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El Vikingo, de Bobbi Smith

Novela, Aventuras, Romántico

Brage Norwald nunca ha perdido una batalla, y cuando decide invadir la costa sajona no espera otra cosa que celebrar una victoria. En cambio, sufre una aplastante derrota. Gravemente herido, es tomado prisionero. Cuando está al borde de la muerte, una acérrima enemiga acude en su ayuda, despertando en él una atracción que lo dejará indefenso… Dynna está prometida al cruel y calculador príncipe Edmund, y ve la oportunidad de huir junto a Brage. Ambos emprenden camino a través de la campiña sajona, y pronto deberán enfrentarse a una pasión mutua que podría proporcionarles más de lo que jamás osaron soñar… o destruir sus vidas para siempre.


El Yacaré 1. El fantasma del valle, de F. Mediante

Aventuras, Novela

He aquí la figura audaz, noble y resueltamente temeraria, sin rival en el mundo, que, sin remedio, absorberá vuestra atención. 
EL YACARÉ, Joven, apuesto, lleno de gallardía, cuya vida se desenvuelve entre episodios increíbles, humanamente maravillosos, os sorprenderá en cada cuaderno de su historia, a la que pertenece el que os brindamos en este número. Seguid sus peripecias y virtudes, que os será familiar y os sentiréis agradecidos.


El Yacaré 2. El terror de la pradera, de F. Mediante

Aventuras, Novela

DESDE Montana a Nevada, pasando por Oregón, el nombre de «El Yacaré» era pronunciado con respetuoso temor. Se contaban de él cosas asombrosas, afirmando que tan pronto estaba en un sitio como a veinte leguas; que era invisible e invulnerable, y otras exageraciones por el estilo. Pero dentro de todo esto, la verdad era que los sin ley le temían y evitaban su proximidad. 
¡Era el terror de la pradera! 
Desde que hiciera su aparición, comenzaron a disminuir los robos, y las pequeñas bandas de forajidos que merodeaban por los alrededores de Humboldt y de Salem habían emigrado.


El Yacaré 3. La sombra del cuatrero, de F. Mediante

Aventuras, Novela

EL asunto es endiabladamente oscuro —dijo Douglas, el capataz del rancho “Amapola”— y merece que le dediques toda tu atención. Conozco algunos detalles que me han sido facilitados en Loma Alta, y creo que es más grave de lo que parece. 
—¿Qué dice la prensa? —preguntó Rolando Dorrego, dueño del rancho. 
—Y a sabes lo que son estos periódicos rurales; se agarran a un clavo ardiendo. Cuando no tienen noticias que poner, las inventan. 
—Pero en este caso…


El Yacaré 4. Gansters en el oeste, de F. Mediante

Aventuras, Novela

EN la desembocadura del río Columbia fondeó el vapor “Vaeteig”, procedente de Mozambique. 
Entre los pasajeros venía Walter Handers. 
Este hombre, de unos cincuenta y cinco años de edad, regresaba a su patria después de permanecer en el África durante mucho tiempo. 
Al bajar a tierra cargado con su maleta y un pequeño saco de viaje, se le acercó un mozo de cuerda ofreciéndose para llevarle el equipaje. 
—Gracias —contestó el viajero—; pero bien puedo yo con todo.


El Yacaré 5. La novia del Yacaré, de F. Mediante

Aventuras, Novela

LA taberna de Sam Garfield, situada a la orilla del río Oregón, era el refugio de todos los parásitos del valle. 
Cuatreros y tahúres acudían allí con la seguridad de no ser molestados. 
Moot Sprigs, más que un pueblo, era una reunión de chozas de mala muerte, verdadero foco de inmundicias, moral y materialmente hablando. 
Y es que Moot Sprigs, por la topografía del terreno, resultaba un lugar poco apetecible. 
Entre dos grandes masas rocosas se aplastan los chozos de una veintena de hombres, algunos de los cuáles han creado un hogar. Vense a las mujeres, morenuchas y despeinadas, lavando sus ropas, buscando frutas silvestres o reuniendo montoncitos de leña que luego llevarán a las cabañas en lotes amarrados con una cuerda.


El Yacaré 6. Esclavos del oro, de F. Mediante

Aventuras, Novela

PAT Parker continuaba siendo, a pesar de su dinero, lo que había sido siempre: un hombre zafio, brusco y un gran indiferente ante las desdichas humanas. 
Era este nuevo rico, de corta estatura, ancho de hombros y de unos cuarenta años. 
Nadie supo jamás de qué medios se valió para conquistar a Dorit Scodes, viuda del banquero John Nette; la verdad del caso fue que se casaron, y de la noche a la mañana, Pat Parker se encontró al frente de una casa que manejaba muchos miles de dólares.


El Yacaré 7. La ciudad de los cuatreros, de F. Mediante

Aventuras, Novela

NUESTRO amigo «El Yacaré» era un enemigo de la holganza. Le gustaba la actividad, la emoción del peligro… 
Desde que se propusiera buscar a los forajidos que fueron causa de la muerte de sus padres y hermana, no cesó de correr a través del desierto, persiguiendo delincuentes y ajustando cuentas muy estrechas con aquellos que se colocaban al margen de la Ley, porque, además, Rolando Dorrego pertenecía al servicio secreto de la policía departamental, toda vez que el gobernador del territorio le había dado una estrella de sheriff inspector, con amplias atribuciones.


El Yacaré 8. El jinete relámpago, de F. Mediante

Aventuras, Novela

Através del arenal salpicado de plantas bravas y con las desigualdades de unas colinas que parecen montones de pimienta por el gris colorido que le presta el rojo sol, avanza un jinete a todo galope. 
Monta un caballo zaino, brioso y corredor, cuyos cascos apenas se asientan en el suelo. 
El jinete, con las riendas sueltas sobre el cuello de su corcel, gira de vez en cuando en la silla para disparar sus dos revólveres sobre media docena de individuos que le persiguen. Éstos son «ratas de la pradera», y aunque montan buenos caballos, ninguno puede compararse con el maravilloso zaino del fugitivo. 
Es un caballo de ardiente raza, delgados remos y perfilada cabeza. Todos sus movimientos denotan al animal de sangre indómita capaz de correr incansable durante todo el día.


El Yacaré 9. La banda de los halcones, de F. Mediante

Aventuras, Novela

CLIFF Rawson se creía a veces un miserable átomo en un mundo perdido en las inmensidades del vacío, y por más que pensaba y pensaba, no podía comprender la razón de su pensamiento; pero a medida que iba dándole vueltas al asunto en su cansada mollera, llegaba a la conclusión de que ni el tiempo, ni las cosas, ni los hombres, tenían ningún valor para él.


El Yacaré 10. El llano de los perdidos, de F. Mediante

Aventuras, Novela

CON motivo de haber baile aquella noche, el salón de «El Cuervo Azul» estaba atestado de gente. 
Pero eran pocas las parejas que bailaban, porque la casa sólo tenía seis muchachas contratadas para esos menesteres; claro está que cuando no había baile, oficiaban de camareras, y de vez en cuando alguna de ellas subía al pequeño tablado a destrozar los oídos de los concurrentes con una tonadilla con acompañamiento de acordeón; pero las muchachas tenían otros deberes más importantes que cumplir en «El Cuervo Azul», y eran el de procurar que los clientes las convidasen y hacerles gastar la mayor cantidad posible. De ese gasto, ellas cobraban una pequeña comisión, y la casa era la que se ponía las botas, como vulgarmente se dice, porque en muchas ocasiones las camareras fichaban anís para ellas y bebían agua con un poco de azúcar.


El Yacaré 11. La mascota del rancho, de F. Mediante

Aventuras, Novela

STONE White (Piedras Blancas) era un pueblo dejado de la mano de Dios. 
Estaba situado en unas estribaciones de las rocosas, y toda la resaca de la pradera tenía allí su lugar de reunión. 
En menos de cinco meses habían muerto otros tantos sheriff s. 
Una mañana, los vecinos de Stone White recibieron una inesperada sorpresa. 
A la puerta de “La Mascota del Rancho”, el bar mas concurrido de la población, apareció un cartel que decía: 
“Se vende este negocio por ausencia de su dueño. Tratar en la Estafeta”. 
Todos los comentarios fueron desfavorables para Nicot Rendens, el dueño de “La Mascota”.


El Yacaré 19. Klu-Klux-Klan, de F. Mediante

Aventuras, Novela

SPIDER City era en 1906 un poblado compuesto por una docena de casas, y la mayor de todas, el café de Black Morgan, más conocido por la «Taberna del Marcado», porque Morgan, antiguo filibustero, tenía todo el pecho tatuado. 
A unos doscientos metros de la aldea, porque no era otra cosa Spider City, se hallaba la casa de don Olimpo, un hombre recto y cabal, según la opinión ajena, que siempre suele ser la mejor opinión. 
La casa de don Olimpo destacaba su vetusta silueta entre los cedros de la loma. Era un edificio de la época colonial, construido de piedra, y que en un día ya lejano sirvió para alojar aguerridas huestes.


El Yacaré 30. El lobo de Nevada, de F. Mediante

Aventuras, Novela

AL oeste del Gran Lago Salado se levantan como bastiones infranqueables las montañas de Shyrqus, al fondo de las cuales se extiende verdoso y florido el Valle del Desengaño. Por el centro de este valle se extiende como cintajo interminable la carretera a Barry Bill, población poco importante, pero muy frecuentada por mineros y cazadores. 
Más al Norte, en la misma línea fronteriza, está Swamp City, pueblo ganadero que en 1907 gozaba de merecida fama de inhabitable por sus tres garitos y cuatro tabernas, a cuál de peor reputación. Parecía mentira que los siete establecimientos pudiesen subsistir y, sin embargo, no solo continuaban subsistiendo, sino que medraban a ojos vistas.


El Yacaré 33. Lanzas en el valle, de F. Mediante

Aventuras, Novela

EN los primeros días de agosto del año 1907 desbordaron las Montañas Rocosas los indios mohicanos, mandado por «Pluma Roja», el más sanguinario de los de su raza. 
Descendía esta tribu de los fanáticos algonquinos que durante muchos años hicieron la guerra a los iroqueses. 
Bosques de lanzas llenaron los valles y el grito de guerra enronqueció millares de gargantas. 
Los mohicanos sentían un odio feroz contra el invasor. Los alambrados de la civilización iban comiendo sus terrenos de caza, y los nativos se veían apretujados contra el inhóspito arenal, carentes de recursos durante los inviernos y con la desesperación más negra en sus corazones.


El Yacaré 35. La senda de los valientes, de F. Mediante

Aventuras, Novela

AUN había polvo en la calle, a pesar de las últimas lluvias. 
Las hojas de los árboles amarilleaban. 
El sol seguía siendo consecuente, y calentaba de firme, bronceando más a los hombres y haciendo perder su color primitivo a las maderas mal pintadas da las casas rurales con sus veredas de tablazón y barandales de cedro.


El Yacaré 36. Cuando el destino ordena, de F. Mediante

Aventuras, Novela

QUE Barry Roland era un bandido de siete suelas lo sabía todo el mundo, y que era capaz de matar a un hombre por un cigarrillo, también; y es Que Barry Roland, perseguido por todas las autoridades de Nevada, Oregón y Montana, había cometido numerosos delitos. Su cabeza estaba pregonada y ofrecían por ella hasta cinco mil dólares: una bonita suma, por cierto. Pero Barry Roland, redomado pillo, tan astuto como escurridizo, tenía la envidiable cualidad de no estarse quieto, y tan pronto se hallaba en Idaho como en Montana. Debido a esto, las pesquisas para capturarle no daban resultado, y los pobres « sheriff s» se volvían locos buscándole por todas partes.


El Yacaré 37. Cautivos del delito, de F. Mediante

Aventuras, Novela

JIM Stewe golpeó fuertemente la reja del calabozo, llamando al « sheriff », pero este no le hizo caso alguno y continuó bebiendo y charlando con su comisario Charles Letter. Estaba acostumbrado a las exigencias de los presos, que todo el santo día se lo pasaban pidiendo algo. 
—Déjalo que chille, ya se cansará —dijo con desgana—; no estoy para ser niñera de ningún pillo redomado. 
—¡A ver, « sheriff »! —gritó Jim, sacudiendo la reja del encierro—; Sáqueme de aquí. Yo no hice nada. Como no venga pronto, prendo fuego al calabozo.


El Yacaré 38. El pantano del diablo, de F. Mediante

Aventuras, Novela

RASKAY Lake es un lugar lleno de leyendas y muchas veces regado con la sangre de feroces aventureros. 
Está situado al sur de Montana, entre grandes desfiladeros. Sitio agreste y selvático, continuamente frecuentado por caravanas que comercian en las fronteras. 
Raskay Lake tiene mala fama, debido a que en sus inmediaciones vive Grand Roberson, dueño del rancho «Dos Ceros». 
Las gentes de este rancho no se tratan ni alternan con nadie, y si se encuentran con los vaqueros de otro rancho cualquiera, salen a relucir los revólveres enseguida.


El Yacaré 39. Cachorro de hombre, de F. Mediante

Aventuras, Novela

El rancho «Amapola», de Rolando Dorrego, atravesaba por una situación llena de prosperidad y de calma. La venta de hacienda había proporcionado buenos ingresos y las reses de invernada iban engordando muy bien en los campos de pastoreo. El año se presentaba magnífico. Tanto el capataz como los vaqueros estaban muy contentos, porque disfrutaban de buenos sueldos y el trabajo no era matador.