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Bolsilibros - Big Ben 6. Discutan las pistolas, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Un grupo de elegantes les rodeó y todos salieron juntos. A menos de cien yardas estaba el hotel «Bristol». Edificio recién construido en el centro de la ciudad, que a la vez era hotel propiamente dicho y saloon en su planta baja. Había una concurrencia excepcional a esa hora.


Bolsilibros - Big Ben 7. Pago negado, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Big Ben, silencioso y mirando por la ventanilla, trató de adormilarse. De vez en cuando miraba indiferente al resto de viajeros. El se sabía contemplado con interés. Pero ni le hablaron ni habló. Sin embargo, dos de esos viajeros hablaban entre ellos y lo que decían le llamó la atención considerablemente.


Bolsilibros - Big Ben 8. Error fatal, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Stewart Garfield, propietario del hotel-saloon, estaba apoyado en el quicio de la puerta de su local, contemplando a los que iban acudiendo a la iglesia que, como paradoja, estaba al otro lado de la plaza y frente por frente. Junto a Stewart estaba Letta, la animadora del saloon y a la que todos en la población estimaban de veras. Incluso las esposas de los clientes solían saludar a Letta con agrado.


Bolsilibros - Big Ben 9. ¡Merece la cuerda!, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

En una de las mansiones más elegantes de San Francisco, junto a la costa, se celebraba una fiesta que el dueño de la casa ofrecía a sus amistades. Había estado una temporada ausente de San Francisco y, a su regreso, los acontecimientos de que fue informado le aconsejaron invitar a sus íntimos. Todos ellos, personas respetables y respetadas en la ciudad, bautizada como la «Puerta de Oro».


Bolsilibros - Big Ben 10. Filosofía de plomo, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Hacían una magnífica pareja, ya que ella tenía una estatura un tanto elevada en demasía para mujer, aunque estuviera perfectamente armonizada. A pesar de su indudable belleza y de poseer una fortuna de mucha importancia, su estatura acomplejada a los posibles pretendientes. Pero al lado de Big Ben no parecía tan alta.


Bolsilibros - Big Ben 11. Matanza inesperada, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Habló el gobernador durante bastante tiempo. Y Ben se convenció de que la situación era más seria y grave de lo que Chester imaginaba y había averiguado. Era un vasto complot, perfectamente organizado y dirigido. Dixon era, en realidad, una especie de cabeza de turco. La verdadera dirección estaba en manos del senador Suess. Y del granuja del abogado Meyer. Estaba el gobernador mucho mejor informado que el periodista.


Bolsilibros - Big Ben 12. Fiebre de plomo, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

La joven que había caído sobre Big Ben estaba muy colorada. Los dos terminaron por echarse a reír. Era lo primero que ambos hablaron desde que montaron en la diligencia.


Bolsilibros - Big Ben 13. Ambición fatal, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Benjamín Barton estaba asombrado de lo que veía. Había visto por fuera aquella enorme casona y oyó hablar mucho de su dueño. Pero nunca había tenido oportunidad de entrar. Mientras se presentaba el propietario, recorría Big Ben los objetos y libros que había en el salón en el que le dijeron esperara.


Bolsilibros - Big Ben 14. Invitación complicada, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Ellery admiró lo que veía. Con ello halagaba a Lydia, que sonreía complacida. Ellery se aseó para acudir al comedor, donde demostró que era hombre de buen apetito. También elogió la comida y por haber sido cocinada por Lydia, su gratitud aumentó.


Bolsilibros - Big Ben 15. Mañana habrá otro entierro, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Para algunos consejeros era una solución admirable, que les evitaba el crédito bancario que habían solicitado. Pero no esperaban se hiciera con esa rapidez. Uno de los consejeros dijo que eso era dar palos de ciego y que podría resultar un desastre si al hacer el proyecto, se habían parcelado y vendido, tierras que no podrían expropiar.


Bolsilibros - Big Ben 16. Venganza sorprendente, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Y la mujer marchó del establo. Joe siguió preparando el pienso de las caballerías que tenía allí. Movía la cabeza, preocupado. Betty, la esposa, llegó a la casa, que estaba cerca.


Bolsilibros - Big Ben 17. El caso MacMasters, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Nunca como en aquella ocasión las personas se expresaron con arreglo a sus sentimientos de simpatía o rencor. Y pocas veces se había dado tanta pasión desbordada. El vehículo catalizador de estas encontradas actitudes era un hombre popular en San Antonio de Texas. El capitán de los rurales McMasters.


Bolsilibros - Big Ben 18. Cazador de recompensas, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Antes de llegar a la puerta, detuvo a la empleada que les atendió y le pagó el gasto. Iba como el niño que teme llegar a casa después de una travesura. No le agradaba la actitud de los dos amigos. Y, sin embargo, la justificaba. Se detuvo al intentar cruzar la calle, para dejar paso a la caravana anunciadora de un circo.


Bolsilibros - Big Ben 19. Marshal U.S.A. de Nevada, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

La casa del senador Taylor, en Carson City, fue muy visitada al conocerse la noticia, que publicó el periódico de la localidad, de la muerte del senador en California, donde llevaba dos años muy enfermo, recluido en el hospital de Sacramento, atendido por el entonces considerado mejor especialista de la Unión en enfermedades cardíacas. La hija recibía las visitas que iban a testimoniar su sentimiento por la muerte de uno de los hombres que más habían trabajado en beneficio del Estado.


Bolsilibros - Big Ben 20. El hombre de Cheyenne, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

El que gritaba iba corriendo al lado del vagón en que viajaba Big Ben. Ben saludó con la mano desde la ventanilla. Y cuando el tren se detuvo, Ben entregó su maleta por la ventanilla. Esperó a que le correspondiera bajar, porque el pasillo se hallaba completamente lleno.


Bolsilibros - Big Ben 21. A tanto la bala, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Un muchacho algo más joven que los dos llegó sonriendo. Pero también de una buena talla, ya que estaba en los seis pies. Como se trataba de un restaurante un poco mixto, ya que tenía mostrador para los amantes a la bebida, los tres se pusieron ante el mismo y pidieron de beber.


Bolsilibros - Big Ben 22. Descubrimiento casual, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Las calles engalanadas indicaban que en el pueblo había fiesta o se conmemoraba algún hecho extraordinario. Los animales también estaban enjaezados con adornos no usuales. Los jinetes y vaqueros vestían con elegancia festiva. En los locales que se hallaban en la misma calle también había competencia en la ornamentación.


Bolsilibros - Big Ben 23. Una línea de transportes, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Cuando llegaron a Nevada City, Ben miraba curioso e intrigado. Donde estuvo siempre la Posta, encontró varias edificaciones de madera anexas a la misma. La cantina o saloon, como decía la muestra, seguía en el mismo lugar. El edificio hacía esquina. Lo que le sorprendió fue leer junto a lo de saloon, la palabra «hotel».


Bolsilibros - Big Ben 24. El caballo asesino, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Hacía bastante calor y la protección de los árboles que daban escolta al camino era de agradecer. Como no tenía prisa alguna, no obligaba a su montura. El mismo camino se convirtió en calla y ésta desembocó en una plaza. Era bastante amplia y en ella vio la oficina de alguacil y prisión. En la puerta inmediata se leía la muestra de Juzgado.


Bolsilibros - Big Ben 25. Tras la misma pista, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Era día de descanso en la cantera. Trabajadores y carreteros bebían y conversaban. El saloon que la compañía propietaria de las minas o canteras había alquilado a Ida Ludowing, estaba lleno de clientes. El barman que tenía para atender las peticiones de bebidas iba anotando lo que cada uno solicitaba. Y así, con arreglo a esa relación, pagaban al cobrar la quincena. El día era caluroso en extremo. Por eso se refugiaban en el local.