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Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 61. El topo roquero, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

SILVYA no había quedado muy tranquila con la excusa que Alan le había dado para justificar su salida. Nunca el «topo-roquero» acostumbraba a marchar a tales horas a la orilla del río, y menos con el revólver al cinto, y una viva inquietud se apoderó de ella al verle partir. Pero, algo tranquilizada por la dirección que le viera tomar, decidió entregarse a los quehaceres de la cabaña, esperando su regreso, pues no dormiría sosegada hasta saberle de regreso.


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 66. Dos vaqueros sin equipo, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

TIRÓ nervioso Kane Havillan de las bridas de su caballo y obligó al animal a detenerse después de la briosa carrera que había llevado desde San Michael y, volviendo la cabeza hacia su compañero, que se vio obligado a imitarle para ponerse a su lado, rompió a reír jovial y estrepitosamente.


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 73. Granujas en el Humboldt, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

KIRIAN Grey era un espíritu arbitrario. Poseía nervio y decisión, veintitrés años salvajemente educados sin trabas ni frenos, un cerebro fecundo para resolver por las buenas o las malas las situaciones más caprichosas que podía ofrecerle el destino, una mano rápida y segura para manejar un arma si se le impulsaba a discutir ciertos puntos de vista antagónicos a tiros y una indiferencia rayana en el escepticismo para tomar la vida según se le presentaba, sin hacerle muchos ascos a los vaivenes de la fortuna.


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 78. Veinte diablos con espuelas, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

GLEN Whiten depositó sobre el tablero de su mesa de despacho el telegrama que acababa de recibir, y con la espalda apoyada en el reborde, encendió lentamente su pipa y se entregó a una honda reflexión Aquel telegrama venía a complicar un poco más de lo que ya estaba su dinámica e inquieta vida, dominada por serios problemas dimanantes del negocio e incluso de la situación geográfica del rancho.


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 82. Tierra maldita, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

UN viento huracanado y silbante como la respiración fatigosa de un monstruo invisible soplaba sobre la agria y dilatada llanura. Era un viento cálido y abrasador que arrastraba un polvo arenoso de muchas millas más atrás y que a trechos, lo descargaba sobre la dura y agrietada tierra como una maldición, para contribuir a hacer más árido y mísero aquel terreno.


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 88. Lo que puede hacer un hombre, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

SE detuvo la diligencia en uno de los lados de la plaza Arkansas en Higbee, no sin que el barbudo mayoral se viese obligado a emitir una bonita y pintoresca sarta de juramentos de lo más escogido del Oeste, para convencer a los cuatro poderosos caballos de que debían dejar quietas las moscas que picoteaban sus flancos, para que los viajeros pudiesen descender desde el pesado armatoste.


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 91. San Antonio de Texas, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

SETH Hockley, dándose aire con las alas de su polvoriento sombrero para ahuyentar las pegajosas moscas que zumbaban en torno a él, se adentró por la populosa calle de San Antonio, arrastrando sus pesadas y altas botas por la espesa capa de cieno molido de la calzada, echando intensas ojeadas a derecha e izquierda.


Bolsilibros - Biblioteca X 1ª época (Ed. Cies) 100. El tirano del Valle del Sol, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Tex Cleveland quedó erguido en lo alto de una loma, contemplando el dilatado y verdegueante paisaje que se extendía a sus pies. Mucho le habían ponderado a través de toda Montana la salvaje y bravía belleza del llamado Valle del Sol, pero ahora que lo abarcaba casi en toda su dilatada extensión, comprendía que el elogio resultaba pálido ante la realidad que se le metía en las retinas, inflamadas de oro de sol.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 10. El chacal del valle de San Antonio, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

HARRIS Wape detuvo un momento su carreta en la polvorienta senda de la carretera, si así podía llamarse a una cinta estrecha llena de baches entre la abrasada y salvaje hierba de la pradera, y escuchó atentamente. Le había parecido percibir un débil gemido detrás de un declive del terreno y su oído, agudizado por el peligro de rodar por lugares expuestos donde los indios en particular eran los elementos más peligrosos que podían surgir a su paso, se mantuvo tenso con el rifle de dos cañones en la mano y la mirada paseante por todo el paisaje que era capaz de abordar.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 11. Naipes, sangre y colts, de W. Martyn

Aventuras, Novela

SANTA Fe de Nuevo Méjico, capital del Estado del mismo nombre, fue siempre una ciudad que, pese a las vicisitudes de los tiempos y a los azares políticos, conservó ese sello característico que los españoles hemos imprimido siempre por donde pasamos. La típica arquitectura española y el temperamento, así como el idioma, han predominado desde Oñate y Coronado a nuestros tiempos y, si bien los norteamericanos, desde la invasión a nuestros días, hicieron cambiar la idiosincrasia de sus habitantes y colonos, allí queda, como un monumento que nadie puede derrumbar, la fisonomía arquitectónica española, el espíritu de la raza inmiscuido a los indios de Nuevo Méjico y algo sutil y espiritual que el carácter práctico y moderno de los yanquis no ha podido borrar ni ha querido, en justicia, pues lo considera como una de las virtudes del poblado, lo que le presta fisonomía y personalidad dentro de su historia.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 13. Kit Montana, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

TED Salma estaba apoyado indolentemente sobre uno de los recios palos que formaban el sombrajo del hotel Arkansas. Ted era un tipo alto y flexible, fino de manos y suave de facciones. Parecía un tahúr refinado en su aspecto, por la mirada fría que brillaba en sus ojos, la finura de sus dedos largos y afilados, su melena rizada que caía indolente sobre su cuello, medio ocultándolo, y el bigote sedoso que adornaba su labio superior.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 21. Sierra Huracán, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

HACÍA un calor de infierno. El cielo, completamente gris, amenazaba con romper en una lluvia infernal como solía suceder en aquella parte del Gran Cañón del norte de Utah. Las nubes, aquietadas en el espacio a falta de aire que las empujase, descendían por su propio peso como si pretendiesen fundirse con los agrios picachos de montes y lamer el amplio desierto que iba quedando atrás en la zona de los ásperos y peligrosos cañones.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 23. Criba de hombres, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

SAN Antonio de Texas, 1880. Un pueblo y una fecha en la que casi se puede afirmar que culmina toda la historia áspera, salvaje y sangrienta de aquella parte del sur de Texas, que tantos motivos dió para emborronar cuartillas tratando de pintar, de un modo pálido junto a la realidad, lo que, en un área de cien millas cuadradas, sucedió en esta parte del último tercio del pasado siglo.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 25. Tapley «el Tranquilo» (2ª Ed.), de Fidel Prado

Aventuras, Novela

EDITH Toler penetró en la plaza de la iglesia, graciosamente montada en su braceante jaca pía y se encaminó directamente hacia el hotel del Valle. Cuando cruzaba por el callejón de los Apaches se había quedado un tanto sorprendida al captar el alegre rasgueo de una guitarra—cosa un tanto desusada en aquel trozo del valle de Wasaton en Utah—y mucho más al percibir la voz viril un poco atenorada de alguien que, con despreocupación, desgranaba una tonada en español acompañada por el ritmo de la guitarra.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 28. El bandido de Oklahoma, de W. Martyn

Aventuras, Novela

COMO un reguero de pólvora corrió la noticia por todo el escaso vecindario de Villa Sur, poblado en embrión junto al Arroyo Sucio, no muy lejos del curso del Cimarrón en Oklahoma. El tren de Rock Island había sido asaltado en el puente del Cimarrón y el dinero que transportaba para el pago de los soldados en Tejas había pasado íntegro a manos de los asaltantes. De la hazaña se culpaba a Bill Doolin y su banda que merodeaban a lo largo de las orillas del famoso río, en lo que vulgarmente se llamaba entonces la Zona, para designar una enorme extensión de terreno en principios de colonización en el territorio de Guthrie.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 30. Phoenix, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

LA hacienda Norris, en el este de Arkansas, había sido como tantas otras, víctima de los furores de la Guerra de Secesión. El fluctuar de la lucha la había asolado bárbaramente y cuando Norris, después del éxodo, regresó a su granja, comprobó con dolor que sería mucho lo que tendría que trabajar y luchar para rehacerla si llegaba a conseguirlo algún día.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 34. Policía forestal (2ª Ed.), de Fidel Prado

Aventuras, Novela

OLAF Witney, luciendo en la bocamanga de su chaqueta color marrón el galón rojizo de cabo de la Policía Forestal californiana, se hallaba erguido en la silla de su caballo debajo de una sequoia de tronco gigante, cuyas ramas, a una altura que pasaba de los ochenta metros, se perdían formando bóveda y ensombreciendo el terreno. En derredor, los colosales y extraños árboles, únicos en aquella parte de la región, se dilataban como un ejército exótico y milenario que escapaban a toda comprensión.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 37. Agente federal, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

NO era muy variado el paisaje que se desarrollaba a la vista de los viajeros por aquella parte del sur de Missouri. Desde que la diligencia saliera de Springfield hacia la divisoria de Arkansas, sólo se extendía a su vista un terreno bastante llano, turbado a veces por ligeras depresiones o amarillentas colinas perdidas en la pradera, que apenas si tenían fuerza para romper la árida monotonía del camino.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 40. La ley de Lynch, de W. Martyn

Aventuras, Novela

SAMUEL Redgrave se aferraba con desesperación a los sólidos barrotes de su pequeña celda, contrayendo sus duras manos en ellos hasta hacerlas blanquecer del esfuerzo, pero los barrotes bien hundidos en la pared maestra que formaba el tabique de la prisión, parecían indiferentes al esfuerzo sobrehumano que Samuel realizaba para arrancarlos de su alvéolo. Jamás hubiese sospechado que su alegre regreso a Garretson, donde tenía su rancho, fuese tan dramático para él.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 42. La muerte en cien millas, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

AUN brillaban con fuerza las estrellas y cortaba el viento en aquel colgado refugio del macizo Big, en la Sierra Nevada, cuando Klaus McCarthy despertó sobresaltado al recibir en su sucio y curtido rostro la sensación de un pequeño golpe que había cortado su ya de por sí ligero y accidentado sueño. Tumbado sobre el hacinamiento de hierba reseca y medio liado en su manta, su primer movimiento instintivo fue echar mano a los revólveres que, cargados hasta la boca, yacían junto a su mano. Sabía que en ellos estaba la defensa de su vida y no se apartaba de ellos cinco centímetros, ni para descansar lo más preciso.