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Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 47. Más pesado que el plomo, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

AQUEL edificio de regulares dimensiones en realidad sólo era un barracón de sólida madera con un amplio porche corrido y una tejavana que resguardaba del sol y de la lluvia. El porche no podía estar mejor aprovechado: en su parte central se abría un vano de puerta en cuyo fondo se hallaba instalada la pequeña estación telegráfica del poblado; al interior, un mostrador corrido de pared a pared cortaba el paso de los clientes y, a un lado, descansaba sobre una mesita el pequeño aparato que ponía en comunicación el poblado con todo Texas y, si era necesario, con el resto de los estados.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 60. Sabotaje en la sombra, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

EL Refugio, la cantina que se erguía a más de una milla del poblado, a un lado de la senda rocosa, se hallaba aquella noche de un terrible mes de enero muy animada. Por las ventanas del piso superior salían los reflejos anaranjados de las lámparas de petróleo encendidas para iluminar el gran comedor y el reflejo, al abarcar la parte externa, ponía tonos anaranjados en la blancura de la nieve, sobre todo en los lugares no pisoteados por los cascos de los caballos.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 65. Un espíritu burlón, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

CON un vaso de aguardiente delante de él sobre el tablero de la mesa y la pipa entre los dientes, Hirian Wallon parecía meditar, mientras una semisonrisa irónica florecía en sus labios. Hirian era un muchacho ya frisando en los veintisiete años, de excelente estatura, de esqueleto bien conformado y de movimientos flexibles y elegantes. Moreno de tez, con ojos negros y grandes en los que brillaban chispitas doradas que parecían prestar sonrisa a sus pupilas y de pelo negro y algo rizado, constituía un tipo de hombre bastante atrayente.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 68. Arenas movedizas, de W. Martyn

Aventuras, Novela

GATHIE Basney miró inquieta hacia la senda que descendía hacia la amplia cabaña, que a modo de rancho se erguía en aquella parte acotada por su padre algunos años atrás, para establecer su pequeña hacienda y convertirse un día en un respetado y hacendado ganadero. Las cosas habían marchado regularmente los primeros años.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 69. Cargamento del diablo, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

LA llegada de un emisario procedente de Forth Stephens a su inmediato puesto en Forth Elder, situado a más de doscientas millas del primero, no iba a ser muy grato para algunos de los caravaneros y marchantes recién llegados a este último fuerte. El emisario era portador de órdenes concretas relacionadas con algunos de ellos y las órdenes que portaba amenazaban con ser el prólogo trágico de una violenta odisea, en la que la muerte debía jugar un importante papel.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 72. Pena de muerte al traidor, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

ALBOREABA el año 1861. Las calles de Nueva Orleáns, la bella e industriosa ciudad de Luisiana, junto al caudaloso Mississippi, se hallaba poseída del más agudo nerviosismo. Por sus calles amplias, soleadas por el sol de marzo, salpicadas de bellos y arrogantes edificios, circulaba una multitud enfebrecida, en la que el elemento femenino daba colorido al ambiente, en una amplia y excitada representación. Eran los días tremantes en los que los estados del Sur, sin entenderse con el gobierno federal en el arduo problema de los esclavos negros, se hallaban dispuestos a lanzarse a la peligrosa aventura de una guerra civil, solamente para defender aquel inhumano fuero de la esclavitud, tan arraigado en el espíritu altivo de la nobleza—nobleza en dinero y plantaciones—de los estados sureños.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 77. Un buen servicio, de W. Martyn

Aventuras, Novela

LA noche era oscura y dominada por un poco de niebla húmeda y fría, que medio borraba los trazos del pequeño andén de la estación de Picacho, un pueblo de poca importancia de la línea que iba de Maricopa a Tucson. La estación era larga, achatada, renegrecida por el agua y los vientos, de paredes de adobe, con una marquesina de obra de fábrica que sobresalía un par de yardas sobre el concreto del andén.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 78. Veneno en el corazón, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

EL herido respiraba con dificultad y se quejaba débilmente, tratando de arrancar de su pecho la venda que el médico le había colocado dos horas antes, después de una dolorosa labor para extraerle la bala que le había quedado clavada en el pecho. La angustia y el escozor que sentía en la herida le producían tal sensación de angustia que parecía que nadie podría contenerle. Se retorcía en el duro lecho, en tanto Martha, su madre, con paciencia infinita, apelando a sus fuerzas y sus recursos amorosos, trataba de hacerle comprender que si quería salvar su vida debía ser fuerte, aguantar el dolor y no realizar aquellos esfuerzos que volverían a abrir la herida trágicamente.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 84. La tumba de oro, de M. de Silva

Aventuras, Novela

A LAS cinco de la tarde llegó Ray Corway a la populosa ciudad de Glassville, centro minero en el estado de Virginia. Diez horas a caballo desde Richmond, dos botellas de gin, media libra de pan y un tarugo de queso maloliente pero sabroso. Esto era todo lo que había entrado en el maltratado estómago de Ray en dos días.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 89. Tahúr y caballero, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

SOBRE uno de los extremos más salientes de la mesa de bacarrat yacía, inclinado de bruces, el cuerpo de Carl, el tahúr. Había recibido dos balazos en el corazón, y su agresor, el temible Guy Cannon, permanecía en pie frente al caído cuerpo, en la parte contraria de la mesa, empuñando el aún humeante revólver. Un silencio de muerte, muerte verdadera, se había impuesto entre los muchos puntos que rodeaban la mesa, ante la veloz agresividad de Guy disparando sobre Carl, cuando éste pretendía estirar el brazo con la raqueta para arrastrar la postura de Guy.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 95. La ruta infernal, de W. Martyn

Aventuras, Novela

LA torada se extendía por la llana pradera a menos de dos millas de la bulliciosa ciudad de San Antonio. Empezaba la primavera y desde que se abriera la ruta del ganado a través de las llanuras centrales de Texas, camino de Dodge City, día a día, estaban afluyendo hatajos, cuyos dueños atraídos por el buen negocio que significaba el poblado, consumidor, no vacilaban en lanzar sus reses a través del Estado, sobre todo de la parte Sur y correr los avatares de unos cuantos meses de conducción áspera, dramática y a veces muy incierta, para colocar sus grandes rebaños inactivos e improductivos en los pastos estrechos de cada rancho.


Bolsilibros - Biblioteca X 2ª época (Ed. Cies) 99. De hombre a hombre, de W. Martyn

Aventuras, Novela

FRANK Bishop dejó la pluma sobre la cuartilla en la que escribía con mano nerviosa y echó una mirada distraída a través del ventanal de su despacho. El día era suave, algo cálido y luminoso. La alegría del sol se reflejaba en la fachada del rancho y sin saber por qué, Frank pensó en los tiestos, ya en flor, que su hija Rosie cuidaba con esmero y alineaba sobre soportes de hierro en la veranda del saledizo balcón del piso superior.


Bolsilibros - Biblioteca X 62. Dinamita en el rancho, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Benise era una muchacha de estatura media, firmemente configurada de cuerpo; su cabeza altiva y erguida denunciaba la energía y tesón de su linda propietaria y en muchas millas a la redonda, no sólo era conocida y admirada por su porte y sangre mezclada con pólvora, sino que muchos se hubiesen sentido muy dichosos si ella, menos esquiva, les hubiese admitido como pretendientes a su corazón. Era morena, de un moreno claro muy sugestivo. Sus ojos eran grises, burlones y reidores y sus labios, finos, carnosos y bien dibujados, se plegaban de continuo en una sonrisa irónica, que era como el espejo claro de su alma y su espíritu.


Bolsilibros - Biblioteca X 92. Fuerte perdido, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

En el rostro moreno y enérgico de Hume, no se reflejaba la más leve sensación que acusase lo que las palabras del coronel le producían. Era el tipo clásico del militar frío y recto, para el que las órdenes eran simplemente órdenes sin que en nada influyesen en sus sentimientos personales. Él no tenía criterio. Era un militar supeditado al mando y la responsabilidad de los mandatos recibidos, si eran cumplidos al pie de la letra, incumbían por entero a la superioridad. El coronel mostraba extendido sobre su mesa un gran plano de Dakota, sobre el que iba subrayando con la punta de su lápiz los lugares que indicaba. Aunque el plano lo viese Hume del revés, lo conocía tan bien, que a ojos cerrados hubiese marcado todos los lugares estratégicos del mismo.


Bolsilibros - Big Ben 1. Un marshall en San francisco, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Los invitados se esparcían por los salones de la residencia oficial. Y se iban agrupando por afinidad anímica o por amistad. A la hora de extender invitaciones, el gobernador había delegado en el secretario para este cometido. Encareciendo, eso sí, que no se hicieran distinciones de tipo político, ya que la fiesta que conmemoraban, motivo de la invitación, afectaba por igual a todos.


Bolsilibros - Big Ben 2. Solo un mes más, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Era muy difícil encontrar hospedaje en San Francisco ni siquiera por unas horas. Todo estaba ocupado desde días antes. Era un azar presentarse en la ciudad en esas fechas sin tener la seguridad de contar con habitación por modesta que fuere. Los barcos atracados en los muelles hacían un buen negocio alquilando literas, aunque los que llegaban con monturas no eran partidarios de dejar éstas en los establos. Preferían estar cerca de sus caballos.


Bolsilibros - Big Ben 3. Plomo en Monterrey, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Los curiosos estaban en la estación, miraron a los dos jóvenes con la mayor indiferencia, pero la estatura de Big Ben les llamó la atención. Sin embargo, a esa fugaz atención siguió la misma indiferencia. Ben fue hasta el coche de ganado y a los pocos minutos, tenía el caballo a su lado, acariciándolo con golpecitos en el cuello. La muchacha que le había acompañado en el tren, estaba junto a unas maletas en el centro del andén.


Bolsilibros - Big Ben 4. Llamada angustiosa, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Pocos minutos más tarde, era recogida del suelo y llevada a su habitación, llamando a un doctor. Tenía el rostro completamente desconocido. Los testigos de sus palabras, sin contenerse ante la crueldad de lo que decía, le dieron una paliza tremenda. Y Hobert al querer defender a su madre, fue golpeado también.


Bolsilibros - Big Ben 5. Asalto al tren, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

El doctor estaba reconociendo al herido. Cerca de él estaban el capataz del rancho y Ava, la hermana de Big-Ben, propietarios ambos del mismo. Ninguno de los dos decía una sola palabra. Observaban en silencio las manipulaciones que hacía el médico.


Bolsilibros - Big Ben 6. Discutan las pistolas, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Un grupo de elegantes les rodeó y todos salieron juntos. A menos de cien yardas estaba el hotel «Bristol». Edificio recién construido en el centro de la ciudad, que a la vez era hotel propiamente dicho y saloon en su planta baja. Había una concurrencia excepcional a esa hora.