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Niños que muerden a perros, de Andreu Martín

Policial, Relato

Dicen en las escuelas de periodismo que la noticia no es que un perro muerda a un niño, sino que un niño muerda a un perro. Ésta es una recopilación de relatos que hablan de niños que muerdan a perros... o cosas semejantes.


No a mucha gente le gusta esta tranquilidad, de María Teresa Andruetto

Relato, Drama, Psicológico

El estridente silencio, las cosas que nunca se dijeron ni se dirán,los reencuentros siempre imposibles, los miedos que nos acompañan hastael final, el inmodificable pasado, el recuerdo en el que todo se revelason algunos de los temas que, con extraordinaria belleza, la autora transita en estos cuentos. Una mujer carcomida por el vino, pero con sed infinita. Un recuerdo quese acuesta donde quiere, «como un perro». Un gesto levemente ominosoentre hermanos. El atroz miedo a la enfermedad. La certeza, tan lógica ydesgarradora, de que no se puede volver a comenzar. Cuentos que impactanpor su destreza coloquial («ese cretino», «ese miserable»); por su modode interrogar de manera elíptica, como quien no quiere la cosa; de invitar al lector a habitar los espacios que van generando. En «No a mucha gente le gusta esta tranquilidad», María Teresa Andruetto se adentra con sigilo, pero con extraordinariaprecisión, en esos bordes perturbadoramente quietos en los que pareciera que nunca pasara nada.


No cambiaría nunca, de Eli Jane Foster

Relato, Romántico

Amanda era descarada, vestía como le apetecía ignorando las reglas sociales y prácticamente hacía lo que le daba la gana. Aunque en su trabajo era eficiente, así que su jefe no podía echarla. Respecto a los hombres, no llegaba a encontrar lo que realmente necesitaba y eso que lo buscaba. No paraba de buscarlo, pero nada. Frustrada salió de fiesta con una amiga para encontrarse con lo que menos se esperaba…


Noche de placer, de Angélica R. S.

Erótico, Romántico, Relato

Solía ir a sentarme siempre en el mismo banco de la plaza cuando me atacaba la tristeza o la soledad, a veces incluso iba a buscarla, todos me decían que retaba al peligro, que esa plaza siempre estaba sola, mi madre repetía una y otra vez «si por lo menos fueras de día... Un día de estos alguien te va a raptar y ya tendremos nosotros que lamentarnos», pero nadie entendía, ese era mi refugio y contrario a lo que todos pudieran pensar, ahí y sólo ahí, me sentía segura


Noche en Opwijk, de Alan Pauls

Relato, Otros

Escribí Noche en Opwijk en una capital europea de segunda línea, una de esas ciudades-pañuelo que la proa del tren ya ha dejado atrás cuando la amenaza jovial del guarda recién hace vibrar la popa aletargada en la que uno viaja. El cuento —un testimonio de su experiencia en la ciudad, por favor— fue la única contraprestación solicitada —con los modales irreprochables de siempre— por los responsables de la residencia para artistas que me habían invitado. Fue escrito, pues, en esa condición un poco límbica, puro desapego y aventura, que es la del «escritor en residencia», en un departamento céntrico que pagaban otros, bendecido por un estipendio generoso y el privilegio, casi el milagro, de no tener que hablar con nadie durante la mayor parte del día. En los ’80 eran las becas; los escritores —ciertos escritores, en especial los que manejaban con destreza la secreta guía Michelin de las universidades norteamericanas— vivían bastante agradablemente saltando de campus en campus, exhibiéndose como mascotas de un sistema educativo ávido por pavonear «creatividad». Ahora la cosa son las residencias para escritores, rubro más geriátrico pero también menos elitista. Todos los escritores pueden acceder ya a esa brochette de paréntesis que resuelve todos los dramas del escritor —dinero, tiempo, las intercepciones de la familia y la vida cotidiana— y lo enfrenta con el único imperativo para el que acaso carezca de antídoto —¡escriba!—, que los evolucionados cerebros de estas mezclas de reality show y grupo de autoayuda ya saben que deben formular, en caso de que se animen a formularlo, con extrema prudencia. Porque ¿cómo escribir cuando no hay coartada, queja ni pretexto que valgan, cuando no hay más remedio que escribir? ¿Cómo escribir cuando una combinación de filántropo naïf y de psicópata nos sirve en bandeja todo lo que siempre dijimos necesitar para escribir y nos deja a solas, como Robinson en su isla, con el deseo feroz, la supuesta pulsión que siempre acusamos al mundo de forzarnos a posponer? Algunos escritores reaccionan con pragmatismo y van y escriben. Escriben hasta por los codos, y cuando vuelven —con dos novelas listas y dos en camino— no hacen más que hablar de lo que comieron, vieron, conocieron. De lo que escribieron, ni una palabra. Otros, más tortuosos, luchan cuerpo a cuerpo con la nostalgia de la privación y su reverso, la angustia del deseo realizado, y se vuelven con una libretita cargada de forcejeos brillantes. Otros, modestos o impostores, aprovechan esos trances en que la única salida es escribir para asomarse a un vértigo delicioso, el único temblor que quizá valga la pena: dejar de escribir de una vez por todas.


Noche en la oficina, de Ava Taylor

Erótico, Relato, Romántico

El jefe es el tipo de hombre al que tienes que acercarte. Es guapo, inteligente y consiguió que su negocio alcanzara la posición global que tiene hoy en día gracias a su propio trabajo duro y dedicación. Pero eso no es todo a lo que se dedica. Roger Thicke, Director General, no es un tipo que se anda con rodeos. Él habla en serio y si eres el tipo de chica adecuada para satisfacer su apetito, podrías haber comprado un boleto para el viaje de tu vida. Todo es trabajo duro después de que se pone el sol y lo que Jude Lester aún no ha descubierto sobre su jefe es lo duro que puede jugar. Ella ha sido su secretaria durante mucho tiempo y sólo ahora ha descubierto lo que guarda en secreto en el cajón de abajo de su escritorio. Ella está dentro y él está encima de ella. No hay un momento en la oficina en el que Jude y Roger no sientan el dolor de trabajar y jugar duro. Averigua cómo Roger ata a Jude y cómo Jude ata a Roger en este duro erotismo después de las horas de trabajo.


Noche eterna, de Isabel Conde

Erótico, Relato, Romántico

Conozco a los tipos como él. No se van a casar contigo. Tienes suerte si siguen ahí al amanecer. En el fondo lo sabía. Todos los príncipes azules están muertos. Aunque yo siga buscando el mío. Aquella noche tuve que darme un capricho. Alto. Divertido. Fuerte. Decidido. Guapo. Era suficiente para una noche. El sexo estuvo bien. Muy bien. Hasta durmió conmigo. Pero esperaba que se largase al amanecer. En su lugar me encontré el desayuno en la cama. Otro polvo, pensé. Y pasó. Pero no lo hizo por eso. Tenía abdominales de acero. Era el mejor abogado de la ciudad. Y no repetía mujer por las noches. Salvo conmigo. Fue fácil enamorarse de él. Él era pecado y sexo. Pasión y placer. Cuidado y cariño. Humor y risas. Y le gustaba. Le gustaba de verdad. O eso comencé a creer. ¿Podía ser verdad?


Noches blancas (Ilustrado), de Fiódor Dostoyevski

Relato, Realista

San Petersburgo, su luz, sus casas y sus avenidas son el escenario de esta apasionada novela. En una de esas «noches blancas» que se dan en la ciudad rusa durante la época del solsticio de verano, un joven solitario e introvertido narra cómo conoce de forma accidental a una muchacha a la orilla del canal. Tras el primer encuentro, la pareja de desconocidos se citará las tres noches siguientes, noches en las que ella, de nombre Nástenka, relatará su triste historia y en las que harán acto de presencia, de forma sutil y envolvente, las grandes pasiones que mueven al ser humano: el amor, la ilusión, la esperanza, el desamor, el desengaño.


Noches en Hollywood, de James Ellroy

Relato, Policial

A la deriva en el brumoso Hollywood de los cincuenta, Dick Contino, un acordeonista prácticamente acabado, trata de dar un empujón a su carrera perpetrando un secuestro perfecto: el suyo propio. La historia de Contino abre este fantástico libro compuesto por seis relatos ambientados entre 1947 y 1959. Es en Los Ángeles de los cincuenta, una ciudad poblada por policías, criminales, prostitutas, estafadores, cazatalentos en busca de estrellas, rateros, comunistas ocultos y chivatos que traen a la mente películas en blanco y negro y amarillistas gacetas de sucesos.
Estos extraordinarios, escuetos y descarnados cuentos deslumbran con un humor inesperado, una cruda brutalidad y el realismo que constituye la seña de identidad de Ellroy.


Noches florentinas, de Heinrich Heine

Relato, Otros

En esta obra, Heine explota los temas preferidos del romanticismo —sueños, aparecidos, monstruos— pero sin la retórica engolada blandida por sus cultivadores alemanes, aportándoles un lenguaje más conciso y vital, siempre administrado con elegante tino; él y Nietzsche fueron «los primeros artistas en lengua alemana», a juicio poco modesto del segundo.


Noches y días, de Eliseo Oliveras

Relato, Otros

Relaciones prohibidas, fantasías ocultas, sueños inalcanzables, lazos difíciles de romper, despertares azarosos, pasiones arrolladoras y amores sin barreras. Noches y días es una colección de nueve relatos que giran alrededor de las pasiones y los sentimientos, de la soledad y de la compañía. Los protagonistas de los relatos afrontan amores y desencuentros, tristezas y alegrías, pasiones y derrotas, pero a pesar de los fracasos la esperanza sigue allí y la sonrisa está muchas veces a la vuelta de la esquina o en la persona inesperada que descansa apoyada en la otra almohada. Los relatos se centran en esos instantes fugaces clave que en pocas horas definen, transforman y a veces redimen una vida entera.


Nocturna, de Benjamín Amo

Relato, Fantástico

12 relatos escritos a la luz de una vela Nocturna es una colección de doce relatos escritos a la luz de una vela, durante la noche. Las historias se suceden con un lenguaje sencillo, fresco; se mezcla la cotidianidad con el surrealismo, usando el humor, la tragedia y el erotismo a partes iguales. El resultado: unos relatos intensos, evocadores, pero que no caen en la frivolidad, sino que exploran los rincones más oscuros de la naturaleza humana.


Noctámbulos, de Cristina Cerrada

Relato, Otros

Los relatos de «Noctámbulos» presentan a un grupo de personajes reunidos en un espacio urbano común: la encrucijada. Pobladores de callejones, bares nocturnos y hoteles, oficinas, hospitales, hogares en donde la convivencia se hace difícil. La ausencia de voluntad y de firmes decisiones define su conducta, que los lleva hasta el borde del abismo donde parecen condenados a gravitar para siempre; un abismo poblado, de conflicto, de intensa vida. Con ecos de Chejov, Salinger y Carver, teñidas de amenidad, intriga y una violencia contenida y casi siempre a punto de estallar, estas historias dejan el rastro de la soledad, del fallido intento por alcanzarse, por comunicase, por encajar en el sistema; por ganar. Sin embargo, y en ocasiones rompiendo para emerger, asoma en ellas la auténtica pulsión de vivir, a menudo tan avasalladora que resulta mortífera. «Noctámbulos es una colección de cuentos con un tono y con un subterráneo hilo conductor que consigue una escritura limpia, seca y eficaz. Lo más destacable es la capacidad de Cristina Cerrada para dejar insinuado el contenido más hondo que se vislumbra en cada una de las historias» (declaración del jurado del IV Premio Casa de América).


No deberíamos 1. Algo temerario, de Elsa Tablac

Romántico, Relato

Penny acaba de terminar sus estudios de antropología, que culminan con una expedición para estudiar las costumbres de la tribu ancestral de los Biku. 
Turbada y confundida. Así se siente Penny al conocer a Yaax, un guapo nativo que insiste en acercarse a ella y protegerla de todos los peligros de la selva. Y a medida que pasan tiempo juntos y sus lazos se estrechan, los problemas son cada vez más evidentes. Nadie entendería esa “amistad” que a ratos se transforma en deseo. Penny sabe que está cruzando todos los límites posibles con Yaax. 
Lo suyo, simplemente, no puede ser. Pertenecen a mundos opuestos. Su amor está terminantemente prohibido.


No deberíamos 2. Algo arriesgado, de Elsa Tablac

Romántico, Relato

Iris Pierce, una joven modelo instalada en París, regresa a su pueblo natal tras la repentina muerte de su abuela para ocuparse del entierro. Será la funeraria de Finn Adler quien se encargue del sepelio. Pero Finn no es un completo desconocido para Iris. Es el padre de uno de sus antiguos compañeros de instituto, y alguien a quien, de repente, le une una conexión especial. Iris siente una irresistible atracción hacia el enterrador. Y sin embargo, no es momento ni lugar para romances. La modelo confía en solucionar sus asuntos y regresar pronto a París. Aunque tal vez es demasiado tarde para ignorar sus sentimientos. Es la noche de Halloween y Finn no está dispuesto a olvidarse tan fácilmente de Iris. Ni a que pase esa noche sola en la vieja casa de la abuela Adeline…


No deberíamos 3. Algo atrevido, de Elsa Tablac

Romántico, Relato

Lleva seis años prácticamente encerrado en su ático de Manhattan. La estrella del rock Craig Strickland abandonó su fulgurante carrera musical tras la tragedia ocurrida en uno de sus conciertos. Pero ya es hora de cerrar esas heridas. Connie Klein es una artista especial: trabaja en un museo de cera. Se dedica a hacer figuras de personajes famosos. Un día recibe un encargo muy particular: Craig Strickland, el rockero retirado que admiraba cuando era una adolescente, se sumará al catálogo del museo. Connie le ha de tomar las medidas a Craig. Ha de convertirlo en cera. Ha de desentrañar su secreto y evitar que aquellos sentimientos adolescentes resuciten en el momento menos oportuno.


No deberíamos 4. Algo prohibido, de Elsa Tablac

Romántico, Relato

La novicia Ruth Wilson llegó hace seis meses al convento Hawthorne huyendo de un pasado que quiere enterrar en esos muros de piedra. El voto de silencio, siete días en los que deberá guardarse sus palabras, no puede llegar en peor momento. La presencia en Hawthorne de Cody Phoenix, el nuevo y atractivo jardinero del convento, va a hacer que Ruth se replantee no solo su fe, sino su lugar en el mundo.


Noelia, de Annette J. Creendwood

Erótico, Relato, Romántico

El amor está lleno de sorpresas, hoy podemos estar bien y mañana sentirnos desgraciados porque quien estaba a nuestro lado se marchó Las historias que aquí se narran poseen ese toque de emotividad capaz de penetrar en nuestro corazón llenándolo de ternura, porque no cabe duda que el amor es un sentimiento diferente aunque no duradero y no todos los finales son felices. Sus protagonistas transitan por numerosas estadios en los que el amor y el odio se entremezclan enfrentándolos a situaciones dramáticas pero necesarias en toda relación humana permitiéndoles descubrirse a sí mismos y aceptarse mutuamente…


No entrabas en mis planes. 10 navidades después, de Anna García

Romántico, Relato

En este relato, la autora retoma la relación entre Aaron y Livy, narrada en su obra «No entrabas en mis planes: La historia de Aaron y Livy». La obra retoma su relación romántica y erótica entre los protagonistas durante unas navidades, diez años depués.


No era a esto a lo que veníamos, de María Bastarós

Relato, Otros

No era a esto a lo que veníamos es un libro sobre el terror de la normalidad. Sus personajes luchan por integrarse en un cosmos que legitime su existencia: el del amor romántico, el de la maternidad, el de la urbanización con piscina, el del trabajo asalariado, el de la familia tradicional. Una codiciada normalidad que, poco a poco, se irá convirtiendo en un territorio hostil y desasosegante, donde la vida es a menudo difícil de sostener. Después de su fulgurante debut con Historia de España contada a las niñas, María Bastarós vuelve a sorprendernos con estos relatos de atmósferas asfixiantes: el desierto de los Monegros, la erosión de las Bardenas, las carreteras abandonadas, los polígonos industriales… Espacios que marcan un camino hacia los márgenes o hacia el delirio, y donde los personajes y sus deseos se encuentran casi siempre con el reverso de lo que buscan.