer intento de verter al castellano todos estos tratados, y se ha hecho con el mayor rigor filológico: se ha partido de las ediciones más recientes y contrastadas de los textos griegos, se han anotado las versiones a fin de aclarar cualquier dificultad científica o lingüística y se han añadido introducciones a cada uno de los tratados, con lo cual se incorpora una explicación pormenorizada a la Introducción General, que sitúa el conjunto de los escritos en su contexto histórico. El segundo volumen de los Tratados hipocráticos incluye los textos «Sobre los aires, aguas y lugares», «Sobre los humores», «Sobre los flatos», «Predicciones I», «Predicciones II» y «Prenociones de Cos».