La Hora Veinticinco es la hora que sigue el momento final, cuando ya todo se ha terminado y ni siquiera cabe redención, la hora del triunfo de falsos profetas que prometen la felicidad de las generaciones futuras a cambio de la sumisión inhumana de las presentes. Frente a estos profetas, C. V. Gheorghiu alza su voz en este libro, una de las novelas definitorias del espíritu de nuestro siglo, una obra que quedará para siempre como retrato y testimonio de una época.
La hora veinticinco fue acogida en su día por la crítica con un entusiasmo refrendado por el éxito multitudinario de lectores en 20 países. Por una vez, una obra de impecable mensaje, de inusitado vigor testimonial, se convierte en un “bestseller” sin que para ello el autor tuviera que enmascarar su alucinante contenido. Bajo la apariencia de un canto desesperanzado a un paraíso perdido, La hora veinticinco es la defensa apasionada de la libertad, de la dignidad del hombre, frente a la opresión que se apoya en técnicas deshumanizadoras.
En La hora veinticinco, millones de europeos de la posguerra reconocieron su drama y su esperanza. Iohann Moritz se convirtió en un símbolo, y símbolo es también la figura intelectual Traían Koruga, contrafigura del mismo Gheorghiu.
Climas de André Maurois describe con prosa inigualable las vivencias de una persona atrapada en sus propias contradicciones. Su yo interior frente a su yo externo; la diferencia entre lo que hace y lo que no quiere que le hagan, entre lo que quiere y lo que realmente deseaEl escritor quiso escribir una novela donde esa cristalización alcanzara un grado muy intenso para después mostrarnos su lado más oscuro, el lado del declive y la imposibilidad de realizar ese amor deseado. Climas (1929) no es una novela de amor, sino una novela sobre el amor, y más concretamente, sobre el amor en el matrimonio, sobre la descomposición del matrimonio cuando de él se espera más de lo que puede dar.
En Lola, espejo oscuro se relatan las andanzas de Dolores Vélez, una prostituta cuya existencia degradada sirve de pretexto para describir críticamente el Madrid de la posguerra. La misma Dolores Vélez cuenta en forma de memorias autobiográficas las vicisitudes de su existencia, que la han llevado desde un sombrío orfanato a una lujosa casa de citas.La carrera picaresca de Dolores Vélez, o más sencillamente Lola, no se presenta como objeto de una investigación psicológica, sino como pretexto para efectuar un estudio ambiental. En efecto, pueden perfectamente considerarse como protagonistas de la novela ciertos estratos de la burguesía madrileña. De este modo, Lola es el 'espejo oscuro' en el cual se refleja la vanidad, el cinismo, el vacío moral y el hedonismo irresponsable de los distintos responsables que la frecuentan y gozan de sus favores pagándolos.Fernández Flórez dedica en la novela una atención especial a una galería de retratos un tanto estilizados: Perico, el holgazán carente de ideas y metas; Juan, fantasioso y narcisista, sin consistencia interior; Ricardo, el oficial que condensa de una forma casi paradójica los defectos de la casta militar; 'El Espichao', figura mezquina y lastimosa, y muchos otros individuos nada recomendables de la buena sociedad de la capital. Todos ellos son los representantes de una categoría social que ha obtenido la mejor parte en la contienda civil pero que se demuestra vacía y vulgar; y es precisamente una prostituta quien juzga, con un profundo desprecio, el mundo que la margina a una condición de embrutecimiento.En esto consiste el significado ético y trascendente que Darío Fernández Flórez atribuye a su narración, utilizando, incluso, pasajes de las Sagradas Escrituras. Lola representa el 'espejo oscuro' al que alude San Pablo en una epístola a los Corintios (I, 13, 12), y que, en el turbio mundo sensual que rodea sus aventuras, permite revelar el humillante significado de la comercialización del amor. La narración de la degradación de Lola no es el objetivo que Fernández Flórez persigue; sí lo es, en cambio, el turbio reflejo de una ruina moral más amplia y generalizada.
La acción de esta novela se centra en las hijas que el cónsul noruego de Shanghái ha tenido con tres mujeres: la orgullosa Astrid, cuya aparente frialdad esconde un terrible fuego interior; la dulce Mailin, hija de una china, en quien se reúnen las cualidades de ambas razas, y la alocada Vivica, juguete del amor y del odio de los hombres.Alrededor de estas mujeres se mueven multitud de personajes que no sólo nos ofrecen el fascinante espectáculo de la lucha entre los modos de ser oriental y occidental, sino los conflictos interiores de unos seres profundamente humanos, en una época cargada de tormentas ya que Alice Ekert-Rotholz describe la acción entre las dos guerras mundiales.
Tras la muerte de sus padres, Mary Yellan tiene que ir a vivir con sus tíos, a los que sólo vio en una ocasión siendo niña. Su tío es propietario de La posada de Jamaica, una posada de muy mala fama. Cuando llega, la cruda realidad la golpea con rudeza. Su tío es un borracho que trata a su tía como a un trapo sucio. Su tía es una sombra de lo que fue antaño, nerviosa y asustada continuamente de su marido. La posada de Jamaica es un antro de mala muerte a la que acude la peor calaña; borrachos, criminales y gente de dudoso honor. Y su tío tiene entre manos negocios algo turbios. Algunas noches, Mary oye el sonido de carretas que se detienen frente a la posada y gente descargando o cargando cajas. Y en la posada hay un cuarto cerrado a cal y canto al que tiene prohibida la entrada. Mary desconoce en qué anda metido su tío, pero cuando lo descubre no puede dar crédito a tal horror…
Konsalik nos habla de las circunstancias en que se vivía en un campo de trabajo ruso después de la II Guerra Mundial, y toca también ligeramente la situación en los campos de castigo rusos. Los protagonistas, unos médicos alemanes y sus guardianes rusos, evolucionan desde el odio más encarnizado hasta un entendimiento humano y conmovedor. En algunos casos incluso al amor; por parte de los alemanes un amor condicionado por la soledad y la separación de los suyos que les arrojan en brazos de las fogosas, celosas hasta matar y morir, casi salvajes oficiales rusas; por parte de éstas un amor rabioso que no comienza con la piedad sino al contrario, ésta viene después del enamoramiento, que se produjo por admiración, por el contraste de estos hombres con los suyos. Así, nos cuenta la historia de unos médicos alemanes que han sido internados en un campo de trabajo como prisioneros de guerra. Más tarde, según el Plan de 1950, con la intención de retenerles más tiempo por el bien de la causa comunista y de la gran madrecita Rusia como trabajadores-esclavos, se les declarará, a aquéllos aún aptos para trabajar, prisioneros criminales. La acción se inicia con un mutuo odio atroz por parte de ambos bandos y se va desarrollando hacia un punto de encuentro basado en la admiración y el respeto, pero sólo entre los oficiales protagonistas, mientras los demás siguen sufriendo las más duras condiciones de vida y muerte. Narra cómo los prisioneros mueren en los campos por falta de energía y alimento, y las comilonas que se permiten los comisarios y militares rusos; cómo mueren de frío los primeros, y los uniformes y abrigos de buen paño que llevan los últimos; cómo, los presos, carecen de las más elementales condiciones de higiene, de una enfermería digna, de cualquier tipo de libertad, de ningún derecho…
Los indiferentes fue la primera novela publicada por Moravia —en 1929, cuando contaba solamente veintidós años— y le procuró súbita fama y gran prestigio entre la crítica. Los rasgos dominantes de su obra (el minucioso análisis de la conducta humana, la condena de la abulia moral y la consiguiente indiferencia cívica de sus compatriotas) no están simplemente anunciados en esta novela: están, ya, plasmados en una narración y en personajes definitivos, memorables. Relato amargo, pero fascinante por la lucidez con que diseca el desolado tedio de sus criaturas, Los indiferentes refleja el destino de una generación que asistió a la ascensión del fascismo, con disgusto pero sin lucha, resguardada en la conciencia de su impotencia. Los valores formales, la infalible certeza para caracterizar psicologías, situaciones, ambientes: las virtudes admiradas en La romana, en El aburrimiento, en sus narraciones breves, son las que confieren a esta primera novela un lugar primordial en la obra de Moravia, además del interés testimonial que los años acrecieron. Ya en ella revela el autor esa necesidad vital que —según el destacado crítico e historiador literario Francesco Flota— es la de descubrir, bajo las hipocresías de la vida, bajo las apariencias ilusorias y las evasiones líricas, el aparato de las mentiras, sin aceptar que se pretenda dar una cosa por otra.
Un barrio residencial a las afueras de una gran ciudad. Un joven marido, amante de su esposa y de sus hijos, insatisfecho con su vida, busca estímulos que lo empujen cada mañana a levantarse, algo que cambie su vida. Cuando conoce a la atractiva mujer del vecino, que siente la necesidad de ser tentada, de sentirse deseada, comienza entre ambos una complicada relación sentimental que inevitablemente acarreará consecuencias. Un extraño en mi vida es una novela sobre dos personas normales y corrientes que podrían ser cualquiera de nosotros, dos personas que se necesitan, que se buscan sin saberlo, una novela que disecciona con extraordinario pulso narrativo una infidelidad: el principio de una aventura amorosa, el miedo escénico, la ilusión del romance inicial, las primeras decepciones de poca importancia que se multiplican y se convierten en una maraña de mentiras; el pánico cada vez que suena el teléfono, las interminables complicaciones para concretar citas fugaces, la tensión de los encuentros casuales en público, el creciente sentimiento de culpabilidad y de desesperación; y por si todo esto fuera poco, el confidente que lo sabe todo, que puede que una noche beba demasiado, hable más de la cuenta y lo eche todo a perder. Un apasionante relato sobre la complejidad de los sentimientos, el aislamiento y la pérdida de valores dentro del matrimonio, una reflexión sobre la pareja, el amor, la amistad, el deseo y el sexo. Esta novela sirvió de guión para pasarla al cine en 1968 con el nombre de Un extraño en mi vida, dirigida por Richard Quine, y protagonizada por Kirk Douglas, Kim Novak, Ernie Kovacs, Barbara Rush, Virginia Bruce y Walter Matthau. Comparando la edición española con la original en inglés he observado que se habían omitido los apartados de Agradecimiento, un Poema y partes censuradas de los capítulos 13 y 16 Gracias a la colaboración de nuestro equipo de traductores se han añadido en esta publicación digital.
Casi es obvio advertir que la historia que aquí se cuenta es la del «asesinato» de un paisaje. Más aún, de ese paisaje que, por su cercanía, había conquistado carta de ciudadanía, como cualquier vecino de la urbe. Primero, son los inmigrantes que, por etapas, van depositando su sustrato humano, y lo envuelven en chabolas y barracas. Luego, es la industria que, doblemente, asesina, mata el campo y las barracas. Probablemente, es de un romanticismo trasnochado la pretensión de detener esa avalancha civilizadora. Y junto a la aventura del paisaje, paralela, corre la aventura del hombre, que, nacido en condiciones infrahumanas, sucumbirá al sino que le marca desde su nacimiento.En el conjunto de la obra «candeliana», es la novela que mejor retrata la amargura de una posguerra miserable. El contrapunto de la novela es, tal vez, ese cura que absuelve al protagonista en la hora del pan y del perdón.
En la Edad Media, muchos países europeos se vieron aniquilados por horribles epidemias de cólera y peste que diezmaron la población de ciudades enteras. Frank G. Slaughter ha resucitado este dantesco espectáculo en otro tiempo y en otras circunstancias: en 1965, la ciudad de Nueva York se ve asolada por una espantosa epidemia que se extiende rápidamente. A pesar de las precauciones, la epidemia prospera. Y serán necesarios los esfuerzos sobrehumanos del cuerpo médico, unidos a los de un valeroso alcalde dispuesto a atajar el mal por encima de todo, para que el éxito acompañe la incruenta lucha
El protagonista de esta novela —cuya acción transcurre en el sur de Estados Unidos, en la época de reajuste, subsiguiente a la Guerra de la Secesión— se encuentra en una de las situaciones más singulares en que puede verse un hombre: la pérdida de memoria a raíz de guerra. En esta soberbia novela histórica desarrollada al ritmo excitante y sostenido a que Frank Yerby tiene acostumbrados a sus millones de lectores, el autor se eleva a su máxima altura. Sobre todo, cuando nos describe los episodios de terror de aquellos días en que el Ku-Klux-Klan campaba a su aire, plantando cruces ardientes en todas las colinas y sembrando el espanto entre blancos y negros.
Un hombre que se ha escapado de la cárcel vuelve a su pueblo, pero sus vecinos, gentes absolutamente degradadas, emprenden contra él una auténtica cacería como si se tratara de una diversión más. Sólo el sheriff, un hombre integro y cabal, tratará de evitar su linchamiento.El libro sirvió de guión para la película del mismo nombre rodada en 1966 e interpretada por Marlon Brando, Robert Redford, Jane Fonda, James Fox y dirigida por Arthur Penn.
En esta novela conmovedora e impresionante de suspense, la acción se traslada al tumultuoso mundo de un país caribeño devastado por la revolución para darnos una historia contemporánea e histórica, llena de color y romance, pero pertinente a nuestras vidas como titulares de hoy. En esta novela cargada de sangre y fuego, de pasiones candentes y del choque de ejército contra ejército, hermano contra hermano, Frank Yerby demuestra una vez más por qué es uno de los novelistas más populares de América.
La novela empieza con un hombre solo, abandonado en medio de la nada del gran Mississipi, llamado Stephen Fox, irlandés, quien puede perfectamente simbolizar al inmigrante que se establece en América. De la nada, y con cierta ayuda de la suerte y su habilidad con las cartas, llega Fox a levantar una hacienda y una gran casa por la que pasarán toda clase de sucesos enmarcados en la franja histórica que va, de 1826, al final de la Guerra Civil…, siempre con el transfondo de la esclavitud y los «valores» sureños puestos en entredicho.
Un relato estremecedor y veraz es la auténtica y esperada novela de la fiesta de los toros, por la que desfilan personajes inolvidables y en la que el autor acierta a crear un clima patético; un lienzo de Zuloaga cobra, de repente, vida y movimiento. «Los clarines del miedo» es, sin duda, llena de dureza y ternura, la mejor novela de toros aparecida hasta ahora en España. Un verdadero documento social y humano por la autenticidad con que ha sabido captar su fiereza y su barbarie, y por la extraordinaria maestría narrativa de que se ha valido para evocar la vida y costumbres de todo un pueblo.
Él la amaba lo suficiente como para invadir a otro país para encontrarla. Nacido en una choza en Natchez-Under-the-Hill, la morada de asesinos, ladrones, peleas, hombres del río y las damas de virtud fácil, Ross Pary tenía una sola meta: llegar a Natchez-on-the-Hill, donde los caballeros plantadores vivían una vida de gracia y la de facilidad en mansiones porticadas. En la distancia física, había menos de un kilómetro y medio entre los dos mundos, pero en la distancia social, los habitantes de Natchez-on-the-Hill floreció a medio mundo de distancia. Sin embargo, hay más de clímax de la lucha de Ross Pary para la aceptación social a través de las pasiones y los conflictos de sus amores enredados. Es la historia de un caballeroso Sur la extralimitación de un imperio esclavista en el extranjero y llegar al clímax de su fortuna en la década exuberante de 1850.
Tras la guerra civil americana el protagonista regresa al sur donde tiene una plantación. Ha servido con los yanquis y eso le traerá problemas, aunque todo le puede traer problemas a un hombre de una sola pieza que no se arredra ante nada y que tiene su propia filosofía de la vida, muy íntegra para los tiempos que corren. En la novela aparecen, el Ku Klux Klan, los Caballeros de la Camelia Blanca, y un variopinto surtido de personajes. Peleas, robos aventureros del norte cuya conciencia se mide por el dólar y mulatos mestizos víctimas de su propia identidad confundida, todos los victimizan y aterrorizan a los negros recién liberados. Al igual que los pantanos se arrastran y los bosques que reclaman las mansiones del sur una vez lujoso, ésta es la historia de la corrupción lenta de la vieja sociedad y la aparición de esos hombres amargos, cínicos, que se pronunciará sobre el nuevo Sur.
Danny Fisher creció en el Lower East Side de Manhattan, un suburbio lúgubre y despiadado atestado de navajeros, prostitutas y combates ilegales con los puños desnudos. Un mundo habitado por niñas como Ronnie, que vendía su cuerpo y su orgullo, de ladrones baratos y despiadados como Maxie Fields, y también por un exboxeador llamado Sam que quería hacer de Danny un campeón del Guante de Oro. Y en un oscuro portal, Danny también encontró a Nellie, una belleza apasionada a la que llegó a amar.En el fondo, Danny era un buen muchacho conducido a la deshonestidad por la pobreza y la ambición. ¡Quería dinero! ¡Quería poder! Y como muchos de su clase, Danny solo conocía una ley: ¡Toma lo que quieras y no mires atrás!Con el boxeo y la posguerra como telón de fondo, Una lápida paara Danny Fisher ofrece un relato en el que su protagonista tiene que navegar entre las dificultades económicas de su familia de origen y la dura realidad de mantener a la suya propia. Tras la pérdida de su primer hijo, la llegada del segundo será una llamada de atención para su autodestructivo estilo de vida.
Roma, septiembre de 1943, hace apenas dos meses que Mussolini ha sido destituido y con los aliados ya en el sur del país, el gobierno italiano decide ahora firmar un armisticio, rindiendo a su ejército y poniendo fin así a su ridícula participación en la II Guerra Mundial. El ejército alemán no tiene más remedio que asumir el control del frente italiano para impedir que los aliados accedan en un paseo triunfal al centro de Europa. En un último estertor, Mussolini funda en el norte del país, con ayuda de los alemanes, la República Social Italiana. Con dos cabezas, la situación del país no puede ser más caótica. Aparte de la falta de artículos de primera necesidad y de la vertiginosa caída del valor de la moneda, todo el país adolece también de sistema alguno que permita aplicar las leyes con un mínimo de coherencia, convirtiéndose en un lugar muy inseguro. Las exacciones de los últimos apuntados al carro del fascismo y los delincuentes que ahora campan a sus anchas esquilman aún más si cabe a un pueblo completamente desorientado que sólo vive con la esperanza de que lleguen los aliados y traigan comida y orden al país. Vana ilusión.En este contexto sitúa Moravia a la protagonista del libro, Cesira, una joven viuda que, exasperada por la situación de carestía en que se ve sumida Roma, no duda en coger sus ahorros y abandonar temporalmente su pequeño piso y su tienda en el barrio romano del Trastévere, huyendo con su hija Rosetta, una joven ya «en edad de merecer», en dirección a su pueblo natal, situado en una zona montañosa entre Roma y Nápoles, con la esperanza de que «en el campo las cosas irán mejor». Moravia nos proporciona por tanto, una vez más, dos personajes femeninos al borde de una situación límite. Si en La Romana se trata de una madre que empuja a su hija a la prostitución, en La campesina se trata de dos refugiadas que tratan de sobrevivir en un país sin cabeza, y por tanto sin ley, ocupado por uno de los ejércitos más cruentos de este siglo, con el agravante de que se encuentra en el justo momento de darse cuenta que está perdiendo la guerra.
En una base aérea norteamericana durante la Segunda Guerra Mundial, el cirujano militar Thomas Craig debe cuidar de su hermano menor Larry, piloto de caza con graves heridas y problemas de alcoholismo. Sin embargo, la seductora esposa de Larry plantea un difícil dilema a Thomas y encamina la trama a través de una serie de pasiones desatadas en medio de una explosiva intriga bélica.