En este ameno y breve tratado que lleva por título «El arte de tener razón» —o, más propiamente, de «salirse uno con la suya» en las discusiones—, Arthur Schopenhauer (1788-1860) se propone explicar cómo podemos hacer que triunfen nuestras tesis al margen de su falsedad o su inconsistencia. Como explica el preparador del texto, Franco Volpi, en el ensayo que clausura el volumen («Schopenhauer y la dialéctica»), el fundador del pesimismo señala que no es lo mismo la verdad objetiva que una proposición y su aprobación por los que la discuten. Debido a la perversidad natural del ser humano, en las disputas cotidianas no se procura, en efecto, que la verdad salga a la luz, sino que cada contendiente se afana en que se le dé la razón. En este opúsculo Schopenhauer busca, con gran ingenio, asistir a los hombres en tal inclinación.
En El Arte de Vivir, Benjamin Creme considera la experiencia de vivir como una forma de arte, como la pintura o la música. Alcanzar un nivel elevado de expresión requiere tanto el conocimiento como el cumplimiento de ciertos principios fundamentales. En el arte de vivir, es a través de la comprensión de la gran Ley de Causa y Efecto, y la relacionada Ley del Renacimiento, que logramos la equilibrada inofensividad que conduce a la felicidad personal, a las correctas relaciones humanas y al sendero correcto para toda la humanidad en su viaje evolutivo. La segunda y tercera parte, ‘Los pares de opuestos’ e ‘Ilusión’, proponen lo que es la singular posición del hombre en el esquema evolutivo –el punto de encuentro de espíritu y materia– lo que produce su aparente lucha eterna, tanto dentro de sí mismo como en su vida externa. Los medios por los cuales él emerge de la niebla de la ilusión, y combina estos dos aspectos de sí mismo en un Todo perfecto, es vivir la vida misma con un creciente desapego y una conciencia despierta objetiva de uno mismo.
Compilado de transcripciones de lecturas presentadas a estudiantes indios, este libro explora el peligro de la competencia; el valor de la soledad; la necesidad de entender la mente consciente y el subconsciente y las diferencias críticas entre la concentración y la atención, la sabiduría y el aprendizaje. Krishnamurti expone la fuente del miedo y erradica hábitos arraigados de tradición, limitación y prejuicio. La vida que él propone requiere una revolución completa de la creencia, una trasformación que ocurre solamente por medio de una educación que se concentra en el desarrollo total del ser humano, una educación descrita cuidadosamente en este libro simple y poderoso.
Adam Ford nos guía en un viaje meditativo a través de la ciudad mostrándonos las realidades históricas, culturales y filosóficas de la vida urbana universal. También nos muestra cómo la dinámica y el ritmo citadinos pueden formar un telón de fondo rico y vibrante para la aventura individual de cualquiera de sus habitantes.
A raíz de una interesante entrevista al Dalái Lama XIV en 2015, después del ataque terrorista contra la revista Charlie Hebdo, el periodista Franz Alt decidió publicar este libro. En ella el Dalái Lama XIV presenta su particular visión de que la ética es más importante que la religión, algo inaudito para un líder religioso. Lo que el Dalái Lama XIV propone en esta obra es una revolución de la empatía y de la compasión, una revolución de todas las revoluciones hasta ahora.
Este clásico del doctor Bronowski traza el desarrollo de la sociedad humana a través de nuestra comprensión de la ciencia. Publicado en 1973 junto con una innovadora serie de televisión de la BBC, es considerado una de las primeras obras de divulgación científica, que ilumina el contexto histórico y social del desarrollo científico para una generación de lectores. Bronowski analiza la invención humana desde la herramienta de pedernal a la geometría, desde la agricultura a la genética y desde la alquimia a la teoría de la relatividad, mostrando cómo todas ellas son expresiones de nuestra capacidad de comprender y controlar la naturaleza.
Un viaje a través de la historia intelectual con el fin de encontrar «los grandes monumentos de la invención humana»: la isla de Pascua, Machu Picchu, la biblioteca de Newton y el observatorio de Gauss, la Alhambra y las cuevas de Altamira. En cada lugar, Bronowski considera las cualidades del pensamiento y la imaginación que hicieron que el hombre, primero, analizara el mundo físico para, a continuación, explorar las leyes y estructuras invisibles por encima y por debajo de su superficie. El hombre asciende al descubrir la plenitud de sus propios dones, y lo que va creando en el camino son «monumentos» en las etapas de su comprensión de la naturaleza y de sí mismo.
«El caminante y su sombra», pretende ser en palabras de su autor una «doctrina de la salud», una «disciplina voluntaria». Nietzsche rechaza enérgicamente la actitud de quien expone sus dolores para suscitar compasión. La realización de semejante programa exige, sin duda, esfuerzo, un esfuerzo que a veces adquiere proporciones sobrehumanas.
El Zen, la variante japonesa del budismo, según muestra Watts en esta obra, tiene mucho que ofrecer al hombre occidental de nuestro tiempo, ya sean propuestas de actitudes vitales o pautas de comportamiento. En este amplio estudio, Watts traza los rasgos principales de esta filosofía de un modo claro, ameno e instructivo, pero también riguroso, y analiza los puntos de contacto del Zen con el Tao y el budismo indio, con lo que, al cabo, consigue dar al lector una imagen clara, concisa y fiel del pensamiento Zen. Esta obra de Alan Watts está considerada en el ámbito académico como una de las más serias y documentadas acerca del Zen.
¿Quieres ser feliz? Si es así, sigue leyendo. ¡Este libro tiene todas las respuestas! Pues no, lo sentimos, no es cierto, pero tiene algunas preguntas muy interesantes, y al menos alguna respuesta que también lo es. En El cerebro feliz el neurocientífico Dean Burnett profundiza en nuestro ser más privado para investigar qué causa la felicidad, de dónde viene y por qué estamos tan desesperados por aferrarnos a ella. Las preguntas que plantea son, precisamente, las que abordan una parte importante de lo que significa ser un humano moderno.
La obra de Ibn Hazm de Córdoba (994-1063), arrinconada por las escuelas rivales, aborrecida por cristianos y judíos y olvidada por los traductores medievales, ha tenido que esperar durante siglos para recibir el reconocimiento por sus grandes valores, iguales e incluso superiores a los de Averroes o Maimónides. Si en los escritos jurídicos, teológicos o históricos del gran cordobés pueden rastrearse las huellas de la turbulenta época que le tocó en suerte (la destrucción del Califato, las guerras civiles, la anarquía taifa), «El collar de la paloma», que nos llega en la magistral versión del eminente arabista y académico Emilio García Gómez, es una nostálgica resurrección en el recuerdo de la gran metrópoli del Mediodía en sus días de esplendor bajo el gobierno de Abderramán. Este «Tratado sobre el amor y los amantes», fechado en la ciudad de Játiva el año 1022, es —en palabras de José Ortega y Gasset, entusiasmado prologuista de la obra— «el libro más ilustre sobre el tema del amor en la civilización musulmana»; los pasajes que pudieran sorprender por su crudeza o ambigüedad al lector occidental contemporáneo deben ser interpretados a la luz de las específicas concepciones árabes de las relaciones amorosas.
Todo el dilema es este: o bien la simulación es irreversible y no existe nada más allá de ella, no se trata siquiera de un acontecimiento sino de nuestra banalidad absoluta, de una obscenidad cotidiana... o bien existe de todos modos un arte de la simulación, una cualidad irónica que resucita una y otra vez las apariencias del mundo para destruirlas. De lo contrario, el arte no haría otra cosa, como suele suceder hoy, que encarnizarse sobre su propio cadáver. No hay que sumar lo mismo a lo mismo, y así sucesivamente, en abismo: esto es la simulación pobre. Hay que arrancar lo mismo de lo mismo. Es preciso que cada imagen le quite algo a la realidad del mundo, es preciso que en cada imagen algo desaparezca, pero no se debe ceder a la tentación del aniquilamiento, de la entropía definitiva, es preciso que la desaparición continúe viva: este es el secreto del arte.
El concepto del sistema de los particulares, en principio independientes entre sí, los cuales, sin embargo, dependen los unos de los otros para la satisfacción de sus necesidades, es el mismo concepto que el del sistema de las cosas como cambiables las unas por las otras. La peculiar naturaleza lógica de este concepto permite que sea en el despliegue del mismo donde queden definidas todas las categorías básicas de lo «moderno». El esbozo de cómo ello ocurre es centralmente dependiente de Hobbes, Kant, Hegel y Marx y pretende aportar algo a la tarea de entender lo que nos falta por entender y por aprender de esos pensadores.
Si nuestros cuerpos existen en el espacio y el tiempo, y están sujetos a las leyes de la física, de alguna manera nuestras mentes tienen que estar ocultas dentro de ellos como extraños e inmateriales 'fantasmas en la máquina'. La introspección puede darnos acceso directo a nuestro propio mundo mental, pero no podemos saber mucho acerca del de otras personas. Gilbert Ryle sostiene que esos puntos de vista, que han sido lugares comunes desde Descartes, están basados en un desastroso 'error categorial'. Este libro, que creó escuela y que ha constituido una referencia inexcusable para gran parte de la filosofía posterior, se abre camino entre las confusiones del pensamiento y nos invita a examinar nuevamente muchos lugares comunes acerca del conocimiento, la emoción, la imaginación, la conciencia y el intelecto. Y el resultado es un ejemplo clásico de filosofía en acción.
Publicado en 1798, «El conflicto de las facultades» (1798) es el último libro que dio a la imprenta Immanuel Kant (1724-1804). Dividida en tres partes, la obra trata del papel que deben desempeñar los filósofos en la universidad, reivindicando un espíritu crítico que hace ocupar a la filosofía el ala izquierda del parlamento universitario con el fin de preservar los intereses de la razón y de la verdad frente a los dictados dogmáticos del poder político, siempre según los objetivos programáticos de la Ilustración. Esta nueva edición castellana, traducida, prologada y anotada por Roberto R. Aramayo, presenta el ensayo kantiano ateniéndose al esquema planteado por el autor para dicho texto e incluye un epílogo a cargo de Javier Muguerza.
Esta obra reúne catorce conferencias pronunciadas por el siempre lúcido, implacable y espléndido Krishnamurti: «Antes que nada se necesita una mente serena, una mente no perturbada, para comprender cualquier cosa». Esta serenidad, entre otras cosas, nos la transmite el mismo Krishnamurti con sus palabras, fuertes y alentadoras, siempre vivas.
«Que otros se ocupen de fijar el papel que la ética debe desempeñar en la vida; a mí lo que me preocupa es el puesto que la vida ha de tener en la ética. ¿Arte de vivir, camino de felicidad? ¿Responder a la voz del otro, responsabilizarse? ¿Instinto, sentimiento o cálculo? ¿Esfuerzo heroico o malicia irónica? Pasen y vean».
Ensayo, Ciencias sociales, Espiritualidad, Filosofía, Otros
Edward Alexander Crowley (1875-1947), que cambió su nombre por el de Aleister, por odio a su padre, a pesar de haber llevado una existencia excéntrica y plagada de escándalos, se le acusó, entre otros crímenes, de la muerte ritual de un adepto a su secta en la abadía de Télema, su cuartel general en Italia, de haber oficiado de mago, satanista, líder de la secta esotérica Argenteum Astrum, reencarnación del sabio ocultista del siglo XIX Eliphas Lévi y profeta neopagano de la nueva religión, basada en El libro de la ley (incluido en este volumen) y en la máxima «Haz lo que quieras» (Do what thou wilt), es con todo una de las figuras centrales del ocultismo, espectáculo incluido, del último siglo. Sus conocimientos de Alta Magia, cábala, rituales tántricos y filosofía hermética lo convierten en un erudito heredero de la gran tradición ocultista. El presente volumen reúne una colección de textos no doctrinales (excepción hecha del mencionado Liber Legis, su evangelio, y De Lege Lebellum) de origen diverso que dan buena muestra de la gran variedad de intereses de Crowley, y su enfoque siempre original. Así, El continente perdido, que da título a la colección, es un «texto revelado», una visión, en la línea de su contemporánea y fundadora de la Teosofía, Madame Blavatsky, sobre la vieja leyenda ocultista de la Atlántida; Cocaína nos muestra un punto de vista antiprohibicionista y sorprendente de los poderes de esta droga; o Berashit; una teoría del Universo, donde matemáticas, cábalas y místicas orientales se muestran como herramientas útiles para desentrañar el gran misterio del «ser»; todo ello desde una óptica diferente, simbólica y mágica, opuesta a la ciencia experimental.
La vastedad de sus múltiples saberes y la incombustible curiosidad que Ernst Jünger sintió por todos los ámbitos de la cultura humana se ponen ampliamente de manifiesto en «El corazón aventurero». Redactado en una primera versión en 1929, el autor sometió este ensayo a una profunda reelaboración a lo largo de los años treinta —cuando publicó obras tan fundamentales como «El trabajador» o «Sobre los acantilados de mármol»—, y, finalmente, en 1938 sacó a la luz esta segunda versión que se presenta ahora en una cuidadísima traducción. Bajo el epígrafe de «Figuras y caprichos», las páginas de «El corazón aventurero» componen un fascinante caleidoscopio de reflexiones, anotaciones acerca de lecturas y personajes literarios, descripciones de paisajes y ciudades o meditaciones sobre las secretas afinidades que a un perspicaz observador de la naturaleza como Jünger no pasaban inadvertidas. Además, la pasión que, como es sabido, sintió siempre por ciencias como la cristalografía, la entomología o la botánica hacen que sus observaciones sobre plantas, animales o rocas se conviertan en auténticas reflexiones metafísicas. Finalmente, la inclusión de breves e inquietantes cuentos, pesadillas, recuentos de sus paseos por los arrabales berlineses o fragmentos de diario aproximan el libro a los temas característicos del surrealismo.
Este libro se propone construir la historia de la desmesura humana, justamente hoy que el crecimiento material sin fin parece haberse convertido en la principal razón de ser de la humanidad. De hecho, la modernidad se ha asentado sobre la idea de progreso y sobre la emancipación a través del conocimiento y el dominio de la naturaleza. François Flahault hace una arqueología de este ideal prometeico. Muestra cómo bajo apariencia de racionalidad, está gobernado por la desmesura. La visión prometeica del hombre y de la sociedad responde al deseo de existir y de no someterse a ningún límite. Dicha visión ha alimentado el imaginario romántico, el positivismo, el comunismo, el desarrollo científico o el ultraliberalismo de la derecha americana. Al analizar los errores fundamentales del prometeísmo, François Flahault nos ofrece pistas que permitirán pensar de otro modo aquello que somos y nuestras relaciones con el entorno natural y social.
Bioética, caridad mediática, acciones humanitarias, salvaguarda del medio ambiente, moralización de los negocios, de la política y de los media, debates sobre el aborto y el acoso sexual, cruzadas contra la droga y el tabaco: la revitalización de los «valores» y el espíritu de responsabilidad se esgrimen por doquier como el imperativo prioritario de la época. Hasta hace poco, nuestras sociedades vibraban con la idea de liberación individual y colectiva, hoy proclaman que la única utopía posible es la moral. Pero no por eso hay un «retorno de la moral». La era del deber rigorista y categórico se ha eclipsado en beneficio de una cultura inédita que prefiere las normas del bienestar a las obligaciones supremas del ideal, que metamorfosea la acción moral en show recreativo y en comunicación de empresa, que alienta los derechos subjetivos, pero reniega del deber desgarrador. La etiqueta ética aparece en todas partes; la exigencia de sacrificio, en ninguna. Nos hallamos envueltos en el ciclo posmoderno de las democracias que repudian la retórica del deber austero e integral y consagran los derechos individuales a la autonomía, al deseo, a la felicidad. Nueva fase de la cultura individualista que no excluye las reivindicaciones intransigentes y su ceguera. Frente a las amenazas del neomoralismo, así como del cinismo de corto alcance, conviene rehabilitar la inteligencia como ética que se muestra menos preocupada por las intenciones puras que por los resultados benéficos para el hombre, que no exige el heroísmo del desinterés, sino el espíritu de responsabilidad y la búsqueda de compromisos razonables. ¿Liberalismo pragmático y dialogado o nuevo dogmatismo ético? El rostro de mañana se formará conforme a esa lucha que libran esas dos lógicas antagonistas del post-deber.