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Bolsilibros - Arizona 17. Huyendo del destino, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Marcial Antonio Lafuente Estefanía (n. 1903 en Toledo, Castilla la Nueva - f. 7 de agosto de 1984 en Madrid) fue un popular escritor español de unas 2.600 novelas del oeste, considerado el máximo representante del género en España.1 Además de publicar como M. L. Estefanía, utilizó seudónimos como Tony Spring, Arizona, Dan Lewis o Dan Luce y para firmar novelas rosas María Luisa Beorlegui y Cecilia de Iraluce. Las novelas publicadas bajo su nombre han sido escritas, o bien por él, o bien por sus hijos, Francisco o Federico, o por su nieto Federico, por lo que hoy es posible encontrar novelas 'inéditas' de Marcial Lafuente Estefanía.


Bolsilibros - Arizona 18. Cuando los «colts» cantan, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Carpenter era un tipo alto y flaco, muy escurrido de caderas, frisando en una edad que oscilaba entre los cuarenta y cinco y los cincuenta años. Su rostro era pálido y alargado, un rostro de piel casi amarillenta por la falta de sol y aire para curtirlo, rostro del hombre que pasaba muchas horas encerrado en la atmósfera viciada de una sala de juego y luego, el resto lo consumía en la estrechez de su departamento, para al levantarse volver de nuevo a la jaula dorada del garito. Sus facciones no eran nada atractivas. Sus mejillas se hundían, su mentón, largo y casi cuadrado, se adelantaba como una cuña hasta el pecho; tenía la nariz aguda como un estilete y los ojos de un azul muy desvaído, que producían una sensación de disgusto y malestar al mirarlo con fijeza. Su pelo era un tanto alborotado, con tendencia a rizarse, pero ya la plata había surcado parte de su casco y donde más empezaba a manifestarse era en los aladares un poco corridos hacia abajo en forma de patillas.


Bolsilibros - Arizona 21. Justicia en la sombra, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

CADY FRONCHLING habíase visto obligado a sacar aquella mañana su pequeño rebaño de ovejas de los rediles y llevárselas por sí mismo a las cortadas, para que los rumiantes pudiesen hocicar en las breñas y buscar el alimento cotidiano. 
Cuando, recién salido el sol, observó que su hermano Maxy no daba señales de vida en torno a los rediles y las ovejas ya balaban reclamando la libertad normal de todos los amaneceres, se encaminó de nuevo a la choza y penetró en el pequeño departamento donde su hermano tenía su petate. 
No le había sentido regresar del poblado a pesar de que tardó bastante en dormirse, pero otras veces había sucedido algo análogo. Maxy, aun retirándose tarde, solía poner cuidado en madrugar para cumplir su obligación de cuidar el rebaño y con pocas o muchas horas de sueño, sacaba las ovejas al iniciarse el día.


Bolsilibros - Arizona 25. Pugna sangrienta, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

El recién llegado era de su misma altura y peso ysi bien las facciones diferían mucho, pues eran más duras, más angulosas ymenos atrayentes en general, daban la sensación de ser dos hombres bastantesimilares. En los ojos del recién llegado brillaba una luz deira que en vano trataba de contener. Dana, tranquilo, pero atento a cualquier reaccióndel recién llegado, le miró sin expresar en sus pupilas el efecto que leproducía el encuentro. En su rodar por el mundo, había aprendido a ser dueño desus reacciones y no dejar traslucirlas antes de tiempo.


Bolsilibros - Arizona 27. El manantial trágico, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

«Y antes de que nadie se diese cuenta de cuáles eran sus intenciones, levantó el rifle y al azar, tomando como punto de mira la parte de los arbustos, disparó por dos veces girando el arma para meter los proyectiles a través del espino y no los dos por un mismo lugar.Fue la suerte y no la seguridad la que hizo que alguno de los disparos encontrase en su trayectoria algo más que ramaje que tronchar, porque el eco de los disparos fue un fiero y agudo grito de dolor seguido de un coro de maldiciones y varios estampidos de contestación a la acción inesperada de Zachary. Éste se arrojó a tierra empujando al perro para que se tumbase a su lado y recargó el rifle con rapidez para contestar, mientras sus compañeros, imitándole, se habían aplastado sobre el terreno removido y sus armas contestaban a la réplica de los emboscados».


Bolsilibros - Arizona 83. ¡Trabajas para un criminal!, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Marcial Antonio Lafuente Estefanía (n. 1903 en Toledo, Castilla la Nueva - f. 7 de agosto de 1984 en Madrid) fue un popular escritor español de unas 2.600 novelas del oeste, considerado el máximo representante del género en España.1 Además de publicar como M. L. Estefanía, utilizó seudónimos como Tony Spring, Arizona, Dan Lewis o Dan Luce y para firmar novelas rosas María Luisa Beorlegui y Cecilia de Iraluce. Las novelas publicadas bajo su nombre han sido escritas, o bien por él, o bien por sus hijos, Francisco o Federico, o por su nieto Federico, por lo que hoy es posible encontrar novelas 'inéditas' de Marcial Lafuente Estefanía.


Bolsilibros - Arizona 991. Este pueblo no me gusta, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Pero esto era algo que nadie podía evitar. Max había nacido en Chico, allí se había criado y allí continuaba la pequeña casa de sus padres, ahora habitada por su tía Berta, a falta de alguien con más derecho a ocuparla en tanto su más legítimo dueño, que era Max, decidiese posesionarse de ella. Entre los más disgustados por el regreso de Max, podían destacarse Frederick Triebol y su hijo Gregory; éste quizá el más causante de la ausencia de Max, Viscout Selwyn, Ralph Frochling y a Eugene Scobul.


Bolsilibros - Arizona Bill 1. La lista de sangre, de Alfred Revetllat Fosch

Novela, Aventuras

MacClean dejó que sus tres hijos y sus vaqueros dispusieran todo cuanto había que disponer para que el lugar escogido, un reducido calvero en la linda de la pradera con el incipiente bosquecillo de pinos que bordeaba el monte, se transformase en agradable campamento. MacClean no estaba fatigado al término de aquella jornada, la décimo octava desde que salieron de Cuatro Caminos, a donde habían ido a vender ciento cincuenta caballos de la mejor estampa y perfectamente domados, pero sentíase a gusto fumando su pipa, sabiendo que sus muchachos podían pasar sin su ayuda.


Bolsilibros - Arizona Bill 2. El segundo de la lista, de Alfred Revetllat Fosch

Novela, Aventuras

Allende los ingentes y selváticas Whites Moutains, montañas blancas se encontraban las mesetas de suaves faldas que daban nombre a una vasta llanura salpicada de bosques: la Cuenca del Búfalo, limitada al Este por la cadena orográfica conocida por la Serranía Tormentosa, debido a los fuertes vientos reinantes, en parte procedentes del Golfo de Méjico y que, según las épocas del año, traían grandes lluvias, prolongadas sequías o tempestades de nieve.


Bolsilibros - Arizona Bill 3. La gran carrera, de Alfred Revetllat Fosch

Novela, Aventuras

Tomaba su vida en la comodidad y delicia que la fortuna de su padre la permitían. Amazona experta, encariñada a los corceles que a centenares se contaban en los corrales del rancho, su entusiasmo y placer eran las vertiginosas galopadas a través de la llanura del Valle del Sol. Blak Hair y el rebelde Lighlning eran sus predilectos, pero cualquier otro animal le servía para correr rauda y temerariamente a campo atraviesa.


Bolsilibros - Arizona Bill 4. Los coyotes de la pradera, de Alfred Revetllat Fosch

Novela, Aventuras

El sol otoñal marchaba rápidamente hacia su ocaso y sus rojizos rayos teñían las suaves lomas de las colinas. La hierba, mustia por la prolongada sequedad de un verano sin lluvias, tendía a curvarse en un sueño de pobreza sin apenas sentir la leve caricia de una cálida ventolina que se había levantado al atardecer.


Bolsilibros - Arizona Bill 5. La cobardía de Bill, de Alfred Revetllat Fosch

Novela, Aventuras

El jinete pareció turbarse ante la soledad imponente de la montaña. Cuanto le rodeaba, desde los altos picachos rocosos que durante el invierno se hablan revestido de nieve, a los corpulentos cedros que se abrían en largo ramaje inclinado hacia el abrupto suelo, tendía a empequeñecer su figura y la del caballo blanco que montaba.


Bolsilibros - Arizona Bill 6. Dos cruces en una tumba, de Alfred Revetllat Fosch

Novela, Aventuras

Este camino de caravanas fue el que, en 1865, recorrieron los ingenieros encargados de trazar el tendido del ferrocarril que debía de unir el Este con el Oeste: El Unión Pacifico. Camino trillado por los carromatos de blancos toldos y gruesas ruedas; recorrido por una incesante multitud que abandonaba la civilización para adentrarse en las tierras vírgenes, en los territorios de los, pieles rojas, con el afán temerario y alentador de cosechar grandes riquezas y edificar nuevos pueblos.


Bolsilibros - Arizona Bill 7. Los dos Bills, de Alfred Revetllat Fosch

Novela, Aventuras

Tres hombres, jinetes en hermosos caballos dos de ellos y montando una fea y huesuda yegua el tercero, vieron desaparecer el sol con la indiferencia propia de quienes han presenciado infinidad de crepúsculos no siempre al abrigo de la intemperie. Más atentos al terreno que pisaban que a la belleza del ocaso, guiaron a sus monturas hacia un suave declive libre de vegetación y limitado por gigantescas rocas, lisas y verticales.


Bolsilibros - Arizona Bill 9. Oro y sangre, de Alfred Revetllat Fosch

Novela, Aventuras

En la parte meridional de Nevada y al sudoeste de la población de Belmont, en cierto paraje de las Montañas Negras, existía un pequeño valle, desapercibido y fragoso, al que contadas personas hablan llegado. El valle, en sí, carecía de atractivo: y sin pastos, ni terreno aprovechable para la labranza, había sido desdeñado por los blancos.


Bolsilibros - Arizona Bill 10. Burns, «el Humoso», de Alfred Revetllat Fosch

Novela, Aventuras

Lo más curioso fue que ninguno de los dos hombres adivinara, cuando menos, presintiese, la proximidad del otro. Y es que, a ambos, les atraía con mucha atención e idéntico recelo, la presencia del grupo de caballistas que flanqueaban la ladera, por su parte baja, de la montaña vecina, desnuda de vegetación y en extremo rocosa.


Bolsilibros - Arizona Bill 11. Los diablos de la frontera, de Alfred Revetllat Fosch

Novela, Aventuras

Danohoe, a quien sus compañeros de andanzas apodaban «Smiling», o sea «Risueño», en razón a su carácter, consideró agotadas sus posibilidades de salvación cuando, al volver por décima vez la cabeza, observó que su perseguidor iba disminuyendo la distancia que le separaba de él. Danohoe, alias «el Risueño», era oriundo del Sur, lo que equivale a decir que sabía montar un caballo, cualquiera que fuese; no era la primera vez que se veía perseguido, conocía la potencia del que montaba y había cabalgado por aquella comarca lo suficiente como para conocerla al dedillo.


Bolsilibros - Arizona Bill 12. El sheriff de la colina roja, de Alfred Revetllat Fosch

Novela, Aventuras

Bajo el cielo azul diáfano, rodeado por altas montañas cubiertas de frondosos bosques de abetos y abedules, Bill Laramier sentíase empequeñecido por el magnífico paisaje, obra inimitable de la Naturaleza. Empero, haciendo un alto en su camino y dejando que «Centella» satisfaciese su sed en las cristalinas aguas de un arroyo inmediato bordeado de matas olorosas y lozanas, experimentaba la deliciosa sensación de paz y bienestar que el silencio parecía diluir en torno a su persona.


Bolsilibros - Ases del Colt (Ed. Cies) 1. Cuando la horca espera, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

AQUELLA tarde del mes de noviembre de 1862 reinaba una temperatura bastante fría. El cielo, cubierto de plomizos nubarrones, amenazaba con lluvia y la ancha cinta de pisada tierra que formaba la carretera había dejado de ser polvorienta para convertirse en un largo barrizal, por donde los caballos hundían sus cascos pesadamente al avanzar. Bien abrigados con sus recias mantas de lana y con las alas de los sombreros inclinadas sobre el rostro para evitar el zarpazo del aire, o quizá para ocultar las facciones a miradas indiscretas, cinco jinetes montados sobre briosos caballos avanzaban hacia el poblado de Kansas City, del Estado de Misuri. Incluye también Tres vidas por una apuesta, novela corta de Fidel Prado


Bolsilibros - Ases del Colt (Ed. Cies) 2. El chacal de Mountain Meadows, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

A través de la encendida llanura, la larga caravana de entoldadas carretas de la J. Muyphy Wagons, nombre del armador que en San Luis gozaba fama de ser el mejor constructor de carros de toda la meseta central, se deslizaba en una larga y perezosa fila, arrastradas por sus poderosos tiros de pacientes bueyes, que se les habían retorcido los cuernos haciendo tan importante ruta.