Para quien no lo recuerde, Pohl es el máximo representante de la ciencia-ficción sociológica contemporánea, el autor (en colaboración con el malogrado Cyril KornBluth) de la involvidable Mercaderes del Espacio y, más recientemente, de obras como Homo Plus y Pórtico. Una de las características de Pohl es la de escribir a menudo una ciencia-ficción tan directamente entroncada con las circunstancias actuales y situada en un futuro tan inmediato, que a menudo uno se olvida de que está leyendo una extrapolación y se siente más bien inmerso en una novela de costumbres. Basándose en el tópico (pero no por tópico menos cierto) de que 'el futuro ya está aquí', Pohl consigue crear situaciones especialmente inquietantes porque, a cada paso, uno se pregunta si aquello que parece extrapolación no estará ocurriendo ya a la vuelta de la esquina. El 'Marte enmascarado' de una de las novelas presentes no es el planeta, como cabría imaginar al tratarse de una narración de ciencia-ficción (a Pohl le encanta usar el equívoco como camino hacia la sorpresa), sino el dios grecolatino de la guerra, y su máscara es tan sutil y verosímil, que al acabar el relato no se puede evitar un estremecimiento de paranoia. Pues la tesis implícita en Mars Masked es que entre una guerra abierta que sería demasiado devastadora para todos, y una guerra fría insuficiente para lograr determinados objetivos, las grandes potencias podrían desarrollar (o estar desarrollando ya) toda una red de pequeñas y solapadas agresiones a gran escala para minar los recursos y las fuerzas de sus adversarios. En resumen, que el arma definitiva tal vez no sea la bomba de neutrones, ni el satélite asesino en órbita geoestacionaria, sino la tradicional zancadilla.
Londres, 1896. Innumerables inventos hacen creer al hombre que la ciencia es capaz de conseguir lo imposible, como demuestra la aparición de la empresa de Viajes Temporales Murray, que abre sus puertas dispuesta a hacer realidad el sueño más codiciado de la humanidad: viajar en el tiempo, un anhelo que el escritor H. G. Wells había despertado un año antes con su novela La máquina del tiempo. De repente, el hombre del siglo XIX tiene la posibilidad de viajar al año 2000, como hace Claire Haggerty, quien vivirá una historia de amor a través del tiempo con un hombre del futuro. Pero no todos desean ver el mañana. Andrew Harrington pretende viajar al pasado, a 1888, para salvar a su amada de las garras de Jack el Destripador. Y el propio H. G. Wells sufrirá los riesgos de los viajes temporales cuando un misterioso viajero llegue a su época con la intención de asesinarlo y arrebatarle la autoría de una novela, obligándolo a emprender una desesperada huida a través de los siglos. Pero ¿qué ocurre si cambiamos el pasado? ¿Puede reescribirse la Historia? En «El mapa del tiempo», XL premio Ateneo de Sevilla, Félix J. Palma teje una fantasía histórica tan imaginativa como trepidante, una historia llena de amor y aventura que rinde homenaje a los comienzos de la ciencia ficción, y transportará al lector al fascinante Londres victoriano en su propio viaje en el tiempo.
En el caluroso verano de 1835, un hombre hizo soñar al mundo revelando que la Luna estaba habitada por unicornios, hombres murciélagos y otros seres fantásticos. Y aunque los telescopios no tardaron en demostrar que aquello no era más que una gran mentira, muchos prefirieron seguir creyendo que en la Luna se almacenaban los sueños que podían hacer más hermosas sus vidas. Más de sesenta años después, su biznieta Emma Harlow, una huraña muchachita que aunque pretendida por lo más granado de la alta sociedad de Nueva York se considera inmune al amor, está convencida de que solo podría enamorarse de alguien capaz de engañar al mundo como lo hizo su bisabuelo. Por eso exige a su más infatigable pretendiente, el millonario Montgomery Gilmore, un regalo muy especial para casarse con él: que haga creer al mundo que Marte está habitado, que reproduzca la invasión marciana descrita en La guerra de los mundos, la novela de H. G. Wells. Pero para Gilmore no hay nada imposible. Y los marcianos invadirán la Tierra, aunque esta vez sea por amor. ¿Qué ocurre cuando los sueños se convierten en pesadillas? ¿Tenemos que dejar de soñar? Sumérjanse en las páginas de nuestra historia, intrépidos lectores, y descubran qué es más fácil: sobrevivir a una invasión marciana o conquistar el corazón de una dama que no cree en el amor.
Cuando la persona que más ama muere trágicamente, el protagonista de esta historia hará todo lo posible para hablar con ella una última vez. Necesita confesarle el secreto que le atormenta y no se atrevió a contarle en vida.
En el Londres victoriano, en pleno apogeo del espiritismo, una sesión con el mejor médium de la historia se presenta como la única solución, pero en ella se desencadenarán fuerzas más terribles de lo que nadie podía imaginar. El mundo entero está en peligro, y su salvación reside en las páginas de un misterioso libro titulado El mapa del Caos. Si nuestro protagonista no lo recupera, jamás podrá llegar hasta la persona amada, pues incluso el Más Allá dejará de existir.
Pero no estará solo en esta aventura. Contará con la inestimable ayuda de Arthur Conan Doyle, el padre de Sherlock Holmes, de Lewis Carroll, el autor de Alicia en el País de las Maravillas, y por supuesto de H. G. Wells, cuyo Hombre Invisible tal vez haya escapado de las páginas de su famosa novela, para sembrar el terror entre los hombres. Solo ellos pueden descubrir la forma de salvar el mundo. Solo ellos pueden encontrar el camino para reunir a los amantes separados por la muerte. El camino a través de los espejos…
El mapa del Caos es una aventura trepidante, en la que el autor, con la magistral escritura y el fino humor al que nos tiene acostumbrados, mezcla amores imposibles, acción a raudales, fantasmas verdaderos y mediums falsos, en un explosivo coctel que atrapará a los lectores de todo el mundo. O como diría el misterioso narrador de esta novela, de todos los mundos posibles.
En el año 1939 las fuerzas nazis cuentan con superhombres, las británicas con demonios y un hombre normal y corriente pronto se verá atrapado entre los dos bandos. Raybould Marsh trabaja como agente secreto al servicio de Inglaterra en los albores de la segunda Guerra mundial. Desde hace tiempo está obsesionado con una mujer alemana a la que vio mientras desarrollaba una misión en la Guerra civil española. De su cabeza salían unos extraños cables y le miraba como si lo conociera. Cuando los nazis comienzan a organizar misiones utilizando a personas con habilidades «especiales» —una mujer que puede volverse invisible, un hombre capaz de atravesar paredes y una mujer capaz de predecir el futuro y modificar el presente—. Marsh se convierte en el hombre que debe hacerles frente. Obligado a impedir como sea la inminente invasión alemana, se reúne entonces con los brujos que apoyan, en la sombra, a las fuerzas británicas. Sin embargo, el dramático precio que habrán de pagar para vencer al enemigo será muy superior al que habían imaginado…
1963. La Unión Soviética ha reemplazado al Tercer Reich como enemigo a batir y Gran Bretaña fragua la más extraña de las alianzas para evitar su destrucción. Durante décadas, los brujos británicos han sido lo único que se interponía entre el Imperio Británico y la Unión Soviética, que ahora se extiende desde el océano Pacífico hasta el Canal de la Mancha. Pero una serie de asesinatos está diezmando sus filas y la seguridad nacional del país se ve día a día más comprometida. Mientras tanto, dos hermanos víctimas en su día de un retorcido experimento nazi para dotar de superpoderes a simples mortales escapan de su cautiverio más allá del Telón de Acero en dirección a Inglaterra. Allí les espera Gretel, una poderosa clarividente.
El apocalipsis es inminente. Raybould Marshall, agente secreto al servicio de Inglaterra, viaja desde el futuro hasta 1940, para rescribir la Historia y cambiar el destino del mundo. 1940. En plena Guerra Mundial el destino de la humanidad se debate entre los alemanes y sus soldados sobrenaturales, por un lado, y los ingleses, apoyados por la organización Asclepia. Raybould Marshall llega del futuro en un intento desesperado por salvar a su familia y al mundo de las maquinaciones de unos y otros. Para conseguir su objetivo, adopta la falsa identidad del comandante Liddell-Stewart y contacta consigo mismo para encomendarle la misión de destruir la fábrica de Von Westarp, cuna de los superhombres del ejército nazi. A partir de ese momento el comandante Liddell-Stewart inicia una frenética carrera para evitar el fatal destino que acecha a su familia y neutralizar a las peligrosas fuerzas, tanto alemanas como inglesas, que llevarán al mundo a un cataclismo de muerte y desolación.
Luego de quedar estupefacto y desahuciado de la vida a causa de la faceta por la que estaba pasando. Algo increíble está por ocurrir en su vida que cambiará su mente de una manera radical. A medida que busca respuestas a su situación, un personaje del futuro muy auténtico, aparece sin previo aviso para dar respuestas a sus preguntas llevándolo a una solución segura. Este libro promete cautivarte y llevarte a un nuevo nivel de conocimiento, esperanza, fe y sabiduría.
«Yo tuve un amigo de sangre y hermano del alma llamado Sam. Como todos los niños, Sam y yo dedicábamos las tardes después del colegio a barruntar sueños infantiles. Nuestro sueño de cabecera era emprender el viaje más grandioso y definitivo: volar al espacio, posarnos en otros mundos, poner el pie donde nadie jamás lo hizo antes y entablar contacto con sus pobladores alienígenas. Para la mayoría de los críos, la vida y la madurez se encargan de sofocar las ensoñaciones de la niñez como se desmenuzan y se extinguen las brasas en la fogata, y quienes anhelaban ser astronautas o exploradores acaban convertidos en auditores, contables o, peor aún, políticos. Pero al contrario que el resto de las personas, un buen día Sam descubrió vida en Marte. Y así nació la más grande de las ideas. Esta es mi historia».
La historias de Tumithak se refieren a la lucha por recuperar el planeta Tierra siglos después de una brutal conquista venusiana que obligó a los hombres a refugiarse en las profundidades de la tierra y los hizo recaer casi en la barbarie. Estas narraciones figuraron entre las más populares de la era de las revistas pulps, e influyeron a toda una generación de escritores de ciencia ficción.
Cuatro amigos se van de acampada a la montaña y acaban en la otra punta del universo. Cosas que pasan. Llegan allí con la mejor de las intenciones y acaban provocando la destrucción de una cultura milenaria. También ocurren cosas como esa. Lo que acontece en el ínterin es una sucesión de malentendidos y situaciones hilarantes que desembocan en una revolución social caótica. Turkesia, el Paciente Uno, es aventura, es ciencia-ficción con mucha mala leche, es entretenimiento del bueno, del que entra en vena y te engancha hasta la última página. Esta novela es también otra vuelta de tuerca a la muy trillada epopeya del regreso al hogar. Por otra parte, es una interesante reflexión sobre el sexo y la política, pero si no la entiendes o no tienes ganas de darle vueltas a la cabeza, también la vas a disfrutar, te lo garantizamos
Isla Haustela. 2038. Tras años en el que el mundo se ha visto amenazado por la mutabilidad de un virus, y muchas mujeres sufren graves secuelas, el científico Ilias Laurenti Dusha investiga la molécula hauspicina que promete alargar la vida de los seres humanos trasplantados. Amparado en intenciones naturalistas y clínicas, funda junto a su esposa la Residencia Dusha, un enclave exclusivo en el que los pacientes aparentemente disponen de todas las comodidades. Poco a poco Laurenti va tomando el poder en la isla y reúne en torno a su figura a un grupo de seguidores, denominados a sí mismos, «los cosechadores». Esta trama, inquietante y oscura, escrita antes de la pandemia del COVID-19 por Clarisa Ligarde, parece anticipar un escenario que a día de hoy todavía puede ser posible. Cloe despierta en el velero “Albur” tras escapar del incendio de uno de los Pabellones de Ingresados en la Residencia Dusha, en el que también están embarcados, el psicólogo de la clínica, Sebastián, y un grupo de «cosechadores». Unos y otros se vigilan, pues sus motivaciones son muy distintas. Las pasiones, la enfermedad, la ecología y los triángulos amorosos se desdibujan entre los peligros del fanatismo en esta distopía fresca y arriesgada, donde su autora no deja de deslumbrarnos con la fuerza de su prosa y su dominio en la profundidad psicológica de los personajes.
El estrambótico, arrollador e hilarante profesor Challenger, «un cerebro superdotado en un cuerpo de hombre de las cavernas», emprende una expedición a la desconocida tierra de Maple White, para demostrar a su incrédulo público y compañeros de ciencia la existencia de especies prehistóricas y, si es posible, darles en las narices siquiera con un diplodoquito. En la aventura se mezclan momentos de gran dramatismo con las divertidas escaramuzas dialécticas entre los profesores Challenger y Summerlee. Esta prodigiosa odisea entre fieras cuaternarias tendrá un final tan simpático como sorprendente.
Oscar Wilde describió a H. G. Wells como «un Jules Verne inglés». Wells nunca se lo perdonó. Porque, cuando éste creó su ingeniosa máquina del tiempo, no se limitó a trasladar a su inventor al año 802701 para que contemplase un Londres desconocido, una raza humana degenerada, un mundo en ruinas, producto de una «civilización» desmesurada y un progreso científico incontrolado. Apoyándose en un socialismo utópico, hay tras este cuento científico una lúcida sátira de la sociedad capitalista, que, sin llegar a tan improbable siglo, nos ha puesto al borde de esa playa glacial que descubre el viajero unos milenios más allá.
Herbert George Wells utiliza sus «fantasías científicas» para criticar —siguiendo la tradición de Swift— las instituciones y debilidades humanas. El hombre invisible nos muestra las contradicciones de un joven y brillante científico que, tras largas jornadas de agotadores experimentos, descubre la forma de hacerse invisible. Sin embargo, trastornado por los sufrimientos y el acoso a que se ve sometido, abandona todo escrúpulo y trata de emplear su descubrimiento para enriquecerse y dominar, sin detenerse ante la violencia y el engaño. Novela fantástica y un tanto amarga, subraya los potenciales peligros de la ciencia.
La invasión de la tierra por los marcianos a finales del siglo XIX supuso un duro golpe para el hombre, que nunca imaginó tener que vérselas con seres extraterrestres, y menos aún que pudieran ser más inteligentes que él. Los marcianos miran a los hombres como hormigas, pero, cuando ya parece perdida toda esperanza para la humanidad, son destruidos por un medio tan minúsculo como inesperado. Wells supo combinar los resortes de la ciencia ficción con los ingredientes del relato de aventuras, resultando una novela trepidante y emotiva, sin olvidar sus toques de horror y sus reflexiones sobre la condición humana.
Wells, personalidad ecléctica y nada inmovilista, que tan pronto se entusiasmaba por una idea o una persona como todo lo contrario; amigo de James, de Conrad o de Crane; pacifista y partidario del desarme, socialista utópico y viajero infatigable, publicó en 1896 este «grotesco teológico», por utilizar sus palabras. Quizá en ninguna otra obra anida una sátira tan amarga y despiadada como en ésta. Al dibujar los «humanimales» de la isla, tan increíbles como psicológicamente verosímiles, Wells hizo una cruel comparación con las leyes y principios morales de su tiempo, de la que los humanos no pudieron sentirse precisamente orgullosos.
Quienes admiraron al sólido cuarteto que recorrió los caminos de El mundo perdido (1913), tendrán ocasión de contemplarlo de nuevo celebrando el aniversario de su asombrosa aventura en la tierra de Maple White. Si Holmes tuvo su Watson, el profesor Challenger tiene su Malone: el periodista, con el valor y la ingenuidad de la juventud, cuenta las nuevas aventuras en que se ven envueltos, adobadas con la fantasía, las ocurrencias y las mordaces reflexiones de Challenger y Summerlee. Dos cuentos más completan el volumen: Cuando la tierra lanzó alaridos (1929) y La máquina desintegradora (1929), donde brilla una vez más el ingenio y la gracia del colérico profesor.
El último héroe de la ciencia creado por Conan Doyle fue el profesor Maracot, protagonista de este abismo que lleva su nombre. El abismo de Maracot recapitula buena parte de los géneros y temas tratados por su autor: ciencia ficción, aventura, mundos de un pasado no sabemos si histórico o legendario, teorías esotéricas... Este regreso a los orígenes de la narrativa fantástica se complementa con dos cuentos de Conan Doyle poco conocidos: El terror de la Sima del Blue John, que presenta una extraña criatura prehistórica en el interior de una caverna, y El horror de las alturas, donde los monstruos se hallan en lo alto de la atmósfera, en forma de espantosas medusas aéreas.