«Parael hombre enamorado todas las mujeres son mujeres, a excepción de aquella a laque ama, a la que considera una persona. Para una mujer enamorada todos loshombres son personas, a excepción de aquel al que ama, al que considera unhombre.» Reflexiones como ésta, en una novela por lo demás repleta deinfrecuentes revelaciones sobre sexualidad y roles de género, y de elementosciertamente inéditos como la adicción a la cocaína, debieron llamar laatención, a comienzos de la década de 1930, del grupo de emigrados rusos queeditaban en París la revista Cifras y a cuya redacción llegó, con elseudónimo de M. Aguéiev, el manuscrito de Novela con cocaína. La paternidad de la novela, que llegóa ser atribuida a Nabókov y que no sería definitivamente esclarecida hasta1994, fue desde entonces un enigma. Pero el revuelo estaba justificado por laextraordinaria originalidad de la obra, una narración en forma autobiográfica,ambientada en Moscú en vísperas de la Revolución, de un joven impelido por «eldeseo de conferir a mi personalidad un carácter singular», desde sus últimosaños en el Instituto hasta su reclusión en el solitario universo de«desdoblamientos» de la cocaína. Osada, profunda e incómoda, con una visión delmundo que supone «un insulto a nuestra noción más luminosa, tierna y pura»,esto es, «el alma humana», ésta es una novela imprescindible del siglo XX, por primera vez presentada en traducción directa delruso.
Las bellezas de Bizancio eran el sueño de cualquier guerrero… La princesa Theodora de Constantinopla debía casarse con el duque Nikolaos, el comandante en jefe del ejército, un hombre a quien el emperador había elegido para ella. Una princesa imperial siempre debía cumplir con su deber: ser bella, obediente y pura. Sin embargo, Theodora había vivido diez años en el exilio, en las tierras de los bárbaros. Y tal vez allí, en alguna ocasión, hubiera olvidado el protocolo… A medida que se acercaba su noche de bodas, Theodora fue descubriendo que quería compartir su lecho con el duque, pero sabía que eso sacaría a relucir su mayor pecado...
Un hombre se está divorciando. La crisis que sobreviene coincide con la búsqueda de un grial literario en la forma de su propia novela. Muy pronto, el manuscrito acaba en manos de un periodista que se interesa por el destino del autor. Pero este se encuentra ya muy lejos, tan lejos o tan cerca como puedan estarlo las palabras.
“Máquina de construir historias”, como lo definió Le Courrier, el autor condensa en las apenas doscientas páginas de Novela natural una miríada de narraciones y digresiones alrededor de la vida de un solo hombre, a menudo haciendo tambalearse las fronteras entre realidad y ficción, entre identidad real e identidad figurada, para ilustrar el quimérico reto de intentar representar la auténtica vida con fidelidad. En pleno derrumbe vital, autor y personaje aún tienen tiempo de emular el funcionamiento del ojo de una mosca para servirse de él como metáfora narrativa, y revolotean libremente alrededor del desastre, quizá para perforar la densa melancolía que yace en el fondo de su relato. Desde la más absoluta periferia, Gospodinov reinventó el concepto de novela posmoderna en el libro que le ganó fama internacional y preparó los pasos de la que sería su segunda novela, la celebrada Física de la tristeza.
Álex siempre ha sido maduro y responsable, al contrario que su hermano David, quien siempre ha sido imprevisible y rebelde. Sin embargo, cuando conoce a Sonia, nada impedirá que comience una tortuosa relación con ella, ni siquiera el hecho de que tiene una novia a la que adora. Poco a poco y sin apenas darse cuenta, Álex se verá involucrado en un complejo triángulo amoroso del que no sabrá cómo salir. Mientras todo a su alrededor parece derrumbarse, Álex tendrá que luchar contra sí mismo para tomar la decisión más importante de su vida, ajeno a la cruel amenaza que acecha entre las sombras...
Álex siempre ha sido maduro y responsable, al contrario que su hermano David, quien siempre ha sido imprevisible y rebelde. Sin embargo, cuando conoce a Sonia, nada impedirá que comience una tortuosa relación con ella, ni siquiera el hecho de que tiene una novia a la que adora. Poco a poco y sin apenas darse cuenta, Álex se verá involucrado en un complejo triángulo amoroso del que no sabrá cómo salir. Mientras todo a su alrededor parece derrumbarse, Álex tendrá que luchar contra sí mismo para tomar la decisión más importante de su vida, ajeno a la cruel amenaza que acecha entre las sombras...
Las dos únicas novelas de Flannery O'Connor en un solo volumen.
Además de sus extraordinarios cuentos, Flannery O'Connor, unas de las escritoras fundamentales del siglo XX, publicó también dos novelas excelentes, ahora reunidas, por primera vez en castellano, en este volumen.
Sangre sabia, publicada en 1952, cuenta la historia de Hazel Motes quien, tras servir en el ejército, regresa al evangélico y profundo sur de los Estados Unidos. Allí empieza a librar una guerra privada contra la religiosidad de la comunidad y, en particular, contra Asa Hawkes, el predicador y su degenerada hija quinceañera. Presa de la desesperación, Hazel encuentra su propia religión, La Iglesia sin Cristo.
En 1960, O'Connor publicaba su segunda y última novela, Los violentos lo arrebatan, donde el huérfano Francis Marion Tarwater y su sobrino, el maestro de escuela Rayber, desafían la profecía de su difunto tío segúnla cual Tarwater se convertirá en profeta. A partir de entonces, Tarwater vive una íntima batalla entre su fe innata y las voces que le llaman a ser profeta, mientras Rayber trata de llevarle a un mundo más razonable y moderno.
Lúcida y tormentosa, radical y sobrecogedora, la obra de Flannery O'Connor constituye una de las aventuras más intensas de la literatura de todos los tiempos.
Estas «Novelas amorosas y ejemplares» (conocidas como el «Decamerón español», Zaragoza, 1637) está formada por diez novelas cortesanas en que analiza los estratos sociales superiores de su época, con visible influencia de Miguel de Cervantes. Del «Decamerón» de Giovanni Boccaccio toma la fórmula del marco narrativo: la reunión por culpa de una enfermedad (en vez de la peste, unas cuartanas de Lisis) de unos personajes que, a lo largo de cinco noches narran en cada una de ellas dos novelas de gran crudeza. Frente a otros novelistas contemporáneos, no pretende exhibir su ingenio cortesano complicando el estilo con expansiones y ornamentos culteranos, ni se hace pasar por moralista sermoneando a la manera de Mateo Alemán: le interesan más la amenidad narrativa y la descripción psicológica de los personajes y de los ambientes en que se mueven. Además, hay un fuerte componente de denuncia social: su revelación de injusticias indignantes reflejan una fuerte independencia y un recio orgullo femenino, sin ahorrar crudeza en las escenas escabrosas. Además refleja como nadie los efectos demoledores y opresivos de la pasión. Ningún censor del siglo XVII encontró nada que objetar a sus novelas, pero el puritanismo y la misoginia del siglo XIX y de principios del XX censuraron su obra, tildando algunas de sus novelas de «libertinas», «obscenas» o «crudas». Las anécdotas sobre las que basó la acción tienen tono moralizante y fueron reivindicadas por la autora como verídicas. En estas novelas subyace un propósito común: denunciar las limitaciones que para la mujer representaban la moral y los usos sociales del siglo XVII. Sus protagonistas son mujeres de carácter fuerte, decididas, que ceden ante el impulso amoroso no tanto por una mera atracción sexual como para ejercer un acto de libertad individual. La segunda serie lleva el título de «Novelas y saraos» (Barcelona, 1647) y reeditados bajo el título de «Desengaños amorosos». Solo se diferencia de la primera en que aumenta la truculencia y escabrosidad de los argumentos.
Este volumen reúne nueve novelas cortas de Iván S. Turguénev, fechadas entre 1850 y 1869. Entre ellas se encuentran algunas piezas clásicas, pero la mayoría son poco conocidas o inéditas en español. Turguénev, uno de los grandes maestros de la literatura rusa, encontró en este género un medio idóneo para el tratamiento de la intimidad. Liberado de las preocupaciones políticas de sus novelas, pudo estudiar más libremente el orden social desde la subjetividad y, muy especialmente, desde el amor.
Historia de una familia española Esta es la historia real de una familia española como muchas, es la historia de mi familia, gente de campo con muchos sueños, que no se conformaron con su destino, sino que decidieron cambiarlo, lucharon por alcanzar sus metas con muchos esfuerzos y sacrificios, no es un texto de historia, aún cuando la novela se ambienta en los principios del siglo XX, he tratado de llevar un hilo lógico de los acontecimientos, con el desarrollo de la historia, de la manera más objetiva posible y sobre todo con mucho respeto por aquellas personas que pudieran identificarse ellos ó familiares de ellos, con las vivencias que aquí se narran. Los personajes y algunas situaciones son figurados, para proteger a las personas reales que vivieron dichos acontecimientos, la historia comienza en Asturias, en un remoto caserío llamado Faidiello, allí nació el personaje principal de la novela, sus primeros años, la salida del pueblo, el servicio militar y sus inicios como trabajador del ferrocarril del norte.
Se podría decir que Dickens inventó la Navidad, pues ningún otro escritor ha evocado con tanta maestría el espíritu, jubiloso y elegíaco a un tiempo, de ese periodo final del año. Además del célebre «Canción de Navidad», se reúnen en este volumen –inspirado en la edición inglesa de 1852– otros cuatro relatos de ambientación navideña donde se entreveran los motivos principales del mundo dickensiano: la caridad, la infancia, los mitos populares, las desigualdades sociales, los sueños y la magia.
Nunca he tenido tanta suerte con los hombres. Es mejor si me mantengo alejada de ellos para siempre. Sí, eso sería lo mejor. Sólo una aventura más de una noche, y luego habré terminado con ellos. Pero llega Jared Hatcher. Famoso mariscal de campo. Macho. Temerario. Rompecorazones. Mi ex me dejó herida y completamente destrozada. Tengo que actuar rápido antes de perder mi apartamento. Necesito un nuevo trabajo, no importa el tipo de trabajo que sea. Un trabajo como asistente de un jugador de fútbol profesional es un regalo del cielo. Eso es, hasta que descubro que dicho jugador de fútbol es el hombre con el que tuve una aventura de una noche. Jared. No puedo trabajar para él. Es engreído, arrogante y condescendiente. Pero tampoco puedo decir que no al dinero. Decidida a ser fuerte y a ignorar sus coquetas insinuaciones, acepto el trabajo. Pero pronto cedo poco a poco hasta que le confío no sólo mi cuerpo, sino también mi alma a Jared. Pero luego aparece su ex y afirma que está embarazada de él…
Acepto ser la falsa prometida del jugador estrella de fútbol americano que es el responsable de que haya perdido mi trabajo como animadora, dejándome absolutamente sin dinero. Es un mujeriego, un completo cavernícola e increíblemente atractivo al mismo tiempo. Tengo que hacerlo porque ¿qué más puedo hacer? El corredor de pases estrella Dwayne Malcolm me atropella accidentalmente durante un partido de fútbol y me rompe el brazo. Mi carrera como animadora está terminada y también mi sueño de poder financiar alguna vez mis estudios de diseño de moda. Pero entonces, para mi gran sorpresa, Dwayne me ofrece una buena suma de dinero si me hago pasar por su prometida delante de su familia. No puedo creerlo. ¿Habla en serio? Probablemente piensa que puede resolver todos sus problemas con dinero y comprar mujeres a su antojo. Pero tengo que aceptar su propuesta y seguirle la corriente. ¿Qué otra opción me queda? Es sólo un trabajo y me comportaré correctamente. Pero cuando me doy cuenta de que este guapo e idiota es más de lo que parece ser en su vida pública, mis defensas se desmoronan y me siento vulnerable ante sus encantos. Para mi sorpresa, una noche de diversión lleva a una consecuencia inesperada que me cambia la vida…
Wyatt Cutler. Delantero ofensivo de los Hurricanes, el equipo profesional de fútbol americano de Miami. Viudo súper atractivo y padre soltero que ya no cree en los finales felices. Me encantaría estar en contacto corporal completo con él, pero es mi nuevo jefe y como siempre, soy muy profesional. Al menos al principio...
Porque cruzo todas las líneas.
Y le doy mi corazón.
Pero Wyatt no lo quiere.
Y tampoco podemos simplemente mantener nuestra distancia el uno del otro. Trabajamos juntos. Debería centrarme en mi trabajo.
Seamos honestos. Tan pronto como termine mi contrato, los dos volveremos a nuestras vidas. ¿O no?
¿Y si hay una oportunidad para que seamos felices juntos?
Tom llevaba ya casi una hora adormilado ante el fuego cuando llamaron a la puerta. En circunstancias normales, todos se hubieran hallado en sus habitaciones desde mucho tiempo antes y en la casa se habrían extinguido toda luz y todo signo de vida. Pero las circunstancias no eran normales.
Quizá era Tom el único que no se daba exacta cuenta de ello. Tom y la esbelta muchacha de grandes ojos y cabello cobrizo que miraba fijamente, en silencio, a las llamas bailarinas. Los demás tenían perfecta conciencia de la situación. Y la conciencia ponía en tensión sus nervios y hacía asomar a sus pupilas un destello de alarma.
PIÑEIRO se acarició suavemente la barbilla con una de sus largas y afiladas manos, mirando con cierta ironía a su interlocutor.
—Puede usted tener talento para las cartas —dijo este—, pero no la tiene para conocer los pueblos y los hombres. Se equivocó por completo si creyó encontrar en Big Tuttle alguien a quién desplumar… Aquí no hay dinero ni lo ha habido nunca.
—No lo afirmaría yo tan rotundamente —dijo Piñeiro.
EL hombre que disparaba su carabina acogido al precario refugio de un barril panzudo, nunca había estado más cerca de la muerte. Las balas silbaban a su alrededor amenazadoras canciones, levantaban nubecillas de polvo y arrancaban astillas a la pared del edificio que se alzaba a su espalda. Solo mediante inverosímiles contorsiones lograba que el barril escondiese su cuerpo a la vista de sus enemigos, pero aun así le quedaban energías y presencia de ánimo suficientes para seguir apretando el gatillo de su arma y responder al fuego con el fuego, al exterminio con el exterminio.
CUANDO llegué a Póker Valley, nada hacía presentir los acontecimientos futuros. Me sorprendió, debo reconocerlo, encontrar aquel amplio valle después de cabalgar durante interminables jornadas por Cuenca Grande, cruzando Nevada de Nordeste a Sudoeste. Había sido un penoso viaje, del que ya estaba cansado cuando pasé por Eureka. Mi intención era llegar hasta Sierra Nevada, en California, y establecerme allí si conseguía un empleo en cualquier rancho de cría caballar; porque los caballos me obsesionaban desde que cierto desgraciado asunto con los mormones me obligó a salir precipitadamente de Utah.
ESTABA terminando un mes crucial para la historia de los Estados Unidos. Abril de 1865. El día 9 se había rendido Lee, jefe supremo de los ejércitos del Sur, a su enemigo Grant en Appomattox. El 14, un fanático asesinó de un pistoletazo a Abraham Lincoln mientras asistía a una representación teatral. La terrible guerra separatista, con su medio millón de soldados muertos, estaba dando sus últimas boqueadas. Solo Johnston, que con 40.000 hombres estaba frente a Sherman, continuaba la lucha tenazmente. Pero todo se hundía, todo se desmoronaba a su alrededor: al final del año último se habían verificado en el Norte nuevas elecciones presidenciales y los separatistas, que creían y deseaban que sus enemigos fueran dominados por el desaliento y la fatiga, vieron con horror que Lincoln era reelegido y su partido, el republicano, mantenedor de la guerra y ferozmente opuesto a la esclavitud, continuaba en el poder; por otra parte, Jefferson Davis, el presidente del Sur, llegó a decir que era imprescindible llamar a las armas a 50.000 negros, puesto que los blancos no bastaban para cubrir las bajas. Estos negros quedarían emancipados en pago de sus servicios y el Estado pagaría una indemnización a sus dueños, pero los rígidos esclavistas, para quienes un negro era una cosa y no una persona, vieron en tal medida una traición a los principios que defendían. Hambre, falta de soldados y de toda clase de recursos, agotamiento tras tantos años de sangrientas batallas, desmoralización, estos y otros muchos factores llevaban a la Confederación esclavista hacia el desastre.
El grito que dio una mujer coincidió exactamente en el momento elegido por Bird Smithe para saltar por encima del mostrador, pero el grito no logró contenerle. Sus botas de agudos talones se posaron con fuerza sobre el entarimado y a continuación se movió hacia adelante, agitando los puños.
Otra mujer gritó. La silla que Pete había alzado sobre su cabeza descendió con el terrible impulso de un martillo pilón; sin embargo, no alcanzó su objetivo. Porque Bird Smithe se había movido ya de costado, renunciando bruscamente al ataque y desplazándose hasta el mostrador. Sus ojos echaban chispas.
UN perro ladró con exasperante persistencia, pero los dos jinetes que recorrían lentamente la calle principal de Pueblo Hueso en aquel mediodía de calor asfixiante, no le prestaron ninguna atención.
Para un espectador masculino, aquellos dos hombres no ofrecían otra particularidad que su condición de forasteros, siempre interesante; pero las dos muchachas que los contemplaban desde la ventana de una de las casas de adobes, concentraban sus curiosas miradas en otras de sus características, quizá menos trascendentes.