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Colección Florida 5. Duro como la roca, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

La gran necesidad de Albany por la que clamaban muchos ganaderos y agricultores de aquella parte de Oregón, se había visto por fin convertida en realidad. El Banco Ganadero, precioso edificio de ladrillo rojo con ventanas protegidas por sólidos barrotes y un espacioso hall con pupitres, tinteros, impresos y cuanto requería el negocio, acababa de ser abierto al público. Albany, poblado estratégico a mitad de camino entre Eugene y Salem, podía codearse con los grandes poblados y resolver un sinfín de necesidades que hasta aquel momento si pudieron ser resueltas, lo fueron de una manera poco clara y sufriendo la tiranía de Jacob Irving...


Colección Florida 11. La ciudad envenenada, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Los dos hermanos espolearon sus caballos y enfilaron la entrada al poblado. A la indecisa luz del crepúsculo descubrían en la llanura los hatajos recién llegados, hoscos y nerviosos, contenidos a duras penas por la legión de peones que estaban deseando deshacerse de ellos para asaltar el poblado y entregarse a la orgía y al desenfreno. Sólo esperaban que quedasen algunos corrales vacíos para encerrar a los astados y recobrar su libertad perdida durante varios meses de cabalgar peligrosamente por la pradera.


Colección Héroes 29. El rancho doble C, de Anónimo

Aventuras, Novela

Bronco dio unas suaves palmadas en el cuello del hermoso caballo que montaba. 
—¡Vamos, viejo! Pronto se acabará esto y podremos descansar un poco, que bien nos lo hemos ganado. ¡Qué travesía más dura! 
El corcel movió ligeramente la cabeza y lanzó un ligero relincho. Diríase que había entendido lo que el jinete había querido decirle. 
—Ya sé que estás cansando, amigo, y yo también. Pero ya llegamos a lugar habitado. Un último esfuerzo y descansaremos.


Colección Iris (El Pirata Negro, 2) 5. Los hampones del mar, de Arnaldo Visconti

Aventuras, Novela

En el punto máximo de su arqueo, la costa oriental de Panamá, antes de unirse por la serranía del Darién, con la tierra de Colombia, presenta un litoral bajo y pantanoso, donde pululan toda clase de insectos y reptiles, desde el irritante mosquito portador de fiebres, hasta el escamoso y repulsivo caimán. Era costa sin sanear e inhabitada por los años 1675 en que un jinete, internándose por el bajo cañaveral, penetraba en el fangoso limo que ribeteaba la margen del arroyo Concepción.El poblado más cercano era el de Santa Isabel, donde días antes el jinete había averiguado, entre otras cosas, que por la playa encenagada que mediaba entre los arroyos Concepción y San Blas merodeaba un extraño barquero.Un barquero a quien apodábase «Caronte», mote que le puso un marinero amante de lecturas mitológicas.


Colección Iris (El Pirata Negro, 3) 9. Perlas y tiburones, de Arnaldo Visconti

Aventuras, Novela

En el extremo más oriental de la isla cubana, frente al canal que la separa de La Hispaniola, la punta Maisí penetra en el mar como larga lanza. Era tierra que el dominio español desdeñó, por ser árida y azotada por todos los vientos, y ser mar revuelto por el continuo tránsito de naves corsarias.Con frecuencia llegaban a la punta Maisí, individuos de hosco aspecto, náufragos, desertores y huidos, con los que confraternizaban los escasos negros que allí vivían miserablemente, en chozas construidas con cañas y recias hojas.Uno de estos «bohíos», daba albergue a los que, procedentes de muy distintos lugares, iban allí a otear el paso de pinazas, queches y otras embarcaciones de poco calado, y con señales demostraban su deseo de hacerse enrolar.


Colección Iris (El Pirata Negro, 4) 13. Morgan contra Lezama, de Arnaldo Visconti

Aventuras, Novela

En la embarcación de dos palos, diminuta en medio del verdoso paraje del mar Caribe, había seis hombres. Uno era un negro gigantesco, cuyos voluminosos bíceps abultaban tanto como una cabeza humana, alrededor de la cintura un largo látigo de los llamados «rompecabezas», y un taparrabos.El resto de su cuerpo brillaba como el ébano, reluciendo al ser salpicado por la vaporizada espuma de las crestas de las olas, entre las que la chalupa abríase fácilmente paso.Sostenía la empuñadura del timón de varas, y en la otra mano asía el obenque que tensaba la vela cangreja.Miraba de vez en cuando una balandra que se alejaba con rumbo opuesto, dando lentas cabezadas, idénticas a las que el negro iba ejecutando.Carlos Lezama, el «Pirata Negro», sentábase en la proa. También miraba empequeñecerse en la lejanía la balandra…


Colección Iris (El Pirata Negro - 1) 1. La primera aventura, de Arnaldo Visconti

Aventuras

A fines del año 1693, las culebrinas que vigilaban la entrada al puerto de Panamá dispararon siete cañonazos consecutivos. En la Plaza Real se congregaron reuniones de asustados panameños, que, ignorantes de que los cañonazos eran de pólvora sin proyectil, creyeron al principio en una incursión de las temidas flotas corsarias. Pronto se aquietaron los ánimos cuando corrió la voz de que las salvas se debían a la llegada de la nave española que llevaba a bordo a la hija del Virrey gobernador. A lo lejos se divisaba ya la airosa silueta de una goleta que, con las velas desplegadas, surcaba el azulado mar. En el castillete de proa, una mujer, casi una niña, contemplaba extasiada el tropical paisaje, que con toda su esplendorosa vegetación iba aproximándose.


Colección Iris - Diego Montes 2. Los tres guerrilleros, de Arnaldo Visconti

Aventuras, Novela

Una curiosa característica de esta colección, es que en ella se alternaban diferentes protagonistas. El principal El Pirata Negro, aunque también aparecieron posteriormente El Halcón, El Aguilucho y Diego Montes. En las portadas firmadas por Provensal, destacaba la gran calidad y colorido de las ilustraciones, y en las páginas interiores un par de dibujos en blanco y negro, ambientaban al lector ayudandole a imaginar con más facilidad las características de los personajes y a seguir la siempre dinámica narración.


Colección Iris - Diego Montes 6. Trágico idilio, de Arnaldo Visconti

Aventuras, Novela

Una curiosa característica de esta colección, es que en ella se alternaban diferentes protagonistas. El principal El Pirata Negro, aunque también aparecieron posteriormente El Halcón, El Aguilucho y Diego Montes. En las portadas firmadas por Provensal, destacaba la gran calidad y colorido de las ilustraciones, y en las páginas interiores un par de dibujos en blanco y negro, ambientaban al lector ayudandole a imaginar con más facilidad las características de los personajes y a seguir la siempre dinámica narración.


Colección Iris - Diego Montes 10. Espuelas fanfarronas, de Arnaldo Visconti

Aventuras, Novela

Una curiosa característica de esta colección, es que en ella se alternaban diferentes protagonistas. El principal El Pirata Negro, aunque también aparecieron posteriormente El Halcón, El Aguilucho y Diego Montes. En las portadas firmadas por Provensal, destacaba la gran calidad y colorido de las ilustraciones, y en las páginas interiores un par de dibujos en blanco y negro, ambientaban al lector ayudandole a imaginar con más facilidad las características de los personajes y a seguir la siempre dinámica narración.


Colección Iris - Diego Montes 14. La sultana, de Arnaldo Visconti

Novela, Aventuras

Una curiosa característica de esta colección, es que en ella se alternaban diferentes protagonistas. El principal El Pirata Negro, aunque también aparecieron posteriormente El Halcón, El Aguilucho y Diego Montes. En las portadas firmadas por Provensal, destacaba la gran calidad y colorido de las ilustraciones, y en las páginas interiores un par de dibujos en blanco y negro, ambientaban al lector ayudandole a imaginar con más facilidad las características de los personajes y a seguir la siempre dinámica narración.


Colección Iris - El Aguilucho 4. Sangre en Ceylan, de Arnaldo Visconti

Aventuras, Novela

Se trata de Ricardo (Dick) Mendoza, también conocido como El Aguilucho, el hijo de un buhonero español que recorría la Huella del Dragón, una peligrosa ruta que partía de Ceylan, atravesaba la península indostánica y la tierra de los Lamas y contorneaba la muralla china; un extraño personaje a quien le son fieles un elefante salvaje, un tigre y un aguilucho. Por su facilidad en disfrazarse de personajes dispares, desde un derviche hasta un rajá, también le apodan «Cienrostros». Incansable conquistador, miente amores en muchas lenguas, es un acróbata saltarín de murallas, lanza puñales precisos en asaltos a harenes y presume de cortar cabezas de reyezuelos y apuñalar tiranos mongólicos.


Colección Iris - El Aguilucho 8. La furia de Sang-Song, de Arnaldo Visconti

Novela, Aventuras

Se trata de Ricardo (Dick) Mendoza, también conocido como El Aguilucho, el hijo de un buhonero español que recorría la Huella del Dragón, una peligrosa ruta que partía de Ceylán, atravesaba la península indostánica y la tierra de los Lamas y contorneaba la muralla china; un extraño personaje a quien le son fieles un elefante salvaje, un tigre y un aguilucho. Por su facilidad en disfrazarse de personajes dispares, desde un derviche hasta un rajá, también le apodan «Cienrostros». Incansable conquistador, miente amores en muchas lenguas, es un acróbata saltarín de murallas, lanza puñales precisos en asaltos a harenes y presume de cortar cabezas de reyezuelos y apuñalar tiranos mongólicos.


Colección Iris - El Aguilucho 12. La ciudad inexplorada, de Arnaldo Visconti

Aventuras, Novela

Se trata de Ricardo (Dick) Mendoza, también conocido como El Aguilucho, el hijo de un buhonero español que recorría la Huella del Dragón, una peligrosa ruta que partía de Ceylan, atravesaba la península indostánica y la tierra de los Lamas y contorneaba la muralla china; un extraño personaje a quien le son fieles un elefante salvaje, un tigre y un aguilucho. Por su facilidad en disfrazarse de personajes dispares, desde un derviche hasta un rajá, también le apodan «Cienrostros». Incansable conquistador, miente amores en muchas lenguas, es un acróbata saltarín de murallas, lanza puñales precisos en asaltos a harenes y presume de cortar cabezas de reyezuelos y apuñalar tiranos mongólicos.


Colección Iris - El Aguilucho 16. Río Tormento, de Arnaldo Visconti

Aventuras

En el Golfo de Bengala forma el Ganges al desembocar un gigantesco delta de numerosos brazos, por entre los que pululan en sus pantanosos barrizales, cocodrilos repulsivos en su adormilada espera de incauto manjar. Hay también espacios de floresta, donde las garzas, los marabuts, y otros grandes pájaros, coloreaban el horizonte con sus plumajes pintorescos.Y en los sitios más elevados, donde la linfa húmeda no ablanda la tierra, existían en las postrimerías del 1700, poblados de muy diversos ocupantes.


Colección Iris - El Halcón 3. Puerto escondido, de Arnaldo Visconti

Aventuras, Novela

El Estado de Kentucky, famoso por sus magníficos caballos, fue el único de los estados del Mississippi, que en los turbulentos años de la Guerra de Secesión se mantuvo neutral. Al estallar el conflicto entre Norte y Sur, una proclama, apareció fijada en los postes de entrada y salida de cada ciudad del Kentucky. La misma proclama que aprobó el Parlamento del Norte y el Congreso del Sur. Estaba redactada en términos por igual ingenuos y prácticos en su elocuente concisión: «La buena gente de Kentucky, blanca y negra, es pacífica y laboriosa, y por convicción juran todos sus habitantes, blancos y negros, no tomar partido a favor ni en contra de ningún forastero, impetrando del Sumo Hacedor el amparo para todos los buenos americanos. Los negros de Kentucky quedan libres por esta proclama de marcharse al Sur o al Norte. Los que sigan en Kentucky, percibirán el mismo salario y albergue, que los plantadores, destiladores y caballerizos blancos. Y mientras duren las hostilidades en los demás Estados, el de Kentucky fumará su tabaco, beberá su whisky y montará sus caballos. Quien vendiera tabaco, whisky y caballos a cualquier forastero, será encarcelado. Y el forastero, que deseará fumar, beber o cabalgar los productos del pacífico y neutral Estado de Kentucky, fumará, beberá y cabalgará entre las fronteras de nuestro noble Estado. Así lo juramos y mantendremos.» Cuando los hermanos Dalton leyeron esta proclama, en su paseo dominical a la hermosa ciudad de Fairview, se limitaron a mirarse y asentir.


Colección Iris - El Halcón 7. El bravucón de Nueva Orleans, de Arnaldo Visconti

Aventuras, Novela

El látigo restalló crujiente, enlazando con habilidad el torso del negro atado al poste. Y aquel restallido que no produjo rebeldía en el negro que estaba interrogando el capataz, ni suscitó la menor protesta en los demás que junto al cobertizo presenciaban el interrogatorio, puesto que consideraban muy natural que el capataz blanco usara de su prerrogativa, produjo en Olimpia, el primer chispazo de un sentimiento nuevo, confuso… —Habla ya, negro retinto —masculló el capataz Forbes, retirando con brusco tirón, el enroscado cuero. En el desnudo busto de Toby apareció el surco sangriento. Mantuvo la vista fija en el único horizonte que durante dieciocho años viera Olimpia.


Colección Iris - El Halcón 11. Los caballeros de Alabama, de Arnaldo Visconti

Novela, Aventuras

Sucios y cansados, todos ellos con cara de hambre, avanzaban como hormigueros azules que desfilaban hacia el sur, siempre hacia el sur, saliendo de los bosques, llenando los caminos, atravesando los campos. Llevaban días y días caminando incesantemente sobre las huellas de un enemigo que siempre conseguía librarse en contumaz retirada. En este avance forzado, los víveres de la intendencia llegaban tarde a los campamentos provisionales. En los cortos altos de la marcha, devoraban embutidos mohosos. Algunos se esparcían por los campos para desenterrar las remolachas, mascando su dura pulpa entre crujidos y granos de tierra. Los que estaban sentados en el suelo, extraían sus pies hinchados y sudorosos de las altas bota. Era el ejército yanqui del general Sherman, victorioso, que pronto llegaría a Atlanta la capital del estado de Georgia, almacén de provisiones de los sudistas. Y en aquel mes de febrero de 1805, no sabían los agotados portadores del uniforme azul, que mascaban remolachas, que con aquella marcha forzada, remataban triunfalmente una guerra cruel de cuatro largos años.


Colección Iris - El Halcón 15. Tres balas y una orquídea, de Arnaldo Visconti

Novela, Aventuras

En 1865, ante el avance ya inconteniblemente victorioso del Norte, las tropas desmoralizadas y en pleno agotamiento de los sudistas, se batían en retirada desordenada. Huían también a la desbandada los muchos desertores yanquis, para evitarse un juicio sumario, que muchas de las veces terminaba en sentencia de horca. Tanto los desertores de un bando como del otro, lo primero que procuraban conseguir era ropa, arrancándose insignias, galones y distintivos. Los que tenían dinero las compraban. Los otros, que eran los más, las robaban, atacando granjas aisladas por parejas o grupos. Eran las granjas en el campo y las mansiones solitarias en las afueras de los poblados, sus predilectos sitios de rapiña, porque además de la ropa necesaria, podían encontrar alimentos, bebida, y lo más codiciado en aquella época: un caballo o un mulo.


Colección Misterio (Ed. Cliper) 14. Las Parcas, de G. L. Hipkiss

Novela, Aventuras

Lincoln Fields no volvió derecho a su casa después de salir de Devonshire Street. Tomó el auto que había dejado parado a la puerta y se dirigió a Somerset House, Registro Central de Nacimientos, Defunciones y Matrimonios, así como de Últimas Voluntades y sede de las oficinas recaudadoras de contribuciones. En este magnífico edificio, cuya fachada principal da al Embankment a la altura del Puente de Waterloo, permaneció unas horas consultando documentos y tomando notas.