Menú



Buscar





Biblioteca Clásica Gredos 231. Discursos, de Iseo

Ensayo, Otros

En la Antigüedad se consideró a Iseo discípulo de Isócrates y maestro de Demóstenes. De la sesentena de discursos que se le atribuyeron, y de los cincuenta que se consideran auténticos, nos han llegado once y algunos fragmentos. Se limitó a los parlamentos judiciales: los que conservamos corresponden a causas de herencia, y uno a un litigio por pérdida de ciudadanía.


Biblioteca Clásica Gredos 232. Discursos XXXVI-LX, de Dión de Prusa

Ensayo, Filosofía

Dión de Prusa (actual Bursa, en el N. de Turquía) fue llamado Crisóstomo, «el de boca de oro», por su elocuencia. Vivió entre los años 40 a 120 d. C. Fue desterrado de Roma y de su patria por el emperador Domiciano, llevó una vida errante, y luego fue indultado por Nerva y logró la amistad de Trajano.
De Dión habla ya Filóstrato en sus Vidas de los sofistas como un modelo de oratoria, que toma como ejemplos a Platón y Demóstenes, y desarrolla sus temas con claridad, sencillez y originalidad. Dión, un coetáneo de Plutarco, es un destacado precursor de esa Segunda Sofística, con su esplendor retórico y su mímesis de los grandes escritores clásicos. Con una ideología cínico-estoica, Dión celebra la grandeza de la Grecia clásica y sus ideales. La suya es una retórica literaria, en la que alternan críticas morales, elogios funerarios, sermones y diatribas, alabanzas de ciudades, etc. Sus setenta y ocho discursos nos ofrecen una visión de la época y de la admiración por el pasado glorioso. Unos discursos son más serios y solemnes, otros más novelescos o filosóficos, todos son prueba de la habilidad del escritor.
Este tercer tomo recoge los Discursos XXXVI al LX


Biblioteca Clásica Gredos 235. Sobre los sueños & Sobre José, de Filón de Alejandría

Ensayo, Espiritualidad

Filón de Alejandría, también llamado «Filón el Judío» (h. 30 a. C.-h. 45 d. C.), fue el principal representante del judaísmo helenístico de su época. Autor prolífico de escritos filosóficos y exegéticos, muchos de los cuales se han conservado, fue un ecléctico más que un pensador sistemático. Concilió la filosofía antigua con la fe cristiana a través del método de la alegoría, que le permitió encontrar muchos rastros del pensamiento antiguo en el Antiguo testamento. Sus escritos suelen distribuirse en tres grupos: tratados sobre la Ley Judía, obras apologéticas y tratados filosóficos. Los escritos de Filón ejercieron una gran influencia entre los primeros cristianos, que incluso le consideraron uno de los suyos. Este volumen reúne dos de sus tratados conservados: «De somniis», que trata varios sueños aparecidos en el libro del Génesis, y «De Iosepho», en el que Filón presenta a José como modelo de político.


Biblioteca Clásica Gredos 244. Retórica a Herenio, de Anónimo

Ensayo, Otros

La «Retórica a Herenio» es, junto con los tratados retóricos de Cicerón, la mejor muestra de la capacidad de absorción por los romanos de las teorías retóricas griegas. El tratado latino anónimo «Retórica a Herenio», escrito entre el 86 y el 82 a. C., es la primera obra de retórica en lengua latina que conservamos. Teniendo en cuenta la escasez del léxico que padecía a la sazón el latín para los conceptos retóricos, resulta muy destacable la aportación del autor al vocabulario especializado: junto con Cicerón (al que durante mucho tiempo se atribuyó erróneamente esta obra) dotó a la lengua de una terminología específica que sería, a la postre, la que pasaría a las lenguas romances. En efecto, acuñó la nomenclatura latina mediante traducciones o calcos del griego y cargando palabras latinas con un sentido técnico nuevo; tan completo fue su logro terminológico que resultan mínimas las variantes que introdujo la tradición posterior. Además de esta decisiva adaptación a la nueva lengua, la obra sancionó el tratamiento de la retórica en las cinco partes (inventio, dispositio, elocutio, memoria y pronunciatio) que pasarían a ser normativas en estos estudios.


Biblioteca Clásica Gredos 245. La invención retórica, de Marco Tulio Cicerón

Ensayo, Filosofía

«De inventione» es una obra de juventud (h. 84 a. C.) sobre oratoria. Cicerón defiende en ella la relación entre elocuencia y sabiduría, y subraya la necesidad de que el orador posea una preparación global, en las más diversas materias. Explica cómo debe elegirse y prepararse el tema de un discurso, cómo hay que estructurarlo, y cómo debe tratarse cada una de las diversas partes. En suma, es un tratado de retórica con una finalidad eminentemente práctica: ofrece los materiales para desenvolverse con acierto en retórica y oratoria.


Biblioteca Clásica Gredos 247. La guerra de los judíos Libros I-III, de Flavio Josefo

Ensayo, Historia

Josefo (c. 37-38-Roma, 101), historiador judío fariseo, nació unos treinta y cinco años antes de que los romanos destruyeran Jerusalén: en el año 66 estalló la Gran Revuelta Judía, y Josefo fue nombrado comandante en jefe de Galilea. Fue hecho prisionero, pero Vespasiano (a quien el primero pronosticó, con acierto, que él y su hijo Tito llegarían a emperadores) lo liberó, a raíz de lo cual devino Flavio Josefo. Al lado del Estado Mayor romano, pudo observar el resto de una guerra cuya enorme importancia entendió de inmediato. A su término (70), viajó a Roma, donde permanecería desde el 71 hasta su muerte. Fue manumitido y percibió la ciudadanía romana y una pensión anual que le permitió consagrarse a componer la historia de la guerra judía y otras obras relacionadas. La guerra de los judíos fue escrita en arameo (lengua materna del autor) y reeditada en griego en Roma: la primera versión se dirigía sobre todo a los judíos de Oriente; la segunda –escrita con colaboradores–, a los otros judíos de lengua griega, en especial a los de Alejandría. Dividida en siete libros, abarca desde el año 167 a.C. hasta el 74 d.C. En su libro I relata el intento de helenizar Palestina del rey sirio-griego Antíoco IV Epífanes y la subsiguiente revuelta de los Macabeos, así como la historia de los reyes de esta dinastía hasta la designación de Herodes el Grande como rey de Israel. El libro II se inicia en el 4 a.C., con la muerte de Herodes, y concluye en el 66 d. C.: reinado de Arquelao, conversión de Judea en provincia romana, sucesivos prefectores-procuradores. El libro III, que completa este volumen, incluye la primavera y el otoño del 67, cuando Nerón envía al general Vespasiano a apaciguar la provincia. Sin duda, Flavio Josefo tenía en esta obra un propósito apologético: ensalzar el poderío de los romanos y de la nueva dinastía de los Flavios, la que fundaron sus protectores Vespasiano y Tito, y en efecto el imperio se muestra como un engranaje casi perfecto y ambos emperadores como dechados de virtudes. Al mismo tiempo desea poner de manifiesto la heroicidad del pueblo judío. Pero a pesar de esta doble inclinación, y al margen del pensamiento teleológico del autor, que cree que la divinidad rige la historia, la Historia está repleta de información útil y no ha cesado de interesar a los estudiosos de la antigüedad.


Biblioteca Clásica Gredos 248. Sobre la localización de las enfermedades, de Galeno

Ensayo, Salud y bienestar

Galeno —junto con Hipócrates el principal médico de la Antigüedad— nació en Pérgamo en 129-130 d. C., de familia acaudalada. Estudió en Esmirna y Alejandría (anatomía y fisiología). Tras ejercer tres o cuatro años la medicina en la escuela de gladiadores de Esmirna, a partir de 162 se instaló en Roma, donde sería el médico de Marco Aurelio y su hijo Cómodo, entre otras personalidades de la corte imperial. Fue uno de los escritores griegos más prolíficos de su época. Murió en Roma en el año 200. Su influencia en el mundo bizantino, en Oriente y en la Edad Media occidental es enorme, y es sin duda uno de los grandes médicos de la historia. En «Sobre la localización de las enfermedades» Galeno transmite al lector los resultados de su experiencia médica, mediante el procedimiento de combinar problemas médicos con historias clínicas y casos personales, así como la obtención del diagnóstico y el pronóstico, seguidos de consejos para el tratamiento de cada lesión. La importancia intrínseca de esta obra —huelga referirse a la extrínseca, pues su influencia fue profunda y extensa en espacio y tiempo— radica en su insistencia de identificar dolencias y partes o miembros, anatomía y fisiología, e identificar ambas vertientes: de este modo, atacando a la raíz por separado, es posible entender mucho mejor las causas y el funcionamiento de los procesos. Para alcanzar sus conclusiones, Galeno se basó mucho en las disecciones, que sólo pudo practicar en animales debido a las restricciones que imponía la legislación de su tiempo. Sin embargo, como relata en este tratado, aun a pesar de estas limitaciones, las observaciones le proporcionaron un material empírico insustituible, que combinó con el método científico y la reflexión filosófica.


Biblioteca Clásica Gredos 251. La lengua latina Libros V-VI, de Marco Terencio Varrón

Ensayo, Idiomas

«De lingua latina», obra de Marco Terencio Varrón, es un estudio del latín desde varios puntos de vista: etimológico, morfológico, histórico, de uso contemporáneo, etc. La lamentable pérdida de buena parte de la obra —de sus veinticinco libros originales sólo se han conservado del V al X, más algunos fragmentos— obliga a hacer conjeturas acerca de las partes desaparecidas a partir del esquema de las que sí poseemos, dedicadas a la etimología y la flexión. A pesar de este carácter fragmentario, continúa siendo una útil fuente de conocimiento de la lengua latina, y lo conservado demuestra la originalidad del tratado: se ocupa no sólo de cuestiones gramaticales concretas, sino de lingüística general, como la conclusión del carácter analógico de la lengua (está gobernada por reglas que hay que descubrir y estudiar, al tiempo que se aceptan las anomalías semánticas y gramaticales como parte de un fenómeno vivo). Marco Terencio Varrón (116-27 a. C.) fue un polígrafo, militar y político latino, considerado uno de los hombres más sabios en la Roma de su tiempo. César le encargó la dirección de las bibliotecas públicas, pero tras la muerte del dictador perdió su cargo y se le confiscaron los bienes; finalmente, Octavio le indemnizó y le devolvió a su antigua ocupación. Escribió setenta y cuatro obras, que fueron referente obligado en épocas posteriores para eruditos y padres de la Iglesia (en especial, san Agustín).


Biblioteca Clásica Gredos 252. La lengua latina Libros VII-X y Fragmentos, de Marco Terencio Varrón

Ensayo, Idiomas

«De lingua latina», obra de Marco Terencio Varrón, es un estudio del latín desde varios puntos de vista: etimológico, morfológico, histórico, de uso contemporáneo, etc. La lamentable pérdida de buena parte de la obra de sus veinticinco libros originales sólo se han conservado del V al X, más algunos fragmentos obliga a hacer conjeturas acerca de las partes desaparecidas a partir del esquema de las que sí poseemos, dedicadas a la etimología y la flexión. A pesar de este carácter fragmentario, continúa siendo una útil fuente de conocimiento de la lengua latina, y lo conservado demuestra la originalidad del tratado: se ocupa no sólo de cuestiones gramaticales concretas, sino de lingüística general, como la conclusión del carácter analógico de la lengua (está gobernada por reglas que hay que descubrir y estudiar, al tiempo que se aceptan las anomalías semánticas y gramaticales como parte de un fenómeno vivo). Marco Terencio Varrón (Reate, actual Rieti, 116-27 a. C.) fue un polígrafo, militar y político latino, considerado uno de los hombres más sabios en la Roma de su tiempo. César le encargó la dirección de las bibliotecas públicas, pero tras la muerte del dictador perdió su cargo y se le confiscaron los bienes; finalmente, Octavio le indemnizó y le devolvió a su antigua ocupación. Escribió setenta y cuatro obras, que fueron referente obligado en épocas posteriores para eruditos y padres de la Iglesia (en especial, san Agustín).


Biblioteca Clásica Gredos 257. Banquete de los eruditos Libros I-II, de Ateneo de Náucratis

Ensayo, Ciencias sociales

Ateneo, autor de cuya vida poco más sabemos, nació en el siglo II d. C. en Náucratis, ciudad de Egipto con una larga tradición cultural griega. Imbuido de una amplia erudición e inmerso en la corriente cultural griega conocida como Segunda Sofística, de él ha llegado hasta nosotros el «Banquete de los eruditos» («Deipnosophistaí»), en quince libros. Basándose en el «Banquete» de Platón y en las «Charlas de sobremesa» de Plutarco, entre otros, Ateneo reúne en un simposio a veintitrés sabios que, mientras disfrutan de los placeres de la buena mesa, conversan en profundidad acerca de los más diversos temas: gramática, medicina, filosofía, música, leyes, zoología, gastronomía, etc., en una clara muestra de la literatura miscelánea tan del gusto de la época. Además de ser una lectura sumamente placentera, el Banquete constituye una fuente incomparable de noticias sobre costumbres, alimentos y personajes de la Antigüedad, y las numerosas citas textuales que contiene (en muchos casos de escritores ya casi desconocidos en época del autor) lo convierten en una vía de transmisión inestimable de fragmentos de obras por lo demás irremisiblemente perdidas. La traducción, primera completa al español, mereció el Premio Nacional de Traducción en 1999 por los dos primeros volúmenes de esta colección (libros I al V).


Biblioteca Clásica Gredos 258. Banquete de los eruditos Libros III-V, de Ateneo de Náucratis

Ensayo, Ciencias sociales

Ateneo, autor de cuya vida poco más sabemos, nació en el siglo II d. C. en Náucratis, ciudad de Egipto con una larga tradición cultural griega. Imbuido de una amplia erudición e inmerso en la corriente cultural griega conocida como Segunda Sofística, de él ha llegado hasta nosotros el «Banquete de los eruditos» («Deipnosophistaí»), en quince libros. Basándose en el «Banquete» de Platón y en las «Charlas de sobremesa» de Plutarco, entre otros, Ateneo reúne en un simposio a veintitrés sabios que, mientras disfrutan de los placeres de la buena mesa, conversan en profundidad acerca de los más diversos temas: gramática, medicina, filosofía, música, leyes, zoología, gastronomía, etc., en una clara muestra de la literatura miscelánea tan del gusto de la época. Además de ser una lectura sumamente placentera, el Banquete constituye una fuente incomparable de noticias sobre costumbres, alimentos y personajes de la Antigüedad, y las numerosas citas textuales que contiene (en muchos casos de escritores ya casi desconocidos en época del autor) lo convierten en una vía de transmisión inestimable de fragmentos de obras por lo demás irremisiblemente perdidas. La traducción, primera completa al español, mereció el Premio Nacional de Traducción en 1999 por los dos primeros volúmenes de esta colección (libros I al V).


Biblioteca Clásica Gredos 264. La guerra de los judíos Libros IV-VII, de Flavio Josefo

Ensayo, Historia

El libro IV (años 67-69) narra el avance triunfante de Vespasiano por el norte de Judea y el bloqueo de la capital, su proclamación como emperador y su viaje a Alejandría y posterior desplazamiento a Roma. El libro V (primavera-junio del 70), dedicado al asedio de Tito contra Jerusalén, refiere la caída de los muros segundo y tercero, las exhortaciones de Josefo a los defensores para que se rindan y la decisión de los romanos de construir un muro de circunvalación para ahogar la ciudad. El libro VI (julio-septiembre del 70) relata la caída de la Torre Antonia, el incendio de los pórticos del Templo, el incendio final del Santuario y la toma de la ciudad. Finalmente, en el libro VII (70-74), Jerusalén es demolida, Tito se retira de Judea, desfila triunfalmente con su padre Vespasiano en Roma y caen los últimos reductos de la resistencia judía.


Biblioteca Clásica Gredos 269. Sobre la naturaleza de los dioses, de Marco Tulio Cicerón

Ensayo, Filosofía

Marco Tulio Cicerón escribió hacia el final de su vida, entre el 45 y el 44 a. C., una docena larga de tratados de contenido filosófico. Con esta actividad, que le procuró alivio en una época de gran angustia personal, realizó un propósito albergado durante largo tiempo: crear un corpus filosófico extenso en latín dotado de calidad literaria, según su ideal de combinar sapientia y eloquentia, pues creía que la pragmática sociedad romana necesitaba pulir un tanto su espíritu con cierta dosis de reflexión sistemática. La tarea era ardua, puesto que el latín carecía de una tradición literaria filosófica y era todavía rudo para la expresión de contenidos abstractos. «Sobre la naturaleza de los dioses» («De natura deorum») forma parte de este grupo de tratados (como «Disputaciones tusculanas» y «Sobre la adivinación», también publicadas en Biblioteca Clásica Gredos). Junto con esta última y con «De fato» forma la llamada «teología» de Cicerón. En ella compone el autor una pequeña enciclopedia del pensamiento filosófico y religioso de la Antigüedad, pero no con la asepsia del mero anticuario, sino como estudioso vivamente interesado en la materia y en su proyección social y política, en una época en que los romanos ya experimentaban desapego e indiferencia hacia la religión tradicional que tanta fuerza había conferido al Estado. La obra se sitúa en Roma hacia el 76 a. C. y consiste en la sucesión de cuatro monólogos extensos —de un epicúreo, un estoico y un académico escéptico, éste por dos veces—, donde se pasa revista, con cierto talante polémico, a las diversas concepciones sobre lo divino y su relación con lo humano, desde la perspectiva de las distintas escuelas filosóficas. Cicerón se pronuncia personalmente, al final de la obra, a favor de las tesis estoicas sobre una providencia divina que rige el devenir, de un universo identificado con la divinidad.


Biblioteca Clásica Gredos 271. Sobre la adivinación, Sobre el destino, Timeo, de Marco Tulio Cicerón

Ensayo, Filosofía

Componen este volumen tres obras cuyo tema es la capacidad de los hombres para conocer lo que les depara la suerte o (caso de existir) el destino. El diálogo «Sobre la adivinación», publicado en el 44 a. C., trata de las doctrinas estoicas acerca del destino y la posibilidad de predecirlo. El diálogo, mantenido en la villa que Cicerón poseía en Túsculo, tiene como interlocutores a su hermano Quinto y a él mismo (Marco). El primero, que se muestra muy familiarizado con las concepciones estoicas, sostiene la validez de algunas formas de adivinación, y opina que por prudencia debe mantenerse la adivinación de asuntos de estado. Marco replica que el futuro puede obedecer al azar (en cuyo caso no puede conocerse de antemano) o está predeterminado (y entonces de nada sirve conocerlo, puesto que no se puede modificar). «De divinatione» trata de combatir un creciente interés por la profecía religiosa y termina con un elocuente ataque a la superstición, que se describe como «extendiéndose por todo el mundo, oprimiendo la mente de casi todos y aprovechándose de la debilidad humana». En este tratado, pues, la religión no está más libre que cualquier otro asunto de la práctica académica de oír a todas las partes, y se llega a demoler las supersticiones que habían recibido un trato respetuoso en «Las leyes». «Sobre el destino», del año 44 a. C., conservado sólo en parte, analiza si las acciones humanas están predeterminadas o no, y se opone al fatalismo estoico con varios argumentos que indican una prolongada reflexión sobre la materia. Completa este volumen la parte conservada de la adaptación que Cicerón hizo del «Timeo» platónico, en el que el filósofo pitagórico que da nombre al diálogo trata de la creación del universo por un dios creador o demiurgo bueno.


Biblioteca Clásica Gredos 274. Discursos LXI-LXXX, de Dión de Prusa

Ensayo, Filosofía

Dión de Prusa (actual Bursa, en el N de Turquía) fue llamado Crisóstomo, «el de boca de oro», por su elocuencia. Vivió entre los años 40 a 120 d. C. Fue desterrado de Roma y de su patria por el emperador Domiciano, llevó una vida errante, y luego fue indultado por Nerva y logró la amistad de Trajano.
De Dión habla ya Filóstrato en su Vidas de los sofistas como un modelo de oratoria, que toma como ejemplos a Platón y Demóstenes, y desarrolla sus temas con claridad, sencillez y originalidad. Dión, un coetáneo de Plutarco, es un destacado precursor de esa Segunda Sofística, con su esplendor retórico y su mímesis de los grandes escritores clásicos. Con una ideología cínico-estoica, Dión celebra la grandeza de la Grecia clásica y sus ideales. La suya es una retórica literaria, en la que alternan críticas morales, elogios funerarios, sermones y diatribas, alabanzas de ciudades, etc. Sus setenta y ocho discursos nos ofrecen una visión de la época y de la admiración por el pasado glorioso. Unos discursos son más serios y solemnes, otros más novelescos o filosóficos, todos son prueba de la habilidad del escritor.
Este cuarto y último tomo recoge los Discursos LXI al LXXX, e incluye un breve relato titulado Elogio de la cabellera, así como una recopilación de Fragmentos, Cartas y Testimonios del autor.


Biblioteca Clásica Gredos 277. Sobre las líneas indivisibles - Mecánica - Óptica - Catóptrica - Fenómenos, de Aristóteles & Euclides

Ensayo, Ciencias exactas

El presente volumen ofrece cinco trabajos poco divulgados atribuidos a dos de las mentes más preclaras del mundo antiguo, Aristóteles y Euclides. Cinco tratados que, en apariencia, se ocupan de materias muy diversas. Efectivamente, el debate Sobre las líneas indivisibles y su existencia o inexistencia nos puede parecer una cuestión propia de la filosofía; la astronomía, materia de los Fenómenos, es desde hace siglos una ciencia independiente; la mecánica y la óptica sobre las que versan los otros tres tratados son, también desde hace mucho tiempo, ramas separadas dentro de la física. El tratado Sobre las líneas indivisibles, que la tradición atribuye a Aristóteles, está en la línea de los Elementos de Euclides. Combina aritmética y geometría, pero apunta ya a su aplicación al tratamiento formal del pensamiento filosófico, y mantuvo su influencia en el ámbito de las matemáticas a lo largo de varios siglos.


Biblioteca Clásica Gredos 278. Epítome de la Historia de Tito Livio, de Floro

Ensayo, Historia

Este resumen de la magna y parcialmente perdida «Historia» de Tito Livio ha permitido llenar algunas importantes lagunas del texto de referencia, y por añadidura ha aportado nuevos conocimientos sobre el extenso periodo estudiado. Esta historia de Roma, compuesta a finales del siglo I d. C. o principios del II y que termina con Augusto, es a pesar de su título tradicional más que un simple resumen de la obra de Livio. Sin duda Livio es la fuente principal, directa o indirecta, pero se detecta la influencia de Salustio y César en los contenidos, y la poética de Virgilio y Lucano; además, se aparta de Livio por su escaso interés hacia la religión. No obstante, las afinidades de tratamiento justifican la filiación indicada en el título. Panegírico del pueblo romano, el «Epítome» no atiende tanto al rigor histórico cuanto a la voluntad de enaltecer y celebrar al «populus», verdadero héroe de la narración. Este interés fundamental por presentar materia digna de admiración y alabanza propició su éxito prolongado.


Biblioteca Clásica Gredos 283. Partes de los Animales - Marcha de los Animales - Movimiento de los Animales, de Aristóteles

Filosofía, Ensayo

Las grandes aportaciones de Aristóteles en el ámbito científico se sitúan, aparte de la lógica, en las ciencias naturales, en las que puso los fundamentos sobre los que se han edificado las grandes construcciones de la biología y la zoología a lo largo de los siglos, y si bien la moderna evolución de estas disciplinas ha llevado más allá de los conceptos del Estagirita, éstos han quedado como la base histórica que es indispensable tener en cuenta. Junto con Investigación sobre los animales,Reproducción de los animales y otros tratados de ciencias naturales (todos ellos aparecidos en esta misma colección), los estudios reunidos en este volumen fundaron la biología con principios empíricos y filosóficos, y le confirieron las líneas generales que conservaría hasta el siglo XIX, más de dos milenios después de su muerte.En la introducción a las Partes de los animales, Aristóteles establece la perspectiva teleológica acerca de la naturaleza, según la cual los seres están determinados por las causas finales, que se dan efectivamente en la naturaleza y no son una interpretación posterior añadida por el observador. Esta explicación teleológica no atribuye intencionalidad consciente a los animales, sino que describe su anatomía, fisiología y actividad con arreglo a lo que es mejor para la naturaleza de cada ser. A partir de esta idea fundamental, se procede a entender el modo de vida del animal y a observar qué necesita para su supervivencia y reproducción, lo que permite entender su estructura y comportamiento.También en la parte inicial de esta obra, Aristóteles insta a sus estudiantes a no despreciar los estudios de biología a raíz de una comparación con otros estudios más prestigiosos como la metafísica o la astronomía, puesto que la mente filosófica se complacerá en ocuparse de aquello que se ofrece a su observación directa.


Biblioteca Clásica Gredos 284. Historia romana, de Gayo Veleyo Patérculo

Ensayo, Historia

El historiador romano Gayo Veleyo Patérculo (h. 19 a. C.- h. 30 d. C.), descendiente de familia noble, sirvió varios años en el ejército de Germania, unas campañas que, junto con otras, le valieron puestos destacados en la administración. Su Compendio de la Historia romana cubre desde los primeros tiempos hasta el año 29 d. C., en dos libros. Se han perdido partes del primero, que concluye con la destrucción de Cartago; el segundo es más detallista y pormenorizado, en especial acerca de la vida de los Césares, hacia los que se muestra muy favorable (en especial con Tiberio). No es esta Historia una obra de gran profundidad ni perspicacia, ni ofrece revelaciones novedosas: el propio autor admite que la escribió de forma un tanto apresurada; sin embargo, resultan muy atractivas las caracterizaciones de los protagonistas, cuyos rasgos esenciales se muestran con acierto y certeza. Otro de sus elementos de interés es su exposición de la historia de la literatura latina, en unos capítulos que analizan con buen juicio crítico a los autores del periodo augústeo y a los posteriores.


Biblioteca Clásica Gredos 287. Sobre la composición literaria - Sobre Dinarco - Primera carta a Ameo - Carta a Pompeyo Gémino - Segunda carta a Ameo, de Dionisio de Halicarnaso

Ensayo, Filosofía

Entre los textos que Dionisio, profesor de Retórica, escribió, destaca Sobre la composición literaria, un tratado de preceptiva de singular interés. Es el único de los antiguos, al menos entre los que hemos conservado, que trata del orden de las palabras y del ritmo de la prosa. Es, en suma, un texto muy atractivo de crítica literaria, de una notable originalidad, a la vez que deudor de la tradición anterior.
Sobre Dinarco es un breve ensayo de crítica literaria pensado como complemento al tratado Sobre los oradores áticos. Dionisio se ocupa en esta ocasión de un orador menor cuya vida y obra no había tratado con anterioridad. Se puede afirmar que Sobre Dinarco es una de sus últimas obras, seguida quizás tan sólo por Sobre la composición literaria, el segundo de los tratados que dedicó Dionisio a Demóstenes y la Segunda carta a Ameo.
La Primera carta a Ameo, gira en torno a un problema de historia literaria muy concreto: la primacía en el tiempo de los discursos de Demóstenes con respecto a los tratados de retórica de Aristóteles. Es un tratado presentado en forma epistolar pero que no por ello pierde su carácter técnico. Esta carta, primera de las dirigidas a Ameo, la dedicada a Pompeyo Gémino y la Segunda carta a Ameo, pertenecen al género denominado «carta-ensayo», un género que se caracteriza por su unidad de argumento y por estar dirigidas a un destinatario concreto pero concebidas para un público amplio.
La Carta a Pompeyo Gémino es una obra ambiciosa. Surge como respuesta a una petición concreta de un lector del tratado que Dionisio dedicó a Demóstenes. La importancia de los temas tratados hace que el lenguaje no sea coloquial, a pesar de adoptar la forma de una carta, sino técnico, alusivo y, en la segunda parte sobre todo, didáctico.
La denominada Segunda carta a Ameo es en realidad un apéndice del tratado Sobre Tucídides. El resultado es un tratado en el que, a diferencia de las otras dos cartas literarias de Dionisio, se ocupa básicamente de cuestiones gramaticales y lingüísticas más que literarias.