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Bolsi Oeste 16. Tu venganza es mi venganza, de Frank McFair

Aventuras, Novela

¡Defiéndete, Petersen! El sol se desplomaba sobre los dos hombres. Ardía el día de julio y las piedras quemaban. Hasta los escorpiones se escondían en sus huecos, huyendo del calor. Petersen elevaba su alta estatura en medio de un espacio arenoso de terreno, circundado de rocas. No se movía. Las manos, caídas a lo largo del cuerpo, el rostro sombreado por el ala del sombrero.


Bolsilibro - Galaxia 2000 20. El enigma de la luna, de Alex Towers

Novela, Ciencia ficción

Salió de la casa de piedra totalmente pertrechado para el largo viaje que pensaba iniciar. Sus anchas espaldas cargaban la pesada mochila, la espada grande y la ballesta. El carcaj, sujeto al cinto, rebosaba flechas. Sobre el pecho los tres puñales enfundados y colgada del hombro la cinta de cuero que sostenía la cantimplora. Wokar aspiró el aire fresco varias veces y se alejó sin molestarse en cerrar la puerta de madera. Anduvo hasta la parte posterior de la casa y se detuvo ante las dos tumbas. Una de ellas era muy antigua, reciente la otra. La vieja, la de su madre, estaba rodeada de piedras que fueron pulimentadas por su padre y él mismo durante varias semanas. Era una hermosa tumba. La otra era demasiado sencilla. Sólo tenía un tablero de madera con un nombre y una fecha sobre un montón de tierra bien aprensada. Estuvo musitando una vieja y larga oración durante varios minutos. Se la había enseñado su madre, más religiosa que su padre. Wokar no sabía si iba a servir para algo la plegaria, pero pensó que no le costaba nada recitarla en voz baja. Si el dios a quien estaba destinada quería oírle no necesitaba gritarla en la soledad de la montaña. Antes de salir del pequeño recinto acotado por una alambrada volvió a mirar la tumba de su padre, el duro y animoso Wok, y sonrió. —Siempre fuiste un terco, padre. Te empeñaste en ir solo y el viaje te mató. Debiste haber permitido que te acompañara. Recordó que el regreso del viejo Wok no supuso ninguna alegría. Después de su ausencia de ocho meses tuvo que ayudarlo a subir a la montaña, tan enfermo estaba su organismo, tan agotadas sus fuerzas.


Bolsilibro - Galaxia 2000 24. Cuando los dioses rugen, de Man S. War

Ciencia ficción, Novela

Cuando los dioses rugen (número 24 de la colección Galaxia 2000) fue uno de los tres bolsilibros que legó este autor, los otros fueron: Cien mil tentáculos verdes (número 32 y último de la colección Galaxia 2000), ambos con el pseudónimo de Man S. War, y La ciénaga de Satán (número 28 de la colección Thanatos), con el pseudónimo de Van der Dolz. Como vemos, es un autor que llegó tarde a los bolsilibros y cuando éstos estaban a punto de desaparecer del catálogo Fórum.


Bolsilibros - 3 Centellas 1. Fuerte Sumter, de J. Greison

Aventuras, Novela

El grupo de oficiales rio la agudeza del capitán Hugo Sinclair y hubo varios comentarios intencionados que tuvieren la virtud de fruncir la frente del oficial objeto de la broma, un hombre alto, de anchos hombros y cuadrado mentón, signo de indomable voluntad. Los ojos de Wallace Guilfoyle, teniente de Caballería del Ejército de la Confederación, eran negros, intensos y enigmáticos. En ellos brillaba el valor y la serenidad. Un ancho bigote, de afiladas puntas, daba a su rostro dureza y picardía, en confusa mezcla. Y, sobre todo, espíritu juvenil y aventurero.


Bolsilibros - 3 Centellas 2. El desertor, de J. Greison

Aventuras, Novela

Las llamas de la fogata, rojizas y amarillas, al retorcerse cara al infinito, iluminaban la noche fantásticamente en la orilla derecha del río Savannah, donde tres hombres, sentados en el suelo, permanecían pensativos, consumiendo, quizá, sus recuerdos en las llamas del pasado, en la evocación de unas vidas con calor de hoguera. El Mayor Richard O’Mara, grave el semblante, removió la lumbre con un palo y multitud de chispas se alzaron en el aire, inigualables fuegos de artificio. En su alma agigantábanse tres nombres: Mary, Thomas y George, su esposa y dos hijos asesinados por una mano criminal.


Bolsilibros - 3 Centellas 3. Flecha de oro, de J. Greison

Aventuras, Novela

En el atepelt reinaba el confusionismo. Guerreros, niños y mujeres mezclábanse, entre gritos de alborozo, rodeando varias cajas; unas largas, estrechas, y otras más pequeñas, que acababan de ser transportadas al campamento de las estribaciones de los montes Apataches por Flecha de Oro, el Gran Sakem, y un grupo de escogidos hombres rojos. Los que regresaban portando tan valiosa mercancía, llevaban en sus cinturas, junto a los tomahawk, sangrantes cabelleras que algunos, al penetrar en el poblado indígena, levantaron en sus manos como símbolo de victoria, de lucha.


Bolsilibros - 3 Centellas 4. El renegado, de J. Greison

Aventuras, Novela

Bob Cameron, relajados los músculos, los brazos a lo largo del cuerpo y las piernas levemente arqueadas, miró con fijeza a su antagonista, quien llevaba en el lado izquierdo del pecho una estrella de latón dorado de cinco puntas, símbolo de autoridad. El sheriff de Griffin, Elmer Littauer, era un joven de veinte años, sin apenas barba. Un leve bigote daba a su rostro infantil ironía, en contraste con las facciones duras, crueles de su antagonista, diez años mayor que él y con una historia turbulenta que se reflejaba en todos sus ademanes, serenos, casi solemnes, cara a la muerte.


Bolsilibros - 3 Centellas 5. Ira, de J. Greison

Aventuras, Novela

En el patio de la cárcel de Atlanta hubo un movimiento de curiosidad en torno a Spiffer al que, por vez primera, después de dos semanas de incomunicación, se le permitía reunirse con los demás reclusos. En el pecho y en la espalda del penado objeto de la general atención había un número, el 322, cifra con la que en lo sucesivo iba a ser conocido entre sus compañeros de cautiverio y entre el personal del presidio.


Bolsilibros - 3 Centellas 6. El llanero, de J. Greison

Aventuras, Novela

El temporal de agua y viento obligó a los tres hombres a ocultarse en una caverna de las estribaciones de los montes Apataches. La gruta era lo bastante amplia y profunda como para que en ella pudieran permanecer también los caballos. Uno de los militares dijo, mirando las numerosas retamas que crecían junto a las rocas, en zona aún no alcanzada por la lluvia, debido a la dirección del viento.


Bolsilibros - 3 Centellas 7. Trío de ases, de J. Greison

Aventuras, Novela

El hombre alto, recio sin caer en la obesidad, con un rostro duro y una mirada inquisitiva en sus ojos negros, de desconcertante frialdad, se acarició las puntas del bigote en un gesto fanfarrón para, a seguido, acariciar las fichas de varios colores que se amontonaban ante él en la mesa de póker. Al ponerse en pie en el reservado de la taberna, sus labios finos, repulsivos, esbozaron una sonrisa.


Bolsilibros - 3 Centellas 8. Sangre en Bull-run, de J. Greison

Aventuras, Novela

Wallace Guilfoyle, teniente de la Confederación, en alto el sable y junto a una de las piezas artilleras que hacían fuego contra las tropas del Norte, mandadas por el general McDowell, terminó de rechazar, en unión de los hombres a sus órdenes, al grupo de enemigos que, a la desesperada, intentaban apoderarse del cañón. Por las sienes del bravo oficial deslizábanse gotas de sudor, y el uniforme, desgarrado en las mangas, evidenciaba que la terrible batalla de Bull-Run era dura y que en no pocas ocasiones los infantes emplearon las bayonetas y los sables para defender vidas y posiciones.


Bolsilibros - 3 Centellas 9. Caravana maldita, de J. Greison

Aventuras, Novela

El teniente Archibald Manchester, que iba a la cabeza de la caravana formada por tres galeras de toldo y veinticuatro soldados, incluyendo a los tres mayorales que conducían los carromatos, alzó el brazo derecho ordenando alto y todos se detuvieron con visible satisfacción, pues la jornada había sido de extraordinaria dureza. Hombres y animales llevaban más de diez horas sin concederse el menor descanso.


Bolsilibros - 3 Centellas 10. Ajusticiado, de J. Greison

Aventuras, Novela

Burke, con la serenidad del hombre que no teme a la muerte por haberse enfrentado a ella en no pocas ocasiones, se volvió a los que contemplaban cómo James Duncan se disponía a disparar.


Bolsilibros - 3 Centellas 11. Traidor, de J. Greison

Aventuras, Novela

La sonrisa de Dimas Burke, una sonrisa en la que se mezclaban encontrados sentimientos, predominando la ironía, consiguió irritar a Wallace Guilfoyle, el teniente del Ejército de la Confederación que, en Richmond, se ocupaba con los demás jefes y oficiales de reorganizar las fuerzas para, según la frase popular, «dar la batalla definitiva a los malditos yanquis, demostrándoles que no eran capaces de vencer al gobierno de Jefferson Davis».


Bolsilibros - 3 Centellas 12. Gringos, de J. Greison

Aventuras, Novela

La noche era oscura. Un viento cálido, procedente de las llanuras de Texas, azotaba los rostros de los que, con las alas de los sombreros sobre los ojos y empuñadas firmemente las riendas, avanzaban por la gran faja de terreno que, de Norte a Sur, forman los ríos San Antonio y Nueces en las proximidades del golfo de Méjico. Varias nubes ocultaban la luna, impidiendo que su luz descendiera sobre la tierra.


Bolsilibros - Agente Federal F. B. I. (Ed. Rollan) 9. Bésame asesino, de Donald Curtis

Novela, Policial

EL F.B.I., entre otras obligaciones, tiene la de velar por la seguridad nacional, por la solidez de los principios del país que defiende y por las garantías constitucionales de sus habitantes. Tiene, también, la misión de protegerle de peligros llegados del exterior, sean estos los que sean. El F.B.I., en suma, ha de velar por cada americano y ha de impedir que acción alguna extranjera llegue a perturbar la paz del país. A veces la tarea no es fácil.


Bolsilibros - Agente Federal F. B. I. (Ed. Rollan) 14. Los dólares de la muerte, de Donald Curtis

Novela, Policial

EL primer robo había tenido lugar en Dayton, Ohio. El segundo, en Gary, Indiana. El tercero ocurrió en Detroit, Estado de Michigan. Fueron tres robos poco importantes en su cuantía. Los atracos, cometidos en un día tan poco propicio a encontrar fondos en la caja fuerte del Banco, como lo era un lunes o martes, tampoco lo fueron en las principales sedes bancarias o en importantes sucursales, sino en unas oficinas suburbanas, no demasiado amplias ni ricas en personal.
«M-31», rumbo a la muerte un relato breve de CURTIS GARLAND.


Bolsilibros - Agente Federal F. B. I. (Ed. Rollan) 17. El hombre de Ámsterdam, de Donald Curtis

Novela, Policial

Incluye: El vengador en la sombra un relato policiaco de Donald Curtís
En nuestros tiempos, la labor de un organismo tan vasto y complejo como la Oficina Federal de Investigación de Washington, dependiente del Departamento de Justicia de la Nación, y creado en tiempos difíciles, con la hostilidad de políticos, opinión pública y fuertes intereses creados por el propio fiscal general de los Estados Unidos, se hace aún más ardua, difícil y amplia. Vivim


Bolsilibros - Agente Federal F. B. I. (Ed. Rollan) 87. Holocausto para las bellas, de Donald Curtis

Novela, Policial

ERA una hermosa estatua. La más hermosa de todas, La más perfecta. Sus manos se deslizaron como palomas aladas, suaves, apacibles, hasta envolver las formas abstractas, inconcretas, de la estatua recién terminada. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Orloc. Sus ojos ardientes contemplaron la obra maestra. Una especie de misticismo, de fervor extraño y delirante, asomó a la crispación de su pálido rostro, sudoroso por el esfuerzo.


Bolsilibros - Agente Federal F. B. I. (Ed. Rollan) 152. Los títeres, de Donald Curtis

Novela, Policial

ERA terrible. Sabía la verdad, y esta era realmente terrible. Nunca había sucedido nada igual. Jamás pudo nadie imaginar una cosa parecida. Solamente una fantasía delirante era capaz de crear algo semejante. Pero había algo más que fantasía en todo aquello. Había horror, sangre, muerte, negruras del infierno...