¿Qué sucedería si se descubriera un hallazgo que pusiera en tela de juicio todo lo expuesto hasta ahora por la egiptología?
Andrés y Alberto, amigos de la infancia y cuñados en la actualidad,son unos acérrimos aficionados al submarinismo.
En una de sus tantas inmersiones, descubren una gruta marina en la que hallan una serie de objetos, los cuales les guiarán hasta el país de las pirámides.
Una vez en Egipto, y con la ayuda de un eminente egiptólogo, descubrirán un secreto guardado durante más de cuatro mil años, si este saliera a la luz, tanto la arqueología como la egiptología, sufrirían un gran revés, echando por tierra todo lo relacionado con la construcción de las pirámides de Gizeh
Mujer de ideas claras y siempre dispuesta a buscar con las palabras un espacio de libertad, Fátima Mernissi sabe que la globalización es un hecho y, lejos de rechazarla, nos propone un viaje por su país para desribir los modos en que la tradición milenaria puede unirse a las nuevas conquistas tecnológicas.
Así, el hilo de la tejedora en los talleres del bazar, el lápiz de la mujer que dibuja tapices en el desierto y la voz de la anciana que cuanta historias conviven o, mejor dicho, se prolongan en los intricados hilos de una red ciberdemocrática que los hijos y los niteos de estas mujeres exploran, sabiendo que lo que leen y escriben escapa al control del poder y los enlaza con un mundo cargado de ideas y de propuestas nuevas.
Las gentes que recorren El hilo de Penélope casi parecen salir de uno de los cuentos de Las mil y un noches. Magia y realidad se unen en este libro para dar una visión insólita y cabal de un país que está progresando ante de los ojos cansados de la vieja Europa.
El libro nos da otra vuelta de tuerca sobre todo lo que se ha dicho sobre la relación que existe entre el sexo y la sociedad, y que llevaron a la aparición de las famosas “Teorías de Género”, herramienta fundamental de muchas intelectuales feministas a la hora de abordar los problemas sociales y en especial de la mujer. Aquí el autor, lejos de reivindicar los postulados machistas, el cual los considera “nocivos y obsoletos” contraataca con fuerza contra la propaganda mundial feminista, y demuestra con claridad que el feminismo, lejos de ser una ideología “sana y liberadora”, es la otra cara de un mundo cruel y deshumanizado, contribuyendo día a día a “fortalecer”, sin que la mayoría de nosotros nos demos cuenta, ese proyecto de “sociedad fálica” que vienen construyendo desde hace siglos las grandes corporaciones económicas que dominan con impunidad el planeta.
Germán permaneció postrado treinta años en una cama, ajeno a la estridencia del mundo, distanciado de una realidad que, con perezosa indiferencia, batía sus alas grises y surcaba la superficie rugosa del tiempo. A su cuidado quedó su madre, cada día más debilitada por el dolor, naufragando continuamente en un denso y amargo océano de culpabilidad.
Una tarde de verano, en el año 1975, Germán abrió los ojos y, repentinamente, abandonó el lecho. Sin tener clara consciencia de lo que hacía, comenzó a recorrer uno de los senderos polvorientos y solitarios que serpenteaban más allá de los límites del pueblo. Su corazón, acusando gravemente el inesperado ejercicio, se rindió, y el hombre cayó desplomado. Germán había muerto pocos minutos después de regresar a la vida, luctuoso y terrible detonante para el ánimo ya menguado y marchito de su pobre madre.
Pero el entierro de Germán fue una farsa, una dolorosa y solapada ceremonia de ataúd vacío a la que apenas acudieron dolientes, pues el hombre huyó del féretro, como antes lo hiciera del lecho, para emprender una vida nueva.
¿Quién concedió a Germán esta abrumadora y singular tregua? ¿Qué destino le depararía ahora su inopinada suerte? ¿Qué sentido encerraban aquellos sueños enmarañados? ¿Quiénes eran aquellas personas?
Esta es la historia de un hombre que perdió sus tildes. Esto es solo la historia de una búsqueda comprimida en un cuento.
Escribí el comienzo de este cuento hace más de cinco años, mientras volvía a casa en el metro y tras intentar en vano, durante varias horas, escribir las tildes en un teclado mal configurado de un ordenador.
Al salir de la oficina me senté en el vagón de metro e imaginé lo triste que sería para un hombre vivir sin tildes, imaginé que no podría ver todo aquello que las llevase,o disfrutar de muchas cosas, como por ejemplo contemplar el océano, los relámpagos... o el vuelo de los pájaros.
Al comenzar a escribir en mi libreta quise hacerlo con la palabra en que empiezan los cuentos: Érase. Pero al llevar tilde la historia no podría comenzar así. De modo que como narrador de este cuento intentaría reflejar el retrato de este hombre, triste y perdido por no poder disfrutar de una vida plena, escribiendo toda la historia con palabras sin tilde.
Antes de que acabase el trayecto en el metro ya tenía escrito el primer capítulo. Apenas ocupaba dos páginas en mi libreta de bolsillo, y así quedó.
Lo que no sabía entonces es que el protagonista de la historia y la figura del narrador se quedarían conmigo durante años, gestando el camino que tomaría este hombre, su particular búsqueda de sí mismo, de su felicidad, la forma de escribir el cuento y el momento en que el personaje recuperase sus tan ansiadas tildes.
Consciente, que existe un enorme vacío en la educación del hombre, he escrito este pequeño libro con la más sublime sencillez y con un tímido y humilde toque filosófico, al alcance de todos; en la seguridad que con el transcurso del tiempo, este mini breviario del hombre, se convertirá en texto de lectura permanente y en una tranquila fuente de meditación. Además, me impulsó el convencimiento que servirá de ayuda en la educación de los pueblos y en la transformación del hombre en criatura humana.
Creo firmemente en lo que escribió Juan Picco de la Mirandola: "Cuales sean la semilla que cada hombre cultive, tales madurarán y darán en él su propio fruto. Si son vegetativas, será como una planta; si sensitivas, se hará bestial. Si racionales, se tornará en un ser celestial… Pues si veis a alguien que abandonado a sus apetitos se arrastra por el suelo, será una planta y no un hombre lo que veis; si veis a alguien cegado por las vanas ilusiones de la fantasía, cual si lo estuviera por Calipso, ablandado por sus seductores halagos y entregado a sus sentidos, será una bestia y no un hombre lo que veis. Si veis a un filósofo determinándolo todo por medio de la recta razón, reverenciadle; es un ser celestial y no pertenece a esta Tierra. Si veis a un hombre contemplativo puro, desasido de su cuerpo y dedicado a las interiores ganancias del espíritu, no es un ser terrenal ni celestial; es una divinidad reverendísima cubierta con carne humana." Y yo agregaría que este es el Hombre Sublime.
Alguien dijo: "Quien toca al hombre, toca el punto más sensible de todo, que aún tiene raíces en el pasado más lejano y que se eleva hacia el futuro infinito. Quien toca el ser humano toca el punto más delicado y vital, donde todo aún puede decidirse, donde todo puede renovarse, donde todo late con vida, donde yacen oculto los secretos del alma. Trabajar conscientemente por el hombre y profundizar, con la tremenda intención de entenderlo, sería conquistar el secreto de la humanidad, tal como se han conquistado tantos secretos de la Naturaleza en el mundo que nos rodea.” Y si conseguimos la encarnación de su espíritu hemos construido al hombre.
Un joven huérfano que vive con su abuela -quien le ha puesto de apodo “el Horizontal” porque pasa demasiado tiempo en la cama- en un barrio madrileño de clase obrera, se deja convencer por sus colegas Bambi y Hércules para que juntos hagan el primer trabajo durante las vacaciones de verano. Estando en la cuadrilla que debe reformar un colegio mayor, Herc no mide bien sus fuerzas y atraviesa la pared del sótano, que comunica con una construcción desconocida de finales del siglo ocho, donde los tres amigos encuentran un códice que se creía desaparecido, cuyo valor incalculable puede enriquecerlos de por vida.
A los científicos, les ataranta la falta de respuestas acerca de lo que hubo más allá del Génesis y por eso han inventado la fábula del “Big Bang”, literalmente gran estallido, que constituye el momento en que de la "nada" emerge toda la materia, es decir, el origen del universo. La materia, para los bigbanlólogos romancistas era un punto de densidad infinita que, en un momento dado, como por arte de magia, “explota” generado su expansión en todas las direcciones y creando lo que conocemos como nuestro universo.
La Biblia explica el origen de todas las cosas de manera más genuina. Explica que Dios es la fuente infinita de poder, o energía (Job 37:22-24), un hecho relevante, ya que los científicos han descubierto que la energía puede transformarse en materia. En ese sentido, la Biblia dice que Dios es la fuente de la energía dinámica que produjo el universo. ¿A quién me parezco? —dice el Santo—. Levanten los ojos a lo alto y miren: ¿Quién ha creado todo esto? El que dispone en orden su ejército y llama a todos por su nombre. Debido a la abundancia de energía dinámica: tal es la grandeza de su fuerza y su poder, que no falta ni uno solo.
Él promete que usará ese poder para mantener intacta su creación, como lo dice el salmista refiriéndose al sol, la luna y las estrellas: “Dios los tiene subsistiendo para siempre, hasta tiempo indefinido” (Salmo 148:3-6). Dios lo ordenó y fueron creados, y los sometió para siempre a las leyes que rigen el universo de manera inalterable.
El profeta Isaías escribió hacia el 758 a.C: “Él extiende como una carpa el cielo, (y) como una tienda habitable lo despliega”. Proclamó que el Señor es un Dios eterno y ha creado toda la tierra. Por consiguiente, no se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es inescrutable.
Es decir, ¿quién puede igualársele a Dios en poder y sabiduría? O siquiera quién puede ser capaz de conocer su mente? Mientras no conozcamos la mente de Dios —hazaña que nunca ocurrirá—, la ciencia y sus hacedores no dejarán de andar dando palos de ciego, buscando infructuosamente dar en el blanco. Lo único en que han coincidido, todos ellos, es que el universo se expande, aunque ignoran a qué velocidad, con qué frecuencia o para qué.
Hasta el día de hoy, la comunidad científica solo ha descubierto que el agua moja y que el sol sale para todos. Pero, prefieren seguir ignorando que la Biblia, escrita hace miles de años, dice que Dios expande el universo. Esta teoría que no es teoría, sino una declaración universal, es la única que reconoce el hombrecito Stephen Hawking en su Historia del tiempo, cuyo registro, según él, comenzó con el “Big Bang” y se detuvo en los “Agujeros Negros”.
Sin pretender ser groseros con este científico vulgar y con el solo afán de esclarecer el punto, tal vez concediéndole el beneficio de la duda sobre ese disparate, hace poco le pregunté a mi hijo Michel —vía WhatsApp, que es la única forma en que ambos podemos mantener comunicación— qué tan ciertas eran las afirmaciones del tal Hawking. La respuesta de mi hijo no se dejó esperar, y sin más me dijo:
—Está loco ese. Es hijo del Mión —mote con el que bautizamos a Satanás en 2015—. “Negro” tiene otra cosa. Mejor ocúpese de su mujer, es más importante que lo que diga ese hombre, papi.
No pregunté nada más. La respuesta de mi hijo era, aunque dicha coloquialmente, más que suficiente. No hay agujeros negros o supercarreteras en el universo. La Biblia no lo menciona, pero sí podemos afirmar que Dios ni sus ángeles necesitan de semejantes disparates para transportarte o trasladarse de un lugar a otro, como lo sustentaremos en este libro.
Una guía confeccionada a partir de la experiencia ya centenaria del huerto biológico de la abadía de Fulda, en Alemania. Llena de consejos y ejemplos, distribuidos por meses, orientados a mostrar cómo mantener un huerto sin añadir productos químicos y tratando la tierra con métodos exclusivamente naturales. ¡La mejor forma de tener un huerto sin dañar a la Naturaleza!
Con ironía, y a menudo con humor, Fabio Morábito emprende a partir de los ochenta y cuatro textos breves que componen El idioma materno un particular viaje en busca de sus raíces como escritor, y traza en estas páginas una suerte de personalísima genealogía de su vocación literaria. El resultado es un libro lleno de lucidez e inteligencia, una deliciosa e inclasificable meditación que mezcla el ensayo, la autoficción y la confesión y que es, ante todo, y en cada momento, una celebración de la pasión lectora y de las diversas manías a las que da pie 'y en la que muchos se sentirán reflejados', a la vez que una constatación de las complicadas relaciones entre lenguaje, escritura y mundo.
Sin ser una autobiografía, impresiona la voluntad de desnudamiento que recorre cada uno de estos textos, empezando por la aceptación de que escribir es una forma de darle la espalda al prójimo. Si el aprendizaje del idioma materno 'que constituye en definitiva el «hogar de cada uno de nosotros' supone para el hablante la renuncia a ese momento inicial en el que todas las lenguas se abren como una promesa, como una potencialidad igualmente factible, este libro «nos proporciona a base de lenguaje la salida del lenguaje, el atisbo de la realidad del mundo; una forma de desandar el camino, abandonar las supuestas certezas y alcanzar ese punto de inseguridad e indeterminación, de extrañeza y fascinación, en el que se puede afirmar precisamente que un escritor es aquella persona a quien le cuesta escribir más que a ninguna otra.
Descubra los primeros contactos que Occidente tuvo con el Imperio del Sol Naciente. Una obra llena de datos inéditos y desconocidos que le mostrarán expediciones, aventuras y mucha acción de la mano de Mathew C. Perry, John Saris, los Tokugawa.
El Imperio del Sol naciente recoge de forma exhaustiva más de tres siglos de contactos culturales y mercantiles, con sus sombras y sus luces, con abrazos fraternales y odios exacerbados. Una etapa clave de la humanidad, en plena conquista y descubrimiento de todas las tierras ocultas; de afán por saber qué se ocultaba en aquellos espacios en blanco que poblaban los mapas, en los que tan solo se leía la leyenda de Terra Incognita y sinuosos dragones se coronaban como únicos reyes y señores.
A lo largo de los diferentes capítulos navegaremos gracias a Javier Yuste hasta aquellas aguas y desgranaremos multitud de acontecimientos y encuentros. Seremos bien recibidos, pero la avaricia del hombre blanco destruirá la imagen de bondad natural que, según la religión Shintō, posee todo ser vivo. Las guerras no serán ajenas a estos avatares, incluidas las de religión y las napoleónicas, llegándose a presenciar hechos deleznables, así como otros que fueron clave en nuestro desarrollo histórico durante los s. XVI y XIX.
Roig de Diego, como artista plástico, ha inundado nuestros ojos durante décadas con sus conceptos Pop de alegres colores y divertidas transgresiones. Ha sido el pintor mallorquín heredero del legado Warhol en las islas, aunque él asegura que ahogó a su padre en un safereig de Establiments. Sus “Chicas convulsas”, las “Perdidas en el paraíso”, los “Dreams” o las “Celebrities”, han sido vistas en rincones de todo el mundo.
Hace más de un año, firmando como Jaime Roig de Diego, desde su columna “IN-PERTINENTE” en las páginas de la revista on line IN-MEDIATIKA, se ha constituido como una voz con numerosos y fieles seguidores que admiran a la vez su escritura culta y documentada de pluma ágil, humor elegante e ironía devastadora, con hilarantes momentos y algunas gotas de crítica feroz.
Jaime Roig de Diego, rastreador de tendencias de moda, con fino olfato de cool hunter, observa, opina y describe: personajes de la política o famosos, costumbres locales, medios de masas, o comportamientos sociales. Siempre sin perder esos buenos modales, esa frivolité mondaine que nos revela un escritor cosmopolita, sofisticado y, por encima de todo, muy entretenido para el lector.
El libro, con artículos inéditos, viene ilustrado con viñetas de Roig de Diego realizadas expresamente para esta edición, así como una separata con reproducciones de cuadros de todas sus épocas.
Juan Egan, escritor de origen irlandés, ha desaparecido hace tiempo. Su hijo, que trabaja en la redacción de un diario, recibe una llamada de Egan. ¿Un impostor, un fantasma? Con rigor metódico pero misteriosa finalidad, los enigmas empiezan a multiplicarse. El pasado adopta distintas formas, formas que se desplazan, que aparentan ser un paisaje marino de sueño borrado, más que dibujado, por la vigilia. ¿Y el futuro? El futuro transfigurado en presente es la trama continua de la novela.