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Bolsilibros - Astri Pistolero 113. Buitres de fuego, de Donald Curtis

Novela, Aventuras

La diligencia se detuvo ante la parada de postas de la Wells & Fargo, en el centro de la polvorienta calle.Los habituales curiosos la rodearon, tratando de ver a quienes llegaban a la población en el carruaje, ya que las diversiones no abundaban excesivamente en aquel lugar, y la arribada de forasteros era siempre motivo de distracción para los que no tenían nada que hacer.Comenzaron a descender los viajeros. Y, ciertamente, los curiosos tuvieron tema suficiente para ocuparse de ellos. En especial, del hombre alto fornido, elegante, de blancos cabellos espesas patillas, vestido como si fuera a una recepción en Washington, y apoyándose en un bastón de madera lacada, con empuñadura de plata maciza. Una cadena del mismo metal colgaba en su chaleco, revelando, lo mismo que su costosa y bien cortada levita o su alto sombrero de chimenea, de peluche reluciente, que era hombre adinerado. Pero luego, una segunda persona hizo emitir a algunos silbidos de admiración y sorpresa.


Bolsilibros - Astri Saloon 1. Vestido de negro, de Frank Caudett

Aventuras, Novela

La mujer que se encontraba tras uno de los mostradores del establecimiento, estuvo a punto de echarse a llorar. 
Desde luego, no había para menos. 
La puerta del General Store de Curtis Turner —uno de los comercios más importantes de Big Spring, Texas —acababa de abrirse, a hora muy temprana de la mañana, para dejar paso a tres individuos. 
A cuál más «bonito» y menos recomendable. 
Tres tipos muy capaces de resucitar a un muerto y de enviarlo a la tumba de nuevo, segundos después, en cuanto se hubiese percatado de las cataduras de aquellos elementos.


Bolsilibros - Astri Saloon 8. «El Gutiérrez» City (2ª Ed.), de Frank Caudett

Aventuras, Novela

El tipo entró como una exhalación y con evidente nerviosismo en la oficina de Perry Kimble, gritando: 
—¡Sheriff! ¡Kirk Brand acaba de meterse en un buen lío! 
Kimble, sheriff de Amarillo, cincuenta años bastante bien llevados, experiencia a carros acumulada sobre sus anchas espaldas, pulso firme y mente despierta, siguió limpiando el rifle, engrasando cuidadosamente el gatillo, sin alterarse lo más mínimo. 
Luego, despacio, alzó sus ojos grises hacia el individuo que tanta excitación denotaba, comentando: 
—Brand no es de los que se meten en líos.


Bolsilibros - Astri Western 11. Fray Mormón, de Frank Caudett

Aventuras, Novela

Canto de guitarras, vaharadas de sudor y pescado frito, gritos en todos los idiomas, carcajadas, estridencias de mujer a las que se trataba de poseer por menos dinero del que ellas exigían, ladridos lastimeros de perros vagabundos... Todo aquello, y posiblemente más, componía la atmósfera singular y heteróclita del barrio chino de Monterrey.


Bolsilibros - Astri Western 20. Fuego de sangre, de Gordon Lumas

Aventuras, Novela

El comisario Donner era el hombre más tranquilo y pacífico de la tierra. Era fama que jamás se alteraba por nada ni por nadie y eso le había granjeado la simpatía de la mayoría de sus vecinos. Sin embargo, había excepciones en esa regia. Una excepción era su ayudante, el alguacil Woody. Otra, los perros.


Bolsilibros - Astri Western 21. Los pacificadores, de Gordon Lumas

Aventuras, Novela

La chica soltó unos botones por un lado, unos cierres por otro, y el vestido se deslizó al suelo a lo largo de su hermoso cuerpo ante los ojos encandilados de Frank Malone. La chica quedó envuelta en un complicado corpiño y unas enaguas, todo ello cuajado de bordados y encajes y lacitos. Se llevó las manos a la espalda y sus ojos burlones se fijaron en Malone.


Bolsilibros - Astri Western 22. El destino también juega, de Gordon Lumas

Aventuras, Novela

Cuando el destino se siente juguetón puede suceder cualquier cosa, y generalmente sucede. Es capaz de enmarañar las vidas de los hombres, de las tierras y de las mujeres. Cambia no solo su presente, sino su futuro, para bien o para mal. Cuando es para bien un hombre puede alcanzar sus sueños más preciados, pero si es para mal... entonces llega la muerte.


Bolsilibros - Astri Western 26. Héroes y cobardes, de Gordon Lumas

Aventuras, Novela

Habían cenado como cada anochecer y los hombres fumaban sus cigarrillos, relajados, cansados también después del duro trabajo de la larga jornada. La señora Adams y su hija retiraban los platos y durante unos instantes nadie pareció tener deseos de charlar. Después, uno de los hombres gruñó...


Bolsilibros - Aventureros del Oeste (Ed. Atica) 1. Quantrill el sanguinario, de Edward Goodman

Aventuras, Novela

CUANDO Jim Vaughan quiso darse cuenta del peligro, era ya demasiado tarde. En realidad, estaba perdido desde que cruzó por su cerebro la malaventurada idea de poner los pies en Kansas City. Había confiado demasiado en que, disfrazado con el uniforme de un soldado federal prisionero, nadie reconocería en él a uno de los más peligrosos guerrilleros confederales de todo Missouri.


Bolsilibros - Bazoooka 26. Patrulla de asalto, de H. Onson

Policial, Novela

La noche era lóbrega y fría. Grandes nubarrones cargados de lluvia cubrían el cielo, y una luna pálida asomaba entre ellos iluminando a intervalos con su fantasmal fulgor el intrincado laberinto de trincheras y alambradas. Los cohetes luminosos se elevaban en el aire, estallando en amarillentos resplandores, mientras tableteaban las ametralladoras y sonaban los tiros aislados de los centinelas apostados en sus parapetos. Hacia Kolpino tronaba la artillería desde el atardecer. Los ojos enrojecidos del soldado Fritz Rinner escrutaban las tinieblas. La ametralladora de la que era sirviente descansaba a su lado, presta a entrar en acción. Frente a él, el terreno se quebraba en una serie de traicioneras hondonadas cubiertas de hierba, de las que la bruma iba surgiendo en amplias franjas. Grandes embudos, provocados por la explosión de proyectiles de grueso calibre, cubrían el terreno a su alrededor. Rinner consultó su reloj de esfera luminosa. Faltaba aún una hora para su relevo. Por su cerebro desfilaba una ininterrumpida procesión de evocaciones y recuerdos. Los párpados le pesaban por la larga vigilia, y anhelaba el momento en que podría tenderse en su duro camastro para descabezar un breve sueño.


Bolsilibros - Bazoooka 37. La fortaleza de Singapore, de H. Onson

Bélico, Novela

El lujoso automóvil paró sin la más levé sacudida. Un chófer uniformado descendió presuroso, corriendo a abrir la portezuela. Molly Sanders descendió del vehículo. En su rostro agraciado, tal vez un tanto vulgar, se dibujaba una sonrisa cordial. Con pasos breves corrió hacia sus padres que la esperaban bajo el porche, besándoles cariñosamente y saludando, asimismo con afecto, a su hermano Roger que, un poco retrasado, sonreía a Molly. Del coche descendió Ruth llevando en sus brazos al pequeño Dick. La feliz madre, lo tomó en los suyos, presentándolo a los abuelos que sonrieron satisfechos. —Es ya un hombrecito —comentó míster Darcy, acariciando las suaves mejillas del niño. —Es una preciosidad —confirmó su esposa, tendiendo sus manos en dirección al pequeño que, un tanto asustado, les contemplaba con sus grandes ojos pardos.


Bolsilibros - Bazoooka 84. Varsovia en llamas, de H. Onson

Bélico, Novela

Hacía frió. Eva se alzó el cuello del abrigo de verano y avanzó por las calles. La gente que se cruzaba con ella le dirigía una breve mirada y seguía su camino. Comenzaba a oscurecer y la proximidad de la guerra hacía que en aquel año de 1943 en la ciudad de Varsovia todos se retirasen cuanto antes. Eva había concluido su trabajo en las oficinas de la Compañía Suiza de Máquinas de Lavar donde sus servicios y se dirigía a la cita que tenía concertada. Con ella se cruzaron varios soldados alemanes, aburridos y desambientados, que buscaban un lugar donde divertirse. Uno de ellos la detuvo y preguntó en polaco chapurreado: —¿No puede decirnos dónde cenaremos? Eva se encogió de hombros y siguió su camino. Del río llegaba una fuerte corriente de aire y se alzaba una bruma que se iba extendiendo por las calles cercanas.


Bolsilibros - Bazoooka 85. Los aventureros del aire, de H. Onson

Bélico, Novela

La guerra en China parecía un mal endémico. Tras la derrocación de la dinastía imperial en 1911, el inmenso país no conoció la paz ni la ocasión de reconstruirse. Entre sí combatían los generales, rebeldes siempre contra el poder supremo. Los jefes de distintas provincias se atacaban, considerándose como jefes de naciones independientes. Por otra parte, las distintas tendencias levantaban ejércitos para imponerse sobre las otras. Pasaron los años. China declaró, en 1917, la guerra a los Imperios Centrales de Europa. Pero las contiendas civiles siguieron. Chang-Tso-Lin, gobernador de Manchuria, combatió contra las fuerzas comunistas chinas. Feng-Yu-Sinag, el general cristiano, seguía batiéndose contra todos sus enemigos. Pekín cayó en manos de las fuerzas nacionalistas de Chiang-Kai-Chek y la capital fue establecida en Nankin. Concluía el año de 1928. Pero la paz no había llegado. Continuaban las discordias civiles entre los gobiernos de Nankin y de Hankow, y entonces los japoneses intervinieron en China.


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 23. El salvaje Oeste, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

STEVE Lamont sorbió ruidosamente, agitando con un tic nervioso las aletas de su ancha nariz, se pasó la callosa mano por los labios en un movimiento mecánico de perplejidad y estrujando un pliego de papel que acababa de releer por cuarta vez, masculló con voz ronca...


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 27. El terror de la pradera, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

La audacia y el valor, los dos más preciados elementos que puede poseer el hombre para triunfar en empresas duras y peligrosas, había llevado a muchos colonos del Este de Norteamérica, a pretender ganar para la civilización y el progreso, rutas y terrenos que, como en los cuentos de hadas, les estaba vedado traspasar, porque al otro lado de la frontera delimitada por las aguas del poderoso Ohio, velaban arco y lanza al brazo, unos hombres duros, crueles, salvajes y sanguinarios que, considerándose dueños de aquel terreno por la voluntad de Dios, no estaban dispuestos a cedérselos a los «rostros pálidos», mucho más si se tiene en cuenta que éstos, manifestándose superiores en todo a los “pieles rojas”, habían pretendido apropiárselos sin más compensaciones que un derroche de balas de plomo como argumentos contundentes para ratificar sus conquistas.


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 34. Con el colt en la mano, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

UD Raines había nacido con el "Colt" en la mano, según afirmación unánime de todos los habitantes de la región. No nos atrevemos a asegurar que materialmente esto hubiese sucedido así, pero metafóricamente, nadie se hubiese permitido asegurar que no fuese cierto. La mañana que vino al mundo en un alegre pueblo pegado a uno de los grandes recodos que forma el río Colorado, denominado Gran Canyon, entre las reservas indias de Havasupai y el pequeño Colorado, su abuelo, el viejo Kelly, afirmó muy serio al observar que Bud venía al planeta mordiéndose ferozmente ambos puños...


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 38. Un novato en el rancho Herradura, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

RHAYS Moon, con los codos apoyados hacia atrás en la repisa de la chimenea, la negra pipa entre los dientes y un gesto de fastidio en los labios, escuchaba pacientemente la catilinaria que su padre James Moon le estaba colocando y que, de haberla catalogado, haría el número enésimo de la lista. Rhays era un tipo de muchacho fuerte y sano. Más bien alto que delgado, flexible de cintura, pero ancho de espaldas y duro de músculos


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 42. Raza de héroes, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

JULIO de 1878. Un sol de infierno vertía sus abrasadores rayos por la oscura cinta del río Missouri peligrosamente interceptada por multitud de troncos de árbol que, al ser arrastrados por la corriente, se clavaban en el fango del río, mostrando sus remates a flor de agua y haciendo a veces peligrosa la navegación. El fuerte Pierre, amplia construcción de adobe, piedras y tierra amasada, con sus bastiones y sus blancas murallas refulgía al sol de la mañana sobre la eminencia en que estaba asentado, y, lejos, el paisaje árido, monótono, compuesto por conos y montículos pelados, reverberaba al beso del astro rey como un paisaje de maldición. En torno al fuerte se observaba una animación inusitada.


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 48. Tierra roja, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

ABRIL se batía en derrota; seco, caluroso, polvoriento, dominado por una sequía pertinaz que agostaba los campos, doblaba las mieses abrasadas por el sol prematuro y menguaba los cauces de los arroyos que bajaban de las quebradas y los farallones. Pese a que la Naturaleza se manifestaba con brusca hostilidad, aquel año de 1889 quedaría grabado en la tierra y en la historia como uno de los más fecundos y grandiosos de Norteamérica.


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 60. Gran Trunk Pacific, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

ARRASTRANDOSE como un auténtico topo por el hueco de la estrecha mina socavada en la roca viva para profundizar en el corazón de la ingente mole roquiza y poder colocar los barrenos eficientemente, Alan Bolays surgió a la luz de la mañana suave y gloriosa, con el enmarañado cabello polvoriento, las descuidadas barbas que no se rasurara desde hacía más de un mes, con una costra de tierra húmeda que formaba pegotes pringosos junto a sus labios a causa del sudor, y su destrozada camisa de franela, que un día fuera a grandes cuadros azules con franjas rojas, convertida en un verdadero guiñapo.