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Bloody Mary, de Fran Barrero

Terror, Relato

¿Duermes bien por las noches? Eso es porque no hay fantasmas en tu mente, o que no les has permitido entrar aún.Imagina la tortura de una hermana que llora por quien no pudo salvar de las tinieblas, pero le queda la venganza...Imagina el deseo de un asesino a sueldo que ansía dejar de matar pero no puede cuando se le plantea el caso más interesante y beneficioso de su vida.Imagina la libido de un violador y asesino que disfruta, en primera persona, de castigar a los niños que captura en su garaje...Y así hasta once historias escalofriantes...


Bocados de amor, de Claudia Velasco

Relato, Romántico, Fantástico, Histórico

Bocados de amor es una antología de cuentos que incluye cinco historias románticas: Un templario escocés Robert Forterque-Hamilton (Secuela de la Saga Lancaster) Esmeralda El hada de invierno, y El amanecer de Cedric


Bola de sebo, Mademoiselle Fifi y otros cuentos, de Guy de Maupassant

Relato, Realista

En la presente publicación, Guy de Maupassant (1850-1893), narrador por excelencia de la segunda mitad del siglo XIX francés, nos da muestras de su dominio de todos los resortes del arte de narrar, con un estilo lingüístico y literario insuperable, de aparente sencillez pero difícil de conseguir. Esta compilación de sus más famosos relatos breves nos permite apreciar cómo su pluma cincela las frases como un buril grabando sobre cristal duro y transparente. Es el modelo reconocido, admirado e imitado por todos los narradores que lo siguieron, desde Chéjov hasta los autores de relatos actuales.


Bola ocho, de Elizabeth Geoghegan

Relato, Realista

Protegida de la fallecida Lucia Berlin, Elizabeth Geoghegan escribe una prosa lírica basada en lugares mezclada con un realismo vanguardista e ingenio irónico. Estas ocho historias nos llevan en un viaje a través de las fallas explosivas de la intimidad, que se desarrollan a través de ciudades y continentes. Ya sea haciendo autostop en el Véneto italiano, caminando a través de un campo de arroz balinés negro como la boca del lobo o haciendo cola para tomar algo en un bar abarrotado de Seattle, Geoghegan deja a sus personajes a la deriva en un mundo que reclama el terreno enigmático del deseo. El relato que da título al volumen tiene como protagonistas a una hermana y un hermano guiados por la inercia de la imprudencia y la autodestrucción.


Bolsilibros - Arizona (Ed. Cies) 68. Primero el colt, de M. L. Estefanía

Relato, Aventuras

La muchacha iba tan preocupada que no se fijó en el camino que el caballo llevaba. El animal caminaba al paso que se le antojaba. Y para protegerse del violento viento que se había levantado, se encaminó hacíala montaña. Cuando ella quiso darse cuenta, estaba al pie de la misma, y los primeros copos de nieve hicieron que reaccionara. No había llegado nunca hasta esa montaña, y buscó en ella algún refugio donde poder esperar a que pasara la tormenta, por lo menos en su parte más aguda. Sabía, eso sí, que era la Montaña de las Minas.


Bolsilibros - Ases del Colt (Ed. Cies) 4. El infierno está en Wichita, de Fidel Prado

Relato, Aventuras

Contiene también El sheriff de Río Nueces, del mismo autor. La tarde estaba demasiado calurosa. El jinete se dió cuenta de ello cuando sintió su rojo pañuelo atado al cuello empapado de sudor y levantó los ojos al cielo, buscando la carrera del sol, aún demasiado alto. Como no le acuciaba prisa alguna, desvió el caballo hacia la protección de un macizo de árboles que se agrupaban a la izquierda y desmontó. El caballo, cuyos flancos brillaban como un espejo, agradeció la grata sombra que ofrecían las grandes ramas cuajadas de hojas verdes y brillantes, y se dedicó a ramonear por la reseca hierba, mientras el jinete, sentado en tierra, con la espalda recostada sobre el recio tronco de un añoso roble, dejaba pasear su clara y brillante mirada por el dilatado paisaje que se ofrecía a sus ojos.


Bolsilibros - Ases del Colt (Ed. Cies) 5. Por la espalda y a traición, de Fidel Prado

Aventuras, Relato

ames Buttler, más conocido en todo el Oeste por Will Bill Hickok, que iba sentado en el costado del coche que sufrió la avería, recibió en sus brazos, sin poderlo evitar, el cuerpo delgado, flexible, pero armonioso de linear, de la joven que había estado sentada frente a él desde que partieron de la capital y durante algunos minutos ambos se debatieron en forma violenta, uno sobre el otro, hasta que recibieron ayuda, pudiendo recobrar el equilibrio que el accidente les había hecho perder. Hickok agradeció en el fondo de su alma el accidente que le había permitido por unos momentos tener entre sus brazos el turgente cuerpo de la muchacha. Sin saber por qué, se había sentido atraído por ella desde que subiera a la diligencia, y su espíritu analítico y sagaz estuvo haciendo muchas conjeturas sobre ella durante el camino.


Bolsilibros - Ases del Colt (Ed. Cies) 9. Ha muerto un ex-pistolero, de Fidel Prado

Relato, Aventuras

Por la amplia y dilatada llanura que se abría desde Abilene hasta Cisco —unas cuarenta millas de vano— galopaba en la noche serena, un caballo cansado y sudoroso. El animal había realizado una jornada dura y desesperada y aun a pesar de eso, su jinete le estaba pidiendo un mayor esfuerzo. Aquel vano peligroso tenía que acabar. A unas cuantas millas, el terreno rompía la llanura en una serie, de accidentes propicios a la ocultación y la emboscada y era allí, y no en la pradera, donde solamente caballo y jinete podían hallar descanso y protección.


Bolsilibros - Ases del Colt (Ed. Cies) 15. El ahijado del diablo (Doc Holliday), de Fidel Prado

Relato, Aventuras

El otro viajero que seguía a su lado a caballo escuchando con ligera sonrisa las lamentaciones de su compañero, exclamó: —¿Puede servir de algo mi opinión profana, doctor Halliday? —¡Diablo!… Si no creyese que me servía para algo, no se la pediría. —Entonces se la daré. Mi opinión es que maneja usted mejor el revólver que los diagnósticos. —¡Rayos del averno!… No me diga eso. ¡Pero si usted sabe que he remendado más corambres humanas que pelos tengo en la cabeza y todos han estado conformes en asegurar que soy el mejor médico de todo el Oeste!


Bolsilibros - Ases del Oeste 25. Tierra maldita (2ª Ed.), de A. Rolcest

Relato, Aventuras

Ed Riggan calculó mal. Pensó que iba a ser más larga y, por ello, dejó suelto el caballo, en tanto él se tendía sobre el césped, al pie de un grueso tronco. Acababa de lanzar al aire el medio cigarrillo que, encendido, había tenido en los labios un buen rato, sin succionar, olvidándose del tabaco y de todo, entregado a aquella dulce pereza que le producía el mismo enervamiento de un buen whisky. Se había echado el sombrero sobre los ojos y después, con las manos cruzadas por debajo de la nuca, dejó que el tiempo resbalara sobre él, con la misma suavidad que lo hacía aquel alentador cierzo que acaba de levantarse.


Bolsilibros - Ases del Oeste 223. Un equipo en vacaciones, de Fidel Prado

Relato, Aventuras

La tarde de aquel sábado, el patio del rancho B. O. B. propiedad de Ernest Coster, presentaba una extraordinaria animación. Todo el equipo se hallaba presente esperando que terminasen de conferenciar el dueño y Max Jackson, el capataz. Todos habían sido advertidos de que debían esperar órdenes antes de disponerse a gozar del asueto semanal y una viva curiosidad dominaba a todos. Las faenas del pesado rodeo habían concluido felizmente días atrás, el recuento de reses resultó satisfactorio y las nuevas crías, todas gordas y sanas, aumentarían el año próximo los grandes hatajos del propietario; todo estaba en orden y nada hacía adivinar el motivo de aquella llamada.


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 35. A tiro limpio y otros relatos, de M. L. Estefanía

Aventuras, Relato

Contiene los siguientes relatos: 
A TIRO LIMPIO - M. L. Estefania
EL BANDIDO DEL GRAN CAÑON - Arizona
SHERIFF TRAIDOR - M. L. Bertel
BUSCADORES DE ORO - H. Estol
SENTENCIADO A MUERTE - F. Mediante
UN DUELO A LA AMERICANA - Fidel Prado


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 93. El deshauciado, de Fidel Prado

Aventuras, Relato

DAVE. Harvey frenó débilmente el caballo, y cuando éste se detuvo en aquel áspero repecho del monte, intentó descender normalmente, pero era tal la fatiga, el cansancio, el dolor que sentía en su oprimido pecho y la depresión nerviosa que le embargaba, que al poner el pie en tierra sintió vacilar sus piernas, y sin poder impedirlo, cayó rodando, para quedar casi aplastado sobre el duro piso, con el dolorido pecho apretado contra el esquisto y un jadear angustioso que le asfixiaba.


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 98. El equipo de la muerte, de Fidel Prado

Aventuras, Relato

JOHN King leyó por segunda vez la carta que le enviaba su viejo amigo Cherry Wolfe, establecido en Sprigenton, al este del Nueces y al oeste de Rio Grande. Era una carta desalentadora en la que el viejo e infatigable ranchero se sentía vencido e impotente para defender una propiedad, que tantos sudores le había costado levantar y en la que había puesto todo su cariño.


Bolsilibros - Bisonte 615. El hombre que sabía sonreír, de J. de Cárdenas

Relato, Aventuras

Sterling Remick detuvo su caballo frente a aquella estación de diligencias situada en pleno desierto de Arizona. Consistía tan sólo en un edificio de adobe de una sola planta y un corral donde permanecían encerrados los caballos de repuesto. Y en torno, a lo largo de millas y millas, la tierra parda y requemada por el sol, con alguna erupción rocosa que rompía la monotonía del paisaje. Sterling descabalgó sin prisa. Era un individuo alto y musculoso, de apenas treinta años, con el cuerpo flexible y un poco desgarbado de los jinetes consumados. Su rostro era de facciones irregulares, pero que en conjunto formaban un cuadro de aspecto sumamente agradable y atractivo. Es posible que a esta impresión contribuyeran su perpetua sonrisa burlona y el brillo irónico de sus ojos, cuyo color gris destacaba sobre el bronceado intenso de su piel. Unos mechones, de un rubio casi plateado pelo, le caían sobre la frente.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 75. Camino del infierno, de Cliff Bradley

Relato, Aventuras

Aquella era una tierra alta y fría, abierta, solitaria y salvaje, donde el viento soplaba sin cesar. Una tierra de elevadas y abruptas montañas, bosques de abetos y manchas de álamos blancos en el fondo de los valles. A pesar de todo, un hermoso terreno. Jeff Bragg había conocido muchos lugares, primero como soldado en la guerra civil, más tarde como agente de la Ley. Prácticamente, las tres cuartas partes de territorio de los Estados. Pero era la primera vez que venía a Nevada. Ahora, mientras freía unas lonchas de carne de puerco salada y esperaba a que hirviera el café, contempló la aparición del rojo sol sobre la dentellada cresta de la sierra que el día anterior atravesara en la penúltima etapa de su viaje. Un viaje de mil quinientas millas que no había sido ni rápido ni agradable…


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 146. La mansión maldita, de Anthony O'Bertrand

Relato, Aventuras

Fordscity dormía en la serenidad de la noche, bajo un techado de estrellas. Se asomaba en la vertiente de la montaña como acodada a un balcón, para contemplar la llanura. Era una ciudad pintoresca a la que se llegaba por un camino vecinal, empalmado con la carretera general que, desde la frontera mejicana de la Baja California, discurría hasta San Francisco y en la que imperaba la paz, cuando los vecinos dormían y no había tiros por las calles. La fundó —no se sabe quién— al parecer un puñado de aventureros dispuestos a ser dueños de algo. Construyeron viviendas, reunieron ganado, instalaron una cantina, con víveres y bebidas y, poco a poco, vino lo demás. Un Concejo municipal con el primer alcalde; un juez de paz, y algún tiempo después, un sheriff y un cementerio, porque en alguna parte había que enterrar, a los muertos, si había una reyerta y salían a dialogar las pistolas.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 236. La mejor recompensa, de Fidel Prado

Relato, Aventuras

Olía fieramente a carne chamuscada. Los hierros de marcar parecían flores de sangre humeantes dentro de las brasas de las hogueras. Un atronador concierto de desesperados mugidos poblaba el ambiente y dominaba el rumor de las conversaciones de los vaqueros. Se estaba procediendo al marcaje de los becerros reunidos en los pastos del rancho Taylor, en Pass, próximo al Río Nueces, en la parte Sur de Texas.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 327. Los buitres de la ruta, de Fidel Prado

Relato, Aventuras

Corría el año 1870, año turbulento en Texas y más aún en San Antonio, donde se había concentrado todo el movimiento ganadero de la región. La ruta de los cornilargos que Jesse Chisholm había abierto dos años atrás bravamente, para conducir los miles de reses que nadie sabía qué hacer con ellas a causa del desbarajuste que había provocado el término de la guerra de Secesión, estaba en pleno apogeo.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 356. Un hombre sin miedo, de Alf Regaldie

Relato, Aventuras

Grace Allen estaba sentada en la barra superior del portalón que abría paso en la cerca de estacas que limitaba el terreno del rancho por su acceso principal. La picante belleza de la sugestiva pelirroja lucía espléndida en el marco de la naturaleza. Grace mordisqueaba un tallo de yerba que mantenía entre sus dientes y se mecía suavemente en el portalón, al que había impreso un leve movimiento de vaivén que arrancaba algún chirrido a sus goznes. La joven se había despojado del sombrero y su larga cabellera, que poseía tonalidades de cobre fundido y bien pulido, destellaba al sol al menor movimiento de Grace.