La acción la centran dos personajes que Rubén, el protagonista, va evocando alternativamente: Daría, la mujer del campo gallego, sencilla y directa; Blanca, la joven extranjera que reside temporalmente en Madrid, de psicología más compleja. Gracias a esta sutil alternancia de caracteres, una temática sobrecogedora y una narrativa ágil y fluida, Elena Quiroga ha logrado con esta obra una de sus más logradas realizaciones literarias.
Lo que cuenta Liberación (Deliverance) es prácticamente lo mismo que nos cuenta la película en él basada: cuatro amigos deciden olvidarse de la ciudad en la que viven y pasar un fin de semana acampando, avanzando por el río en canoa, bebiendo cerveza y practicando el tiro con arco (porque eh, igual con suerte consiguen cazar algo y comérselo y conseguir que su experiencia en la naturaleza sea lo más auténtica posible). Así que cogen sus trastos y se ponen en marcha. El problema es que nada resulta como han imaginado: el río es mucho más peligroso de lo que creían y, tras un primer día de aventura, la desgracia les sale al encuentro y se ven obligados a cometer un crimen cuyas huellas no será nada fácil borrar.
La relación de dos escritores, uno judío, de cierto éxito, y otro negro, inédito todavía, en la sociedad estadounidense de los años 50. La lucha por la supervivencia del ser humano así como un canto a los valores y a la tenacidad, el talento y la firmeza. Un retrato descarnado y ácido de un modo de vida: la sociedad de Estados Unidos.
La prosa magistral de Umbral nos devuelve a ese adolescente que mira hacia el niño que ha sido y los trenes que se cruzan en su camino, un adolescente que crece al pasar las páginas y va cambiando su ilusión de ser sublime sin interrupción por el deseo de la mujer amada y el placer de compartir las aventuras con los amigos, en una noche de verano, en una atmósfera donde al negro se le transparentaba el azul.Una novela fresca y sugerente como solo puede serlo la gran literatura.
A sus veinte años, Luisadeja el pueblo y, recomendada por Víctor, un amigo maduro, entra a servir enuna casa de Madrid. Diego, su anfitrión, es un editor separado de la portuguesay atormentada Agustina y emparejado ahora con Gloria, una aspirante a actrizmucho menor que él. En la casa vive también Isabel, la hija de Diego —una jovenapasionada e inteligente— mientras quesu hermano Jaime, un muchacho guapo y afeminado, aparece de tanto en tanto porallí. Al poco de llegar Luisa a la casa, ésta tiene ocasión de ver a Jaimeborracho y en pleno arrebato. La intervención de lajoven resulta crucial para apaciguarlo y propicia más tarde la huida deSalvador, un amigo de Isabel al que busca la policía. Todo ello dará una nuevadimensión al mundo de Luisa, que también guarda su propio secreto.
Bradley Pearson es un escritor mayor que sufre un bloqueo creativo. Rodeado de una telaraña de variopintos y curiosos personajes —su inefable hermano, su exmujer y un joven autor de éxito llamado Arnold Baffin—, Pearson intenta buscar una salida desesperada a su angustiosa situación, al tiempo que se ponen de manifiesto las más absurdas complejidades de las relaciones sentimentales. El príncipe negro es una novela densa cuyos principales protagonistas son escritores, es normal por tanto, que el argumento se vea salpicado de todo lo que se cuece en las cabezas de estos, en cierto modo es una novela de literatos: habla de la creación, del bloqueo, de las necesidades del escritor, de la soledad y de la fama. Pero como de costumbre Iris Murdoch utiliza la bien conocida y disparatada comedia británica como instrumento para llevar a los personajes al terreno que la escritora pretende. Alterna párrafos frenéticos, cómicos, locos con párrafos consistentes intentando explicar el comportamiento de la condición humana, la complejidad de las relaciones, sus amores, desamores, sus ilusiones, sus desesperanzas, sus flaquezas, sus celos, sus incongruencias…
En la tradición de Huckleberry Finn y de El guardián entre el centeno, esta novela es la historia de cómo Jack alcanza la madurez, para acuñar al final del libro su propio epitafio: «Debes estar bromeando». Jack, apodado El Oso viaja junto con su padre y su hermano pequeño desde Nueva York a California, en un tránsito oscuro y terrible, pero lleno de humor y hasta de ternura, que da origen a un relato autobiográfico, género que es una de las grandes herencias literarias de la América que vivió los años sesenta, y que despertó la admiración incondicional de gentes como Tennessee Williams, William Saroyan o Alison Lurie.
La presente novela tiene como protagonista a Montague Small, un obsesionado escritor de obras policíacas, que se lamenta de la reciente muerte de su esposa, de cuya fidelidad llega a dudar. Sus intentos de reconstrucción fracasan y asimismo desiste de llevar a cabo una investigación. Solo parece consolarse interesándose por los problemas de su vecino Blaise, aficionado a la psicoterapia, y por su mujer, Harriet, que vive para el amor y es gran admiradora de Monty. La presencia de diversos personajes, familiares y amigos desata un complicado juego de pasiones, muchos de cuyos problemas quedarán resueltos mediante un acto de violencia.Esta es una historia de amores diferentes, y de cómo un hombre puede necesitar dos mujeres aunque pueda llegar a ser feliz sin ninguna. El amor sagrado y el amor profano están narrados de una manera opuesta: el uno hace necesario al otro, de tal modo que el corazón siempre insatisfecho oscila constantemente de un lado para otro.
Don Segundo y don Pelayo Mármol son los últimos descendientes varones de un antiguo linaje astur de cristianos viejos y alguna sangre judía. Mujeriegos y dedicados a los placeres de la caza y el juego, poco patrimonio les queda ya por mantener pero pese a todo, el primogénito debe casarse y continuar la estirpe. Por eso don Segundo Mármol se desposa en nupcias con la, a primera vista, bobalicona y jovencísima Constanza Figueroa, una galleguiña inocente que se sumerge con tristeza y añoranza en el tenebroso palacio de los Mármol. Pero Constanza pronto se deshará de los últimos ropajes de la candidez y tomará las riendas de su propia vida para forjarse, en España y en las Américas, su propio destino, maldito o no. Ángel o demonio, según quién lo decida, la que debiera ser madre de varones Mármol, inicia una nueva vida para olvidar la pérdida y desafiar la maldición.
Desde hace treinta y cinco años, Haňt’a trabaja en una trituradora de papel prensando libros y reproducciones de cuadros. En cada una de las balas de papel que prepara conviven libros, litografías, ratoncillos aprisionados y su propio esfuerzo, que se manifiesta en una relación absolutamente amorosa con los libros que destruye por oficio y salva por pasión.
Bohumil Hrabal nos presenta en esta novela a los administradores de una fábrica de cerveza: Francin y Maryška. Ella es una mujer joven y enérgica, muy hermosa, que hace todo lo que se le ocurre. Ante el terremoto que es su mujer, Francin intenta dirigir con sensatez la fábrica, y manejar como puede los incesantes conflictos con sus accionistas, personajes muy influyentes en la ciudad. Por si todo ello fuera poco, el tío Pepin, personaje desternillante y recurrente en las novelas de Hrabal, se queda a vivir con la pareja provocando incesantes episodios cómicos, para desesperación del bueno de Francin, quien ve amenazada una y otra vez su carrera como administrador, a quien salva, eso sí, la irresistible personalidad de su bella esposa.
Los otros días es la historia de un director de orquesta que, a causa de la enfermedad de Parkinson, no puede continuar la labor a la que ha dedicado toda su vida y regresa a su tierra, para terminar de envejecer. La música ha sido el pilar fundamental de su existencia, y ni su condición de sacerdote ni su vinculación a la masonería pudieron postergar esta vocación primera. Desde este retiro en que se pierde y recobra la verdadera dimensión de los otros días, el protagonista se abre a un espacio de extrema sensibilidad ante lo exterior y lo interior, y rehace su relación con el recuerdo, con la belleza, con la luz, con la lluvia, con las pequeñas cosas. Lentamente comprende que la felicidad va unida al mero hecho de existir, que asoma tras esas acciones simples que en nuestra cotidianidad suceden: respirar, comer, mirar, oler, pasear La fuerza telúrica de la tierra gallega, la sorprendente aparición de Xana y la maliciosa jocundia del tío Álvaro serán el contrapunto de la degradación psíquica y física que la enfermedad conlleva.
Los niños tontos es un libro que cuenta con veintiún historias breves cuyos protagonistas son niños tontos repletos de inocencia. Tal vez sean tontos precisamente porque creen que pueden ser inocentes en este mundo, antes de ser apisonados por la edad adulta, la educación o el peso de la cultura.
Con una voz íntima que modula sobresaltos y nebulosas,Ana María Matute nos enfrenta a las experiencias de un grupo de jóvenes, casiniños, a quienes la guerra civil ha despojado de cualquier resto de su anterioruniverso infantil. El escenario escogido es una Barcelona de soldados y mujeresmal pintadas, de refugiados y mendigos, de gentesocultas que intentan sobrevivir día a día en medio de los escombros, la luzblanquecina de los reflectores, los bombardeos y la amenazada espera. Pero másallá de un tiempo y un espacio concretos, el propósito de la escritora espresentar a unos muchachos que conviven con el temor y la muerte y ahondar enlas emociones de una joven que, desde la carencia y la provisionalidad, hallaráen el amor el verdadero significado de la paz.
Esta es una pequeña ciudad que vive alrededor de una fábrica de cerveza. El padre del narrador es el encargado y su tío Pepin uno de los trabajadores. En esa ciudad donde apenas nada ocurre, pasan los conquistadores nazis y llegan los «liberadores» tanques soviéticos, hasta que el régimen comunista lo cambia todo definitivamente. Pero no tanto para el tío Pepin, una de las creaciones literarias más geniales de Hrabal. Él continuará visitando la barra estadounidense de la ciudad, dando explicaciones sobre higiene sexual a las chicas y bebiendo cerveza como una esponja.
Con su peculiar estilo lleno de humor y ternura, Hrabal retrata una vez más lo que somos todos (o casi todos): seres sometidos a los vaivenes de la historia cuya única escapatoria es disfrutar del baile, aunque bailemos con la más fea.
Viena. Una habitación de hotel, al lado de la casa de Mozart. Juan espera a Berta. Pone en marcha la grabadora y sus palabras van registrando el pasado. Es la misma grabadora que utilizó como periodista para acceder a la inflexible Madre Teresa de Calcuta. Para llegar al terrorista del IRA en huelga de hambre. Para recoger el primer acto del gran espectáculo de la guerra del Golfo… Todo lo ha reinventado en sus crónicas. Pero ahora no caben deformaciones: el hombre se enfrenta a si mismo en un peculiar ajuste de cuentas. Vuelven de repente las grotescas y lacerantes mixtificaciones que ha escrito para el diario Damas y Caballeros. los fraudes que se reiteran en la Europa triste del bienestar y en los rincones más olvidados del tercer mundo. También reaparecen escenas de la convivencia difícil con sus padres. Las peripecias de una estancia anterior en Viena. Las relaciones con su americanísima ex mujer. Con una entrenadora china de pimpón. Y con su amante Berta a la que sigue esperan do mientras anochece en Viena. Con un lenguaje conciso y fragmentario. Ignacio Carrión crea una atmósfera de vértigo, una sensación hipnótica, sacudida por un humor feroz y corrosivo. Cruzar el Danubio se convierte así en un análisis incisivo de la patología del oficio periodístico. Nos obliga a escuchar el ruido de la carcoma que aniquila toda clase de creencias.
«Berlín Alexanderplatz» aparece en 1929. Su éxito es extraordinario y, en pocos años, alcanza cuarenta y cinco ediciones y se traduce a varios idiomas. La novela se consideró una exaltación de Berlín, ciudad que el autor, por su profesión de médico, conocía muy bien. Los ojos de Döblin (y sus cuadernos) registran todos los detalles de la geografía berlinesa, pero como narrador omnisciente, Döblin interviene en la acción y comenta lo que ocurre. Fondo y forma se funde en un libro desconcertante y abierto a la interpretación. «Berlín Alexanderplatz» se considera una «novela moderna» por muchos aspectos: no solamente por la ruptura con el carácter tradicional de héroe y con la estructura cronológica de relato, sino también por el uso de nuevas maneras de narrar (monólogos interiores, combinación de distintos niveles de lenguaje y puntos de vista…) y por el constante uso del «collage» intertextual (mezclando textos de canciones, titulares de los periódicos, transcripciones de sonidos, etc.). La historia se sitúa en el barrio de clase obrera, Alexanderplatz, en el Berlín de los años 20, y empieza con la salida de la cárcel de Franz Biberkopf. Döblin describe su lucha y su desdicha al intentar buscar por los submundos de Berlín un futuro y su intención de convertirse en «un hombre nuevo».
Como en muchas de sus obras, Ana María Matute toca en las siete narraciones reunidas en este volumen el tema de los niños, de los adolescentes en el tránsito definitivo hacia la vida adulta. Unos muchachos que no quieren crecer y se aferran a ese universo de sutiles y maliciosas sabidurías que esconde la infancia y a su desgarrado descaro. Desde el pequeño rebelde que quiere incendiar su casa a la redactora de un diario íntimo, pasando por figuras patéticas como la de Adela en «Una estrella en la piel», todos los muchachos aparecen retratados en la riqueza de su sensibilidad a través de la prosa lírica, hiriente y desoladamente luminosa de la autora.
Un joven escritor que acaba de publicar su primera novela, y otro, Jordán, que desconfía de los hombres y de las palabras y, al final del camino, se recluye en la intimidad de su casa, obsesionado por terminar la obra que podrá justificarlo. Entre esa casa y el mundo, entre Jordán y el aprendiz, está Cecilia, la mujer del maestro. Una historia que avanza con la límpida tensión de las tragedias: dos hombres y una mujer a un paso del cielo y del abismo, movidos por el amor y la envidia, el deseo y la vanidad.Guillermo Martínez, autor de Acerca de Roderer y La muerte lenta de Luciana B., se aleja del vértigo posmoderno para buscar los restos de los antiguos mitos y devolverles su brillo oscuro y duradero.Desde la tradición literaria, La mujer del maestro crece imperceptiblemente como una delicada pieza de cámara. En las ambiciones y la profunda soledad de los personajes subyace, implacable, la certeza de Byron: «El hombre es mitad barro, mitad dios, tan incapaz de hundirse como de elevarse».
La historia se desarrolla en el imaginario pueblo siciliano de Vigàta en el año 1891. El motor de los acontecimientos es la solicitud de Filippo “Pippo” Genuardi de una línea telefónica, en esa época una auténtica novedad. El sinfín de trámites burocráticos, problemas y enredos a los que tiene que enfrentarse Pippo para lograr un teléfono es cómico, pero tiene también un significado más profundo. El autor proporciona un retrato de la sociedad siciliana de los primeros años de la unidad de Italia (la misma época que reflejó Lampedusa en «El gatopardo»), a través de chispeantes diálogos entre los diversos personajes, de las cartas entre los amigos de Pippo y los pomposos y altisonantes informes y documentos burocráticos. La solicitud de una línea telefónica en un pequeño pueblo siciliano desencadena una divertida serie de peripecias burocráticas, malentendidos y maniobras. Una visión a la vez cómica, realista y amarga de la sociedad siciliana.